martes, 17 de septiembre de 2013

¡NO, ESTO NO ES POR LOS CINCO, ES POR OCHÚN…




 León Padrón Azcuy, La Habana.

 Este pasado 12 de septiembre se pudo observar a miles de ciudadanos cubanos, portando cintas amarillas, o cualquier atuendo de este color, a fin de exigir la libertad de los cuatro espías que se mantienen presos en EE.UU por un delito de espionaje.
En esta ocasión la convocatoria de la dictadura cubana, contó con la tutela de René González Sehwerert (Chicago, 1956), uno de los cinco espías. Casado, dos hijas, piloto e instructor de vuelo y agente de la DGI, quien fuera sentenciado a 15 años de prisión, y liberado a los 12, a quien una jueza norteamericana permitió regresar a la isla sin cumplir los 3 años de probatoria que se le impuso luego de su liberación.
La historia americana que da cuenta de la partida de un soldado a la guerra, y su petición a la novia para que lo espere a su regreso con una cinta amarilla, de no haberse comprometido con otro. Sirvió de colofón a  la convocatoria, lanzada “casualmente” un día antes de la celebración que habitualmente ofrecen los fieles católicos (los 8 de septiembre) a la caridad del cobre, una diosa a la que hacen portentosas veneraciones porque la consideran patrona de Cuba.
Sin embargo, llama poderosamente la atención que el día escogido para portar las cintas amarillas que, no solo colgaron en las prendas de vestir, también en las manos, autos, y portales de cuantiosas viviendas, fue el día 12 de septiembre. Fecha en que la religión yoruba rinde honores a ochún, un oricha que según los babalaos, es un sincretismo de la caridad del cobre.
La fiesta, o demanda por la libertad de los 4 espías terminó con un acto en la tribuna anti-imperialista, ubicada frente a la Oficina de Intereses de los EEUU, en la habana, trasmitida a toda la isla por la televisión nacional.  Siendo una nueva ocasión para entretener y manipular a la población cubana, quien cada día se sumerge mas en una terrible crisis económica y social, a la que no ven solución.
Alberto, recogedor de bolita del Vedado,  sancionado en múltiples ocasiones por la policía, debido a este juego prohibido, era uno de los entusiastas que agitaba un gran lazo amarillo. Cuando le pregunté por su identificación con los cuatro espías me aclaró rápido: ¡No, esto no es por los cinco, es por Ochún… que hoy es su día!” y me acordé del personaje Panurgo, del escritor francés Francois Rabelais, cuando  echó  al agua desde un barco un carnero para que el resto del rebaño se tirase tras él sin pensar.
 La libertad de cualquier preso inocente es  asunto de toda la humanidad y  cada cual tiene el derecho hacerlo cómo  le plazca, de hecho la Biblia nos enseña a orar por todos los presos como si estuvieras juntamente con él, pero en este caso la  descomunal manipulación del gobierno castrista,  que  persigue, encarcela y reprime a hombres y mujeres pacíficos dentro de Cuba, vuelve de origen  falsa esta causa de los cinco.
Me pregunto cómo es posible pedir al pueblo cubano ponerse un lazo amarillo en demanda por la libertad de cuatro espías cubano, cuando el gobierno a través de los órganos represivos ha ordenado en cuantiosas ocasiones, arrebatar de la mano las pulseras blancas de la campaña por el cambio que usan los demócratas de la oposición y  han roto  los pulóveres  a los activistas  que promocionan  campañas   pacifistas.
El cinismo y la desvergüenza se hizo manifiesto en  la  voz de la locutora  Arlette Roque Fuentes, cuando al finalizar el  acto dijo: “Dios nos ha bendecido por cuanto esta noche no llovió”.
¡Qué poco tenían  para ofrecerles a los pobres cubanos!
Dios no puede bendecir a los que claman a otros dioses.

  


No hay comentarios: