junio 10, 2015 Yusimí Rodríguez
HAVANA TIMES – ¿Qué podría sorprenderme después
de ver a una monja católica con las uñas de las manos y de los pies pintadas,
vestida en su hábito para participar en el desfile del pasado 9 de mayo por el
Orgullo Gay y la Campaña contra la Homofobia en Cuba? Bueno, supongo que
solamente un obispo católico que marcharía también con su hábito y su… marido.
La hermana Silvia y el arzobispo Roger LaRade
pertenecen a las Iglesias católicas independientes (independientes del
Vaticano), específicamente a la Iglesia Eucarística.
Ella me contó su historia en pocas palabras, solo
las necesarias para que me interesara: Roger LaRade, ex sacerdote jesuita,
abandonó la Iglesia Católica Romana y terminó convirtiéndose en un sacerdote
católico independiente. A pesar de que su propia historia es fascinante, ella
organizó esta entrevista con el padre Roger antes de que él abandonara Cuba,
apenas una semana después de la campaña de mayo.
UN FORCEJEO ESPIRITUAL
El padre Roger, o simplemente Roger, como
insistió en que lo llamara, nació, hace 58 años, en la costa este de Canadá. Su
familia era católica romana e iba a misa todos los domingos. Él recuerda a sus
abuelos rezando el rosario, pero aparte de eso, no eran particularmente
religiosos. Fue en la secundaria básica, mientras se preguntaba qué hacer con
su vida, que se dio cuenta de la llamada.
Roger: Pero uno de los mayores
problemas para mí era el celibato. Así que decidí que no podía ser sacerdote.
HT: ¿Ya sabía que era gay?
Roger: No tengo ningún recuerdo de no
saberlo.
HT: ¿Cómo es que el celibato podía ser un
problema mayor que la homosexualidad, si la Iglesia Católica Romana está en
contra de la homosexualidad?
Roger: Para la Iglesia Católica
Romana, la homosexualidad no es un pecado en sí, pero esto se dirige hacia el
pecado. La única manera en que puede ser aceptada es que vivan en celibato.
HT: ¿Qué pasa si yo vivo con una mujer, como
pareja, sin tener relaciones sexuales? El amor no es solo sexo.
Roger: Ellos podrían decir que está bien.
Recientemente, en Ontario, se descubrió un homosexual que era muy activo en su
parroquia católica y vivía con su pareja. El obispo dijo que no podía
involucrarse más con la Iglesia. Él respondió: “Vivimos juntos pero no tenemos
sexo”. No sé cómo resolvieron esto.
Decidí estudiar Astronomía en lugar de
Sacerdocio. Una universidad en la que podía hacer eso era jesuita. No me
percaté de eso al principio y no había conocido ningún jesuita con anterioridad.
Después de finalizar el primer año me di cuenta
de que la Astronomía no era para mí, la parte interior espiritual no estaba
satisfecha.
Hubo un período de lucha espiritual. Y finalmente
me dije: “Dios, si quieres que sea un sacerdote lo haré, y Tú me darás la
gracia que necesito”, me sentí liberado.
SOBRE EL CELIBATO NO
HT: ¿Y el celibato?
Roger: decidí dedicarme por completo
a Dios.
Comenzó a estudiar Filosofía y se hizo activo
en la Iglesia Católica Romana en la universidad. Cuando llegó el momento de
decidir qué tipo de sacerdote quería ser, decidió ser jesuita, porque tenían un
claro sentido de la misión y estaban profundamente comprometidos con la fe y la
justicia social.
Después de los dos años de noviciado juramentó y fue enviado a una universidad jesuita en el estado de Washington, donde estudió Educación y Teatro y obtuvo una maestría.
Después de los dos años de noviciado juramentó y fue enviado a una universidad jesuita en el estado de Washington, donde estudió Educación y Teatro y obtuvo una maestría.
Entonces, después de conseguir, también, una
maestría en Teología, fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1986.
Posteriormente realizó estudios de postgrado durante un año, en Teatro,
combinándolo en esta ocasión con Teología y Estudios de aborígenes canadienses,
en Berkeley California.
Roger fue honesto con sus superiores jesuitas
cuando realizó su solicitud y durante toda su formación. Después de su primer
año como noviciado salió del closet con el resto del grupo. Eran 19, nadie más
salió.
Roger: Se dice que en las Órdenes
Católicas Romanas, entre el 30 y el 50 por ciento son homosexuales, y esos
podrían ser números conservadores.
