Raudel
García Bringas
Email:
rgbringas@gmail.com
Ante:
Las autoridades que correspondan.
“No
hay virtud con impiedad”
Félix
Varela
Ante
toda persona en cuestión por su responsabilidad; cargo en ejercicio
o bien, tenga la potestad de tomar decisiones; vengo en nombre de
José
Demetrio Esquijarosa Rodríguez,
quien desde abril del año 2013 se encuentra cumpliendo una sanción
de 20 años de privación de libertad debido a causas referentes a
fraudes económicos.
De
los tres años que hube de cumplir en prisión, de hecho; el total de
mi sentencia; fue justamente con Demetrio con quien más tiempo hube
de pasar en la Sala de Penados del Hospital Salvador Allende.
Una
persona cuando es joven, tiene buena salud y fuerzas tanto en sus
brazos como en su mente; es capaz de pensar, hasta soñar si se puede
decir adecuadamente; con un futuro, ya cercano o lejano; con lograr
cosas en su vida, envejecer y hasta morir a los 100 años con todos
sus sueños logrados.
Esa
es la bendición de ser joven, sentirse fuerte y capaz de conquistar
el mundo.
Lamentablemente,
desde hace varios años, ya no es el sueño de José Demetrio. La
vida y el pensamiento cambian radicalmente cuando te anuncian que vas
a hemodiálisis; que son MUY ESCASAS las posibilidades reales de un
trasplante de riñón y, contando con su edad; las perspectivas de
vida pueden, con mucho cuidado, lo sumo 9 años, quizás 10.
¿Qué
perspectiva de futuro puede quedar en una persona cuando lleva casi 9
años en hemodiálisis?
Ya
sabes que tu futuro es incierto; sabes que dependes ahora de una
maquina a la que por urgente necesidad tienes que conectarte
INVIOLABLEMENTE varias veces por semana; sabes que todo ahora es
incierto y que, en vez de 100 años, puedes ajustarte a vivir, con
sumo cuidado, un total de 10 años; y esto, en buenas condiciones y,
por supuesto; siempre no falta la “espada de Democles” que está
colgada sobre su cabeza cuando termina cada sección de hemodiálisis.
Esta,
a grandes rasgos; es la suerte de mi estimado José Demetrio.
No
se está cuestionando en modo alguno si su sentencia fue correcta o
no; no se está cuestionando el dictamen de Medicina Legal ni mucho
menos las gestiones hechas por parte del Ministerio del Interior. Se
está apelando a la humanidad que puede y estoy seguro, aún existe
detrás de un uniforme; detrás de una persona que debe firmar un
documento. Estoy apelando a las personas que puedan leer este
documento, a tener conciencia de que estamos hablando de la vida de
un hombre que lleva, además de los 20 años de sentencia, la CADENA
PERPETUA
de conectarse cada 48 horas a una máquina a fin de que su vida pueda
prolongarse por un par de días más.
No
es preciso que se argumente como respuesta que “él mismo en
cuestión, ya está en un hospital”, aunque a ciencia cierta aún
no sé bien si la sala de Penados es un Hospital o parte de una
Prisión.
En
modo alguno no se está cuestionando ahora la atención de las
personas, tanto civiles como militares de este centro. Yo mismo puedo
dar fe de la calidad humana de las personas del mismo, sin embargo;
hay una realidad que es imposible olvidar y de la que persuado, se ha
de ser consiente,
JOSE DEMETRIO ESTA PRESO
y; aun en una sala de penado, el mismo cuenta como un recluso.
He
sido testigo también de cómo el gobierno ha concedido permisos
extrapenales a personas que han sido un verdadero PELIGRO SOCIAL,
sobre la base de la “humanidad del estado cubano”. Personas que,
por cierto; antes de cumplir su tiempo de extrapenal han tenido que
recluirlos nuevamente en centros penitenciarios por delitos similares
o, tristemente, más graves de los cometidos anteriormente.
Ahora
pregunto, ¿Es que José Demetrio ha sido el peor de todos los
hombres? Es que el que es capaz de cegar una vida; de atentar contra
la tranquilidad de un hogar, ¿tiene mayores privilegios cuando se
habla de humanidad? ¿Qué puede significar que las personas en
ejercicio de quienes es su responsabilidad, en un acto de humanidad y
virtud ofrezcan la posibilidad a José Demetrio de volver a su casa?;
volver a su casa no para cometer un nuevo crimen, no; volver a su
casa para tener una mejor atención; para tener el cariño de los que
le aman, como también el apropiado cuidado que merece su delicado
estado
de salud
y que no es secreto para nadie en todo el sentido que puede abarcar
la frase.
Apelo
a esa virtud; apelo a la humanidad que aún queda en las personas,
apelo en mi fe a mi Dios, a fin de que José Demetrio pueda regresar
a su casa; pueda regresar a los suyos; pueda vivir en paz el tiempo
que Dios disponga de su vida.
Llamo
no solamente a las autoridades sino, además; a toda persona a que
tomen conciencia de esta situación y que en tiempo prudente, se
pueda conceder a José Demetrio el acto de clemencia que hoy
solicito.
Muy
Atentamente
Raudel
García Bringas
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