Por Pr
Manuel A Morejón Soler El
Vedado, La Habana.
La
avaricia es una inclinación o deseo desordenado de placeres o de
posesiones. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de
riquezas, sin tener necesidad de acumularlas.
La
codicia (o a veces la avaricia) se considera un pecado capital, y
como tal, en cualquier sociedad y época, ha sido demostrada como un
vicio. La codicia es un término que describe muchos otros ejemplos
de pecados. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada,
especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse
sobornar. Búsqueda y acumulación de objetos, estafa, robo, engaños
o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser
inspiradas por la avaricia. Tales actos pueden incluir la *simonía.
La
Biblia nos alerta acerca de este pecado mortal el cual, al ser
cometido, destruye la vida de gracia y puede llegar a ser una amenaza
de condenación eterna, a menos que se sea absuelto después de un
verdadero arrepentimiento por parte del pecador.
No
codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna que sea de tu prójimo.
No
debáis a nadie nada, salvo el amaros unos a otros; porque el que ama
al prójimo ha cumplido la ley. Porque los mandamientos —no
cometerás adulterio, no cometerás homicidio, no robarás, no
codiciarás, y cualquier otro mandamiento— se resumen en esta
sentencia: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal
al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley.
Sin
embargo, gran ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada
trajimos a este Mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así
que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos
con esto.
Sean
nuestras costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tenemos
ahora; porque el mismo Jesús ha dicho: “Nunca te abandonaré ni
jamás te desampararé”.
(Versículos bíblicos
relacionados: Éxodo
20:17;Romanos13:8-10; 1ª de Timoteo 6:6-8; Hebreos 13:5)
*Simonía
es, en el cristianismo, la compra o venta de lo espiritual por medio
de bienes materiales. Incluye cargos eclesiásticos, sacramentos,
reliquias, promesas de oración, la gracia, la jurisdicción
eclesiástica, la excomunión, etc.La palabra simonía deriva de un
personaje de los Hechos de los Apóstoles llamado Simón el Mago,
quien quiso comprarle al apóstol Simón Pedro su poder para hacer
milagros y conferir, como ellos, el poder del Espíritu Santo, lo que
provoco la reprobación del Apóstol: “¡Que tu dinero desaparezca
contigo, dado que has creído que el don de Dios se adquiere a precio
de oro!”
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