Creo que existe algo acerca de ser gay que nos
orienta hacia lo espiritual. No sé si es la sensibilidad o una experiencia
previa de discriminación; puede ser de maneras muy sutiles. Crecimos en
familias heterosexuales, y con el tiempo descubrimos que éramos diferentes, y
recibimos el mensaje de que no se aceptaba ser gay. Crecimos con la sensación
de estar solos. Aunque la discriminación no estuvo dirigida a mí, escuché a mis
amigos usar palabras como maricón, marica…
Tal vez la experiencia de la opresión conecta con
la espiritualidad, a pesar de que la Iglesia misma sea un instrumento de
discriminación. Pero la Iglesia no es la espiritualidad, y no es Dios. Es
representante del Todopoderoso en muchos aspectos, pero me di cuenta que no en
todos los aspectos.
HT: ¿Por qué abandonó la orden jesuita?
¿Quería romper el celibato y estar con un hombre?
Roger: Conozco un montón de
cristianos que crecen con sentido de culpa por ser homosexuales. Para mí, nunca
hubo una contradicción entre ser homosexual y ser amado por Dios.
Después de mi ordenación y mis estudios, me
asignaron a ser sacerdote de una universidad jesuita en Canadá. Me gustó mucho.
Después de dos años, un importante católico escribió algo muy negativo en el
periódico local sobre la homosexualidad y los homosexuales. Debido a mi
formación como jesuita: la fe conectada a la justicia social, sentí que no
podía guardar silencio al respecto.
HT: ¿Reaccionó usted como un sacerdote jesuita
comprometido con la justicia social o como un homosexual en sí?
Roger: Para mí, el primer aspecto de
la justicia social fue la justicia social para las personas LGBT. Decidí
escribir una carta de respuesta que desafió la posición de la Iglesia Católica
Romana.
Fue publicada y causó problemas, porque es una
cuestión de poder. Los que lo poseen tienen el oído del obispo. Me dijeron que
no podía decir eso, porque estaba en contra de lo que enseña la Iglesia.
Advertí que como sacerdote católico romano era principalmente un agente de la
institución, y para mí, la enseñanza de la Iglesia respecto a los homosexuales
no era y no es compatible. Decidí que era más importante ser auténtico como un
hombre gay que ser un sacerdote de la Iglesia Católica Romana. No se trataba de
celibato, sino de lo que soy como persona.
HT: Entonces, ¿un sacerdote correcto,
igualmente comprometido con la justicia social, no se hubiera sentido afectado
por la discriminación contra los homosexuales?
Roger: Realmente, en ese momento, a
finales de los 80…, no creo que hubiera sido el caso. Ahora, en 2015, creo que
es más o menos así, debido a lo que está sucediendo con los derechos LGBT y la
visibilidad en la sociedad. Podría ser cualquier otra cuestión, como la
inclusión de las mujeres en el sacerdocio y el asunto de clérigos casados.
Muchos católicos han abandonado el sacerdocio porque querían casarse.
HT: ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Roger: El celibato tiene una larga
historia en la Iglesia, desde los mismos inicios. Después de la Resurrección y
la Ascensión de Cristo, muchas personas decidieron seguirlo, porque Él era
célibe.
Los primeros Apóstoles abandonaron sus esposas y
familias basándose en esa creencia. Al principio, la Iglesia tenía clérigos
casados. A través de los siglos, la institución declaró que el clérigo debe ser
célibe. Una parte de esto no tenía nada que ver con la espiritualidad, sino con
las finanzas y la movilidad.
Ahora la explicación de la Iglesia Católica con
respecto al celibato es que si usted no tiene hijos y cónyuge está más
disponible. Pero hay ministros de otras iglesias casados. No creo que sean
menos accesibles que los católicos.
Tampoco creo que exista incompatibilidad entre
ser sacerdote y ser mujer. El hecho de que Cristo nació un hombre no significa
que solo los hombres pueden ser sacerdotes.
NUESTRO FUTURO COMO PAREJA
De regreso a su vida, Roger me dice que en
1990 dejó el sacerdocio y se mudó a Toronto. Tuvo que buscar un apartamento y
un trabajo. Como jesuita había recibido el apoyo de la Iglesia.
Roger: A los 34 comencé a llevar la
vida que tienen la mayoría de las personas con 24 años, pero nunca me arrepentí
de mi tiempo como sacerdote jesuita. Eso contribuyó a lo que soy hoy en día.
En 1991 conocí a Marcos en una conferencia en
Chicago. Tres semanas más tarde llegó a Toronto para una primera visita. Él
vivía en Ohio y daba clases en una universidad. Mantuvimos una relación a larga
distancia.
