viernes, 18 de mayo de 2012

LA LEALTAD PROSTITUÍDA













Por Pr Manuel Morejón Soler El Vedado, La Habana.

Jaime Ortega de 28 años de edad, en 1966 ya era sacerdote de la iglesia de La Inmaculada Concepción de Cárdenas, había sido ordenado el 2 de Agosto de 1964. Un buen día a Jaime lo fueron a buscar en un jeep a la parroquia y se lo llevaron para la UMAP.

(Recuerda Juan Villar, amigo de la infancia de Jaime Ortega):

"En la primera visita que tuvimos en la UMAP a los tres meses, los padres de Jaime Ortega lo fueron a ver. Al regresar Ellos a su casa al padre le dio su primer ataque al corazón. Fue el primero, porque cuando salimos de la UMAP en junio del 68, a los pocos días su padre falleció por un ataque masivo. Ya, en la primera visita, su padre había sufrido mucho"

La lealtad prostituida siempre es sospechosa y de poca duración.

Estas son literalmente las palabras del cardenal Jaime Ortega Alamino en conferencia de prensa en la Universidad de Harvard al referirse sobre un grupo de disidentes del Partido Republicano Cubano, liderados por el arquitecto Vladimir Calderón Frías, que se encontraban plantados en la iglesia de La Caridad en el municipio capitalino de Centro Habana, antes de la llegada de SS Benedicto XVI:

“Todos eran antiguos delincuentes, sin nivel cultural, grupo con trastornos psicológicos”

Quien habla todo lo que le gusta, ha de escuchar todo lo que no le gusta.

No se hizo esperar la reacción de la Sociedad Civil contraria a la declaración pública del cardenal: Berta Soler (líder de Las Damas de Blanco), Primavera Digital, El Partido Republicano Cubano (PRC) y La Alianza Cristiana entre otros más, se pronunciaron enérgicamente ante la actitud parcializada de monseñor Alamino que con su acento delicado y empalagoso develó una imagen verde olivo que reveló más que si dijera mil palabras. La discreción en las palabras vale más que toda la elocuencia.

Expresó el Rev. Pedro Maurice

“Nos consideraban una iglesia de mártires y ahora algunos dicen que somos una iglesia de traidores”

imorejon@yahoo.es

EL SILENCIO ES EL ESCUDO DE LOS CULPABLES














Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana.

David determinó guardar su lengua para no pecar, así que decidió no hablar ante los demás y su vida solo empeoró.

“Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.” (Salmo 39:2)

El silencio es el escudo de los culpables.

En Cuba la noticia que no se hace pública a través de los medios oficialistas es como si en ningún tiempo hubiera sucedido y el diario oficialista Granma, “Fiel Lacayo” al Partido Comunista de Cuba (único), jamás ha publicado un artículo o noticia en que se cuestione tan solamente uno de los abundantes errores del Comandante ni tampoco los de la cúpula gobernante, sino que en buen contubernio y servilismo los ha omitido.

Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.

Recientemente salió a la venta del periodista cubano y ciego defensor de la dictadura castrista, Luis Báez, su libro “Amigos que ya no están”, basado en entrevistas realizadas a treinta y una personalidades de las que se citarán algunos fragmentos:

“Germán Pinelli, uno de los artistas más polifacéticos de la televisión cubana, a pesar de sus 85 años, no pudo callar que el periodismo se encuentra estático en Cuba, que todos los medios repiten lo mismo porque la gente tiene miedo a dar una opinión. Por último, no tuvo reparos en confesar que jamás fue comunista y narró, por primera vez, cómo a principio de la Revolución fue maltratado y preso injustamente”.

Otras entrevistas son dignas de mención porque cuentan historias en algunos casos desconocidas. “El general de división Néstor López Cuba, por ejemplo, un militar que demuestra haber vivido enamorado de los tanques de guerra norteamericanos, cuenta cómo en Managua, pueblo cercano a La Habana, no quedó una palma en pie, porque entre él y Fidel Castro se entrenaban tumbándolas a cañonazo limpio y que si dejaron de hacerlo, fue porque Fidel se dio cuenta de que violaba la Constitución: la palma era nuestro árbol nacional”.

“Otro general de división entrevistado, nada menos que Raúl Menéndez Tomassevich, nos hace saber que si estuvo preso en los años cincuenta del siglo pasado, fue por robo y que aun así, en la Prisión de Boniato, él y otros delincuentes se vincularon con los asaltantes del Moncada que en 1953 se encontraban en dicha prisión y que ya en libertad, realizó diversas actividades terroristas, tareas que le sirvieron cuando junto a Antonio Briones Montoto, invadieron Venezuela en 1967”. (Tomado del artículo “Entrevistas en el umbral de la muerte”, de Tania Díaz Castro)

Cuando se agrava el dolor es imposible hacer callar a todos todo el tiempo.

imorejon@yahoo.es









CAPITULO 11 LA VIDA ESPIRITUAL EN EL HOGAR


La familia es la unidad básica de la sociedad, pero en el mundo actual la unidad

de la familia está sufriendo un resquebrajamiento. Hay aquellos que declaran

que la familia, en un sentido tradicional, no puede aguantar las presiones del

siglo XX y que tendrá que cambiar su estructura. Sin embargo, la realidad es

que muy pocas familias están siguiendo las directrices y principios que Dios nos

ha dado. Sin duda alguna, aquella falta contribuye a la gran confusión y ruptura

que la familia moderna está experimentando. Hay algunos productos que llevan

en su envase lo siguiente: “Para mejor resultado siga las instrucciones de la

fábrica.” Dios nos ha hecho y es él quien creó la familia. El sabe cómo hacerla

funcionar mejor. Por lo tanto, debemos someternos a las instrucciones de la

“fábrica eterna”.

No obstante, muchos cónyuges y padres andan tan distraídos o ocupados con

los quehaceres de la vida que sólo parece que responden a los impulsos de las

tenciones económicas y cotidianas; por consiguiente, tienen poco tiempo para

pensar en la vida familiar. Hay muchos niños que dirían: “Papi no nos quiere

porque no viene a casa, y cuando está no quiere pasar tiempo ni jugar con

nosotros.” Una encuesta reciente en Norte América demostró que el cincuenta

por ciento de los niños con menos de quince años, prefiere la televisión a sus

padres. Un siquiatra de la universidad Harvard ha observado que el padre

americano normal solamente pasa 37 segundos cada día a solas o en forma

particular con sus vástagos.

No debe sorprendernos que haya una desintegración en los hogares. Muy

pocos hogares se caracterizan por poner en práctica los principios bíblicos del

amor, la consideración, la comprensión, la disciplina, el respeto y el orden. Tal

vez se espera que las bendiciones vengan por casualidad, pero en el reino de

Dios, hay muy poco que ocurre accidentalmente. Hay que conscientemente

poner en orden nuestros hogares. (Isaías 38:1.)

Para hacer existir y funcionar aquellas cualidades bíblicas en nuestras familias,

es imprescindible que descubramos y aprovechemos el poder espiritual que

sólo Dios proporciona en nuestras vidas. (Efesios 3:20.) Según el doctor

Peterim Sorokin, sociólogo de Harvard, “dos de cada cinco matrimonios terminan en divorcio; pero en cuanto a las familias que practican la oración y el

estudio de la Biblia, hay solamente un divorcio en cada 1.015 matrimonios.”f151

Sin embargo, no es para evitar el divorcio que debemos orar y estudiar la

palabra de Dios juntos, sino porque así se producen los mejores frutos de la

felicidad en nuestra célula familiar.



Hemos estado resaltando en toda esta obra la importancia de aplicar los

principios bíblicos a las relaciones personales del hogar. Ahora agregamos la

dimensión de lo espiritual al desarrollo del hogar cristiano. A la pregunta: ¿Qué

es un hogar cristiano?, quizá algunos dirían que es aquella familia en que juntos

los miembros oran, estudian la Biblia, comparten la vida cristiana y sirven al

Señor. Y tienen razón. Sin embargo, la dimensión espiritual es aún más amplia

que aquello, porque no hay nada de la vida hogareña que no cae bajo el efecto

e influencia de las prácticas espirituales.

Lo que se está considerando no es solamente los cultos familiares, sino todo el

concepto del tiempo familiar, lo que produce la unidad familiar a base de lo que

es el propósito de Dios para cada hogar cristiano. Cuando hablamos de la vida

espiritual en el hogar estaremos considerando el que proviene de una

consciencia abierta a Dios; que depende de que Cristo reine en los corazones

de los integrantes del hogar; que requiere que la fe cristiana sea enseñada y

practicada; y que se vitaliza en experiencias cristianas y significativas. Aquellas

experiencias abarcan los cultos y tiempos familiares, más el servicio al Señor

dentro y fuera de la iglesia. Ahora trataremos algunos aspectos de la vida

espiritual en el hogar.



PROVIENE DE UNA CONSCIENCIA ABIERTA A DIOS

La gente que es sana espiritualmente, por lo general, proviene de hogares que

son sanos espiritualmente. Para que un hogar sea sano espiritual, emocional y

sicológicamente, la presencia de Dios tiene que ser reconocida y

experimentada.

Lo espiritual tiene que ver tanto con nuestra actitud como con nuestras

acciones. Nuestras actitudes gobiernan nuestras acciones. Una consciencia

abierta a Dios indudablemente producirá una vida más sensible y útil porque

nuestras actitudes serán moldeadas por él que se especializa en dirigir el espíritu

humano. (Romanos 8:26, 27.) La consciencia abierta a Dios se experimenta en la vida cotidiana. Conviene a nuestro espíritu contemplar y analizar la naturaleza. Los eventos personales, familiares y sociales, las decisiones grandes y pequeñas, las relaciones

maritales, los goces y las tristezas de la vida, todo a la luz de la presencia y

potencia de Dios. Cuando compartimos con la familia el sentido de estar

maravillados ante Dios, se eleva y aumenta grandemente el aprecio que cada

uno tiene por la vida que Dios crea, dirige e inspira.



Compartir una puesta de sol o contemplar las estrellas a la vez que se lee el

Salmo 8, es una experiencia que producirá en cualquier familia una adoración a

Dios por su grandeza y bondad. Hay que darle a Dios todo el crédito. Se

cuenta de un padre que estaba sentado con su hijito de cuatro años mirando la

puesta del sol; comentaban acerca de los diferentes colores que se producían

en las nubes mientras el sol bajaba. Fue un evento espectacular e impresionante

para el niñito. Cuando el sol desapareció, el niño pegó un grito de excitación y

exclamó a su padre: “¡Hazlo otra vez, papi, hazlo otra vez!” Aquellos son los

momentos precisos para enseñar a un niño cómo glorificar a Dios.

Hay que admitir que no siempre es fácil hablar de las experiencias que tenemos

con Dios. A veces no estamos seguros si otros apreciarán lo que diremos, y en

otros momentos no sabemos cómo explicar lo que hemos sentido. Una

experiencia con Dios es algo personal y no se presta a comentarios fáciles. Sin

embargo, se puede facilitar la comunicación de aquellas impresiones preciosas

dentro del núcleo familiar donde se expresa confianza y profundo interés el uno

al otro. Si los padres comparten sus sentimientos y observaciones, naturalmente

los hijos sentirán suficiente confianza para intentar expresar con palabras sus

impresiones o describir sus experiencias.

Sin duda, existen aquellos padres que no se comunican bien con sus hijos, ni en

lo espiritual ni en la mayoría de las categorías de la vida. Algunos padres no

dejan experimentar el gozo de vivir por el peso de sus responsabilidades en sus

trabajos o en sus casas. Algunos se quejan tanto de su posición y suerte que

sienten poco de la libertad de Cristo en sus vidas. Aquellos viven con lo que un

autor llama “consciencia de tiranía.” Aquella consciencia de víctima no

conoce los cánticos de liberación de Gálatas 5:1 y1 Juan 3:18-20

donde se afirma que Dios es mayor que nuestra consciencia o corazón. Cristo

nos libra para poder responder a nuestros hijos con espontaneidad,

autenticidad y con una consciencia sensible a sus deseos de dar expresión a sus experiencias con Dios, aun si es en términos no convencionales o de niños.f153

Lo más natural para el niño es hablar de Dios. Son los padres quienes sienten la

pena o reserva de hablar de tales cosas, y por consiguiente trasmiten sus

sentimientos a los hijos, quienes a su turno pierden la comodidad de hablar de

Dios.

Una consciencia abierta a Dios es el primer peldaño en subir hacia una vida

espiritual que sea vital en nuestros hogares. Aquello tiene que ver con nuestra

actitud hacia Dios, su mundo y nuestra vida familiar. Ahora, veamos que la vida

espiritual depende de que Cristo reine en los corazones de los integrantes

cristianos de cada hogar.



