martes, 16 de junio de 2015

I COLOSENSES



INTRODUCCIÓN

LA IGLESIA DE COLOSAS
Colosas era una ciudad pequeña y de poca importancia en los tiempos
romanos (una “pequeña ciudad”, según un escritor contemporáneo, Strabo),
aunque disponía de una próspera producción lanera en los siglos V y IV a. de
J.C. Estaba situada en el valle del río Lico, a unos 160 km. al este de Efeso, y
junto con Laodicea y Hierápolis pertenecían a la provincia romana de Asia.
La comunidad de creyentes allí surgió durante un período de vigoroso
evangelismo, ligado al ministerio de Pablo en Efeso (52-55 d. de J.C.), como
se registra en Hechos 19. Pablo plantó un considerable número de iglesias (con
la ayuda de varios colaboradores) en la provincia de Asia. Entre ellas estaban
las congregaciones de Colosas, Laodicea y Hierápolis, las cuales eran fruto del
esfuerzo evangelístico de Epafras (<510107>Colosenses 1:7; 4:12, 13). Epafras,
nativo de Colosas (<510412>Colosenses 4:12), y que pudo haberse convertido
durante una visita a Efeso, fue un “fiel ministro de Cristo” y, como representante
de Pablo (<510107>Colosenses 1:7), había enseñado la verdad del evangelio a los
colosenses.
A menudo Pablo se refiere al pasado pagano de sus lectores, lo que sugiere
que muchos de ellos eran gentiles convertidos. Ellos habían estado
anteriormente alejados por completo de Dios, atrapados en la idolatría y
esclavitud del pecado, siendo hostiles a Dios en su mente y en acciones impías
(<510121>Colosenses 1:21; cf. vv. 12, 27). Habían estado muertos a causa de sus
pecados y por “la incircuncisión de... [su] carne”, una declaración que indica
que eran paganos e impíos (<510213>Colosenses 2:13).
Sin embargo, Dios había efectuado un cambio poderoso en sus vidas: los había
reconciliado consigo mismo mediante un evento histórico, a saber, la muerte
física de Cristo sobre la cruz (<510122>Colosenses 1:22). Dios los había liberado de
la tiranía de las tinieblas y los transfirió a un reino gobernado por su Hijo amado
(<510113>Colosenses 1:13). Ahora ellos son posesión redimida y libre de pecados
(<510114>Colosenses 1:14; 2:13; 3:13).
Los colosenses tenían una esperanza que les aseguraba un espacio para ellos en
el cielo (<510105>Colosenses 1:5; cf. v. 23) donde estaba sentado Cristo. Es allí
donde tenían centrados sus pensamientos y esperanzas (<510301>Colosenses 3:1-4;
cf. 1:27). Habían estado previamente sin Dios y sin esperanza, ahora ellos están
unidos a Cristo en su muerte, sepultura y resurrección (<510211>Colosenses 2:11,
12, 20; 3:1, 3). Es Cristo mismo el exaltado como Señor de la creación y
reconciliación en el magnífico himno de <510115>Colosenses 1:15-20 y es el ungido
de Dios colocado en el centro del misterio (<510127>Colosenses 1:27). Como
miembros de su cuerpo recibían vida y esperaban el día cuando la compartirían
en la plenitud de su gloria (<510304>Colosenses 3:4).
En vista de que la congregación había recibido a Cristo Jesús como Señor
(<510206>Colosenses 2:6) al haber aceptado el evangelio de manos de Epafras,
deberían conducir sus vidas como aquellos que se habían unido a Cristo en su
muerte y resurrección. Al vivir bajo su señorío deberían estar llenos de
agradecimiento a Dios por sus acciones poderosas (<510207>Colosenses 2:7; 3:15-
17; 4:2; cf. 1:3, 12).
El cuadro que nos llega es el de una congregación obediente al evangelio
apostólico y por quien el Apóstol podía agradecer sinceramente a Dios
(<510104>Colosenses 1:4-6). Pablo sabía de su amor en el espíritu (<510108>Colosenses
1:8), se gozaba de su disponibilidad para aprender acerca de la vida cristiana y
se gozaba de su estabilidad en Cristo (<510205>Colosenses 2:5).
PATERNIDAD LITERARIA
La carta deja claro que el apóstol Pablo es su autor, no solamente en los
saludos de apertura (<510101>Colosenses 1:1), sino también en el cuerpo de la
misma (<510123>Colosenses 1:23) y en su conclusión (<510418>Colosenses 4:18). El
carácter de Pablo, tal como lo conocemos de sus otras cartas, resplandece en
ésta. No hubo disputas acerca de la autenticidad de Colosenses en el período
primitivo. La carta está incluida en las más tempranas listas de canonicidad de
los libros del NT (siglo II d. de J.C.) compilados por Marción, así como en el
Canon Muratori (fin de siglo II o principios del III). Sin embargo, la autoría
paulina ha sido cuestionada en una serie de ocasiones en los últimos 150 años.
Los argumentos atañen al lenguaje y estilo de la carta, y a las supuestas
diferencias entre Colosenses y la teología de las principales cartas paulinas.
Como el lenguaje y el estilo, muchas expresiones son propias a Pablo mientras
que las diferencias pueden ser explicadas por la situación particular que dio
lugar a la carta. Ciertos términos llamativos, p. ej. aparecen como los engaños
de la “filosofía” colosense o como parte de las respuestas del autor a su
problema específico.
Las supuestas diferencias teológicas entre Colosenses y el resto de las cartas
paulinas aceptadas tienen que ver con las áreas de cristología (la persona y
obra de Cristo), eclesiología (la naturaleza de la iglesia), escatología
(enseñanzas sobre las últimas cosas) y tradición. Hay diferencias de énfasis: p.
ej. el que está dado en una escatología realizada más que en una escatología
futura (las bendiciones ya están siendo experimentadas por medio del Espíritu
en vez de en el final de los tiempos, aunque éste está presente también, p. ej.