Ambos estaban abiertos a mudarnos a la ciudad
del otro. Al mismo tiempo, a Mark le ofrecieron un trabajo que significó el
siguiente paso en su carrera, por lo que mantuvieron la relación a distancia
durante tres años, hasta que Mark comenzó el proceso para convertirse en un
residente canadiense.
Roger: Queríamos estar juntos, pero
la decisión final estaba en manos del Gobierno. Fue un proceso muy formal en la
que él tuvo que dar toda su documentación, cuenta de ingresos, etc. Mi madre
escribió una carta, la cual incluyó su solicitud, junto con una mía en la que
describía nuestra relación.
Había contado la verdad a mi familia después de
la ordenación, todavía era un sacerdote. Mis hermanos reaccionaron muy
positivamente. Mi madre tuvo un poco de dificultad al principio. Mi padre ya
había muerto. Por lo general es más difícil para los hombres salir del closet
delante de sus padres por causa de los estereotipos de masculinidad, pero no
tuve que pasar por nada de eso.
Fueron aconsejados llevar el formulario a
Detroit, donde había personas que eran muy amables con las solicitudes de
homosexuales.
Roger: Nuestro futuro como pareja
estaba siendo determinado por alguien que no era nosotros.
Les tomó cuatro meses. Mark recibió su
aceptación oficial el día que los canadienses celebran el cumpleaños de la
reina Victoria. Se mudó a Toronto en agosto de 1995.
El matrimonio entre personas del mismo sexo
fue legalizado en Ontario en junio de 2003. Siempre habían dicho que se
casarían cuando eso sucediera. Así lo hicieron, en esa provincia, en julio de
2003. Fue también en ese mismo año cuando Roger se unió a las Iglesias
católicas independientes como sacerdote.
UN SACERDOTE CATÓLICO INDEPENDIENTE
Roger: Cuando dejé a los jesuitas y
me mudé a Toronto, iba en ocasiones a la iglesia, pero dejé de hacerlo porque
no encontraba nada que fuera compatible conmigo. Estaba haciendo amigos en la
comunidad lesbiana gay, así que llegaron a conocer sobre mis antecedentes.
En una ocasión, una pareja de lesbianas amigas
mías me preguntaron si podía bendecir su unión, querían tener una ceremonia.
Antes de que se legalizara el matrimonio, lo llamábamos Uniones Sagrados:
Uniones de parejas del mismo sexo bendecidos por Dios.
Al principio no estaba seguro de querer ser visto
como un sacerdote otra vez, pero con el tiempo pensé: bueno, ¿qué hay de malo
en eso? Lo hice, y seis meses más tarde alguien me preguntó la misma cosa.
Creo que esas experiencias me hicieron recuperar
mi vocación como sacerdote, pero no tenía ningún sitio para practicar. En 2003
descubrí esas pequeñas iglesias que eran católicas, pero no se encontraban bajo
la autoridad del Vaticano.
Había una en Toronto y tenían un sitio web. Le
escribí al obispo diciéndole quien era yo y le di todos mis antecedentes. Le
pregunté si estando casado con una persona del mismo sexo abiertamente era
posible que pudiera ser un sacerdote de su iglesia. Sí lo era. Entonces me
reinicié en el ministerio como sacerdote católico.
Como desde adolescente siempre sentí ese amor por
San Francisco, quería tener una comunidad franciscana dentro de la Iglesia. Eso
ocurrió en 2006.
La hermana Silvia, quien permaneció en
silencio todo el tiempo dispuesta a ayudar con la traducción, si era necesario,
habla por primera vez para decirle a Roger que estaba olvidando decir algo sobre
él: que había estudiado para ser analista.
Roger dice que es justamente así como se gana
la vida y la hermana Silvia comenta que es una parte interesante de su iglesia.
Hermana Silvia: A diferencia de la
Iglesia Romana, todos tenemos trabajo.
Creo que el aprendizaje teológico filosófico
junto con este otro antecedente hace que el arzobispo Roger sea único en la
forma en que escribe sus homilías. Durante todos los años que fui católico
romano, nunca experimenté el amor de Dios así, y sé que he experimentado este
amor inclusivo de Dios a través de su modelado. No tanto por el hablar, sino
por el hacer.
LO QUE DIOS QUIERE
HT: ¿Qué es lo que las Iglesias católicas
independientes y la Iglesia Católica Romana tienen en común?
Roger: Mucho. Como Iglesia Católica, provenimos de las mismas fuentes. En la Iglesia Católica Romana, el concepto de la fe, la ordenación de obispos viene desde el principio y ha continuado a través de los siglos; se llama Sucesión Apostólica. Es lo que da validez en las Iglesias Romanas y Ortodoxas a la ordenación, la eucaristía, la misa y a todo.