DEPENDE DE QUE CRISTO REINE

EN NUESTROS CORAZONES

Sin falla, en cada hogar cristiano, Cristo debe estar presente y reinante. El reino

de Dios puede ser definido por ser cualquier lugar donde Dios reina. Si

nuestros hogares quieren pretender ser de Cristo, deben permitir y promover

que él sea seguido, dejándose ser guiado por sus motivos y principios.

En breve, diríamos que para que Cristo reine en nuestros hogares tenemos que

amarle y obedecerle. Así tenemos la confianza de su morada con nosotros

(Juan 14:23) y la confianza de que nuestras vidas resultarán más felices y

victoriosas en todos sus aspectos. Se espera que por amar a Cristo y

expresarlo en el círculo familiar se producirá en cada corazón una mayor

receptividad a su dirección en la vida particular y corporal de los miembros de

la familia. No es automático ni fácil producir el buen carácter ni las buenas

obras, pero sí es más probable que ocurra en el contexto del amor cristiano.

(Juan 13:34, 35.)

Tenemos la confianza de que las bendiciones de nuestro señor quedan con

aquellos que ponen en práctica su palabra y ejemplo. (1 Pedro 2:21; 3:8-

12.) Los padres y los que en una familia son cristianos, son llamados a dar la

pauta en dirigir el pensar y el actuar del resto de los suyos. Después de las

instrucciones conyugales en1 Pedro 3:1-7, se encuentran los consejos

siguientes que deben ser interpretados en un contexto familiar:

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos

fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo,

sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición (1Pedro 3:8, 9).

Ahora, un aspecto del reino de Cristo en nuestros hogares ciertamente sería el

testimonio cristiano a los que no conocen al Señor, sean los hijos, padres o

familiares. El ambiente hogareño es el más natural, pero también el lugar más

difícil para dar nuestro testimonio. Es el más natural porque allí gozamos de

relaciones bastante íntimas y porque no podemos pretender ser lo que no

somos. Es el más difícil porque allá nos conocen demasiado bien, con todas

nuestras fallas y fuerzas. Sin embargo, insisto en que el cambio amoroso que

Cristo hace en el corazón humano puede penetrar en aquel cristiano y contagiar

a aquellos con quienes tienen que ver constantemente, aún si aquellos son su

propia familia. Cristo produce en el hombre lo que C.S. Lewis llamaba “la

buena infección’, que afecta a todos los que tengan contacto con el “infectado”.

Cuando los padres son cristianos, se hace relativamente fácil que testifiquen de

Cristo a los hijos. Pero si los hijos se convierten y los padres no comparten su

fe, puede resultar dificultoso testificar a los padres. Sin embargo, no es

imposible hacerlo. Se cuentan muchos casos donde por los hijos e hijas se ha

infiltrado en la familia la semilla preciosa. Todo depende de la actitud del

testigo. No debe predicarles sino guiarles por su buena y servicial actitud,

esperando que ellos pidan una clara razón de la esperanza que hay en él que es

cristiano. (1 Pedro 3:15). La rebelión y resistencia ante los padres es

completamente contraproducente para testificarles.



Se cuenta de un joven que se convirtió en una iglesia bautista y que deseaba

ganar a los demás de su familia, pero encontró una sólida resistencia a su

testimonio. Su padre le era dominante y chocaba fuertemente con su hijo sobre

sus nuevas ideas religiosas. El joven también era culpable de pelear,

defendiendo su nueva fe en Cristo bruscamente ante sus padres y hermanos. El

resultado: cero; y peor, el joven se retiró de la iglesia al poco tiempo por lo

miserable que se sentía debido al suceso. El pastor le buscó y al encontrarle

reconoció la raíz del problema. Su consejo al joven fue primeramente el de

pedir perdón a su padre y después a los demás familiares. Naturalmente el

joven no quiso humillarse pidiendo perdón a su padre ni a los demás. Resistió la

idea por varios días, pero orando y leyendo su Biblia de nuevo después de la

visita del pastor, sintió que el Señor le estaba convenciendo de la necesidad de pedirle perdón a su padre por haberle faltado al respeto. Una noche casi no

podía dormir pensando en lo que tenía que hacer. Cuando llegó la madrugada,

el joven fue al jardín para orar y pensarlo más. Como era costumbre del padre

limpiar y barrer el jardín temprano en la mañana, también entró para comenzar

su oficio. Al joven le vinieron lágrimas y se arrodilló y abrazó a su padre

suplicándole perdón por haberle ofendido. Tanto fue tocado el padre por la

demostración de humildad y sincera confesión que también se arrodilló con su

hijo y juntos lloraron. El joven guiado por el Espíritu Santo le testificó a su

padre. ¡Tanto quería que conociera a Cristo! El padre conmovido en aquel

precioso momento no pudo resistir el amor ardiente e intenso de su hijo por el

Señor, y aceptó a Cristo como su Señor y Salvador en la frescura de aquel

jardín. Algunos más de la familia también recibieron a Cristo debido a aquel

evento especial e inspirador. Lo que el joven no pudo hacer predicándoles, lo

logró humillándose. (1 Pedro 5:1-10.) ¡Qué ciertas son las promesas del

Señor!

Además del testimonio que compartimos a nuestras familias, existe una gran

necesidad de enseñar y practicar la fe cristiana con ellos. La vida espiritual del

hogar cristiano demanda que lo esencial de lo que la Biblia presenta como la fe

cristiana sea hecha viva y patente en el laboratorio más común del mundo:

nuestros hogares.



REQUIERE QUE LA FE CRISTIANA

SEA PRACTICADA Y ENSEÑADA

En el primer capítulo hablamos de lo que es un “hogar cristiano” y dijimos que

Cristo es el que hace que un hogar sea cristiano por medio de su “extra” en

nuestras vidas. Aquel “extra” es lo especial de su perdón, gracia, amor,

comprensión, valor, voluntad, misión, y mucho más, que trae consigo cuando

entra y mora dentro de nosotros. Este “extra” se expresa en nuestras vidas por

vivir según la forma e inspiración que Cristo mismo produce por su Espíritu en

cada creyente. (Gálatas 5:22, 23.)

Ahora, afirmamos que la fe cristiana (o sea, la religión cristiana) tiene que ser

puesta en práctica y enseñada dentro del círculo familiar para que nuestros

hogares se desarrollen en la gracia del Señor y produzcan una madurez

espiritual. En esencia, nuestros hogares son laboratorios para nuestra fe

cristiana. Si funciona allí, servirá en el mundo. Lo contrario es, desgraciadamente, la verdad también: si no hacemos funcionar nuestra fe en

casa, tampoco tendremos una vida cristiana efectiva afuera con los demás.

No es posible mencionar todas las virtudes cristianas que se precisan practicar

y enseñar en nuestras familias. Sin embargo, examinaremos brevemente siete

ejemplos de principios cristianos que deben estar puestos en función para

vitalizar la vida espiritual de cualquier hogar cristiano. El lector puede y debe

revisar sus propias creencias a ver si está practicándolas y enseñándolas dentro

de su núcleo familiar.

Primeramente, se precisa un amor integral en nuestras familias. El amor que es

integral es el que ama a Cristo y en turno ama al prójimo. En este caso el

prójimo es su propia familia. Así el amor es algo entero, no parcial. (1 Juan

4:7-11;Romanos 13:10.) El amor siempre busca lo mejor por su objeto,

su edificación, no su destrucción. Todo ser humano desea ser amado, pero el

anhelo para sentirse amado siempre es más grande que nuestra capacidad de

expresar amor a otros.

El segundo en la lista de elementos básicos de la fe es la esperanza. La

esperanza puede funcionar dinámicamente en crear confianza hacia los hijos, el

esposo, los suegros, el yerno o a quien sea de la familia. Cuando pensamos

negativamente, siendo críticos constante o habitualmente, creamos una

imposibilidad para que aquella persona logre satisfacer nuestras expectativas.

<500408>

Filipenses 4:8, 9 nos instruye a pensar en lo que es verdadero, honesto,

justo, puro, amable y de buen nombre. Si nos concentramos en este modo

positivo hacia los nuestros, veremos cuan práctico y fructífero es inspirar

mejores logros y mayor aceptación entre los distintos miembros de la familia.

Una sugerencia que hago a cualquiera que tenga roces con un miembro de la

familia (u otra persona) es enumerar las cualidades positivas de aquella persona

y guardarlas en la Biblia u otro lugar útil; y cuando surjan los sentimientos

negativos hacia aquella persona, saque la lista, lea sus buenas cualidades y ore

por él o ella para que el Señor le bendiga y haga que su vida sea de bendición

en la familia. Es más probable que algo bueno y constructivo resulte en aquella

vida porque pensamos y actuamos positivamente hacia ella. Además nosotros

sufrimos grandemente de un remordimiento de consciencia mientras que

pensamos críticamente hacia cualquier otra persona; pero creer lo mejor de

ellos nos inspira y nos llena de fe y esperanza hacia ellos.

Un tercer elemento es la gracia que se expresa a menudo como misericordia o

perdón. Pablo enEfesios 4:32 yColosenses 3:13 señala que debemos

perdonar porque hemos sido perdonados por Cristo. Guardar rencor o

embotellar resentimiento nos frustra y eleva paredes que nos separan de

aquellos a quienes amamos. Sólo la gracia y el perdón las pueden tumbar,

como Cristo nos lo ha demostrado. (Efesios 2:14-16.) ¡Qué delicia es

perdonar y estar reunidos en compañerismo otra vez; y qué angustia sufrimos

cuando no lo hacemos! Las pequeñas palabras ofensivas pueden causar una

brecha en la relación. La gracia es el material matriz que Dios nos provee para

construir puentes y así poder reunirnos otra vez con los ofendidos. Es

distintivamente de Dios. Desgraciadamente muchos cristianos no practican la

gracia de Dios en sus relaciones rotas, sino recaen en su naturaleza humana y

carnal que acentúa sus derechos y el egoísmo, en vez de la humildad,

aceptación de la parte de uno en el error y el estrechamiento hacia el ofendido.

¡Que Cristo gobierne en nuestros corazones!

Un cuarto principio cristiano que se relaciona a los tres anteriores es la

valorización de cada persona. Cada individuo es importante. Cristo ha

demostrado el valor que cada uno de nosotros representamos ante Dios

cuando murió en la cruz por salvarnos. (1 Pedro 1:18-22.) Esta

valorización es primordial en la formación y mantenimiento de exitosas

relaciones tanto de los cónyuges como de las familias.

En quinto lugar, y quizá suene redundante mencionarlo en esta lista, es que

debemos vivir por fe dentro de nuestras familias. Sin embargo, el vivir por fe

quiere decir que tomamos decisiones habiendo orado y buscado seguir la

voluntad de Dios. También, quiere decir que intentamos actuar por fe en

nuestra manera de orar, considerar a otros, ofrendar, etc., dejando un claro

ejemplo para los niños y demás familiares.

El sexto principio es el de mantener la buena comunicación con los miembros

de la familia. Tal vez algunos me preguntarán: “¿Cómo llego yo a decir que este

es un principio distintivo de la fe?” Este ideal proviene de la naturaleza de

conocer a Dios y formar una relación eterna con él. Aquella relación comienza

con una conversación de confesión y aceptación de él como Salvador y Señor

en la vida del creyente. (Romanos 10:8-13; fijese en el uso de la boca.) La

relación continúa por medio de la buena comunicación que incluye no solamente la oración y la lectura de la Palabra, sino también la obediencia al Señor. En realidad no existe una relación vital, ni en este mundo ni en el otro,

que no se base en una clara y entendida comunicación. La buena comunicación

con Cristo produce una relación satisfactoria e íntima. Se espera que lo mismo

ocurra dentro de nuestras relaciones familiares. Nuestra buena y regular

comunicación con el Señor nos ayuda a querer mantener una buena

comunicación con nuestros amados. Al no mantener la comunicación, la

relación siempre sufre, tanto con la familia como con el Señor.

En séptimo lugar, el hogar cristiano debe mantener en alto los ideales de Dios,

sus mandatos y principios. Aunque esto es un poco general, estamos resaltando

la validez de ayudar a nuestras familias a formar un sistema de valores que

resulta por seguir en pos de Cristo, viviendo según su modelo de hacer bien a

todo hombre, aborrecer lo malo y amar sin fingimiento. Para una lista de altos

valores y virtudes cristianas, leaRomanos 12:9-21.

Repito, estos siete principios son nada más que una selección de muchos que

Dios nos ha dado en su Palabra. Lo que se requiere es que nosotros

traduzcamos en obras todos los principios bíblicos que podamos en nuestros

hogares cristianos para que:

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y

exhortándoos unos a otros en toda sabiduría... (Colosenses 3:16).

