Raudel
García Bringas
Email:
rgbringas@gmail.com
Esta
disertación le ha sido enviada a fin de que puedan ser presentadas
las conjeturas que pueden tenerse al respecto en un diálogo sincero
entre la ciencia y la fe. Aquellos que puede ser de su interés el
tema, serán apreciadas todas las aportaciones que puedan
presentarse.
Esta
investigación cuenta de las siguientes partes:
DE
LOS AVANCES CIENTIFICOS Y SUS RESULTADOS
DE
LAS TEORIAS SOBRE LA EVOLUCION, EL SURGIMIENTO DE LAS ESPECIES, EL
NEODARWINISMO, Y OTROS CONCEPTOS EQUIVALENTES
DE
LO QUE LOS CRISTIANOS CREEMOS Y AFIRMAMOS
DIALOGO
ENTRE LA CIENCIA Y LA FE
En
atención a la enseñanza y los propios desaveníos que durante mucho
tiempo han existido en un mal interpretado diálogo entre la Fe
Cristiana y las Ciencias; viene siendo momento de tratar un poco más
de cerca cuestiones relacionadas al respecto con el objetivo de que
se pueda encontrar y entender adecuadamente la relación, los fines y
los propios límites que existen entre cada una de estas dos
materias.
Durante
mucho tiempo ha existido la opinión de que la ciencia a derrocado lo
que la fe cristiana durante siglos ha afirmado con respecto a la
creación de todas las cosas que existen como además, en un intento
sin justificante, se nos ha caracterizado como “fanáticos” a
todos los que basamos nuestra existencia y sentido de la vida, en un
ser Sublime, Perfecto, Sabio, Santo, Supremo, Justo y Trascendente a
quien llamamos DIOS, y que nos ha sido revelado en forma especial en
su hijo quien vivió entre los hombres y que tanto la Fe Cristiana
como la Historia lo recogen como Jesús
de Nazareth.
En
consecuencia, debemos apelar minuciosamente a los casos más
importantes en un tema del que se pudiera dialogar por largo rato. La
materia que estudia y analiza las Escrituras Sagradas de la Fe
Cristiana se denomina Teología. Teología significa, “estudio de
Dios” o “Un tratado de Dios” (del
griego. THEOS.
Dios LOGOS.
Tratado – estudio - palabras); y ha sido definida como “La Reina
de las Ciencias” puesto que el sentido y objeto de todas las
ciencias que existen, parten de la Verdad Absoluta de un Creador
quien ha dispuesto todas las cosas para los hombres. De aquí que el
estudio de las ciencias no es más que una revaloración o
comprensión de lo que ya Dios con anterioridad pensó, diseñó,
reglamentó y creó.
La
investigación científica ha basado sus postulados sobre el método
de la (1) observación, (2) la información y (3) la experimentación.
Partiendo del resultado de su metodología es que presenta entonces
sus postulados, algunos en simples teorías; otros en resultados
comprobados, sin embargo; la ciencia sigue un curso en el mismo
sentido que la fe cristiana; el curso de la búsqueda de la verdad.
Ahora
no solo las Ciencias Naturales sino, además, la Filosofía, La
Astronomía, la Paleontología al igual que la Teología disponen sus
recursos y esfuerzos en la búsqueda o estudio de la verdad.
Los
postulados de la Ilustración frutos del humanismo europeo, fueron
los primeros ensayos en desmentir la fe cristiana donde para ello
buscaron el apoyo de las ciencias. Luego vino la filosofía Marxista
basada ampliamente en los preceptos de su antecesor Feuerbach y que,
en la Revolución de octubre de 1917, en Rusia, vino a ser de corte
Leninista, sin embargo; hoy no es un secreto que estos intentos y
esfuerzos fueron fallidos en su generalidad.
En
una tentativa despiadada por arrancar toda idea de Dios, el Marxismo
Leninismo en su carácter Ateo, especuló inicialmente que solo podía
ser creído lo que podía ser comprendido por la razón humana; más
tarde, lo que fue conocido como el “materialismo dialéctico”
basaba sus normas en que solo la economía era el fundamento de la
sociedad y de la verdad, por lo que se relegaba la ética, la
religión, las instituciones sociales como parte de una
superestructura que se construía sobre la base económica lo que
determinaba la existencia de la religión a la base económica. De
aquí a que la religión fuese caracterizada como “el opio de los
pueblos”.
Más
tarde surgió lo que fue conocido como el “Materialismo
Científico”. Ahora era la ciencia y no la razón, quien dictaba la
verdad de las cosas. Solo podía ser creído lo que la ciencia era
capaz de probar, sin embargo; al día de hoy sabemos muy bien que
tanto la razón como la ciencia humana, no es suficiente y mucho
menos fiable a fin de determinar lo que es o no, real o correcto.
También
las estructuras económicas, aun concibiéndose como parte importante
en la estructura social, lo cierto es que no lo es todo en la
sociedad; y las ciencias simplemente han logrado llegar a puntos de
afinidad en sus resultados comprobados por la fe cristiana y donde no
han podido ser comprobadas sus postulados, las mismas han sido
revaloradas una y otra vez mientras que la Fe cristiana se mantiene
intacta en sus iniciales postulados que atribuyen la existencia,
sentido y verdad a un ser Supremo; DIOS.