Roger: Mucho. Como Iglesia Católica, provenimos de las mismas fuentes. En la Iglesia Católica Romana, el concepto de la fe, la ordenación de obispos viene desde el principio y ha continuado a través de los siglos; se llama Sucesión Apostólica. Es lo que da validez en las Iglesias Romanas y Ortodoxas a la ordenación, la eucaristía, la misa y a todo.
Las Iglesias católicas independientes se han
asegurado de mantener eso. Pero lo más importante es que nosotros, como iglesia
católica progresiva e inclusiva, tenemos nuestras propias raíces en las
tradiciones católicas. Creemos en Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Tenemos la misma comprensión de la Iglesia de Dios, la necesidad de los
obispos, de la eucaristía, por una vocación a la vida religiosa. Tenemos el
mismo entendimiento en muchas áreas de la justicia social y los derechos
humanos.
Nos diferenciamos principalmente en temas de
inclusión plena e igualitaria de todas las personas no respetados en su
orientación sexual, género y identidad de género.
En nuestro caso, los ministros casados y las
mujeres pueden ser ordenados; se incluyen las personas LGBT en todos los
niveles de la iglesia; el matrimonio en la iglesia para gays y lesbianas, no
solo apoyarlo como matrimonio civil, sino también celebrarlo como el sacramento
del matrimonio.
Permitimos que los divorciados se vuelvan a casar
por la iglesia, y también apoyamos la anticoncepción artificial para la
planificación familiar. El uso de medios artificiales para evitar el embarazo
no es pecaminoso. La Comisión Teológica que trabajó para llevar esta propuesta
al papa Pablo VI llegó a la misma conclusión, pero más tarde se confirmó la
creencia de la Iglesia Católica Romana de que el uso de estos medios era
pecaminoso.
No hacemos esto, porque creemos que la Iglesia
Católica Romana está mal, sino porque es posible, y es lo que Dios quiere. Solo
somos testigos del infinito amor del Todopoderoso por todos los hombres.
ESTAMOS HABLANDO DE LA VIDA HUMANA
HT: ¿Cuál es la posición sobre el aborto?
Roger: Parecido al de la Romana. Creemos
que la vida humana y el alma de los hombres se producen en el mismo momento de
la concepción. Por lo tanto, no podemos estar de acuerdo o enseñar que el
aborto es una opción moral que se puede hacer. Esperamos que las razones que
conducen al aborto: la pobreza, la situación social o incluso el egoísmo,
terminen.
HT: ¿Qué pasa con un embarazo causado por una
violación?
Roger: Es una situación muy difícil. Lo
que sé es que algunas mujeres deciden abortar y otras no. Decir que existen
situaciones extremas en las que una mujer tiene que tomar una decisión de este
tipo es afirmar una realidad, pero no quiere decir que se trata de una decisión
moralmente correcta. De lo que realmente estamos hablando es de la vida humana.
HT: ¿Y en cuanto a la operación de cambio de
sexo? Dios te hizo un hombre, no importa si te gustan las mujeres o los
hombres. ¿Someterse a la cirugía para cambiar de sexo no va en contra de los
designios de Dios?
Roger: No lo creo. La identidad de
género nunca ha sido mi problema personal. De lo que he leído y por lo que he
conversado con las personas transgénero, mi punto de vista es que estas sienten
una especie de desconexión entre su sentido interno como persona y su
apariencia física.
Así que, para alinear esos dos aspectos sienten
la necesitan de un cambio físico. Me parece algo legítimo. Hacemos cambios
físicos en nuestros cuerpos por todo tipo de razones.
HT: ¿Qué sucede con los matrimonios abiertos,
que he visto, sobre todo, en las parejas homosexuales?
Roger: No sé si todavía ocurre con los
matrimonios heterosexuales. A finales de los años sesenta y setenta, con la
liberación sexual, al menos en América del Norte, muchas parejas heterosexuales
abrieron sus matrimonios. Como Iglesia todavía creemos que el matrimonio es
entre dos personas y que parte de la vocación de este radica en la castidad.
Eso incluye a las uniones del mismo sexo.
HT: ¿Alguna vez has pensado en adoptar algún
niño?
Roger: Mark y yo somos tíos muy felices de
nuestros sobrinos y sobrinas. Pero en nuestra Iglesia está bien que los
homosexuales adopten niños. Los padres no tienen que ser de sexos opuestos para
amar, cuidar y enseñar a sus hijos.
HT: Muchas gracias
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