INTRODUCCIÓN
En muchos países del mundo la mitad de la población
tiene menos de veinticinco años, lo cual indica que mucho de nuestro tiempo se
pasará en
ministerios que tienen que ver con la juventud. En
muchas iglesias las
organizaciones juveniles son las que manifiestan más
dinamismo y el empuje
evangelístico más fuerte está con estos elementos.
Las estadísticas indican que
la mayoría de las personas toman la decisión de
aceptar a Cristo antes de los
veinte años de edad. Debemos invertir mucho de
nuestro tiempo y talentos en
la capacitación de estos elementos para servir al
Señor, porque los líderes del
futuro vienen de este grupo.
Los jóvenes de hoy se enfrentan con muchas
dificultades. Las tentaciones
abundan. A veces los padres están frustrados por la
rebeldía o indiferencia de
sus hijos a las normas morales de la familia. El
capítulo actual es un intento de
dar dirección a las personas que tienen la
responsabilidad de aconsejar a los
jóvenes y a los padres durante esta época tormentosa
de su desarrollo.
PROBLEMAS EN EL COLEGIO
Síntomas presentes
Recientemente uno de los pastores de nuestra
comunidad vino para hablar
conmigo acerca de un joven en su iglesia que tenía
dificultades con algunas de
las materias del colegio. Me preguntó si estaría
dispuesto a conversar con el
joven. Acordamos una cita, y en el día señalado el
pastor vino con el joven
para presentármelo. Después, se retiró el pastor y
nos sentamos para iniciar
nuestra relación como consejero y aconsejado.
En un momento como éste se principia una relación de
mucha potencialidad. Mi
relación con el joven puede hacer una gran
diferencia en su futuro. Y también,
puede tener un efecto decisivo sobre mi propia vida.
La clave para el progreso
es la relación. En los momentos que pasamos juntos
él me relata su dificultad y
yo saco una impresión de quién es este joven. A
medida que habla él también
establece opiniones de mi persona: quién soy y si él
puede estar abierto
conmigo para hablar de sus problemas personales con
franqueza.
Bajo rendimiento en el colegio. En el curso de nuestra conversación
hablamos de su colegio y de los detalles
relacionados con sus estudios, tales
como cuáles son las materias en que anda bien y
cuáles están dando mayores
dificultades. El también conversa de sus compañeros
de clase y del hecho que
tiene pocos amigos. Menciona uno o dos compañeros
con los que tiene
relación de confianza para compartir sus
pensamientos más recónditos.
También habla de sus hermanos en el hogar y el
conflicto que experimenta con
frecuencia con una hermana un año mayor que él.
También habla de la relación
cálida que él tiene con su mamá y la relación fría y
distante con su papá. En el
curso de la primera hora tocamos muchas áreas de su
vida que posiblemente
contribuyen a las dificultades que tiene en el
colegio. Es evidente que el joven
es inteligente. Su dificultad con las materias en el
colegio no se debe a falta de
inteligencia; más bien se debe a los factores
emocionales que le quitan mucha
energía y motivación. Sus conflictos internos lo
dejan con poca energía para
dedicarse a sus tareas en los estudios.
Incertidumbre de las metas para el futuro.
Cuando le pregunto en cuanto a
sus metas en la vida, sus contestaciones son muy
inciertas, lo cual me manifiesta
una falta de interés en hacer sueños que podrían
transformarse en metas. A la
vez habla mucho de querer llegar a ser médico. Esta
meta me parece muy
irrealista frente a las dificultades actuales, los
recursos limitados de la familia, y
los pocos que son aceptados en las escuelas de
medicina en el país donde vive
el joven.
Mientras considero todo el panorama que me presenta
este joven y sus
dificultades actuales, encuentro dificultad en
señalar un solo problema que sea
causa de su rendimiento muy pobre en el colegio. Me
llama la atención su falta
de emoción y la falta de entusiasmo por cualquier
cosa que está pasando en su
vida en el presente. Tiene pocos amigos y toma poca
iniciativa para aprender
en las materias que está recibiendo con los
profesores. Dice que siente mucha
pena para invitar amigos a visitarle en su casa por
las condiciones muy pobres
en que vive en la casa.
