por
James E. Hightower
EDITORIAL
MUNDO HISPANO
©
2003
EL
CUIDADO
PASTORAL
DESDE
LA CUNA
HASTA
LA TUMBA
Por
JAMES
E. HIGHTOWER
RECOPILADOR/AUTOR
Edgar
Morales
Traductor
CASA
BAUTISTA DE PUBLICACIONES
ÍNDICE
Prefacio
6.
Adultos
Mayores:
Crepúsculo
o Amanecer?
Albert
L. Meiburg
7.
Acercamiento
hacia
un Cuidado Integral
James
E. Hightower
PREFACIO
Al
viajar a través de los Estados Unidos para dirigir talleres sobre el
cuidado
pastoral,
he
observado
un vacío en la literatura sobre el asunto. Los ministros necesitan
un
manual
que pueda ayudarles a observar rápidamente el desarrollo de algunos
asuntos
que las personas confrontan, y que les dé algunas ideas de cómo la
iglesia
puede ministrar efectivamente a esas personas.
Comencé
leyendo la literatura de Lewis Sherrill The
Struggle of the Soul (La
Lucha
del Alma), de Gail Sheehy Passages
y
Pathfinders
(Pasajes
y
Exploradores),
de Daniel Levinson The
Seasons of a Man s Life (Las
Etapas
en
la Vida del Hombre) y de Roger Gould Transformation
(Transformaciones).
En ningún lado fueron los dos asuntos de desarrollo y
ministerio
enlazados en la manera que yo esperaba. Sabiendo que yo no podía
desempeñar
esa gran tarea por mí mismo, me puse en contacto con seis de los
más
famosos teóricos y practicantes en la vida de los Bautistas del Sur.
Los
invité
a unirse a mí en esta aventura. Ellos se entusiasmaron viendo las
posibilidades
y de allí comenzamos.
Encontramos
que es más fácil escribir sobre la teoría que sobre los aspectos
prácticos
del ministerio. Es en medio de esa tensión dolorosa que este libro
puede
ser de mayor ayuda. No sólo estamos preocupados por lo que le pasa a
la
gente, sino que también por la manera en que se les puede ministrar
más
efectivamente.
Cos
Davis contribuye con su experiencia particular como pastor por quince
años,
profesor en el área de educación preescolar por cinco años y
trabajador
denominacional
en el área preescolar. Actualmente es supervisor de la sección
de
programa para preesscolares en el Departamento de Escuelas
Dominicales
de
la Junta de Escuelas Dominicales de la Convención Bautista del Sur.
Bruce
Powers ha servido a iglesias bautistas en Kentucky, Georgia y Florida
por
doce años. Sirvió a la denominación bautista a través de la Junta
de
Escuelas
Dominicales por seis años. Desde 1978 ha sido profesor de
Educación
Cristiana en el Seminario Teológico Bautista del Sureste.
Jim
Minton es actualmente profesor ayudante de educación juvenil en el
Seminario
Teológico Bautista de Nueva Orleans. El aporta su experiencia
como
ministro de la juventud y profesor en este trabajo.
Thom
Meigs ha servido como pastor por cinco años, como capellán por
cinco
años
y seis años como profesor sobre el cuidado pastoral y la sicología
de la
religión.
El presenta su percepción de los jóvenes adultos desde estas tres
áreas.
George
Gaston ha pasado la mayoría de su carrera en el ministerio pastoral
en
iglesias
locales. Habiendo sido pastor en Texas y Louisiana, él está
preparado
para
hablar del ministerio práctico que se trata en este libro. Por
varios años
sirvió
como profesor ayudante sobre el ministerio pastoral en el Seminario
Teológico
Bautista del Sudoeste. Actualmente es pastor de la Iglesia Bautista
Willow
Meadows, en Houston, Texas.
Al
Meiburg ha tenido una distinguida carrera como pastor, profesor
universitario,
capellán y ahora como profesor de teología en el Seminario
Teológico
Bautista del Sureste. Su interés particular es ministrar a los
ancianos,
según
se evidencia en el capítulo que escribió.
Personalmente,
he servido como pastor en Georgia, Kentucky, Indiana y
Tennessee.
Anteriormente, antes de asumir mi posición en la Junta Bautista de
Escuelas
Dominicales, fui pastor asociado en la Iglesia Bautista San Carlos,
en
Nueva
Orleans, Louisiana. Actualmente,
sirvo
como especialista en el ministerio pastoral, trabajando en las áreas
de
proclamación
y cuidado pastoral.
Se
ha hecho el esfuerzo por dejar intacto el estilo de cada colaborador.
No se
ha
intentado omitir las duplicaciones, porque un ministro puede tener
interés
particular
en los adolescentes y el otro en los ancianos. Los lectores notarán
que
algunos escritores usan pronombres masculinos en el sentido genérico.
Este
libro se ofrece como in instrumento en el ministerio para las
personas que
cuidan
de otros. El libro se centra en el cuidado pastoral a las personas.
Oremos
que sea una ayuda hacia ese fin.
James
E. Hightower
CUIDADO
PASTORAL CON LOS ADULTOS MAYORES
¿Cómo
puede ofrecerse efectivamente cuidado pastoral a los ancianos a la
luz
de
las perspectivas de desarrollo? Esa es la pregunta a ser explorada.
La
discusión
que sigue da atención tanto a la práctica del cuidado pastoral como
a
las
suposiciones que pueden guiarla y corregirla.
Suposiciones
Guiadoras
Nosotros
traemos ciertas suposiciones acerca de la tarea a cualquier
ministerio:
sobre
lo que ella envuelve y sobre nosotros. Por lo mismo, antes de
proceder a
la
práctica actual, debemos tratar de poner en palabras ciertos
principios que
hacen
más efectiva la tarea.
1.
Los
que proveen cuidado deben enfrentarse con su propio
envejecimiento.Para
que el cuidado pastoral sea efectivo, el agente, pastor
o
laico, debe ser emocionalmente accesible a la persona a quien está
cuidando.
En
el contexto de los ancianos, esto significa que los que proveen
cuidado
deben
haber dado un vistazo a sus sentimientos acerca de su propio
envejecimiento.
Descuidar esto es arriesgarse hacia la superficialidad.
Por
ejemplo, algunas autoridades sugieren que el miedo a la muerte es
virtualmente
universal, y que nosotros tendemos a lidiar con él por medio de
varias
estrategias mentales de las cuales la principal es la negación. Por
lo
mismo,
porque los ancianos nos recuerdan el fin último de nuestra vida,
pudiéramos
inclinarnos a un patrón de evasión.
Nosotros
podemos evitar la amenaza del envejecimiento en dos direcciones.
Por
un lado, podemos idealizar la vejez enfatizando sus recompensas y
bendiciones,
pero ignorando sus dolores y luchas. Esto, frecuentemente, resulta
en
un acercamiento superficial al ministerio en el cual se da mayor
atención a la
actividad
por el simple hecho de hacerlo, pero la gente no es inspirada a
explorar
sus preocupaciones más profundas.
Por
otro lado, podemos hacer aparecer la vejez como un “demonio”,
viendo
únicamente
sus sufrimientos e ignorando sus posibilidades de crecimiento.
Nuestros
temores, por lo tanto, pueden hacernos que evitemos envolvernos
con
los adultos mayores. De cualquier manera, no se sirve bien a los
adultos
mayores.
La
importancia de los sentimientos de uno hacia el cuidado pastoral a
los
ancianos,
me fue aclarado cuando un estudiante en el seminario, con interés
especial
en el cuidado pastoral, se inscribió en mi curso: “Ministerio a
las
Personas
Mayores.” Este estudiante compartió conmigo que él se había
inscrito
en
el curso debido al temor que tenía de la gente anciana. El trazó
este temor
hasta
su niñez porque uno de sus abuelos que vivió en su hogar, hizo
miserable
su
vida y la de sus padres.
A
sugerencia mía, él llegó a ser un capellán voluntario en un asilo
de ancianos.
Según
comenzó a reconocer su renuencia para relacionarse con los ancianos,
su
actitud comenzó a cambiar. El llegó a interesarse bastante por una
anciana
que
por mucho tiempo no había hablado en aquel lugar. Un día, mientras
él la
visitaba,
¡ella abrió sus ojos y le habló! Este fue su punto de retorno.
Después
de
graduar del seminario, él decidió prepararse para una carrera de
tiempo
completo
en el ministerio a los adultos mayores.
2.
Cuidar
“con” es mejor que cuidar “por”.Una
preposición es una
palabra
pequeña, pero a veces hay una gran diferencia en el significado.
Cuidar
“por”
implica que el recipiente del cuidado es, de alguna manera,
dependiente.
En
contraste, cuidar “con” lleva la connotación de un sentido de
camaradería y
mutualidad.
El concepto de cuidar “con” enfatiza la importancia de ver a los
adultos
mayores como siendo capaces de autodirección, tomar decisiones y
cuidar
de otros. Cuando se cuida “con”, se apoya la autonomía y la
dignidad de
las
personas.
La
noción de cuidar “por” puede inconscientemente confirmar la
pobre imagen
de
algunos adultos mayores. Algunos suponen que cuando la persona llega
a la
edad
del retiro, debe retraerse de la “vida activa” y dejar que los
más jóvenes
“se
hagan cargo” de las cosas. Cuando cuidamos “por”, podemos
animar a la
pasividad
y no envolvimiento.
Una
buena indicación sobre si acaso estamos cuidando “con” o “por”
la gente
anciana,
es el grado de participación que los adultos mayores tienen en
planear
y
ejecutar los ministerios de la iglesia para con los ancianos. Buscar
la sabiduría
de
los miembros ancianos de la iglesia al planear los programas de la
misma, les
dice
a ellos que aún se les necesita.
3.
El
cuidado a los ancianos debe envolver a toda la familia.Janet
había
estado
esperando la fecha de su retiro desde hacía algún tiempo. Después
de
una
larga carrera, ella había deseado un poco de libertad para viajar,
visitar
amigos
y gozar de un poco más de tiempo libre. Su mamá también había
estado
esperando
el retiro de Janet, pero por razones diferentes. Ella había estado
viviendo
sola en su casa de campo desde que su esposo muriera años atrás,
pero
ahora estaba muy débil para continuar sin ninguna ayuda.
Frente
a las necesidades de su madre, Janet sintió que no tenía otra
solución
sino
aplazar sus propios planes. Vendió su casa en la ciudad y se mudó
otra
vez
a “casa”. La madre esperaba la atención total de Janet. Janet
confesó lo
siguiente
a su pastor: “Yo amo a mi madre, pero estoy frustrada, enojada y
deprimida.
