New York, Enero 14, 2017.-Hace unos días el gobierno de
Barack Obama puso fin a la política de “pies secos-pies mojados”. Con gran
dolor contemplé la alegría de muchos latinos por lo sucedido. Se alegraban
porque ya los cubanos no gozarían más de los beneficios que, según ellos, les
hacía sentir superiores al resto de los latinoamericanos. Pero ¿será verdad
eso?; ¿Será verdad que la mayoría de los cubanos miramos al resto de los latinoamericanos
como inferiores a nosotros? Creo que se ha exagerado el tema.
No dudo que algunos cubanos sean orgullosos, racistas, pesados,
creídos, prepotentes, soberbios, etc. Esos son algunos de los calificativos que
en las redes se les da a los cubanos. No dudo que haya razones de peso para
ello, a lo mejor algunos cubanos con sus malas acciones se han ganado esos
calificativos. Pero decir que todo un pueblo es así, meter a todos los cubanos
en el mismo saco, medir con la misma vara, odiar y desear el mal para todos los
cubanos, es algo bochornoso y miserable.
Algunos dicen que eso pasó porque los cubanos de la
Florida votaron por Donald Trump, pero ese es un pensamiento malévolo. Los
cubanos que votaron por Trump no lo hicieron para apoyar una deportación masiva
de latinos indocumentados, otras razones de mucho peso estuvieron en juego. Los
cubanos que votaron por Trump lo hicieron, en su mayoría, por lo mismo que
muchos otros. Las personas piadosas, amantes de la Biblia, apegadas a la
Palabra de Dios, se cansaron del favoritismo que la campaña de Hillary Clinton
protagonizó hacia los movimientos que minaban los fundamentos espirituales de
esta gran nación.
Hillary se quiso congraciar con los Gay y todo el
movimiento LGTB y el movimiento abortista, ella pensó
que era un grupo poderoso e influyente el cual le garantizaría la victoria.
Pero, ignoró el poder de la iglesia. Ella
expresó: «Los códigos culturales
profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales
han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para
redefinir los dogmas religiosos tradicionales».
A mi parecer ella tenía en el bolsillo la presidencia
pues Trump había cometido muchos errores como novato político y persona
temperamental que es. Pero Hillary se puso del lado equivocado y Dios no la
perdonó.
Al final de la campaña, mientras Trump humildemente pedía
oración a los ministros de Dios y las iglesias; Hillary hablaba de redefinir
los dogmas religiosos tradicionales. Yo creo que la lección sirva para todos en
Estados Unidos, la iglesia aún sigue viva y es una fuerza muy poderosa con la que no se puede jugar.
Bendiciones
*Apóstol
José Guillermo de la Rosa Solórzano.
Fundador de la Iglesia "Jesucristo Vive Hoy" en Las Tunas,
Cuba. Doctor en Ministerio Cristiano. Predicador y Conferencista Internacional.
Actualmente pastorea junto a su esposa en Staten Island, New York.
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Publicado por Blogger para Religión en Revolución el 1/18/2017 04:28:00 p. m.
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