3:4). Estas diferencias son mejor interpretadas si las colocamos en las
circunstancias específicas de los colosenses (ver comentarios sobre
<510211>Colosenses 2:11, 12; 3:1-3). Los así llamados “desarrollos teológicos”
están en línea con la enseñanza anterior del Apóstol y no constituyen una razón
para rechazar la autoría paulina de la carta. La estrecha conexión entre
Colosenses y Filemón, especialmente el número de personas asociadas con
Pablo y que se mencionan en ambas cartas (<510407>Colosenses 4:7-17; ver
<570123>Filemón 1:23, 24) y la particular mención de Onésimo como “uno de
vosotros” (<510409>Colosenses 4:9), sugiere que ambas cartas fueron escritas al
mismo tiempo. No hay razón para dudar que el autor de la carta fuera Pablo.
OCASION
Epafras había hecho una visita a Pablo en Roma (ver abajo) y le informó acerca
del estado de las iglesias en el valle de Lico. Mientras gran parte del informe
era alentador (<510108>Colosenses 1:8; 2:5), un dato inquietante fue una enseñanza
atrayente, pero falsa, que se había introducido en la congregación, y que si no
lo detenían podría trastornar el evangelio y llevar a los colosenses al cautiverio
espiritual. La carta fue escrita como una respuesta a esta necesidad urgente.
LA AMENAZA A LA FE Y LA “HEREJIA COLOSENSE”
En ningún lugar de la carta el Apóstol define la “herejía”; sus rasgos principales
pueden ser detectados solamente al reunir las piezas dispersas e interpretar sus
argumentos en contra. Recientemente varios eruditos han cuestionado si de
veras estos argumentos en contra señalan la existencia de una “herejía
colosense”. Prefieren hablar en términos de “tendencias” en vez de un sistema
aislado con definiciones propias, y sugieren que los recién convertidos estaban
bajo presión externa a conformarse a las creencias y prácticas de sus vecinos
judíos y paganos. Pero a la luz de <510208>Colosenses 2:8-23, con sus referencias a
la “plenitud”, las instrucciones específicas acerca de la autodisciplina (“¡No
toques!”, etc. v. 21), las reglas sobre los alimentos y días sagrados, frases no
comunes que parecen ser palabras clave de los oponentes de Pablo, y el fuerte
énfasis sobre lo que Cristo ya había logrado a través de su muerte y
resurrección, parece apropiado hablar de una “herejía” que recién comenzaba a
penetrar en la congregación.
La enseñanza fue establecida como “filosofía” (<510208>Colosenses 2:8), basada
sobre la “tradición” (una expresión que denota su antigüedad, dignidad y
carácter revelado) que pretendía impartir conocimiento verdadero
(<510218>Colosenses 2:18, 23). Pablo parece estar citando los dichos de sus
oponentes en su ataque contra sus enseñanzas: <510209>Colosenses 2:9, “toda la
plenitud”; <510218>Colosenses 2:18, complaciéndose en fingir “humildad y culto a
los ángeles”; <510221>Colosenses 2:21, “no toques”; y <510223>Colosenses 2:23,
reputación de “ser sabias en una cierta religiosidad, humildad y duro tratamiento
del cuerpo”. Además, la observación de estos tabúes en esa “filosofía” se
relacionaba con la obediente sumisión a “los principios elementales del mundo”
(<510220>Colosenses 2:20). ¿Cómo pueden ser comprendidas estas características
no comunes?
Los eruditos no coinciden completamente acerca de la naturaleza de la
enseñanza. Básicamente la herejía tiene un tinte judío, ya que incluye reglas
alimenticias, el guardar el sábado y otras reglas del calendario judío. La
circuncisión se menciona (<510211>Colosenses 2:11), pero no aparece como un
requerimiento legal. Entonces, ¿qué clase de judaísmo es este? Parece que no
fuera la clase de judaísmo estricto y duro contra el cual las iglesias de Galacia
fueron advertidas, sino un tipo en que figuraban el misticismo y autodisciplina y
en que los ángeles, principados y potestades jugaban un papel prominente en la
creación y en la entrega de la ley. Se los consideraba reguladores de las líneas
de comunicación entre Dios y la humanidad, y, por lo tanto, debían ser
aplacados por guardar ciertas observancias legales estrictas.
Se han hecho un número importante de sugerencias respecto a la naturaleza de
la “filosofía” colosense. Algunas incluyen la de una secta de misterio pagana
(M. Dibelius), una combinación de elementos paganos y una forma gnóstica del
judaísmo, eso es la que se basa en algún “conocimiento interior” especial (G.
Bornkamm). (El culto a los ángeles [<510218>Colosenses 2:18] ha sido considerado
como un elemento pagano en la falsa enseñanza, aunque debería ser
comprendido como “el culto de los ángeles [a Dios]”; ver el comentario.) Otras
teorías incluyen un judaísmo sectario de una clase gnóstica (Lightfoot), y un
conjunto de creencias que combina otras tantas características judías (S.
Lyonnet). Estudiosos recientes, sin embargo, consideran que la falsa enseñanza
que sobrepasaba el evangelio elemental de Epafras, estaba conectada con
formas ascéticas y místicas de la piedad judaica (como se encuentra, p. ej. en
Qumrán). Esta piedad era para una elite espiritual instada a progresar en la
sabiduría y el conocimiento y así alcanzar la verdadera “plenitud”. “Humildad”
(<510218>Colosenses 2:18, 23) fue un término usado por los oponentes para
denotar prácticas de autonegación que abrían al creyente a visiones de los
misterios celestiales y a experiencias místicas. Así, los “maduros” podían lograr
entrar a los cielos y unirse a “la adoración angélica de Dios” como parte de una
experiencia presente (<510218>Colosenses 2:18).