Si trato de hacer de la casa de campo mi hogar, mi madre se opone;
aún
así, ¡ella insiste en que yo esté allí todo el tiempo!”
Aquí
tenemos un ejemplo de la vida real sobre la importancia de subrayar
que,
al
cuidar de los ancianos, debemos tomar en cuenta toda la familia y no
sólo al
anciano
aisladamente. En esta situación, las necesidades de la hija estaban
en
conflicto
con las de su madre. El cuidado pastoral en esta situación, tendría
que
tomar
en cuenta las necesidades de ambas.
El
dilema de Janet es una creciente preocupación muy común entre los
adultos
que
apenas están llegando a la edad de su retiro: cómo mantener su
propia vida
y
salud mientras sostienen a sus padres ancianos. Varios factores
subrayan la
importancia
de temas familiares relacionados con el cuidado a los ancianos.
La
mayoría de los ancianos tienen familias que cuidan de ellos y con
quienes
tienen
comunicación bastante frecuente. El mito de que la mayoría de los
ancianos
son descuidados por sus hijos ha sido desmentido por un buen
número
de estudios.
Algunos
ancianos están sin hijos y necesitan su substituto. Apoyo emocional
puede
ser provisto por los amigos, otros familiares y por la iglesia.
El
papel de cuidar a los padres ancianos es más frecuentemente asignado
a las
mujeres.
En este tiempo cuando muchas mujeres trabajan fuera de su casa, es
posible
que se sientan severamente sobrecargadas con esto, ya que ellas aun
pueden
tener hijos adolescentes en el hogar. El cuidado efectivo debe ser
sensitivo
al impacto de la vejez sobre toda la estructura de la familia.
4.
Cuidar
incluye movilizar los recursos disponibles.Arnoldo
había estado
viudo
desde hacía doce años, antes de que se le desarrollara una
enfermedad
incurable
en el cerebro. El no tenía hijos, pero sus amigos se preocuparon por
él.
Al principio, cuando sus limitaciones eran mínimas, ellos lo
mantuvieron
ocupado
en cosas, llevándolo al trabajo y asignándole tareas de rutina que
él
todavía
podía hacer.
Sin
embargo, vino un tiempo cuando fue necesario que él se retirara
debido a
su
incapacidad. Aún así, sus amigos estuvieron junto a él. Uno de
ellos venía a
su
casa cada semana para ayudarle a pagar sus deudas. A veces, otro lo
llevaba
a comer a algún lugar. Un tercero lo llevaba al barbero cuando era
necesario.
Por
cerca de un año Arnoldo fue capaz de permanecer en su propia casa,
gracias
a los esfuerzos heróicos de su “familia”, junto con la ayuda de
algunas
instituciones
sociales y una persona pagada para que lo acompañara. Las
necesidades
de Arnoldo eran tan grandes y variadas que ninguna persona y
agencia
social sola podía satisfacerlas todas. Cuidar de Arnoldo requirió
de un
esfuerzo
en equipo.
Cuidar
de los ancianos generalmente es más efectivo cuando se hace como un
esfuerzo
en equipo, en vez de tomarlo como una carga personal. Si usted se
siente
abrumado por las necesidades de un anciano, considere la posibilidad
de
solicitar
la ayuda de otros: familia, amigos, agencias comunitarias. Busque las
agencias
de servicio social en su comunidad (o país) para saber con qué
ayudas
cuenta.
Mientras
vemos la práctica del cuidado pastoral, tendremos ocasión para
referirnos
a estas suposiciones guiadoras.
La
Práctica del Cuidado Pastoral
La
vejez puede extenderse por treinta o más años, haciéndolo uno de
los
períodos
más largos en la vida de uno. Así como nosotros entendemos las
necesidades
de los adolescentes, como siendo diferentes a las de los bebés, de
la
misma manera entendemos que dentro de los años de la vejez hay una
diversidad
de necesidades. Los gerontólogos sugieren que las necesidades en la
vida
de la persona recién retirada, difieren grandemente de los
octagenarios.
Manteniéndonos
en el esquema general de este libro, veremos primero el
cuidado
pastoral a los ancianos más “jóvenes”.
1.
Habilitación
y Reto: Cuidado a los Ancianos “Jóvenes”.Los
temas
principales
en el cuidado pastoral a los ancianos “jóvenes” son habilitación
y
reto.
Por “habilitación” se quiere señalar el esfuerzo del pastor en
abrir las
puertas
para su continua participación, tanto en la iglesia como en la
comunidad.
Por “reto” se señala a los esfuerzos del pastor para estimular
el
crecimiento
personal y el desarrollo de las personas.
El
retiro del trabajo es uno de los más significativos, pero todavía
ambiguos,
pasajes
en el ciclo de la vida. Muchas personas esperan este tiempo como
recompensa
a una larga vida de duro trabajo. Al mismo tiempo, pueden temer
su
connotación de “ser puestos en el estante”.
Nosotros
no tenemos una ceremonia para esta pasaje, excepto la “cena de
retiro”,
y nunca se ha tenido ni eso para las mujeres cuyas carreras son de
madre
y ama de casa. John
Westerhoff y William Willimon han ofrecido
sugerencias
valiosas para un servicio de adoración para reconocer a quienes se
retiran.
Tal servicio busca interpretar este evento a la luz del evangelio,
afirmar
la
continua personalidad de quienes se retiran y dramatizar los retos y
oportunidades
de su nueva vida. Sin embargo, hasta que la iglesia haya guiado
a
la gente a confrontar los cambios significativos en sus vidas desde
la
perspectiva
de la fe, simplemente tener servicios de reconocimiento no será de
mucho
significado.
Cuando
el individuo tiene algo que decir sobre el comienzo actual del
retiro,
tiene
algunos recursos financieros asegurados y está razonablemente bien
de
salud,
la perspectiva pareciera ser una de recibir bien el sentido de
libertad.
Afirmar
esta libertad y explorar su significado para quien está por
retirarse, es
una
forma apropiada de habilitarle en esta fase del envejecimiento.
Veamos un
ejemplo:
Vivian
es una viuda que no tiene hijos. Ella ha sido muy feliz en su carrera
con
una
empresa nacional. Su esposo había operado su propio negocio. Después
de
que él murió, ella continuó con su propio trabajo, se quedó en la
misma casa
y
se gozó con sus amigos en el templo. Sin embargo, cuando llegó a la
edad
para
retirarse, ella decidió mudarse a su lugar de procedencia para estar
cerca
de
sus hermanos.
Para
Vivian, el retiro que escogió parece que fue muy bueno. Ella compró
un
bonito
apartamento con algo de mobiliario nuevo. Su salud es muy buena.
Mantiene
contacto con su familia y hace trabajo voluntario. Vivian es típica
de
la
nueva generación de personas “ancianas jóvenes” y energéticas
que tienen
confianza
en sí mismas, son útiles y felices.
El
cuidado pastoral con personas como Vivian incluiría la afirmación
de su
libertad
y explorar sus metas para su retiro. El pastor en la comunidad a
donde
ella
se mudó le pudiera haber ayudado a descubrir maneras en las cuales
sus
talentos
e intereses podían ser útiles para la iglesia y la comunidad. El
pudo
presentarla
a aquellos que en la iglesia podían incluirla en actividades. Bien
pudiera
haber sido enlistada como un miembro del concilio de los adultos
mayores
para ayudar a planear un balanceado programa de estudio bíblico,
educación,
recreación y ministerios de alcance.
Los
adultos mayores en ciertas profesiones son capaces de manejar su
propio
retiro,
como un proceso en vez de un evento. Ellos elaboran una reducción
gradual
en las demandas, a un paso con el cual ellos se sientan confortables.
Esto
les da tanto el deseo de un sentido de libertad como la satisfacción
del
trabajo
que ellos gozan.
A
muchas personas ancianas les gustaría continuar en algún empleo en
el cual
pudieran
sentirse bien. En este respecto, Alicia ha sido muy afortunada. Ella
fue
la
mayor en una familia de seis y se crió en el campo. Su padre, un
hombre
industrioso
que vivió hasta la edad de ochenta y cuatro años, deseaba que
Alicia
fuera maestra y le ayudó a ir a la universidad. Ella comenzó a
enseñar,
pero
abandonó la carrera cuando se casó, para trabajar en el negocio de
su
esposo.
A
los cuarenta años, Alicia inesperadamente resultó embarazada. Ella
y su
esposo
siempre habían deseado tener hijos, pero el médico les había dicho
que
no
podrían lograrlo. Alicia se “retiró” para convertirse en una
madre de tiempo
completo
de una linda niña. Esta, su tercera “carrera”, duró quince
años.
Cuando
su hija ya estaba en la escuela secundaria, Alicia compró una
pequeña
tienda
en la cual se gozó atendiéndola hasta que su esposo murió. Esto
fue algo
terrible.
Ella vendió la tienda y tomó un tiempo para pensar acerca de su
futuro.
Después,
al tiempo cuando la mayoría de las personas se retiran, Alicia
encontró
un trabajo para los fines de semana en un hospital cercano, como
operadora
de teléfono suplente. A los setenta y ocho años, su “trabajo de
retiro”
la puso en contacto con la gente, le dio la satisfacción de servir a
su
comunidad
y, sobre todo, las demandas no son gravosas.
La
libertad y el significado del retiro que Vivian y Alicia encontraron
no son de
ninguna
manera universales. Si la decisión de retirarse es impuesta por
enfermedad
o contrato de empleo, puede no ser bien recibida. Puede causar
sentimientos
de amargura o incapacidad. Cuando éste es el caso, el cuidado
pastoral
puede habilitar a la persona para explorar sus alternativas y
experimentar
con un nuevo estilo de vida.
Aun
cuando el retiro sea bien recibido, puede haber algunas
complicaciones no
anticipadas.
El pastor no debe desestimar el significado del cambio de empleo
al
retiro. Algunos amigos bien intencionados y aun otros ya retirados,
pueden
fallar
en apreciar el impacto de los cambios que trae el retiro.
Un
“choque de retiro” puede resultar por el sentido de pérdida en
una persona
que
tiene fuertes ataduras con su trabajo, y que ha encontrado en él un
sentido
de
propósito e identidad. Personas molestosas en su edad mediana o
amigos
más
jóvenes, cuya imagen del retiro es una de vacaciones sin fin,
pudieran
envidiar
la independencia que goza su amigo retirado de los horarios y fechas
límite.
Por lo tanto, ellos pueden ignorar los sentimientos mixtos de quien
se
retira,
expresando lo que asumen en expresiones tales como: “Ahora que
tienes
suficiente
tiempo en tus manos, ¿por qué no me ayudas con este trabajo
voluntario?”
