por Francis Frangipane
Hay
tres categorías básicas de cristianos. El grupo más numeroso está
formado por personas que, a pesar de que tratan de evitar la oscuridad
en el mundo, no tienen esperanza de que el mundo pueda ser redimido.
Asumiendo que el regreso de Cristo es inminente, se apartan hacia lo que
parece un refugio de apatía con respecto al mundo no cristiano que les
rodea. Sin embargo, la mayoría no son en verdad apáticos. Sus almas,
como la de Lot, son atormentadas por la conducta de hombres sin
principios (2 Pedro 2: 7-8). Su compasión, sin embargo, aunque
limitadamente, está encendida. Rara vez se extienden más allá de las
necesidades de su familia inmediata y amigos más cercanos. Ellos aman al
Señor, pero no saben cómo o qué hacer para cambiar la sociedad o
incluso positivamente impactar sus vecindarios.
El
segundo grupo de cristianos se compone de los que prefieren
vehementemente denunciar las tinieblas que adaptarse a ellas. Aunque
mucho menor en número que los primeros, no son de ninguna manera
apáticos; de hecho, aparecen como lo exactamente opuesto. Se enfurecen
por la depravación de los impíos y protestan por la audacia de los
malos. Golpean el púlpito y el pavimento, tanto vocal como visiblemente.
Sin embargo, su capacidad de transformar su cultura es, en su mayor
parte, neutralizada por su negatividad y rabia. Son rechazados por
extremistas enjuiciadores. La mayoría de los pecadores simplemente no
pueden soportar la dureza de su enfoque.
Ambos
grupos sinceramente desean ver nuestra cultura transformada. Sin
embargo, les aqueja el mismo problema: se sienten atribulados de que el
mundo no es cristiano sin preocuparse de que sus propios corazones no
representan a Cristo. No perciben la prioridad del corazón de Dios, que
es la transformación de la Iglesia a la imagen de Cristo (Romanos 8:
28-29).
Se necesita de aquellos que cambien el mundo
Es
esta misma pasión de ser conformados a Cristo que separa al tercer
grupo de los otros. Aunque pequeño en número, sus miembros son los más
eficaces. A lo largo de la historia, estos han sido los que han cambiado
al mundo. Estas son las personas que han entendido la prioridad de
Dios. Ellos saben que la mayor pasión del Padre es contemplar a Su Hijo
revelado en el alma de un creyente. Por mucho que sean conmovidos a
compasión por los perdidos, su misión primaria no es tocar los corazones
de sus vecinos, sino, ante todo, tocar el corazón de Dios. Ellos saben
que si despiertan el beneplácito del Padre, el poder de Su Espíritu irá
delante de ellos. Dios mismo cambiará el corazón de aquellos a su
alrededor.
Francis Frangipane Ministries of Francis Frangipane
Correo electrónico: francis1@frangipane.org
Sitio web: frangipane.org
Adaptado del libro de Francis Frangipane, The Power of One Christlike Life.
Traducción y edición original: Gabriela Rabellino
Publicado originalmente en: http:// ministeriofrancisfrangipane. blogspot.co.uk/2016/06/para- tocar-el-corazon-de-dios.html
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