De una forma similar hoy en día los hombres y mujeres a veces creen que si
ordenan sus vidas por una serie de reglas y normas entonces Dios estará
complacido con el servicio que ellos brindan y sus propios reclamos podrían
ser presentados a él. Estas reglas y ordenanzas pueden aparecer en diferentes
áreas de la vida: las esferas morales, sociales, políticas y religiosas. Una
sensación de logro o aun de gozo se siente cuando las reglas se guardan,
mientras que se siente vergüenza y fracaso si no se alcanzan las normas
requeridas. Pero todo el esfuerzo es egocéntrico, enfocado sobre el mérito
humano. Aun los creyentes pueden caer en un legalismo, pensando que sería
correcto “pagar” a Dios, aunque sea de una manera limitada, por el regalo de la
salvación que ha provisto en su Hijo. Por otro lado, algunos pueden pensar que
es necesario seguir las reglas de índole religiosa, con el fin de crecer como
cristianos y convertirse en santos. Pero todo ese esfuerzo resta valor a la obra
salvadora de Cristo, especialmente su muerte sobre la cruz. El error es similar
al de aquellos falsos maestros de Colosas.
EL TRATAMIENTO QUE DIO PABLO A LA FILOSOFIA
COLOSENSE
Pablo pronuncia una fuerte amonestación a los colosenses para que se guarden
de los falsos maestros a fin de evitar que éstos los lleven como cautivos (lit.
“secuestrar”) de la verdad a la esclavitud del error mediante su “filosofía y
vanas sutilezas” (<510208>Colosenses 2:8). Aunque ellos habían presentado su
enseñanza como “tradición”, Pablo rechaza toda pretensión de origen divino.
Era un invento humano (“la tradición de los hombres”) y en respuesta a ello lo
ubica en contra de la tradición de Cristo, no meramente la que surge de la
enseñanza de Cristo, sino la que encuentra su encarnación en él
(<510206>Colosenses 2:6). Jesucristo es la “imagen del Dios invisible”
(<510115>Colosenses 1:15), en quien habita la “plenitud de la Deidad”
(<510209>Colosenses 2:9). En un magnífico pasaje en alabanza a Cristo como el
Señor en creación y reconciliación (<510115>Colosenses 1:15-20), Pablo proclama
que mediante Cristo fueron creadas todas las cosas, incluyendo los principados
y potestades que tan prominentemente figuran en la herejía colosense. Todas
las cosas han sido hechas en él. El es el agente de toda creación y su meta final
(16).
Aquellos que han sido incorporados a Cristo han alcanzado plenitud de vida en
el único que es Señor sobre todo principado y potestad (<510210>Colosenses 2:10).
Cristo Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. Sería una tontería
para los colosenses ser seducidos por los falsos maestros a pensar que era
necesario obedecer a los poderes angélicos que controlaban las líneas de
comunicación entre Dios y el hombre. Esta vía estaba controlada ahora por
Cristo, quien por su muerte se revela como conquistador de dichos principados
y potestades (<510213>Colosenses 2:13-15).
En su respuesta a la falsa enseñanza, Pablo expone la doctrina del Cristo
cósmico más plenamente que en sus primeras cartas. Dicha enseñanza se
insinúa previamente en Romanos (<450819>Romanos 8:19-22) y 1 Corintios (<460102>1
Corintios 1:24; 2:6-10; 8:6), pero una exposición más detallada aparece en
<510115>Colosenses 1:15-20 y 2:13-15. Las críticas del Apóstol a los que
defendían la filosofía, con sus nociones incorrectas y extrañas conductas, son
penetrantes, aun destructivas (ver comentario sobre <510216>Colosenses 2:16-23).
LUGAR Y FECHA DE ORIGEN
El punto de vista tradicional de que Pablo escribió a los Colosenses durante su
prisión en Roma es más probable que la opinión de que él lo haya hecho en
Efeso o Cesarea. Ningún otro encarcelamiento en Hechos parece ser una
alternativa aceptable (hay dificultades en suponer que fue durante su prisión en
Cesarea, <442427>Hechos 24:27). Los saludos de los colegas en el cap. 4 sugieren
que los mismos tenían directo acceso a Pablo, y esto está de acuerdo con la
prisión en Roma de <442830>Hechos 28:30. También la referencia a Onésimo (lo
cual trae a cuenta la carta a Filemón) se comprende mejor en el contexto de la
capital imperial, aunque algunos argumentan que la distancia entre Colosas y
Roma hace que un origen romano de la carta sea improbable. Cualquier
supuesto progreso en el pensamiento de Pablo no ayuda en fechar Colosenses
Si se acepta la sugerencia de Roma, entonces la fecha más probable es el
primer encarcelamiento romano de Pablo, p. ej. c. 60, 61 d. de J.C. Aquellos
que suponen una alternativa en Efeso, la ubican alrededor del 54-57 o aun más
temprano, 52-55 d. de J.C.
