Representación
del episodio del Sermón
del Monte
en el que, según el Evangelio
de Mateo,
Jesús
de Nazaret
dio a conocer el texto en el que se basa la oración del Padre
nuestro.
Obra de Carl Heinrich Bloch, conservada en el Nationalhistoriske
Museum på Frederiksborg Slot,
Castillo
de Frederiksborg,
Dinamarca
El
Padre
nuestro
o Padrenuestro
(del latín,
Pater
Noster)
es el nombre de una oración
cristiana
dada a conocer por Jesús
de Nazaret
según relatan los evangelios
de Mateo
(Mt
6:9-13)
y de Lucas
(Lc
11:1-4).
De la diferencia en la descripción de las circunstancias y en el
estilo del texto de la oración en ambos autores, derivan las
diferentes versiones existentes para cada confesión cristiana.
El
Padrenuestro es considerado[1]
la oración cristiana común por excelencia por las confesiones
mayoritarias: para el Catecismo
de la Iglesia Católica
y los protestantes es el modelo de oración cristiana y la oración
más perfecta según los ortodoxos.
Versión
actual común en español:
Padre
nuestro,que estás en el cielo,santificado sea tu Nombre;venga a
nosotros tu reino;
hágase
tu voluntad en la Tierra como en el Cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.Amén
Jesús
de Nazaret
Antecedentes
del Padre nuestro
El
Padrenuestro encuentra sus antecedentes inmediatos en el contexto de
las tradiciones litúrgicas de la religión judía en las que estaba
inmerso Jesús de Nazaret y en las que se desarrolló inicialmente el
cristianismo.
George
Novack[2]
asocia en general tanto éstas tradiciones como las de las grandes
religiones a los rituales del hombre primitivo:
«Las
grandes religiones del mundo, como el cristianismo, el budismo, el
islamismo, tomaron las ideas mágicas surgidas de la impotencia e
ignorancia de los primitivos. Las refinaron transformándolas en los
tan comunes pares de opuestos Dios-hombre... de la misma manera sus
rituales religiosos imitan los rituales del médico brujo de sus
tribus.»
Desde
éste punto de vista, los hombres primitivos empezaron a divinizar
los aspectos que no comprendían del mundo y la naturaleza y
empezaron a tener dioses de la «lluvia», del «viento», del
«amor». El contacto con estas fuerzas de la naturaleza divinizadas
empezó a «refinarse» y se dio origen a las religiones. Para
Novack, el judaísmo implicó un «avance» para su tiempo, en un
contexto donde la mayoría de las culturas antiguas profesaban el
politeísmo,
al resumir a todos los dioses en uno solo y desarrollando una
liturgia donde la oración era la forma más efectiva de
acercamiento.
Otros
antecedentes más remotos al Padrenuestro son considerados desde
teorías teológicas que vinculan la doctrina del cristianismo con
antiguas creencias paganas. El teólogo y egiptólogo catalán
Llogari Pujol ha señalado lo que para él es un antecedente concreto
al Padrenuestro en un texto egipcio del año 1000 a. C.
donde se recoge la llamada Oración
del ciego.[3]
Tradiciones
litúrgicas en la Edad Antigua
Cómo
hacían oración los "gentiles": Roma y Grecia antiguas
La
estatua de Zeus
creada por el escultor Fidias
hacia el 435 a. C.,
según un grabado de Maarten van Heemskerck, siglo
XVI.
Ya
en los tiempos históricos, surgieron religiones organizadas y hubo
templos y sacerdotes que rendían culto a fuerzas de la naturaleza,
que la mayoría de las veces ya tenían la figura de dioses
antropomorfos.
Las religiones primitivas generalmente carecían del concepto de un
Dios universal (un Dios para todos los hombres), más bien se adoraba
a dioses locales, los cuales creían que iban a favorecer sólo a su
pueblo. De forma análoga, se consideraban «verdaderos» a los
dioses de otros pueblos. Por ejemplo, un egipcio podía considerar
que Atenea
ayudaba a los griegos, por tanto, él tenía que pedir ayuda a su
dios Horus.
Cada
pueblo tenía su forma de comunicarse con sus dioses. Una forma de
establecer contacto era por medio de palabras, más o menos
ritualizadas, como si los dioses fueran personas que escuchan y
responden, esto es, hacer oración.
En el caso de la religión grecorromana, existía un gran contraste
entre la oración dirigida a las grandes divinidades y la efectuada
con los dioses familiares. En el caso de las grandes divinidades
(Júpiter,
Neptuno,
etc.) la oración era muy recargada, con ritos muy elaborados y
complicados llenos de pompa y ceremonia. Se consideraba a los dioses
entes bastante lejanos y no tenía caso esforzarse por establecer un
diálogo con ellos; pues eran tan grandes y poderosos que seguramente
no escucharían. Más bien había que evitar su ira. Por otro lado, a
los dioses domésticos, los de la familia, los propios antepasados,
se les oraba de un modo distinto: se les pedía consejo y protección
de una manera íntima, en este caso había una cercanía y una
conversación verdadera, puesto que sentían amor por estos pequeños
dioses.
Dentro
del cristianismo, el grupo que se volvería más numeroso es el de
los creyentes de origen gentil (no judío). De hecho se debe tomar en
cuenta que el Nuevo
Testamento
fue escrito en una lengua pagana,
el griego.
En la actualidad los judíos consideran a los cristianos como
gentiles, mientras en la Antigüedad eran considerados una secta
judía. La herencia de los gentiles es innegable en el cristianismo.
Oración
en el judaísmo
Judío
yemenita usando kipá y talit mientras ora.
El
judaísmo retoma el contexto religioso de la época antigua: la
existencia de un solo Dios
(el monoteísmo).
De forma similar al resto de pueblos, la creencia judía sostenía
que su deidad los favorecía sólo a ellos, es decir, seguía siendo
un Dios de un solo pueblo. La diferencia fundamental estribaba en que
para los judíos todas las demás deidades eran falsas, sólo su Dios
existía realmente (exclusivismo). Según el judaísmo,
él creó a todos los hombres, pero escogió a Israel
para ser su pueblo.
Israel
se comunica con Dios a través de sus profetas, siendo el más grande
de todos Moisés.
Así, Yahvé
habría hablado cara a cara con él en reiteradas ocasiones. Se
podría decir que no hubo persona con quien tuviera una relación más
perfecta, pero a la vez más humilde, que Moisés. Según los relatos
bíblicos, este hijo de Israel fue el único en comunicarse con Dios
directamente (los demás que lo hicieron, lo lograron a través de la
mediación de ángeles). Entendiendo la oración como el diálogo con
Dios, Moisés tuvo la oración más sorprendente e ideal.
Israel
es un pueblo donde la oración es uno de los puntos más importantes
de su identidad[cita requerida].
Incluso los judíos menos creyentes conocen algunas oraciones. Su
contacto con Yahvé se ha caracterizado en gran medida por sus
oraciones. El judaísmo legó al cristianismo una gran parte de sus
creencias. De hecho, el cristianismo asegura que en la figura de
Jesús
de Nazareth
se da el cumplimiento total de sus escrituras y lo identifica como el
Mesías
o Cristo
prometido. Jesús mismo creció dentro del contexto espiritual judío
y esa identidad se ve claramente reflejada en la oración del Padre
nuestro[cita requerida].
Ejemplos
de oraciones judías
- Amidá: literalmente, "Parado", llamada también la oración de las Dieciocho peticiones, es una antigua oración del judaísmo que aún se conserva. Las Dieciocho bendiciones son doce veces más largas que la oración dominical en su versión más amplia. En esta oración El Eterno (Yahvé) se revela como alguien próximo a quien se eleva esta oración, es un Dios único, salvador, justo y misericordioso con su pueblo elegido.
- Shemá Israel: el corazón de esta oración está contenido en el capítulo 6 del libro de Deuteronomio, empieza con la frase Shema Israel ("Escucha Israel, Adonai es nuestro dios, Adonai es uno"). Esta oración la deben rezar diariamente y su mensaje podría ser: a un Dios único corresponde un amor único, sin divisiones ni fisuras. Por lo mismo se reclama a un israelita un servicio exclusivo al Señor. Jesús la cita en Marcos 12:29-30.
- Abinu Malkenu: literalmente, Padre nuestro, Rey nuestro, esta oración contiene las palabras Padre nuestro en hebreo. Se le pide al Divino que permita que las bendiciones vengan a las vidas de los hombres.
Espiritualidad
judía vertida en el Padre nuestro
Diversas
fuentes afirman que el Padre nuestro recoge una indudable herencia de
la espiritualidad judía.