O, “Bueno, estoy seguro de que estás gozando al tener tiempo
para
ponerte al día con tu pasatiempo favorito, ¡ahora tú eres tu
propio jefe!”
Los
penetrantes cambios que el retiro o reubicación traen, son descritos
gráficamente
por Sarah-Patton Boyle en su autobiografía titulada: The
Desert
Blooms
(El
Desierto Florece). Ansiosamente, y de manera cándida, ella buscó
tener
un nuevo comienzo en su retiro. Se había gozado como ama de casa,
pero
después de que su esposo murió y sus hijos habían crecido, decidió
mudarse
a otra parte del país para comenzar una nueva vida.
Ella
no estaba preparada para el “choque” que la esperaba. Al
principio, estuvo
ocupada
decorando su apartamento a su gusto y explorando los centros
comerciales,
galerías de arte, parques y templos. De pronto se sintió relajada y
liberada.
Sin
embargo, después de unos pocos meses, ella hizo un descubrimiento
doloroso:
“¡Mi lujoso sentimiento de libertad para hacer lo que deseara y a
la
hora
que quisiera, se había ido! Lejos de dedicarme a pintar y a escribir
como
yo
había esperado, me sentí inmovilizada.” Las demandas de presiones
exteriores
de las cuales previamente había escapado a través de su escritura,
ya
no
estaban allí, pero ella enfrentaba una nueva obligación: “el peso
de
decisiones
insignificantes”.
Para
Patty Boyle, era muy natural encontrar ayuda en su iglesia durante
esta
crisis.
Ella era cristiana desde hacía mucho tiempo. En efecto, encontró
amigos
en
el compañerismo de la iglesia, incluyendo al pastor y su esposa.
Pero a
pesar
de la disposición de muchos en la iglesia para ayudarle, ella
encontró que
aun
allí el dolor de su lucha personal era percibido sólo oscuramente.
Su
experiencia
enseña claramente que nosotros no podemos asumir que el retiro es
puro
gozo. Podrá haber goces en él, pero también hay trabajo duro.
Para
las personas como Patty Boyle, la tarea pastoral descansa en afirmar
la
libertad
del retirado, mientras permanece alerta a la posibilidad de un
“choque”
por
el retiro. Si su pastor se hubiera dado cuenta qué solitaria se
sentía Patty,
probablemente
hubiera intervenido más efectivamente en su lucha por construir
una
nueva vida. Retar al “anciano joven” para que encuentre nuevas
maneras
de
cuidar del mundo, de la comunidad y de otras personas, impedirá el
estancamiento,
la soledad y la autolástima.
2.
Defensa
y Apoyo: Cuidado de Ancianos Débiles.De
todas las personas
arriba
de la edad de jubilarse sólo cerca del veinte por ciento dicen tener
que
limitar
sus actividades debido a problemas de salud. Sin embargo, en algún
punto
del proceso del envejecimiento, los problemas de salud fácilmente
causan
preocupación.
Cuando ellos son suficientemente severos y amenazan la
continuidad
del vivir independientemente, la defensa y el apoyo pastoral son
requeridos.
No
es nada raro que las personas ancianas aludan a sus preocupaciones de
salud
durante una visita pastoral. Tales preocupaciones deben tomarse
seriamente.
Si la persona no ha tenido atención médica recientemente, se le
puede
sugerir consultar a un médico. Los estudios mencionados
anteriormente
sugieren
que el pastor debe estar alerta a cualquier discrepancia entre la
evaluación
de salud de los ancianos mismos y lo que dice el médico. Algunas
personas
restan importancia a problemas serios, mientras que otras dramatizan
los
menos problemáticos. El pastor pudiera pedir permiso a la persona
para
hablar
con su doctor, o puede referirlo a un gerontólogo para una
evaluación
clínica,
fijar la situación y recibir recomendaciones. Este servicio está
disponible
en
algunos centros médicos y puede ser de mucha ayuda al tratar con
problemas
de salud más complejos y enigmáticos.
La
historia de Elena y Humberto ilustra el asunto de apoyo y defensa
pastoral.
Cuando
Humberto tenía cincuenta y ocho años, y anticipaba su retiro,
compraron
varias hectáreas de tierra en las afueras de la ciudad y
construyeron
una
casa, haciendo ellos mismos la mayoría del trabajo. Esa sería su
última
mudanza.
Allí fueron muy felices por veinte años.
Con
los años, Humberto sufrió un ataque. Aunque estaba alerta
mentalmente,
su
movilidad se había limitado. A veces caminaba con la ayuda de un
andador
especial.
Elena, a la edad de setenta y cuatro años, continuaba con buena
salud
y
cuidaba de su esposo. Sin embargo, ella no manejaba y por lo mismo,
ambos
estaban
bastante confinados en su casa. Sus dos hijos estaban casados. Su
hija
vivía
como a cinco horas de camino, y su hijo, un oficial en la fuerza
naval,
estaba
estacionado en una ciudad grande.
Durante
varios años ellos fueron miembros activos de una iglesia. Elena
cantó
en
el coro. Humberto fue diácono y maestro en la escuela dominical.
Desde
que
Humberto sufrió el ataque dejaron de asistir al templo; sin embargo,
se
mantuvieron
en contacto con la iglesia de cualquier manera. Enviaban sus
ofrendas
y las visitas de miembros de la iglesia eran bien recibidas en su
casa.
Después,
además del ataque que sufrió Humberto, un nuevo curso de eventos
ocurrió
y amenazaba a Elena y Humberto. Un contratista compró toda la tierra
que
rodeaba su propiedad y planeaba construir un centro comercial. El les
ofreció
un precio bastante generoso por su propiedad. Tan pronto como supo
la
noticia, el pastor los llamó y les escuchó mientras ellos
compartían con él sus
sentimientos.
Elena,
mirando por la ventana hacia el jardín dijo: “Yo sembré tres
rosales el
año
pasado. Cuando el tiempo seco vino, guardé el agua con que lavaba la
loza
y
los regaba para mantenerlos vivos… pero ahora, bueno… todo se ha
ido.”
Humberto,
con los ojos llenos de lágrimas, dijo: “Me siento como si
estuviera
perdiendo
todo por lo que he trabajado todos estos años. Hemos amado este
lugar
y pensé que estaríamos bien hasta que muriéramos. Yo no puedo
hacer
mucho
por mí mismo, pero me gozo de lo que hicimos juntos… y nuestros
vecinos,
¿cómo podemos dejarlos? ¡Me siento como que si a mi edad debiera
comenzar
de nuevo!”
¿Cómo
se puede proveer defensa y apoyo pastoral a personas como
Humberto
y Elena? Varias posibilidades vienen a la mente. Ellas pueden
resumirse
en tres puntos: (proveer continuidad durante un tiempo de cambios
drásticos,
(2)
movilizar
un sistema de apoyo para prolongar la independencia y
(3)
compartir
en la tarea de revisar la vida.
La
crisis inmediata para esta pareja que anticipaba la pérdida de su
casa es de
dolor.
El primer instinto del pastor, escuchar, les ayudará en su pesar.
Escuchar
es
apoyar.
Humberto
y Elena no sólo tenían que lamentarse, también debían mudarse.
Pero
la pregunta era: ¿a dónde? El pastor podía ayudarles a explorar
alternativas
para el próximo capítulo en sus vidas. ¿Debieran quedarse en la
misma
comunidad, o debieran ir a vivir más cerca de sus hijos? ¿Debieran
considerar
entrar a una comunidad de retiro que ofreciera la posibilidad de un
buen
cuidado en todo, si así fuera posible?
Hay
mucho más para considerar en mudarse, que simplemente escoger una
casa
entre varias opciones. Humberto y Elena deseaban encontrar un lugar
donde
pudieran continuar, tanto como fuera posible, en aquellas búsquedas
que
les
habían dado significado y propósito a sus vidas. El pastor bien
pudiera
haberles
ayudado a catalogar las opciones en términos del valor que las
mismas
tuvieran
para el resto de sus vidas, y así servir como un abogado de sus
derechos
para tomar decisiones por ellos mismos. Durante un tiempo de
cambios
tumultuosos, el pastor puede proveer un punto de continuidad entre la
alegría
del pasado y lo incierto del futuro. La fe es un recurso para las
personas,
tal como lo fue para Patty Boyle.
En
su libro, al cual nos referimos anteriormente en este capítulo,
Sara-Patton
Boyle
describió el golfo entre la vida como ella la había conocido y su
nueva
vida.
Ella sintió una profunda necesidad por “un área de estabilidad,
un eslabón
inalterable”
con su pasado. “En la perpleja desigualidad de mis patrones de
vida,
la iglesia sola permaneció firme e inalterable, llevándome hasta lo
más
temprano
de mi niñez una
expresión visible, palpable, inolvidable expresión
de
mi fe y un símbolo inmutable del amor constante de Dios.” El
pastor
simboliza
esa fe y ese amor, y trata de encarnarlo en relación con el frágil
anciano.
El
pastor no está solo en esta empresa. Además del cuidado personal,
el pastor
puede
ayudar a movilizar un sistema apropiado de apoyo para ayudar a los
frágiles
ancianos a mantener un vivir independiente por el tiempo que sea
posible.
(Use como referencia las suposiciones guiadoras observadas antes,
concernientes
al envolvimiento familiar y movilización de recursos disponibles,
especialmente
en el caso de Arnoldo.)
Para
algunos ancianos, un sistema de apoyo pudiera envolver varios
elementos.
Se
puede tener en cuenta a los hijos. Ellos pudieran recibir muy bien
cualquier
dirección
sensitiva para saber cómo pueden ser de mejor apoyo a sus padres
tratando
de respetar su dignidad y autonomía. Varios componentes de la
iglesia,
tales como un programa de la escuela dominical para los que están
limitados
a su casa o a un ministerio de casetes, pudiera ser apropiado.
Dependiendo
del lugar donde decidan establecerse, se pueden usar los
servicios
comunitarios. Aquí, el punto central es que el pastor continúe su
apoyo
personal mientras que, al mismo tiempo, los recursos familiares, de
la
iglesia
y de la comunidad son coordinados.
Otra
avenida de apoyo disponible para el pastor en el cuidado de los
ancianos
es
el compartir la tarea de revisar-la-vida.
