“Oíd
hijos, la
enseñanza
de un padre; estad atentos para adquirir entendimiento.
No
abandonéis mi instrucción, porque yo os doy buena enseñanza.
Pues
yo también fui hijo de mi padre, tierno y singular delante de mi
madre.
Y
él me enseñaba y me decía:
“Retenga
tu corazón mis palabras; guarda mis mandamientos y vivirás.”
¡Adquiere
sabiduría!
¡Adquiere
entendimiento!
No
te olvides ni te apartes de los dichos de mi boca.
No
la abandones, y ella te guardará; ámala, y te preservará.
¡Sabiduría
ante todo!
“Y
antes que toda posesión, adquiere entendimiento.
¡Adquiere
sabiduría!
Apréciala,
y ella te levantará; y cuando la hayas abrazado, te honrará.
Diadema
de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te otorgará.
Escucha,
hijo mío, y recibe mis dichos y se te multiplicarán años de vida.
En
el camino de la sabiduría te he instruido y por sendas de rectitud
te he hecho andar.
Cuando
camines, tus pasos no hallarán impedimento; y si corres, no
tropezarás.”
(
Proverbios 4:1-12)
Ser
padre es el compromiso más
honorable que todo hombre debe asumir ante Dios y los hombres. Porque
es la responsabilidad de alentar a sus hijos a ser sabios.
La
Biblia en este proverbio nos dice como el rey Salomón alentado por
su padre, David, fue incitado a buscar sabiduría cuando era joven
(1ª de Reyes 2: 1-9;), lo que motivó a Salomón a pedirle sabiduría
a Dios por encima de cualquier cosa (1ª Re 3:9), lo cual agradó a
Dios (1ª Re 3:10).
Si
Ud. quiere sabiduría, debe decidirse a ir en su busca. Una vez
comenzado el camino no importa cuán difícil se ponga, se necesita
determinación para no abandonar la búsqueda. Este no es un paso que
se da una sola vez en la vida, sino un proceso diario de elección
entre el bien y el mal (1ª de Re 4: 14-19). Nada es más importante
o de mayor valor en la vida que esto.
David
enseñó a Salomón desde niño que buscar la sabiduría de Dios era
lo más importante. Salomón aprendió bien la lección. Cuando Dios
apareció ante el nuevo rey para concederle una petición, Salomón
eligió sabiduría por sobre todas las cosas y Dios le dijo:
“Porque has demandado esto, y no
pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas,
ni pediste la vida de tus enemigos, sino
que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,
pues voy a obrar conforme a tus palabras:
Te he dado un corazón sabio y entendido, tanto
que no ha habido antes de ti otro como
tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
También te he dado las cosas que no
pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los
reyes ninguno haya como tú en todos tus
días.
Y si andas en mis caminos, guardando mis
preceptos y mis mandamientos, como anduvo tu
padre David, yo
alargaré tus días. (1Re
3:9-14)
¡
Felicidades Papá!
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