BOSQUEJO DEL CONTENIDO
<510101>Colosenses 1:1, 2 Saludos de Pablo
<510103>Colosenses 1:3-8 La gratitud por la fe, el amor, la esperanza y el
evangelio
<510109>Colosenses 1:9-14 La oración pidiendo conocimiento y conducta
piadosa
<510115>Colosenses 1:15-20 Jesucristo, el Señor de la creación y la
reconciliación
<510121>Colosenses 1:21-23 La reconciliación efectuada y su aplicación
<510124>Colosenses 1:24—2:5 La misión de Pablo y su interés pastoral
<510206>Colosenses 2:6-15 El remedio para el error: Cristo en toda su
plenitud
<510216>Colosenses 2:16-23 La libertad del legalismo
<510301>Colosenses 3:1-4 Buscad las cosas de arriba
<510305>Colosenses 3:5-11 Despojaos de los pecados del pasado
<510312>Colosenses 3:12-17 Vestíos de la gracia de Cristo
<510318>Colosenses 3:18—4:1 La conducta en cuestiones domésticas
<510402>Colosenses 4:2-6 Palabras finales de aliento
<510407>Colosenses 4:7-18 Saludos personales e instrucciones
COMENTARIO
1:1, 2 SALUDOS DE PABLO
Pablo comienza su carta a los Colosenses como muchos antiguos escritores lo
hicieron, con tres detalles: El nombre del que envía, el de los lectores y un
saludo (ver el artículo “Leyendo las epístolas”). Hay, sin embargo, importantes
diferencias entre las cartas de Pablo y otras en el mundo antiguo (ver el artículo
“Leyendo las epístolas”). Primero, el Apóstol menciona su propio nombre y sus
credenciales en relación con las circunstancias de cada carta; segundo, se dirige
a los lectores en términos cristianos; y tercero, los saludos iniciales no son un
deseo piadoso sino una expresión de su profunda preocupación por ellos en
relación con la gracia y la paz de Dios.
Como un apóstol de Cristo Jesús, Pablo ha sido llamado directamente y
enviado por el Cristo resucitado para ser su agente autorizado para proclamar
el evangelio y establecer iglesias. El pertenece a Cristo Jesús, y aquí menciona
su apostolado, no porque fuera atacado en Colosas (como había sido en
Galacia y Corinto; <480101>Gálatas 1:1, 10-12; <460901>1 Corintios 9:1-3; <471101>2
Corintios 11:10-13), sino con el fin de explicar su llamado y ministerio al
comienzo y así llamar la atención sobre el carácter oficial de su carta a la
comunidad. Un apóstol tiene la autoridad de enseñar (cf. <540207>1 Timoteo 2:7) y
tratar pastoralmente con la congregación bajo su cuidado (<471301>2 Corintios
13:10). Ambos, el llamamiento y ministerio de Pablo eran por la voluntad de
Dios, una expresión que subraya que ello era debido solamente a la gracia de
Dios, y que Pablo tenía una responsabilidad especial en el propósito divino
para las congregaciones gentiles (cf. <490301>Efesios 3:1-13). Timoteo se menciona
(cf. <470101>2 Corintios 1:1; <500101>Filipenses 1:1), no como coautor de la carta, sino
porque había sido el compañero de Pablo por mucho tiempo en su ministerio
en Efeso y se encontraba con él cuando escribía la carta. Los colosenses se
describen en un lenguaje magnífico: A los hermanos santos y fieles en Cristo
que están en Colosas. Igual que Israel, el pueblo de Dios que había sido
escogido por él y ungido para su servicio (<021906>Éxodo 19:6), los colosenses
eran también “santos” ya que habían sido apartados por Dios para su servicio.
Como resultado, sus vidas (y las nuestras) deberían caracterizarse por una
conducta piadosa. Ellos son hermanos santos y fieles, y hermanas, porque
como creyentes estaban convocados para vivir una vida de compañerismo en
Cristo (sobre el tema de “estar en Cristo” ver <510206>Colosenses 2:6-15).
Hermanos (lo cual significa hermanos y hermanas) habla de una cercana
relación entre los miembros de la familia de Dios. Los colosenses deben
demostrar hermandad y amor unos por los otros como quienes han sido
adoptados y son fruto de la obra del amor de Cristo. El saludo gracia a
vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre indica el sincero interés de
Pablo de que los colosenses pudieran comprender y apreciar más plenamente
la gracia de Dios en la cual ya están, y la relación de paz que Dios ha
establecido con ellos (ver <450501>Romanos 5:1, 2).
1:3-8 LA GRATITUD POR LA FE, EL AMOR, LA ESPERANZA
Y EL EVANGELIO
El Apóstol continúa en su habitual costumbre de expresar su gratitud a Dios por
los lectores de sus cartas. En este párrafo de gratitud utiliza una variación de
una característica del estilo gr. más personal en que se redactaban las cartas en
aquella época. Este pasaje establece el tono de su carta e introduce algunos de
los temas principales, mostrando Pablo su preocupación pastoral y apostólica a
favor de estos cristianos. No como muchas expresiones de gratitud por los
beneficios personales recibidos y que podrían ser egocéntricas, las gracias son
a Dios por lo que ha hecho en la vida de otros. Expresa su agradecimiento a
Dios por el crecimiento de los creyentes colosenses y continúa con una oración
intercesora por su desarrollo en el conocimiento y en la conducta piadosa
(<510109>Colosenses 1:9-14). La mención de su oración por ellos sin duda habría
ayudado a reforzar los lazos de compañerismo entre él y aquellos cristianos del
valle de Lico a quienes no había visto personalmente (<510201>Colosenses 2:1).
3 Damos gracias a Dios... orando siempre por vosotros. [Nosotros] damos
no es una expresión formal que se refiere sólo a Pablo o quizá sugiriendo que él
estuviera a una distancia de los colosenses, más bien esto incluye a Timoteo y
quizá a otros (ver <510123>Colosenses 1:23b) cuando en el propio ministerio de
Pablo se enfatiza el singular “yo”. Podría también indicar una reunión regular
entre el Apóstol y sus colegas para orar por estos cristianos. Siempre indica
cuan a menudo dan gracias. No significa en todo momento del día, pero se
explica por orando siempre por vosotros, eso es, “regularmente”, quizás por
la mañana, por la tarde o la noche (las tres oraciones acostumbradas) y en toda
ocasión que ellos orasen (expresiones similares tales como “continuamente”, o
“en todo tiempo” y “día y noche” significan lo mismo). 4 La gratitud de Pablo
estaba fundada en la fe... y... amor de los lectores, ambas cosas él las había
oído de Epafras (8). La fe se menciona primero, porque sin ella no habría vida
cristiana (cf. <451009>Romanos 10:9). La fe vive y actúa en Cristo Jesús, ya que
los cristianos están en unión con él, y comprueba que es genuina por “la fe que
actúa por medio del amor” (<480506>Gálatas 5:6). Este amor está siendo expresado
por los lectores para con todos los cristianos en general, pero en especial a los
que estaban en Colosas y en otras iglesias del valle de Lico. Es a través de este
amor que los cristianos se sirven unos a otros, y aquellos creyentes conocían
algo de este servicio.
