MINISTERIOS
DE PREDICACIÓN
Y
ENSEÑANZA
por
Robert A. Baker.
EDITORIAL
MUNDO HISPANO
ROBERT
A. BAKER
TRADUCCIÓN
AL ESPAÑOL
POR
FRANCISCO ALMANZA
©
Copyright 1974. Casa Bautista de Publicaciones. Publicado
originalmente
en inglés bajo el título A
Summary of Christian History,
©
Copyright 1959, Broadman Press. Traducido y publicado con
permiso.
Todos los derechos reservados. No se podrá reproducir o
transmitir
todo o parte de este libro en ninguna forma o medio sin el
permiso
escrito de los publicadores, con la excepción de porciones
breves
en revistas y/o periódicos.
Ediciones:
1974, 1981 (corregida), 1986, 1990, 1995, 1997
Séptima
edición: 1999
Clasificación
Decimal Dewey: 270
Tema:
Iglesia
- Historia
ISBN:
0-311-15032-2
C.B.P.
Art. No. 15032
1.
PERIODO
DE LOS COMIENZOS CRISTIANOS
Los
Comienzos del Cristianismo Histórico
2.
PERIODO
DE DOMINACION PAGANA
Oposición
Pagana al Cristianismo
La
Lucha por la Fuerza
El
Fin de Una Era
3.
EL
PERIODO DE DESARROLLO PAPAL
Una
Nueva Dirección
Los
Fundamentos Católicos Romanos
La
Expansión Católica Romana
Oposición
Religiosa a la Autoridad Romana
Oposición
Secular a la Autoridad Romana
La
Dominación Católica Romana
Mirada
Retrospectiva y Perspectiva
4.
EL
PERIODO DE LA REFORMA OCCIDENTAL
Caída
del Prestigio Papa
Clamor
por Una Reforma
Esfuerzo
de Reforma
Disensión
Eclesiástica
La
Plenitud del Tiempo
La
Reforma Luterana
Las
Reformas Zwingliana y Calvinista
Los
Anabautistas y la Reforma Radical
La
Reforma Anglicana
El
Avivamiento Católico Romano
Continuación
del Conflicto
Cristianismo
Americano
5.
PERIODO
DE INTRUSION DEL REGIONALISMO
El
Cristianismo de la Europa Continental
Cristianismo
Inglés
Cristianismo
Americano
6.
PERIODO
DE SECULARIZACION GENERAL
Cristianismo
Europeo Continental
El
Cristianismo Inglés
El
Cristianismo en Norte América
La
Perspectiva Contemporánea
1.
PERIODO DE LOS
COMIENZOS
CRISTIANOS
(4
a.de J.C. a 100 d. de J.C.)
INTRODUCCIÓN
AL PERIODO
Jesucristo
nació entre los años 6 y
4
a. de J.C. El error al fijar la fecha de su
nacimiento
ocurrió porque no empezó a calcularse el tiempo de acuerdo con el
nacimiento
de Cristo, sino hasta el Siglo VI. Se cometió un error de varios
años
al
asignar número a los años que habían transcurrido. El mundo
mediterráneo
era
gobernado por el Imperio Romano en el tiempo del nacimiento de
Jesucristo.
Sus ejércitos habían invadido Palestina desde alrededor de sesenta
años
antes. La mayor parte de ese tiempo el gobernador de Palestina fue
Herodes
el Grande. Cuando Herodes murió el 4 a. de J.C., Palestina fue
dividida
para que sus tres hijos pudieran compartir la autoridad. Felipe
gobernó
sobre
el área extrema noreste del oriente del Jordán; Herodes Antipas
gobernó
en
Galilea y Perea. Los dos estaban en funciones durante el ministerio
de
Cristo,
y hay referencias a ellos en las Escrituras. Arquelao, el tercer hijo
de
Herodes,
recibió la gran sección central de Palestina (Judea, Idumea y
Samaria),
pero fue quitado del cargo por el emperador romano en el año 4, d.
de
J.C. Para gobernar esta porción de Palestina se asignaron
gobernadores
romanos
o procuradores. Durante todo el ministerio de Cristo, el procurador
fue
Poncio Pilato (26-36 d. de J.C.), que también se menciona en las
Escrituras.
