Toda alma es sujeta a las potestades superiores;
porque no hay potestad sino de Dios: las
potestades
que son de Dios son ordenadas.
Así que el que se opone a la potestad, al orden de
Dios se resiste; y los que se resisten, ellos
recibirán condenación para sí mismos
Porque los magistrados no son para temor de las
buenas obras, sino de las malas. ¿Quieres pues
no temer la
potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque tu eres el ministro
de
Dios para bien. Mas si hicieres lo malo, teme;
porque no sin causa traes la espada, porque es el
ministro de
Dios, vengador para ejecutar su ira al que hace lo malo. (Romanos
13:1-4)
Comentario
¿Hay
momentos en los que uno tiene que desobedecer a las autoridades? No debemos
permitir que los gobernantes nos obliguen a desobedecer a Dios.
Jesús y sus apóstoles nunca desobedecieron a las
autoridades por razones personales; cuando lo hicieron fue por ser leales a
Dios. Su desobediencia les costó caro: los amenazaron, los golpearon, los
pusieron en prisión, los torturaron y los ejecutaron por sus convicciones. Como
ellos, si nos vemos obligados a desobedecer, debemos estar dispuestos a sufrir
las consecuencias.
Los cristianos interpretan Romanos 13 de diferentes
maneras. Todos los cristianos estamos de acuerdo en que debemos vivir en paz
con el Estado, siempre y cuando este nos permita obrar de acuerdo a nuestras
convicciones religiosas. Por cientos de años, sin embargo, ha habido al menos
tres interpretaciones de cómo debemos hacerlo.
1.
Algunos
cristianos creen que el Estado es demasiado corrupto y que por lo tanto deben
relacionarse con él lo menos posible. Aunque deben ser buenos ciudadanos
mientras puedan, sin comprometer sus creencias. Los cristianos no deben
trabajar para el gobierno, ni votar en las elecciones, ni servir en el
ejército.
2
Otros
creen que Dios ha dado al estado autoridad en ciertos asuntos y a la iglesia en
otros. Los cristianos pueden ser leales a ambos y pueden trabajar para
cualquiera de los dos. Sin embargo, no deben confundirlos a los dos. La iglesia
y el Estado tienen intereses en esferas totalmente diferentes, la espiritual y
la física, que se complementan pero no actúan juntas.
3
Otros
creyentes piensan que los cristianos tienen la responsabilidad de lograr que el
Estado mejore. Lo pueden hacer desde el campo político, eligiendo cristianos u
otros líderes con altos principios. También lo pueden hacer en lo moral,
sirviendo de influencia positiva en la sociedad. Según este punto de vista,
idealmente la iglesia y el Estado han de trabajar juntos para el bien de todos.
Ninguno de estos puntos de vista defiende la
rebelión ni rechaza la obediencia a las leyes o regulaciones establecidas por
las autoridades, a menos que estas demanden con claridad que se violen normas
morales reveladas por Dios. Dondequiera que nos hallemos, debemos actuar como
ciudadanos y cristianos responsables.
Cuando las autoridades civiles son injustas, las
personas honestas temen. En este versículo, Pablo se refiere a los magistrados
que cumplen con su tarea. Cuando son justos, los que actúan con honestidad no
tienen nada que temer.
Los
cristianos deben someterse a la ley del amor, que reemplaza a las leyes
religiosas y civiles. ¡Cuán fácil es disculpar nuestra indiferencia hacia otros
alegando no tener obligación legal de ayudarles, e incluso justificar el daño
que les causamos si lo que les hacemos es técnicamente legal! Pero Jesús no
deja brechas en la ley del amor. Cuando el amor lo demande, debemos estar
dispuestos a ir aún más allá de los requisitos legales e imitar al Dios de
amor.
Pero como Jesús es amor ningún cristiano está obligado por nadie dejar
de a hablar y a enseñar en el nombre de Jesús ni a obedecer a las gobernadores
antes que a Dios. (Hechos 4:19-20)
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