Hace algunos años el doctor Butler
llamó
la atención a este fenómeno el cual ha recibido considerable
atención en
la
literatura sobre gerontología. El doctor Butler subrayó que la
memoria
frecuentemente
vista negativamente como “viviendo en el pasado”, podía servir
un
propósito constructivo para las personas ancianas, si ellas cuentan
con un
compañero
sensitivo. Revisar la vida es una tarea del desarrollo confrontada no
sólo
por los ancianos, sino también por aquellos de cualquier edad que
anticipan
la muerte. El pastor, o un amigo de confianza que sea un buen oyente,
puede
llegar a ser un compañero en esta importante aventura.
La
clave para la posible utilidad de revisar-la-vida
en
el caso de Humberto y
Elena,
descansó en los sentimientos de impotencia que él manifestaba. Ella
parecía
ser un poco más flexible para enfrentar esta transición. En una
ocasión
ella
dijo al pastor: “Es interesante cómo suceden las cosas, parecen
prepararnos
a través de los años para lo que viene.” Aun cuando ella
compartía
la
pena de su esposo, parecía tener algo de esperanza. Humberto, en
contraste,
encontró
muy dificultoso lidiar con la reubicación. El no se sentía capaz de
“comenzar
de nuevo”. No veía futuro para sí mismo. Habiendo planeado morir
en
la casa que habían construido, era como si al dejar el lugar su vida
se
hubiera
acabado. Revisar la vida puede ser una manera de ayudar a alguien a
ponerse
en contacto con su verdadera identidad, la cual tiene raíces
profundas
en
su vida, más que el simple hecho de ser dueño de un pedazo de
tierra.
La
tarea de la mudanza evocaría muchas memorias. Humberto y Elena
tendrían
que
separar las cosas de valor de la “basura” que habían colectado.
En el
proceso,
ellos podrían ganar una nueva perspectiva de la historia de su vida,
si
contaban
con la atención de un oyente que simpatizara con ellos. El papel de
quien
escucha es buscar continuidad, patrones y, sobre todo, significados
duraderos.
Notar éstos, afirmarlos y entender los sentimientos asociados, es
una
recompensa de la experiencia pastoral, y puede ayudar a las personas
a
encontrar
nuevo propósito en los años que les restan.
Revisar
la vida puede tomar varias formas. Escribir o grabar autobiografías
es
tal
vez la más obvia. Otra idea pudiera ser la de hacer un álbum con
fotografías
y
recortes antiguos, para los hijos. Algunas veces, sugerir que un
miembro más
joven
en la familia complete una historia de la vida de uno de los abuelos
puede
resultar
en una comunicación importante entre la familia.
Cualquiera
que sea su forma, la tarea de revisar-la-vida
es
lo que Erikson
describió
como la tarea central en el desarrollo en la vejez, el lograr un
sentido
de
integridad, de “rectitud” acerca de la vida de uno, en vez de un
sentido de
desesperación
y derrota.
En
última instancia, revisar-la-vida
debiera
de liberarlo a uno para lidiar con el
presente.
Una ilustración del Antiguo Testamento viene de Isaías. Su palabra
de
ánimo
a Israel en Babilonia comienza con un recuerdo de la ayuda de Dios en
el
Mar Rojo cuando ellos estaban tratando de escapar de su anterior
cautiverio.
Así
dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas
impetuosas…
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a
memoria
las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto
saldrá
a luz; ¿no lo conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y
ríos
en la soledad (<234316>234316>Isaías
43:16, 18, 19).
La
reflexión puede ayudar a cualquier anciano a esperar la “cosa
nueva” que el
Señor
puede hacer en su vida.
“Buenos
recuerdos pueden ser refrescantes”, dijo Patty Boyle, “y se puede
aprender
de las malas. Pero, bueno o malo, cuando los recuerdos impiden el
funcionamiento
presente, es tiempo de rechazarlos”.
Como
hemos visto, la mayoría de los ancianos más “jóvenes” y muchos
de los
ancianos
“débiles” están activos y relativamente bien. Sin embargo,
ningún
tratamiento
del cuidado pastoral con los ancianos estaría completo sin
reconocer
la necesidad de aquellos que están sufriendo problemas físicos y
mentales.
Ahora daremos atención a ese asunto.
3.
Respeto
y Cercanía: Cuidado a los Ancianos Enfermos.Algunas
veces
los
problemas de salud durante la vejez dejan a los ancianos con grados
de
deterioro
físico. Los temas centrales en el cuidado de los ancianos enfermos
son
respeto y cercanía. El aislamiento que puede resultar por los
problemas
físicos,
sensorios o mentales, llama por la iniciativa pastoral para cruzar
las
barreras
en la comunicación y apoyar la dignidad personal.
Ejemplos
familiares de impedimentos físicos con los cuales los ancianos
tienen
que
lidiar son: la pérdida gradual de movilidad debido a la artritis y
la repentina
parálisis
por un ataque. La pérdida del control y el sentido de tener que
depender
de otros para llenar sus necesidades personales, puede seriamente
causar
daño a la dignidad de una persona. Si la enfermedad también causa
desfiguración,
como algunas veces sucede en la parálisis facial después de un
ataque,
una persona puede sentir vergüenza. Los ancianos pueden sentirse
turbados
si llegan a ser incontinentes, pero están mentalmente alertas.
Cualquiera
de estas deficiencias puede dañar la confianza de una persona, hasta
el
punto que pueda ser tentada a retraerse.
Quienes
cuidan de los ancianos con impedimentos físicos pueden hacer mucho
para
evitar el retraimiento si transmiten un respeto genuino que tome en
consideración
a la persona total, no sólo el defecto visible. Pastores, amigos y
familiares,
que conozcan la historia de la persona, pueden enfatizar su
singularidad.
Enseñamos respeto cuando afirmamos el derecho de privacidad y
decisiones
de una persona. Estos elementos son difíciles de lograrse en una
institución
de cuidado, más que en la propia casa de la persona. Un espacio
que
le pertenece a uno, un lugar para las “cosas” de uno, incluyendo
las cosas
dignas
de recordar es una expresión tangible de respeto.
Siendo
que las limitaciones físicas reducen el control que las personas
tienen
sobre
muchas cosas en sus vidas, cualquier cosa que pueda hacerse por
respetar
sus deseos y proveerles opciones es de mucha ayuda. Yo recuerdo
con
gratitud cuando esto le sucedió a mi hermana. Ella apenas había
entrado en
un
asilo de ancianos. Deseaba cooperar, pero por alguna razón no se
gozaba
en
los servicios de adoración los domingos por las tardes. Para ella
fue un alivio
y
una confirmación cuando el director del asilo le dijo: “Si usted
no desea ir,
simplemente
quédese en su cuarto. ¡Toda persona necesita decir no
a
algo!”
Impedimentos
sensorios pueden no ser muy visibles como las deficiencias
físicas,
pero pueden ser un reto tanto para el anciano como para quien cuida
de
él/ella.
Durante la adultez mediana se obtiene una distante y temprana
prevención
de los cambios visuales cuando se comienzan a usar anteojos
bifocales.
El oído que está envejeciendo, también puede perder algo de su
sensibilidad
hacia los sonidos de alta frecuencia.
Los
adultos mayores que tienen una pobre visión o audición pueden
tender a
evitar
situaciones en las cuales se sientan inadecuados o rechazados. Sin
embargo,
quienes cuidan de ellos pueden hacer mucho para mejorar la
comunicación
y reducir el aislamiento. Esté alerta a las señales de deficiencias
en
los ancianos que visita. Si una persona usa anteojos pero no los
tiene
puestos,
pregúntele si le gustaría tenerlos. Si su audición es mejor en uno
de los
oídos,
trate de hablar hacia el lado bueno. Hable distintamente, en tonos
bajos,
no
necesariamente más alto. Ocasionalmente, lo que parece ser apatía o
confusión
se reduce grandemente cuando la gente puede ver u oír lo que está
pasando.
De
todas las deficiencias en los últimos años, tal vez ninguna sea tan
temida o
tan
frustrante para la familia y amigos como lo es el impedimento mental
conocido
como demencia.
Anteriormente señalada como la consecuencia
inevitable
de la vejez, la confusión mental entre los ancianos ahora se
entiende
que
es el resultado de una enfermedad.
Investigaciones
recientes han establecido que la causa de mayor efecto en la
deficiencia
de las funciones mentales de los ancianos es una enfermedad
conocida
como el síndrome de Alzheimer. Es una pérdida progresiva de la
capacidad
intelectual para la cual no hay cura en el presente. Primero aparece
como
confusión de la mente, como cuando una persona llega a estar
desorientada
en lugares previamente familiares. Siendo que la confusión mental
puede
resultar por muchas causas, algunas de las cuales son reversibles, la
familia
de un anciano confuso debe ser animada a buscar una evaluación
médica
cuidadosa para su ser amado.
A
medida que la enfermedad Alzheimer progresa, la familia está sujeta
a
severas
tensiones emocionales y físicas. La víctima puede tener una
tendencia a
divagar,
a estar despierta a toda hora de la noche y requerir atención las
veinticuatro
horas del día. La demencia reduce la capacidad de la persona para
el
pensar abstracto. Lo que esto significa para quienes proveen cuidado
es que
debe
darse más atención a la comunicación. Es muy posible que aquellos
que
toman
el tiempo y hacen el esfuerzo para crear esa clase especial de
cercanía,
sientan
que su acción gratifica tanto a la persona anciana como a ellos
mismos.
Aún
quedan dos avenidas abiertas para la comunicación a pesar de la
confusión
mental.
Una es verbal y la otra no verbal. La ruta verbal consiste en la
decisión
de
hablar con la persona enferma, en un esfuerzo por descubrir la manera
en lo
que
a primera instancia pareciera sin sentido. Esto requiere que pensemos
en
términos
simbólicos, y que escuchemos más los sentimientos que se están
expresando
en vez de preocuparnos por las inconsistencias lógicas.
Por
ejemplo, cuando la madre de mi esposa nos dice: “Yo no entiendo por
qué
Mac
se ha tardado tanto. Creo que iba a llevarle algunos muebles de
Leonora”,
nosotros
no nos irritamos por el hecho de que Mac, su esposo, murió hace
algunos
años. Tampoco le decimos que él regresará pronto. Nos centramos en
sus
sentimientos, los cuales parecen ser de soledad y pena. “¿Extrañas
a
Mac?”,
solemos preguntarle, o podemos decir: “Hace mucho tiempo que no lo
ves,
y estás ansiosa por verlo de nuevo.”
Los
miembros de la familia que observan menguar lentamente la habilidad
de
sus
seres amados, están en efecto teniendo que lamentar mientras que la
persona
aún está viva. Un cambio de perspectiva ha sido de ayuda para
algunos
que proveen cuidado, para que se sientan menos derrotados. Ellos se
detienen
de aferrarse a lo inevitable. Redefinen su relación con los seres
amados.