5 Tanto la fe como el amor están basados en la esperanza (estas tres gracias
están vinculadas en <450501>Romanos 5:1-5; <461301>1 Corintios 13:13; <480505>Gálatas
5:5, 6; <520103>1 Tesalonicenses 1:3; 5:8) que aquí se entiende como “el contenido
de la esperanza”, “aquello que uno espera”. Esta esperanza es completamente
segura, reservada... en los cielos en donde ningún poder humano o de otro
tipo pueda tocarla. Aunque escondida de su vista, esta esperanza está
centrada en Cristo (<510127>Colosenses 1:27) y será revelada cuando él regrese
(<510304>Colosenses 3:4). Esta es la razón por la que los creyentes deben dirigir sus
mentes hacia los cielos y permitir que sus pensamientos acerca de Cristo
gobiernen sus vidas (<510301>Colosenses 3:1-4). Pablo no estaba diciendo nada
nuevo a los colosenses porque ellos ya habían oído de esta esperanza en el
evangelio cuando se convirtieron. Esta palabra de verdad del evangelio es
totalmente confiable. Es la palabra de Dios y es semejante a su carácter:
también se opone al “evangelio” de los falsos maestros.
6 Pablo desvía su atención a subrayar el carácter poderoso y casi personal del
evangelio: Este ha hecho un avance triunfal llegando a los colosenses y
ubicándose firmemente en sus vidas. En todo el mundo (que no significa en
todas partes o a cada persona bajo el cielo, sino a las grandes ciudades y
pueblos, p. ej. Damasco, Tarso, Antioquía, Corinto y Efeso, que sirvieron
como centro de difusión) el evangelio había estado llevando fruto y
creciendo. Esta frase se usa en el AT para referirse al crecimiento humano
(<010122>Génesis 1:22, 28; 8:17; 9:1, 7) y al incremento demográfico de Israel
(<240316>Jeremías 3:16; 23:3); en el NT se usa para describir la semilla (eso es la
palabra) en la parábola del sembrador (Marcos 4). Como esa semilla, el
evangelio “lleva fruto”, produciendo una cosecha de buenos frutos (eso es,
acciones piadosas) en las vidas de los creyentes (cf. <500101>Filipenses 1:1), y ésta
crece a medida que el número de cristianos aumenta. Los colosenses oyeron
este mensaje de la gracia de Dios en Cristo y llegaron a apreciar su realidad
cuando se convirtieron.
7, 8 Epafras fue el evangelista que había llevado el mensaje a los colosenses.
Los había instruido con cuidado en el evangelio y ellos se habían comprometido
como discípulos para con su enseñanza (<510206>Colosenses 2:6, 7). Pablo escribe
con calidez acerca de Epafras como uno elegido de Dios y separado para su
servicio. Como consiervo amado de Pablo, era su asociado de confianza que
garantizaba a la iglesia en Colosas que ellos habían recibido el verdadero
evangelio apostólico. Epafras había actuado como representante de Pablo
cuando predicó en Colosas (nos ha informado..., v. 8). Ministro (“siervo”),
un término favorito de Pablo, que originalmente se refería a alguien que
brindaba un servicio humilde. Es un término que se usa refiriéndose a Cristo
mismo (<451508>Romanos 15:8), a Pablo (<471102>2 Corintios 11:23; <490307>Efesios 3:7) y
a los asociados al Apóstol en su actividad misionera (<460305>1 Corintios 3:5; <540406>1
Timoteo 4:6), incluyendo a Epafras que es un fiel ministro de Cristo. El había
visitado recientemente a Pablo en Roma y le informó cómo se encontraban las
iglesias del valle del Lico. La vida de la comunidad estaba llena del amor en el
Espíritu, capacitándolos para ayudar a todos los santos (creyentes).
1:9-14 LA ORACION PIDIENDO CONOCIMIENTO
Y CONDUCTA PIADOSA
A medida que Pablo despliega el contenido de su oración a favor de los
colosenses, introduce muchos de los temas más importantes de la carta. Estos
versículos anuncian a los lectores lo que él piensa que es lo importante y, por
implicación, instan a los colosenses a responder en una forma positiva. En otras
palabras, la oración de Pablo es que ellos puedan conocer la voluntad de Dios
y tener el poder para cumplirla. El vínculo estrecho entre el agradecimiento de
los vv. 3-8 y el párrafo de intercesión de los vv. 9-14 muestra que Pablo era un
verdadero pastor: Estaba agradecido a Dios por el progreso de los colosenses,
pero deseaba también que crecieran en su comprensión y conducta piadosa, y
trataran con la falsa enseñanza que estaba haciendo incursión en la iglesia. Pudo
haber querido también que sus lectores usaran esta oración como un modelo en
su propia oración a Dios. Seguramente es una de las más bellas en sus cartas
(cf. <490117>Efesios 1:17-19; 3:14-19) y ha servido de ejemplo para las
generaciones posteriores de cristianos.