Podemos ayudar a nuestras familias a ver y entender estos principios de la fe

cristiana teniendo cultos familiares y momentos especiales para la familia. Por lo

tanto consideraremos que la vida espiritual se ve y se entiende en las

actividades cristianas de la familia.

Practicando juntos la fe cristiana, la familia ganará más estabilidad y sensibilidad

a los caminos del Señor y tendrá más posibilidad de cumplir el papel de ser un

hogar cristiano. Las actividades que contribuirán más a que aquella práctica de

la fe sea un éxito son tres:

(1) los cultos familiares,

(2) tiempos especiales para la familia, y

(3) la participación conjunta en la obra del Señor.

Cada una de estas actividades hace que la vida espiritual sea más objetiva para

los miembros de la familia, proveyendo que vean y entiendan su significado en

formas aplicables a sus vidas.

CULTOS FAMILIARES

Antes de hablar de cómo poner en función los cultos familiares y hacer que

sean interesantes, creo que sería estimulante enfocar unos ocho beneficios que

recibimos por celebrar tales cultos.

1. Beneficios de los Cultos Familiares

(1) Crean el hábito de adorar juntos al Señor. No hay nada que refresque y

renueve la vida del creyente como la adoración al Señor. Los hábitos

constructivos y originales crean una estabilidad en nuestra vida que es loable.

No hay un mejor hábito que el de adorar al Señor. La adoración al Señor

produce una gran satisfacción en la vida, una mayor capacidad de reconocer su

fuente y de deleitarse en ella. Hay muchos pasajes bíblicos que nos inspiran a

querer experimentar la realidad de las bendiciones de alabar a nuestro Dios.

Tome un momento y lea el Salmo 103 o el 111 y alabe al Señor por lo que

Dios hace surgir en su alma. ¿No se siente bien haciéndolo? Así se sentirá la

familia que adoran juntos al señor.

(2) Los cultos familiares forman el mejor modelo a seguir para los niños y otros.

Dios sabía que nosotros necesitamos modelos para poder imitar lo que es

mejor para nuestras vidas. Por eso ordenó que sus mandamientos y preceptos

sean enseñados constantemente en el hogar (Dt. 6:1-9), dejando un patrón que

los fieles deben siempre seguir. Pero es más que un hábito, es una forma de

vida.

(3) Los cultos familiares estimulan en los hijos un amor por lo espiritual.



Colosenses 3:1-4 nos reta a buscar “las cosas de arriba” porque hemos

resucitado de una vida de muerte (al pecado; véaseEfesios 2:1 yColosenses 2:20) y porque nuestra vida está “escondida” en Cristo. La palabra “escondida” refleja que estamos guardados, seguros, y que nadie ni

nada puede romper nuestra relación de estar “encerrados” con Cristo.

Cuando nosotros experimentamos la vida de Cristo en la nuestra, sabiendo que

él está obrando para nuestro bien, surge en nosotros un profundo y seguro

amor por lo espiritual.

(4) Los cultos familiares facilitan una mayor comunicación entre los miembros

de la familia. La vida moderna se caracteriza por un torrente de actividades, y

dentro de aquel vaivén la vida familiar y las líneas de comunicación a menudo

sufren una sobrecarga o cortocircuito. El culto familiar es un medio de mantener algo de comunicación dentro de nuestras agendas agitadas. Son momentos

cuando podemos mirarnos y escucharnos. Aunque suene demasiado sencillo

para ser verdad, no hay nada que contribuya más a que tengamos una mayor

comunicación con nuestros hijos que prestarles atención y estar atentos a sus

observaciones, dudas y preguntas. No es que los hijos siempre tendrán algo

que decir en todos los cultos familiares, pero sí podemos proveerles la

oportunidad para hacerlo y así fomentar la libertad de expresión tanto ante

nosotros como ante Dios.

(5) Los cultos permiten la posibilidad de tener experiencias cristianas dentro de

la familia. Puesto que somos seres humanos y por consiguiente pecadores,

necesitamos experimentar, no solamente una vez, sino constantemente el

perdón de Dios. Nuestros hijos pueden entender lo que es ser cristiano y

querer serlo naturalmente en el hogar, especialmente si ven allí en la vida

familiar el sentido y la práctica del perdón, la gracia, el poder, la fe y el amor

que vienen de Dios. No debemos forzarles a ser cristianos, sino guiarles con

mansedumbre y sabiduría para que sea su propia decisión.

Experiencias cristianas también pueden ocurrir en momentos especiales cuando

la familia está junta debido a cumpleaños, aniversarios, nacimientos,

fallecimientos, vacaciones, la Navidad y el Año Nuevo. Una lectura apropiada

con intercambio de ideas y oración hace que cualquiera de estos momentos sea

inolvidable.

(6) Los cultos familiares promueven el uso de la fuerza moral en la vida

cotidiana. Los tiempos de lectura y oración nos recuerdan nuestra debilidad y

necesidad (Isaías 6:1-8) y que hay fuerzas divinas a nuestra disposición

para apropiarnos de ellas. En medio de las diarias tentaciones, es sumamente

inspirador ver cómo el Espíritu Santo nos ayuda a recordar una escritura o

momento de encuentro con Dios y así “nos saca del apuro”. (1 Corinitos

10:13;Romanos 8:26, 27.) Aun debemos orar el uno por el otro en

nuestras familias como Epafras oraba encarecidamente por los hermanos en

Colosas, para que estemos “firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios

quiere” (Colosenses 4:12).

(7) Los cultos familiares proveen un medio visible para colocar al padre en el

papel de líder del hogar. Se debe apreciar el sentido de orientación como algo

distintamente cristiano cuando el padre intenta actuar de guía espiritual con su

familia. Su autoridad está reforzada cuando se presenta como uno preocupado por el andar espiritual de cada miembro de la familia. Orar juntos y participar

en tiempo de adoración, guiados por el padre, hará que los miembros de la

familia lo respeten más. Hay una gran cantidad de buenas maneras para hacer

funcionar los momentos familiares, pero lo que es inestimablemente importante

es que los padres hagan el intento.

(8) Hay muchas razones por las cuales debemos celebrar los cultos familiares,

pero termino la lista declarando que es una manera por la cual los hijos pueden

ver a los padres como seres humanos. Si los vástagos ven solamente nuestra

pretensión de ser fuertes y no nos perciben como seres humanos con

ansiedades, preocupaciones, presiones, anhelos, etc., difícilmente se

identificarán con nosotros, ni sentirán que nosotros necesitamos de sus

oraciones tanto como ellos necesitan de las nuestras.

Se cuenta de un padre que pensaba que los hijos necesitaban verle siempre

como el baluarte de firmeza, con una respuesta para todas las crisis. Sin

embargo, en su trabajo el padre sentía grandes presiones que lo dejaban tan

irritable que cuando llegaba a casa se enojaba con los hijos por cualquier cosa.

Eventualmente el padre se dio cuenta de su problema y pidió perdón por sus

acciones explicándoselas a los hijos. El hijo de doce años se le acercó y

abrazándole le dijo: “Papi, jamás pensé que algo te preocupara. Me alegro que

tú seas como yo.”

En los momentos devocionales con la familia, hará mucho bien si podemos

compartir lo que sentimos de necesidad, debilidad, anhelo, frustración, etc. y

saber que la familia nos apoyará ante aquellas crisis. Por supuesto, nadie se

revela en una situación hostil o de indiferencia. Sino solamente cuando cree que

el grupo le acepta y le ama a pesar de su lucha personal. Los padres pueden

dar la pauta en este proceso de edificación hablando sinceramente y orando

abiertamente sobre algo de su propia búsqueda por soluciones y paz en medio

de algunos problemas.

Estos ocho beneficios de cultos familiares sirven de motivación para que cada

hogar cristiano los practique. Ahora consideraremos algunas sugerencias sobre

cómo conducir los cultos familiares.

2. Sugerencias sobre Cómo Celebrar los Cultos Familiares

Quizá el primer punto y el que es de mayor frustración en muchos hogares

cristianos que intentan celebrar los cultos familiares, es el de la regularidad.

Todos hemos experimentado la tentación de no vencer los obstáculos que nos

impiden ser regulares y constantes en este ejercicio espiritual. Satanás para

nada quiere que nosotros oremos, ni individualmente ni con nuestras familias.

Las razones o beneficios de los cultos familiares antes expuestos, sirven como

motivos para seguir fielmente en esta práctica sana. Cuando estemos

convencidos de su valor, continuaremos con ello aunque suframos algunas

derrotas en ser regulares. El bien que se produce en la vida por los cultos

realizados es suficiente para animarnos a volver a comenzarlos. ¡No nos demos

por vencidos!

Para que los cultos familiares sean regulares hay que programarlos cuando la

familia esté reunida. Es recomendable comenzar el día juntos, orando y leyendo

la Biblia. Sirve de inspiración, dando perspectiva a todo el día. Sin embargo, es

más factible en algunos hogares que la familia esté junta en la noche. Como sea,

la agenda de cada familia es de primera consideración para lograr la meta de

regularidad.

Es imprescindible que los cultos sean bien planificados. Seleccione con cuidado

el material devocional que va a seguir determinando quién dirigirá cada culto.

Los padres harán bien en buscar materiales que enfoquen las necesidades

sicológicas, sociales y espirituales de sus hijos. Si son pequeños, historietas

bíblicas son mejores que lecturas largas de las Escrituras. Sin embargo, lecturas

breves que les expliquemos en sus propios términos servirán de gran estímulo a

los niños menores de seis años.

La buena preparación evitará que el culto no llene la necesidad espiritual en la

familia. Es recomendable que el director de este momento devocional se

familiarice con la lectura bíblica y los demás materiales que piensa usar para

determinar la debida aplicación a la vida de cada miembro de la familia. Así

preparado, puede estimular al grupo en la búsqueda del significado del mensaje

bíblico y la aplicación a sus vidas.

Siempre es aconsejable usar la imaginación en la planificación y preparación de

los cultos familiares. Se puede asegurar que habrá máximo uso de imaginación

si se permite a los niños participar en la planificación de los cultos y en su

presentación. A veces en nuestra familia celebramos algunos cultos en los

cuales los hijos hacen todo, incluyendo la selección de la lectura bíblica, la

dirección de los himnos, la meditación y las oraciones. Normalmente los hijos

hacen que los cultos sean breves pero con un significado especial. Los padres se alegran por seguir la dirección sincera y humilde de sus hijos en la adoración

a Dios.

Otro aspecto que hace que los cultos familiares sean algo inolvidable es la

música. La familia se gozará cantando coritos e himnos o escuchando discos y

cassettes cristianos. Es de mucha importancia que los hijos entiendan la letra de

lo que cantan porque el mensaje de Dios viene al corazón por medio de las

palabras de la canción. En este mismo sentido, la poesía es efectiva como un

medio de expresar nuestra devoción a Dios. La interpretación de poesías y la

música especial producen un gusto extraordinario en los momentos de

adoración a Dios.

Dos aspectos primordiales en la función vital de los cultos familiares son el uso

de la Biblia y la oración. Estos dos aspectos merecen una mención especial

porque son el corazón de cualquier culto.

3. El Uso de la Biblia

La Biblia es la brújula de nuestra vida cristiana y hay que referirse a ella

constantemente para asegurarnos que andamos bien. La Biblia trae mayor

consolación e inspiración a los momentos devocionales. Quisiera presentar

ahora algunos conceptos sobre su uso para recordar al lector la múltiple utilidad

de la Biblia en los cultos familiares.

(1) Comparta la lectura de la Biblia con todos los que leen en la familia. Permita

que cada uno tenga su turno para leer. También se puede leer antifonalmente

entre padres e hijos o entre hombres y mujeres.

(2) Si puede adquirir otras traducciones de la Biblia, sería bueno usarlas

especialmente en los pasajes difíciles, distintos e importantes. Es recomendable

que cada uno tenga su propia biblia y que la use en los cultos familiares. Por

cierto, si todos tienen la misma versión es más fácil tener lecturas antifonales,

pero si tienen diferentes traducciones pueden hacer más comparaciones e

investigaciones en el significado de los pasajes bíblicos.

(3) Hay muchas maneras interesantes por las cuales podemos leer la Biblia con

provecho. Algunas personas prefieren leerla por libros enteros: Salmos,

Proverbios, Romanos, Efesios, 1 Juan, etc. También es fascinante leer toda la

Biblia. Cuando la familia conjuntamente la lee por entero o por capítulos

seleccionados, hay que leer sólo cuanto los miembros pueden absorber; es decir, que los niños no siempre pueden abarcar ni aguantar una lectura muy

larga. Otra forma de leerla es tópicamente usando una concordancia en la

selección de temas que el grupo quiere entender mejor, como por ejemplo:

amor, fe, corazón, reino de Dios, etc.