La
religión no es más que la relación de los seres humanos al objeto
de su devoción suprema. Desde este punto de vista TODOS, en una
forma u otra, somos religiosos; y José Martí muy acertadamente
afirmaría: “Hay en el
hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e imponente de
UN GRAN SER CREADOR: Este conocimiento es el sentimiento religioso, y
su forma, su expresión, la manera con que cada agrupación de
hombres concibe este Dios y lo adora, es lo que se llama religión.
Por eso, en lo antiguo, hubo tantas religiones como pueblos
originales hubo; pero ni un solo pueblo dejó de sentir a Dios y
tributarle culto. La religión está, pues, en la esencia de nuestra
naturaleza. Aunque las formas varíen, el gran sentimiento de amor,
de firme creencia y de respeto, es siempre el mismo. Dios existe y se
le adora”. (Obras
Completas, Tomo 19)
DE
LOS AVANCES CIENTIFICOS Y SUS RESULTADOS
Hay
aspectos que se deben tener muy en cuenta en el momento de tratar
sobre los resultados de las Ciencias y sus hipótesis sobre el hombre
en su entorno y desarrollo. La materia que en cuestión más se ha
acercado a estos caminos profundos es conocida como la Paleontología.
La paleontología básicamente estudia las formas que poblaron la
tierra cuando las rocas estaban aún formándose. Otra de las
materias relacionadas es la llamada Geología.
En Geología los fósiles ayudan a conocer procesos globales de
cambios climáticos y aspectos locales de este.
De
aquí que en conjunto se pueda afirmar que la tierra cuenta con una
edad aproximada de 4500 millones de años y que la vida surgió
aproximadamente según el estudio de los fósiles, unos 3600 millones
de años, sin embargo; una cosa es tratar sobre la edad de las rocas
o desde cuando surgió la vida en la tierra, ya sea humana u
orgánica, y otra muy diferente es determinar la actitud psíquica de
los primeros hombres.
Hoy
en todas partes podemos encontrar elementos de culturas muy complejas
como resultado de una evolución quizás larga y probablemente
también de numerosas mezclas. Y aunque este pueblo o civilización
en cuestión fuese el resultado de un testimonio retrasado de lo que
fuera la cultura primitiva, esta solo podría entregarnos esta
cultura a nuestra observación en un estado que no permitiría su
reconocimiento, pues los
elementos espirituales no se conservan de la misma manera que los
fósiles. De aquí que
sería muy dudoso hacer tales afirmaciones como “África, caja de
conserva de la Humanidad primitiva” o de las más recientes
hipótesis sobre Australia cuando se afirma como “El museo del
pasado humano”, y esto debido a que, ni los pigmeos, ni los
australianos del sureste, ni los bantúes sabrían informarnos
evidentemente sobre la mentalidad psíquica de los primeros hombres.
En
este caso, la ciencia que respalda la historia conocida como
Arqueología,
solo podría presentarnos fríos testimonios de un pasado
prehistórico. De aquí a que podemos cuestionarnos, ¿Qué es lo que
sabemos, por ejemplo, de la humanidad del chellense, sino que ha
existido puesto que talló piedras? ¿Qué informaciones puede
proporcionarnos la mandíbula del Heidelberg sobre la mentalidad del
hombre al que perteneció?
Existe
aún una segunda ilusión. ¿Se pudiera acertar, en el supuesto de
obtener un resultado, reuniendo desordenadamente una serie de datos
observados en los pueblos más diversos a fin de llegar a componer la
hipótesis de un cuadro sintético y único? Este ha sido un error
que durante largo tiempo fue sostenido por la Etnología
que es efectivamente, la ciencia de los pueblos que no tienen
historia; la cual no tuvo el cuidado ni la preocupación de un
necesario orden histórico.
De
aquí entonces que se presente la conclusión de que toda la historia
de la humanidad se explica por una marcha hacia lo abstracto y lo
general: la ciencia y la religión son dos grandes hipótesis sobre
el universo. La hipótesis
materialista y la hipótesis
espiritual. Una y otra han
progresado paralelamente hacia una simplificación y unificación
gradual. De la misma manera que la hipótesis materialista ha
reducido los aspectos innumerables de la materia a una sola
sustancia, el hidrogeno;
la hipótesis espiritual ha resumido los innumerables resultados como
consecuencias de una sola persona, Dios.
Sin
embargo, sigue en nuestras mentes la cuestión del principio. Uno de
los resultados positivos que se puede apreciar del movimiento
Humanista que desplazó lo que conocemos como la “Edad Medieval
Oscura”, esta última llena de misticismos, supersticiones, guerras
de religión y un desconocimiento de la verdadera fe y del mundo
bastante generalizado; fue el resurgimiento del espíritu
investigativo que más tarde dio lugar a lo que conocemos como
Renacimiento. Estamos hablando de un re surgimiento y no un
surgimiento. La inquietud que lleva al hombre a la investigación de
su origen, sentido y destino, es mucho más antigua que los mismos
procesos de los que estamos tratando. De aquí partimos a los
primeros filósofos de Miletos.