9 Desde el día en que se enteró de su progreso como cristianos, el Apóstol no
sólo ofreció un constante agradecimiento a Dios el Padre; también oraba por
ellos. Sabiendo que a quien él había rogado le daría rica y abundantemente
(<500419>Filipenses 4:19; cf. <451513>Romanos 15:13; <590105>Santiago 1:5), Pablo y sus
colegas oraron constantemente para que sus oyentes recibieran “plenitud” (un
término aparentemente usado por los falsos maestros) de bendiciones de la
mano amorosa de Dios: rogando que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad. El Apóstol quedaría satisfecho con nada menos que su completa
madurez cristiana. El conocimiento por el cual él rogaba se distingue de otro
conocimiento porque consiste de sabiduría y plena comprensión de toda
clase en el nivel espiritual. La voluntad de Dios, que usualmente es más amplia
que su voluntad personal para la vida cristiana individual, a veces describe su
plan de elección y de salvación (<490105>Efesios 1:5, 9). Aquí esto tiene que ver
con la completa obediencia de los lectores, la cual será visible en sus acciones
(cf. <451201>Romanos 12:1, 2).
10 Aunque hay un fuerte énfasis sobre el conocimiento y sabiduría (lo cual
incluye un elemento intelectual que permite a los colosenses oponerse al error),
este conocimiento por el que Pablo oraba tenía que ver con la conducta
correcta: para que andéis como es digno del Señor. Pablo usa a menudo el
término “andar” para describir la vida cristiana (<450604>Romanos 6:4; 8:4;
<480516>Gálatas 5:16; <490401>Efesios 4:1; <500317>Filipenses 3:17). Los colosenses
deberían vivir de una manera que fuera digna de aquel a quien confesaban
como Señor. Agregando más, el Apóstol ora por ellos a fin de agradarle en
todo, una expresión que describe no una actitud amedrentada en la presencia
de un superior, sino una conducta que honre al Señor porque surge de una
gozosa obediencia a él. En otro lugar Pablo menciona la necesidad de que los
cristianos agraden a Dios (o a otros, como resultado de su obediencia a él)
antes de agradarse a sí mismos (<450808>Romanos 8:8; 15:1-3; <460703>1 Corintios
7:32). Esto debe darse en todas las esferas, en todo. Pablo entonces detalla
aun más lo que involucra un andar digno del Señor (lit. “caminando dignamente
en el Señor”). Los creyentes han de llevar fruto en toda buena obra. El
evangelio ha llevado fruto al producir acciones piadosas en los colosenses (6),
y Pablo ahora ruega para que ellos puedan ser fructíferos en todas las cosas
que hacen. Los creyentes han de crecer en el conocimiento de Dios. A
medida que responden a esa relación personal que ya tienen con Dios, la
relación crecerá y su comprensión de él se profundizará. 11 Y que seáis
fortalecidos con todo poder indica cómo han de vivir en una forma digna del
Señor. Las normas puestas delante de los colosenses eran altas, más altas que
las de los falsos maestros, y podrían parecer imposibles de alcanzar. Pero esto
no es el caso. Pablo amontona términos de poder y fuerza para subrayar que
nada menos que el poder del Dios Todopoderoso obrando dentro de ellos los
capacitará para vivir en una forma que es agradable a él; conforme a su
gloriosa potencia. Es más que suficiente para las necesidades de los
colosenses; y esta fuerza será dada a ellos día tras día a medida que confronten
las más diversas situaciones (el tiempo presente del verbo seáis fortalecidos
indica la continua fortaleza de Dios). La manifestación de su divino poder no se
da en milagros espectaculares, sino en toda perseverancia y paciencia,
particularmente frente a la oposición. Al soportar pacientemente los
sufrimientos, los cristianos muestran que tienen puestas sus esperanzas en Dios.
12-14 Finalmente, Pablo da gracias al Padre... con gozo porque esto también
le agrada a él. “Acción de gracias” en las cartas de Pablo se refiere a una
actitud mental que se expresa exteriormente y a menudo públicamente. Al
mencionar nosotros lo que Dios ha hecho de pura gracia en su Hijo, otros
cristianos serán animados a alabarle también, y en la medida en que la acción
de gracias se incremente, Dios es glorificado (<470101>2 Corintios 1:11; 4:15). La
acción de gracias gozosa es una actividad en la que los cristianos deberían
participar más regularmente. Hay buenas razones para ello. De hecho, la acción
de gracias al Padre en forma regular es una marca distintiva de un verdadero
cristiano.
12 El Todopoderoso ha obrado a favor de ellos y ya les ha preparado una
herencia eterna. Este lenguaje está lleno de ecos del AT y recuerda la primera
promesa dada a Abram (<011314>Génesis 13:14-17) que fue renovada más tarde a
Israel (<042652>Números 26:52-56). La herencia a la que Pablo se refiere
pertenece al más alto nivel y a un orden más perdurable que el de la tierra de
Canaán, ya que está con los santos en luz, es decir, en el reino de la luz de la
era por venir, en los cielos mismos. Pertenece a una dimensión espiritual,
imposible de ser saqueada por la guerra, hambre o cosa semejante. Esta
herencia es la “esperanza reservada para vosotros en los cielos”
(<510105>Colosenses 1:5; cf. 3:1-4) y no es ningún otro que el Señor Jesús mismo.
13, 14 Explican el significado del v. 12, enfatizando el cambio notable que Dios
trajo en el día de la conversión de los colosenses. Como otros, ellos habían
estado bajo el control del malo y pertenecían a su terrible dominio: la
autoridad de las tinieblas. Las circunstancias de ellos se describen en 1:21:
estaban separados de Dios, hostiles a él y eran hacedores de maldad. Pero él
nos ha librado (nos incluye a Pablo y a otros creyentes también) de esa tiranía
de las tinieblas. El los ha librado de la esclavitud (como en el éxodo) y los
transfirió a su reino donde reina su Hijo amado. Este cambio de dominio se
describe vívidamente en términos de “luz” y “tinieblas”; ahora los colosenses
eran “hijos de luz” (cf. <520505>1 Tesalonicenses 5:5) y han de vivir acordes con
ello. El reino de su Hijo amado es una referencia al reino de Dios o al reinado
de él en el tiempo presente antes de la segunda venida del Señor Jesús. 14 En
este reino donde Jesucristo es el Señor hay redención, es decir, libertad para
los que estaban en cautiverio espiritual (el precio pagado es la muerte de Jesús;
<490107>Efesios 1:7; <600118>1 Pedro 1:18). Esta redención que es una posesión actual
de los colosenses, está estrechamente ligada con el perdón de los pecados.
