Pobre del que no se crea pobre por no poder llevar un cake a su casa el día de las madres, o una pierna de puerco el fin de año.
Y más pobre aún, quien no esgrima una idea nueva o diferente.
Pobres de los abstemios, los serios y los santurrones, jamás conocerán el suelo que profanan.
Pobre del incrédulo, por inexacto. Del dormido, por ser la media. Del adulador, por ser la máxima.
Dichosos los efímeros, que ven en la distancia el símbolo de la eternidad. También en las salidas a otras tierras, principio y fin de las cosas.
Dichosos los sospechosamente buenos. Dichosos los hijos de papá, sus nietos, sus bisnietos...
Dichoso el que llegó a tiempo, porque contaba con el transporte oficial.
Dichoso el que tenía lo que tenía que tener. Vamos a ver...
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, uno por persona, como todos los días.
El perdón de las deudas se lo dejamos a los deudores, que son los que más tienen que perder en este mundo.
Líbranos del "mar", pues si decimos "mal" nos critican.
El hombre, creado a tu forma y semejanza, respetémoslo hoy. No olvidemos que es perfecto el creador.
Hágase tu voluntad. Y la nuestra también, ¿por qué no?
Amen, que el amor todo lo puede. Es ciego. No mira edad, ni ideología, ni raza, ni sexo, ni credo. No ambiciona puestos sustanciosos, ni prebendas, ni relevancia. Y mucho menos poder.
Amen.