(4) Hay libros de historias bíblicas que apelan a los niños. Por lo general estos

libros incluyen cuadros de escenas bíblicas que aumentan su utilidad en enseñar

al niño la verdad bíblica. Muchos encuentran de gran ayuda los mensajes

devocionales y la guía para los cultos familiares en revistas como El Hogar

Cristiano. Mapas de las tierras bíblicas sirven para acentuar la realidad de algo

que ocurrió en la Biblia. Todo instrumento de instrucción bíblica debe

emplearse para que los cultos hogareños sean interesantes.

(5) Hace bien que la familia memorice algunos versículos y los comparta en los

cultos o que se cuente alguna experiencia cuando el versículo memorizado haya

sido útil. En la memorización de pasajes bíblicos sería aconsejable recordar tres

principios: (a) entender bien los versículos; (b) repetirlos frecuentemente; y (c)

ponerlos en práctica en la vida diaria.

(6) Una manera de hacer que los estudios bíblicos sean más interesantes es por

medio de objetos. Por ejemplo, cuando leaMateo 5:13 con los niños,

ponga en la mano de cada uno un poco de sal y dialogue con ellos sobre los

usos de la sal, pidiéndoles que saboreen la sal, etc. Refuerce la lección bíblica

con tales experiencias comunes. Los objetos aumentan el aprendizaje del niño

(en realidad, de los adultos también). Además, historias y anécdotas nos

ayudan a visualizar la aplicación de la Biblia a nuestra vida. Cuando es tiempo

de orar por los obreros cristianos, busque un mapa y guíe a los niños a

encontrar el país o la ciudad donde trabajan aquellos obreros.

(7) Aunque no forme parte del tiempo del culto, será una contribución

estimulante y agradable para los niños que los padres provean juegos bíblicos,

tales como Tic Tac Tu , que permite repasar lo que los niños han aprendido

de la Biblia, igualmente a jóvenes y adultos. También es interesante una sana

competencia entre los niños el poder buscar y encontrar diferentes versículos

bíblicos.

(8) En último lugar, debemos estar siempre aplicando la Biblia a nuestra vida.

Unas preguntas que el lector puede hacerse cuando esté leyendo la Biblia para

que ella lo guíe a aplicarla en su vida son: a. ¿Qué me dice el pasaje? ¿Qué quiere Dios que yo entienda?

b. ¿Qué pecado debo confesar? ¿Qué acción tomar? ¿Qué mensaje

compartir?

c. ¿Qué puedo y debo recordar del pasaje?

d. ¿Puedo bosquejar las ideas principales en el pasaje? contestar juntos

o por separados estas simples preguntas ayudará a cualquiera a

aprovechar más de su estudio bíblico y los cultos familiares.

4. La Oración

Quisiera hacer unas tres sugerencias en cuanto a la oración con la familia. En

primer lugar, haga que sea sencilla, no en tono grave ni ministerial, sino con

sencillez y sensibilidad a los problemas, ansiedades y anhelos de cada miembro

de la familia. Evitemos las palabras y frases que no sean entendibles para los

niños en el grupo (especialmente los infantes). En segundo lugar, oremos

específicamente, nombrando necesidades sentidas y expuestas por los

diferentes miembros de la familia. En tercer lugar, seamos flexibles en nuestra

manera de orar, o sea, variemos la forma. Es recomendable tener la mayor

participación de todos los integrantes de la familia que quieren participar.

Pueden tomar turnos. También muchos se gozan de orar cada uno brevemente

en los cultos familiares. Una variación de las oraciones cortas es la oración

conversacional, en la cual oran las personas cuantas veces quieran, cada vez

reflejando lo que otros han dicho anteriormente, afirmándolo o agregando otro

aspecto. Este concepto de la oración refleja la promesa de Jesús enMateo

18:19 de que “si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de

cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los

cielos”.



TIEMPOS FAMILIARES

Además de celebrar cultos con la familia, es altamente recomendable realizar

otras actividades que simplemente permitan a la familia gozarse juntos,

comunicarse mejor, y en general acercarse. Estas actividades y proyectos

funcionan mejor si se realizan regularmente. Es ideal planificar un tiempo

específico semanal, quincenal o mensual, cuando la familia esté junta y

dispuesta a intentar hablar, hacer proyectos, jugar, etc. Mientras que los cultos

se realizan normalmente alrededor de la mesa en el comedor o en la sala o recibo, los momentos familiares se pueden realizar en un sinfín de lugares. Es

bueno que toda la familia ayude a planificar estos momentos. Una meta sería

tratar de hacerlo cuando todos o la mayoría de los miembros de la familia estén

presentes. Cada familia determinará lo que prefiera hacer. A continuación se

encuentra una lista de posibles actividades y proyectos para los momentos

familiares:

1. Muchas familias tienen talentos en música y se gozarán en tocar sus

instrumentos y cantar la música típica de su país, coritos y composiciones

originales.

2. Algunas familias miran juntos algunos programas televisados. Pueden discutir

los valores demostrados en tales programas, evaluarlos según el concepto

presentado de amor, fe, fidelidad, honor, etc. a la luz de las normas bíblicas.

3. Siempre es interesante compartir experiencias personales. Los niños se

divierten escuchando las experiencias y anécdotas de cuando los padres eran

niños y jóvenes. Para hacer que este tiempo sea más valioso, se deben exaltar

las virtudes y los valores de las personas mencionadas en los incidentes.

4. Otra actividad similar a la anterior es una en que le ayuda a cada persona a

determinar lo que en realidad son sus valores. Puede contarles historias como la

de los misioneros bautistas a Angola que por la guerra fueron forzados a salir

del país. Cada uno podía llevar una sola maleta. La familia misionera que cuenta

esta experiencia dice que les fueron revelado sus valores de acuerdo a lo que

pusieron en sus maletas. Lo que más querían llevar consigo eran cosas que

tenían un valor sentimental, un regalo de los niños o un recuerdo especial.

Después de contar esta experiencia, pida que vayan a sus habitaciones y

seleccionen lo que llevarían consigo en caso de una extrema emergencia. Déles

quince minutos para hacer su selección, la cual llevarán a la reunión plenaria de

la familia para compartirla y explicar por qué la seleccionaron. Esta experiencia

debe enseñar mucho acerca de cuáles sean sus valores y permitir una serie de

diálogos o estudios bíblicos sobre los valores de la vida cristiana.

5. Además la familia se contentará haciendo juegos de mesa o armando un

rompecabezas. La competencia y la conversación es la mayor contribución a la

vida familiar en estas actividades.

6. Paseos al parque o al zoológico, o un picnic en el campo proveen una gran

oportunidad a la familia para estrechar los vínculos de amor. Algunas familias disfrutan del pescar juntos o asistir a eventos deportivos como fútbol o béisbol.

Ir a la playa o a otros lugares para nadar es siempre popular.

Estas seis ideas se mencionan para fomentar que cada familia busque pasar

tiempo juntos, deleitándose de la vida, confiando que estos momentos de

relajarse y de compartir algo agradable promueven un gusto y una estabilidad

en la vida familiar.

Las actividades cristianas de la familia deben incluir no solamente los cultos y

momentos de relajamiento, sino también las que producen sanos resultados en

el hogar cuando juntos realicen algunas actividades o proyectos misioneros.

ACTIVIDADES MISIONERAS PARA LA FAMILIA

En cuanto a la obra misionera, la perspectiva de privilegio, en vez de la

obligación, crea en los hijos un alto aprecio por la misma y el deseo de

participar en ella. También se debe notar que los hijos captan primeramente el

espíritu de compasión o, al contrario, el del desinterés de los padres

Puesto que nuestras actitudes anteceden nuestras acciones, es mejor que

oremos por aquellos que necesitan nuestro ministerio antes que vayamos a

ayudarles. Hace bien para los niños aprender a orar por los amigos inconversos

y aquellos que sufren y necesitan ayuda espiritual o física. La compasión hacia

las personas sin Cristo y las que tienen profundos problemas surge en nosotros

cuando nos acercamos al Señor. (Mateo 9:36-38.)



Los vástagos fácilmente aprenden el gozo que acompaña el ofrendar para la

obra del Señor. Cuando oramos por la obra misionera y después ofrendamos

generosamente, los niños ven que es importante para nosotros. Por otro lado,

muchos padres descuidan esta “gracia” (2 Corinitos 8:4-8) de guiar a sus niños

en el “placer” de ofrendar. Por ejemplo, si le dan una moneda regularmente al

niño para comprar un caramelito y le dan la misma cantidad de dinero para su

ofrenda, ¿puede el niño captar que estimamos más a Dios que un caramelo?

Los niños pueden contribuir grandemente durante la visitación, evangelización o

ministerio realizado especialmente si comparten el motivo espiritual de amor

que promueve a los cristianos a estrecharse en aquellas maneras. Aun si el

motivo los niños contribuyen al buen testimonio por su buen comportamiento,

respeto demostrado y preocupación por las personas visitadas. Todo el mundo

aprecia a un niño y siente un cariño especial cuando los niños tratan de ministrar en alguna manera, aunque sea sencilla. Grande es el gozo de una anciana

cuando un niño le regala un cuadrito o manualidad suya. La gente pocas veces

rehusará un tratado entregado por un niño. En alguna oportunidad, la familia

puede decidir socorrer a una persona que carece de ayuda; como sería el caso

de reparar un techo o la plomería, o de pintar la casa. Los niños pueden

participar en estos proyectos.

Otras familias se gozan en grabar los cultos dominicales de su iglesia y llevarlos

a los ancianos u otras personas interesadas. Además la grabadora o cassette es

muy útil para mandar mensajes a personas en el servicio militar o a los obreros

denominacionales. Se hace más interesante y de mayor provecho el uso de

grabaciones si éstas resultan en un intercambio de mensajes con personas por

las cuales la familia desea orar más conscientemente sobre ciertas

circunstancias y necesidades.

Todas estas ideas son nada más que unas sugerencias para estimular a nuestras

familias a ser más creativas en su forma de desempeñar su vida. Dios ha creado

la familia para ser la base de la sociedad y del mundo. Debemos preocuparnos

en que nuestra familia contribuya a la integridad del mundo y no a su

desintegración.



EJERCICIOS DE APRENDIZAJE

Cuestionario:

1. ¿Por qué están sufriendo muchos hogares un quebrantamiento?

2. ¿Cómo podemos definir un hogar cristiano? ¿Está usted de acuerdo con el

autor en su definición?

3. ¿Qué es tener una consciencia abierta a Dios?

4. ¿Qué efecto tiene la “consciencia de tiranía” sobre la comunicación con los

hijos en cuanto a Dios?

5. ¿Qué significa para usted que la vida espiritual en el hogar depende de que

Cristo reine en nuestros corazones?

6. ¿Cómo podemos testificar a los miembros inconversos en la familia? 7. De los siete principios que debemos practicar y enseñar en el hogar,

mencione tres de ellos que usted cree que son de mayor importancia, dando

una razón por su selección.

8. De los ocho beneficios que recibimos por celebrar los cultos familiares,

mencione cuatro de ellos que le gustan. ¿Hay algunos que usted cree que no

sean significantes? ¿Cuáles? ¿Por qué cree usted así?

9. De las sugerencias sobre cómo celebrar los cultos familiares, cuáles dos le

parecen ser de mayor ayuda o que usted pueda incorporar en tiempos

devocionales con los suyos?

10. ¿Cuáles tres ideas sobre el uso de la Biblia le parecen a usted de mayor

importancia? Explique brevemente la razón porqué las seleccionó.

11. ¿Cuáles tres de las sugerencias sobre los tiempos familiares le gustan?

¿Cree usted que las puede incorporar en la vida de su familia?

Para la Dinámica de Grupo:

1. ¿Por qué tienen tantas familias cristianas dificultad en realizar los cultos

familiares?

2. ¿Cuál es la responsabilidad de los padres en dirigir a los hijos hacia una

relación espiritual con la iglesia y la obra misionera. ¿Agregaría usted algunas

ideas a las del autor en relación a las “actividades misioneras para la familia”?

Lecturas Afines:

Elva Anson, Cómo Mantener Unida a la Familia Que Ora (Clie); Martha

Leavell, Hacia el Hogar Cristiano (Casa Bautista de Publicaciones)




martes, 15 de mayo de 2012

ANSIA DE HONORES












Por Pr Manuel Morejón Soler  El Vedado, La Habana.