Una relación débil con el padre. Tal vez la clave de los problemas del joven
se radica en la dificultad que tiene por la relación
muy débil con su papá. El
menciona que su papá pasa mucho tiempo tomando
bebidas alcohólicas, llega a
la casa borracho, y trae a sus amigos embriagados a
la casa con él. Esto humilla
a los miembros de la familia y crea mucha tensión
entre su papá y su mamá.
También, este joven comparte que su padre insiste en
que los hijos estén
ocupados cada momento que están en casa. Si el papá
llega a la casa y
encuentra que uno de los hijos está tomando una
siesta, él lo despierta y busca
algo en qué ponerle a trabajar en la casa. El padre
se gana la vida haciendo el
papel de payaso y mago, dando presentaciones en
fiestas, reuniones sociales y
funciones de entretenimiento en las campañas. Va a
muchas fiestas para niños y
allí actúa en el programa. También participa en
fiestas de primeras comuniones
y en programas de colegios de primaria. Esto
significa que su horario es muy
variable y que los ingresos de la familia son
inciertos. A veces él exige que su
hijo le acompañe para que le ayude. El hijo se pinta
la cara y también hace el
papel de payaso. El dice que se siente muy contento
cuando actúa así, y que él
puede actuar con más libertad en ese papel que
actuar como una persona
normal. A pesar del placer que tiene al trabajar
como payaso, aparentemente
no le agrada el compañerismo con el papá y no tienen
una relación íntima.
PLANEANDO UN PROGRAMA PARA AYUDAR AL JOVEN
La ayuda para este joven ha venido porque yo he
tomado el tiempo cada
semana para explorar con él algunas de las emociones
que tiene con relación a
las muchas facetas de su vida que no le traen
felicidad. El necesita establecer
algunas metas claras y realistas para el futuro y
después hacer planes concretos
de la manera de lograrlas. También necesita
encararse con su tendencia de
soñar despierto durante el día, lo cual ocupa mucho
de su tiempo y a la vez
hace infructuosos sus estudios. Cuando tiene tareas
o exámenes en sus cursos,
no responde en forma satisfactoria, aunque insiste en
que ha pasado tiempo en
preparación. El invierte tiempo, pero no lo utiliza
al máximo, porque otros
eventos están aconteciendo en su vida y le quitan la
capacidad de concentrarse
en sus estudios.
El caso presentado en estas páginas señala uno de
los problemas comunes de
los jóvenes e ilustra la ocasión cuando los jóvenes
buscan a un consejero.
Muchas veces ellos llegan porque sus profesores o
sus padres insisten, porque
no están rindiendo bien en sus estudios.
EL PAPEL DEL PASTOR
Empatice con el estudiante. Como hemos mencionado previamente, el pastor
debe tener mucho cuidado para reconocer que el
problema con que se
presenta el aconsejado no es siempre el problema
básico en la vida de
cualquiera. Sin descartar la seriedad del problema
de que habla la persona
primero, el pastor debe buscar y descubrir si hay
otras dificultades y cómo
pueden contribuir esas dificultades a su problema
básico. Muchas veces la
persona no está lista, ni tiene la voluntad, ni está
en condiciones de hablar de
otros problemas. En este caso el pastor debe tener
paciencia y tratar los
problemas que la persona quiere tocar en el momento.
A medida que el pastor
manifiesta su disposición para ayudar en estas
áreas, probablemente el
aconsejado estará listo para considerar otras
facetas de su vida que también
contribuyen a la dificultad, y ver que la solución
de estos problemas traerá
también soluciones en otras áreas de su vida.