En vez de verse a sí mismos como dadores y sus seres amados como
débiles,
ellos se ponen en el papel de aprendices. En vez de trabajar por
conseguir
una cierta respuesta, ellos aprenden a gozar de la respuesta
espontánea
de sus seres amados a los gozos simples del momento la
belleza
de
una flor, la sonrisa de un niño.
Un
miembro de una familia que cambió su manera de relacionarse hizo un
descubrimiento
de reafirmación acerca de su primo: “Su carácter y
personalidad
fueron inalterables por su disolvente habilidad de pensar. Aunque
él
ya no sabía quién era cada uno, se relacionó con las personas con
afectuosa
cortesía…
El sabía instantáneamente cuando era amado.”
Las
formas de comunicación no verbales pueden ser de ayuda al
relacionarnos
con
individuos que tienen dificultad en entender mensajes verbales. Un
saludo
con
la mano, una sonrisa, un afectuoso apretón de manos, o un abrazo
pueden
transmitir
amistad, afecto y cercanía cuando las palabras fallan. El contacto
físico
es la forma más poderosa de la comunicación no verbal. Aunque no
debe
abusarse
de ella, esta forma puede frecuentemente hacer contacto cuando otros
medios
fallan. Generalmente es bien recibida si es apropiada al grado de
cercanía
que se siente en la relación.
CONCLUSIÓN
Al
principio de este capítulo, yo mencioné a dos de mis amigos que me
enseñaron
algo acerca de lo que significa retirarse. Ahora, en la conclusión,
estoy
más consciente de que ellos sólo son dos de un gran número de
ancianos
que
han sido mis mentores. Mi experiencia con algunos de ellos ha sido
compartida
aquí. Aprovecho esta oportunidad para agradecérselos.
Mi
experiencia ha confirmado el punto de vista de Henri Nouwen que el
cuidado
a los ancianos comienza con permitirles que ellos cuiden de nosotros.
“Cuando
escuchamos atentamente, levantamos la historia de una persona en
una
historia mayor de la humanidad”, observó él. “También
conectamos la
historia
humana con la historia de Dios.”
Mientras
aprendemos de todos a los que ministramos, sólo los ancianos tienen
la
sabiduría que viene con el tiempo. Mientras compartimos el viaje de
aquellos
que
se están moviendo hacia la luz, nuestra propia fe se incrementa, y
sentimos
un
renovado propósito de Dios para nosotros, todos los días de nuestra
vida
glorificarlo
a él y declarar su amor al mundo.
7.
ACERCAMIENTO HACIA
UN
CUIDADO INTEGRAL
James
E. Hightower
Este
libro ha dividido a las personas en grupos, por edades. Los
escritores han
hablado
de las tareas de desarrollo que enfrentan a las personas, desde el
nacimiento
hasta la muerte.
El
cuidado pastoral sería mucho más simple si tan sólo fuera como
cortar y
dejar
secar. Desafortunadamente no es así. Los adultos en el crepúsculo
de sus
años
todavía tratan con los asuntos de dependencia/independencia que se
encuentran
en los años preescolares. De la misma manera, los adolescentes
están
sobre la marcha, tanto como los adultos en la edad mediana.
Este
capítulo examinará lo que se quiere decir por cuidar;
quién
es llamado a
cuidar;
cuáles habilidades se necesitan para cuidar; y el cuidado pastoral
en
tiempo
de crisis que trasciende las barreras de la edad y/o de las tareas de
desarrollo.
Las
personas necesitan verse como un todo. Es cierto que pasamos a través
de
la
edad cronológica y las tareas de desarrollo, pero eso no es toda la
historia.
¿QUÉ
SIGNIFICA CUIDAR?
<202005>202005>Proverbios
20:5 es un hermoso ejemplo de la importancia del consejo:
“Como
aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre: mas el
hombre
entendido
lo alcanzará.”
El
consejero religioso es uno que inherentemente ayuda.
Charles
Traux y Kevin Mitchell señalan tres cualidades que deben manifestar
las
personas que cuidan de otros. Ellas son: empatía perfecta, afecto no
posesivo
y ser genuino.
Empatía
Perfecta
¿Alguna
vez ha estado con un amigo por un breve tiempo y se ha dado cuenta
de
que algo andaba mal? Eso es empatía perfecta sentir
lo que otro siente.
Saber
que un amigo se duele puede conocerse de muchas maneras.
La
voz de la persona puede oírse débil y deprimida.
La
persona puede tener un rostro sombrío, en vez de mostrar varias
emociones.
La
persona que normalmente es quieta, puede estar agitada e incapaz
de
estar quieta.
La
persona que siempre está haciendo algo, puede estar tan quieta que
parezca
estar enferma.
Cómo
se sienta la persona, lo mira a uno (o no lo mira), o cientos de
otras
maneras se usan para decir que algo anda mal.
Afecto
No Posesivo
Mi
colega Fred McGhee, en la Junta de Escuelas Dominicales, define esto
como
“ser capaz de responder con afecto a la necesidad de la otra
persona, en
vez
de usar a la otra persona para satisfacer las necesidades de uno”.
Los
pastores consejeros se deben armonizar para satisfacer sus
necesidades
personales.
Sin embargo, esas necesidades deben ser satisfechas por otras
personas
y no por el doliente con quien se está trabajando. Los pastores
consejeros
deben construir un sistema de apoyo en el cual sus necesidades
sean
satisfechas. Los pastores que aconsejan también necesitan encontrar
a
alguien
que los pueda aconsejar a ellos. No es justo para la persona que
sufre,
que
el consejero lleve sus propios problemas a la sesión de consejería.
Afecto
no posesivo también es cuidar de las personas tal como son.
Frecuentemente,
quienes ayudan dan la impresión de: “Yo voy a cuidarte
cuando
(o si) tu vida esté otra vez en orden.” El llamado para los
cristianos que
cuidan
es dar afecto a las personas, aun cuando ellas nunca “pongan su
vida en
orden
otra vez”.
Esta
idea de afecto no posesivo la ejemplifica Jesús de Nazaret. Jesús
estaba
en
Jericó cuando llamó por su nombre a un hombre llamado Zaqueo para
que
bajara
del árbol. Zaqueo era el abandonado de la ciudad. Todos sabían que
él
no
era bueno. La gente probablemente se relacionaba con él en la manera
“cuando
arregles tu vida, entonces te aceptaremos”. Todos excepto
Jesús
tenían
esta actitud hacia él.
Jesús
dijo: “Zaqueo, bájate. Hoy voy a tu casa.” No puso condiciones;
“yo
cuidaré
de ti tal como eres”. En el calor del compañerismo y el comer
juntos,
Zaqueo
fue convertido. Su conversión también lo guió a enderezar sus
malas
acciones
pasadas.
La
gente había probado con Zaqueo el método del juicio: “Si haces lo
que
decimos,
entonces te aceptaremos.” El Maestro demostró a la gente de Jericó
y
a nosotros, una nueva manera: el afecto no posesivo.
Ser
Genuino
Quienes
ayudan siempre tendrán problemas si les es difícil aceptarse a sí
mismos.
Este elemento en el cuidar se define mejor como sinceridad.
La gente
que
se duele necesita saber que la persona que les está ayudando es
real.
Nuestro
modelo de sinceridad es Jesucristo. El se relacionó con la gente a
toda
hora,
con franqueza y honestidad. Todos somos llamados a seguirlo mientras
aprendemos
a aceptarnos a nosotros mismos y ministrar a otros.
¿QUIÉN
ES LLAMADO A CUIDAR?
El
ministerio de la iglesia se comparte entre todos los que llaman Señor
a Jesús.
Los
bautistas y otros aceptan el punto de vista doctrinal del sacerdocio
de
todos
los creyentes. El asunto de la competencia del alma fue declarado
como
el
segundo axioma de religión por E. Y. Mullins: “El axioma
religioso: Todas las
almas
tienen el mismo derecho de acceso directo a Dios.”
El
corolario a este axioma también es verdad. Si tenemos acceso directo
a
Dios,
somos llamados a funcionar como sacerdotes delante de él. Una parte
de
la
tarea sacerdotal es cuidar de las personas. El ministerio pastoral
(cuidar de
las
personas desde el nacimiento hasta la muerte) es más que una función
para
las
ministros ordenados. Es una tarea de todo cristiano.
Primera
de <600204>600204>1
Pedro 2:4-10 nos habla claramente sobre nuestro sacerdocio:
Acercándoss
a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres,
mas
para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras
vivas,
sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para
ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en
Sion
la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere
en
él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él
es
precioso;
pero para los que no creen, la piedra que los edificadores
desecharon,
ha venido a ser la cabeza del ángulo; y piedra de tropiezo,
y
roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo
desobedientes;
a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois
linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas
a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais
pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no
habíais
alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia.
El
versículo 4 nos recuerda cómo cumplir el ministerio. Mientras nos
“acercamos
al Señor (Jesucristo), somos capacitados para cumplir el ministerio.
El
ministerio se lleva a cabo en el nombre de Jesucristo. También se
hace a
través
de Jesucristo.
El
escritor de la epístola nos señala tres aspectos de este
sacerdocio:
Somos
llamados a ser una comunidad.
En el versículo 5 el escritor de la
epístola
nos presenta una nueva dimensión de nuestra fe en Jesucristo. La
palabra
del evangelio es que los cristianos siempre están en comunidad.
Alguien
ha
dicho: “El cristiano independiente, que es cristiano pero se siente
muy
superior
como para pertenecer a la iglesia visible sobre la tierra en una de
sus
formas,
es simplemente una contradicción.” Usted y yo somos piedras vivas,
edificadas
en una casa espiritual. De allí es donde el cuidado debe venir
siempre
del
compañerismo de creyentes.
Dietrich
Bonhoeffer fue uno de los grandes cristianos de nuestro tiempo.
Siendo
un
disidente nazi, él fundó un seminario secreto. Para esta comunidad
especial,
él
escribió un tratado de disciplina
que
se publicó bajo el titulo: Life
Together
(La
Vida Conjunta). Esto es lo que él dice acerca de la comunidad en
esas
circunstancias
extremas: “Cristiandad significa comunidad a través de
Jesucristo.
Ninguna comunidad cristiana es más ni menos que esto. Ya sea un
encuentro
breve, un solo encuentro, o el compañerismo diario de años, la
comunidad
cristiana es sólo esto. Pertenecemos uno a otro sólo a través de
Jesucristo.”
