martes, 7 de abril de 2015

Carta de gratitud de un reo en Cristo


Zona 0
Abril 3 del 2015.
Un teólogo contemporáneo comento en una ocasión:
“Aunque la cultura Laica rigurosamente racional ocupa un papel preponderante y se concibe a sí misma como el elemento unificador, lo cierto es que la compresión cristiana de la realidad sigue siendo una fuerza activa.
A veces estos dos polos opuestos están más cerca o más lejos entre si y más o menos dispuestos a aprender el uno del otro o a rechazarse recíprocamente.
                                                                              
Estimado Rev. Manuel Morejón.
Fue una Bendición poder ayer en la noche compartir unos minutos al teléfono. Esto era algo que había deseado ya con alguna anterioridad pero las circunstancias, el tiempo disponible y la ocasión, no fueron propicios hasta ayer.
Aun me siento raro en este lugar después de pasar un tiempo, para mi considerable, trancado y con escasas posibilidades.
En mi carta anterior exprese mi agradecimiento por la Convicción de que este logro: además de deberse a la Intervención divina, también se debe al esfuerzo de personas, entre está Usted, que no vacilaron ni se rindieron Nunca.
Anoche en  nuestra breve conversación hablamos  sobre el perdón, es un tema que también aborde como una necesidad vital que requerimos como cubanos, como nación, ante Dios y ante los hombres, en mi anterior carta.
Alguien oportunamente pudiera añadir que además de confesar los pecados nuestros como nación a fin de obtener el perdón divino, deberíamos más bien pedir por los nuestros propios  y que la historia da pruebas fehacientes de estos.
Tener conocimiento de la historia en muchos aspectos nos carga de tristeza y pesar al dominar el conocimiento de hechos tristes que se registran en nuestra historia y que renegar de ellos solo nos conduciría a cometer el error de repetirlas.
Por esta razón nunca he sido ciego a los mismos. Siempre he rehusado a virar deliberadamente la  cara como si no tuviese que ver conmigo. Aunque tenemos como cristianos muchos apellidos, sigo creyendo que nuestra fe en un solo Dios y Salvador nos hace Universal, por lo que en una manera u otra nos encontramos indisolublemente ligados.
Hoy es viernes Santo. Un día en muchos sentidos de oscuridad,  para los que no podían entender lo que sucedía justamente en aquel momento hace casi dos mil años atrás, pero también, un día de liberación para todos los que desde la fe, miramos la crucifixión, no como un asesinato sino, como un sacrificio de expiación que nos libera, nos limpia del pecado, nos lleva a Dios.
Sobre esta base, con esta convicción y tomando conciencia como cristiano de los atropellos y abusos cometidos en el nombre de Dios, hoy además reitero en mi oración el perdón para ese pueblo Cristiano Espiritual Histórico con el que también me siento estrechamente ligado.
Hoy pido perdón a los Judíos, los hijos de Israel, el pueblo de la Alianza, como en muchas maneras fuimos  nosotros en nombre de una fe que profesamos, los perpetradores   de muchos de los Infortunios y desgracias que acompañaron a este pueblo que vivió como  extranjeros por casi dos mil años en un mundo que le cerraba puertas o se las habría, según su conveniencia monetaria-mercantilista.
Les pido perdón en  nombre de mi pueblo cristiano histórico espiritual,  cuando en medio de los horrores del holocausto Judío, en nuestra gran mayoría cerramos nuestras puertas, nuestros ojos y nuestros corazones,  negándoles el urgente socorro que las circunstancias exigían mientras que eran masacrados, perseguidos y asesinados.
Pido perdón además al pueblo arable cuando el extremismo, conveniencia y fanatismo religioso, nos llevó  a imponerle una fe diferente, nos llevó a cometer muchos actos en perjuicio de ellos, de sus familias, de su propia fe.
Pido perdón a los pueblos africanos cuando aquellos que profesaban una fe similar a la mía, se ocuparon de forma discriminada a explotarlos, esclavizarlos, torturarlos, tratarlos y cazarlos como animales, despojarlo de sus pueblos, de sus familias, de sus países para traerlos a un mundo y una suerte que nunca fue elección.
Pido también como cristiano, perdón a este pueblo noble que además de todo lo citado, tuvo que sufrir la injusticia, además de la explotación indiscriminada, la sujeción a leyes segregacionales que los limitaban, los excluían de muchos espacios sociales, muchas veces y aun contradictoriamente, por sus propios hermanos de la misma fe.
Solo con esta convicción podemos entender ese profundo sentimiento que transmite en sus cartas a Dios, y que solo pueden hacerlo  con lágrimas en los ojos.
En muchas de sus cartas expresan la historia de sus vidas, una serie de maltratos, atropellos, violaciones, sufrimientos y humillaciones perpetradas a ellos por otras personas que en muchas ocasiones compartían su misma fe pero que en su erróneos conceptos, ignoraban que para Dios solo existe una sola raza, la raza humana.
Pido perdón además, a todos aquellos que ya en el pasado o aun en el presente, sufrieron o están sufriendo por cualquier mal perpetrado en nombre de la fe cristiana, en nombre de la Cruz, en nombre de Jesús de Nazareth.
Tener conciencia de nuestra responsabilidad como hombres, como cristianos, de nuestras propias faltas y colaborar en lo que pueda enmendar el mal deliberadamente Infringido, solo nos acercara más al corazón de aquel que por amor al hombre     se hizo pecado y decidió ocupar nuestro lugar asumiendo los atropellos, maltratos, aflicciones, fatigas, dolores y la peor muerte que podía existir, por amor a nosotros.
Este mensaje, más que palabras conmovedoras, o para algunos, sentimentales, ha de servirnos para revalorar nuestra misión en el Mundo, en medio de nuestra Sociedad como Iglesia, como cristianos.

