3:2-13
Una digresión: el ministerio apostólico de Pablo
Pablo
se aparta bruscamente de lo que estaba por decir, porque, luego de
haberse
presentado brevemente en el v. 1, siente que debe ampliar esa
presentación
antes de continuar (ver nota en la BA). Ha sostenido que es un
hombre
de Cristo Jesús que está preso (¡eso es lo que significa
prisionero
de
Cristo
Jesús, no
que Jesús sea el carcelero!) a
favor de vosotros los
gentiles...
Este
último concepto es el que necesita ser elaborado. Su
apostolado
a los gentiles es lo que domina los vv. 2-13, ampliando y
reorganizando
el contenido de <510123>510123>Colosenses
1:23-29. La sección está
compuesta
por tres oraciones en gr. Los vv. 2-7 retoman el tema de la
revelación
del misterio de la reunificación cósmica en Cristo, introducido en
<490109>490109>Efesios
1:9, 10 y 2:20: una revelación en la que se destaca la inclusión de
los
gentiles (6). La segunda frase, vv. 8-12, centra la atención más
particularmente
en el propio papel de Pablo como Apóstol a los gentiles, y en
la
gracia admirable que lo hace (aunque es menos
que el menor de todos los
santos)
el elegido para llevar el evangelio de reconciliación cósmica.
Finalmente,
en el v. 13, Pablo vuelve a sus sufrimientos por el evangelio, el
tema
que motivó la digresión.
2-7
La
digresión comienza con la virtual certeza de Pablo de que sus
lectores
saben
acerca de la comisión que Dios le ha dado. Es más que razonable que
él
pudiera
esperar esto. El mismo había llevado el evangelio de la inclusión
de los
gentiles
desde Jerusalén, alrededor del Mediterráneo y hasta Yugoslavia (el
Ilírico
mencionado en <451519>451519>Romanos
15:19), y tenía intenciones de ir a Roma y
España
(<451514>451514>Romanos
15:14-24). Además, había estado estacionado en Efeso
durante
tres años, desde el 52 al 55 (<442031>442031>Hechos
20:31), desde donde sus
colaboradores
habían llevado el evangelio al menos hasta Colosas y Laodicea
en
el este, y probablemente también hasta los otros centros del área.
No
obstante,
la forma en que habla es una nueva indicación de que estaba
escribiendo
una carta general a las iglesias que no lo habían conocido, y no a
los
efesios únicamente, los cuales no habían meramente “oído”
acerca de su
ministerio.
Aun
cuando esté claro el sentido general de los vv. 2 y 3, el
significado más
preciso
es difícil de asegurar (¡compárense las distintas traducciones!).
Mucho
depende
de la frase que se traduce la
administración de la gracia de Dios
que
me ha sido conferida en vuestro beneficio. La
RVA conserva parte de
la
ambigüedad del gr. que usa Pablo. Pero ¿querrá decir: (a) “la
forma
en
que
Dios
me confió la gracia que me dio para ustedes”, es decir, que fue
por
revelación
que hizo conocer el misterio; (b) “la manera
en
que se expresa la
gracia
que él me dio” (según Caird); (c) “la misión
[o
responsabilidad]
de la
gracia
que Dios me encomendó en orden a vosotros” (BJ); o (d) “el plan
o
disposición
de
la gracia que Dios me dio”, es decir, el contenido conceptual
del
misterio? La argumentación de cada posición encuentra elementos
para esta
división,
pero la sintaxis y la relación con los vv. 3 y 4 quizá pesen
ligeramente a
favor
del primero. Pablo, entonces en los vv. 2-4, parece afirmar que Dios
le
confió
la gracia del evangelio para los gentiles al revelarle a él el
misterio sobre
el
cual el Apóstol ya ha escrito brevemente (¡es decir, los caps. 1 y
2!), y que
los
lectores pueden comenzar a captar el significado de la esencia del
evangelio
a
partir de lo que él dice.
5,
6 Transfieren
la atención hacia el nuevo contenido de la verdad revelada que
aquí
está en juego. Las palabras de Pablo sugieren que había
insinuaciones del
evangelio
en el AT, cosa que Pablo declara abiertamente, p. ej. en Romanos 4;
cf.
<450925>450925>Romanos
9:25—10:21. Pero que Dios hiciera a los gentiles
coherederos,
o cointegrantes del cuerpo (Pablo acuña una nueva palabra para
explicar
mejor el concepto) de un nuevo pueblo de Dios, y copartícipes de la
promesa
de la nueva creación en Cristo, era algo indiscutiblemente nuevo.
Las
tres
expresiones que Pablo utiliza comienzan con el mismo prefijo (en gr.)
que
significa
“con”, como aquí. Generalmente se interpretaba que pasajes como
<230201>230201>Isaías
2:1-4 significaban que los gentiles se unirían, llenos de
admiración, al
Israel
restaurado, y se convertirían en prosélitos o judíos. La
revelación
decisiva
del misterio de la plena bendición a los gentiles no se había
producido
sino
ahora, y fue dada a los santos
apóstoles y profetas de
Dios. En el
comentario
sobre <490220>490220>Efesios
2:20 indicamos la razón sintáctica por pensar que
se
referiría a “apóstoles funcionando como profetas”, aunque la
sintaxis
permitiría
el significado de “apóstoles y profetas funcionando en unidad”.
El
argumento
más fuerte en favor de la última interpretación es 4:11, pero
debemos
decir que no conocemos profetas en la iglesia primitiva (aparte de
los
apóstoles)
que hubieran recibido tan importante revelación, y el contexto es
específicamente
lo que Pablo dice sobre su comisión
apostólica. Si
nos
preguntamos
cuándo fue que Pablo recibió la esencia de esa revelación,
indudablemente
fue en la misma experiencia en el camino a Damasco (cf.
<442612>442612>Hechos
26:12-18; Gál 1:11, 12, 15, 16), pero el proceso por el cual fue
revelado
y establecido a un círculo más amplio de apóstoles (5) llevó más
tiempo
(cf.
Hechos
15; Gálatas 2), y quizá en el mismo hayan participado
profetas.
Algunos creen que <441528>441528>Hechos
15:28 sugiere esto.
6
Este
versículo concluye con la afirmación de que los gentiles reciben su
bendición
en Cristo, a través del evangelio. El v. 7 es parte de la misma
oración
gramatical
gr. que Pablo comenzó en el v. 2 y no una nueva oración, como en
la
RVA. Aquí Pablo da forma final al párrafo, volviendo al pensamiento
de la
gracia
de Dios y el poder dado a Pablo para ser siervo de este evangelio.
Nota.
El
calificativo de santos
dado
a los apóstoles
y
profetas
ha
causado
problemas.
Algunos lo consideran una posterior restricción del catolicismo
temprano
a la expresión “los santos” que Pablo utiliza normalmente para
referirse
a todos los creyentes en Cristo. (La palabra gr. hagios
puede
ser un
adjetivo
que significa “santo, separado por Dios para algún uso en
particular”, o
un
sustantivo que signifique “santo”, “apartado”). Pero esto no
es convincente,
ya
que Efesios usa el sentido más amplio en toda la carta
(<490101>490101>Efesios
1:1, 4,
15,
18, etc.). Tampoco es obvio que Pablo venere aquí a los apóstoles
en
forma
especial, comparados con otros creyentes... ¡Por cierto, en el v. 8
él se
describe
a sí mismo como menos que el menor de todos los santos! La
explicación
puede encontrarse probablemente en la influencia de
<510126>510126>Colosenses
1:26, 27 donde las palabras son muy similares, pero se dice
que
el misterio ha sido revelado “a los santos”. Cuando Pablo,
habiendo releído
el
pasaje de Colosenses, cambió el énfasis a que la revelación había
sido hecha
a
los apóstoles, la palabra hagios
simplemente
permaneció, pero aquí con una
fuerza
diferente: ahora denota a los “apóstoles y profetas” como
“apartados
para
Dios” para su función distintiva como receptores de la revelación
central.
8-12
Estos
versículos retoman y desarrollan el tema del servicio de Pablo para
el
evangelio. Su afirmación de ser menos
que el menor de todos los santos va
más
allá que la anterior en que hablaba de ser el más insignificante de
los
apóstoles
porque se había opuesto al evangelio y había perseguido a los
seguidores
de Jesús (ver <461509>461509>1
Corintios 15:9; pero cf.
<540115>540115>1
Timoteo 1:15
donde
se llama a sí mismo “el primero de los pecadores”). Aquí es una
exageración
deliberada para magnificar la maravilla de la gracia de Dios que lo
hizo
Apóstol a los gentiles, con un evangelio que habla del insondable
tesoro de
Cristo,
con una importancia de proporciones cósmicas. Más específicamente,
Pablo
ha recibido la tarea de llevar a las personas a ver el misterio
cósmico
finalmente
revelado, y cómo Dios ha elegido para desarrollar en la práctica su
propósito
eterno (9). El verbo que la RVA traduce como aclarar significa
“iluminar”
(BA, VHA, “sacar a luz”), y presume una niebla de oscuridad
espiritual
que debe ser dispersada. El lenguaje probablemente se refiera en
forma
principal a la conversión (cf.