Use un enfoque indirecto. A veces los problemas se solucionan mejor si no se
enfocan en una forma directa. Por ejemplo, cuando un
joven tiene problemas
de exceso de peso o un defecto físico evidente, no
es bueno mencionar en
forma directa esta dificultad. Al conversar con la
persona acerca de su relación
con sus compañeros y con las personas del sexo
opuesto, la persona puede
mencionar el problema en forma espontánea y tomando
su propia iniciativa. Si
es una expresión espontánea de la emoción de la
persona es mucho mejor que
si el pastor tiene que hablar en forma directa de la
dificultad. Cuando la persona
admite en una forma abierta su necesidad en esta
área es mucho más fácil
ayudarle.
Consiga la cooperación de los padres. Hay muchos jóvenes que tienen
dificultades para aprender. Frecuentemente los
padres se llenan de ansiedad
cuando descubren que su hijo tiene dificultades en
el colegio. Es recomendable
que el pastor anime a los padres a acudir a los
oficiales del colegio y buscar
recomendaciones de personas y agencias que pueden
ayudar en tales
circunstancias. Pocos pastores tienen la competencia
de ser especialistas en
ayudar a personas con esta clase de dificultades.
Los profesionales pueden
darle pruebas de inteligencia, pruebas de
percepción, y otras para discernir sus
capacidades verbales. Esto les da a ellos y a los
oficiales del colegio la base
para determinar la naturaleza exacta de la
dificultad y en esta manera establecer
un curso de acción. Se han visto casos de niños
hiperquinéticos o disléxicos o
con otras dificultades, cuyos padres y maestros los
trataban durante muchos
años como si fuesen hijos malcriados. Un diagnóstico
temprano puede hacer
una gran diferencia en el desarrollo futuro de estos
niños.
Otra vez quisiera hacer hincapié en el papel del
pastor para ayudar, el cual es
animar a los padres a tomar las medidas necesarias
para buscar ayuda
profesional para sus hijos. A veces los padres
tienen recursos económicos muy
limitados y se resisten a buscar ayuda por temor de
no tener los fondos con qué
pagar tanta atención. El pastor puede ser una fuente
de inspiración para
animarles, para ponerles en contacto con las
agencias en la comunidad que
ofrecen la posibilidad de brindar ayuda profesional
a las personas que la
necesitan.
LUCHAS CON LOS IMPULSOS SEXUALES
El desarrollo de los impulsos sexuales
La mayoría de los jóvenes están confusos y cargados
de culpa por causa de
sus propios sentimientos sexuales y de sus intentos
por enfrentarlos. Si son
cristianos activos, probablemente se les ha dicho
que deben reprimir sus
experiencias sexuales hasta el matrimonio. Esto
representa un ideal que
ciertamente es deseable, pero no le dice al joven o
la joven de dieciocho años
qué hacer con esos intensos deseos que los inundan
varias veces durante el día
y la noche. Algunos se sienten muy culpables por las
caricias, la masturbación y
otros tipos de experimentación con los del sexo
opuesto y también con los de
su propio sexo. Algunos pueden tener profundos
temores de ser homosexuales,
basados en las emociones que tienen y que son
incapaces de entender o
controlar. Otros tienen una gran ansiedad porque
temen que no son
completamente normales, o que sus órganos sexuales
no son adecuados para el
sexo satisfactorio.
La tentación de experimentar
El pastor debe darse cuenta de que la mayoría de los
jóvenes están llenos de
dudas y temores durante esta etapa de su desarrollo.
Algunos pueden recurrir a
experiencias sexuales simplemente como medio de
aliviar su ansiedad. Otros
pueden aislarse y pasar el tiempo soñando
despiertos. El pastor compasivo
buscará estructurar reuniones y actividades con los
jóvenes que les darán la
oportunidad de expresar abiertamente sus emociones.
También, debe de
enfrenar a un grupo de adultos que estén disponibles
y sean sensibles a los
problemas de los jóvenes para reunirse con ellos y
ayudarles a encararse con
sus tentaciones, con la presión que viene de sus
compañeros inconversos, y a
desarrollar una actitud positiva con relación a su
fe cristiana y las normas
morales. Una actitud de permisividad no es la
solución, pero los líderes
tampoco deben ser autoritarios ni legalistas. Deben
poder crear un ambiente en
el cual los jóvenes puedan abrirse, comunicar sus
luchas, y compartir sus
maneras de resistir la tentación de experimentar. La
discusión en grupos puede
ser un medio eficaz en que el uno recibe ayuda del
otro. El darse cuenta que
otros están luchando con las mismas tentaciones o
dudas es recibir ayuda. La
participación en el grupo puede ser el medio para
que otros busquen al pastor
o al líder de jóvenes para compartir en forma más
íntima sus necesidades.
