Zona 0
Abril 3 del 2015.
Un teólogo
contemporáneo comento en una ocasión:
“Aunque la
cultura Laica rigurosamente racional ocupa un papel preponderante y se concibe
a sí misma como el elemento unificador, lo cierto es que la compresión
cristiana de la realidad sigue siendo una fuerza activa.
A veces estos dos
polos opuestos están más cerca o más lejos entre si y más o menos dispuestos a
aprender el uno del otro o a rechazarse recíprocamente.
Estimado Rev. Manuel Morejón.
Fue una Bendición poder ayer en la
noche compartir unos minutos al teléfono. Esto era algo que había deseado ya
con alguna anterioridad pero las circunstancias, el tiempo disponible y la
ocasión, no fueron propicios hasta ayer.
Aun me siento raro en este lugar
después de pasar un tiempo, para mi considerable, trancado y con escasas
posibilidades.
En mi carta anterior exprese mi
agradecimiento por la Convicción de que este logro: además de deberse a la Intervención
divina, también se debe al esfuerzo de personas, entre está Usted, que no
vacilaron ni se rindieron Nunca.
Anoche en nuestra breve conversación hablamos sobre el perdón, es un tema que también
aborde como una necesidad vital que requerimos como cubanos, como nación, ante
Dios y ante los hombres, en mi anterior carta.
Alguien oportunamente pudiera añadir
que además de confesar los pecados nuestros como nación a fin de obtener el
perdón divino, deberíamos más bien pedir por los nuestros propios y que la historia da pruebas fehacientes de
estos.
Tener conocimiento de la historia en
muchos aspectos nos carga de tristeza y pesar al dominar el conocimiento de
hechos tristes que se registran en nuestra historia y que renegar de ellos solo
nos conduciría a cometer el error de repetirlas.
Por esta razón nunca he sido ciego a
los mismos. Siempre he rehusado a virar deliberadamente la cara como si no tuviese que ver conmigo.
Aunque tenemos como cristianos muchos apellidos, sigo creyendo que nuestra fe
en un solo Dios y Salvador nos hace Universal, por lo que en una manera u otra
nos encontramos indisolublemente ligados.
Hoy es viernes Santo. Un día en
muchos sentidos de oscuridad, para los
que no podían entender lo que sucedía justamente en aquel momento hace casi dos
mil años atrás, pero también, un día de liberación para todos los que desde la
fe, miramos la crucifixión, no como un asesinato sino, como un sacrificio de
expiación que nos libera, nos limpia del pecado, nos lleva a Dios.
Sobre esta base, con esta convicción
y tomando conciencia como cristiano de los atropellos y abusos cometidos en el
nombre de Dios, hoy además reitero en mi oración el perdón para ese pueblo Cristiano
Espiritual Histórico con el que también me siento estrechamente ligado.
Hoy pido perdón a los Judíos, los
hijos de Israel, el pueblo de la Alianza, como en muchas maneras fuimos nosotros en nombre de una fe que profesamos,
los perpetradores de muchos de los
Infortunios y desgracias que acompañaron a este pueblo que vivió como extranjeros por casi dos mil años en un mundo
que le cerraba puertas o se las habría, según su conveniencia
monetaria-mercantilista.
Les pido perdón en nombre de mi pueblo cristiano histórico
espiritual, cuando en medio de los
horrores del holocausto Judío, en nuestra gran mayoría cerramos nuestras
puertas, nuestros ojos y nuestros corazones,
negándoles el urgente socorro que las circunstancias exigían mientras
que eran masacrados, perseguidos y asesinados.
Pido perdón además al pueblo arable
cuando el extremismo, conveniencia y fanatismo religioso, nos llevó a imponerle una fe diferente, nos llevó a cometer
muchos actos en perjuicio de ellos, de sus familias, de su propia fe.
Pido perdón a los pueblos africanos
cuando aquellos que profesaban una fe similar a la mía, se ocuparon de forma
discriminada a explotarlos, esclavizarlos, torturarlos, tratarlos y cazarlos
como animales, despojarlo de sus pueblos, de sus familias, de sus países para
traerlos a un mundo y una suerte que nunca fue elección.