Una zorra hambrienta contemplaba cierto día unos tentadores racimos de uvas ya muy maduras que colgaban airosamente de una elevada parra. Deseando comérselas  comenzó a hacer piruetas en el aire, tan atrevidas como infructuosas. Cansada, al fin, de lo vano de su intento, dijo para consolarse:
_ Están verdes estas uvas, y por eso no las quiero.
Los incapaces suelen culpar a las circunstancias y no apetecen lo que se ve imposible de conseguir.                                                                                                                    Fábula de Esópo
Como el aire que se respira, asimismo necesitamos dos fuerzas poderosas a lo largo de la vida: integridad y la rectitud. La rectitud nos lleva a aprender lo que Dios demanda y esforzarnos por cumplirlo. La integridad (ser lo que decimos ser) nos impide declarar que somos rectos mientras vivimos como si no conociéramos a Dios. La rectitud dice: "Este es el Camino a seguir". La integridad dice: "Caminaré constantemente en Él".

Los enemigos son los que no sólo se oponen a nosotros, sino que además se oponen al estilo de vida que Dios quiere ver en nosotros. Como ejemplo citaremos algunas  tentaciones enemigas: el amor a la fortuna, ansías de honores, éxito insolente, infamia, engreimiento. Y nuestro mayor enemigo: Satanás.  

El rey David pide a Dios que impida que sus enemigos lo venzan porque se oponen a todo lo que Dios es.

Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado. Salmo 25:21

Ambiciona honor, no honores.

En las reflexiones del compañero Fidel del 4 de mayo “El Premio Nobel de la Paz”, se pone de manifiesto una vez con cuanto ahínco aún Fidel Castro ha ambicionado honores que nunca podrá alcanzar. (Ver la fábula de Esópo: “La zorra y las uvas verdes”)
Con cuanta saña y encono Fidel Castro se ha pronunciado, desde que llegó al poder, en contra de todos los Presidentes de los Estados Unidos y el Presidente Obama no iba a ser la excepción:
“Rafael Correa, Presidente de Ecuador, declaró valientemente, que más que una época de cambio estamos viviendo un cambio de época. Fidel expresó: “Ambos, Rafael Correa y Hugo Chávez, son cristianos, ¿Obama, en cambio, ¿qué es, en qué cree?”.

¿Es Fidel Castro quién tiene la reputación de ser todo lo integro que dice que es?

Cuándo una figura pública hace un juicio de las demás, su honra tiene ser limpia ante la opinión de la gente. Este pueblo ya no ignora de su amor a la fortuna, a la infamia de su éxito y a su engreimiento y lo peor: de su enemistad con Dios.

CAPITULO 10 LA EDUCACIÓN SEXUAL EN EL HOGAR


En conferencias sobre el hogar en las iglesias evangélicas, es normal que me
pidan un tiempo especial con los jóvenes para charlar sobre algún aspecto de la
vida familiar. No hay un tema más llamativo a los adolescentes y jóvenes como
el del sexo, y esto es usualmente lo seleccionado para considerar con ellos. En
varias ocasiones pregunto al grupo sobre el sexo que ellos han aprendido de
sus padres. Casi unánimemente me responden que no han aprendido nada de
este asunto de sus padres, por lo menos no directamente. Se quejan de que el
término “sexo” se trata en su hogar como si fuera un tabú o una cualidad
desconocida.
Aunque este ha sido el caso casi universalmente, hay que reconocer que no
existe una necesidad más urgente entre nuestros hijos modernos que la de tener
una sana y bíblica perspectiva al respecto. Las presiones y tentaciones que la
juventud experimenta a diario, provenientes del sexo, especialmente en sus
múltiples formas profanas (el cine, la televisión, el periódico, las revistas), deben
alarmarnos suficientemente para que actuemos a fin de contrarrestarlas con una
información adecuada.
En una sociedad saturada de sexo, no debemos permanecer ciegos ante la
huella que este fenómeno está dejando en las vidas impresionables de nuestros
hijos.
Tan cierto que hay una escasez de enseñanza sobre la educación sexual en los
hogares, tanto en los cristianos como en los que no lo son, es igualmente cierto
que sí hay padres que desean guiar a sus hijos en esta materia importante y
frustrante. Sin embargo, la mayoría no se siente capaz de educar debidamente a
los suyos en cuanto al sexo. Hay varias razones por las que muchos padres se
niegan a entrar en el tema:
(1) Ellos mismos nunca recibieron una educación sexual, por lo tanto no
pueden enseñar a sus hijos;
(2) se avergüenzan y no pueden hablar con confianza ni naturalmente
del asunto;
(3) sus propias frustraciones en sus relaciones sexuales inhiben una conversación con sus vástagos; y
(4) simplemente no han mantenido una buena relación de clara y abierta
comunicación con sus hijos para poder entrar en este tema que muchos
consideran algo delicado.

TRES PREGUNTAS COMUNES DE LOS PADRES
En conferencias sobre la vida familiar es común escuchar tres clases de
preguntas de los padres acerca de la educación sexual. En primer lugar se suele
oír la queja de que ya hay demasiado sobre el sexo en todo el ambiente
cotidiano, por lo tanto les parece que hablar del sexo es instar a los jóvenes a
querer experimentarlo. En respuesta hay dos asuntos que considerar. Uno es
que la información que nuestros hijos reciben en la calle, la escuela, la
televisión, etc., normalmente no proviene de un fundamento cristiano, sino del
lado contrario. Por lo tanto, es preciso armarlos con una información sana y
bíblica para que puedan evaluar lo que ven y escuchan constantemente.
Además, los padres no deben creer que el no hablar del sexo lo hará
desaparecer.  Subconcientemente aquello puede ser lo que algunos padres
esperan, pero esperan en vano. Lo que hace falta a aquellos padres que tienen
sentimientos de inseguridad en cuanto a la educación sexual de sus hijos es
recibir una buena aclaración y definición de lo que se contempla por aquella
educación. Se propondrá definirla dentro de poco.
Una segunda clase de preguntas que hacen muchos padres tiene que ver con lo
vergonzoso que es para ellos hablar del sexo con sus hijos. A veces el sentido
de vergüenza tiene su origen en algunas experiencias de la niñez, o en que los
padres le habían enseñado que el sexo es sucio o, por lo menos, algo que no se
considera digno para la conversación de los cristianos. Otros padres se han
preparado con una buena educación sexual por medio de lecturas adecuadas;
sin embargo, se encuentran “mudos” cuando tratan de iniciar una conversación
sobre el sexo con sus propios hijos. Tal inhibición puede provenir del miedo de
que el hijo le pregunte algo que no puede contestar; puede ser que tema que su
hijo adolescente no querrá responderle como el padre espera; puede revelar su
crianza y las actitudes que aprendió de la palabra y el ejemplo de sus padres; o
puede ser la consecuencia de su estilo de personalidad. Como sea, puede
confortarse con que aun algunos consejeros profesionales han confesado que
les fue difícil orientar a sus propios hijos sobre los papeles sexuales en sus
matrimonios futuros, ¡mientras que les era fácil orientar a los hijos de otros sobre la misma materia!f128 Probablemente es más fácil que los padres bien
preparados orienten a los niños menores cuando hagan sus preguntas, pero aun
en tales ocasiones a veces se producen momentos de vergüenza; por ejemplo,
cuando preguntan de la función del hombre en la reproducción. Sin embargo, si
se le contesta sencillamente y con honestidad, el niño normalmente lo acepta
como parte del plan creador de Dios. La vergüenza es el problema de los
adultos, no de los niños.
Una tercera pregunta que hacen los padres tiene que ver con su
responsabilidad en la educación sexual. Puesto que muchos padres se sienten
incapaces de enseñar a sus retoños en cuanto al sexo, esperan que la escuela
pública lo haga. Sin embargo, lo que se presenta en el departamento de
biología acerca de la fisiología, la anatomía las funciones humanas en la
reproducción no satisface la necesidad del niño ni del adolescente en cuanto a
la educación sexual. Es en el hogar donde el hijo debe recibir una instrucción
consciente sobre sus relaciones personales, un vocabulario decente, la
moralidad, la cortesía, etc., porque todo esto forma parte de la educación
sexual. La fe cristiana en su expresión más amplia debe ayudarnos a descubrir
cómo vivir abundantemente, encontrando en Cristo los recursos para
relacionarnos felizmente, sabiendo cómo amar y perdonar. (Colosenses3:12-15.)
Estas experiencias cristianas tienen su mejor campo de acción en el
hogar con su propia familia. Y éstas también son parte de la educación sexual.

UNA DEFINICIÓN DE LA EDUCACIÓN SEXUAL
El lector me ha aguantado hasta aquí, y seguramente está preguntando: ¿Qué,
pues, es la educación sexual? Parece ser tan amplia como la vida misma. He
estado tratando de estirarle a usted en su concepto de lo que es el sexo, o
mejor decir, la sexualidad; porque es más que la reproducción humana —
incluye los papeles y las relaciones. El sexo no es algo que tenemos, es algo
que somos. Es de nuestra persona y personalidad. La educación sexual va más
allá de impartir los datos y detalles de la reproducción. Hay que orientar a los a
los hijos sobre las actitudes correctas hacia el aspecto sexual de la vida. Incluye
los papeles de varón y hembra y las maneras sanas de relacionarse. La
educación sexual tiene que ver con los valores morales, lo que debemos
entender y hacer. En fin, la educación sexual es la comunicación sana y sabia de
los hechos, actitudes, papeles, relaciones y valores morales.
Si así se define el asunto, hay que reconocer que está ocurriendo diariamente.
Es inevitable, porque de tales cosas se trata constantemente en el hogar, en la
calle, en la escuela y aun en la iglesia. El problema no es si nuestros niños
reciben una educación sexual, sino si aquella educación es buena o mala,
adecuada o inadecuada, cristiana o del mundo.
Aunque reconocemos que casi todos nos sentimos limitados para enseñar a los
nuestros sobre muchos de los aspectos de la sexualidad, debemos intentar
hacer lo que podamos y pedir de Dios la sabiduría para aplicar nuestra fe
cristiana a esta área de la vida. (Santiago 1:5) Una cosa es cierta, como
padres somos responsables por la buena educación de nuestros hijos hasta
donde sea posible dentro de nuestros límites. Es mi esperanza que esta materia
le ayude a usted a abrirse al asunto y modificar algunos de sus límites.
Indudablemente mucho del éxito que tendremos en la educación sexual de
nuestros hijos dependerá de nuestros actitudes ante el tema, pero la necesidad
de nuestros hijos de tener una perspectiva sana al respecto debe impulsarnos a
hacer lo mejor que somos capaces de hacer.
Para una lista de libros con los cuales puede profundizarse en esta materia, vea
la bibliografía al final de esta obra. La buena lectura también sirve como un
método de educar a los hijos sobre su sexualidad.
Ahora quisiera contestar tres preguntas acerca de la educación sexual:
¿Cuándo hacerla, cómo enseñarla y qué enseñar? Después, enfocaremos
algunos problemas particulares en la educación sexual de los adolescentes y
concluiremos este capítulo presentado algunas sugerencias para las iglesias en
su programa educacional para que puedan complementar a los hogares
cristianos en esta importante tarea de la educación sexual.

