martes, 13 de septiembre de 2016

LA TRAICIÓN TE ACECHA




Por Pr Manuel A Morejón Soler El Vedado, La Habana, agosto de 2016 

Este Salmo 55 , se escribió en la época de la rebelión de Absalón y la traición de Ahitofel (2 Samuel 15-17). Aunque se pudiera asegurar que los versículos 12-14 son mesiánicos debido a que también describen la traición de Judas a Jesús (Mateo 26:14-16 y 26:20-25).

… He visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche la rodean sobre sus muros,
 e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.

Maldad hay en medio de ella y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.

Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado, ni se alzó contra mí el que me
 Aborrecía porque me hubiera ocultado de él.

Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar, que juntos comunicábamos
dulcemente los secretos y andábamos en amistad en la casa de Dios…  (Salmo 55:10-14)


Aun los que están especialmente cerca de Dios, como David, tienen momentos en los que quieren huir de todo y escapar de los problemas y presiones de la vida.

La ciudad de Jerusalem, que se suponía debía ser santa, estaba plagada de problemas internos, violencia, contiendas, malicia, abuso, destrucción, amenazas y mentiras. Los enemigos externos, a pesar de ser una amenaza constante, no eran tan peligrosos como la corrupción interna. Aun hoy las iglesias procuran a menudo defenderse de los problemas del mundo pecaminoso mientras fracasan en ver que sus propios pecados motivan sus problemas.

Nada nos duele más que una herida hecha por un amigo, porque los que son verdaderos permanecen junto a uno en los tiempos difíciles y nos brindan consuelo, amor, aceptación y comprensión. ¿Qué clase de amigo es usted?

 Orar en la mañana, en la tarde y en la noche es una manera excelente de mantener prioridades legítimas a través de cada día. Las oraciones del pueblo de Dios son el arma principal en contra del mal que abruma al mundo.

Dios quiere llevar nuestras cargas, pero continuamos llevándolas nosotros aun cuando decimos que confiamos en El. Confíe en que la misma fuerza que lo sostiene, puede también llevar sus cargas.                (Salmo 55:1-23)

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