El
cristianismo se extendió rápidamente durante el primer siglo. Al
fin del
período
(100 d. de J.C.) estaba creciendo puro en doctrina, y
relativamente
sin
ser
afectado por la destrucción de lo que había sido su base natal.
PUNTOS
DE ESPECIAL INTERÉS
El
estudiante debe notar la preparación divina para la revelación en
Cristo, no
sólo
en el judaísmo, sino también en otras grandes razas. También debe
tener
en
mente el patrón neotestamentario de una iglesia en funciones, con su
carácter
local,
sus oficiales, su organización y su autonomía. Es en estos asuntos,
tanto
como
en doctrina, que el desarrollo posterior se desvía de su diseño
original.
1.
LOS COMIENZOS DEL CRISTIANISMO
HISTORICO
Cualquier
persona concienzuda verá con verdadera curiosidad la descripción
del
apóstol Pablo en <442137>442137>Hechos
21:37-40. Pablo había levantado su habitual
tumulto,
esta vez en el templo en Jerusalén, y sólo fue salvado de serias
heridas
a
manos del populacho judío por la intervención de los soldados
romanos que
hacían
la ronda en la ciudad. Al lograr hablar al pueblo desde las
escalinatas del
castillo
de la prisión, se presentan en rápida sucesión cuatro aspectos de
su
vida:
(1)
hablaba
el idioma griego y era ciudadano de una ciudad notable por
su
cultura griega.
(2)
Era
ciudadano romano (nótese <442225>442225>Hechos
22:25-29,
y
21:39).
(3)
Era
judío y hablaba fluidamente el hebreo.
(4)
Era
cristiano, y daba testimonio del Maestro a su propia raza.
Los
diversos elementos reflejados aquí, raciales, lingüísticos y
religiosos, sólo
son
inteligibles cuando se comprende el fondo de Pablo. Aquí está la
función de
la
historia eclesiástica: explicar por
qué y cómo. Es
imposible interpretar a
Pablo
o a cualquier parte del cristianismo sin entender el fondo histórico.
Para
el
período del Nuevo Testamento, éste incluye influencias griegas,
romanas y
judías.
Costumbres, partidos, tradiciones, y alusiones que no tienen
significado
a
menos que se expliquen en términos históricos, aparecen
constantemente en
el
Nuevo Testamento.
INFLUENCIA
GRIEGA EN EL CRISTIANISMO
Los
elementos griegos en el mundo al cual vino el cristianismo, pueden
ser
trazados
desde la conquista de Palestina (y de casi todo el mundo conocido)
por
Alejandro el Grande en la última mitad del siglo cuarto antes de
Cristo.
Este
soldado macedonio esparció en casi todas partes del mundo conocido
la
gran
cultura y el espíritu de los griegos. Después de la muerte de
Alejandro sus
generales
militares y sus sucesores gobernaron Palestina por más de un siglo y
medio.
Sin pretender narrar la notable historia de la vida griega y su
desarrollo,
las
contribuciones sobresalientes de esa raza al movimiento cristiano
pueden ser
resumidas
bajo tres encabezados.
Primero,
la filosofía griega, alguna buena y alguna mala, fue esparcida en
todas
partes.
Muy extrañamente, Dios usó tanto la buena como la mala para
preparar
la
venida de Cristo. La filosofía ateísta y escéptica de los griegos
desvió a
muchos
del mundo gentil de la adoración supersticiosa de los falsos dioses,
e
intensificó
el hambre de su corazón por el Dios verdadero. La buena filosofía
griega,
por otra parte, preparó al mundo para la venida de Cristo, exaltando
el
valor
del espíritu humano y
poniendo
un alto valor sobre las verdades
espirituales
y morales.
En
segundo lugar, el idioma griego llegó a ser el lenguaje común a
través de
todo
el mundo mediterráneo. Aun en Palestina los buenos judíos estaban
forzados
a aprender el griego para comerciar en los mercados. El hecho es de
mayor
importancia de la que puede parecer a primera vista. Entre otras
cosas,
los
misioneros de Cristo pudieron empezar su trabajo inmediatamente sin
esperar
a aprender un nuevo idioma. Más aun: la presencia de un idioma común
daba
un sentido de unidad a las diversas razas. Fíjese que la actual
expresión
familiar
“cl habla mi idioma” sugiere una unidad básica. Finalmente, el
idioma
mismo
era maravillosamente adecuado. Los griegos habían desarrollado un
idioma
que hacía posible expresar con claridad y precisión las grandes
verdades
de la revelación cristiana. El griego era el idioma de la mayor
parte (si
no
de todo) del Nuevo Testamento.