Según
Aristóteles, Tales de Miletos fue quien inicio la indagación
racional sobre el universo, fundando así la escuela Jónica de
Filosofía
y además considerado, el primer filosofo de la Historia de la
Filosofía Occidental. Para Tales el agua había sido el principio de
todo. Este fue su punto de partida a fin de explicar el universo
existente. Junto al nombre de Tales, se encuentran además los de
Anaximandro y Anaxímenes, discípulos de la misma escuela y cuya
investigación abordaba lo que la filosofía griega llamaba “LA
ARJÉ”,
esto es, el Inicio; con la salvedad de que, para Anaxímenes, el
principio partía de la existencia del oxígeno y no del agua como
sus antecesores. Aun así, sigue siendo extremadamente curiosos que
una escuela filosófica racionalista hubiese surgido en la misma área
geográfica que fuese más tarde el baluarte religioso del mundo
Helénico, El Oráculo de Delfos.
De
aquí a que la confrontación entre los elementos ateos –
racionalistas, y los elementos religiosos sean casi tan antiguos como
las civilizaciones. En todo caso, desde el periodo más antiguo del
que se dice, se hallan rastros más completos, este es, el periodo
musteriense; las atenciones minuciosas a las sepulturas, atestiguan
por si mismas un orden de preocupaciones que es difícil de poner en
claro, pero que pueden en un amplio sentido, llamarse religiosas.
Este elemento comparado con la preocupación de LA ARJÉ (el
comienzo) de los filósofos de Miletos, narran en breves rasgos las
hipótesis y preocupaciones del drama de la vida humana.
Es
así como la idea de Dios entre los pueblos primitivos nunca ha
podido diluirse ante los avances científicos o evolutivos. Esta idea
expresada en ocasiones de forma muy burda y arcaica, por lo general
reflejan en estas civilizaciones primitivas un importante índice de
animismo, magia, superstición entre otros elementos observados. De
aquí los testimonios gravados en los yacimientos arqueológicos
denotan la idea de un SER poderoso, dueño de la vida y de la muerte,
autor del mundo y de los hombres y de maneras más o menos
distinguible, como perfecto, justo, vigilante, etc.
Tal,
así como es el Vatauineuva
de los Yaganes de la Tierra del Fuego cuyo nombre hoy sabemos que
significa, “MUY ALTO” “MUY PODEROSO” “BUENO Y CRUEL”;
como el Nzambi
del que los bantúes del África Occidental dicen “es aquel que nos
ha hecho; nuestro padre”. O el Kalunga
de los Ovambo del Africa del Sur, que lleva en su cintura dos cestos,
dispuesto a verter sobre los hombres uno u otro, según se juzgue su
conducta.
Inevitablemente
es un factor que está en nuestras conciencias; aun cuando de las
mismas se trate como de primitivas o incivilizadas, el concepto de la
conciencia de “criatura” o “sentimiento de criatura” que se
es experimentado del cual solo a través de la propia experiencia,
puede ser comprendido. El mismo refleja un poder abrumador e
inexplicable. Al respecto, la evolución biológica tiene muy poco
valor ya que estas teorías no sugieren que los sentimientos
o sensaciones
religiosos tengan algún tipo de valor de supervivencia, al hacer
algún tipo valorativo con cualquiera de los esquemas evolutivos
basados en la supervivencia del mas acto.
DE
LAS TEORIAS SOBRE LA EVOLUCION, EL SURGIMIENTO DE LAS ESPECIES, EL
NEODARWINISMO, Y OTROS CONCEPTOS EQUIVALENTES
Existen
tres nombres que deben presentarse en conjunto por sus
descubrimientos y aportes a las ciencias. Estos son los de, 1.
Jean – Baptiste Lamarck, 2.
Charles Robert Darwin y 3.
Gregor Mendel. Tres hombres que en el siglo XIX tuvieron un amplio
protagonismo en el campo de los descubrimientos científicos; el
aporte de teorías osadas sobre el surgimiento del hombre y; en
algunos postulados, más o menos acertados o relativamente ciertos,
sobre el origen de la vida.
Desde
el inicio de este diálogo se ha ido presentando paralelamente los
elementos comparativos entre las diferentes ciencias y sus aportes en
la comprensión del hombre, su origen; y la comprensión religiosa.
Ahora es momento entonces de valorar el aporte de las ciencias.
Es
indudable que los primeros tres hombres de ciencias mencionados
anteriormente, han jugado un papel, sino definitivo, si de carácter
estimulante a la investigación científica sobre la concepción del
mundo y el origen del hombre. Los tres hombres jugaron un importante
rol en el Siglo XIX; incluido Gregor Mendel que, aunque sus
postulados fueron muy anteriores a los demás; los mismos vinieron a
ser ampliamente conocidos y aceptados en el pleno auge de la era de
la ilustración.
Es
evidente además que los aportes y declaraciones que fueron
postulados por estos tres hombres, fueron fuertemente rechazados por
la iglesia cristiana quien, en abierto desafío ante el movimiento
racionalista de aquel entonces, dio comienzo al conflicto religioso –
científico.
Entre
las teorías evolutivas propuestas por Lamarck y Darwin, la de mayor
aceptación social sin lugar a dudas fue la expuesta por Charles
Darwin en su obra, “El origen de las Especies”, publicada el 24
de noviembre de 1859. Unos años más tarde, en 1871 publicaría su
controversial obra, “El Origen del Hombre” donde en la misma
defendía la evolución del hombre desde un animal similar al mono;
lo que conllevó a la definida controversia religiosa de su tiempo
entre la ciencia y la fe cristiana.
Según
la teoría evolucionista de Darwin, las personas presentan
variaciones aleatorias y la evolución viene determinada por la
selección
natural.