También, puede avisar al pastor y otros líderes de
la seriedad de los problemas
que los jóvenes tienen. Esto dará oportunidad al
pastor para acercarse más a
las personas con dificultades y buscar la manera de
ayudarles.
El pastor y los consejeros de jóvenes pueden lograr
mucho al comunicarles a
los jóvenes que ellos les aceptan aun con las
tentaciones y las luchas que tienen
con drogas, experimentación con el sexo, y otras
dificultades. También, pueden
comunicar que uno no está condenado si se masturba.f81 Pueden comunicar la
aceptación de personas, aunque hayan estado
involucradas en alguna clase de
experimentación sexual que se basaba en la
curiosidad y la presión del grupo.
Algunos habrán sido víctimas de la violación sexual
o de la crueldad de parte
de padres, tíos, primos o vecinos. Ellos necesitan
tener un ambiente sano en
que pueden comunicar sus emociones como consecuencia
de este trato. En
cambio, si se les comunica la condenación por sus
actos o una actitud negativa
hacia lo que les pasó, esto tiende a cerrar las vías
de comunicación y aísla a los
líderes de la juventud.
La necesidad de dar información con
sabiduría
El pastor necesita escuchar y entender el sentido
que está detrás de las
palabras que se le comunican. No tiene que ser muy
agresivo para comunicar
que es un “sábelo todo”, pero puede dejar la puerta
abierta para contestar
preguntas adicionales que los jóvenes pueden tener.
Cuando están hablando del
sexo, debe ser abierto con la información, pero no
demasiado explícito. Los
jóvenes ya saben mucho más de lo que pensamos con
relación al sexo. Ellos
necesitan nuestra orientación moral y espiritual
para entender que el sexo es una
gran bendición de Dios, y una manera en que Dios
enriquece nuestra vida. Los
jóvenes rehuirán de un adulto que manifiesta
demasiada agresividad para hablar
del sexo y otros temas íntimos.
Tampoco es necesario que el pastor y los líderes de
jóvenes comuniquen
muchos detalles con relación a cualquier problema.
El pastor puede dar muchos
consejos sabios hablando en forma hipotética. Por
ejemplo, podría decir:
“Aunque una persona hubiera experimentado con la
marihuana, esto no quiere
decir que está condenada a la perdición. Simplemente
necesita confesar a Dios,
arrepentirse, y recibir el perdón que Dios ofrece.”
Esta declaración no
demanda una confesión abierta, pero comunica la
gracia y el perdón de Dios a
la persona que haya usado una droga. El joven no
necesita confesar más, ya ha
recibido el mensaje que necesitaba, que Dios lo
perdona. Su culpa puede
aliviarse por medio de su confesión y oración de
perdón a Dios en su alcoba
cuando está solo. Probablemente va a sentir más
tranquilidad en el futuro en la
presencia del pastor si no ha confesado verbalmente
todo lo malo que ha
hecho. Al mismo tiempo, el pastor puede funcionar
con felicidad, sabiendo que
ha ayudado al joven en su vida.