<490508>490508>Efesios
5:8-14; <442617>442617>Hechos
26:17, 18;
<470404>470404>2
Corintios 4:4-6; <520504>520504>1
Tesalonicenses 5:4, 5), pero Pablo tiene en mente
un
sentido continuo que se hace realidad en su propio ministerio de
enseñanza y
de
oración intercesora por sus iglesias (ver, p. ej. <490118>490118>Efesios
1:18; 3:18). La
importancia
de esta continua “iluminación” se presenta en el v. 10, en que
el
propósito
total de Dios para el ministerio de predicación, enseñanza y
oración
de
Pablo es que la iglesia
sea
edificada para convertirse en la manifestación de
la
rica y multiforme (la palabra utilizada aquí significaba
originalmente
“multicolor”)
sabiduría de Dios a los
principados y las autoridades en los
lugares
celestiales.
¿Qué
implica esto? Los principados en cuestión son probablemente la
totalidad
de
los seres celestiales; no solamente los ángeles de Dios, ni
solamente los
poderes
malignos de 6:12, sino ambos. Son los testigos reunidos, ante los
cuales
Dios demuestra su sabiduría, y lo hace a través de una iglesia que
la
expresa.
Esa sabiduría es su propósito eterno en Cristo (11), que claramente
no
es otra cosa que su intención de unir todas las cosas en Cristo
(<490109>490109>Efesios
1:9,
10). Se expresa en una iglesia universal donde judíos y gentiles
viven y
adoran
en un cuerpo, en armonía con Dios y con los hermanos y hermanas en
Cristo
(cf.
Efesios
6; 2:11-22). La enseñanza y la oración de Pablo en Efesios
1—2
está, por tanto, dedicada a destacar y promover dicha unidad, al
igual
que
su exhortación en los caps. 4—6. El cree que esto es un testimonio
central,
si
no el
testimonio
central, para el evangelio. En esto sigue a Jesús, cuya
oración
testamentaria final en Juan 17 se centra en el pedido de que Dios
mantenga
a la iglesia en una unidad de amor que se corresponda y sea
testimonio
de la unidad de amor entre el Padre y el Hijo.
13
Nos
trae nuevamente a la afirmación del v. 1, de que su encarcelamiento
es
“a
favor de vosotros los gentiles”. Sus lectores podrían sentirse
desanimados
porque
Dios hubiera permitido esta aparente tribulación, pero Pablo
desearía
más
bien que ellos la consideraran vuestra
gloria. ¿Por
qué, después de todo,
había
sido arrestado el Apóstol? Fue por defender la igualdad de los
creyentes
gentiles
con los judíos en el pueblo único de la nueva creación de Dios, el
cuerpo
de Cristo. Esto enfureció a los judíos (¡y también a algunos
cristianos
judíos!),
ya que era un golpe a su sensación de privilegio espiritual. Y fue
ese
violento
antagonismo el que promovió las circunstancias del arresto, prisión
y,
finalmente,
el martirio de Pablo (ver Hechos 21—28). Lo que es más, Pablo
había
ido a Jerusalén teniendo plena conciencia de los peligros
(<451530>451530>Romanos
15:30,
31), y llevando una ofrenda de las iglesias gentiles a la iglesia de
Jerusalén,
como muestra del amor y del sentir de deuda de aquéllas para con la
iglesia
madre, por la bendición espiritual del evangelio que habían
recibido
(<451526>451526>Romanos
15:26, 27). Pablo esperaba que esto ayudara a sellar la unidad
entre
ambas iglesias, que constantemente habían estado bajo ataque. Los
cristianos
judíos habían acosado a las iglesias de Pablo durante todo el
ministerio
del Apóstol (ver, p. ej. 2 Corintios 10—13; Gálatas 1—2; 6;
Filipenses
3), y un hombre de menor categoría simplemente se hubiera lavado
las
manos de todos ellos. Pero Pablo, no obstante, fue a Jerusalén como
apóstol
del evangelio a los gentiles y del evangelio de la reconciliación
cósmica.
El,
un judío, había dedicado su vida a llevarles ese evangelio a los
gentiles, y
pensaba
que valía la pena correr cualquier riesgo para promover la unidad
con
la
iglesia judía. Por eso sus cadenas eran la gloria
de
los gentiles. Y si
observamos
cuál fue el resultado final para Pablo, entonces, realmente, “no
es
exagerado
decir que Pablo murió como mártir de la causa de la unión
cristiana”
(Findlay,
The
Acts of the Apostles, p.
32). Hay aquí un profundo desafío para
nuestras
iglesias protestantes hoy, que tan fácilmente se dividen y vuelven a
dividirse,
por temas relativos a “la verdad”, muchas veces sin darse cuenta
de
que
al hacerlo están comprometiendo la verdad central del evangelio de
reconciliación
y restauración de la unidad en Cristo.
3:14-21
Pablo finaliza el informe sobre su oración. Doxología
Pablo
ahora retoma y completa la oración que dejara inconclusa en el v. 1,
y
nos
lleva a la parte final del informe sobre su tarea intercesora, que
comenzara
en
<490117>490117>Efesios
1:17. El tema aquí complementa lo que se ha dicho hasta ahora.
En
<490117>490117>Efesios
1:17-23 oraba básicamente para que sus lectores tuvieran un
entendimiento
espiritual más profundo del misterio central de la voluntad de
Dios;
específicamente, que pudieran captar con gozo la esperanza
cristiana, y
confiar
en el poder salvador y reconciliador de Dios en ellos, que comenzaba
ya
a unir todas las cosas en Cristo. Aquí ora para que sus lectores
lleguen a
tener
el poder para comprender (y conocer realmente) la plenitud del amor
de
Cristo.
Cuanto más profundo sea ese conocimiento en la iglesia, más
intensamente
reflejará ésta la unidad, la armonía y la vibrante paz mesiánica
que
finalmente
será restaurada por Dios en la nueva creación.
Esta
parte final del informe de Pablo sobre su oración constituye el
clímax del
mismo.
14
Aquí
vemos a Pablo postrándose ante Dios, de rodillas y con la
cabeza
inclinada hacia la tierra, como alguien que hace una reverencia y
trae un
asunto
de suma urgencia a un rey poderoso (la posición más común para
orar
era
de pie). Pablo ciertamente quería transmitir la impresión del poder
de Dios.
Si
lo llamamos Padre
(ver
sobre <411436>411436>Marcos
14:36; <421102>421102>Lucas
11:2;
<450814>450814>Romanos
8:14-17), debemos recordar que esto no es solamente una
expresión
de intimidad. En el Oriente el padre es el que rige la familia, aquel
a
quien
se participan todos los temas importantes, y a quien los hijos (no
importa
su
edad) brindan, en obediencia, un trato deferente. Cuando los judíos
hablaban
de Dios como Padre, querían decir que gobernaba al mundo que le
debía
obediencia.
15
Este
sentido del poder de Dios es reforzado por el agregado de de
quien
toma
nombre toda familia en los cielos y en la tierra (correctamente
traducido
por la RVA y otras versiones en castellano). Por esto, el v. 15 es
básicamente
una afirmación de Dios como creador de todos los grupos de
seres
vivientes (cf.
<490309>490309>Efesios
3:9; <460806>460806>1
Corintios 8:6; <510115>510115>Colosenses
1:15-
18),
y como aquel que soberanamente da a cada uno su “forma” y papel
individual.
En la tradición hebrea el hecho de que Dios ponga nombres a sus
criaturas
no es solamente para darles una “etiqueta” para reconocerlas,
sino
para
determinar lo que son. El lector hispano puede preguntarse por qué
Pablo
usa
aquí la palabra “familia” (gr. patria),
pero sería evidentemente apropiado
para
el lector gr. como un juego de palabras con pater,
“padre”. La palabra
significa
todos aquellos que derivan de un mismo antepasado o, en el caso de
los
seres angélicos, todos los de una misma clase (véase la nota en
BJ).
16-19
La
oración de Pablo está compuesta por dos (o quizá tres) peticiones.
La
primera, en los vv. 16, 17, es que Dios los fortalezca con el
extraordinario
poder
del Espíritu en el hombre
interior (los
corazones
del
v. 17; ver 1:18).
Esto
se define, no en términos de carisma de una clase o de otra, sino
como un
habitar
(más pleno) de Cristo
en
los lectores, de modo que estén arraigados
y
fundamentados
en
el amor.
Al
comenzar el v. 17 con las palabras para
que,
RVA
y VHA dan la impresión de que Pablo dice que los lectores deben
primero
ser fortalecidos
por
el Espíritu para que luego (en consecuencia)
Cristo
pueda habitar en sus corazones; pero esta impresión es errónea. 17
Explica
el pedido: “Es decir, que Cristo habite en vuestros corazones.”
Pablo
no
está orando para que tengan una experiencia mística; mucho menos,
para
que
nuestras identidades humanas sean borradas y que nos convirtamos
“sólo
en
canales”. Pablo ora para que Cristo habite en nosotros por
medio de la fe;
es
decir, que vivamos nuestras vidas con una confianza amorosa más
plena en
él,
siendo cada vez más profundamente moldeados por “el acontecimiento
de
Cristo”
(como en <480220>480220>Gálatas
2:20; donde la primera parte del versículo se
explica
en la segunda). Es este habitar de Cristo el que fortalece la vida
del
creyente
y lo mantiene sobre un fundamento firme, especialmente en tiempos de
prueba
(cf.
<510111>510111>Colosenses
1:11; <500412>500412>Filipenses
4:12; y sobre todo en <471102>471102>2
Corintios
11:21b—12:10).
