La advertencia
Dios nos indica en su Palabra sobre las consecuencias
del pecado y la falta de arrepentimiento para que nadie perezca.
Él anhela que podamos disfrutar una vida eterna y
llena de gozo en Su presencia. (Juan 3:16), pero si no:
“Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles
para separar a los malos de los buenos,
y echarán a los malos en el horno de fuego. Entonces
vendrán el llanto y la desesperación."
-Advierte
Jesucristo. (Mateo 13:39-50).
Hay que predicarles a los malvados
“Puede darse el
caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si
tú no le hablas a ese malvado y le adviertes que deje su mala conducta para que
pueda seguir viviendo, él morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas
de su muerte.
Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no deja su
maldad ni su mala conducta, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida”. - Dice el Señor
(Ezequiel 3:18)
En nuestra realidad
En la cúpula del gobierno cubano casi en su totalidad
les ha ido aparentemente bien y para las nuevas generaciones adoctrinadas por ellos, son un ejemplo digno
de imitar porque han alcanzado poder y gloria.
Pero ese lugar preponderante
alcanzado ha sido a precio de haber derramado sangre, dolor y pobreza para el pueblo,
mientras ellos han vivido toda una vida colmada de derroches.
Pero
esta corriente filosófica difiere completamente con lo que dicen las Sagradas
Escrituras:
“Muchos
de los que duermen en la tumba,
despertarán: unos para vivir eternamente,
y otros para la vergüenza y el horror eterno”.
(Daniel 12:2)
El inferno
La
existencia real del infierno es indiscutiblemente enseñada en las Escrituras
como un lugar para el pecador ya muerto como una condición de pago para el no
redimido del pecado.
Es el sitio
donde el gusano no muere (Marcos 9:47-48), preparado para el diablo y sus
ángeles, donde son el llanto y el crujir de dientes e imperan las tinieblas y
el silencio de la ausencia de Dios (Mateo 13:49-50)
También se lo compara
a un abismo y a una prisión donde hay aflicción y tormento y se excluye la
presencia de Dios.
El fuego del
infierno es la retribución del pecado y el castigo por rechazar voluntariamente
la gracia de Dios, ya allí no es posible el arrepentimiento y no hay esperanza
posible.
Auto condenación
“¿Qué parará si yo muero? Su pregunta me pone en
el centro de los esfuerzos que (…) ha realizado un país entero. Si todos estos
esfuerzos se caen, me deben enviar al infierno, porque es el lugar que más o menos
merece una persona que ha sido divagante y tan incompetente para creer que el
trabajo social y revolucionario pueda ser realizado a base de sus esfuerzos
personales”. (Entrevista al Presidente Fidel Castro Ruz en TV
Bandeirantes. Brasil 15 de marzo de 1990)