De aquí a que una vez expuesta, se impusiera definidamente con una
gran aceptación sobre las ya expuestas y presentadas por Lamarck
según el cual refería que los caracteres adquiridos durante la vida
de los individuos pasaban a la descendencia. El ejemplo clásico es
el de la evolución del cuello de la jirafa.
Según
la teoría de Lamarck, las primeras jirafas, al estirar continuamente
su cuello por la forma de conseguir el alimento, llegaban a
alargarlo, engendrando posteriormente descendientes con el cuello un
poco más largo. Por su parte, Darwin sostenía que, nacidas al azar
unas jirafas con el cuello más largo, eran las que mejor se habían
adaptado al medio y sobrevivido mejor, engendrando más descendencia.
No
menos importante se debe estimar “Las leyes de Mendel” quien es
considerado el padre de la genética. En este caso, los elementos
fundamentales son la combinación de los genes y su carácter
dominante o recesivo. Las ideas de estos tres hombres forman, sin
lugar a dudas, el cuerpo central de los conceptos en materia de
evolución biológica o evolución de las especies.
Es
justo además citar que uno de los ya antes mencionados filósofos de
la Escuela Jónica de Miletos, Anaximandro; ya había intuido solo
como una posibilidad, la idea de la evolución de los seres vivos.
Para
Darwin, la vida es evolución y, con respecto a las especies estas se
originaban de otras. Su teoría resalta en todo momento por una
significativa señalización de la inevitable lucha por la vida y de
la ventaja que en esta tienen los individuos más dotados y
capacitados. Es justamente de este punto que parte la célebre idea
de la selección natural.
Pudiera
afirmarse sin temor a dudas que la teoría evolutiva o darwinista se
concretan en los siguientes puntos:
- Las formas de vida no son estáticas, sino que evolucionan; las especies cambian continuamente; unas se originan y otras se extinguen.
- El proceso de la evolución es gradual, lento y continuo, sin saltos discontinuos o cambios súbitos.
- Los organismos parecidos se hallan emparentados y descienden de un antepasado común. Todos los organismos vivientes pueden remontarse a un origen único de la vida.
Para
estos principios, la Selección Natural es la llave en dos fases, que
explica todo el sistema.
La
primera fase es sin lugar a dudas, la producción de variabilidad. La
generación de modificaciones espontaneas en los individuos. Una
segunda fase sería la selección a través de la supervivencia en la
lucha por la vida. Los individuos mejor dotados; los que han nacido
con modificaciones espontaneas favorables para hacer frente al medio
ambiente; van a tener más posibilidades de sobrevivir, de
reproducirse y de dejar descendencia con estas ventajas.
Con
el Darwinismo entonces el ser humano dejaba ya de ser especial y
diferenciado pasando entonces como el resto de los seres vivos,
siendo resultado de un mismo proceso vital. La afirmación de un
mundo en evolución sustituyendo la idea de un mundo estático y la
afirmación de la comunidad de descendencia partiendo de un
antepasado común, fueron aceptados pronto por una gran mayoría de
los científicos serios, sin embargo; la gran polémica general
mostraba un rechazo a la inclusión del hombre en la comunidad de
descendencia de los animales.
El
postulado de la selección natural ha sido uno de los puntos más
discutidos partiendo de la idea de atribuir al azar, un protagonismo
que lo separaba de cualquier idea o diseño ya intuido por Dios. La
harmonía ascendente del mundo de los seres vivos no podía ser un
resultado arbitrario y aleatorio de la selección natural. La fuerza
de la realidad que se apreciaba en todo el medio natural y el hombre,
arrojaban una fuerza superior en la aceptación de una harmonía u
orden que exigía un proyecto pre establecido y no un mero resultado
del azar.
Más
tarde, en las décadas de 1930 a 1940, apreciándose nuevas
investigaciones surgió lo que se conoce como “La Teoría Sintética
de la Evolución”. Auguste Weissmann, un alemán seguidor de Darwin
diferenció, por primera vez, dos tipos de células: las somáticas
y las germinales.
De aquí que demostrara la IMPOSIBILIDAD de transmitir los cambios
adquiridos; cambios que no estaban en las células germinales.
Con
esta distinción apreciable, Weismann excluía la herencia de los
caracteres adquiridos propia del Lamarkismo. El alargamiento del
cuello de las jirafas no se podía explicar por los persistentes
esfuerzos adaptativos.
El
nacimiento de una nueva ciencia, la genética; dio un golpe fatal al
evolucionismo. El investigador Thomas Hunt Morgan sería quien
profundizaría sobre las funciones de los cromosomas y los genes. Las
leyes de Mendel y las funciones de los cromosomas parecían obedecer
más a
un principio de constancia y regularidad
que a un principio de cambio.
Así,
en el primer tercio del siglo XX, dominaba una continua lucha entre
las fuentes científicas identificadas como lamarkistas, darwinistas,
y geneticistas entre otras. Gracias a los esfuerzos de Dobzhanski,
Ernst Mayr y G.G. Simpson, entre otros; nació una concepción
general e integradora; La Teoría Sintética de la Evolución. Esta
teoría rectificaba la de Darwin con respecto a la luz de la teoría
cromosomática de la herencia iniciada por Mendel y de la genética
de poblaciones. Esta teoría se caracterizó por:
- Un rechazo de la Herencia de los Caracteres adquiridos.