La
segunda petición está en los vv. 18, 19a. Es una oración por
comprensión
espiritual
profunda y un conocimiento real del amor de Cristo, que
paradójicamente
está más allá de lo que la experiencia humana permite
conocer.
Digno es de señalar que la frase junto
con todos los santos es
significativa.
Pablo no busca un conocimiento “solista” del amor de Cristo, sino
el
amor que se conoce en forma corporativa y que une. Hablando
estrictamente
también,
las palabras de Pablo en su oración del v. 18 no expresan en
realidad
el
deseo de que captemos las cuatro dimensiones del amor de Cristo. Eso
podrá
ser en última instancia lo que quiere decir, pero también es una
simplificación
de lo que dice, de ser capaces
de comprender... cuál es la
anchura,
la longitud, la altura y la profundidad, y [o
“es decir”] de
conocer
el
amor de Cristo. En
el v. 18, Pablo en realidad no especifica a qué
corresponden
esas cuatro dimensiones que menciona. En el judaísmo, las
dimensiones
podían ser utilizadas al hablar de la insondable sabiduría de Dios
(ver,
p. ej. <181105>181105>Job
11:5-9 para las cuatro, y cf.
<451133>451133>Romanos
11:33, 34,
donde
lleva a una doxología como aquí; <510202>510202>Colosenses
2:2, 3), y quizá esto
sea
lo que Pablo quiere decir (cf.
<490310>490310>Efesios
3:10). Pero aun siendo éste el
caso,
la sabiduría de Dios entra en la escena en relación con su amor que
une
en
Cristo, por lo que la cercana conexión con el v. 19 es segura.
Alternativamente
(como lo presumen la RVA y otras), Pablo quizá no haya
incluido
las palabras “del amor de Cristo” en el v. 18 porque esta
expresión se
haría
explícita por medio de la elaboración provista en el v. 19a.
El
v. 19b, o bien presenta una tercera petición, o (más probablemente)
el
resultado
de una comprensión plena del amor de Cristo. En cuanto al sentido
de
seáis
llenos ver
<490123>490123>Efesios
1:23. Donde el amor de Cristo es conocido en
profundidad,
allí está él ejerciendo ya su gobierno, llevando a cabo en sí
mismo
la
unión del cosmos, en una armonía con Dios que es el resultado de la
nueva
creación.
La
doxología concluye formalmente y redondea la primera mitad de la
carta
con
una invitación a la adoración agradecida, así como comenzó
(<490113>490113>Efesios
1:13,
14). Ofrece una transición entre la oración de Pablo y la sección
de
enseñanzas
y las consiguientes exhortaciones directas (caps. 4—6; cf.
<451133>451133>Romanos
11:33-36 que tiene una función similar). Esta doxología sirve una
vez
más para recordar a los lectores de lo que es el poder de Dios,
inmenso y
lleno
de gracia que actúa en ellos (cf.
<490119>490119>Efesios
1:19—2:6), que no es para
satisfacer
pedidos egoístas, sino para promover la esperanza plena de confianza
en
su nueva creación, y peticiones que se correspondan con la intención
de
Dios
para la iglesia en esta era. La doxología es notablemente insólita
al pedir
que
la gloria sea dada a Dios por medio de la iglesia
(21);
pero esto es lo
apropiado,
dada la visión de la iglesia en el plan cósmico de Dios que Pablo
nos
ha dado. Es también una invitación implícita a los lectores a que
se
aseguren
(en cuanto de ellos dependa) de que la iglesia tenga un carácter tal
que
refleje la gloria de Dios.
4:1—6:20
PALABRAS DE ALIENTO PARA VIVIR EN LA
PRACTICA
EL EVANGELIO DE LA RECONCILIACION
COSMICA
Y UNIDAD EN CRISTO
La
segunda parte de la carta explora la aplicación del evangelio de
reconciliación
y unidad en la vida de la iglesia. Gran parte de ella toma la forma
de
una apelación directa, pero está construida sobre la base de lo que
se ha
dicho
en los capítulos anteriores, y el contenido se refiere
constantemente a lo
que
Pablo dijera en las secciones iniciales de acción de gracias,
oración y
enseñanza.
El tema recurrente de cómo “vivir” (en realidad, Pablo usa la
metáfora
heb. de “andar”) a la luz del evangelio es el hilo conductor de
<490401>490401>Efesios
4:1 en adelante (<490417>490417>Efesios
4:17; 5:2; 8, 15).
4:1-6
Apelación inicial a vivir una vida que
evidencie
la armonía de la nueva creación
Aquí
Pablo habla de nuestro llamado como un llamado a vivir juntos en una
forma
que encarna la unidad cósmica que Dios ha introducido. De esta forma
el
pasaje
dicta el tono del resto de la carta y sirve de vínculo con lo dicho
anteriormente.
Ese vínculo no sólo se materializa en el tema abarcador de la
unidad
en estos versículos, sino específicamente en el por
eso del
v. 1, el cual
(como
en <451201>451201>Romanos
12:1) establece el fundamento para la apelación en las
enseñanzas
ya dadas. El pasaje consiste de dos partes: un llamado a la unidad
(vv.
1-3, una ampliación parcial de Colosenses <490312>490312>Efesios
3:12-15), y una
confesión
en siete partes que le agrega énfasis (4-6).
1-3
Presentándose
aquí, una vez más, como prisionero
en el Señor, Pablo
apunta
implícitamente al nivel de compromiso que espera de sí mismo y de
otros.
Sus lectores no habrán dejado de observar que él estaba en prisión
precisamente
por su celo en procurar esa clase de unidad que ahora pide de
ellos
(ver sobre <490313>490313>Efesios
3:13). Pero primero su llamado es ese llamado más
general
a vivir en una forma que sea digna del llamado de Dios (ver 1
Tesalonicenses
<490212>490212>Efesios
2:12; <451201>451201>Romanos
12:1; <510110>510110>Colosenses
1:10). Es
un
llamado a participar del gobierno de Cristo sobre la nueva creación
(<490120>490120>Efesios
1:20-22; 2:6), y a ser parte del templo celestial (<490219>490219>Efesios
2:19-
22).
Tal llamado conlleva sus propias responsabilidades. Barth lo resume
así:
“Los
príncipes de la realeza son tratados por sus educadores no con la
vara,
sino
apelando a su rango y posición.” Quizá tenga razón, pero la
apelación aquí
no
es a las cualidades aristocráticas de resolución imperiosa,
tenacidad y
autoridad.
Es, más bien, un llamado a esa expresión corporativa de la
humildad,
la
mansedumbre y el amor paciente y perdonador (VHA, “longanimidad”)
que
ejemplifica
la reconciliación (2; cf.
<510312>510312>Colosenses
3:12, 13). 3
(Cf.
<510314>510314>Colosenses
3:14, 15) clarifica luego que ésta es una apelación a vivir una
vida
que promueva la unidad.
La
apelación está formulada en palabras que indican urgencia y que no
son de
fácil
traducción al castellano: “El imperativo... excluye la pasividad,
el quietismo,
la
actitud de ‘esperar a ver qué sucede’... ¡La iniciativa es
tuya! ¡Hazlo ahora!
¡Ponle
tu convicción!... ¡Eres tú quien debe hacerlo! Estos son los tonos
sobresalientes
en el v. 3” (Barth). No es un llamado a hombres y mujeres para
que
construyan el reino de Dios; es una advertencia para guardar,
permanecer
dentro
de (¡mantener!) la unidad que Dios ya ha comenzado en Cristo (por
los
eventos
de <490211>490211>Efesios
2:11-22) y a la cual nos hace ingresar el Espíritu Santo
que
nos trae a Cristo y sus beneficios. El Espíritu nos da la paz
mesiánica
de la
armonía
dada por Dios como lazo de unión. Pero es un lazo que el autor sabe
muy
bien que puede ser cortado por la arrogancia, la falsedad, el orgullo
y el
dogmatismo
egoísta de los que hablará en <490417>490417>Efesios
4:17—5:14.
4-6
Nos
recuerdan de la importancia central del llamado a la unidad con siete
repeticiones
de las palabras “un, una”. El v. 4 tiene reminiscencias de
<510315>510315>Colosenses
3:15b, pero expresado de acuerdo con los temas más
importantes
de <490214>490214>Efesios
2:14-17 (un cuerpo); <490218>490218>Efesios
2:18-22 (un
Espíritu)
y <490111>490111>Efesios
1:11-14; 18-23 (una esperanza). Esta tríada de
unidades
parece ir en progreso desde el “cuerpo” visible (la iglesia única
y
universal
que es la reconciliación de judíos y gentiles) al Espíritu
invisible que le
da
armonía y paz en Cristo (3), y de allí a la futura esperanza de
plena armonía
cósmica,
de la cual el Espíritu se recibe ahora apenas como “la primera
cuota”
(<490113>490113>Efesios
1:13, 14). La segunda tríada (5) bien podría ser una declaración
bautismal
traída a colación por el pensamiento anterior. La fe en Jesús como
el
único
Señor era, generalmente, el énfasis principal de la confesión
bautismal (p.
ej.
<440234>440234>Hechos
2:34-39; 19:5), aunque no hay razón para pensar que estuviera
limitada
a esa ocasión. Para un judío el confesar que Jesús era el único
Señor
era
equivalente a confesar que era uno con el Padre, ya que los judíos
oraban
diariamente
el Shema
(<050604>050604>Deuteronomio
6:4; cf.