Por
ejemplo, en el libro Rabbinic
Literature and Gospel Teaching
(Londres, 1930) se afirma que hay semejanzas entre la oración del
Padre nuestro y oraciones tradicionales del judaísmo. Con tales
comparaciones se pretendió demostrar en dicho libro que el Padre
nuestro tiene una base
filosófica
judía.
Padre
nuestro del cielo, te deleitas en establecer tu Casa en nuestras
vidas y posar Tu Presencia en las tinieblas de nuestros días.
Este
texto revela que los judíos ven al Señor como su Padre, el padre de
su pueblo, mensaje que viene contenido en la oración de Jesús.
Permite
que tu grandioso nombre sea magnificado y santificado.
Aquí
los judíos engrandecen el nombre de su Dios y le piden que los
hombres lo reconozcan y glorifiquen. Este mensaje viene contenido en
la primera petición de la oración.
Otro
kadish
dice:
Permite
que tu Reino llene las vidas, y los días y la vida de toda la Casa
de Israel muy pronto, en un futuro cercano.
El
rabí Eleazar Magno dijo también:
El
texto griego del Padre nuestro en su traducción más fiel diría
danos
hoy nuestro pan del mañana,
lo cual concuerda con lo dicho por Eleazar el Grande.
Perdónanos,
oh Padre nuestro, porque hemos pecado, absuélvenos, Oh rey nuestro,
porque hemos cometido transgresiones.
La
Amida demuestra el dolor o al menos el temor que el pueblo de Israel
siente por sus pecados.
Samuel
el Pequeño dijo:
Si
tu enemigo cae, no lo disfrutes, si sale lastimado no permitas
felicidad en tu corazón, pues Dios lo verá y quitará de él su
ira.
El
mensaje habla del amor a los enemigos. Perdonar a los
que nos ofenden
sería parte de ese amor.
La
oración de Mar bar Rabna, datada en el siglo V y usada en la
liturgia vespertina dice:
Sé
un escudo para nosotros, aparta a nuestros enemigos, la pestilencia,
la espadada...
Se
le pide al Dios de los judíos en esta oración que sea una
protección, al igual que Jesús le pide al padre que nos
libre del mal.
El
presbítero
italiano Marco Adinolfi considera que el Padre nuestro pudo haber
sido una oración propia del judaísmo, puesto que a lo largo de ella
se sintetiza la espiritualidad judía, de forma que Jesús en el
Padre nuestro dejó el mensaje más judío de toda la
Biblia[cita requerida].
El
Padre nuestro en la Iglesia primitiva
Debe
hacerse notar que Jesús vivió en el contexto de la espiritualidad
judía, que en los evangelios se cita frecuentemente a los textos
sagrados del judaísmo y que Jesús, como judío, estaba sometido a
la Torá.
Seguramente rezó las Dieciocho bendiciones, el Shema, el Avinu
Malkenu
(Padre nuestro, Rey nuestro), los Salmos
o Tehilim
(alabanzas en español), entre otros muchos rezos que existían
dentro del corpus religioso del judaísmo.
Se
puede asegurar que si el judaísmo
introdujo una gran novedad en el contexto religioso de su época, el
cristianismo
trajo al mundo de su tiempo una nueva visión de la Divinidad. Para
el cristianismo existía una deidad, la de los judíos.
Solo había un Dios verdadero, pero no era para un solo pueblo. El
Señor pasó de ser un Dios local del pueblo judío a ser un Dios
universal. El de los cristianos se mostraba a todos los hombres que
quisieran seguirlo sin distinción de su origen. Según el
cristianismo, el Señor tenía un nuevo pueblo al que cualquier
hombre de buena voluntad podía pertenecer y ese nuevo pueblo era la
Iglesia. Esa es la razón por la cual diferentes denominaciones
cristianas se nombran a sí mismas el Nuevo
Israel.
En
un principio los primeros cristianos se consideraban a sí mismos
parte del pueblo
judío,
oraban en las sinagogas
y respetaban toda la Torá. En el primer Concilio
de Jerusalén,
narrado en el capítulo 15 del libro Hechos
de los Apóstoles,
se dice que los gentiles que abrazaban a Cristo no estaban obligados
a cumplir la Torá dada al pueblo de Israel. Por ejemplo los
cristianos de origen gentil no estaban obligados a circuncidarse o
guardar el Shabat.
A partir de este momento el cristianismo empieza a separarse
gradualmente del judaísmo.
El
Padre nuestro fue fundamental en este punto. Al separarse del
judaísmo, el cristianismo tuvo que ir adquiriendo una identidad
propia y el principal rasgo de la espiritualidad judía era la
oración. El cristianismo tenía que buscarse su propia oración, sus
propios rasgos, para no ser considerada una secta del judaísmo. El
Padre nuestro pasaría a ser el rasgo principal que diferenciaría al
pueblo «nuevo» del «viejo» en este punto de la historia. La
diferencia aún no estaba muy clara, entre los judíos y los primeros
seguidores del cristianismo.
Los
primeros cristianos tenían un gran respeto por la Oración
dominical. La Oración dominical no se enseñaba a cualquiera. Su
rezo constituía un privilegio que solo se otorgaba a los que ya
habían recibido el bautismo. Era lo último que se enseñaba a los
catecúmenos
y solo hasta la víspera de su bautismo. Era la máxima y más
preciada joya de la fe.
Los
antiguos cristianos de las Iglesias de África tomaron su profesión
de la fe (quid credendum) de esta oración. Una profesión de fe es
una declaración de sus creencias, un ejemplo de esto es la oración
del Credo
o símbolo
niceno
del catolicismo latino y oriental. Los que pretendían obtener el
bautismo debían tener un profundo conocimiento de la oración (quid
orandum). Los catecúmenos debían de seguir detenidamente la
explicación del Credo
y posteriormente debían recitarlo públicamente de memoria. La
transición entre estos dos pasos era el Padre nuestro. La profesión
de fe en el cristianismo es una parte fundamental, pues mediante ella
se declaran cuales son sus creencias fundamentales y básicas. El
hecho de que las Iglesias primitivas de África lo tomaran como base
para su profesión de fe, demuestra que desde los albores del
cristianismo estas palabras de Jesús fueron consideradas las más
santas palabras.
En
la Iglesia primitiva el rezo del Padre nuestro estaba reservado para
el momento más alto de la celebración que a la postre el
catolicismo
llamaría misa.
La hacían preceder de fórmulas que señalaban su respeto. Estas
fórmulas han sido heredadas por Iglesias en sus liturgias actuales:
en la liturgia de la Iglesia oriental se dice como introducción:
«Dígnate,
oh Señor, concedernos que gozosos y sin temeridad, nos atrevamos a
invocarle a ti, Dios celestial, como a Padre, y que digamos: Padre
nuestro...».
En la primitiva liturgia romana el sacerdote precedía la oración
con la frase: «nos
atrevemos a decir»,
reconociendo la enorme audacia que hay en repetir palabras
consideradas tan santas por el cristianismo.
El
Padre nuestro en la Biblia
El
relato en los evangelios
En
los dos evangelios, es Jesús quien enseña el Padrenuestro a sus
discípulos para enseñarles el modo correcto de orar. El relato
evangélico parece indicar que sus seguidores tuvieron una completa
confianza en sus enseñanzas. Se debe recordar que la religiosidad
judía era muy rígida y tenía ritos y oraciones muy precisos. La
relación con el Ser Eterno, que según sus creencias regía todo lo
que existe, era algo muy delicado y por eso le piden a Jesús que les
enseñe el modo correcto de dirigirse a Él; pues de acuerdo a ellos,
sólo una persona muy cercana a Dios
podría conocer la manera correcta de hablarle, siendo Jesús esa
persona para ellos.
Con
la oración que les enseña, Jesús trata de romper con las actitudes
que alejaban al hombre de Dios, y busca una sencillez que facilite el
diálogo con ese Absoluto que Jesús llamó Padre.
Relato
de Mateo.
La
oración aparece en el contexto del Sermón
de la montaña.
Jesús había comenzado ya su vida pública, y debido a que ya era un
conocido predicador congregó a mucha gente que quería recibir sus
enseñanzas. Decidió subir a un monte para que todos pudieran
escucharle, y una parte importante de las enseñanzas cristianas se
basa en este pasaje evangélico: las bienaventuranzas (Mt
5:1-12),
la comparación de los discípulos con la luz del mundo (Mt
5:14-16),
la actitud de Jesús con respecto a la Ley de Moisés (Mt
5:17-20),
y sus comentarios sobre los mandamientos (Mt
5:21-37),
entre otras enseñanzas fundamentales para los cristianos.
El
contexto en el que Jesús expone el Padrenuestro es el del reproche
hacia aquellos, tanto judíos como gentiles, que han convertido la
oración, como la limosna, en un hábito meramente externo (Mt
6:5-8).