En
tercer lugar, el espíritu griego hizo su contribución al movimiento
cristiano.
Es
difícil poner en palabras este espíritu, pero incluía un intenso
amor por la
verdad,
una visión que tenía un amplio alcance, y una iniciativa que era
osada y
temeraria.
LA
INFLUENCIA ROMANA EN EL CRISTIANISMO
La
constante protección obtenida por Pablo por ser ciudadano romano
sugiere
la
contribución del imperio romano al movimiento cristiano.
Históricamente, el
gobierno
griego en Palestina terminó alrededor del año 167 a. de J.C.,
cuando
los
patriotas judíos bajo Judas Macabeo derrotaron a los griegos. En el
año 63
a.
de J.C., después de la independencia judía de casi un siglo, los
soldados
romanos
se apoderaron de Palestina. Una mirada al Nuevo Testamento revela
la
evidencia del gobierno romano. Habla de centuriones romanos, de
guardias
romanos,
de carceleros romanos, de castillos romanos, de gobernadores
romanos.
Una de las preguntas que los fariseos hicieron a Jesús tenía que
ver
con
si un buen judío podía servir a Dios bajo el gobierno romano. La
impopularidad
de Mateo, el publicano, venía del hecho de que él cobraba
impuestos
para Roma.
El
gobierno romano en el mundo, cuando Jesús nació, no fue ni bueno ni
completamente
malo en su efecto sobre el cristianismo. El fuerte gobierno
centralizado
de Roma proporcionaba una medida de paz y
protección.
Roma
no
permitía que ninguna clase de violencia tuviera lugar dentro de los
límites de
su
imperio, para que el alboroto no sirviera como excusa para una
revolución
política.
Esto hacía posible que los misioneros cristianos se movieran entre
las
diversas
razas del mundo mediterráneo con un mínimo de fricción política.
Los
ciudadanos
romanos como Pablo eran protegidos de trato injusto por los
oficiales
locales. El sistema de caminos romanos y las rutas marítimas hacían
que
los viajes fueran menos peligrosos y más convenientes. Doscientos
años
después
el lenguaje de los romanos sería adoptado como el principal medio de
expresión
religiosa.
Por
otra parte, el gobierno mundial de Roma llegó a ser el gran enemigo
del
cristianismo
antes de finalizar el primer siglo. Se verá que la mente romana
tenía
poca
comprensión del valor del alma del individuo, escogiendo en cambio,
agotar
la devoción religiosa al servicio del estado. Los ejércitos romanos
adoptaban
los falsos dioses de cada nación que conquistaban, requiriendo
solamente
que a su vez la nación subyugada aceptara los dioses romanos,
incluyendo
al emperador romano. Cuando los cristianos rehusaban adorar al
emperador
romano, sufrían severas persecuciones.
LA
INFLUENCIA JUDÍA EN EL CRISTIANISMO
La
tercera influencia racial sobre el movimiento cristiano fue la más
significativa.
La
nación judía proveyó el fondo inmediato de Cristo y de todos sus
primeros
discípulos.
La historia de los judíos, como es narrada en el Antiguo
Testamento,
es demasiado bien conocida para repetirla en detalle. Dios escogió
una
familia de fe que, bajo el cuidado divino, se desarrolló hasta ser
una nación.
Varios
factores se combinaron para traer una división política alrededor
de 975
a.
de J.C. El reino del norte fue llevado a la cautividad asiria
alrededor del 722
a.
de J.C. El reino del sur permaneció hasta alrededor del 587
a.
de J.C.,
cuando
oficialmente cayó ante los babilonios. Alrededor de setenta años
después,
el imperio persa permitió a los remanentes del reino del sur
regresar a
Palestina.
Permanecieron sujetos a los persas hasta alrededor de 334 a. de
J.C.,
cuando Alejandro el Grande los conquistó. El período griego
(334-167 a.
de
J.C.), el siglo de independencia judía (167-63 a. de J.C.), y el
principio del
gobierno
romano (63 a. de J.C.) traen la historia del pueblo judío hasta la
era
neotestamentaria.