<451009>451009>Romanos
10:9-12;
<460804>460804>1
Corintios 8:4-6). El v. 6 llega naturalmente al clímax con la
afirmación
judeocristiana
del Dios único totalmente soberano por sobre y en toda la
creación.
Sobre esta suposición se edifica toda esperanza de la unidad cósmica
final
(cf.
<451136>451136>Romanos
11:36; <460804>460804>1
Corintios 8:4b-6; <510115>510115>Colosenses
1:15-
20),
y señala al Dios de 1:3-10.
Es
importante destacar que todas estas palabras se refieren a la unidad
tanto
dentro
de la congregación local como, más específicamente, de la iglesia
universal.
Muchos cristianos frecuentemente han estado más interesados en
promover
la armonía en amor de una sola congregación (¡y algunas veces, ay,
de
pequeñas camarillas dentro de ella!), que en enfrentar las
divisiones entre
iglesias.
4:7-16
Los dones de la victoria de Cristo y el crecimiento hacia Cristo
En
esta bella sección la apelación es implícita más que explícita.
Básicamente se
presentan
tres conceptos. Primero, la iglesia universal es llamada a crecer
como
cuerpo
unificado (15, 16) a partir de la unión que ya ha sido dada en
Cristo
(<490211>490211>Efesios
2:11-22) hacia la unión total con Cristo, en armonía cósmica que
caracterizará
la finalización de esta era, y la aparición de la nueva creación
(13,
15).
Segundo, cada cristiano tiene una parte vital en esto (7, 16b), según
la
gracia
que le ha sido otorgada por el Cristo ascendido y liberador (8-10).
Tercero,
Cristo ha dado ciertas clases de líderes (fundamentalmente aquellos
que
tienen diversos tipos de dones de enseñanza) para promover y dirigir
tal
crecimiento,
y para asegurar que exista una unidad cohesiva (11-13; 16a). El
flujo
de pensamiento en los vv. 11-16 (en gr. forman una sola frase) es
especialmente
delicado.
7-10
El
lenguaje y el concepto aquí son similares a los de 1 Corintios 12 y
<451201>451201>Romanos
12:1-8 (el v. 7 es especialmente cercano a <461204>461204>1
Corintios 12:4-
7
y <451206>451206>Romanos
12:6). Cuando Pablo habla de la gracia de Dios que ha
sido
conferida
en
diversas expresiones a
cada uno de nosotros (“todos
los
creyentes”;
de la misma forma que utiliza el “nosotros” y “nos” en otras
partes
de
la carta), no está restringiendo el alcance de lo que dice a los
ministros del v.
11.
Esto lo lleva a dar una descripción de Cristo como el dador de todas
esas
gracias.
El presenta la resurrección-exaltación de Cristo como un nuevo y
mayor
cumplimiento del <196818>196818>Salmo
68:18. Jesús llevó cautivo precisamente al
poder
que nos ataba (cf.
<510215>510215>Colosenses
2:15) y ahora derrama
generosamente
sobre nosotros los dones o regalos del vencedor (en vez de
recibir
dones, como dice el Salmo 68).
9,
10 Podrían
interpretarse en una de tres maneras. Puede ser que el que
ascendió
a lo alto también descendiera al Hades; o que quien ascendió es
aquel
que
anteriormente había descendido en la encarnación y la humillación
de la
cruz;
o que quien ascendió volvió a descender luego (en el Espíritu)
para traer
sus
dones a la humanidad. ¿Cómo saber cuál es la correcta?
La
expresión las
partes más bajas de la tierra probablemente
esté bien
interpretada
por DHH al traducir “esta tierra” (como expresando el nivel más
bajo
del universo, visto desde el cielo; ver la segunda interpretación
ofrecida
por
la BJ en nota al pie de página), por lo que deberíamos descartar la
primera
alternativa.
La tercera alternativa es posible, pero el v. 10 sugiere que Cristo
asciende
y llena el universo desde el cielo (ver sobre 1:23), en lugar de
descender
nuevamente desde allí para traer dones. La segunda opción es
probablemente
la que debamos elegir; el concepto sería que aquel que
ascendió
y ahora llena la tierra (y nos otorga las diferentes gracias), no es
otro
que
aquel que primero descendió en humildad para encarnarse y morir por
nosotros
(cf.
<490214>490214>Efesios
2:14-17). Su venida (<490217>490217>Efesios
2:17) en la cruz y la
resurrección
nos trajo la paz, las bendiciones y las gracias mesiánicas que
disfrutamos.
Nota.
8 En
tanto que el <196818>196818>Salmo
68:18 dice del que ascendió: “Tomaste
tributos
de los hombres”, Pablo cambia esta expresión por dio
dones a los
hombres
y
hay diferentes explicaciones para el porqué de este cambio.
¿Conocía
Pablo una tradición textual que interpretaba chalaq
(compartir,
dividir)
en lugar de laqach
(recibir),
una transposición de sólo una consonante
en
heb.? ¿Leyó laqach
con
el (plausible) significado de “llevar, o recibir para
una
persona”, ya sea en términos generales o porque creía que el
<196818>196818>Salmo
68:18
era una referencia metafórica a los levitas, recibidos por Dios del
pueblo
(ver
<041806>041806>Números
18:6, 19)? ¿O refleja Pablo la interpretación rabínica y
targúmica
de <196818>196818>Salmo
68:18, que dice que Moisés ascendió a lo alto (al
cielo)
para aprender las palabras de la ley que luego dio
como
dones a los
hombres?
No podemos estar seguros, pero es evidente que “dio” era una
interpretación
tradicional, ya fuera del sentido del versículo en sí o al menos de
las
implicaciones de la acción de “recibir” por parte de quien
ascendió, que el
versículo
describe; y esta última es lo único que se requiere, ya que debemos
recordar
que el énfasis de Pablo no está en la referencia histórica al
Salmo, sino
en
su cumplimiento tipológico en Cristo y sus dones a la iglesia.
11-16
El
v. 11 ejemplifica los dones de la victoria de Cristo, señalando
ciertos
tipos
de líderes en la iglesia. Pablo no está restringiendo el
cumplimiento del
<196818>196818>Salmo
68:18 a estos dones: el y
con
que se inicia la cita muestra que Pablo
también
considera a la totalidad de las diferentes gracias mencionadas en el
v. 7
como
dones de la victoria de Cristo. Pero el Apóstol los enfatiza
deliberadamente
por la forma en que éstos controlan y modelan el crecimiento
unificado
de la iglesia (12, 16).
Esta
selección de líderes destaca particularmente a aquellos que
revelan,
declaran
y enseñan el evangelio. La mención específica, primero, de que
Cristo
dio
apóstoles y profetas se corresponde con la función reveladora
fundacional
de
los “apóstoles y profetas” en <490220>490220>Efesios
2:20 y 3:5 (cf.
<461202>461202>1
Corintios
12:28,
también con “maestros”, como aquí). Pablo desea que sus
lectores
comprendan
que la revelación que han recibido del evangelio de la
reconciliación
cósmica es la que debe continuar unificando y modelando a la
iglesia
y a su enseñanza. Pero no estamos en libertad de deducir que Efesios
enseñe
que siempre se darán apóstoles y profetas a la iglesia (como
sostienen
las
iglesias de la Restauración), ni que el escritor los considere
meramente
como
figuras del pasado, a las que reemplazan los pastores y maestros
(como
dicen
muchos comentaristas modernos). Estos últimos se mencionan, porque
son
la forma de obreros cristianos que conocen los lectores. Fue
principalmente
a
través de los evangelistas colaboradores de Pablo, no del Apóstol
mismo,
que
el evangelio les fue revelado a los lectores de fuera de Efeso. Y
hacia el fin
del
ministerio de Pablo, la palabra “pastor” se usaba, junto con
“sobreveedor/obispo
/presbítero/supervisor” y “anciano” como equivalentes
aproximados
de “líder de la iglesia” (cf.
<442017>442017>Hechos
20:17, 28 donde los
“ancianos”
son llamados “obispos” que “pastorean” al rebaño; cf.
también
diferentes
traducciones). Los “pastores” y “maestros” comparten aquí un
mismo
artículo definido en gr., y esto sugiere que son un mismo grupo
(“pastores
que son también maestros”); pero en esta lista más extensa de
diferentes
ministerios, es más probable que Pablo tenga en vista dos grupos con
funciones
que se superponen (p. ej. la enseñanza; y los “maestros” eran un
grupo
distinto; <461202>461202>1
Corintios 12:28, 29; <480606>480606>Gálatas
6:6). Poco después de la
época
de Pablo el liderazgo de la iglesia se cristalizó en tres grupos:
supervisor
o
sobreveedor/obispo, ancianos y diáconos. La ausencia de estos
términos en
<490411>490411>Efesios
4:11 sigue siendo una clara evidencia de que la carta fue escrita en
vida
de Pablo, no más tarde.
12
Se
dice que estos líderes han sido dados para cumplir tres propósitos
coordinados.
Cristo los dio para capacitar o completar a los santos, para servir
a
las necesidades de la iglesia y para edificar el cuerpo de Cristo. La
interpretación
protestante tradicional (ahora reflejada en todas las traducciones
modernas)
ha limitado la función de los líderes a la primera de estas tres,
argumentando
que los santos capacitados son quienes luego ministran a la
iglesia
y la edifican, no los líderes. Proponer que estos últimos son el
sujeto de
las
tres frases, es visto como una interpretación “católica” y
“clericalista”. Pero
aunque
cualquier interpretación “clericalista” queda claramente
excluida por los
vv.