Jesús recomienda orar en secreto y con sencillez, y les ofrece el
Padrenuestro como ejemplo de oración sencilla para dirigirse al
Padre.
Relato
de Lucas.
En
el evangelio
de Lucas
el Padre nuestro aparece en la sección que es denominada el
viaje a Jerusalén:
es precedido por la exposición de la parábola del buen samaritano
(Lc
10:30-37)
y por el episodio de la disputa entre Marta
y María
(Mt
10:38-42).
El relato parece sugerir que Jesús estaba orando solo y muy
concentrado en lo que el evangelio llama «cierto lugar», por lo que
nadie se atrevía a interrumpirlo, y sólo cuando terminó su diálogo
con el Eterno uno de sus discípulos le pidió que les enseñara a
orar, como también Juan
enseñaba a sus discípulos. A continuación, Jesús les explica el
Padrenuestro, en una versión más corta que la de Mateo y que
contiene sólo cinco peticiones. El texto de Lucas según la
traducción católica de la Biblia de América dice:
«Padre,
santificado sea tu nombre; venga tu reino; danos cada día el pan que
necesitamos; perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todo el que nos ofende; y no nos dejes caer en la
tentación.»
(Lc
11:2-4).
Comparación
de los relatos.
Lucas narra que uno de los discípulos le pidió a Cristo que les
enseñase a orar después de que Jesús mismo hubo terminado su
oración en solitario. En Mateo no aparece la petición del
discípulo, fue iniciativa del propio Jesús enseñarles a orar con
el Padre nuestro.
Las
diferencias entre las dos versiones son las siguientes:
- La invocación: Lucas invoca a Dios sólo como Padre y Mateo como Padre nuestro que estás en el Cielo;
- En Lucas no aparece la petición de Jesús de que se realice la voluntad de Dios así en la tierra como en el cielo;
- En Lucas no se menciona la petición «líbranos del mal».
El
fondo de los dos relatos es el mismo: Jesús enseña a su gente cuál
es la forma correcta de dirigirse a Dios. Sin embargo, Mateo la
desarrolla de manera más extensa y profunda. El relato de Mateo
sobre el Padre nuestro resulta más apasionado, puesto que en él
Jesús está sobre una montaña rodeado de una muchedumbre ansiosa
por escuchar sus palabras; en el relato de Lucas, en cambio, un Jesús
más espiritual, orando en solitario, causa la admiración de un
discípulo, quien espera pacientemente a que termine su oración para
pedirle que le enseñe a orar.
Hipótesis
sobre las diferencias entre Mateo y Lucas.
Hay
tres hipótesis acerca de las diferencias entre los relatos del Padre
nuestro entre los dos evangelios. Aceptando que Jesús pronunció
solo una vez el Padre nuestro se plantean la siguiente cuestión;
puede ser que las diferencias entre las versiones de Lucas y Mateo
deban a la transmisión oral de la tradición, pero se plantea el
problema de cual de los dos textos es el primitivo, y a partir de
aquí surgen dos hipótesis:
- El texto de Lucas contiene el relato original. Si el texto de Lucas fuera el primitivo los cristianos a la hora de transmitirlo de unos a otros tuvieron que haber añadido leves perífrasis.
- El texto de Mateo contiene el relato original. Si el original fue Mateo entonces los cristianos recortaron la oración por olvido en la tradición recogida por Lucas.
En
la tercera hipótesis se vierte la siguiente idea:
- Jesús la pronunció en reiteradas ocasiones y los dos relatos son correctos. La oración era algo muy fundamental para Jesús, parte importantísima en el aprendizaje de sus discípulos. Surge entonces la hipótesis de que tal vez Jesús repitió varias veces esta oración para que sus apóstoles la aprendieran bien, y que Mateo y Lucas la sitúan en dos de estos distintos momentos. Esta teoría responde a la diferencia del relato de la entrega del Padre nuestro entre Mateo y Lucas.
Solo
hay dos hechos que no dejan lugar a dudas: las diferencias entre las
dos versiones del padre nuestro son marginales, y en la práctica la
Iglesia primitiva optó por el texto de Mateo, probablemente por ser
más rotundo y adornado. Por medio del método
científico
es difícil llegar más allá en estas averiguaciones.
La
oración en griego, lengua de los evangelios
Ikhthys
(pez), acrónimo
en griego de: Jesucristo
Hijo de Dios y Salvador
fue símbolo de los cristianos primitivos[4]
Los
evangelios fueron escritos en una forma dialectal del griego,
la koiné,
llamado también griego alejandrino, helenístico, común o griego
del Nuevo Testamento. La koiné era la lingua
franca
o lengua internacional del Mediterráneo
oriental desde el período
helenístico.
Todos los textos del Nuevo Testamento se escribieron utilizando la
koiné, que fue también la lengua de la difusión del cristianismo.
La
palabra griego
se utiliza reiteradamente para referirse a los gentiles
en el Nuevo Testamento. Este término se aplicaba a todas las
personas que no pertenecían al pueblo
judío,
aunque no procedieran de Grecia.
Esto indica la gran influencia que tenían la cultura y el idioma
griegos en la época de los primeros cristianos.
En
el texto griego así se lee el Padre nuestro:
Original
griego |
Transliteración |
Traducción |
Πάτερ
ἡμῶν ὁ ἐν τοῖς οὐρανοῖς |
Páter hemón,
ho en tois ouranoís |
Padre nuestro
que [estás] en los cielos, |
ἁγιασθήτω
τὸ ὄνομά σου· |
hagiastheto to
ónomá sou; |
santifíquese
tu nombre; |
ἐλθέτω
ἡ βασιλεία σου· |
eltheto he
basileía sou; |
venga tu
reino; |
γενηθήτω
τὸ θέλημά σου, |
genitheto to
thélemá sou |
hágase tu
voluntad |
ὡς ἐν
οὐρανῷ καὶ ἐπὶ τῆς γῆς· |
hos en uranói,
kai epí tes ges; |
como en el
cielo también sobre la tierra |
τὸν ἄρτον
ἡμῶν τὸν ἐπιούσιον δὸς ἡμῖν σήμερον· |
ton arton
hemón ton epiousion dos hemín sémeron; |
nuestro pan
cotidiano dánoslo hoy. |
καὶ ἄφες
ἡμῖν τὰ ὀφειλήματα ἡμῶν, |
kai aphes
hemín ta opheilémata hemón, |
Y perdónanos
nuestras deudas, |
ὡς καὶ
ἡμεῖς ἀφίεμεν τοῖς ὀφειλέταις ἡμῶν· |
hos
kai hemeís aphíemen tois opheiletais hemón;
|
como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. |
καὶ μὴ
εἰσενέγκῃς ἡμᾶς εἰς πειρασμόν, |
kai me
eisenenkeis hemás eis peirasmón, |
Y no nos
induzcas a la tentación, |
ἀλλὰ
ῥῦσαι ἡμᾶς ἀπὸ τοῦ πονηροῦ. |
allá rhusai
hemás apó tou poneroú. |
sino líbranos
del mal. |
[Ὅτι σοῦ
ἐστιν ἡ βασιλεία καὶ ἡ δύναμις καὶ
ἡ δόξα εἰς τοὺς αἰῶνας·] |
[Hoti
sou estin he basileía, kai he dynamis, kai he doxa eis tous
aionas;]
|
Tuyo es el
Reino, tuyo el poder y la Gloria, Eternamente. |
ἀμήν. |
amín. |
Amén |
La
incorporación de la doxología final
La
última frase de la oración (Tuyo
es el reino, el poder y la gloria por siempre Señor. Amén)
recibe el nombre de doxología
final.
Esta
parte de la oración se reza al final en algunas ocasiones
específicas. En esta partícula se manifiesta el total
reconocimiento por parte del orante de que Dios es un ser absoluto y
supremo que no tiene principio ni fin. Algunos creen que es
auténtica, basándose en una alabanza del Antiguo Testamento,
mientras que otros afirman que se trata de un añadido posterior.
Según,[5]
la doxología final surgió entre los siglos II
y III
de la era cristiana. Según Joachim Jeremias, era inaceptable que la
oración terminara con la palabra tentación,
por lo cual la Iglesia primitiva añadió para el uso litúrgico esta
doxología, basándose probablemente en el texto de 1
Crónicas:29:11-13.
Algunos
copistas del Nuevo Testamento fueron influidos por la liturgia (donde
se incluía la doxología) y añadían, sobre todo en el texto
proveniente de Mateo, la doxología final. La versión Reina-Valera
es uno de los ejemplos más conocidos de traducciones bíblicas en
español donde se incluye esta frase al final del Padre nuestro de
Mateo.