- La ratificación de los gradualismos en la evolución
- El reconocimiento del mecanismo de la selección natural en dos fases actualizadas. La primera referente a la producción de mutaciones cromosómicas o variabilidad genética. Y una segunda que consistía en la selección de los portadores de dotación genética más favorable para hacer frente a las presiones ecológicas. Estos últimos se supone que tendrían una probabilidad de supervivencia y de procreación más alta que el resto de la población.
De
manera concluyente se pudiera afirmar que hoy el consenso del entorno
de la teoría sintética está debilitado, aunque se presenta con
alguna firmeza, pero a la vez, con importantes dificultades u
obstáculos. Uno de ellos consiste en que no
es posible explicar la permanencia de una especie cuando parte de sus
individuos han evolucionado hacia formas más aptas
constituyendo otras. Una segunda refiere a la imposibilidad,
partiendo de un voluminoso registro fósil actual, de hablar de un
proceso evolutivo gradual. La evolución, según se ha considerado
por los descubrimientos fósiles, ha
avanzado, pero no mediante cambios “súbitos”, sino más bien a
través de “saltos”, entre
otras dificultades.
Hoy
aún siguen las incógnitas sobre si el orden natural es resultado de
un designio o finalidad o si bien, es una realidad imprevisible y
casual. Un producto al azar.
Las
ciencias han caracterizado a los seres vivos mediante algunos
aspectos a tener en cuenta. Los sistemas de impulso vital deberían
mostrar algunas características definidas. De ellos pudiéramos
mencionar:
- Deben de disponer de un sistema de decisión que les permita escoger entre diferentes opciones para conseguir su objetivo o finalidad. Implica a su vez, la existencia de grados de libertad en el sistema y, por otra parte, una inteligencia operativa. En este punto el “azar” no tiene lugar en un proceso evolutivo de esta clase.
- Estas opciones se tomarían en función de la información disponible para lo cual, sería entonces necesaria la existencia de un archivo que formara parte de este sistema.
- La bondad o buena fe del sistema evolutivo en sus faces se tendría que suponer “a priori” y, seguramente se tendría siempre “a posteriori”. De aquí que los seres en evolución estarían dotados de leyes morales para la convivencia y creación de la sociedad primitiva.
- El sistema en cuestión, habría de ser un sistema finalista; es decir, con objetivos. Entre estos a tener en cuenta: La progresión eficaz de los métodos; Garantías y seguridad; Coherencia y compatibilidad interna y; la optimización de los recursos; lo que representa un nivel de desarrollo de los seres vitales que los procesos evolutivos más arriba descritos no son suficientes en el momento de mirarlos en cada una de sus fases.
Desde
1862, los resultados de los meticulosos experimentos de Louis
Pasteour establecerían que un medio verdaderamente estéril,
permanecería siempre estéril y que los organismos vivientes
complejos solo podían venir de otros organismos similares. Hasta
fechas muy recientes, aun nadie ha podido sintetizar una protocélula
utilizando los componentes básicos que tenga las propiedades
necesarias para la vida (esto es haciendo referencia al enfoque “de
abajo hacia arriba”), sin esta prueba
de principio,
entonces las explicaciones tienden a quedarse cortas. La teoría de
la evolución de Charles Darwin presenta un mecanismo por el cual
tales organismos pudieron evolucionar a lo largo de milenios desde
formas simples, no obstante;
no se aborda la chispa original por
la cual surgieron incluso los organismos más simples. La presencia
de la vida misma hoy impide la
generación espontánea de compuestos orgánicos simples.
Circunstancia que hace la búsqueda de las primeras formas de vidas
dependientes del laboratorio.
Hasta
aquí se ha tratado sobre las cuestiones referentes a las diferentes
ciencias en contraste con la religiosidad del hombre primitivo y la
supremacía de la idea de Dios entre los resultados arrojados a la
luz de los avances científicos en sus distintas áreas. Ahora
tocaría entonces cuestionarnos hasta donde el conocimiento sin Dios
pudiera ser productivo y provechoso en su desarrollo para la
humanidad.
DE
LO QUE LOS CRISTIANOS CREEMOS Y AFIRMAMOS
Hay
varios elementos que deben tenerse en cuenta cuando cualquier persona
desde la fe trata un diálogo abierto con las ciencias. La primera de
ellas es que la Biblia no es
un libro de ciencias. La Biblia es un libro de Fe,
es un libro religioso. La Biblia es la historia de la Salvación; el
registro histórico de la manifestación, de la revelación de Dios
para con el hombre.
Un
segundo aspecto que debe tenerse en cuenta es referente a la exégesis
bíblica. La interpretación
adecuada de las Escrituras Sagradas debe de hacerse usando los
métodos adecuados. De aquí a que sea de importancia suprema tener
en cuenta; 1.
El conocimiento y estilo de la lengua original en que fue escrito el
texto bíblico; 2.
Las razones por las que fue escrito y el medio por el que llegó a
nuestras manos; 3.
Si el pasaje en cuestión ha de interpretarse de manera Alegórica o
Literal; entre otras cosas.
Desde
los tiempos más antiguos de los que se cuentan historias, en todos
los pueblos y culturas el epos
funda el ethos.
La narración de un pasado, en ocasiones épico o en otras, histórico
se fungen como la evocación de los orígenes, como rememoración de
las intervenciones divinas o heroicas. El mismo tiene una función de
hermenéutica existencial y quiere arrojar su luz sobre el presente.