La
iglesia electrónica es una expresión popular de la vida religiosa
actual en
muchos
países. Sin embargo, esta dimensión contemporánea de la escena
religiosa,
no puede proveer un sentido de comunidad como en una iglesia local.
Somos
llamados a ser sacerdotes.
La palabra del evangelio es que todos los
cristianos
somos sacerdotes. En el Antiguo Testamento, sólo el sacerdote tenía
acceso
directo a Dios, y eso sólo en el día más santo del año. Después,
a
través
de Jesucristo, el velo que separaba al sacerdote del lugar santísimo
se
rompió.
Usted y yo (ministros y laicos igualmente) llegamos a ser sacerdotes
que
podemos funcionar ante Dios.
Pero,
¿qué es lo que hace un sacerdote? La palabra latina para sacerdote
es
pontifex.
Significa “un constructor de puentes”. El sacerdote es uno que
tiene
acceso
a Dios y su tarea es traer a otros a Dios. El sacerdote es un
constructor
de
puentes.
El
sacerdote también presentaba ante Dios el sacrificio de la gente. A
esto,
Pable
le dio un nuevo significado para el nuevo sacerdote. <451201>451201>Romanos
12:1
declara:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro
culto racional.”
Se
requiere un compromiso radical. Antes, un animal presentado al
sacerdote
era
suficiente. Ahora debo presentarme a mí mismo: mi trabajo, mi vida
familiar,
mi
relación, mi adoración.
Los
sacerdotes del Nuevo Testamento somos constructores de puentes entre
Dios
y las personas, y de persona a persona. ¿No es acaso eso lo que el
cuidado
pastoral significa? Hemos llegado a ser la gente de Dios que cuida.
Pero
somos el pueblo de Dios con un propósito. Nuestro privilegio
individual y
nuestra
función colectiva como iglesia, es cuidar de las personas. Mientras
hacemos
esto, alabamos a Dios quien nos llamó de las tinieblas a la luz.
¿Quién
es llamado a cuidar? Todos los cristianos somos ministros. Eso es
decir
a
los pastores, llamados a “perfeccionar a los santos para la obra
del
ministerio”
(<490412>490412>Efesios
4:12), que necesitan ser desarrolladas algunas formas
de
entrenar a los laicos en el ministerio. Esto llama a una reeducación
en esta
área
para que cuando los laicos hacen una visita pastoral de calidad, se
identifique
como tal por el pastor, el visitador y a quien se visita.
¿CUÁLES
HABILIDADES SE NECESITAN PARA CUIDAR?
Una
Persona Auténtica
¿Recuerda
las tres características dadas por Traux y Mitchell para una persona
que
cuida? La tercera era ser genuino. De esto es lo que estoy hablando.
La
persona
que provee cuidado debe ser percibida como siendo real. Sidney
Jourard
expresó esto en los siguientes términos: “Ser auténtico
significa ser uno
mismo,
honestamente, en relación con sus compañeros. Eso significa dar el
primer
paso para dejar la pretensión, las defensas y la duplicidad.”
La
primera habilidad que traemos al cuidar a otros es nuestro yo. Esto
es más
que
traernos a nosotros mismos; es traer a nuestro ser verdadero, con el
gozo,
dolor,
placer y sufrimiento que sentimos. Es traer el yo que está deseoso
de
dejar
que otra gente venga a mi vida. Es, como Henri Nouwen dijo: ser un
“curador
herido”.
Una
Persona Que Escucha
En
la disciplina de Bonhoeffer para el seminario secreto, él escribió
acerca del
ministerio
de escuchar: “El primer servicio que uno debe a otros en el
compañerismo
consiste en escucharlos. Así como el amor de Dios comienza
con
escuchar su Palabra, el comienzo del amor para los hermanos es
aprender
a
escucharlos. Es como el amor de Dios para nosotros. El no sólo nos
da su
Palabra,
también nos escucha. Así es el trabajo que hacemos con nuestro
hermano
cuando aprendemos a escucharlo.”
Cuando
era muchacho, mi casa estaba a la vecindad de la rectoría episcopal.
Cuando
mi iglesia me ordenó, mi vecino, el rector episcopal, me dio dos
regalos
de ordenación. Uno fue el libro titulado: The
Awesome Power of the
Listening
Ear (El
Asombroso Poder de Escuchar) por John Drakeford. El
sabía
algo que yo no sabía, pero necesitaba aprender. ¡En el ministerio,
nada
sobrepasa
a la habilidad de escuchar!
El
cuidado pastoral es una tarea congregacional. Los laicos casi siempre
sobrepasan
a sus pastores en la cuidadosa habilidad de escuchar. Los
predicadores
son enseñados a hablar, no a escuchar. A través del ministerio
pastoral
de predicar/enseñar, nos interesamos en monólogos en vez de
diálogos.
Las palabras de Bonhoeffer deben ser el lema del predicador. Dios,
en
su amor para nosotros, nos dio su Palabra y sus oídos. Así que,
¿cómo
puede
uno ser un mejor oyente? Permítame enumerar varias ideas.
1.
Dé
su completa atención a quien está hablando.Nada
substituye a
escuchar
a una persona. Escuche el mensaje verbal, pero también escuche el
mensaje
no verbal. ¿Cuál parte de la historia es tan difícil de describir
que la
persona
se oiga como si estuviera tragando algo? ¿Cómo está sentada la
persona,
o está muy nerviosa como para no sentarse un buen rato? Lo que la
persona
escoge no decir, frecuentemente es más importante que lo que dice.
También
escuche por claves relacionadas con la voz. Tal vez parte de la
historia
es muy difícil de decir porque la persona está a punto de llorar.
Escuche
las
partes gozosas de la historia que brotan como una corriente de
arroyo.
Escuche
los tonos llanos y emocionales que denotan depresión.
2.
Escuche
los sentimientos, tanto como los hechos de la historia de una
persona.Oír
los hechos (o el mensaje) sólo es la mitad de la tarea de quien
cuida.
La tarea más importante es escuchar los sentimientos de una persona.
¿Está
sintiendo gozo, depresión, enojo, culpa, pesar, o alguna otra
emoción?
Digamos
que un adolescente viene a usted y le dice: “Anoche me enojé con
mi
madre.
Tanto que la rechacé totalmente. Aun le dije que se saliera de mi
cuarto
y
que nunca regresara.”
Los
hechos son de una pelea familiar. El sentimiento aludido es de enojo.
Pero
algo
me dice que el sentimiento expresado es de culpa o tristeza. Si el
pastor no
escucha
la expresión de culpa, el adolescente bien podrá retirarse sin
recibir
ayuda.
Cuando
alguien ayuda a otra persona, muchos sentimientos pueden ser
expresados
en un corto período de tiempo. Una tarea principal del consejero
es
ayudar a la persona a centrarse en el sentimiento dominante.
3.
Esté
alerta a la intensidad con que la persona está diciendo su historia.
Frecuentemente
la intensa emoción del relator será una clave vital para el
pastor.
Si una persona viene con una historia de horror en la relación
familiar y
la
dice con una sonrisa, el consejero debe estar alerta. ¿Cómo puede
uno
contar
una historia de horror y sonreír al mismo tiempo? Tal vez la persona
aún
no
ha permitido que se asiente la horrenda realidad.
El
sentimiento dominante, ¿está siendo expresado a medias, moderada o
intensamente?
La intensidad le dirá bastante a usted.
4.
No
tenga temor de formular una respuesta en su mente antes de
contestar.Identifique
el contenido. Identifique el sentimiento dominante.
Después
responda. Una respuesta a nuestro vehemente amigo pudiera ser:
“¿Te
sientes culpable de haberle hablado duramente a tu madre anoche?”
5.
Permita
que su tono de voz sea comprensivo y genuino.Quedémonos
un
minuto con nuestro amigo adolescente. Recuerde lo difícil que fue
para usted
el
declarar su propia personalidad como un adolescente. Recuerde esos
años
antes
de juzgar a nuestro joven amigo. Eso es empatía tratar
de sentir lo que
alguien
más está sintiendo.
Pero
también sea genuino. Siendo un adulto, sería bueno darle a saber a
este
adolescente
que usted entiende que su madre debe estar lastimada. No niegue
la
realidad a fin de hacer que alguien más se sienta mejor. Aun así,
al enfrentar
la
realidad, hágalo respetuosamente, no degradando a la persona.
6.
Revise
con la persona la exactitud de sus respuestas.Usted
puede leer
totalmente
mal la situación. Déle a la persona el derecho de decírselo. La
mayoría
de la gente le dará varias oportunidades para escuchar sus
sentimientos
antes
de ir a alguien más.
Pregúntese
a sí mismo: “¿Ayudaron mis respuestas a esta persona a explorar
el
problema
en mejor manera?” Si es así fue una buena respuesta.
Ahora
veremos algunas barreras al escuchar.
1.
No
haga muchas preguntas.Permita
a las personas decir lo que desean
que
usted sepa. Muy pocas veces el saber más hechos le ayudará a
escuchar
mejor.
2.
No
termine los pensamientos de las personas.Es
humanamente
imposible
conocer precisamente lo que otro va a decir.
3.
No
predique.“Hubiera”
o “debiera” sólo guían a barreras al escuchar a la
gente.
Crea que el Espíritu Santo es suficientemente poderoso para obrar en
la
vida
de toda persona. Permita al Espíritu guiar a toda persona.
4.
No
niegue la realidad de los sentimientos.A
todos nos ha pasado.
Cuando
alguien viene a nosotros sintiéndose tonto, nuestra respuesta es:
“No es
verdad;
usted es una de las personas más inteligentes que yo conozco.” Eso
puede
ser verdad; pero si ellos se sienten tontos, saldrán sintiéndose
malentendidos,
rechazados o ambos.
5.
No
tenga temor al silencio.El
silencio puede ser un amigo si lo
permitimos.
Aun si es un silencio definitivo o uno de retraimiento, ello puede
ser
necesario
para el bienestar de la persona. El silencio puede ser creativo.
6.
No
escuche sólo para que después usted pueda decir su propia historia.
Escuchar
a alguien sólo para que yo pueda decir mi historia no es escuchar
del
todo.
Séneca,
el poeta romano dijo:
Escúchame
por un día ¾¡una
hora!¾
¡Un
momento!, para que yo no expire en mi
terrible
soledad, mi silencio triste!
Oh
Dios, ¿no hay nadie que escuche?
Si
usted va a cuidar de las personas desde el nacimiento hasta la
muerte, tendrá
que
dedicarse a escuchar.