Interpretación
del cristianismo católico romano
El
texto en latín y versión católica en español
La
versión católica del Padre nuestro en español se basa en la
versión en latín,
idioma oficial de la Santa
Sede,
que era también la lengua utilizada durante la Edad
Media
para recitar el Pater
Noster,
incluso por las gentes menos instruidas,[6]
aunque éstas utilizaban cotidianamente la variante llamada latín
vulgar. Para una mejor difusión y comprensión de las Sagradas
Escrituras, se encargó a San
Jerónimo,
religioso que dominaba las lenguas hebrea, aramea y griega, la
adaptación de la Biblia
latina que hasta entonces estaba disponible por las traducciones
realizadas por varios autores, presentando diversos estilos en cada
libro individual, dando origen a la versión llamada Vetus
Latina
o Vulgata.
El
texto en español es el usado por el Catecismo
de la Iglesia Católica.
La versión en latín es la oficial (la liturgia oficial de la
iglesia aún es en latín, aunque se tenga permiso para el uso de las
lenguas vernáculas (S.C. n. 36.1)), comparada con el texto de la
Vulgata:
Español |
Latín |
Padre nuestro,
que estás en los Cielos, |
Pater noster,
qui es in caelis, |
santificado
sea tu Nombre; |
sanctificetur
nomen tuum. |
venga a
nosotros tu reino; |
Adveniat
regnum tuum.[Nota
1] |
hágase tu
Voluntad así en la tierra como en el cielo. |
Fiat
voluntas tua, sicut in caelo, et in terra.
|
El Pan nuestro
de cada día dánosle hoy; |
Panem nostrum
quotidianum da nobis hodie,[Nota
2] |
perdona
nuestras deudas |
et dimitte
nobis debita nostra |
así como
nosotros perdonamos a nuestros deudores; |
sicut et nos
dimittimus debitoribus nostris. (Vulgata: sicut et nos dimisimus debitoribus nostris)[Nota 3] |
no nos dejes
caer en la tentación, mas líbranos del mal. |
Et ne nos
inducas in tentationem, sed libera nos a malo. |
Tuyo es el
reino, el poder y la gloria por siempre Señor. Amen |
Quia tuum est
regnum, et potéstas, et glória in sæcula (sæculorum). Amen |
Relevancia
de la oración dominical
Para
la Iglesia católica, el Padre nuestro es la oración por excelencia.
Recibe también el nombre de oración dominical, del latín Dominicus
("Señor"), dado que Jesús de Nazaret es llamado Señor
con frecuencia en los escritos cristianos y fue él quien transmitió
a los apóstoles esta forma de orar.
Según
el Catecismo de la Iglesia Católica el Padre
nuestro
es el resumen de todo el Evangelio.
San
Agustín de Hipona
escribió: «Recorran
todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que puedan
encontrar algo que no esté incluido en la oración del Señor.»[7]
Santo
Tomás
de Aquino
dice en su Summa
Theologica
lo siguiente: «Que
la oración dominical es perfectísima [...] en la oración dominical
no sólo se piden las cosas lícitamente deseables, sino que se
suceden en ella las peticiones según el orden en que debemos
desearlas, de suerte que la oración dominical no sólo regula, según
esto, nuestras peticiones, sino que sirve de norma a todos nuestros
afectos.»[8]
De
acuerdo con el Catecismo
de la Iglesia Católica,[9]
Jesús no desea que la oración sea repetida de modo mecánico, sino
que por medio de ella se establezca un diálogo con el Padre. Jesús
dicta cómo debe ser la relación con Él: los hombres deben
reconocer que es su Creador y, por tanto, su Padre, y rendirle la
honra que merece; deben pedirle lo que necesiten, pues el Padre
concede a quien le hace peticiones de manera adecuada; y deben
también pedir perdón por sus pecados.
Algunas
comunidades del catolicismo
de rito oriental o iglesias uniatas
utilizan la versión del griego koiné.
Los católicos de rito latino usan la versión en su lengua nativa
desde el Concilio
Vaticano II,
aunque antes se utilizaba la versión en latín.
La
oración en la vida sacramental.
El
Padre
nuestro
es parte fundamental en los tres sacramentos
de la iniciación
cristiana
(bautismo,
confirmación
y eucaristía).
En el bautismo y confirmación significa un nuevo nacimiento a la
vida divina; es hablar a Dios con su misma Palabra[cita requerida].
En la liturgia
de la eucaristía es la oración de toda la Iglesia, allí se utiliza
en su pleno sentido, se sitúa entre la anáfora
(oración eucarística) y la liturgia de la comunión. ASÍ SEA
Estructura
de la oración
En
el catecismo de la Iglesia católica se estructura la oración en
tres partes principales: la invocación, las siete peticiones y la
doxología final. En esta oración los católicos ven la total
coherencia de Jesús con sus enseñanzas, y para demostrarlo en cada
parte de la oración se da una cita bíblica relatando como fue que
Jesús cumplió con cada una de las cosas que habla en el Padre
nuestro[cita requerida].
Se dan también citas del Antiguo Testamento, puesto que Jesús vivía
bajo la Ley de Moisés
o Torá.
Invocación
- Padre nuestro que estás en los Cielos.
Se
puede invocar a Dios como Padre
según la propia revelación bíblica en el Salmo
103(102):13: «Como el padre se compadece de los hijos, así se
compadece el Eterno de los que le temen»
porque, según los católicos, lo ha revelado su propio Hijo hecho
hombre. Esta oración nos pone en comunión con el Padre y con el
Hijo. Al decirle nuestro,
los cristianos invocan a la nueva Alianza en Jesús, la comunión con
la Santísima
Trinidad
y la caridad divina extendida por la Iglesia en todo el
mundo[cita requerida].
Que
estás en el Cielo
designa la majestad de Dios y su presencia en el corazón de los
justos. Según los cristianos el mismo Dios lo revela en Salmo
103(102):19 «El Eterno estableció en los cielos Su trono».
Siete
peticiones
- Primera petición: Santificado sea tu nombre.
Según
los cristianos que abrazan el catolicismo al pedir que sea
santificado
sea tu nombre
los hombres entran en el plan de Dios: la santificación de su
Nombre, que fue revelado a Moisés (YHVH) y después revelado en
Jesús. Todas las naciones y los hombres deben reconocer a Dios según
los cristianos por el texto de Salmo
103(102):1 «Bendiga todo mi ser Su santo Nombre».
Jesús mismo bendice al Padre en Mt
11:25:
«Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra».
- Segunda petición: Venga a nosotros tu Reino.
La
Iglesia tiene presente el regreso de Cristo y la venida definitiva
del Reino de Dios. También se ora por el engrandecimiento del Reino
de Dios en cada persona en su vida cotidiana, es decir, con los actos
comunes y corrientes los hombres deben engrandecer el Reino de Dios.
Esto ya estaba visto por Jesús en el Tanaj:
Salmos
103(102):19 «Su reino domina sobre todo».
Cristo
es un proclamador del Reino de Dios, que es la realidad última que
todo abarca, en la que Jesús se implica totalmente. Tanto en Mc
1:14,
como en Mt
4:17
afirma claramente que su misión es proclamar el Reino de Dios y la
proximidad de los Últimos Tiempos. Los Últimos Tiempos no equivalen
al fin
del mundo,
sino que en el catolicismo comienzan cuando Jesús desciende a los
infiernos y libera a los justos del Antiguo Testamento. Con su
sacrificio, Jesús permite que los hombres vayan a la presencia de
Dios y no se queden simplemente en el mundo de los muertos, esto es,
que el Reino de Dios venga en los Últimos Tiempos.
- Tercera petición: Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo.
En
esta tercera petición los cristianos católicos ruegan al Padre que
una la voluntad de los hombres a la voluntad de su Hijo para llevar a
cabo el plan de Salvación en la vida del mundo. Cristo era muy
consciente de esto cuando hizo la voluntad de su Padre, como
demuestran sus palabras en su oración en el huerto de Getsemaní.
«Y
adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo:
Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea
como yo quiero, sino como tú quieras.»
Mt
26:39
Otros
versículos que mencionan el mismo episodio son Mc
14:36
y Lc
22:42.
Los cristianos creen que Jesús, desde el momento en que dio la
oración en el sermón de la montaña, sabía que estaría sometido a
grandes sufrimientos. La Voluntad del Padre implicaba mucho dolor
para Cristo, sin embargo, Él sabía que cumplir ese mandato era más
importante que todo, y espera que los hombres imiten su ejemplo al
cumplir la misión que les encomendó el Padre a pesar de cualquier
obstáculo.