7 y 16 (donde los santos tienen, claramente, su parte en la
edificación de la
iglesia),
es más probable que sean las funciones de los líderes aquellas de
las
que
se habla en todo el v. 12.
Según
el v. 13, los líderes son dados para lograr los objetivos detallados
en el
v.
12 “hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del
conocimiento del
Hijo
de Dios”. Pablo no está describiendo algún período futuro en que
la iglesia
gradualmente
alcance unidad de creencias y de organización, como parecerían
sugerir
casi todas las versiones españolas. En cambio, anticipa la venida de
Cristo
que consumará la unidad cósmica iniciada en la cruz
(<490211>490211>Efesios
2:11-
22).
Por fe, y en nuestro conocimiento del Hijo, ya participamos en esta
unidad
(por
cierto, se nos da para que la “guardemos” [4:2]), pero aún
seguimos
esperando
para ver su realización completa. A la venida de Cristo, y sólo
entonces,
nosotros, la iglesia total universal, llegaremos “al estado de
hombre
perfecto,
a la madurez de la plenitud de Cristo” (BJ), o mejor aun, un
hombre
de
plena madurez, hasta la medida de la plenitud de Cristo (RVA).
El
concepto
aquí es esencialmente el mismo de <510304>510304>Colosenses
3:4, pero con un
mayor
énfasis en la existencia corporativa de la iglesia universal como un
cuerpo
único. Los líderes son dados para cumplir las funciones del v. 12
“hasta”
que la venida de Cristo lleve a su iglesia a la madurez completa.
Pero
ese
“hasta” también tiene la implicación de “hacia”. Lo que
Cristo logrará
plenamente
al final es la meta hacia la cual, por la gracia de Dios, se ha dado
a
los
líderes para que trabajen.
Algunos
inician con el v. 14 un nuevo párrafo, y sugieren una era de oro
futura
para
la iglesia histórica. Pero los vv. 14-16 son aún parte de la
oración
comenzada
en el v. 11, y la línea del pensamiento es más sutil. Es que Cristo
dio
a los líderes durante este tiempo para brindar la dirección en que
apuntan
nuestra
esperanza y el evangelio. Los dio para que ya no tengamos que estar
atrapados
por la inmadurez de la infancia (presa de toda presión), sino que
comencemos
a crecer hacia la madurez prevista, es decir, a la semejanza misma
de
Cristo. Mientras que los símbolos, hasta ahora, podrían casi
sugerir que la
iglesia
crece hacia una adultez independiente como
la
de Cristo, el cambio de
símbolos
al final del v. 15 le recuerda al lector que Jesús es Señor
(cabeza)
de
todo
el proceso, y que el propósito para la iglesia es que crezca hacia
una unión
más
íntima con él. Pablo cierra el párrafo con una forma revisada de
<510219>510219>Colosenses
2:19, que intenta resumir la totalidad de lo dicho hasta ahora.
Todo
el crecimiento del cuerpo proviene finalmente de
Cristo, pero
el cuerpo
crece
a medida que cada
uno de los miembros cumple
con la tarea de
crecimiento
que le corresponde en amor (reafirmando el v. 7, y aclarando que
no
son sólo los líderes quienes edifican la iglesia). Durante todo el
proceso esa
edificación
y crecimiento se mantienen en unidad y cohesión por medio de
todas
las coyunturas (haciendo
eco del papel de los líderes que enseñan).
Todo
esto presenta un desafío para el día de hoy: ¿Están nuestros
líderes
tratando
de promover esta clase de crecimiento unido de la totalidad de la
iglesia
de Dios en conjunto? y, ¿queremos seguirlos?
4:17—6:9
Apelación a abandonar la vida de la vieja humanidad y vivir
según
la nueva creación
El
material que sigue utiliza la apelación de <510305>510305>Colosenses
3:5—4:2. En
Colosenses,
Pablo redactó su descripción de la vida cristiana, principalmente
en
términos de un contraste entre buscar las cosas de arriba, y hacer
morir la
naturaleza
terrenal (<510301>510301>Colosenses
3:1-6: para corregir un interés diferente y
enfermizo
por las cosas celestiales). En Efesios, el contraste dominante es el
de
<490201>490201>Efesios
2:1-22, es decir, el “entonces-ahora” de la separación anterior
y la
actual
unidad y armonía de la nueva creación. Aunque el lenguaje utilizado
aquí
en
el encabezamiento se encuentra únicamente en <490215>490215>Efesios
2:15 y 4:22-24,
nos
brinda una metáfora principal muy apropiada para toda la sección.
Pero las
secciones
subordinadas destacan diferentes énfasis dentro del tema de la vida
en
la nueva creación: <490425>490425>Efesios
4:25—5:2 trata principalmente sobre pecados
como
el enojo y la mentira que podrían causar disensión y separación en
la
iglesia;
<490503>490503>Efesios
5:3-14 advierte a los creyentes sobre no dejarse atrapar
por
las tinieblas del mundo que los rodea (particularmente en el
comportamiento
sexual) que alguna vez los envolvieron; <490515>490515>Efesios
5:15-20
hace
un contraste entre la insensatez del mundo y la sabiduría de la
nueva vida
orientada
hacia Dios; mientras que <490521>490521>Efesios
5:21—6:9 examina la manera en
que
las relaciones esposo-esposa, padres-hijos y esclavo-amo, pueden
reflejar
la
unidad cósmica que Dios ha iniciado en Cristo.
4:17-24
¡Despojaos
del viejo hombre y vestíos del nuevo! Luego
de
insistir
en el comienzo en que los lectores dejen su anterior forma de vida
como
gentiles
(17), ésta se describe en colores oscuros (18, 19; cf.
<510121>510121>Colosenses
1:21;
3:7) a fin de ofrecer un agudo contraste con lo que han conocido de
Cristo
en el evangelio (20, 21). El es el modelo para la humanidad de la
nueva
creación,
y Pablo recuerda a sus lectores que el evangelio, por esa razón,
incluye
la enseñanza sobre la necesidad de despojarse de la vieja humanidad
pecaminosa,
y vestirse de la nueva (22-24; cf.
<510308>510308>Colosenses
3:8-10).
17-19
Comparemos
estos versículos con aquellos muy similares en
<450118>450118>Romanos
1:18-32 (especialmente 1:21, 24). Podemos observar que aquí,
como
corresponde a una apelación o ruego, hay mayor énfasis en la
responsabilidad
humana de abandonar el pecado (cf.
<450124>450124>Romanos
1:24, 26,
28:
“Dios los entregó...” con el v. 19: se entregaron). Como en
Romanos, el
problema
se origina en el pensamiento idolátrico (la palabra vanidad
en
el v.
17
sugeriría inmediatamente esto a un lector judío), en la ignorancia
consciente
y
culpable referente a Dios, y en la “dureza de corazón”. En las
Escrituras esta
expresión
significa franca rebeldía, no insensibilidad emocional (como sugiere
DHH;
cf.
la
promesa en <263626>263626>Ezequiel
36:26, 27). Esto lleva a que el
entendimiento
se entenebrezca aun más, ya que Dios es desplazado de la
posición
central que debería ocupar. Esto, a su vez, lleva a que la
conciencia
humana
falle, y hace caer a la persona en la espiral descendente del pecado
(19).
Todo se resume en una de las palabras clave de la carta: alejados
(18; cf.
<490212>490212>Efesios
2:12 y <510121>510121>Colosenses
1:21).
20-24
Se
presenta aquí un contraste entre la vida anterior de los lectores,
como
gentiles,
con todo lo que se les ha enseñado acerca de Cristo, tanto en la
proclamación
inicial como en las enseñanzas posteriores. Nótese la manera en
que
los vv. 20 y 21 reflejan a <510206>510206>Colosenses
2:6, 7, que aquí brinda el sentido
básico.
Lo que aprendieron sobre Cristo fue que él encarna la verdad
(es
decir,
la realidad, la luz y la vida divinas) en contraste con el “engaño”
(ausencia
de
realidad divina, tinieblas y vanidad) que caracterizaba su existencia
anterior
(21,
22). El gr. que Pablo usa aquí no es fácil de seguir, y lit. dice:
“Vosotros
habéis
sido enseñados en él, como [la] verdad está en Jesús, a
despojaros del
viejo
hombre/la vieja humanidad correspondiente a vuestra anterior manera
de
vivir...
y a vestiros del nuevo hombre/la nueva humanidad.” En otras
palabras, a
los
lectores se les había enseñado que Jesús encarna la verdad, y que
si
deseaban
vivir en ella, debían despojarse de su vida anterior y adoptar una
como
la de él. Según Barth, este “viejo hombre” del que deben
despojarse es
Adán,
y el “nuevo hombre” del que deben vestirse es Cristo (como en
<450606>450606>Romanos
6:6; 13:14; cf.
<480327>480327>Gálatas
3:27b). Hay un importante elemento
de
verdad aquí, pero tanto el pasaje paralelo en Colosenses (3:1-4 y
8-10)
como
<490424>490424>Efesios
4:24b-32 sugieren algo diferente. Aquí, Pablo no está
pensando
tanto en las cabezas representativas de la vieja y la nueva creación,
sino
en la distinta clase de naturaleza humana que caracteriza a cada
creación.