El asunto del sexo premarital
Los jóvenes frecuentemente tienen interés en el tema
del sexo premarital. Ellos
sienten más y más la presión de la sociedad secular
para ceder a las normas del
materialismo y el humanismo, y echar a un lado “las
prohibiciones anticuadas”
del cristianismo. La corriente actual es buscar la
liberación de las normas
morales que caracterizaban a las generaciones
anteriores. Muchos tienen
amigos en la universidad o en el trabajo que están
viviendo en una relación de
amor libre o que comparten un apartamento donde
viven varias personas de
ambos sexos y participan del sexo con cualquier
persona disponible cuando
surge el deseo. Los jóvenes cristianos son
considerados “santulones” y
anticuados después de rehusar este tipo de
proposiciones por causa de su fe
cristiana.f82
¿Cómo puede el pastor ministrar a la juventud que
está cuestionando las
normas morales de la fe cristiana? Primero, él puede
asegurarles que entiende
las presiones que ellos están sintiendo, y comunicar
su empatía con ellos por
tener que enfrentarse con amigos y compañeros de
trabajo que se burlan de
ellos por sus convicciones cristianas. Algunos
jóvenes expresan sus deseos a
las señoritas cuando salen, y si ellas no consienten
al sexo, no son invitadas
para salir la segunda vez. Esto les hace sentirse
rechazadas porque no ceden a
las demandas de los jóvenes. La iglesia cristiana
debe comunicar un mensaje de
esperanza para las personas que tienen que luchar en
contra de las presiones
hedonísticas del secularismo de nuestro día. Puede
ofrecer oportunidades para
que los jóvenes cristianos participen en paseos,
excursiones y otras actividades
donde no hay la tentación o la presión de echar a un
lado las convicciones
cristianas. A la vez, tenemos que ser más agresivos
en comunicar las ventajas
de esperar al matrimonio para el sexo y de ofrecer
medios aceptables de
sublimación de las energías sexuales en los jóvenes.
Podemos ofrecer
actividades sanas que hacen que sea aceptable no
ceder a las presiones de la
sociedad secular. Hay iglesias que han desarrollado
programas especiales para
ministrar a la juventud cristiana, y descubren que
hay una reserva tremenda de
talento y energía para invertir en el servicio del
Señor.
EL EMBARAZO PREMARITAL
Una situación compleja en la que hay que
ministrar
El pastor es llamado de cuando en cuando a aconsejar
a jóvenes que ya han
ido más allá de la etapa de decidir si deben
involucrarse en actividades
sexuales. Algunos vienen para consejo premarital y
abiertamente confiesan que
ya han tenido relaciones sexuales de una manera
regular por algún tiempo.
Otros vienen con el problema de embarazo premarital
y quieren saber si deben
tener un aborto en caso que sea legal en el país, o
casarse, o tener el niño y
darlo en adopción si el país ofrece esa posibilidad
legal como una opción.
Otros vienen con el problema de la culpa porque
ellos ya han recurrido a un
aborto ilegal y clandestino en el pasado. En algunos
casos los padres todavía
no saben el problema, y en otros casos los padres
acompañan a la joven que
está buscando consejo. ¿Qué puede decir el pastor, y
cómo puede ser útil en
estas situaciones?
Ayuda para la pareja
Primero, el pastor debe ser un agente que comunique
el perdón y la gracia de
Dios a los que están arrepentidos. No debe ser
condenatorio, porque en la
mayoría de los casos la persona ya se condena a sí
misma y puede haber
experimentado condenación y rechazamiento de padres
y amigos. Ella necesita
la seguridad de que Dios puede perdonar su pecado y
restaurarla a una
relación significativa con él y con los otros en la
sociedad. La iglesia puede ser
una comunidad de perdón y restauración. La familia
cristiana puede rodear a
esta persona con amor.
En caso de que los padres todavía no conozcan el
problema, el pastor puede
alentar a la joven a comprender que el mejor
procedimiento es dejar que lo
sepan inmediatamente. Puede ser necesario que el
pastor se ofrezca a ir a la
casa de los padres con la hija y estar presente
cuando comparta las noticias. El
puede orar en silencio para que los padres puedan
enfrentarse con la noticia y
manejar su propio enojo y dolor por la situación.
Puede abrir puertas para la
ventilación de los sentimientos por parte de todos
los que están presentes e
involucrados en el problema. Y sobre todo, debe ser
un agente de
reconciliación entre los padres y la hija y entre
ellos y Dios. Puede alentar un
tiempo de confesión, uno por uno, y promover un
tiempo de unidad en la
familia y de renovación de votos a Dios. Puede ser
un momento muy hermoso,
aun en medio de la tribulación para toda la gente
participante. En ocasiones,
experiencias trágicas como ésta ofrecen la base para
un nuevo principio en las
relaciones dentro de la familia.