- Cuarta petición: Danos hoy nuestro pan de cada día
Según
el cristianismo católico, hay tres interpretaciones acerca de lo que
es el pan de cada día: el sustento material, la palabra de Dios y el
Cuerpo de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía:
Sustento
Material:
se expresa la confianza que tienen los hijos a su Padre del Cielo. La
expresión «nuestro pan» se refiere a los elementos terrenales para
la subsistencia como dice en las siguientes citas de la Biblia:
Él
«...sacia de bienes tu existencia, y te rejuveneces como un águila».
Salmo 103(102), 5.
«Al
verla, los hijos de Israel se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?,
porque no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: Es el pan que el
Señor os da para comer.»
Éxodo 16, 1.
En
la primera cita habla de cómo Dios llena las necesidades personales
de cada individuo, que el Padre puede proveer de bienes materiales y
sustento a quien se comprometa con sus mandatos, de manera consciente
o inconsciente. En la segunda cita se habla de cómo Dios alimenta a
Israel con maná
en el desierto. El Señor no desampara a su pueblo en el aspecto
material, la Iglesia se considera el Nuevo Israel, el nuevo pueblo de
Dios y si no desamparó a su pueblo, Israel, en tiempos de Egipto,
tampoco lo hará con su nuevo pueblo, la Iglesia de Cristo.
Palabra
de Dios:
el catolicismo y todo el cristianismo en general considera la Palabra
de Dios como pan de Vida, esta enseñanza viene vertida en el llamado
Antiguo
Testamento
de acuerdo a la interpretación cristiana, como se puede ver en las
siguientes citas:
«Y
te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que
no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender
que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que
procede de la boca del Señor.»
Dt 8,3
«Pero
Él respondiendo dijo: Escrito está: "No sólo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."»
Mt 4,4
En
la primera cita se da a entender que el hombre no solo es un cuerpo
que necesita sustento material, para el cristianismo católico el
hombre es una unidad cuerpo-alma: así como la comida alimenta al
cuerpo, así el alma necesita lo propio, y esto se da con la Palabra
de Dios. En esta petición los cristianos consideran que se pide
alimento para el hombre integral, es decir, para el cuerpo y alma que
son inseparables. No se puede alimentar al cuerpo sin alimentar al
espíritu. En la segunda cita Jesús cita al Tanaj,
precisamente en el pasaje del Deuteronomio donde es tentado en el
desierto por el demonio, quien le dice que debe saciar el hambre de
su cuerpo; Jesús le responde que no sólo su cuerpo necesita
alimento, más bien su espíritu, demostrando una vez más la
coherencia de su mensaje con la de su actuar en el relato de los
evangelios.
Sacramento
de la Eucaristía:
para el cristianismo católico este misterio está en el Sacramento
de la Eucaristía y fundamentado en la Biblia, Jesús mismo es la
comida y la bebida verdadera como dice en este texto del evangelio de
Juan:
«Entonces
Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne
del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y
mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo
vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por
mí. Éste es el pan que descendió del cielo; no como el maná que
vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá
para siempre.»
Juan 6:53-58.
Para
el catolicismo la eucaristía viene contenida dentro de esta cuarta
petición, para los católicos el mismo Jesús instituyó a sus
apóstoles en la Última
Cena
para que la transmitieran a los hombres de todos los tiempos y de
generación en generación.
«Y
mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se
lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.».
Mc 14:22
Mateo
26:26 y Lucas 22:31-34 tocan el mismo punto, en la primera carta a
los Corintios 11:23-25 también se habla de la institución del
Sacramento Eucarístico.
- Quinta petición: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Esta
petición implora a la misericordia
divina, la cual no se puede recibir si no se perdona a los enemigos
propios como Jesús lo hizo en la Cruz Lc
23:34 «Jesús decía: 'Padre perdónalos, porque no saben lo que
hacen'».
Jesús sabe que el Padre perdona con amor porque lo dice en el Salmo
103(102):3 «Él perdona todas tus iniquidades».
En el mismo salmo en el versículo 10 dice: «No
ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha
pagado conforme a nuestros pecados.»
Por eso es que se pide a Dios que perdone las culpas de los hombres
en la medida que sepan perdonar, desde el punto de vista católico.
- Sexta petición: No nos dejes caer en tentación
Los
católicos piden aquí a Dios que los aleje de los caminos que los
puedan conducir al pecado. Se implora al Espíritu
Santo
que dé discernimiento y fuerza, como Jesús las tuvo al ser tentado
en el desierto Mateo
4:1-11
y con esto los católicos intentan demostrar que Jesús fue coherente
con sus enseñanzas.
En
el siguiente versículo se narra cómo Jesús «no cayó en
tentación»:
«...y
le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: "A
sus ángeles te encomendará", y: "En las manos te
llevarán, no sea que tu pie tropiece en piedra." Jesús le
dijo: También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios."»
Mateo 4:6-7
- Séptima petición: Y líbranos del mal
En
el texto de (Salmos 116:4) se lee: «¡Libra,
oh Eterno, mi vida!».
Aquí se pide a Dios que quite las dificultades del camino del
creyente, esta petición coincide con la que Jesús hace en el Padre
nuestro. En esta última el cristiano pide al Señor que con el apoyo
de su Iglesia Católica, Jesús manifieste su victoria sobre Satán y
sus planes en contra de la Salvación de los hombres. Los católicos
consideran su Iglesia la Iglesia de Dios Mt
16:18: «...y las fuerzas de la muerte no prevalecerán sobre Ella
(se refiere a la Iglesia de Cristo).»
Para el catolicismo la muerte es consecuencia del pecado, pero la
Iglesia no será vencida por el pecado o la muerte por el texto antes
mencionado.
Doxología
final
En
el apartado 2855 del Catecismo
de la Iglesia Católica
se lee que el cuerpo de la doxología agregada al final del padre
nuestro es: «Tuyo
es el reino, el poder y la gloria por siempre, Señor, Amén»
El
principal objetivo de esta doxología final de acuerdo al catolicismo
es la adoración al Padre, rendirle el culto de adoración que se
merece como Dios, que después de tratarlo como una persona cercana
se le da su lugar como ser absoluto y eterno. También es una acción
de gracias al Padre al restituirle los tres títulos que posee:
Reino
Dios
es soberano de este mundo y del Cielo, no hay nada que pueda superar
su autoridad.
Poder
Dios
tiene poder de hacer cualquier cosa puesto que es la causa original
de todas las cosas, incluso de la materia.
Gloria
A
Dios le rinden tributo los seres celestiales y su pueblo en este
mundo. Estos tres títulos Cristo se los restituyó a su Padre para
que Dios sea todo en todos.
La
partícula Por
Siempre Señor
quiere decir que Dios es eterno, es el Eterno. Daniel (6:27) dice:
«Él
es el Dios vivo, y eternamente subsiste».
En el Salmo 101/102:26-28 dice: «Tú,
en cambio, eres siempre el mismo, tus años no se acabarán».
El mismo nombre divino (YHWH), que significa «yo soy el que es» y
es una forma del verbo hava,
existir, denota el carácter eterno de Dios.
Del
uso de la palabra Amén,
para concluir la oración, san Cirilo
de Jerusalén
dijo en su Catecismo
Místico:
«Después
de terminada la oración, dices: Amén,
refrendando por medio de este Amén, que significa "Así sea"
Lc
1:38,
lo que contiene la oración que Dios nos enseñó».
- Textos en la Biblia similares a la doxología.
Se
cree que Jesús de Nazaret al concluir la oración pudo haber
incluido esta frase para adorar a Dios, para rendirle homenaje tal
como hacían los judíos del Antiguo Testamento. Se usaban este tipo
de frases para enseñar al pueblo de Israel que debían completa
obediencia a su Dios y que era el Soberano absoluto de este mundo y
de lo que ellos llaman Olam
Haba
o Mundo
Venidero.
Las siguientes frases del Antiguo Testamento rinden adoración a Dios
y se cree que Jesús o los evangelistas pudieron inspirarse en ellas
debido a la estructura que tienen donde reconocen a Dios como dueño
de los siguientes distintivos: rey, poderoso, glorioso y eterno.
«El
Señor es rey;
está vestido de esplendor, el Señor, está vestido y rodeado de
poder;
firme e inconmovible está la Tierra. Tu trono está firme desde
siempre,
tú existes desde la eternidad».
Salmo 93
«Tuya
oh Yavé, es la grandeza, la magnificencia, la duración
y la gloria;
pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuya, oh Yavé es
la realeza;
tú estás por encima de todo, en tu mano están el poder
y la fortaleza y es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da
consistencia. Pues bien, Oh Dios nuestro, te celebramos y alabamos tu
nombre magnífico.»