Pido también como cristiano, perdón a
este pueblo noble que además de todo lo citado, tuvo que sufrir la injusticia,
además de la explotación indiscriminada, la sujeción a leyes segregacionales
que los limitaban, los excluían de muchos espacios sociales, muchas veces y aun
contradictoriamente, por sus propios hermanos de la misma fe.
Solo con esta convicción podemos
entender ese profundo sentimiento que transmite en sus cartas a Dios, y que
solo pueden hacerlo con lágrimas en los
ojos.
En muchas de sus cartas expresan la
historia de sus vidas, una serie de maltratos, atropellos, violaciones,
sufrimientos y humillaciones perpetradas a ellos por otras personas que en
muchas ocasiones compartían su misma fe pero que en su erróneos conceptos,
ignoraban que para Dios solo existe una sola raza, la raza humana.
Pido perdón además, a todos aquellos
que ya en el pasado o aun en el presente, sufrieron o están sufriendo por
cualquier mal perpetrado en nombre de la fe cristiana, en nombre de la Cruz, en
nombre de Jesús de Nazareth.
Tener conciencia de nuestra
responsabilidad como hombres, como cristianos, de nuestras propias faltas y
colaborar en lo que pueda enmendar el mal deliberadamente Infringido, solo nos
acercara más al corazón de aquel que por amor al hombre se
hizo pecado y decidió ocupar nuestro lugar asumiendo los atropellos, maltratos,
aflicciones, fatigas, dolores y la peor muerte que podía existir, por amor a
nosotros.
Este mensaje, más que palabras
conmovedoras, o para algunos, sentimentales, ha de servirnos para revalorar
nuestra misión en el Mundo, en medio de nuestra Sociedad como Iglesia, como
cristianos.
El Genio Teológico que fue Karl Bath, expreso en una ocasión:
“La Iglesia es el Heraldo que corre
para anunciar su mensaje. No es un caracol con su casa a cuestas y que se halla
tan a gusto dentro de ella como para reducirse a sacar de vez en cuando sus
cuernecillos y pensar que con ello ya cumplió su obligación de mostrarse públicamente, no, La Iglesia vive
su cometido de heraldo, La iglesia es la “Compagnie de Dieu”. Allí donde viva
la Iglesia ha de responder a la cuestión
de si está sirviendo como heraldo o si solo vive para sí misma.”
En Mayo 2012, justo unos meses antes
que me detuvieran, pude compartir la bendición de hacer una visita a Tierra
Santa.
En la ocasión estuve en lo que, según
las descripciones de los evangelios y la geografía antigua, fue el sepulcro
donde se puso el cuerpo de Jesús cuando, después de muerto, le declararon de la
cruz y le pusieron en el sepulcro de José de Arimatea. Este lugar, para mi
apresacion, no es un lugar de lloros ni lamentos. El medio tampoco invita a
ello.
Este lugar, labrado en una roca, es
un lugar que inspira serenidad, valor, inspira esperanza y Fe.
Es solo un sepulcro, es solo un
sepulcro vacío.
Es un mensaje al mundo. A los que
hemos tenido la bendición de presenciarlo con nuestros ojos o bien, por los que
le conocen solo por los relatos bíblicos he históricos.
Es un mensaje de Victoria, es un
mensaje de convicciones, es un mensaje de aliento, de esperanza, de triunfo.
Es un mensaje que nos incita a la
reconciliación con Dios y con los hombres.
Es un mensaje que nos estimula, que
nos da valor para vivir la vida, y no cargarla como una molestia sino vivirla
como una liberación.
Es nuestro deber y cometido social
que nos corresponde asumir en este mundo, en nuestra Sociedad, en el Lugar,
cualquiera que este sea, en el que nos desenvolvamos.
Espero que este mensaje pueda ser de aliento,
bendición y curación a otras personas.
Con un fuerte abrazo
En Cristo Victorioso.
Raudel García Bringas.
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