El conocimiento de lo que fue, funda la normativa de lo que ha de
ser, y de lo que se ha de hacer. Esta narración en la gran mayoría
de los casos, apunta y termina en la práctica, en la moral, en las
costumbres. Toda cultura consta de un relato y de un modo de actuar
que lo prolonga y es su correlato.
El
cristianismo, a diferencia de la gran mayoría de las religiones que
existían en el tiempo en que esta surgió; y hoy, aun en nuestro
presente; le identifica un carácter histórico que la diferencia de
toda comparación. El testimonio del cristianismo es siempre una
apelación a los hechos; a lo que Dios ha hecho para revelarnos su
mensaje de salvación, y a la persona sagrada de Jesús de Nazareth
que ha podido interpretarnos correctamente a Dios por ser su Verbo,
“el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia”.
El
conocimiento del Dios verdadero solo puede obtenerse mediante un paso
de fe.
Los
primeros cristianos lo evocaban de esta misma manera cuando
escribieron el antiguo Símbolo Romano, la confesión de fe más
antigua de nuestra propia historia: “CREO
EN DIOS PADRE TOPODEROSO, CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA…”;
la Biblia comienza a un mismo tenor:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra…” No
se limita a dar elementos fehacientes sobre los mismos detalles de
todo lo que Dios Hizo. Simplemente narra la creación de todo lo que
existe atribuyéndola a Dios y no meramente al azar ni a la
casualidad.
Existen
dos formas de interpretar el Poema
de la Creación que nos
narra el libro de Génesis en sus primeros capítulos. Estas dos
formas pudieran ser ya la Alegórica
o bien, la Literal.
Lo importante es que tanto la interpretación de la primera como de
la segunda, en ambos casos el “Sitz
im Lebem” (Estipulación
Fundamental) siempre es el mismo.
De
aquí a que podamos resumir las conclusiones fundamentales referentes
a la creación a la luz de las Escrituras Sagradas, en los siguientes
puntos:
- DIOS ES EL AUTOR, DISEÑADOR, LEGISLADOR Y CREADOR DE TODAS LAS COSAS QUE EXISTEN. De aquí que simplificaremos TODAS LAS COSAS, a la creación de la materia. Una creación que Dios hizo de la nada.
Tomando
elementos literales del estilo y la escritura que el autor del
Génesis usó, es justo señalar el uso del término hebreo “barah”
que en su significado infiere, “crear a partir de la nada”. En el
Poema de la Creación este término es usado en tres ocasiones, 1.
Gen 1 -1, Cuando hace referencia a la creación a partir de la nada,
de todo lo que existe (En este caso, la materia); 2.
Gen 1 – 21 Cuando hace referencia a la vida de todo lo que vive en
el mar y; 3.
Gen 1 – 27; Cuando hace referencia a la creación del hombre a su
imagen y semejanza. En los textos que siguen a este versículo
entendemos entonces que lo que Dios creó de la nada en este caso es
lo que entendemos y aun es objeto de debate entre los teólogos en lo
referente a, “su imagen y semejanza”.
- La Biblia usa el termino hebreo para días “yom”, sin embargo, aun cuando se entienda que hace referencia a 6 días de 24 horas literales o, bien haga referencia a 6 eras geológicas que puedan haber durado millones de años, lo cierto es que la cuestión no merece mucho más debate del que se ha hecho al considerar que, Dios es un Ser TRASCENDENTE por lo que infiere que para él no existe el tiempo, esto es, pasado o futuro.
- El poema de la creación no se limita ni detiene a especificar los detalles o procesos que tuvieron lugar a la formación de nuestro mundo y el surgimiento de todas las especies que hoy existen. De aquí que el término evolución no sea del todo descartado puesto que es un fenómeno muy perceptible al día de hoy cuando se prueba la unión, por citar un ejemplo; de dos clases de perros diferentes de donde se observa que de esta unión, surge una nueva especie de perros con rasgos de ambos ascendentes, pero, sin embargo, no de la misma clase ni del mismo tipo sino, uno con rasgos de ambos, pero, aun así, diferente, aunque sigue siendo un perro.
- Un dato que todos debemos considerar adecuadamente y con sus debidos límites que corresponden es el que surge a la luz el Gen. 2 – 7, cuando hace referencia a que Yahvé hizo al hombre del polvo de la tierra. De aquí podemos afirmar sin lugar a dudas los materiales que usó Dios para hacer al hombre, sin embargo: 1, La Biblia no especifica ni precisa toda vez ¿Qué forma tenía el polvo de la tierra, o si no tenía ninguna? Esto no infiere en modo alguno que el hombre proceda de un proceso evolutivo procedente de una especie de simio; de hecho, hoy la evidencia científica tiende a dudar más este postulado que defenderlo, sin embargo; es un elemento que no debe ser pasado por alto ni descartado. 2. La exégesis progresista ha señalado que tanto los nombres de Adán como el de Eva, puedan ser simbólicos o bien representativos. De aquí entonces que la exegesis alegórica se separe considerablemente de la exégesis literal, pero, aun así, el “Sitz im Lebem” del relato sigue siendo el mismo. Ya se haga referencia a una pareja en singular o bien pueda hacer referencia a comunidades de hombres, llámense, primitivos.