Durante
esta larga historia, el pueblo judío estuvo, hasta cierto punto
inconscientemente,
haciendo preparativos para la venida de Cristo. Preservó
cuidadosamente
la revelación que Dios le había dado. A través de la
adversidad
y la cautividad, dos grandes verdades se grabaron con fuego en sus
almas:
primera, que sólo hay un Dios para los hombres; y segunda, que la
relación
de Dios con los hombres es personal, no nacional. Antes de la
cautividad
babilónica, los judíos habían caído frecuentemente en la
idolatría y el
politeísmo,
pero después de su regreso a Palestina se convirtieron en celosos
maestros
de la verdad de que Dios es uno (monoteísmo). Mientras residían en
Palestina,
los judíos algunas veces habían concebido a Dios en términos
nacionales,
pero en la cautividad su aislamiento de cualquier recordatorio
material
de una deidad nacional los hizo comprender que el individuo debe
comunicarse
con Dios por medio del espíritu. Valieron la pena las experiencias
de
la cautividad babilónica para aprender esta lección.
Aunque
algunos, como Jonás, eran renuentes a testificar a los gentiles, el
mundo
entero
se familiarizó con las creencias y prácticas de los judíos. Muy
temprano
en
el período griego empezó un movimiento conocido como la Dispersión.
Esto
fue
el cambio voluntario de gran número de judíos de Palestina a casi
cualquier
parte
del mundo mediterráneo. Dondequiera que iban, los judíos hacían
numerosos
prosélitos para su religión, estableciendo sinagogas para enseñar
la
revelación
de Dios, para dar testimonio de la soberanía del único Dios, y para
examinar
los cielos en espera del Mesías. Esta levadura preparó el mundo
para
la
venida de Cristo.
Las
instituciones y los partidos que son parte tan íntima de la historia
del Nuevo
Testamento
tienen su fondo en estas experiencias históricas. La sinagoga se
estableció
como un lugar de enseñanza y adoración durante el cautiverio
babilónico,
cuando no había templo. El lugar prominente que tuvo después del
regreso
de los judíos del exilio, produjo los grupos conocidos como escribas
intérpretes
de la ley. Al principio, su deber principal era copiar las
Escrituras,
pero
dado que llegaron a ser expertos en lo que las Escrituras decían,
sus
deberes
fueron ampliados para incluir interpretación e instrucción
escrituraria.
Tal
vez el contacto entre las ideas religiosas judías y persas
contribuyó a
producir
el partido conocido como los esenios, que surgió probablemente
alrededor
del año 150 a. de J.C. Este grupo incluía alrededor de cuatro mil
individuos
en tiempos de Cristo, y se caracterizaba por una ortodoxia rigurosa,
el
celibato, la propiedad común, y la eliminación de sacrificios de
animales en el
culto.
Los fariseos indudablemente se desarrollaron de las tendencias
separatistas
cuando las proposiciones de los samaritanos fueron rechazadas
durante
los días de Esdras y Nehemías (alrededor del año 500 a. de J.C.)
Durante
la lucha de los Macabeos (que empezó aproximadamente en 167 a. de
J.C.),
este partido tomó una forma distinta. En el Nuevo Testamento son
descritos
como de criterio estrecho, fanáticos, y hasta cierto punto,
hipócritas.
Eran
numerosos y populares en los tiempos de Jesús, y pugnaban por la
tradición
sobrenatural y la exactitud ceremonial. Los saduceos probablemente
surgieron
durante el segundo siglo antes de Cristo. Simpatizadores de las
culturas
griega y romana, representaban el liberalismo político y religioso.
Su
racionalismo
los llevaba a negar la resurrección y la providencia divina, a
rechazar
toda la tradición y
a
exagerar la libertad de la voluntad humana.
Los
samaritanos surgieron de los matrimonios mixtos de los judíos que
habían
quedado
en Palestina después de iniciarse el cautiverio babilónico, con
gentiles
que
habían sido traídos al país. Los herodianos eran los patriotas
políticos
judíos
que respaldaban a la familia de los Herodes contra Roma. Los zelotes
fueron
probablemente los herederos de la tradición de celo ferviente de los
macabeos,
por quitarse el yugo extranjero.
JESUCRISTO
(4 A. DE J. C. A 30 D. DE J. C.)