“La redención libera del poder del pecado y ofrece perdón de su culpa” (D.
Guthrie).
1:15-20 JESUCRISTO, EL SEÑOR DE LA CREACION Y LA
RECONCILIACION
Hacia el final del v. 14, con su referencia al perdón de pecados, el lenguaje
cambia del de una oración y acción de gracias a un magnífico pasaje (a veces
llamado un “himno”) de adoración a Cristo como el Señor de la creación y
reconciliación. Este párrafo es central: los temas del mismo se toman y se
aplican en el resto de la carta (cf. <510119>Colosenses 1:19 con <510209>Colosenses
2:9, y <510120>Colosenses 1:20 con <510215>Colosenses 2:15). Aunque el pasaje adora
a Cristo, curiosamente los nombres “Jesús”, “Cristo” y “Señor” no aparecen en
él, simplemente comienza diciendo: “El es...” Sin embargo, es claro que el
Señor Jesucristo es a quien estas palabras de alabanza se refieren; no pueden
ser aplicadas a ningún otro. Ha habido un considerable debate acerca de si
Pablo aquí introduce un “himno” ya existente dentro de su carta, o no. Es
posible, pero si fuera así, ciertamente ha entrelazado toda su carta alrededor
del mismo, y el énfasis en la supremacía de Cristo tiene el propósito de
fortalecer a los lectores y corregir la perspectiva errónea de los falsos maestros.
Como fuere, el pasaje encaja perfectamente en el propósito básico que movió
a Pablo a dirigir una carta a los colosenses.
1:15-17 Señor en la creación. 15 El es la imagen del Dios invisible indica
que la verdadera naturaleza y carácter de Dios han sido perfectamente
revelados en Jesucristo; en él, el Dios invisible se hizo visible. Nadie jamás ha
visto a Dios, pero el unigénito Hijo de Dios nos lo ha hecho conocer (<430118>Juan
1:18). La humanidad como el clímax de la creación fue hecha a imagen de Dios
(<010126>Génesis 1:26, 27). Desde la eternidad Jesús en su verdadera naturaleza ha
sido la imagen de Dios. La palabra traducida como imagen puede sugerir una
copia que es menos que perfecta: pero en el gr. original es un término de
revelación y no implica tal cosa. Jesús, que es perfecto como el Padre, nos
revela quién es él en toda su bondad (cf. <200822>Proverbios 8:22). Si una persona
quisiera saber cómo es Dios, entonces deberá volverse a las Escrituras y
enterarse de todo acerca de Jesús, porque él nos muestra perfectamente cómo
es el Padre.
El primogénito de toda la creación. En el AT “primogénito” aparece 130
veces para describir a quien es supremo o primero en el tiempo. También se
refiere a quien tenía un especial lugar en el amor del padre. Del mismo modo
“Israel es mi hijo, mi primogénito” (<020422>Éxodo 4:22). Aunque “primogénito”
puede referirse a uno que es primero en una serie (cf. 18; <450829>Romanos 8:29),
no es aplicable aquí. El contexto manifiesta que Jesús no es el primero de todos
los seres creados porque (“ya que”) por medio de él toda la creación llegó a su
existencia (16). Desafortunadamente la palabra traducida primogénito no
presta atención a esta supremacía o prioridad de rango. Como el primogénito
Cristo es único, se distingue de toda la creación (cf. <580106>Hebreos 1:6). El es
ambas cosas, anterior y supremo sobre toda la creación puesto que él es
Señor.
16 La única posición de Cristo sobre su creación se explica a continuación.
Porque en él fueron creadas todas las cosas. Claramente, Cristo no puede
ser parte de la creación puesto que todas las cosas han sido hechas por él. El
pasivo fueron creadas indica que Dios es el Creador, mientras que por él
sugiere que Cristo es el instrumento. (Si se lee como “en él”, él es la esfera en la
cual la creación toma lugar y depende totalmente de él.) El lenguaje de Pablo
viene de Génesis 1 y de la literatura sapiencial del AT donde la “sabiduría” es
llamada el “artífice” (<200830>Proverbios 8:30). Para Pablo ese “artífice” no es una
figura del discurso, sino el Cristo celestial y personal que lo encontró en camino
a Damasco. Todas las cosas se amplía en una oración paralela a cosas que
están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles. Luego, con especial
referencia a la falsa enseñanza en Colosas, Pablo enfatiza que aun los poderes
espirituales y autoridades, sean buenos o malos, están todos sujetos a Cristo
como creador. Son enunciadas cuatro clases: tronos, dominios, principados o
autoridades: desde lo más alto hasta lo más bajo, todas fueron creadas por él,
a través de él y para él. La enseñanza de que Cristo es la meta final de toda
creación (todas las cosas fueron creadas por... él) no tiene paralelo en la
literatura de sabiduría judía o en realidad en ninguna otra fuente judía. Y
necesita recordarse que el que fue crucificado como un criminal común, esto es
Jesucristo, es la misma persona por la cual toda la creación y, por lo tanto, la
historia, se mueve.
17 Ya que él antecede todas las cosas, uno no podría decir con verdad,
como lo hizo el hereje Arrio del siglo II: “Hubo una vez cuando él no era.” El
Jesús preexistente (<430858>Juan 8:58) es el Señor del universo. El enfático él
corresponde al solemne “yo” del AT que se refiere a Jehovah, el Señor mismo.