1 Crónicas 29,11-13 (Biblia Latinoamericana)
Interpretación
del cristianismo católico ortodoxo
Éstas
son dos versiones ortodoxas del Padre
nuestro
en español:
Iglesia
Ortodoxa Rusa[11] |
Iglesia
Ortodoxa de Antioquía[12] |
Padre nuestro
que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad así como es en el cielo,
en la tierra. El pan nuestro sustancial de cada día dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores. No nos dejes caer en la tentación, mas
líbranos del maligno. Glorificación: Pues tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. |
Padre
nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el
cielo. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdónanos
nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores,
y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.
Glorificación:
Pues tuyos son el Reino, el poder y la gloria (por los siglos de
los siglos). Amén
|
Para
los cristianos ortodoxos el Padre nuestro es el modelo de la oración
cristiana. Para ellos la oración se divide en una invocación, siete
peticiones y una glorificación. Estudian la oración según su
contenido exterior y según su contenido interior.
Contenido
exterior
Por
su contenido exterior, dividen la oración en tres partes:
invocación, siete peticiones, y glorificación.
Primera
parte: Invocación |
Padre nuestro,
que estás en los Cielos, |
Segunda
parte: Peticiones |
santificado
sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy,
y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, más
líbranos del mal. |
Glorificación |
Pues tuyos son
el Reino, el poder y la gloria (por los siglos de los siglos).
Amén |
Contenido
interior
Esta
división sirve para explicar el Padre
nuestro
de una manera más espiritual.
Primera
parte o principal:
Invocación y peticiones para engrandecer y alabar a Dios |
Padre nuestro,
que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, venga tu
Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. |
Segunda
parte:
Necesidades corporales |
El pan nuestro
de cada día dánoslo hoy, |
Tercera
parte:
Pecados personales |
y perdónanos
nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores,
y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. |
Primera
parte: Amor a Dios
- Invocación: un cristiano ortodoxo testifica que su verdadera patria no está en la tierra, sino en el cielo, al invocar al Padre de los Cielos.
- Santificado sea tu nombre: deben orar para que el nombre de Dios sea santificado, tanto en la vida personal de cada uno de los seres humanos, como en la historia humana; pero sobre todo con el testimonio de vida personal.
- Venga tu Reino. los ortodoxos piensan que la vida es una lucha constante entre dos principios: la luz y la oscuridad, la verdad y la falsedad, lo bueno y lo malo; se debe orar para que se produzca una victoria de la luz sobre las tinieblas y triunfe el Reino de Dios.
- Tercera petición: según la ortodoxia, la sabiduría real y la verdad de nuestra vida es someterse a la voluntad de Dios.
Segunda
parte: Sustento material
- Abarca sólo una petición: El pan nuestro de cada día dánosle hoy. Es la única que trata de las necesidades corporales.
Tercera
parte: Peticiones sobre los pecados personales
- Quinta petición: Jesús manifiesta que Dios perdona los pecados de los hombres. La condición indispensable para que Dios perdone las faltas de sus hijos es que ellos perdonen las deudas que su prójimo tiene con ellos.
- Sexta y séptima petición: hablan de las causas del pecado. En la primera petición se ruega que se libere de incitaciones y tentaciones a los cristianos. En la última petición se pide que seamos liberados del influjo del maligno, de Satán.
Interpretación
del cristianismo protestante
Para
el cristianismo protestante es muy importante el siguiente mandato de
Jesús:
Y
al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque
ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No
sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes
de que se lo pidan.
(Mateo 6:7-8) (Biblia,
Nueva
Versión Internacional).
Esto
quiere decir que al orar el cristiano debe hacerlo bajo una profunda
reflexión y no como una simple repetición mecánica de palabras.
Los protestantes más que orar el Padre Nuestro repitiéndolo palabra
por palabra, lo utilizan como un esquema para su oración personal al
Padre:
Padre
nuestro
como
esquema temático de la oración cristiana.
- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre: Es decir, al orar, se debiera comenzar santificando y alabando el nombre del Padre.
De
acuerdo con el texto evangélico denominado «Padre nuestro: La
oración de Jesús», el nombre es algo muy importante puesto que en
él los padres solían expresar lo que los padres querían para los
hijos, el pequeño documento evangélico que el nombre de Jesús
representa la misión que tuvo en la tierra, Yeshúa
o Yehoshua significa «Jehová salva», el mismo documento evangélico
cita que el cardenal católico Albino Luciani eligió el nombre Juan
Pablo I pues deseaba imitar las virtudes de Juan XXIII y Pablo VI
solo para destacar la importancia del nombre en todos los ámbitos y
no sólo el protestante.
Entonces
hay santificar el nombre de Dios pues el dice «Yo soy el que es» y
toma ese nombre para sí (YHWH), Dando a entender que al reconocer el
nombre de Dios aceptamos que es la causa primaria de todas las cosas
y por tanto nuestro creador.
- venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo: Para luego aceptar de corazón que se haga su propia voluntad y no la de la persona que está en oración.
De
acuerdo con el texto «Padre nuestro: La oración de Jesús» esta
frase (Venga tu Reino) afirma que Jesús está reconociéndose a sí
mismo como el Mesías, pues está pidiendo que llegue el reino de
Dios que será el reino mesiánico y que él encabezará a raíz de
su segunda venida.
Con
esto Jesús afirma que se cumplirán todas y cada una de las
profecías, puesto que para que exista su reinado mesiánico se deben
llevar a cabo todas y cada una de las profecías de la Biblia.
- Danos hoy nuestro pan cotidiano: Se puede pedir al Padre que se concedan ciertas peticiones, sean personales o no, y es así como se pide "el pan de cada día".
- Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores: Luego se pide perdón por los propios pecados y uno debe también perdonar los pecados de los demás.
- Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno: Finalmente se le pide a Dios protección frente al maligno (Satanás).
Dentro
del cristianismo protestante no se utiliza la fórmula del Padre
nuestro
palabra por palabra de manera frecuente. Los momentos de oración se
efectúan de manera libre y personal, de acuerdo al sentimiento de
cada persona, según lo que los evangélicos
y pentecostales
llaman el sentir
del Espíritu Santo.
Esto ocurre incluso durante reuniones masivas como la adoración
dominical o sabática.
La
controversia sobre las deudas
y el texto latino
Según
consideran varios autores[14]
la traducción literal «así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores» de la versión tradicional latina sicut
et nos dimittimus debitoribus nostris
es una referencia directa a la Ley de la Torá
que fue instituida en tiempos de Jesús para el perdón de las deudas
monetarias y materiales, tanto en los años sabáticos (cada siete
años Deuteronomio
15:1-10),
como también durante el jubileo (cada cincuenta años Levítico
25:8-55).
Como
Wittermayer ha indicado, en la época de Jesús se debatía
intensamente sobre la aplicación de esta norma de la Ley[15]
a la que se oponían los ricos, y en especial, los banqueros[16]
argumentando que su aplicación causaba la parálisis del crédito y
por ende del conjunto de la economía.[17]
Los acreedores se acogieron a una solución denominada «prosbul»,
del griego pros
boulé
o «acción formalizada ante el tribunal», mediante la cual se
transfería la acreencia a una corte de justicia antes del año
sabático y luego la corte la reintegraba al acreedor después del
año sabático. Según el tratado Grittin
de la Mishná,
el rabino fariseo
Hillel
autorizó a los acreedores a practicar este procedimiento para evitar
el perdón de las deudas.
Diferentes
círculos judíos rechazaron la burla al perdón de las deudas
mediante el «prosbul». Es el caso de los esenios;
en los Manuscritos
del Mar Muerto
se condenan repetidamente los «buscadores de interpretaciones
fáciles»,[18]
"celosos de la riqueza.[19]
Un siglo después, durante la rebelión contra el Imperio
romano
los zelotes
pasaron a las vías de hecho, «prendieron fuego a todas las
escrituras de los deudores y acreedores».[20]
El
debate sobre el perdón de las deudas que los deudores no podían
pagar, era un tema público de primer orden. El teólogo André
Trocmé
considera que Jesús claramente relacionó el perdón de los pecados
por gracia de Dios, con la decisión de las personas de perdonar a
los demás las ofensas, incluidas las monetarias o materiales, es
decir las deudas. Así lo expone Mateo
18:23-35,
en la «parábola del siervo desalmado». En el Evangelio de Mateo
6:12,
todos los manuscritos griegos usan la forma correspondiente a las
palabras «deuda» ὀφείλημα opheilema
y «deudor» ὀφειλέτης opheiletes
(ὀφείλεταις «a los deudores») y además el verbo
«perdonar» ἀφίημι aphiemi,
generalmente usado para la condonación de deudas monetarias o
materiales y cuyo sustantivo
ἄφεσις aphesis,
es repetidamente usado por la Biblia griega o Septuaginta
como traducción de יוֹבֵל
«Jubileo»
o «liberación» (v.g. Levítico
25:10,28,54).[21]
y por Lucas
4:18-19
para referirse a la «libertad» de los cautivos y «liberación» de
los oprimidos, cuando Jesús proclama el «año
de gracia del Señor»,
también en alusión a los Años Sabáticos y el Jubileo, pero sin
que se refiera a su celebración legal cada 7 o 50 años, sino como
realización de la promesa mesiánica a partir de «hoy» (Lucas
4:21).[22]
Las
diferentes versiones de la Vulgata,
tradujeron en el Padre nuestro en latín,
debita
(deuda) y debitoribus
(deudores). Aunque en Mateo
6:14-15
Jesús habla de "ofensas" (παράπτωμα parapyoma),
resulta[23]
extraño que después de dos mil años varias iglesias[24]
resolvieran modificar al orar el versículo Mateo
6:12
y tratar de eliminar así la referencia explícita de Jesús al
perdón de las deudas monetarias. De hecho la versión de Lucas
4:21
solicita el perdón de los pecados (αμαρτιας amartias),
«porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe
(οφειλοντι ofeilonti)».
