Por Raudel García Bringas
Miami, Estados Unidos de América.Hoy en la
noche he compartido un tiempo formidable en la tertulia “La Otra Esquina de las
Palabras” con el intelectual Baltasar S. Martín, en la presentación de su libro
“visión 21/21”.
Baltasar no solo habló de su libro. No
escatimó tiempo ni palabras para hablar de las cosas bellas de nuestra cultura
cubana y valores que aún perduran.
Es un hombre, sin lugar a dudas, que tiene
una visión mucho más allá de la usual 20/20. Baltasar sabe distinguir entre el
asunto político y el valor que aún se puede apreciar en el cubano, sin hacer
distinción en su criterio si se trata de un cubano en el exilio, un religioso,
o un artista que permanece en Cuba. Su visión va más allá de esos “pequeños”
conceptos incomodos, que han servido de excusas a unos para mantener un régimen
dictatorial que ha hundido a un país en la miseria; y a otros para sostener un
puesto o un lugar en la sociedad de este país que defiende las libertades más
grandes que puede tener un ser humano, y que históricamente ha sido el lugar
del exilio cubano que, desde tiempos de la Cuba Colonial, nos abrió sus
puertas.
Coincidentemente hoy los medios han dado
publicidad a dos noticias que han levantado diferentes criterios: 1) La
relajación de algunas leyes comerciales por el Gobierno de los Estados Unidos
en favor de Cuba, y una segunda que no ha tenido tanta publicidad pero que es
de vital importancia,
2) El comienzo de una ronda de diálogo entre los dos
países donde se tratará el polémico tema de Los Derechos Humanos.
Mientras que la primera noticia puede
complementarse y aplaudirse por las ventajas que pudiera proporcionar a un país
sumido en las carencias económicas y ante la desgracia que vive la zona
oriental de Cuba por el reciente azote del huracán Mathew; queda mucho que
decir por otra parte, sobre el diálogo entre ambos países por la cuestión de
los Derechos Humanos.
En la ocasión que el Presidente Barack
Obama visitara la isla en meses pasados; en una conferencia de prensa donde se
le preguntara al Presidente Raúl Castro sobre los presos políticos; el mismo no
dudó en retar al periodista que formuló la pregunta, a que le presentara “la
lista de los presos políticos”; y si estos existían, él se comprometía a
liberarlos. Un reto alto para cualquier persona que pudiera presentar dicha
lista.
¿Y por qué tendría que ser un alto reto?,
por la simple razón que la Ley vigente de Cuba no contempla, de acuerdo al
Código Penal (Ley No. 62/87), según la definición de “Delito” – Artículo 8. 1 –
ningún delito que pueda caracterizarse como “Delito Político”. De aquí a que,
por fuerza, en las cárceles cubanas no se podrá encontrar a ningún recluso
confinado por una Causa Política que evidentemente, no existe regulada en la
Ley.
Es por ello entonces que no podemos
sorprendernos cuando el gobierno se niega a reconocer a los Presos Políticos,
dado que los mismos están bajo Causas Penales Comunes tales como: Desacató;
Distorsión del Orden o, Atentado, en el peor de los casos.
Si es cierto que Cuba nunca ha escatimado,
muchas veces con razón, su propaganda de logros como la Salud y Educación
gratuita; sigue siendo irónico que se hable de una reunión donde se discutirán
aspectos esenciales del ser humano como lo es, la Libertad de Pensamiento y
Expresión, de Congregación y Culto, entre otras; cuando se trata de un país que
no da la cara a los problemas esenciales y puntuales que nos afectan a todos.
¿Puede ser creíble y serio tal dialogo?
En mi opinión, pienso que el Gobierno
Cubano debería empezar, antes de hablar de
Derechos Humanos, de corregir su visión de
la que los hechos actuales indican, distan de
estar remotamente cerca del usual 20/20 que
normalmente se debe tener.
El Gobierno Cubano debe analizar su visión;
debe comenzar por corregir su nivel
oftalmológico para después, poder sentarse
en una mesa de diálogo para hablar de
Derechos que se burlan, se enturbian, se
enmascaran siempre tras un pretexto penal,
cuando no se acuden a métodos bárbaros como
son las tan conocidas golpeadas y
maltratos por las “turbas patrióticas
enardecidas” que sufren otros, por el simple hecho de
pensar diferente.
Visión 21/21 es un libro que debe ser
leído, que debe ser apreciado, que debe llevar al
propio autoanálisis, cuando nos atrevemos a
asegurar que nuestra visión está muy cerca
de lo que debería ser.
¡Yo mismo quisiera que fuera diferente!
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