Y en él todas las cosas subsisten. La totalidad de la creación está establecida
permanentemente sólo en él. El sustenta el universo y es el principio unificador
de su existencia. Sin su continua actividad sustentadora (indicada por el tiempo
del verbo gr.), todas las cosas se desintegrarían (ver <580102>Hebreos 1:2, 3).
Aunque podemos encontrar similitudes lingüísticas con el estoicismo aquí, la
declaración de Pablo es diferente al alma abarcadora del mundo de los
estoicos. Todos los hombres y mujeres, sea que lo reconozcan o no, están en
deuda con el Señor Jesús como Creador y Sustentador; porque no solamente
ha creado a todas las personas que entran en el mundo, él sustenta también sus
vidas diariamente, dando vida y aliento a cada uno. Aquellos que están “en
Cristo” y, por lo tanto, lo conocen en forma personal, deberían expresar su
gratitud a él como Creador y Sustentador viviendo vidas santas. Aquellos que
no le han honrado o agradecido (<450121>Romanos 1:21) son instados a
arrepentirse y volverse a él en fe.
1:18-20 Señor en la reconciliación. La atención ahora salta del ámbito de la
creación a la relación de Cristo con la iglesia y su señorío en la reconciliación.
En otros lugares en su carta Pablo usa el cuadro de la iglesia como un cuerpo
para referirse a las relaciones de “dos vías” y los deberes de los miembros de la
iglesia (<451204>Romanos 12:4, 5; <461201>1 Corintios 12:12-27) donde la “cabeza” del
cuerpo no tiene una mención especial del honor; se considera como un
miembro más (<461202>1 Corintios 12:21). En Colosenses y Efesios, sin embargo,
se enfatiza la relación que la iglesia, como el cuerpo de Cristo, tiene con él
como “la cabeza” (18). 18 Con la expresión él es la cabeza del cuerpo, que
es la iglesia se enfatiza la centralidad de Cristo en relación con su pueblo. Su
función como cabeza señala una relación viva y personal con ellos en la cual él
reina sobre un pueblo en la forma en que la cabeza de un cuerpo ejerce
influencia sobre sus diversas partes. La función de la cabeza también se refiere
a una completa dependencia de él para su vida y poder. Iglesia no se refiere a
una congregación universal, esparcida por todo el mundo y a la cual todos los
creyentes pertenecen, sino a una asamblea celestial reunida alrededor de
Cristo. Aun cuando los creyentes estén realizando sus tareas cotidianas, son
miembros de esta congregación celestial a causa de su comunión con él. Cristo
es el principio en el sentido de que es el primogénito de entre los muertos,
es decir, el fundador de una nueva humanidad. La era de la resurrección ha
prorrumpido y como el primero de los que han resucitado de entre los muertos
(aquí primogénito significa el primero de una serie), él es la “primicia”, el que
garantiza la futura resurrección de otros (1 Corintios 15:20, 23). El “himno”
anterior hablaba de la primacía de Cristo sobre la creación; ahora menciona su
primacía en la resurrección. Tanto en la nueva creación como en la vieja la
preeminencia pertenece ahora a él solo.
19 La razón para esta preeminencia se explica: Jesucristo es “el lugar” en quien
Dios en toda su plenitud se agrada en residir. Todas las cualidades y
actividades de Dios —su Espíritu, palabra sabiduría y gloria— se exhiben
perfectamente en Cristo. Más aun, este habitar en “forma corporal” (cf. 2:9) en
Cristo no es temporal sino permanente. Ya que Cristo es el único mediador
entre Dios y los hombres y ha llevado a los colosenses a una relación con el
Padre, no deben temer los poderes sobrenaturales bajo cuyo control los seres
humanos supuestamente vivirían.
20 El clímax del párrafo surge con referencias a la reconciliación y paz logradas
a través de la muerte de Cristo. Las palabras iniciales del párrafo habían
declarado que todas las cosas habían sido creadas en, a través de y para
Cristo. El es el Señor en la creación. Lo que no está detallado, sin embargo, es
qué ha sucedido a todas las cosas a partir de la creación: la unidad y armonía
del cosmos han sufrido una seria brecha que necesita reconciliación (cf.
Génesis 3). Le ha placido a Dios reconciliar... todas las cosas por medio de
Cristo (2 Corintios 5:19). Los cielos y la tierra han sido devueltos al orden
para el cual Dios los creó. El universo todo está bajo su Señor y la paz cósmica
ha sido restaurada. La reconciliación y el hacer la paz (que incluye la idea de
pacificación, eso es, superando el mal) se usan como sinónimos para describir
la obra poderosa que Cristo logró en la historia por su muerte en la cruz
(Romanos 3:25; 1 Corintios 11:25; Efesios 1:7). La paz que
Cristo ha logrado puede ser “libremente aceptada... o impuesta
compulsivamente” (F. F. Bruce). Los principados y potestades sobre los cuales
ha triunfado (Colosenses 2:15) no se rindieron de buena gana a la gracia de
Dios. Ellos fueron “pacificados”; pero continúan existiendo, oponiéndose a los
hombres y mujeres (cf. Romanos 8:38, 39), aunque no podrán afectar a la
persona que está en Cristo, y su derrocamiento en el futuro está asegurado
(1 Corintios 15:24-28; ver sobre 2:15). De esto no se puede asumir que
todos los pecadores han aceptado libremente la paz alcanzada por medio de la
muerte de Cristo. Aunque todas las cosas finalmente se unirán para postrarse
en el nombre de Jesús y reconocerlo como Señor (Filipenses 2:10, 11), no
debe suponerse que esto será hecho por todos de buena gana; y el sugerir que
el v. 20 señala reconciliación universal en la que toda persona gozará finalmente

la salvación no tiene base en absoluto.

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