Ya Lucas
6:34-35
ha declarado que no es meritorio prestar a aquellos de quienes se
espera recibir y ha reclamado la necesidad de «prestar sin esperar
nada a cambio». El Padre nuestro entonces, como el Año sabático y
el Jubileo, une la voluntad de Dios y el perdón de los pecados, al
perdón de las deudas monetarias o materiales y a la ayuda
desinteresada al necesitado.
Paralelismo
del Padre Nuestro en el Judaísmo e Islam modernos
Al
igual que el cristianismo, el judaísmo
y el Islam
son consideradas religiones monoteístas, que creen en un sólo Dios,
y abrahámicas pues consideran que Abraham
fue el primer monoteísta. Estas tres religiones dicen adorar al Dios
de Abraham, Isaac
y Jacob.
Judaísmo
y la oración Abinu
Malkenu
Abinu,
Malkenu
o literalmente en hebreo (copiado del arameo siríaco), Padre
nuestro, Rey nuestro
son las primeras palabras y el nombre de una parte solemne de la
liturgia judía tradicional que se recita especialmente durante los
días penitenciales que van del año nuevo judío al día
de la expiación
o Yom
Kippur.
Estas palabras proceden de pasajes bíblicos (Isa. lxiii. 16, lxiv.
8: «¡Nuestro Padre!» y también en la versión Itala de Tobit,
xiii. 4, e Isa. xxxiii. 22: «Nuestro Rey»), ya se encontraban en la
liturgia antigua en diversos contextos[25]
En
su forma breve instituida por Rabbi Akiva (religioso judío del siglo
I
y siglo
II)
en el Talmud (tratado de Taanit), se recita tras la oración
principal o Amidah,
antes del servicio de lectura de la Torah.[26]
Una traducción de su transcripción fonética en español se expone
en la siguiente tabla:[27]
Transliteración
Hebreo |
Español |
Avinu malkenu |
Padre nuestro,
Rey nuestro |
chane-nu
va-ane-nu |
agrácianos y
respóndenos. |
avinu malkenu |
Padre nuestro,
Rey nuestro |
chane-nu
va-ane-nu |
agrácianos y
respóndenos |
ki eyn banu
maa-sim |
porque no
tenemos acciones (para pedir a cambio de ellas) |
ase i manu |
haz con
nosotros |
asei i manu |
haz con
nosotros |
asei
i manu tsdaka va chesed
|
haz con
nosotros caridad y bondad |
v`ho shieee-nu |
y sálvanos |
ki eyn banu
maa-sim |
porque no
tenemos acciones (para pedir a cambio de ellas) |
ase i manu |
haz con
nosotros |
asei i manu |
haz con
nosotros |
asei
i manu tsdaka va chesed
|
haz con
nosotros caridad y bondad |
v`ho shieee-nu |
y sálvanos |
Para
el rabino David ben Israel de la asociación Esh
HaTorá
está oración se relaciona con el Padrenuestro cristiano.[28]
Este
punto de vista también es compartido por Yehuda Ribco, un
polémico[29]
profesor de Secundaria de la Escuela Integral Hebreo Uruguaya, que se
refiere al «idolátrico padre nuestro».[30]
Ribco indica que la oración básica y primordial es el Shema
Israel
(Escucha Israel), que la más completa en su estructura es la Amidá,
y que la oración que se refiere a Dios como Padre nuestro
reiterativamente es el Avinu
malkenu.
Sin
embargo, para otros investigadores menos controvertidos el Abinu
Malkeinu
es sencillamente un reflejo de la tradicional figura metafórica de
Dios como padre[31]
El
judaísmo tradicional, una de las diferentes corrientes
contemporáneas, como explica Esh
HaTorá,
no acepta la condición mesiánica de Jesús de Nazaret,
interpretando que no cumplió ni con las profecías mesiánicas ni
con los requisitos de Mesías. También consideran que los versículos
bíblicos referentes a Jesús son traducciones incorrectas y que se
contradice la teología judía, cuya creencia está basada en una
revelación nacional
y no en la demostración de milagros[32]
.
No
obstante, aunque el Padre Nuestro cristiano no manifiesta
literalmente la creencia cristiana en la personificación de la
figura del Mesías judío en Jesús de Nazaret, es una plegaria
considerada por fuentes judías de referencia más bien como una
oración de bella formulación comparable con el rito completo del
Addish[33]
Islam
El
Islam es una de las grandes religiones del mundo. La figura de Isa
(Jesús) es muy importante, es considerado el Mesías por el Corán
y, al igual que el profeta Mahoma,
"siervo de Alá",
una categoría que implica el "estar vacío de sí mismo"
(llenándose de Dios). Ellos consideran verdaderas sus enseñanzas,
pero distorsionadas por los seguidores de Pablo
de Tarso.
La oración del Padre nuestro la tienen como una gran frase dicha por
un gran profeta.
El
Padre nuestro en credos crísticos no-nicenos
El
término niceno
se refiere a los grupos religiosos que se apegan a las conclusiones a
las que llegó el Concilio
de Nicea I
y que están resumidas en el símbolo
niceno,
lo que en el catecismo romano se conoce como la oración del Credo.
La posición de las Iglesias tradicionales (católica, ortodoxa,
protestantes históricas) es que quien no se apega a las doctrinas
que derivaron del histórico Concilio no es cristiano, por otro lado
hay organizaciones religiosas que se proclaman como cristianas y en
algunos casos afirman que cualquier otra religión fuera de la suya
no tiene carácter cristiano. La realidad es que la opinión más
difundida es la de las Iglesias tradicionales, aunque dichas
organizaciones han llegado a plantear argumentos interesantes para
defender su carácter de cristianas.
- Testigos de Jehová: uno de los grupos más numerosos dentro de estas organizaciones es el de los Testigos de Jehová, con más de siete millones de miembros activos en todo el mundo. Comparten la visión protestante del esquema temático y se oponen a que la oración sea rezada de manera automática, tomando como base las palabras del mismo Jesucristo antes de pronunciar la oración: "Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces" (Mateo 6:7). Se detectan dos diferencias con los credos protestantes: la primera diferencia con la visión protestante es que hacen énfasis en que Jesús se refiere a que el nombre de Dios bajo su forma de Jehová debe ser difundido cuando pide que se santifique el nombre del Padre; la segunda es que en la petición «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» ellos la interpretan como la obligación de los creyentes de seguir lo que ellos llaman la adoración verdadera, es decir, su forma de adorar a Dios y difundirla tanto como les sea posible. La interpretación del resto de la oración tiene bastantes puntos de coincidencia con el catolicismo y con el protestantismo.
- Judíos Mesiánicos: es una corriente muy diversa, encontrándose también grupos protestantes de judíos mesiánicos. Su interpretación del Padre nuestro se ajustaría al protestantismo o al catolicismo en cada caso. Por otro lado, hay grupos dentro de esta corriente que rompen con lo estipulado en Nicea, como los autodenominados natzratim, que niegan la divinidad del «meshiaj» y hacen énfasis en traducir la oración al hebreo o al arameo, puesto que Yeshúa de Natzrat era yehudí (judío) y conocía las lenguas aramea y hebrea.
El
Padre nuestro como referencia de la lengua
Véase
también:
Padre
Nuestro en International Wikisource.
Para leer el texto de la oración en diversos idiomas.
La
mayoría de las lenguas vierten el nombre de esta oración con las
palabras equivalentes a Padre nuestro, aunque también en muchas
lenguas se le nombra con el equivalente a oración
del Señor
como es el caso del inglés.
Comparación
de lenguas a partir del Padre nuestro
Un
ejemplo de la importancia de la oración de Jesús de Nazaret es que
desde la publicación de las Mitrídates,
título común para libros que contuvieran muestras de textos en
varios lenguajes, diferentes traducciones de la oración dominical
fueron utilizadas para comparar idiomas de manera sencilla y rápida.
