Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana, septiembre del 2011, (PD) imorejon@yahoo.es
Dice Dios en su Palabra:
No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio. Salmo 115:17
Este versículo muy a menudo es transformado en un supuesto criterio sobre la muerte en el AT (Antiguo Testamento).
La vida para los hombres es muy limitada y demasiado pronto el silencio perpetuo se enseñoreará de estos.
Dios no actúa si no en el silencio.
El silencio es una realidad difícil de asimilar hoy, porque habitualmente conjeturamos que el silencio significa ausencia pero Dios no actúa si no en el silencio.
Es necesario intentar entablar cierta amistad con el silencio para poderlo comprender. Dios se pasea en el silbo apacible del silencio.
Se necesita tiempo y fe para comprender que el silencio es, en realidad, el sonido de su presencia. Hay que estar en silencio el tiempo suficiente para oírle en el corazón.
Es bueno hablar, pero mejor es callarse. (Lafontaine)
En ocasión de la gala convocada por el Instituto Cubano de Amistad por los Pueblos (ICAP), el Comité Internacional de Solidaridad por la Libertad de los Cinco y La Sociedad Cultural José Martí, Ricardo Alarcón de Quesada, miembro del Buró Político y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular recordó que a lo largo de estos años a los Cinco le ha sido impuesto un trato cruel “el cual ha llegado al extremo de la inhumanidad”.
En este sentido, denunció “el silencio total que impone la tiranía mediática para apagar la solidaridad que ellos merecen y ocultar la gran verdad. De ahí que derribar este muro de silencio, es hoy lo más importante”.
Sería magnífico que se defienda el derecho a no silenciar ninguna verdad, pero no solo la de los “Cinco”, por parte del Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
Acaso el Sr. Alarcón se ha preguntado si la mayoría de los cubanos pueden:
¿Expresar opiniones distintas a las del gobierno?
¿Compartir con otros sus opiniones sobre política?
¿Elegir entre muchos canales de TV o estaciones de radio según sea la de su preferencia?
¿Manifestar sus ideas soberanamente?
¿Comunicarse libremente con periodistas extranjeros?
¿Poseer legalmente una cuenta de internet?
Entonces: ¿derribar el muro de silencio alrededor de los “Cinco”, puede ser más importante que el de toda una nación que clama desde el fondo del silencio desde hace más de medio siglo por su derecho a poderse pronunciar con libertad?
Si el Sr. Alarcón de Quesada no puede hablar por todos y para el bien de todos, lo mejor sería que se calle.
Según la Biblia hay claramente dos acepciones cuando se utiliza la palabra silencio: la primera es en reverencia hacia Dios y la otra es de muerte, cuando es sumergido alguien en el silencio.