PREDICAR
ES CUIDAR
Seis
Características de un Sermón Que Cuida
1.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando se percibe que el
predicador
es un verdadero ser humano.Una
parte significativa en
cualquier
sermón es el predicador mismo. Cuando el predicador está deseoso
de
compartir su humanidad, su mensaje es más sincero. Cuando el pastor
debe
actuar
como un modelo de santidad, su mensaje no será genuino. El
predicador
debe
dar envidencia de que él también es humano, con todas las alegrías
y los
dolores
que ello implica.
2.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando contesta a cuestiones
que
la gente se está preguntando.El
sermón debe estar basado en la
Escritura,
pero originado en la necesidad humana. El sermón debe revelar
entendimiento
de la necesidad humana. Cuando el predicador es una persona
real
hablando de una necesidad real, ¡el púlpito está preparado para un
encuentro
con Dios, cara a cara!
3.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando se da a la
congregación
la oportunidad de participar.¿Aprenden
las personas a
través
de la actividad? Comience un grupo de estudio bíblico que ayude a
obtener
discernimiento de las Escrituras. Comience un comité de adoración
que
ayude
a planear, implementar y evaluar la adoración. Enliste a los
diáconos y a
otros
líderes laicos para que ayuden en el acto de la adoración.
Use
los diferentes grupos por edad. Niños y adolescentes también pueden
guiar
al
pueblo de Dios en la adoración. Esto es como una señal para ellos:
“¡Mi
pastor
piensa que yo soy una persona real!” La gente aprende más a través
de
la
actividad, no por la pasividad.
4.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando se apela a varios de
los
sentidos, tantos como sea posible.Una
de las bellezas de celebrar la
cena
del Señor es que ella puede apelar a los cinco sentidos. El sermón
tradicional
apela a un solo sentido, el oír, y de manera limitada a la vista.
Cada
sentido
que el pastor pueda agregar a un sermón, lo hará ser un fuerte
sermón
en
el cuidado.
5.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando se edifica en base a
experiencias
pasadas.A
veces el pastor sabio establecerá una buena base
antes
de predicar sobre un tema. Si la iglesia ha sido plagada con
conflicto, el
pastor
necesitará usar mucho tiempo en edificar buenas relaciones,
escuchar, e
interpretar
antes de confrontar públicamente el asunto en un sermón.
Situaciones
previas en la vida de un individuo o una comunidad afectarán el
aprendizaje.
El pastor sabio usa esta ventaja en favor del reino de Dios.
6.
Un
sermón conlleva la cualidad de cuidar cuando se ayuda a una
persona
a llevar sus necesidades de seguridad, dominio y pertenencia.
La
seguridad ayuda a las personas a edificar su autoestima y afirmar su
valor
ante
los ojos de Dios. El dominio ayuda a las personas a ver sus vidas en
tal
forma
que son libres para escoger a favor o en contra de Dios. Pertenencia
afirma
el sentido de comunidad que se encuentra en la iglesia local. La
necesidad
de pertenencia también se satisface al extenderse la invitación
para
unirse
a la familia de fe.
El
cuidado no está completo hasta que una nueva sensibilidad a la
verdad se
establezca
o hasta que la conducta se cambie. La predicación que cuida debe
dirigirse
para estimular el conocimiento de una persona o comunidad, o cambiar
su
conducta a la luz de Jesucristo.
CUIDADO
PASTORAL EN TIEMPOS DE CRISIS
Algunas
crisis de la vida trascienden la edad cronológica y/o las tareas de
desarrollo.
Gail Sheehy en su libro Pathfinders
(Exploradores)
se refiere a
éstas
como accidentes de la vida. Ninguno hace planes para estas ocasiones;
ellas
suceden. Dos eventos críticos serán discutidos aquí:
hospitalización y
sufrimiento.
Aunque
algunas habilidades serán enfatizadas en esta sección, el pastor
que
cuida
siempre recordará las etapas de desarrollo en las cuales está una
persona.
Ministrar individualmente a las personas siempre toma en cuenta quién
es
la persona y en qué etapa de la vida está. Ver a las personas como
seres
integrales
también da opción para que algunos no se ajusten a ninguna teoría
de
las
etapas de desarrollo.
MINISTERIO
A LOS HOSPITALIZADOS
Lo
que sigue es una de mis conversaciones pastorales cuando era un
estudiante
de
“Educación sobre Clínica Pastoral”. No se presenta como un
modelo de
ministerio,
pero es un ejemplo. La “C” representa el capellán/pastor. La “P”
representa
al paciente hospitalizado.
El
primer nombre del paciente era J. R. Yo me sorprendí al encontrar en
el
cuarto
a una mujer. Me di cuenta de que en el cuarto había varios ramos de
flores
y una canasta de frutas. Cuando yo entré, ella estaba tomando el
teléfono
para
hacer una llamada. Respondiendo a mi llamado en la puerta, ella dijo:
P.
Pase
C.
¡Hola! ¿La señora M?
P.
Sí.
C.
(Yo
comencé con una sonrisa y dije):
Cuando vi el nombre J. R., yo no
esperaba
encontrarla a usted. Nunca antes había oído el nombre J. R. para
una
mujer.
P.
(Sonriendo).
Yo sé no
es un nombre común. Mucha gente no admite que
les
asombra.
C.
Bueno, permítame presentarme. Yo soy el capellán Hightower. Deseaba
visitarla
y saber cómo está.
P.
Me agrada que haya venido. La semana pasada me hicieron una
histerotomía.
Salí de ella con poca preocupación y muy bien. Después, esa
misma
semana, me descubrieron una inflamación en el pecho derecho. Me
sacaron
radiografías y el doctor dijo que no era nada, pero encontraron una
masa
en mi pecho izquierdo que el doctor debe verla. El doctor tal vez
tenga
que
practicar una cirugía radical. (Sus
ojos comienzan a nublarse a este
punto.)
¿Sabe?, yo no entiendo por qué pude pasar a través de la
histerotomía
sin
ningún problema, pero ahora estoy temerosa hasta la muerte con esta
operación
en la mañana.
C.
¿Por qué ve usted la cirugía de mañana como siendo diferente a la
de la
semana
pasada?
P.
Realmente tengo miedo de que mañana encuentren algo que no se pueda
controlar.
Con la histerotomía era algo de rutina. Yo simplemente tenía algo
de
problema
y eso era la curación más fácil. Tengo miedo que encuentren cáncer
y
yo
vaya a morir.
(A
este punto la paciente comienza a sollozar y me ve. Yo empiezo a
buscar
su mano para tomarla, pero ella encuentra la mía antes y la toma.
Esto
parecía decirle que yo entendía su necesidad de llorar.)
Después
comenzamos a hablar acerca del temor a la muerte y los posibles
resultados
de la cirugía que se aproximaba. El diálogo pareció centrarse
sobre
el
temor de dejar a su esposo y sus dos hijos, en vez de temor a la
cirugía
radical.
Después de unos cuantos minutos de esta discusión, la conversación
siguió
este curso.
C.
Señora M, espero que encuentre algunos nuevos recursos espirituales
o
pueda
llamar a algunos amigos que le ayuden a enfrentar esta ansiedad antes
de
la
cirugía, y que pueda confrontar los resultados cualquiera que sean.
Deseo
que
sepa que estaré orando por usted mientras pasa por los eventos de
mañana.
(Sus
ojos parecían decir, “Hágalo ahorita”.)
Algunas veces yo oro
con
las personas en sus cuartos. ¿Le gustaría hacerlo, o prefiere que
la
recuerde
más tarde?
P.
Oremos ahora, por favor.
C.
Amado Señor, te doy gracias por mi nueva amiga. La dejo a tu
cuidado, a
ella
y sus necesidades. Reconocemos el temor a la muerte, pero también
reconocemos
nuestra fe en ti. Señor, oramos porque tú bendigas a todos los
que
estarán envueltos en los eventos de mañana, y especialmente oramos
que
bendigas
a quienes ella ama mucho. Somos tus hijos y nos abandonamos al
cuidado
de tus manos. Amén.
P.
Yo sé que enfrentaré esta cirugía con una nueva fe. Gracias por
venir.
C.
Dios le bendiga. (Salí.)
Al
siguiente día, le pedí permiso al capellán del piso en que ella
estaba para
verla
de nuevo. Cuando llegué al piso, le pregunté a la enfermera el
resultado
de
la cirugía. Fue negativo, así que la cirugía radical no fue
necesaria.
La
jefa de las enfermeras oyó lo que estaba preguntando. Se levantó y
vino
hacia
el mostrador. Quería saber si yo era el capellán que había hablado
con la
paciente
la noche anterior. Yo le dije que sí, y ella me agradeció por el
tiempo
que
había pasado con la paciente. Ella dijo: “Me dice que usted lloró
con ella
anoche,
ahora vaya y regocíjese con ella.” Le di las gracias y fui al
cuarto de la
paciente.
C.
¡Hola! Supe que tiene buenas noticias.
P.
(Sonriendo).
Esperaba que viniera para poder contárselas. Muchas gracias
por
haber orado a Dios por mí.
C.
Me alegra haberla conocido y haber compartido con usted algo de su
experiencia.
(Después,
ella me presentó a su esposo y a su madre.
Hablamos
brevemente, y después me despedí.)
Varias
cosas sobresalen que hice correctamente.
1.
Toqué
antes de entrar al cuarto.Uno
debe recordar que un cuarto en el
hospital
es tanto la sala como el dormitorio. Dependiendo de la condición del
paciente,
también puede ser su sanitario. El cuarto del paciente es un lugar
privado.
No entre antes de tocar.
2.
Fui
honesto.Me
sorprendí al encontrar una dama joven con el nombre J.
R.
Fui sincero al decirlo. La respuesta de la paciente: “La mayoría
de la gente
no
admite que les asombra”, nos inició en una relación honesta.
3.
Me
identifiqué.Aun
cuando usted sea el pastor que visita a un miembro
fiel
a quien ha conocido por diez años; identifíquese. Es posible que la
persona
esté
bajo mucho medicamento como para estar confusa, o ha estado viendo
tantos
extraños entrando y saliendo del cuarto que simplemente no lo
reconozca.
Sea
cuidadoso de cómo se identifica. No use el título académico de
doctor en
un
hospital.
Tengo
un amigo quien recientemente obtuvo su doctorado. Estaba tan
orgulloso
de
ello que usaba su título donde fuera. Un poco después de recibir su
título,
fue
a un nuevo pastorado. Una de sus primeras visitas fue al hospital,
para ver a
una
dama, miembro de la iglesia, que estaba hospitalizada. Nunca antes la
había
conocido.