A
continuación se presenta una tabla esquemática que compara los
nombres de la oración en algunos idiomas agrupándolos por familias
lingüísticas.
- Familia de lenguas afroasiáticas
Lenguas
semíticas |
||||
Castellano |
Arameo |
Hebreo |
Árabe |
Siríaco |
Padre
nuestro |
Abwoon |
Avinu
(אבינו) |
Aba-na
( أبانا) |
Abwoon
(ܐܒܘ) |
Jesús
de Nazaret vivió en un mundo semita,
por tanto él mismo hablaba una o varias de estas lenguas; debe
notarse que en estas lenguas la palabra padre
tiene un origen común que es Ab
y se añade al final de esta palabra la partícula para indicar
pertenencia.
- Familia de lenguas indoeuropeas
Lenguas
germánicas |
||||
Castellano |
Alemán |
Inglés |
Neerlandés |
Afrikaans |
Padre
nuestro |
Vaterunser |
Our
Father (Lord's Prayer) |
Onze
Vader |
Ons
Vader |
En
el caso de las lenguas germanas debe notarse que la palabra padre
se pronuncia más o menos igual en todas como «fader»,
que comparte la misma raíz indoeuropea que el griego o las lenguas
romances.
Lenguas
romances |
|||||
Castellano |
Italiano |
Francés |
Catalán |
Gallego |
Portugués |
Padre
nuestro |
Padre
Nostro |
Notre
Père |
Pare
Nostre |
Noso
Pai |
Pai
Nosso |
El
origen del nombre de la oración es el latín Pater
noster.
La palabra latina pater
tiene la misma raíz indoeuropea
que el griego (Pater
hemon)
y las lenguas
germánicas,
pero a su vez el latín dio origen a idiomas completamente nuevos que
formaron la familia de las lenguas romances.
Rasgos
particulares de la oración en español
Una
de las principales y más notorias diferencias de la oración en
castellano y otras traducciones es en la partícula Venga
a nosotros tu Reino.
Las palabras a
nosotros
fueron añadidas a la oración en español para evitar la confusión
de "venga" (3a persona del presente del modo subjuntivo del
verbo "venir") con "venga" (imperativo singular
del verbo "vengar") [cita requerida];
compárese con el original griego «elthetō hē basileia sou» que
se traduce como llegue
tu reinado,
o con la versión en latín «adveniat regnum tuum» que se lee en
nuestra lengua venga
tu reino.
En lenguas modernas compárese con el inglés «Thy kingdom come»
que quiere decir venga
tu reino.
La mayoría de las traducciones modernas de la Biblia al español han
retirado la partícula a
nosotros
de este texto. Sin embargo la versión original en español que dice
"venga a nosotros tu reino .." es similar a la usada por la
Iglesia Ortodoxa Rusa[12](véase arriba). Estas podrían derivar a su
vez de una version alternativa de esta frase dada en el Evangelio de
Lucas 11:2 en griego ( ..ἐφ ἡμᾶς ἐλθέτω σου ἡ
βασιλεία....) que en inglés se interpreta como "... let
thine kingdom come upon us...", frase que como se ve guarda una
similitud sorprendente con la versión tradicional de esta en
castellano.
En
la quinta petición: perdona
nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
en la versión española se cambió arbitrariamente el término
deudas
(«opheilēmata» en el original griego, «debita» en latín,
«debiti» en la oración italiana, «debts» en inglés), por el
término ofensas
(«ofensas» en las versiones en portugués y gallego, «offenses»
en francés, etc.). Este cambio apareja consecuencias teológicas no
leves: En efecto, enseña el Catecismo Mayor que nuestros pecados se
constituyen en verdaderas deudas que contraemos con Dios,
destinatario final de nuestras transgresiones. Estas se componen de
dos elementos: La Ofensa que inferimos a la Divina Majestad y la Pena
a que nos hacemos acreedores como consecuencia. Sabiamente, pues, nos
enseñó Nuestro Señor a pedir el perdón de nuestras deudas, pues
la nueva forma equivale a decir «no me preocupan las penas que
atraje sobre mí» lo cual, para quien piensa en las postrimerías,
es, en el mejor de los casos, absolutamente temeraria.
Diferencias
con el texto griego compartidas por otras traducciones
En
lo referente a la llamada cuarta petición; danos
hoy nuestro pan de cada día,
el término griego «epiousion»
fue traducido por Jerónimo en la Vulgata como supersustancial
para el Padre nuestro de Mateo. Este mismo término fue traducido
como cotidiano
para el texto que corresponde al Padre nuestro en el evangelio de
Lucas.
La
oración dominical está basada en el texto de Mateo que aparece en
la Vulgata, sólo que la liturgia latina cambió la palabra
supersustancial
por el término cotidiano.
Jerónimo conocía el llamado evangelio de los Hebreos (escrito en
arameo) y dice que la palabra «epiousion»
(que significa algo así como mañanero, del mañana) corresponde a
la palabra «mahah»
(mañana
en arameo).
Por tanto esta petición debería traducirse como «nuestro pan del
mañana dánoslo hoy».
Danos
hoy nuestro pan cotidiano.
Traducen de acuerdo a la Vulgata, danos
hoy nuestro pan cotidiano,
varias versiones como: la francesa, «notre
pain quotidien»;
la italiana, «nostro
pane quotidiano»;
la inglesa, «Give
us this day our daily bread»;
la española, «nuestro
pan de cada día»,
etc.
Nuestro
pan del mañana dánoslo hoy.
El idioma
copto
es actualmente una lengua
muerta
que se utiliza solamente en la liturgia de la Iglesia
Copta
(de Egipto).
Esta Iglesia cuenta con traducciones del evangelio que fueron hechas
en tiempos cercanos a los del cristianismo primitivo. Los coptos
traducen en la cuarta petición del padre nuestro: nuestro
pan del mañana dánoslo hoy.
Los egipcios cristianos hacen su rezo cotidiano en árabe
y en esta petición dicen «hubzaná
kafáfaná a 'iná l-yawmá»;
esta frase es una traducción del copto al árabe donde se refiere al
pan
del mañana.
La traducción del Padre nuestro al árabe por lo tanto es de las más
fieles al griego en que fueron escritos los evangelios.
Agregado:
«júbzana
kafáfana a'tina l-iaum»
en árabe habla de nuestro pan suficiente,
y no habla realmente del pan del mañana («Kafi»
= suficiente;
«Kafaf»
= suficiencia).
Usos
no religiosos del Padre Nuestro
Sátira
política
Durante
la segunda mitad del siglo
XVII,
la creciente contestación a la dominación española en América se
manifestó frecuentemente mediante la sátira política especialmente
dirigida contra la institución católica del Tribunal del Santo
Oficio o Inquisición. La consecutiva represión que incrementó el
descontento y el ejemplo de los revolucionarios franceses, provocaron
una escalada en el empleo de la sátira que se extendió hacia el
ámbito de la liturgia religiosa dando origen al uso de la «oración
pervertida». En este contexto, en 1799 se desarrolló en Nueva
España el llamado proceso del «Padre Nuestro de los Gachupines»
conducido por el tribunal. Para la investigadora María Águeda
Méndez, del Colegio de México, este uso del Padrenuestro es un
ejemplo inversión de ritual en el que lo
que ha sido vehículo de culto divino se ha vuelto un discurso que se
emplea para atacar o halagar a los mortales y para trastornar
ordenamientos políticos y sociales.[34]
Cultura
popular
- La expresión Padre nuestro está contenida en numerosas obras literarias de autores creyentes y no creyentes. Poemas de Gloria Fuertes o Pablo Neruda[35] entre otros, recurren al nombre o a la estructura de la oración como inspiración para sus composiciones.
- El poema Los Motivos del Lobo, del poeta nicaragüense Rubén Darío, finaliza con la frase: El viento del bosque llevó su oración, que era: "Padre nuestro que estas en los cielos...".
- En 1985 la película Padre nuestro dirigida por Francisco Regueiro y con un argumento sobre el mundo eclesiástico, fue premiada con el Grand Prix des Amériques por el festival de cine de Montreal.
- Algunos creyentes sugieren que las letras PATERNOSTER se pueden reordenar para que se lea dos veces quedando A y O (alfa y omega) como letras sobrantes. Es decir, la palabra en sí misma se trataría de una oración.
- Existen padres nuestros sobre temas en común o versiones con acentos sifrinos usando palabras modernas, además de oraciones para alguna cosa que se aprecia mucho, como internet, que en si la oración creada rima con la real, esto es solo por diversión y no tiene ningún culto religioso.
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