¿CUÁNDO DEBEMOS COMENZAR LA EDUCACIÓN
SEXUAL?
Nosotros comenzamos a educar sexualmente a los hijos aún antes de que
nazcan. La antesala de la experiencia educativa es la actitud de los padres, el
uno hacia el otro y de los dos hacia su futuro vástago. La predisposición, el
amor y la comprensión expresados por la pareja crean un ambiente propicio
para que el infante reciba lo primordial en su desarrollo: el sentido de seguridad.
Luego, la educación sexual sigue por las expresiones de afecto, cuidado,
alimentación y juego que permiten que el infante aprenda por los sentidos
naturales. Además, la alimentación natural por parte de la madre y el tomarle en
los brazos provee al niño una constante dosis de cuidado y atención. Todo esto
es lo que Samuel Vila llama el “preludio de la educación sexual” que él dice
servirá más tarde “como base para que el pequeño pueda captar y comprender
mejor lo que es el amor y la confianza en los demás”.
Mientras que todavía es infante comienza a descubrirse por tocar las varias
partes de su cuerpo. Lo más natural es que tome y juegue con su pene o
vagina. Esto no es una señal de que sea depravado, sino de que está
aprendiendo por experimentar. Revise el Capítulo 8 acerca de la formación
mental del niño donde se hace hincapié en que la experimentación es el método
principal por el cual durante la niñez el niño aprende.
Esto no es para asustarse y creer que el niño desea experimentar hasta “lo
último” del sexo, sino que el niño busca simplemente satisfacer su curiosidad,
de la cual normalmente tiene bastante. Sin embargo, si los padres no conducen
al niño a llenar su mente curiosa de la verdad, se ha comprobado que el niño sí
tiende a entregarse a la “experimentación” para descubrir por sí mismo la razón
de estas cosas. Es la ignorancia, no la buena y sana información, la que impulsa
al niño a hacer lo indebido. De todos modos, nada de esto suele ocurrir hasta
más tarde en la niñez o la adolescencia. Además, cuando el niño llegue a la
edad de preocuparse acerca de la fertilización, normalmente no necesitará el
juego de fantasía que practicaba a los tres a cinco años. Ahora percibe las
cosas por pensarlas y esto, combinado con un sentido acentuado de desear una
vida privada, llena su necesidad. Aunque algo de experimentación ocurra, no
será debido a que le hemos dicho demasiado, sino porque los niños siempre
serán niños. Tengamos la seguridad de que si hemos sido sinceros y honestos
con nuestros hijos ellos también lo serán con nosotros y vendrán para
compartirnos sus frustraciones y preguntas.
Volviendo a la infancia y temprana niñez, de dos a seis años, notamos que el
niño aprende por lo que ve. Así es como gana la comprensión. No aprende
sólo por nuestras palabras. Es completamente normal que desee saber si todos
los niños y las niñas son iguales a él. Cuando haya un infante en casa, o cuando
visita a otra familia, y vea el cuerpecito del chiquito probablemente dirá: “Mira,
mamá, tiene pene”, o “Mira, no tiene pene.” No se asuste, no se enoje. Muchas veces es suficiente responderle con sus mismas palabras, pero siempre debe
ser con un tomo natural de la voz. James Hymes indica que es especialmente
importante para las niñas saber que no son deformadas porque no tienen pene.
El explicarles que sólo los varones los tienen y que todas las niñas tienen vagina,
él dice, puede traerles una gran paz mental.
El niño preescolar tiende a hacer muchas preguntas. Debemos interpretar éstas
como expresiones de curiosidad, no que esté buscando información que como
niño no le corresponde. La curiosidad es natural y nos presenta oportunidades
para guiar la mente inquisitiva del niño hacia actitudes sanas de su propia
sexualidad y la de otros. Como padres, recordemos que el niño no tiene una
capacidad adulta ni de comprender ni de retener las cosas que le explicamos.
No nos cansemos de explicarle las cosas o de contestar sus repetidas
preguntas. La comprensión viene poco a poco al niño. Este es el caso,
especialmente, en la enseñanza de los valores, porque hay que interpretar y
evaluar para el niño, lo cual él no es capaz de hacer por sí mismo. Un ejemplo
de esto es su aprendizaje de respetar a otros, incluyendo lo sexual. Por el
contrario, tenemos que ser pacientes con los niños cuando ellos insisten en
mirar la desnudez de otros niños o aun la nuestra. Así aprende el niño, por ver.
Además hace bien aprovechar el bañarle para enseñarle los nombres correctos
de las partes del cuerpo, aunque no sería malo explicarle que otros usan
nombres diferentes y populares, dando su significado en relación al nombre
correcto.
Estamos considerando la pregunta de cuándo comenzar la educación sexual del
niño, y hemos notado que la actitud del niño hacia la sexualidad es tan
importante como su necesidad de recibir información específica. Pero la
información directa es necesaria. ¿Cuándo debemos iniciar aquellas
conversaciones? La verdad es que las preguntas naturales que hacen los chicos
indican la ocasión más exacta. Pero hay que recordar no darles respuestas
adultas a sus preguntas de niños. Las respuestas sencillas normalmente
satisfacen al niño. Así la educación sexual es algo gradual y a la velocidad del
interés y capacidad del niño. No debe contar todo el cuento con sus detalles al
niño de cinco años cuando le pregunte a usted: ¿Dé donde vienen los niños? Le
satisfará escuchar que el bebé se forma dentro del vientre de la madre y cuando
está listo sale a nacer por medio de una abertura que Dios ha provisto entre las
piernas de la madre.f134 Así el niño lo acepta como algo de lo más natural y no
necesitará más información por el momento.

