El Sermón de Jesús
El
denominado el Sermón del Monte es porque
Jesús lo pronunció en una elevación cercana a Capernaum. Este
"sermón" probablemente resume varios días de predicación. En él,
Jesús declaró su actitud hacia la Ley, la posición social, la autoridad y el
dinero, que no son lo más importante en su Reino y que lo que si importa es la
obediencia fiel del corazón al Altísimo.
Consecuencias
Bienaventurados
los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperan y os persiguen, y dicen
toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos,
porque vuestra recompensa es grande en los cielos; pues así persiguieron a los
profetas que fueron antes de vosotros. (Mateo 5:1- 48)
Si los
cristianos no se esfuerzan por hacer un impacto en el mundo que los rodea para
cambiarlo, son de poco valor para Jhvh. Si somos semejantes al mundo, no tenemos valor para realizar Su
obra. Los cristianos deben predicar con su testimonio y no deben confundirse
con el mundo. En su lugar, debemos impactarlo positivamente.
Recompensas
a la obediencia
Jesús dijo que
nos regocijáramos cuando somos perseguidos. La persecución puede ser provechosa
porque aparta nuestros ojos de las recompensas terrenas, aleja a los creyentes
superficiales, fortalece la fe de los que permanecen y sirve como ejemplo a los
que vendrán después de nosotros. Podemos ser consolados al saber que los
grandes profetas de Jhvh sufrieron persecución. La persecución demuestra
nuestra fidelidad. Por ser fieles, en el futuro Jhvh nos premiará dejándonos
entrar en su reino eterno, donde no hay más persecución.
La iglesia de
hoy es el monte sagrado, para cómo mismo Jesús desafió el
orgullo de gobernantes y líderes religiosos legalistas de ese entonces, esta es la que debe hacer un llamado a regresar al
mensaje de los profetas del Antiguo Testamento que denunciaron las injusticias
sociales y enseñaban que la obediencia de corazón a Jhvh es más importante que
la sujeción a implacables poderosos que pueden destruirnos materialmente, pero
no a nuestras almas.