El
Apóstol alienta a sus lectores a renovarse en su mente (nótese el
contraste
con
la mente vana y sus consecuencias en los vv. 17-19), y a vivir según
la
naturaleza
de la nueva creación que Dios ya está haciendo en ellos. Según el
v.
24,
esa “nueva naturaleza” (nuevo hombre) es “creada a semejanza de
Dios”,
¡algo
que Pablo seguramente no diría de Cristo! Se caracteriza por una
santa
justicia
que surge de y refleja a la verdad.
La
enseñanza original de Pablo probablemente estaba expresada en el
modo
indicativo:
en unión con Cristo vuestra vieja naturaleza pecaminosa fue
crucificada,
y fuisteis levantados para la vida en la nueva creación (cf.
Romanos
6;
<470501>470501>2
Corintios 5:17; <510211>510211>Colosenses
2:11, 12, y más obviamente aun,
<510309>510309>Colosenses
3:9, 10, el paralelo directo); pero tales indicativos implican
correspondientes
imperativos (como aquí; cf.
Romanos
6): somos responsables
de
vivir con toda seriedad y energía lo que Dios está haciendo en
nosotros (cf.
<503512>503512>Filipenses
2:12, 13). El no hacerlo, sería precisamente vivir en el “engaño”
(22)
de la vieja creación, en lugar de vivir en la “verdad” de la
nueva (24; cf.
21).
4:25—5:2
¡Vivid
en la verdad cuyo modelo es Cristo Jesús! Si
la
humanidad
de la nueva creación refleja “la verdad” revelada en Jesús (21,
24),
en
lugar del “engaño” de la antigua, inevitablemente requerirá que
los cristianos
hablen
la verdad, y no engaño. Pero la verdad revelada se centra en la
reconciliación
y unidad cósmicas, y por ello Pablo agrega que debemos
abstenernos
de mentir, porque somos
miembros los unos de los otros. Es
decir,
que ya no somos seres apartados e independientes, sino gente que
ahora
tiene
un sentido de pertenencia, en unidad con otros a quienes no debemos
robarles
la verdad según la cual ellos habrán de decidir y actuar. La
enseñanza
que
sigue en esta sección se concentra especialmente en el pecado del
enojo y
su
efecto separador (26), y los pecados relacionados con él (29-31). En
lugar
de
éstos, los creyentes son llamados a seguir el modelo de la verdad de
Dios
revelada
en Jesús (<490432>490432>Efesios
4:32—5:2). Toda la sección es, en esencia, una
reescritura
de <510308>510308>Colosenses
3:8-12.
26
Introduce
el tema principal del pasaje: el enojo. La traducción que
encontramos
en la mayoría de las versiones castellanas, enojaos, pero no
pequéis
pierde por completo la fuerza del original. No es un estímulo para
la ira
justificada
(por cierto, toda clase de ira
es
condenada en 4:31); es una
advertencia:
“Si te enojas, ¡ten cuidado! ¡Estás a las puertas del pecado!”
En
Occidente
el enojo es considerado señal de masculinidad, pero la tradición
judía
era más consciente de su poder divisivo, satánico y corruptor (ver
la
incisiva
crítica sobre el enojo y sus peligros en el Testamento
de <270118>270118>Daniel
1:18—5:2).
El enojo y los pecados relacionados con él, mencionados en los
vv.
29 y 31, son el epítome de los pecados socialmente destructivos y
alienantes,
tan característicos de la antigua creación. El robo (28) es otro de
ellos;
ya que se lo experimenta no sólo como la privación de la propiedad
(que
es
similar a la pérdida accidental), sino como un ataque que mancha la
esfera
privada
personal, y como un destructor de la confianza en el seno de la
comunidad.
Estas cosas y otras similares “entristecen” al
Espíritu Santo (una
reveladora
alusión a <236310>236310>Isaías
63:10) en el sentido de que se oponen a la
dirección
misma del Espíritu en su obra reconciliadora, unificadora y de
llevar a
cabo
la nueva creación en el creyente. En lugar de estas actividades
socialmente
destructivas, Pablo aboga por otras correspondientes que son
cohesivas,
edificantes y marcan las características de la existencia de la
nueva
creación,
resumida y hecha realidad en Cristo: el que antes robaba, debe
volverse
filántropo (28); la capacidad de hablar no debe usarse para destruir
y
maldecir,
sino para el bien (29); en lugar de ira, el creyente debe mostrar el
carácter
perdonador de Dios (32; 5:1) y el amor sacrificado de Cristo que
murió
para expiar nuestros pecados (<490502>490502>Efesios
5:2).
5:3-14
¡Vivid
en la luz que brota de Cristo! Esta
sección se divide en dos
partes:
los vv. 3-7, advirtiendo a los creyentes que se aparten de la
liviandad
sexual,
la promiscuidad y la avaricia propias del mundo gentil; y los vv.
8-14,
caracterizando
a estos pecados como pertenecientes a las tinieblas
en
que
antes
vivían los lectores, de las que han sido convertidos, y que ahora,
como
luz,
ellos
dejan al descubierto. La realidad divina a la que se refiriera
anteriormente
como “la verdad” en contraste con “el engaño” es ahora
llamada
“luz”
en contraste con las “tinieblas” (cf.
<192701>192701>Salmo
27:1; <230902>230902>Isaías
9:2; 42:6;
60:1-3;
<470601>470601>2
Corintios 6:14). Un dualismo ético-religioso similar se desarrolló
firmemente
en Qumrán (y en los Testamentos
de los Doce Patriarcas).
En
Pablo,
la “luz” generalmente representa en forma específica las
realidades de la
salvación
y la nueva creación ya iniciadas pero que aún no se han revelado
totalmente
(ver especialmente <451311>451311>Romanos
13:11-14 y <520504>520504>1
Tesalonicenses
5:4-8
que son pasajes cercanamente paralelos a éste; también <470406>470406>2
Corintios
4:6;
<510112>510112>Colosenses
1:12).
3-7
La
sección anterior advierte principalmente sobre pecados que se
expresan
en
el habla, y lo mismo se aplica aquí; no se debe permitir el hablar
sobre los
pecados
sexuales, no
se nombren más entre vosotros, mucho
menos bromear
en
cuanto a ellos (4). Esto no es una invitación a ser mojigatos, o a
evitar la
genuina
honestidad pastoral, sino una advertencia contra el caer en una
fascinación
de palabras que casi inevitablemente lleva a las obras. Quizá
ninguna
generación ha sufrido sus efectos destructivos con tanta fuerza como
la
cultura
occidental actual. Y Pablo advierte que estas cosas pertenecen a la
vieja
humanidad
que está sujeta a la ira de Dios (6; cf.
<510306>510306>Colosenses
3:6) y están
excluidas
de la nueva creación (5; cf.
<460609>460609>1
Corintios 6:9).
8-14
Nótese
la fluidez con que se presenta aquí el lenguaje simbólico de “luz”
y
“tinieblas”:
esencialmente, brota de Cristo (14b) como vida divina
transformadora,
vida de la que puede decirse que produce el fruto
de
verdad y
santidad
(9; cf.
<480522>480522>Gálatas
5:22, 23). Pero las personas transformadas por ella
también
pueden ser llamadas luz
(8),
y sus acciones (cuando verdaderamente
corresponden
a la humanidad de la nueva creación) también son luz, ya que
denuncian
las pautas por las que vivían los gentiles como pertenecientes a las
tinieblas
(11,
13). El v. 14b parece ser un himno cristiano bautismal, basado
en
<232619>232619>Isaías
26:19 y 60:1, 2. Se agrega, no para justificar el v. 14a, sino para
resumir
todo el llamado (2-14) a dejar atrás el reino de las tinieblas y de
la
muerte.
5:15—6:9
¡Vivid
en la sabiduría que da el Espíritu! Al
llamado a dejar el
engaño
por la verdad en Jesús (<490417>490417>Efesios
4:17—5:2), y a dejar las tinieblas
por
la luz que brota de él (<490503>490503>Efesios
5:3-14), Pablo agrega ahora el llamado a
dejar
la insensatez para abrazar la sabiduría que da el Espíritu. Esa
sabiduría se
expresa
especialmente en el sabio uso del tiempo, en una adoración y
gratitud
sinceras
y en el respeto y la sumisión mutuos (15-21).
18-24
Gramaticalmente,
estos versículos conforman una sola frase (algo que
ninguna
traducción refleja). Esto significa que la exhortación a las
esposas y los
esposos
en los vv. 22-33 (junto con las palabras semejantes que encontramos
en
<490601>490601>Efesios
6:1-9) son presentadas como un ejemplo típico de la sabiduría
respetuosa
y sumisa que debería caracterizar a los creyentes. Por cierto, el
verbo
“estén sujetas”, que la mayoría de las traducciones introducen
en el v.
22,
no tiene equivalente (no existe) en el gr. de la oración original de
Pablo,
sino
que se lo da por entendido por aparecer en la proposición
subordinada
con
gerundio “sometiéndoos unos a otros” del v. 21 (en consecuencia,
la BJ
traduce,
iniciando el párrafo con el v. 21: “Sed sumisos los unos a los
otros en
el
temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor.”).