El pastor debe tener cuidado de no hacer la decisión
acerca de alentar a la
pareja a casarse o a adoptar el niño. Puede ayudar a
la gente facilitándole
considerar todas las opciones de una manera
objetiva, y darles aliento cuando
escojan la opción que parece mejor para ellos en su
situación particular. Al
aconsejar a la gente acerca de la conveniencia del
aborto se ponen en juego las
convicciones personales del ministro. Su propia
convicción de cuándo
comienza la vida humana influirá en su consejo. El
necesita ser capaz de darle a
otra gente la opción de tener un punto de vista que
difiera del suyo. El puede
asegurarles que Dios entiende su situación y los
aceptará aunque su decisión
final sobre el asunto pueda diferir de la que él
personalmente tomaría. El debe
ser capaz de ser el agente para mediar la divina
gracia a la gente en su tiempo
de angustia.
El papel del pastor en este caso es sacar las
diferentes opciones, y ayudar a la
joven a considerar todas las facetas de los
resultados de las varias decisiones.
El puede ayudarle a ella a considerar cómo se
sentirá a cinco o diez años de
ahora cuando el niño pueda convertirse en víctima de
los devastadores
comentarios de sus compañeros en la escuela si ellos
saben que fue concebido
fuera del matrimonio. Una vez más, las actitudes
prevalentes de la comunidad
hacia esta circunstancia serán influyentes al tomar
una decisión. Si la joven es
capaz o no de asumir la responsabilidad de ganarse
la vida para sí misma y
para el niño es otro factor que debe considerarse.
¿Está disponible la abuela
para ayudar en el cuidado del niño? En algunos casos
el niño es entregado a los
abuelos para que lo críen. ¿Qué piensan ellos de
esto? Frecuentemente este
será el deseo de los abuelos, y en algunas culturas
no es nada extraordinario
que el hijo de uno de los hijos sea criado en su
hogar. Todos estos factores
hacen difícil establecer normas para proceder y
declarar cuál es la decisión
correcta que debe tomarse. Puede decirse que el
ministro ayudará a señalar a
la gente la guía y la dirección divinas y para
buscar la solución al problema. El
puede ser el mediador de este perdón divino, y luego
ayudar a la gente a
sentirse bien en cuanto a la bendición de Dios en su
decisión.
Ayuda para los padres
Cuando las familias tienen el problema de un
embarazo premarital, usualmente
los padres de la joven y el joven necesitarán mucha
ayuda. Dependiendo de las
circunstancias y de su reacción, ellos pueden tratar
de hacerse cargo y hacer la
decisión por su hija en cuanto al curso que hay que
seguir. Los padres deben
ser alentados a dar más libertad a la hija para que
ella considere alternativas y
llegue a una decisión de lo que debe hacer. Esto
puede ser muy difícil para el
padre o la madre, especialmente si ellos sienten que
su propia reputación, y en
algunos casos su posición de trabajo, están en
juego. Usualmente, también,
ellos serán los que pagarán los gastos médicos que
resulten del problema. Por
esta razón muchos querrán tomar la decisión. Un
padre me comentó mientras
se enfrentaba dolorosamente con este problema en su
propio hogar: “Ha sido
muy difícil para mí dejar que mi hija haga todas las
decisiones acerca de si se
quedará o no con el niño, si se casará con el joven,
y en cuanto a los planes
futuros, especialmente puesto que yo soy el que paga
las cuentas.”
Los padres necesitan tener una oportunidad de
ventilar su enojo, y el pastor
puede ser una persona comprensiva y neutral que
puede facilitar esta catarsis.
El puede alentar al padre y a la madre a dejar salir
su enojo y resentimiento en
una atmósfera de libertad y aceptación. Este será el
primer paso para alcanzar
el punto de ser capaz de perdonar y restaurar a su
hijo o su hija a una relación
de confianza con ellos.