En
esta clase de mundo nació Jesucristo. Prácticamente todo lo que se
sabe de
su
vida terrenal puede encontrarse en los Evangelios sinópticos (Mateo,
Marcos
y Lucas) y en Juan. El Evangelio de Juan describe la naturaleza
eterna
de
Jesús y su existencia preencarnada; Mateo y Lucas dan cuenta de su
genealogía
humana. Es probable que Mateo dé la genealogía de José mientras
que
Lucas da la de María. Sólo Mateo y Lucas relatan el nacimiento y
la
niñez
de
Jesús y de Juan el Bautista, el precursor de Jesús. Todos los
Evangelios
hablan
del ministerio de Juan y
ven
la vida de Cristo desde diferente punto de
vista.
El
nacimiento de Jesucristo ocurrió aproximadamente el año 4 a. de
J.C. Esto
significa
que Cristo en realidad principió su ministerio público alrededor
del 27
d.
de J.C., y fue crucificado cerca del año 30 d. de J.C. El ministerio
del Señor
puede
ser dividido convenientemente en siete secciones.
(1)
Su
ministerio inicial en Judea, descrito principalmente en el Evangelio
de
Juan,
incluye el llamamiento de los primeros discípulos y la primera
limpieza del
templo.
(2)
El
gran ministerio en Galilea cubre el principal período de la obra de
Cristo,
y
duró alrededor de un año y medio. Durante este tiempo el Señor fue
rechazado
en Nazaret, se mudó a Capernaum, escogió los doce apóstoles,
presentó
el Sermón del monte, y viajó a Galilea tres veces.
(3)
Sus
diversas retiradas de la presión de las multitudes le dio
oportunidad
para
dar instrucción especial a sus discípulos, para obtener la gran
confesión en
Cesarea
de Filipo, y para la experiencia de la transfiguración.
(4)
Su
ministerio posterior en Judea se extendió por cerca de tres meses, y
es
descrito
por Lucas y Juan. Está centrado en la asistencia de Jesús y sus
discípulos
a la fiesta de los tabernáculos y dedicación en Jerusalén.
(5)
Su
breve ministerio en Perea es narrado por los cuatro Evangelios y está
caracterizado
por los milagros finales, las parábolas y las profecías de su
resurrección.
(6)
La
última semana en Jerusalén es tratada con todo detalle por el
Evangelio
de
Juan. Empieza con la entrada triunfal y termina con la crucifixión.
(7)
El
ministerio después de la resurrección de Jesús, que duró cerca de
cuarenta
días antes de su ascensión, marca el fin de la narración del
Evangelio.
Las
enseñanzas de Jesús son notables tanto en su método como en su
contenido.
El hizo llegar la verdad por medio de parábolas, preguntas,
discursos
y debates. El propósito y
la
persona de Dios fueron revelados en la
vida
y las enseñanzas de Cristo. El amor debe ser el tema dominante de la
vida
cristiana:
Por el amor de Dios a los hombres. Cristo murió en la cruz por los
pecados
de los hombres; por la confianza personal en Cristo, el hombre puede
recibir
el nacimiento de arriba y obtener la vida eterna. El poder
conquistador
de
la cruz y el triunfo final del reino de Dios eran centrales en las
enseñanzas de
Cristo.
El estableció su iglesia, un cuerpo local autónomo donde dos o tres
reunidos
en oración pueden encontrar su presencia y su poder.
Después
de la muerte y
ascensión
de Cristo, los discípulos a los que él había
escogido
e instruido, emprendieron la aparentemente imposible tarea contenida
en
la Gran Comisión. Pese a los esfuerzos de muchas otras religiones
por atraer
a
los hombres, el cristianismo empezó
a crecer como una semilla de mostaza.
Desde
un punto de vista humano, pueden darse muchas razones para explicar
este
tremendo desarrollo.
(1)
El
paganismo estaba en bancarrota y no podía responder a los corazones
hambrientos.
(2)
La
gran agitación de religiones de todas clases, clamando por devotos,
no
podía
compararse con la revelación de Dios en Cristo.
(3)
Cada
cristiano se convirtió en misionero; el fuego sagrado saltó de
amigo a
amigo.
(4)
Los
cristianos tenían la candente convicción de que sólo Cristo podía
salvar
al
mundo perdido que los rodeaba, y que puesto que el regreso de Cristo
era
inminente,
no había tiempo que perder.