Aunque
5:22—6:9 está en estrecha unidad con <490515>490515>Efesios
5:15-21, tiene
independencia
de forma y origen. Lutero se refirió a este material como las
“normas
para el hogar”, y es obvio que tenían amplia circulación en la
iglesia
(ver
<510318>510318>Colosenses
3:18—4:1; <600218>600218>1
Pedro 2:18—3:7). Normas similares se
encuentran
en el judaísmo y las discusiones éticas de los filósofos griegos.
Las
palabras
y el contenido de la presentación más simple (que se preserva en
Colosenses)
sugieren que tuvo su origen en el cristianismo judío de habla gr.
Mientras
las normas griegas hablaban sólo a los hombres libres respecto de la
manera
en que debían tratar a esposa, hijos y esclavos; estas normas hablan
y
protegen,
al estilo judío, a las partes más débiles también. El contenido
específicamente
cristiano de las normas escritas en Colosenses, emerge
principalmente
en la repetición de “en el Señor” (<510318>510318>Colosenses
3:18),
“agradable
en el Señor” (<510320>510320>Colosenses
3:20), “temiendo a Dios”
(<510322>510322>Colosenses
3:22) (ver también <510323>510323>Colosenses
3:23, 24). Están más
elaboradas
en el texto de Efesios, que es una reedición y ampliación de la
enseñanza
de <510315>510315>Colosenses
3:15—4:1. La reelaboración más dramática es la
del
consejo a los esposos y esposas, a quienes Pablo utiliza para
ejemplificar la
unión
de Cristo y la iglesia. ¡Aquí, las 22 palabras de
<510318>510318>Colosenses
3:18, 19
se
han convertido en 200!
Muchos
comentaristas sostienen que la ética de estas normas era socialmente
revolucionaria,
y encuentran evidencias de esto en el pedido de sumisión mutua
(21),
que interpretan como significando que los esposos deben someterse a
las
esposas,
los padres a los hijos, y los amos a los esclavos, y viceversa. Pero
las
normas
son, cuando más, socialmente conservadoras, patriarcales, y dadas
para
confirmar que los cristianos no debían socavar la comprensión
generalizada
del orden social (ver Lincoln). La norma de Colosenses (escrita
quizá
sólo pocos días antes que la de Efesios) demanda exactamente las
mismas
clases de sumisión y obediencia externa que podrían encontrarse
casi
en
cualquier otro escrito del mundo antiguo. No debe considerarse que el
v. 21
anule
a aquélla, sino que es un llamado a la sumisión mutua dentro
de
cada
nivel
jerárquico, y de los hijos a los padres y esclavos; los esclavos a
los amos
(¿y
sus esposas?); y las esposas a los esposos. Si Pablo realmente
hubiera
querido
hablar de una sumisión totalmente
recíproca
(que hubiera sido
completamente
inesperada en el mundo antiguo), debería haber aclarado al
menos
una vez, y en forma explícita,
p.
ej. que los padres deben someterse a
los
hijos.
Afirmar
que estas normas eran socialmente más conformistas, en el aspecto
social,
que revolucionarias sería, no obstante, erróneo; dentro del orden
jerárquico
social que respetan eran radicales y profundamente liberadoras.
Hablan
específicamente a los esclavos, las esposas y los hijos (algo
inusual en el
mundo
antiguo); a ellos se les declara su propio llamado a vivir delante
del
Señor,
lo cual es tan responsable, honorable e importante como el llamado a
vivir
como amo, padre y esposo. Estos últimos pueden ser papeles
diferentes,
que
conllevan mayor autoridad social y mayor responsabilidad, pero no son
papeles
mejores.
Esto
lo afirma la venida del Hijo en total sumisión al Padre y
para
servir a la iglesia dándose a sí mismo por ella. Por cierto, las
mismas
jerarquías
sociales que la norma reconoce se consideran efímeras y de
importancia
secundaria ante Dios que es imparcial (9), y bajo el Señor para
quien
deben hacerse todas las cosas, y ante quien tanto el amo como el
esclavo
son
igualmente
responsables.
Estas normas por tanto confirman también
<480328>480328>Gálatas
3:28 y <510311>510311>Colosenses
3:11; y Efesios brinda una nueva visión
cristiana
particularmente radical sobre el matrimonio (ver sobre
<490522>490522>Efesios
5:22,
23).
15-21
El
llamado a una vida que refleje sabiduría, no imprudencia, se
especifica
de
tres maneras relacionadas entre sí. La primera, se expresa bien en
la
traducción
de la DHH y otras versiones: “Aprovechando bien el tiempo
(presente),
porque los días son malos” (16); y esto probablemente debe ser
interpretado
como que los poderes del mal tienen fuertemente atrapada a la
humanidad
en esta era, llevándola a una desobediencia autoindulgente (ver 2:1-
3),
pero los cristianos deben ordenar sus vidas y prioridades para la
gloria de
Dios.
17
Ofrece
entonces una segunda especificación relacionada con la
primera:
la vida de insensatez debe ser abandonada en favor de una que desee
descubrir
y vivir la voluntad de Dios.
18
Presenta
la tercera especificación, estableciendo el contraste entre una vida
de
embriaguez y una vida llena del Espíritu. No se presenta aquí un
contraste
entre
dos formas de embriaguez: ésta era simplemente una expresión
normal,
verdaderamente
proverbial de la insensatez en la literatura sapiencial judía, y se
la
contrasta con el Espíritu que (en forma igualmente proverbial) era
considerado
fuente de sabiduría y entendimiento (como en <490117>490117>Efesios
1:17;
3:16-18).
Ser llenos
del Espíritu no
debe entenderse aquí en un sentido
distintivamente
carismático (aunque puede incluirlo), sino a la luz del sentido
dado
a “llenar” y “plenitud” en otras partes de la carta
(<490123>490123>Efesios
1:23;
3:19b;
4:10) como una presencia continua y activa del Espíritu que comunica
a
Cristo
y la vida de la nueva creación. 19
Continúa
la frase iniciada en el v. 18 y
se
detalla lo que significa ser llenos del Espíritu: se expresa en la
adoración
corporativa
(19a), la canción de adoración (19b), el agradecimiento a Dios
(20;
cf.
<490103>490103>Efesios
1:3-14; 15, 16; 3:20, 21) y la sumisión mutua (21).
Eclesiástico
(un
ejemplo de la literatura sapiencial del siglo II a. de J.C.) ofrece
un
buen paralelo con el pensamiento de Pablo aquí: “Si el gran Señor
lo quiere,
del
espíritu de inteligencia será lleno: El mismo derramará como
lluvia las
palabras
de su sabiduría, y en la oración dará gracias al Señor”
(Eclesiástico
39:6,
BJ).
22-24
El
llamado a que las esposas obedezcan a sus esposos (y esto es aprox.
lo
que el verbo “estar sujetas” significa en este contexto; cf.
<600305>600305>1
Pedro 3:5,
6)
era virtualmente una convención universal en todo el mundo paulino.
Pero el
Apóstol
refuerza esta convención con la afirmación de que el
esposo es cabeza
de
la esposa, lo
cual en 1 Corintios 11 está basado en el relato de Adán y Eva
en
Génesis “Cabeza” significa amo (ver sobre <490122>490122>Efesios
1:22);
contrariamente
a lo que muchos afirman, la palabra nunca significó “origen” en
el
gr. bíblico. Entonces, el llamado es reforzado (trascendiendo a la
convención)
por la analogía que Pablo hace entre el matrimonio y la relación de
Cristo
con la iglesia, en la que se pide a la esposa que se sujete a Cristo
en la
misma
forma que la iglesia se somete a su cabeza, Cristo (es decir,
respondiendo
a su amor, con gozo, y por un deseo de su corazón, no a
regañadientes
o bajo compulsión).
25-29
El
encargo a los esposos de amar a sus esposas también está bien
reflejado
en las mejores convenciones de su época, pero Pablo le da aquí un
contenido
radicalmente nuevo por medio de la analogía Cristo-iglesia. Cristo
se
dio
a sí mismo por la iglesia en amor, y en amor la perfecciona
(habiéndola
purificado...
con la palabra)
para el día en que se unirá más plenamente con
ella.
(La referencia del v. 26 no es al bautismo.) Pablo no cree que la
analogía
sea
aplicable en todos sus detalles, sino que así como Cristo considera
que la
iglesia
se ha convertido en su propio cuerpo, por medio del compromiso a
unirse
en matrimonio, y hace todo con amor y por su bien, así debería
hacerlo
el
es- poso por su esposa (28). Debería reconocer que al amarla se ama
a sí
mismo;
porque ella está unida a él en una
sola carne (28,
29; cf.
31).
30-33
Pablo
conocía perfectamente el significado lit. de <010224>010224>Génesis
2:24, pero
consideraba
al misterio de la unidad cósmica en Cristo, y especialmente la
unión
entre Cristo y su cuerpo, prefigurados en cierto sentido en el lazo
matrimonial.
Para él hay una relación tipológica entre la creación en
unidad
con
Dios
y la redención que nos lleva a la unidad con
Dios.
Esa unidad original
nunca
estuvo mejor representada que en la unión de Adán con Eva anterior
a la
caída,
y Pablo sostiene que la unión de Cristo con su iglesia es su
contraparte
redentora.
El paralelo no era accidental: como observa Lincoln: “Cristo ya
había
sido considerado en términos adámicos en <490102>490102>Efesios
1:2... y por lo
tanto
un texto que se refiera a la unión física de Adán puede ahora ser
utilizado
para
referirse a la unión de Cristo con la iglesia” (Lincoln, p. 382).