Al
entrar al cuarto él dijo: “Yo soy el doctor S________.” La dama
inmediatamente
dijo: “Gracias a Dios que vino. Esta cortada me está volviendo
loca.”
Su subsecuente acción era dirigida a un médico, no para su nuevo
pastor.
No
hay necesidad de decirlo; pero mi amigo se avergonzó y la miembro de
su
nueva
iglesia fue humillada. Identifíquese a sí mismo como un pastor, no
como
el
“doctor tal”.
4.
Dejé
que la paciente expresara sus emociones.Ella
estaba visiblemente
turbada
y tenía toda la razón. Yo le di a saber con un simple toque que era
permisible
llorar en mi presencia. También le permití usar dos palabras que
son
tabú
en nuestra cultura muerte
y cáncer. Para J. R., nombrar al monstruo le
dio
algo de control sobre él.
5.
Permití
a la paciente tomar la iniciativa en discutir su problema.Yo
hice
un comentario al comenzar: “Deseaba visitarla y saber cómo está.”
Eso
permitió
que ella tomara la iniciativa en la conversación. La puso en control
de
la
situación.
6.
Ayudé
para que ella recurriera a sus recursos espirituales.Esto
se hizo
al
reconocer su necesidad por oración.
Debe
notarse que el seguimiento al día siguiente fue una parte importante
para
la
visita pastoral.
Dennis
E. Saylor en su libro: And
You Visited Me (Y
Me Visitasteis), ofrece
doce
sugerencias para el ministerio en el hospital.
1.
Toque
antes de entrar al cuarto del paciente.
2.
Camine
y hable suavemente.
3.
Dé
la mano sólo si el paciente lo solicita.
4.
Tenga
una expresión facial agradable.
5.
Sea
breve.
6.
Visite
cuando esté bien de salud.
7.
Recuerde
que la condición del paciente es personal.
8.
Considere
los derechos del paciente.
9.
Guarde
sus problemas personales para sí mismo.
10.
Mantenga
contacto de “ojo a ojo”.
11.
Siempre
identifíquese a sí mismo.
12.
Entre
al cuarto sólo si la luz para llamar a la enfermera no está
prendida.
Hospitalización
es algo que pasa a las personas de todas las edades. Es un
accidente
en la vida que trasciende la edad cronológica y/o las tareas de
desarrollo.
Frecuentemente es visto como un tiempo de crisis para la persona.
Por
lo tanto, se espera que los pastores sean expertos en el ministerio
en el
hospital.
Una
palabra debe decirse acerca de los niños en el hospital. Cuando un
niño
está
hospitalizado, el pastor debe visitar al niño y no sólo a los
padres. El
pastor
debe dejar el cuarto dando a conocer al niño que es una persona
especial.
El
pastor nunca debe desestimar el valor de la presencia personal. Es de
mucho
más
valor estar presente que escoger las palabras correctas o levantar el
estado
de
ánimo de las personas. Las palabras de Jesús: “Y me visitasteis”,
no deben
tomarse
livianamente. La presencia física es una parte muy importante en el
cuidado
a las personas, desde el nacimiento hasta la muerte.
Ministerio
a los Que Sufren
Sufrimos
desde el nacimiento hasta la muerte. La vida bien puede ser definida
como
una serie de pequeños sufrimientos entremezclados con sufrimientos
mayores.
Normalmente asociamos el sufrimiento con la muerte de alguien. “Su
esposo
murió y ella está sufriendo”, decimos. Aun así, esta mujer ha
experimentado
varios sufrimientos pequeños antes de este tiempo. ¿Cuáles son
algunos
de estos sufrimientos que esta mujer y otros confrontan?
Dejar
el hogar de sus padres para asistir a la universidad o casarse fue
una
experiencia
de sufrimiento para ella y sus padres. Esa fue la muerte de una de
sus
relaciones (o por lo menos su reconstrucción) y el nacimiento de una
nueva.
El
nacimiento de su hijo, particularmente el primero, causa la muerte de
una
manera
de vivir y el nacimiento a una nueva. Los lamentos después del parto
son
el reconocimiento de ese sufrimiento.
La
pérdida de un empleo puede ser un sufrimiento mayor para una persona
productiva
y energética.
La
compra de una casa puede causar ansiedad a causa de la
responsabilidad
financiera,
y puede proclamar una nueva era de independencia de los padres.
Mudarse
de una ciudad querida a otra, o de una casa querida a una nueva
residencia
puede ser una fuente de sufrimiento.
El
fracaso de planes significativos para un trabajo, seguridad, familia,
o los
padres
puede causar sufrimiento.
Una
enfermedad u hospitalización puede causar que nos demos cuenta de
nuestra
mortalidad y/o el declinamiento de nuestros poderes físicos.
Usted
puede hacer una lista de ocasiones de sufrimiento en su propia vida.
Cualquier
pérdida causa reacciones físicas y emocionales que llamamos
sufrimiento.
El
libro On
Death and Dying (Sobre
la Muerte y el Morir) es un trabajo
valioso
en el cual Elisabeth Kubler-Ross traza cinco etapas discernibles en
el
proceso
del sufrimiento.
1.
Negación
y Aislamiento.Este
es el sentimiento de: “No, no a mí, no
puede
ser verdad.” Negación se usa virtualmente por todos. Yo creo que
debiera
verse como un regalo de Dios. Nos permite protegernos de las noticias
trágicas
hasta que podamos recobrar el ánimo para escucharlas. Un sentimiento
de
soledad y aislamiento también prevalece durante esta etapa.
2.
Enojo.La
etapa del enojo hace la pregunta: “¿Por qué a mí?” La primera
etapa
de negación no puede mantenerse más tiempo, así que se reemplaza
por
el
sentimiento de rabia, resentimiento y enojo. Frecuentemente este
enojo se
dirige
a familiares, patrones, doctores, enfermeras, pastores. Es una manera
de
decir:
“Aún no estoy terminado; usted debe escucharme.”
3.
Regateo.Si
el enojo no ha servido para curar nuestra herida, tal vez el
pedirlo
amablemente lo hará. Uno aprende de niño que pedir algo de buena
manera
ayuda más con los padres que demandándolo. En la etapa del regateo,
preguntamos
amablemente a Dios: “Dios, ¿si llego a ser un predicador me
sacarás
de esto?” O: “Dios, nunca volveré a golpear a mi esposa si
permites
que
regrese.” El regateo frecuentemente está lleno de miedo irracional
y
excesiva
culpa.
4.
Depresión.Cuando
la persona se da cuenta de la gran pérdida que él/ella
ha
sufrido, la depresión se hace presente. Para la persona con una
enfermedad
fatal,
esta depresión puede ser una forma preparatoria para el sufrimiento
de
una
pérdida inevitable. Es un instrumento que se usa para prepararnos
más
fácilmente.
Sea el sufrimiento una pérdida situacional o una preparación para
morir,
se debe permitir a la persona que esté deprimida que
se lamente de la
pérdida.
5.
Aceptación.Este
no es un estado feliz; al contrario, casi está exento de
sentimiento.
Es una señal de que la lucha ha terminado. Es como la mujer que
puede
decir: “Yo perdí un pecho a causa del cáncer.” Es como el
hombre que
puede
decir: “Después de treinta y cuatro años con la compañía, perdí
mi
trabajo.”
Kubler-Ross
no dice que pasamos estas etapas en secuencia, tal como si la
etapa
uno guiara a la etapa dos y así sucesivamente. Al contrario, una
persona
puede
estar un día o una hora en aceptación y en negación al otro. El
sufrimiento
es un viaje en un camino con curvas y muchas señales de retorno.
No
es una autopista que conecte dos puntos en la manera más corta.
Las
personas sufren sin importar la edad cronológica o las tareas de
desarrollo.
El
niño preescolar que pierde su mascota, sufre. El niño de edad
escolar que se
muda
de una ciudad a otra, sufre. El adolescente que pierde su primer
“amor”
por
otro muchacho o muchacha, sufre. El joven adulto que no consigue el
trabajo
que esperaba, sufre. El adulto cuyo último hijo abandona el hogar,
sufre.
El adulto mayor sufre con la falta de salud o pérdida de la vista
y/o
audición.
Sufrimos
desde el nacimiento hasta la muerte. ¿Qué pueden hacer los pastores
para
ministrar a las personas que sufren?
1.
Los
pastores pueden estar presentes físicamente.En
los talleres de
educación
sobre el sufrimiento, la mayoría pregunta: “¿Qué puede decir uno
a
alguien
que está sufriendo?” Yo no creo que una persona que sufre pueda
recordar
lo que usted diga, a menos que sea algo sin sentimiento como para
ofenderla.
Lo que la gente que sufre recordará es si usted estuvo o no presente
con
ellos.
2.
Los
pastores pueden escuchar.Muchos
pastores creen que son llamados
a
hablar, no a escuchar. El amor de Dios para nosotros es probado en
que él
nos
dio a su Hijo y su Palabra para hablar, y su oído para escuchar.
Escuche a
una
persona, tanto en contenido como en sentimientos. Frecuentemente
nuestro
propio
temor al sufrimiento no nos permitirá simplemente sentarnos con
alguien
que
está sufriendo.
3.
Los
pastores pueden movilizar un sistema de apoyo para el que sufre.
La
iglesia puede expresarse a sí misma como una extensión del amor de
Dios
cuando
la gente se arriesga a cuidar.
4.
Los
pastores pueden ser genuinos.Si
usted se siente incómodo frente al
sufrimiento,
reconozca su sentimiento. Después, encuentre a alguien que pueda
ayudarlo
a resolverlo. Cuanto más cómodo se sienta usted ante la presencia
del
dolor,
tanto más capaz será para ministrar a quien sufre.
CONCLUSIÓN
El
ministerio pastoral es cuidar de la gente. Nuestra predicación,
nuestro
liderazgo
y nuestro cuidado deben estar centrados alrededor de la tarea de
cuidar
a las personas, desde el nacimiento hasta la muerte, en el nombre de
Jesucristo.
NOTAS
ft1
NOTA
DEL
TRADUCTOR:
Aunque para algunos las divisiones que el autor usa
en
este período del desarrollo: niñez temprana, niñez mediana y niñez
tardía,
son
inapropiadas (ellos prefieren el término “edad escolar” para
todo el
período
de los 6 a los 12 años), aquí se conservan para guardar el estilo y
presentación
del mismo.
ft2
NOTA
DEL
TRADUCTOR:
Se usa “Identidad Neutral” por “Identity
Moratorium”.
Se entiende como un tiempo donde toda acción se suspende.
ft3Esta
etapa se discute como “Identidad Neutral” en esta traducción.
Ver
página
58.
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