El Genio Teológico que fue Karl Bath, expreso en una ocasión:
“La Iglesia es el Heraldo que corre para anunciar su mensaje. No es un caracol con su casa a cuestas y que se halla tan a gusto dentro de ella como para reducirse a sacar de vez en cuando sus cuernecillos y pensar que con ello ya cumplió su obligación de mostrarse  públicamente, no,  La Iglesia vive su cometido de heraldo, La iglesia es la “Compagnie de Dieu”. Allí donde viva la Iglesia  ha de responder a la cuestión de si está sirviendo como heraldo o si solo vive para sí misma.”
En Mayo 2012, justo unos meses antes que me detuvieran, pude compartir la bendición de hacer una visita a Tierra Santa.
En la ocasión estuve en lo que, según las descripciones de los evangelios y la geografía antigua, fue el sepulcro donde se puso el cuerpo de Jesús cuando, después de muerto, le declararon de la cruz y le pusieron en el sepulcro de José de Arimatea. Este lugar, para mi apresacion, no es un lugar de lloros ni lamentos. El medio tampoco invita a ello.
Este lugar, labrado en una roca, es un lugar que inspira serenidad, valor, inspira esperanza y Fe.
Es solo un sepulcro, es solo un sepulcro vacío.
Es un mensaje al mundo. A los que hemos tenido la bendición de presenciarlo con nuestros ojos o bien, por los que le conocen solo por los relatos bíblicos he históricos.
Es un mensaje de Victoria, es un mensaje de convicciones, es un mensaje de aliento, de esperanza, de triunfo.
Es un mensaje que nos incita a la reconciliación con Dios y con los hombres.
Es un mensaje que nos estimula, que nos da valor para vivir la vida, y no cargarla como una molestia sino vivirla como una liberación.
Es nuestro deber y cometido social que nos corresponde asumir en este mundo, en nuestra Sociedad, en el Lugar, cualquiera que este sea, en el que nos desenvolvamos.
Espero   que este mensaje pueda ser de aliento, bendición y curación a otras personas.

Con un fuerte abrazo
En Cristo Victorioso.

Raudel García Bringas.  


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