Los
setenta años de crecimiento cristiano desde la muerte de Cristo
hasta la del
último
apóstol, pueden ser divididos en tres períodos.
EL
PERIODO DE TESTIMONIO LOCAL (30 A 45 D. DE J.C.)
Los
primeros doce capítulos de Hechos describen la historia del
movimiento
cristiano
durante los primeros quince años después de la muerte y
resurrección
de
Cristo. El Espíritu Santo fue dado de acuerdo con la promesa de
Cristo,
para
dar poder para testificar en un mundo hostil, para traer la presencia
de
Cristo,
para dar comunión y fortaleza y para dar la dirección de Cristo al
iniciar
movimientos
importantes. En Pentecostés fueron salvados hombres de todas
partes
del mundo, e indudablemente regresaron a sus propias ciudades a
establecer
iglesias cristianas. La persecución, la necesidad, y las disputas
internas,
eran sólo obstáculos temporales (ver Hechos 3-6).
El
martirio de Esteban marca un punto decisivo en dos respectos: empezó
la
persecución
que sacó a los cristianos de Jerusalén hacia Judea y Samaria
llevando
su testimonio; y movió profundamente a Saulo el perseguidor, hacia
una
conversión personal a Cristo. El testimonio local se extendió por
la
predicación
de Pedro a los gentiles (por lo que se le pidió dar una explicación
ante
la iglesia de Jerusalén), la fundación de la iglesia gentil de
Antioquía, y
por
el
martirio de Jacobo, el hijo de Zebedeo. La conversión de Saulo, su
preparación
para el servicio, y
su
ministerio en Antioquía, proveen el fondo
para
la segunda etapa del desarrollo cristiano.
EL
PERÍODO DE EXPANSIÓN MISIONERA (45-68 D. DE J.C.)
Bajo
la dirección del Espíritu Santo se inició una nueva dirección en
el
testimonio,
con el principio de los viajes misioneros de Pablo y Bernabé. Pablo
es
la figura central en cuando menos tres grandes viajes misioneros
entre los
años
45 y 58, hasta que fue apresado en el templo de Jerusalén. Durante
esos
trece
años él escribió dos cartas a la iglesia de Tesalónica, dos a la
de Corinto,
una
a los gálatas, y
una
a los romanos. Después de su prisión en Roma en el
año
61 d. de J.C., él escribió las cartas conocidas como Filemón,
Colosenses,
Efesios,
y Filipenses. Probablemente fue puesto en libertad por cuatro o cinco
años,
pero no se conoce el límite de sus viajes durante este tiempo. Sus
dos
cartas
conocidas como 1 Timoteo y Tito, fueron escritas durante este tiempo.
La
tradición sugiere que él pudo haber ido hasta España en un viaje.
Fue
puesto
prisionero otra vez en Roma alrededor del año 67. Inmediatamente
antes
de su muerte a manos de Nerón, escribió 2 Timoteo.
Es
muy posible que la tradición sea correcta al hablar de una extensa
actividad
misionera
desplegada por otros apóstoles, pero tales relatos son muy pobres y
muy
lejanos de la ocasión para ser de mucho valor. Es sabido que la
actividad
misionera
de Pablo da cuenta de la fundación de prácticamente todos los
centros
cristianos importantes del primer siglo. A través de sus esfuerzos
se
establecieron
iglesias en algunas de las ciudades más fuertes del imperio.
Entre
el primero y el segundo viajes misioneros, Pablo y Silas asistieron a
un
concilio
en Jerusalén (alrededor del año 50). Santiago presidió la reunión,
y
varios
discutieron el asunto de si un hombre necesita hacerse judío primero
para
ser cristiano. Después de que varios hubieron hablado, incluyendo al
apóstol
Pedro, Santiago dio su decisión de que cualquier gentil podía
encontrar
la
salvación por la simple fe en Cristo, sin pasar por el judaísmo.
Durante
este período, que se cierra con la muerte del apóstol Pablo en Roma
el
año
68 d. de J.C., se escribieron otros nueve libros que son parte del
Nuevo
Testamento.
Ellos fueron Santiago, Marcos, Mateo, Lucas, Hechos, 1 Pedro,
Judas,
2 Pedro, y Hebreos, posiblemente en ese orden.
EL
PERÍODO DEL CRECIMIENTO OCCIDENTAL
(68-100
D. DE J.C.)