Practiquen
el dominio propio y manténganse alerta.
Su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. (1Pedro 5:8)
El primer enemigo
El
primer enemigo de uno es uno mismo, cuando no reconoce el poder, el amor y el
dominio propio que nos da el Espíritu Santo y sí le damos lugar en nuestra
carne al espíritu de cobardía (2da de Timoteo 1:7), que es una buena aliada de
Satanás para hacernos perder el equilibrio espiritual.
El segundo enemigo
Pedro
nos señala que especialmente somos más vulnerables a los ataques de Satanás
cuando nos ensimismamos en nuestros problemas
despreocupándonos de nuestra relación con el Espíritu Santo.
Satanás puede abrumarnos cuando enfrentamos sufrimiento o persecución, haciéndonos
sentir solos, débiles, abandonados y alejados de otros creyentes para que
olvidemos
estar
atentos al peligro y entonces, sólo así podernos ser devorados.
Y
Dios mismo, el Dios de toda gracia, que
nos llamó a su gloria eterna en Cristo nos promete, que después de sufrir un
poco de tiempo, nos restaurará y nos
hará fuertes, firmes y estables. (1Pedro 5:10) Entonces sometidos a Dios
podremos resistir al diablo y este huirá de nosotros, por un tiempo. ( Santiago
4:7)
No hay comentarios:
Publicar un comentario