¿CÓMO DEBEMOS PRESENTAR LA EDUCACIÓN SEXUAL?
Los padres enseñan a los hijos constantemente, consciente o
inconscientemente, porque les sirven de modelo. Especialmente es este el
patrón antes de que el niño llegue a la adolescencia. Por eso, la primera manera
que mencionaremos, por la cual los padres instruyen a sus hijos en lo sexual, es
su ejemplo. Por cierto, nuestro ejemplo debe conscientemente comunicar
conceptos sanos que nuestros hijos puedan captar en nuestra actitud.
1. Por Nuestro Ejemplo
Un ejemplo sano sobre el sexo abarca por lo menos cuatro aspectos:
reverencia, amor, respeto (confianza) y aceptación.
Mostrar reverencia acerca del sexo quiere decir que haya un sentido de
profundo aprecio y respeto por lo que Dios ha creado y un reconocimiento de
que también ha hecho a los padres copartícipes con él en aquella creación
dándoles la capacidad de engendrar hijos. De modo que se refleja un respeto
por el cuerpo como una maravillosa dádiva de Dios, y que ser padres es un
gran privilegio otorgado por nadie menos que Dios mismo. Tampoco debemos
ser casuales acerca del sexo porque existe en ello una “cualidad especial de
intimidad, de vigor y de significado a la que nadie puede escapar”. De estos
“sentimientos intensivos viene la comprensión de la pareja y el gran gozo que
existe en las profundas relaciones personales. Aun los niños pequeños pueden
sentir esto”.
El segundo aspecto de un ejemplo sano es el de la demostración del amor. El
niño aprende a dar afecto al recibirlo de sus padres. Mientras el niño reciba
cariño y atención de los padres, está ganando la seguridad que necesita para
formar profundas relaciones con otros. El ejemplo del amor demostrado entre
la pareja es también un maestro supremo ante los hijos. Los besos, hechos de
cariño y la cortesía comunican volúmenes de educación sexual al niño que los
observa en acción. El aprende que el amor es algo de gentileza, es algo
agradable y es algo que debe ser demostrado constantemente.
Un tercer aspecto del ejemplo de los padres en la educación sexual de sus hijos
es el del respeto que se demuestren el uno hacia el otro y hacia los mismos
hijos este respeto debe incluir una confianza creciente en los hijos. Si queremos
que los hijos nos respeten hay que respetarlos primero. Difícilmente sabrán
hacerlo si no se lo hemos demostrado. Esto incluye tocar la puerta de su habitación antes de entrar, pedirles “permiso” cuando queramos interrumpir una
conversación de ellos o con sus amigos y corregir a cada hijo aparte, no
delante de otros niños o en público. Este respeto comunica al hijo una
valorización que le dice que lo apreciamos y que creemos en él. Es parte de la
formación de un hijo maduro y contribuye a su formación moral, porque la
madurez y la moralidad se basan en que se internalicen las normas en vez de
solamente conformarse a las presiones externas que otros les dan. El respeto
sirve como un fundamente sabio en el niño, pero hay que ampliarlo mostrándole
confianza medida que se acerca más a la adolescencia. Darle responsabilidades
ayuda al niño o al joven a sentir que le respetamos y que confiamos en él,
especialmente cuando recordamos felicitarle por algo bien hecho.
En cuarto lugar, debemos ejemplificar la aceptación tanto de los papeles como
de las funciones del sexo. Los varones necesitan saber que los aceptamos con
contentamiento porque son varones y las niñas deben saber lo mismo en cuanto
a su sexo. A veces los padres cometen el error de decir al niño: “Bueno, mi
hijo, en realidad queríamos una niña esta vez, pero te amamos de todos
modos.” Esto confunde al niño en cuanto al papel que los padres desean que él
desempeñe. Un problema más grande puede ser la comunicación de nuestra
actitud hacia la función del sexo. Si llevamos una vida de frustración en lo
sexual o si creemos que es algo sucio, difícilmente podemos afirmar la
sexualidad como un don de Dios. En tales casos se precisa buscar a su pastor
para que le oriente y le recomiende unas lecturas saludables tanto para los
padres como para los hijos.
2. Por la Buena Comunicación
En realidad nuestro ejemplo es una forma de comunicación, y como toda
comunicación tiene dos formas: verbal y no verbal. Ahora, debemos entender
que la comunicación es algo más que nuestro ejemplo y demostración de los
principios arriba mencionados. También, abarca unas pautas definitivas que
sirven en toda nuestra relación con los hijos, especialmente en la educación
sexual.
La primera pauta en toda buena comunicación es saber escuchar. No hay nada
que infunda un sentido de aprecio en el niño como la atención que le demos a
sus preguntas y frustraciones. Por cierto, a veces requiere bastante paciencia de
nuestra parte. Pero, recordemos que aun cuando no sepamos cómo
responderle al hijo, el haberle escuchado y mostrado simpatía (compadecerse con él) es a menudo más importante que la información que le pudiéramos
impartir. De modo que aunque no sepamos qué decirle, podemos ayudarle
simplemente prestándole “nuestros oídos”.
Otro paso básico en la buena comunicación es establecer tres directrices que le
sirvan en todo momento para dirigirse a los suyos en esta materia del sexo: la
sinceridad, la honestidad y la sencillez.f136 Debemos ser sinceros en enseñarle al
hijo a respetar su sexualidad y la de otros y a buscar lo que le edifique y le lleve
a un concepto sano del amor conyugal con su complemento físico que se base
en un alto sentido moral. La honestidad se aplica usando los términos correctos
y no eludiendo las preguntas de nuestros hijos. Si les damos respuestas
incorrectas, más tarde descubrirán la verdad y perderán su confianza en la
verdad e infalibilidad de nuestras respuestas. La sencillez se refiere a la manera
de responder a las inquietudes al nivel de los hijos, no con palabras ni
conceptos de adultos. No debemos asustarnos ante este tema ni pensar que no
somos capaces de entrar en ello con los nuestros. Siguiendo estas tres
directrices no los vamos a defraudar ni dirigir mal.
Recordando estas tres directrices, hablemos sobre cómo contestar las
preguntas de los niños, y esta es la tercera pauta en la buena comunicación. El
principio es fácil: conteste al niño siempre sincera, honesta y sencillamente. Si su
niño de cinco años pregunta: ¿De dónde vienen los niños?, contéstele con:
“Ellos crecen dentro de sus madres.” Así, nada más por el momento. Con esto
él normalmente se satisface. Si contestamos sus preguntas con calma y sin
complicaciones, probablemente volverá para interrogarnos sobre alguna cosa
más. Lo interesante es que las preguntas del niño sobre el sexo no tienen más
valor para él que las que hace sobre el automóvil y cómo éste funciona o cómo
los árboles crecen.
A veces tenemos que pedirle al niño que aclare su pregunta. El doctor Wilson
W. Grant cuenta la experiencia de un padre que contestó la pregunta de su hijo
de cinco años acerca de dónde había venido él con un breve discurso de
educación sexual. Cuando terminó, el niño le dijo: “Bueno, papá, pero ¿de
dónde vine yo? Ricardito vino de México. ¿Yo vine del mismo lugar?f137
Otras veces hay que aclarar las malas concepciones de los niños. Samuel Vila
relata la experiencia de una niña que quiso saber si los niños se engendran por
los besos entre las mamás y los papás. La niña había observado que los padres
se habían besado y poco después la madre quedó encinta. Además, la niña andaba con un susto porque un compañero de clase en el colegio le había dado
“un beso”.
Sin embargo, los niños pueden hacer preguntas serias y profundas. Las más
delicadas tienen que ver con la parte del padre en la procreación. En este caso,
como en los demás, seamos sinceros, honestos y sencillos en nuestras
respuestas. En realidad, la vergüenza es el problema del adulto, no del niño. Se
sugiere que le dé crédito al padre por su contribución en la fertilización, pero
explíquelo sin complicaciones. Se puede decir al niño pequeño que una célula
del padre se encuentra con una célula de la madre, y se juntan. Al principio las
células son tan pequeñas que no las podemos ver, pero dentro de unos días el
niño comienza a formarse y así crece hasta el tiempo de nacer. Si el niño es más
grande, digamos de seis a ocho años, cuando salga a luz la pregunta, puede
recordarle la diferencia entre los cuerpos de varones y hembras, uno con pene
y la otra con vagina, explicando que Dios nos había hecho de esta manera para
que los casados pudieran juntarse y así tener niños. Este data, junto con la idea
de la unión de las células, explicado en un espíritu positivo, debe ser suficiente.
Sin embargo, una cuarta pauta bien servirá para complementar nuestras
explicaciones y esa es el aprovechar las experiencias en la naturaleza y el
compartir lecturas al respecto. Muchas veces viendo unos animales en el acto
de copulación, se pueden hacer unas observaciones sencillas. En cuanto a las
lecturas apropiadas para las edades véase la bibliografía al final de este libro.
Lo importante es que el niño experimente nuestra compañía en ayudarle a
buscar las razones de uno de los misterios de la vida: su origen, su causa y la
parte que los padres tenían en ello.
Sobre estos puntos de la buena comunicación en cuanto a la educación sexual
de los hijos, algunos padres de seguro preguntarán: “¿Qué pasa, por qué el hijo
mío nunca me ha pedido nada de esta información?” En primer lugar, diría que
simplemente algunos niños son indiferentes en cuanto a las cosas del nacimiento
y de los nenes. Parece que no se les ocurre mencionarlo como tampoco
preguntan de la marea del mar. En segundo lugar, se debe a que algunos padres
siempre les comunican a sus vástagos que lo más importante es que ellos sean
“buenos niños”. Lo enfatizan tanto que cualquier cosa relacionada con el sexo
les parece “mala”. Piensan que es una amenaza hablar de ello, porque pierden
el amor de sus padres. Los niños aprenden temprano que el sexo es algo
secreto y que tratar de hablar de eso puede significar un riesgo en la relación con sus padres. En tercer lugar, algunos padres, o abuelos, o maestros, o
alguien más puede que haya imbuido en la mente del niño que el sexo es malo y
que no debe preguntar de “cosas feas”. Pero en cuarto lugar, a veces los niños
aprenden “los secretos” en la calle y por su sentido de culpa no piensan que es
tema digno de mencionar a los padres.
Sea cual fuere la razón por la cual los niños no preguntan sobre el sexo, es
nuestra responsabilidad como padres guiarles a tener alguna comprensión y
aprecio por estos conceptos de manera sana y adecuada. Tome su tiempo e
inicie la conversación. Aproveche la naturaleza y los momentos de lectura
juntos para infundir en el niño un conocimiento de quién es y cómo se relaciona
a otros y que esto es de suma importancia en las vidas de todos nosotros. Así
usted y yo estamos dando lo fundamental en la educación sexual a nuestros
niños. Si no les enseñamos nada más, hemos hecho una contribución
significante al desarrollo de su persona. Sin embargo, en realidad ellos necesitan
más información. Entonces, ¿qué debemos enseñar al niño sobre la educación
sexual?
¿QUÉ DEBEMOS ENSEÑAR EN LA EDUCACIÓN SEXUAL?
Quizá la pregunta debiera ser ¿cuánto? En vez de ¿qué? Pero se ha dicho ya
que la cantidad de información que le damos al niño debe ser de una velocidad
gradual y al ritmo del interés del mismo —o sea, progresivamente. Hace bien
que uno estudie las etapas de desarrollo del niño y de la pre-adolescencia para
poder dar una educación sexual que sea adecuada en el momento preciso. Para
refrescar la memoria sobre el particular, ¿por qué no vuelve usted a leer en el
capítulo 8 la sección sobre la formación del niño?
Ahora bien, el “qué” de la educación sexual abarca por lo menos dos aspectos:
lo físico y lo moral. Hemos sugerido usar con los niños los nombres correctos
para los diferentes órganos del cuerpo (pene, pecho, vagina, ano, etc.).f139
Además de los nombres de los órganos, necesitamos ensañarles la higiene y su
por qué. El aseo personal elimina olores desagradables y mantiene el cuerpo
sano y presentable.
Cuando el niño se está acercando a la pubertad, precisa de más información
sobre su propio desarrollo físico. Debemos asegurarle que no cabe un sentido
de culpa porque esté cambiando su forma y tamaño, o porque tiene acné, o
que ha comenzado la menstruación u ocurrido algunos sueños mojados (o emisiones nocturnas). Más adelante hablaremos sobre el adolescente y su
problemática en la educación sexual.
En los últimos años han aparecido varios libros que sirven de orientación para
los niños en las diferentes etapas de su desarrollo sexual y aun para guiar a los
padres en la educación sexual de sus retoños. Para una lista de tales materiales,
véase la bibliografía. En estos libros se suele encontrar dibujos y figuras que
explican la anatomía del cuerpo, tanto masculina, como femenina. El
conocimiento de estos datos es importante a medida que el niño llega a la
adolescencia, pero como el doctor Grant dice, “los datos no bastan.”f140
Además de los datos, se requiere que el niño reciba instrucción moral y
espiritual por la cual él pueda discernir lo bueno y lo malo, lo agradable y lo
despreciable, lo que edifica y lo que frustra la buena marcha de la vida cristiana.
Un concepto moral del sexo comienza con una actitud sana hacia el mismo
sexo. Es muy importante que el niño comprenda que Dios le ha hecho una
persona sexual (Génesis 1:27) y que Dios tiene propósitos muy positivos al
haberlo creado de esta manera. El sexo es la manera más profunda por la cual
personas de ambos sexos pueden conocerse, y esto es logrado, como Dios
quiere, solamente en la entrega de la pareja en el matrimonio. Además, es el
medio que Dios ha provisto para la procreación de los hijos. Esta actitud
positiva hacia el sexo presenta la verdad bíblica de que el sexo, aceptado y
usado como Dios lo ha diseñado, resulta en suma felicidad y en un sentido de
alto cumplimiento (Efesios 5:21-33;1 Timoteo 4:4.)
Un segundo paso en el desarrollo moral en la educación sexual del niño se logra
ayudándole a aceptarse tal como él es. La madurez del niño, en parte, se basa
en esta aceptación. Cuando un padre demuestra preferencia por los niños de
uno u otro sexo, está atacando la fibra moral de los hijos de sexo opuesto y
creando sentidos de frustración e inseguridad en ellos El niño precisa de una
aceptación de que ser varón o ser hembra es bueno (Génesis 1:27;1Timoteo 4:4),
 porque Dios los creó así.
La educación sexual en el hogar cristiano debe, en tercer lugar, proveer
oportunidades de establecer relaciones significativas y satisfactorias. Los
fundamentos de las amistades se reflejan en su selección y relación con su
futuro cónyuge.f141 Lo que hemos dicho anteriormente acerca del respeto
también se aplica aquí; pero es más que el respeto para las puertas cerradas y la vida privada, es el respeto también hacia el propio cuerpo de uno de los
otros. Hay que comprender que toda persona es única y cada una merece
respeto, sea el padre, la maestra, el amiguito o la hermanita. Son para ser
amados tal como son. No son objetos para ser manipulados y usados como
uno quiera. Este aprecio y respeto hacia otras personas tiene una incomparable
trascendencia cuando los niños lleguen a la adolescencia y juventud, y es
claramente aplicable al matrimonio.
Por último, el hogar cristiano debe ayudar al niño a desarrollar su propio
sistema de valores. Parte de un sistema de valores aceptable son las ideas
expuestas hasta este punto sobre el qué enseñarles a los hijos en cuanto a la
educación sexual.
Con los niños de menor edad un fundamento en la formación de valores es el
de su vocabulario. Los niños nos sorprenden por su facilidad de aprender
malas palabras y de soltarlas en el momento menos apropiado, cuando hay
visita o cuando estamos en público. No las podemos ignorar, pero tampoco
debemos estallarnos en una reacción colérica ante ellas. Para algunos niños el
hablar “sucio” es aparentar ser grande como los niños de su pandilla, creyendo
que esto lo hace aceptable a los demás de su grupo. En la mayoría de los
casos, los niños no saben el significado de aquellas palabras. Aunque le
hagamos saber que no son palabras aceptables para los bien educados ni los
cristianos, es mucho más importate que le felicitemos por las cosas que él
cumple y hace bien, para que entienda que el actuar con responsabilidad es lo
que en realidad le hace una persona “grande”. También es de desear que los
padres vigilen un poco las amistades que sus hijos tienen porque allí,
normalmente, radica algo del problema.
Es en el hogar donde el niño debe recibir una ética positiva y no una basada en
negativismos. El medio no es muy efectivo en estos días modernos
especialmente para enseñar a los jóvenes de lo sexual. Alguien ha observado
que, debido a la píldora, ahora no hay gran miedo por embarazos no deseados.
La penicilina ha eliminado el miedo a las enfermedades venéreas y, con un
automóvil y un tanque lleno de gasolina, una pareja se puede escapar para
hacer lo que quiera sin ser detectada. El doctor Hollis sugiere que eduquemos a
los hijos a base de principios distintivamente cristianos en vez de por miedo.
Unos de los más efectivos conceptos bíblicos que podemos infundir en los
muchachos y muchachas son los de la mayordomía, la disciplina y el amor.
La mayordomía es una conciencia de responsabilidad ante Dios, el creador de
nuestros cuerpos. Así tenemos un sentido de que Dios nos lo ha provisto y no
debemos maltratar ni el nuestro ni el de otro. También, nos ha dado los cuerpos
para un buen uso, y esto produce una alegría y hace surgir en nosotros un
agradecimiento a Dios.
Sin embargo, el abuso de lo bueno constituye un pecado grave ante Dios, el
creador.
La disciplina llega a formar parte de nuestra moralidad cuando nos damos
cuenta de que Dios es el soberano sobre toda la vida. Como soberano, él juzga
todas nuestras acciones. Con una conciencia de su presencia y buena dirección
en nuestras vidas estamos capacitados para discernir la diferencia entre las
sensaciones momentáneas y las satisfacciones de largo alcance, y de poder
escoger la mejor, la de tener una vida disciplinada en todo, y especialmente en
lo referente al sexo. También, debemos recordar que la disciplina es algo
voluntario, que proviene de una voluntad dispuesta a sufrir para ganar algo
mejor.
El amor surge en nosotros en respuesta a Dios como nuestro redentor. El nos
ha estimado y valorizado al darse en rescate por nuestros pecados. Esta
valorización, también transforma nuestro concepto de otras personas. Tal como
Cristo nos ha estimado a nosotros, nos enseña que otros necesitan ser amados
y no ser tratados como objetos para ser manipulados. Cualquier idea,
pensamiento o acción que destruya o corrompa en vez de edificar o estimular a
buenas obras (Hebreos 10:24) no es de amor y hay que rechazarla, porque
vivir en el amor de Cristo es lo único que nos satisface profunda y eternamente.
Concluimos hablando de la formación de un sistema de valores cristianos en
nuestros hijos mediante la glorificación de nuestro Señor por habernos dado
una fe práctica y aplicable a la vida. Unos dos ejemplos de pasajes bíblicos que
merecen nuestro estudio y práctica son los de Filipenses 1:9-11 y Colosenses 1:9-14. Ambos pasajes exaltan los recursos proporcionadospor Cristo en nuestras vidas: el amor, el conocimiento, el discernimiento, el
crecimiento en madurez, la fortaleza, la firmeza, la potencia de la gloria de Dios,
la libertad del pecado y la redención (limpieza y frescura) por la sangre de
Cristo mismo. Todas estas cualidades están en continua función en la vida de la
persona que recibe a Cristo. ¡Qué privilegio más alto y sublime es el de vivir y
andar con nuestro Señor! Así nos ha hecho aptos para vivir por encima de las tentaciones y de lo inferior en las relaciones humanas. Por tanto, deseamos lo
que le agrada a nuestro amoroso Señor y lo que puede llenarnos de gozo.
(Juan 15:9-11.)
PROBLEMAS ESPECIALES DE LOS ADOLESCENTES
Los adolescentes precisan, por lo menos, dos clases de información:
(1) la de sus cambios físicos y
(2) la de las cuestiones personales y sociales de la masturbación, la
pornografía, la homosexualidad y el sexo prematrimonial.
Los Cambios Físicos
En el desarrollo físico, las niñas necesitan saber antes de su primera
menstruación lo que pasará. Así evitarán la confusión, el miedo y la culpa que
suele sentirse cuando existe una ignorancia del suceso. El adolescente varón
precisa saber que las emisiones nocturnas acompañadas por sueños eróticos
son normales en su crecimiento sexual. El impulso sexual en el adolescente es
muy fuerte, una manera que Dios creó para que el cuerpo inconscientemente se
ventile de algunas de las tensiones sexuales. Por los diecinueve años, hay sólo
un cinco por ciento de los jóvenes que no han experimentado las emisiones
nocturnas,f143 por lo tanto todos merecen saberlo y así poder aceptar su
realidad sin gran frustración.
Problemas Personales y Sociales
Hay un sentido en que el adolescente no puede controlar los aspectos físicos
que acabamos de mencionar, pero hay algunos problemas personales y sociales
sobre los cuales él sí tiene que decidir y ejercitar control. Son la masturbación,
la pornografía, la homosexualidad y el sexo prematrimonial.
1. La Masturbación
La masturbación es una experiencia común desde la infancia, en la cual el niño y
la niña reciben una cierta exitación al tocar y manipular sus órganos sexuales.
En la niñez no tiene ningún significado moral en lo absoluto. En la adolescencia
puede llegar a constituirse en un problema personal si se convierte en hábito.
De que ocurra ocasionalmente, y los padres se enteren del caso, no deben
crear un escándalo, acusando al niño de ser un pecador renuente y condenado.
Deben aceptar este hecho como algo completamente normal en la formación del adolescente, quien suele insistir en experimentar las cosas de la vida para
comprobar su valor y realidad. Además, hay que reconocer que las tensiones
sexuales se amontonan durante la pubertad y adolescencia, hasta que el joven
se casa, y que la masturbación es a veces nada más una válvula de escape de
estas tensiones.
Ahora déjeme hacer tres sugerencias que creo pueden ayudar a los padres en
su orientación a sus hijos en este particular. En primer lugar procure conversar
con sus hijos frecuentemente. Se puede asumir que sus hijos adolescentes están
encarando esta situación de la masturbación. Un diálogo comprensivo en el cual
usted expresa fe y confianza en el niño puede aliviarlo de sus sentidos de culpa
y dirigirle a despedir algunas de sus fantasías acerca del sexo.
En segundo lugar, anímeles a participar en todas las actividades deportivas y
creativas que ellos deseen, porque tales actividades utilizan su gran energía, que
de otro modo podría estar dirigida hacia distracciones menos productivas en su
crecimiento. El tiempo de ocio es el aliado de los malos pensamientos y
tentaciones. Entre las actividades creativas caben lo que él lee y ve en la
televisión y en el cine. Buena lectura y sana ocupación sirven para contrarrestar
las influencias negativas que abundan en nuestro ambiente moderno.
En tercer lugar, y de gran importancia, enseñe al niño cómo vencer las
tentaciones. Un pastor nos recuerda que no podemos controlar quién toca a la
puerta de la casa, pero sí podemos decidir quién entra. Con tantos
pensamientos malos que tocan a las puertas de todos nosotros, nos vemos
obligados a saber cómo señorear sobre ellos y cómo facilitar al joven este
mismo conocimiento. Un pasaje muy útil es el de1 Corintios 10:13:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel
es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir,
sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar.
Este versículo recalca que la fuente de decisión se encuentra en nuestra
voluntad. En gran parte hacemos lo que queremos hacer. También nos enseña
que Dios está presente en estos momentos de prueba, proveyéndonos la salida
(literalmente un “éxodo”). De modo que nunca debe el cristiano sentirse
atrapado en las tentaciones.
Una de las mejores “salidas” que Dios me ha dado para esos momentos
difíciles es la de cantar un corito o citar un pasaje bíblico. Es de poner a
funcionar Colosenses 3:16:
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en
vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos
espirituales.
Efectivamente la forma más positiva de resistir lo malo es escoger andar tras el
Señor y sus pensamientos que edifican y maduran nuestras vidas. ( Santiago 4:7.)
Ante el problema personal de la masturbación como un hábito
compulsivo, lo que falta es el ejercicio de una voluntad dominada por positivos
y poderosos pensamientos.
2. La Pornografía
En América Latina en los últimos diez años se ha engrandecido
monstruosamente la onda de la pornografía. Por lo menos este ha sido el caso
en Venezuela. Aunque en algunos países se ha podido controlar y limitar algo
de la literatura pornográfica, en los cines se ven las últimas distorsiones
sensuales creadas en Norteamérica, Francia e Italia. No se pueden eludir. Es
como la oscuridad que envuelve todo cuando se apagan las luces.
Indudablemente la juventud latina y española es tan curiosa como la del resto
del mundo y se inclina fácilmente a acercarse a estos eventos y materiales. Los
productores de pornografía bien saben que están apelando a los apetitos
humanos y procuran embellecer y decorar, de la forma más promiscua y
depravada, lo más íntimo de las relaciones sexuales; todo en el nombre del
“arte”. Más bien es la explotación deliberada de lo obsceno y lo lascivo, y es
uno de los más horribles contribuyentes a que los jóvenes experimenten
mayores tensiones sexuales en estos días. Seguramente provoca excesivamente
a los jóvenes a buscar cómo aliviarse, sea por la fornicación, la masturbación,
la homosexualidad o como sea. Hay que reconocer que los impulsos sexuales
de los jóvenes son bastante difíciles de controlar de modo que éstos sufren los
sentimientos de culpa. También están midiendo las mejores alternativas porque
están en una búsqueda de la felicidad sexual.f145 Nadie quiere fracasar un estas
relaciones especiales, pero por escoger mal, muchos experimentan más
frustración que felicidad.
Necesitamos orientar a nuestros hijos y hacerles ver que la intención de
aquellos que producen pornografía es explotarles para que se postren ante la
diosa de la suciedad y que convivan con las fantasías más inmundas que la
mente pervertida puede inventar:
Los escritores de porquerías pornográficas conocen nuestra debilidad y
nuestra vulnerabilidad. Saben que la lujuria, el sadismo y la depravación
tienen la peculiar fascinación del horror. Y es esta fascinación la que los
escritores de pornografía procuran explotar al darnos un desfile público
y ostentoso de lo obsceno y lo desaforado.f146
Para más información sobre esta onda de inmoralidad popularizada, el lector
puede referirse de nuevo al capítulo cinco bajo la presentación de la nueva
moralidad como una causa moderna de la confusión sobre lo sexual en el
matrimonio.
Una sugerencia para los padres en sus esfuerzos de dialogar con sus hijos
respecto al sexo es que se les puede dirigir a evaluar los conceptos
pornográficos que se han proyectado sobre el sexo, el amor, la moralidad, los
valores, el respeto, la felicidad, el matrimonio, etc. Los mismos jóvenes pueden
percibir la falsedad de esta manipulación sexual, y una sana conversación sobre
el tema servirá para exteriorizar sus frustraciones y dar expresión a su búsqueda
de una vida exitosa y libre de perversidades.
3. La Homosexualidad
De acuerdo con el doctor Babbage, “Aquí nos encontramos frente a un
problema excepcionalmente difícil.” El agrega que “la homosexualidad es, con
frecuencia, una fase pasajera de la temprana adolescencia. No siempre se
puede detectar el origen de este desorden de la personalidad: a veces
contribuyen perturbaciones síquicas, a veces proviene del temperamento y
otras veces surge de la experimentación sexual de los jóvenes que luego se
convierte en hábito. También el ambiente del hogar puede ser una influencia en
este problema, especialmente en el caso de la confusión de los papeles de los
padres, lo que ocurre a menudo cuando uno de los padres está ausente y el
niño pierde el modelo de la interacción y trato de los padres. Jorge León
explica que los padres que son tiranos brillantes o mal avenidos a veces influyen
en sus hijos algo de inseguridad, causando una desconfianza en su capacidad de relacionarse con otros y creando una tendencia a expresarse innaturalmente
en los impulsos sexuales.”
Sea cual fuere la causa, la homosexualidad es una perversión del plan original
de Dios para el uso del sexo. Además en un momento dado, cada homosexual
escoge entrar en aquellas relaciones de modo que se involucra el ejercicio de su
propia voluntad.
Pablo, enRomanos 1:26-28, indica que se produce una bajeza en la
moralidad de cada uno de los que se meten en estas anormalidades sexuales,
debido a que ignoran a Dios hasta que Dios los entrega “a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen”.
La solución de este problema viene cuando el homosexual reconoce que tiene
problema y busca una orientación equilibrada. Tales personas necesitan de la
compasión cristiana, el perdón divino y la ayuda síquica, pero tienen que
aceptar la seriedad de esta condición y desear profundamente dejar este rasgo
de su personalidad. No es adecuado excusarse o culpar a su ambiente social ni
a los padres. El doctor Miles sugiere que el joven que tiene este problema
ventile su energía sexual en las emisiones nocturnas y en actividades de
deportes, pasatiempos y otros proyectos; y en algunos casos él permite cierto
uso de la masturbación para aliviar las tensiones sexuales.f149 Aunque no
estemos de acuerdo con estas medidas, especialmente la última, hay que
reconocer que el homosexual sin nuestra ayuda se ahoga en un pantano de
inmoralidad y está bajo la condenación de Dios. (Romanos 1:32.)
4. El Sexo Prematrimonial
Cuando tengo oportunidad de dar charlas a grupos de jóvenes cristianos,
muchas veces les pido que cada uno escriba en un papel, sin firmarlo, algunas
preguntas sobre algo del noviazgo o la formación de relaciones de amistad con
personas del sexo opuesto. Con frecuencia, si no invariablemente, alguien
pregunta sobre las relaciones prematrimoniales. Es otra evidencia de las
presiones sociales sobre ellos y la influencia de los medios masivos de
comunicación.
Sobre este tema del sexo prematrimonial, le pido al lector repasar los siguientes
puntos en el capítulo dos: la diferencia entre el amor maduro y el inmaduro,
sexo prematrimonial y las caricias. Todas estas ideas tienen que ver con la
preocupación de los jóvenes sobre este agobiante y frustrante problema.
ALGUNOS CONSEJOS FINALES
Cabe decir en conclusión a estos puntos sobre los problemas especiales que
experimenta la mayoría de los adolescentes que los padres juegan un papel de
gran importancia en la formación moral, espiritual y emocional de los suyos.
Hay que mantener abiertas las líneas de comunicación porque de otro modo los
padres nunca sabrán lo que están sufriendo sus hijos durante la etapa de mayor
cambio y confusión.
Por otra parte, no es justo que los padres cristianos sientan que llevan esta
carga solos. La iglesia debe ofrecerles una “manita” en esta gran tarea. Se ha
comprobado que muchos padres no pueden dar toda la orientación debida a
sus hijos por las varias razones que mencionamos al principio de este estudio.
Queda para la iglesia ofrecer unas conferencias tanto para los padres como
para los niños y adolescentes. A veces discusiones en grupos de similar edad e
interés permiten una libertad para tratar los temas delicados y confusos. Puede
servir de orientación a los padres en la educación sexual de los hijos y a los
hijos en su propia percepción y entendimiento de aquella faceta de la vida.
También, se espera que en la iglesia estos conceptos sobre el sexo sean
interpretados dentro del contexto bíblico y espiritual.
La iglesia puede servir grandemente a los padres recomendándoles lecturas
adecuadas y ayudándoles a organizar su enseñanza en el hogar para que allá se
siga algo de sistema o secuencia de ideas, quizá como lo que aquí en el estudio
se ha presentado.