De
estas distintas interpretaciones surgen los conceptos teológicos
conocidos como monogenismo,
en contraposición al poligenismo
o poligeneticismo;
aunque ambos conceptos atribuyen la existencia del hombre a un diseño
único.
A
la luz de la anatomía
se evidencia que el cuerpo humano tiene la misma forma, desde el
pigmeo a los watuzis gigantes, y desde el escandinavo más blanco
hasta el africano más negro. De la fisiología
sabemos que las variaciones en la respiración y el pulso son mínimas
entre los seres humanos. Desde la Psicología
sabemos que las facultades de percepción, los esquemas de reacción
y la función del sistema nervioso central son similares en todos los
seres humanos y, como último elemento, la reproducción
provee el dato fundamental de la fertilidad interracial.
Aun
así:
- En algún momento de su historia el hombre (como género) o los hombres (como comunidad), perdieron su relación personal con Dios al revelarse contra el mismo dando origen en su rebelión al pecado o, bien pueda ser porque desobedeciendo a Dios, la pareja inicial comió el fruto del árbol prohibido.
- Las consecuencias de esta rebelión contra Dios fueron las separaciones de la comunión del hombre, o los hombres con Dios, al mediar en medio de ellos el pecado que los separaba de Dios.
- Desde entonces surge la cuestión de la redención y de un redentor, que cargaría sobre sí mismo las rebeliones de los hombres y mediaría de esta forma, creando el puente que anteriormente se había derrumbado, entre Dios y los Hombres debido a la rebelión de estos.
Desde
esta visión entonces comprendemos lo que experimentamos cuando nos
sentimos como criaturas. Cuando miramos al cielo infinito y todo
cuanto nos rodea, y podemos dar gracias a nuestro Dios por lo
maravilloso de su creación y entonces entendemos mejor el sentido de
nuestra propia existencia, y la necesidad de nuestra relación con
ese Dios maravilloso, creador de todas las cosas y que se expresa
mediante nuestra adoración. Es un motivo de alabanza y
contemplación. La humanidad no es la visión que el marxismo
presentó como animales económicos cuyas luchas de clases son el
fundamento de la ética. Tampoco la visión freudiana
de los seres humanos entendidos primaria y esencialmente como
producto de sus instintos sexuales, dominados por actividades
sexuales anómalas o; la visión totalitarista
de los seres humanos entendidos como instrumentos políticos del
estado civil omnicompetente. Tampoco la triste visión racista
según la cual las diferencias y los conflictos raciales son aspectos
muy importantes en la vida humana y existen por ello razas superiores
y otras inferiores y; mucho menos la visión naturalista
de una humanidad según la cual el ser humano es el resultado de
posicionamientos accidentales de átomos. El hecho de que exista un
orden, es el resultado inmediato de la acción de alguien que ordenó.
Si existen reglas, se debe a que alguien las legisló; si existe una
creación, es por el resultado directo de un Creador.
La
ciencia contemporánea ha formulado el resultado de sus
investigaciones en una manera de aseveraciones comprobadas que a la
vez dan paso a las tesis que, desde las enseñanzas bíblicas, los
cristianos hemos creído y afirmamos. A continuación, podemos
observar según se ha formulado la Ley de la conservación de la
materia:
“En
toda reacción química se conserva la masa; esto es, la masa total
de los reactivos es igual a la masa total de los productos
resultantes. De aquí entonces a que la materia no se crea ni se
destruye; solo se transforma y permanece invariable”. Entonces la
creación, sostén y reglamentación de la materia en sus partes y
funciones, atribuidas a Dios por la fe cristiana son los fundamentos
que pueden complementar esta ley. La termodinámica ha realizado sus
postulados sobre la energía térmica en términos muy similares.
Todos estos ejemplos no son más que los aportes que la ciencia
brinda desde su investigación y que solo desde la fe pueden ser
complementados.
Los
cristianos y la humanidad en general hemos sido testigos de lo que ha
sucedido cuando la ciencia ha tomado el camino en su investigación
independiente, a fin de hacer postulados y presentar teorías
alienadas con respecto a la fe cristiana y en su contraposición.
Basado
en el principio de la ya pasada era modernista sobre la
“benevolencia” del conocimiento, todos hoy somos testigos de los
grandes peligros y consecuencias que estos postulados han traído.
En
Alemania arraigó hondo el evolucionismo. Su historia reciente era
interpretada como una confirmación de la idea de supervivencia de
los más aptos. En 1871, doce años después de la publicación de
“El Origen de las Especies” y, en el mismo año cuando se
presentaría la teoría evolucionista del hombre partiendo de un
animal similar a un simio; Alemania salía victoriosa de la guerra
franco – prusiana; unificada y llena de entusiasmo nacional se
proclamó, en el conquistado palacio de Versalles, el II Reich. Por
medio de la lucha Alemania se elevaba por encima de todos. Años
después, Adolf Hitler apropiándose de ideas de Nietzsche de raíz
darwinista, loara las excelencias de la raza aria, la más idónea en
la lucha por la vida a través de la tradición del Volkisch. Esta
fue sin lugar a dudas, la corriente de pensamiento más importante
que ayudó a preparar el terreno para la aparición de la ideología
nazi, muy asociada con una fuente inagotable de principios racistas y
estereotipos antisemitas, y que posteriormente costarían la vida de
alrededor de 6 millones de judíos en lo que hoy conocemos como el
Holocausto Judío, por la simple razón de considerarlos inferiores,
entre otros tantos justificantes. Así, durante el III Reich, la
comunidad Volk (Volksgemeinschaft) se convertiría en la denominación
oficial para la “comunidad de sangre” y raza que la Alemania de
Hitler se esforzó en instituir.
