viernes, 3 de febrero de 2017

EL GOCE ANTICIPADO DEL PORVENIR

             
   Palabras griegas


ARRABON
Arrabon tiene uno de los trasfondos más interesantes y humanos de todas las palabras del NT. Unicamente Pablo la utiliza, y, al parecer, es una de sus palabras favoritas porque la usa tres veces y siempre con relación a lo mismo. En 2 Co. 1:22, dice que Dios nos ha dado el  arrabon del Espíritu Santo en nuestros corazones. En 2 Co. 5:5; habla también del  arrabon del Espíritu Santo, y, en Ef. 1:14, se refiere al Espíritu Santo como el  arrabon de nuestra herencia. En cada uno de los tres casos, la Versión Reina Valera Antigua traduce  arrabon con la palabra "prenda". La Versión Popular dice "garantía", y, la Versión Reina Valera, revisión de 1960, traduce "arras".

En el griego clásico,  arrabon significa regularmente la señal en dinero que un comerciante tenía que depositar por anticipado cuando cerraba un trato, dinero que perdía si la operación no se llevaba a cabo. Era la primera entrega o plazo que se pagaba en señal y, a la vez, garantía de que el resto sería amortizado a su debido tiempo.

La palabra es muy común en los papiros, relacionada con documentos comerciales y contratos. Milligan cita algunos usos muy interesantes de ella. Cierta mujer estaba vendiendo una vaca y recibió mil dracmas como  arrabon de que el resto del precio sería pagado. Determinadas bailarinas fueron contratadas para las fiestas de un pueblo; se les adelantó una cierta cantidad en dracmas como  arrabon y se estipuló que dicha cantidad sería tenida en cuenta cuando, tras la representación, cobraran. Y -un ejemplo divertido- cierto hombre escribe: "Con relación a Lampón, el cazador de ratones, le pagué para ti ocho dracmas, como  arrabon, para que cace ratonas cuando están preñadas". El anticipo se hace como garantía del pago completo, por lo que Lampón proseguirá con la tarea de cazar ratones aun cuando el ritmo sea bueno. Así, pues, en el griego secular contemporáneo del NT,  arrabon es normalmente la parte de un pago que se da como seguridad y garantía de que el resto se liquidará después; es una entrega o plazo, pagado por adelantado que es prueba y señal de que la suma total será abonada a su debido tiempo.

Ahora bien, Pablo siempre usa la palabra en conexión con el Espíritu Santo. Por tanto, lo que Pablo está diciendo es que la donación que Dios nos hace del Espíritu Santo, aquí y ahora, es un plazo o entrega, una garantía, un goce anticipado de la vida que el cristiano vivirá, algún día, junto a él.
Las palabras del Apóstol tenían un trasfondo judío. Para un judío, el Espíritu Santo de Dios tenía dos grandes funciones. (a) Dios se dirigía al hombre a través de su Espíritu Santo. El profeta habló porque el Espíritu Santo del Señor estaba sobre él. Fue el Espíritu Santo de Dios quien reveló a Simeón que, antes de morir, vería al Ungido del Señor (Lc. 2:25). (b) Pero, también, era el Espíritu Santo quien, morando en el corazón del hombre, capacitaba a éste para reconocer la verdad de Dios cuando la oía. Los judíos creían que el Espíritu Santo de Dios operaba desde  fuera del hombre, trayéndole la verdad,  y, desde  dentro, capacitándolo para reconocerla. El Espíritu Santo, para ellos, era a la vez revelador y piedra de toque de la verdad.


Por eso, cuando Pablo usa la palabra  arrabon respecto del Espíritu Santo, su pensamiento es que el conocimiento imperfecto que los hombres poseen ahora es como el primer plazo de todo el conocimiento que un día poseerán; que lo que Dios les ha dicho ahora es la señal y garantía de que un día les dirá todo; que el gozo que viene al hombre ahora, en el Espíritu, es la señal del perfecto gozo que habrá en los cielos. El Espíritu Santo, para el Apóstol, es la garantía que Dios nos da de que, aunque ahora veamos por espejo, oscuramente, algún día veremos cara a cara, y de que, aunque ahora sólo conozcamos en parte, un día conoceremos como fuimos conocidos (1 Co. 13:12).



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