En otros casos, la joven hija puede necesitar
externar sus sentimientos. Ella
puede buscar un “chivo expiatorio” (echarle a otros
la culpa) y sus padres
pueden ser el objeto de mucha de su hostilidad.
Puede ser por causa de mucha
o de muy poca libertad, por sentir falta de amor de
parte de sus padres, por
falta de disciplina, o por la preocupación de sus
padres con su trabajo o
negocio, u otros intereses que han resultado en un
aparente descuido de las
necesidades de la joven en el hogar. Cualquiera sea
la situación, y como sea
percibida, la hija y también los padres necesitan
sincerarse unos con otros,
perdonarse y buscar una nueva base para relacionarse
al enfrentar las
circunstancias difíciles en el futuro. El cuidado
pastoral en esta situación tomará
la forma de mediación y reconciliación. El pastor
puede ser útil no por predicar
mensajes a los miembros acerca de cómo deben
perdonar y amar, sino más
bien, siendo un partero que ayude a que nazcan estos
elementos.
Muchas veces los miembros de las iglesias están
ansiosos de comunicar que
ellos no condenan a la persona y por eso la llenan
de atención, afecto y regalos
materiales. Esto a veces deja la impresión de que
los jóvenes obtienen más
atención cuando hacen lo malo que cuando hacen lo
bueno. Las jóvenes de la
iglesia que resisten la presión de permitirse una
conducta inapropiada pueden
sentir que están escogiendo el curso de acción menos
deseable cuando ven a
los miembros de la iglesia, a veces los líderes,
corriendo al rescate de la
persona que ha hecho mal.
El ministro necesita la sabiduría de Salomón para
comunicar perdón sin poner
en un pedestal a la persona que ha cometido un acto
que ha resultado en
desgracia para su familia y para la comunidad
cristiana. Una joven que mantuvo
sus ideales cristianos y finalmente no se casó, se
quejaba de una de sus
condiscípulas, que durante sus años de colegio era
liviana con los jóvenes. Casi
todas las otras jóvenes la consideraban de conducta
dudosa, pero ella
finalmente se casó bien, tuvo una familia y era bien
respetada en su comunidad.
La que se había quedado soltera se preguntaba si
había escogido el mejor
curso de acción cuando comparaba su situación como
adulta con la de su
antigua condiscípula.
¿Cómo puede el pastor apoyar para mantener las
normas morales entre los
jóvenes en la iglesia y la comunidad y al mismo
tiempo ser agente de
comunicación de amor, aceptación y perdón para los
que caen en pecado?
Esta situación demandará lo mejor de la dedicación
del ministro, de su
inteligencia, de su objetividad y de su competencia
como ministro y consejero.
El debe poder predicar los ideales cristianos sin
compromiso; él también debe
poder comunicar la gracia perdonadora de Dios sin
vacilación. El tendrá un
verdadero desafío para dirigir a su congregación a
ser cristiana en todo
respecto al tratar con estos asuntos.
Otra tarea que requerirá las mejores capacidades del
ministro es el ministrar a
los padres y a sus hijos cuando surge alguna crisis.
Muchas veces los padres
están tan heridos, tan enojados y tan resentidos,
que reaccionan con amargura
extrema y con decisiones que son radicales. El
ministro debe ayudarles a
ventilar sus emociones en maneras que no sean tan
dañinas como lo serían si
trataran con sus hijos directamente en ese momento.
Tal vez él puede atenuar o
sanear este enojo antes que se digan cosas dañinas
que hagan el perdón y la
restitución más difíciles. Los jóvenes pueden hacer
lo mismo. Tal vez el ministro
puede cumplir la función del “chivo expiatorio” del
Antiguo Testamento
dejando que la gente eche sobre él sus pecados, su
enojo y su dolor, y
entonces irse al desierto con esas emociones,
aliviando así la situación de la
familia. El puede recibir las emociones negativas de
ambas partes y, sin
embargo, no sentirse atacado. Su propia distancia y
neutralidad son buenas
fuerzas que le ayudarán en este tiempo.
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