El
darwinismo de corte Social fue de igual forma, la ideología que
alimentó el sistema del Apartheid
en Sudáfrica y la segregación de las personas de color en muchos
países del mundo. Este triste fenómeno fue implantado por
colonizadores ingleses y holandeses, como símbolo de una
discriminación política, económica, social y racial contra las
personas de color por el triste y erróneo concepto de considerarlos
inferiores.
Desde
el punto de vista de los avances científicos alienados de la fe
cristiana, el mundo fue testigo en la primera parte de la segunda
posguerra, del miedo ante el nuevo poder de destrucción que había
surgido con la invención de la bomba atómica. El hombre se vio de
repente con capacidad no sólo para destruirse a sí mismo, sino
también a la tierra. Durante largo tiempo, lo que salvó a la
humanidad de los horrores de una guerra nuclear fue de facto, la
rivalidad entre bloques de poder contrapuestos y, el miedo a provocar
con la destrucción del otro, también la propia destrucción. La
limitación reciproca de poderes y el miedo a sucumbir, resultaron
ser fuerzas de salvación.
Hoy
hay un nuevo poder que se levanta fruto de la ciencia y que es igual
de peligroso, aunque a primera vista parezca benéfico y digno de
toda aprobación.
El
hombre ya es capaz de hacer hombres mediante la clonación.
Es
digno señalar que esto no ha sido logrado de acuerdo a las teorías
evolucionistas de átomos en
movimiento más tiempo,
más casualidad.
Los logros en esta materia que se han obtenido al día de hoy han
sido siguiendo un diseño ya muy bien estudiado por personas muy
capacitadas; en laboratorios con equipos de alta tecnología y, en
condiciones ya preparadas por el propio hombre y usando materia ya
existente. Sin embargo, el peligro de este proyecto y sus posibles
consecuencias de llevarlo a cabo han producido una preocupación de
carácter mundial. Por este medio el hombre se convertiría en un
producto y de esta suerte, su relación consigo mismo cambiaría
radicalmente. Ya no es entonces un don del Dios creador, sería un
producto fabricado por él mismo. Ahora la tentación de construir al
hombre perfecto, la tentación de hacer experimentos con el hombre,
la tentación de considerar a los hombres como basura y de deshacerse
de ellos no son ya fantasías de personas hostiles al progreso.
Una
última cuestión a considerar es lo que nosotros mismos hemos hecho
a nuestro propio medio ambiente. La tala indiscriminada de bosques,
el desarrollo de las industrias y como consecuencia directa, la
contaminación de nuestro propio medio ambiente, han contribuido de
forma radical a poner en peligro nuestra propia existencia en nuestro
planeta.
Hoy
aún se hacen múltiples esfuerzos a niveles internacionales a fin de
tratar de parar el acelerado deterioro de nuestro planeta y las
consecuencias inviables que vendrían consigo. El cuidado del medio
donde vivimos y donde vivirán nuestros hijos es una responsabilidad
general de todas las personas y hoy es urgente que se tenga
conciencia de la misma.
La
religión cristiana pudiera de facto, como lo ha sido en muchos
momentos, cuestionada a fin de sus metas y, lamentablemente en muchas
ocasiones, de sus propios intereses; sin embargo, ahora cabría
cuestionarse ¿hasta dónde es fiable del todo la razón y el
conocimiento sin el temor de Dios? Al fin y al cabo, la bomba atómica
ha sido un producto del conocimiento humano; también la posible
producción y la selección de hombres han sido creadas por la razón
y el conocimiento humano. ¿No habría que poner al conocimiento
humano bajo observación? ¿O no deberían quizás circunscribirse
recíprocamente la fe y el conocimiento; mostrándose una a otra sus
respectivos límites y ayudarse a encontrar una a otra el camino?
Hoy
sabemos que ha sido un error confiarse en la benevolencia del
conocimiento, y esto, porque el mismo conocimiento no es ni positivo
ni negativo. El conocimiento es neutral. Su valor moral lo aporta la
persona que lo conoce y practica.
La
fe y el conocimiento han de andar juntos, tomados de la mano en un
gesto de transparencia, unión y conociendo sus respectivos límites.
Existe una unión que es indisoluble entre el conocimiento y la fe.
La fe necesita ser conocida y el conocimiento necesita ser creído.
Las ciencias deben realizar sus investigaciones y presentar sus
postulados con la convicción del temor traducido en respeto, en un
gesto de adoración para con el Dios Creador. El hombre de ciencias
debe andar cautelosamente en cada proyecto que emprenda, con la
convicción que él mismo se adentra en un camino que lo conducirá
al final de su trayectoria, a un encuentro con el creador de todas
las cosas, y a descubrir esas maravillas que aún muchas de ellas
permanecen ocultas al conocimiento humano.
Es
como andar con el espíritu cauteloso e investigativo del medio que
nos rodea, pero a la vez; caminando con los pies descalzos, porque el
suelo que pisamos, santo es.
Raudel
García Bringas
Batabanó;
Diciembre 19 del 2015
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