EJERCICIOS DE APRENDIZAJE
Cuestionario:
1. ¿Por qué es necesario que los padres den una buena educación sexual a sus
hijos?
2. ¿Cómo se puede contestar las tres preguntas comunes de los padres en
cuanto a su resistencia a dar una educación sexual a sus hijos?
3. ¿Cómo se puede definir la educación sexual?
4. Explique brevemente cómo la educación sexual comienza en la cuna.
5. ¿Qué quiere decir “no dar respuestas adultas a las preguntas de niños”?                                       6. Dé los cuatro aspectos sanos del ejemplo de los padres en enseñar a sus hijos en cuanto al sexo.
7. ¿Cuál es la primera pauta en la buena comunicación con los hijos? ¿Por qué
le parece que esta es la más importante y a la vez la más olvidada de las
pautas?
8. Mencione tres directrices en la comunicación directa de la educación sexual
con los hijos.
9. ¿Cómo se pueden tratar las preguntas de los niños en cuanto a la parte del
padre en la procreación?
10. ¿Qué puede estar pasando si el niño no hace preguntas de curiosidad
acerca del sexo?
11. Escriba cuatro aspectos morales que deben formar parte de nuestra
educación sexual de los hijos.
12. En estos días modernos, ¿por qué no sirve basar la educación sexual en el
miedo?
13. Mencione tres conceptos bíblicos que se prestan como directrices en la
educación sexual en su sentido moral.
14. ¿Por qué es importante que los padres conversen y aseguren a sus hijos
adolescentes en cuanto a los cambios físicos que aquellos hijos están
experimentando?
15. ¿Cómo ayudaría usted a los jóvenes en su iglesia a comprender la
problemática de la pornografía?

Para la Dinámica de Grupo:
1. Si los padres son muy cerrados en cuanto a hablar del sexo, ¿cuáles
resultados puede traer estos a sus hijos?
2. ¿Qué relación tienen Filipense 1:9-11 y Colosenses 1:9-14 a la
educación sexual?
3. ¿Cómo se puede tratar el problema de la masturbación desde un punto de
vista emocionalmente sano y bíblico?
4. ¿Cómo se puede ayudar a las personas que tienen el problema de la
homosexualidad?
Continuará:
CAPITULO 11
LA VIDA ESPIRITUAL EN EL HOGAR