Pero si
Pablo
ve al matrimonio como una ilustración de la unión de la nueva
creación,
debe
tenerse en cuenta que también interpreta al matrimonio a la luz de
esa
unión
Cristo-iglesia; y, por lo tanto, transforma el concepto de la
relación del
matrimonio,
y le da al mundo el más alto ideal de matrimonio que éste haya
conocido.
6:1-4
Las
normas que siguen, relativas a la relación entre padres e hijos,
repiten
en forma bastante clara las expresiones de <510320>510320>Colosenses
3:20, 21.
Pablo
sólo agrega el mandamiento con una forma modificada de su promesa
correspondiente
(2; cf.
<022012>022012>Éxodo
20:12) y la orden positiva de que los padres
(en
el original se refiere al varón) instruyan y disciplinen a sus hijos
en el Señor.
5-9
Aquí
Pablo sigue de cerca a <510322>510322>Colosenses
3:22—4:1 (ver comentario de
ese
pasaje).
6:10-20
Apelación final: ¡Luchemos juntos la batalla espiritual!
Era
común que el autor terminara su carta con una apelación que
rescatara su
mensaje
central e hiciera hincapié en él para impresionar los corazones de
los
lectores
y su voluntad de apoyarlo. Esto es lo que Pablo hace aquí. Esta
sección
debe leerse a la luz de toda la epístola de Efesios, como un llamado
a
vivir
en la práctica el evangelio de la reconciliación cósmica, no como
un
apéndice
para aquellos que tienen un interés especial en demonología y
guerra
espiritual.
Obsérvese que Pablo ha elegido reformular su mensaje como un
llamado
a la batalla: eso es, se dirige a toda la iglesia en forma
corporativa
como
a un ejército, no a cada santo en particular. ¡Los soldados que
andan
solos
son fáciles de eliminar! Obsérvese también que Pablo tiene en
mente una
clase
de batalla en particular: la batalla por defender una plaza fuerte.
Su
exhortación
no prepara a los soldados para efectuar un ataque de movilización
rápida
(faltan las dos armas clave de ataque de los soldados romanos, las
jabalinas
gemelas), sino para hacer
frente (11),
resistir
(13),
y permanecer
firmes
(14).
Es como si ellos controlaran la parte alta de la colina, y el enemigo
debe
cansarse atacando constantemente colina arriba. La fortaleza que
Pablo
tiene
en mente será clara para el lector: es nuestra unión con Cristo
(<490205>490205>Efesios
2:5,
6), la cabeza de todas las cosas (<490122>490122>Efesios
1:22, 23), por encima de
todos
los principados y poderes (<490121>490121>Efesios
1:21), y el poder de Dios que
operó
en la resurrección que actúa en nosotros (<490119>490119>Efesios
1:19—2:7). Aun la
armadura
y las armas son una mezcla de las de Dios mismo (cf.
<235917>235917>Isaías
59:17)
con las de su Mesías (<231104>231104>Isaías
11:4, 5). Y, sin embargo, Pablo no
muestra
triunfalismo aquí. La victoria decisiva ganada por Cristo ya es
historia y
el
mismo hecho de que los creyentes ahora luchan del lado de Cristo es
claro
testimonio
de esto (ver 2:1-6); pero la victoria total es todavía un
acontecimiento
futuro. Mientras tanto, es el
día malo (13)
el que parece
dominar
la escena.
El
pasaje se divide en tres partes: el llamado a colocarse la armadura
de Dios
para
la batalla (10-13); los detalles de la armadura (14-17) y la
necesidad de
vigilar,
orar e interceder (18-20).
10-13
Fortaleceos
quizá
no exprese plenamente la fuerza del verbo en tiempo
pasivo
(“sed fortalecidos”). La DHH se acerca más al sentido al
traducir
“háganse
fuertes en unión con el Señor”; y la VHA, “llenaos de poder en
el
Señor”.
El énfasis, por cierto, está puesto en el gran poder de Dios para
esta
lucha
y, por lo tanto, Pablo ya había hecho comprender esta verdad central
a
sus
lectores anteriormente en su oración por ellos (<490119>490119>Efesios
1:19—2:10).
Además
de la fuerza divina de Dios, necesitarán la armadura completa
(defensiva
y ofensiva) que Dios provee, pero esta armadura resultará ser de
Dios
en
el sentido adicional de que es la armadura que él viste al salir en
juicio
y
salvación (<235917>235917>Isaías
59:17). Sólo esta clase de armadura podrá ser útil, dada
la
naturaleza de la oposición: el diablo y sus poderes (11).
Al
escribir a una región en que la magia tenía una gran influencia
(ver la
Introducción
y el comentario sobre 1:19a), y donde se conocían centenares de
nombres
de los poderes malignos, es notable que Pablo no
se
embarque en una
demonología
detallada y especulativa. En cambio, utiliza tres términos
generales,
y uno de ellos (gobernantes de estas tinieblas) posiblemente tuviera,
en
su forma original, un significado astrológico más específico. Los
dos
primeros
términos son tomados deliberadamente de <490121>490121>Efesios
1:21, 22, y por
lo
tanto el lector es reanimado ante la seguridad de que Cristo tiene
mucho más
poder
y autoridad que ellos.
Quien
lea cuidadosamente esta carta no tendrá problemas en identificar la
naturaleza
de la lucha contra estos poderes, ni el contenido de las
intrigas del
diablo
(11).
Este quiere separar de Dios a la humanidad por medio de la
desobediencia
(<490201>490201>Efesios
2:1-3; 4:18b, 19) y por medio de la ignorancia y el
pensamiento
corrompido (<490417>490417>Efesios
4:17b, 18). Trata de separar a las
personas
entre sí utilizando aquellos pecados que las apartan como la codicia
(<490422>490422>Efesios
4:22, 23), la mentira (<490425>490425>Efesios
4:25), el enojo (que es
especialmente
relacionado con el diablo en <490427>490427>Efesios
4:27) y los pecados
vinculados
con él (<490425>490425>Efesios
4:25-31). Al referirse a los gobernantes como
siendo
“de estas tinieblas [presentes]”, Pablo hace referencia
nuevamente a
<490507>490507>Efesios
5:7-14; y muestra a los poderes como la influencia que lleva al
pecado,
que es característica de esta era y esta creación, en contraste con
la
“luz”
de la nueva creación venidera. Puede parecernos extraño que estos
poderes
estén ubicados en
los lugares celestiales, pero
la expresión se refiere
a
toda la dimensión espiritual, desde lo que <490202>490202>Efesios
2:2 llama “el aire” hasta
el
trono de Dios (y de Cristo) en el “más alto” cielo.
13
Reitera
la necesidad de la armadura divina, si es que el creyente en Cristo
ha
de permanecer firme ante estos poderes en
el día malo. Traducir
la
expresión
como “cuando llegue el día malo” sugeriría el levantamiento
final del
mal
y la tribulación que los escritos apocalípticos judíos esperaban
que se
produjera
inmediatamente antes del día del Señor. Ese concepto, sin duda,
colorea
la expresión, aunque para Pablo el día ya es malo (<490516>490516>Efesios
5:16); la
lucha
ya ha comenzado; para permanecer firme, el creyente necesita la
armadura
ahora.
Por
eso, en
el día malo probablemente
incluye el presente,
pero
particularmente, esos períodos que para nosotros más parecieran
compartir
la terrible cualidad de ser “el día malo [final]”.
14-17
Con
una repetición de “Permaneced... firmes [juntos]”, Pablo inicia
la
descripción
de la armadura en sí. Los lectores gentiles sin duda habrían
pensado
en el soldado romano, pero Pablo (como en <520508>520508>1
Tesalonicenses
5:8)
ha formado su descripción principalmente en términos de la armadura
de
Dios
en <235917>235917>Isaías
59:17 (y la descripción de Dios en Sabiduría
de Salomón
5:17-20
es aun más cercana). No obstante, aquí se agregan el
cinturón de la
verdad
y
la
coraza de justicia del
Mesías, junto con su poderosa palabra que
trae
juicio (<231104>231104>Isaías
11:4, 5). Todo esto fortalece la afirmación de Pablo en el
sentido
de que es el Señor el que provee de esta necesaria armadura, a la
que
da
forma su gracia en nosotros. Obsérvese que las metáforas no son
rígidas: en
<520508>520508>1
Tesalonicenses 5:8 la “coraza” es la fe y el amor, mientras que
aquí es la
justicia.
14
Comienza
con dos términos éticos: ceñidos con el cinturón de la verdad,
vestidos
con la coraza de la justicia. A juzgar por el orden en que se coloca
la
armadura,
la primera parte del equipo es probablemente una referencia a un
delantal
de cuero, que se ataba primero bajo la armadura (para asegurar las
ropas)
en lugar del cinto que cerraba la armadura o el cinto de la espada.
La
verdad
y la justicia frecuentemente se toman como referencia al evangelio y
a su
ofrecimiento
de justicia por fe. Pero las palabras utilizadas aquí (como en
<231105>231105>Isaías
11:5; 59:17) denotan cualidades de carácter y, por lo tanto, van
juntas
con la “santidad” en <490424>490424>Efesios
4:24, 25 y “bondad” en <490508>490508>Efesios
5:8,
9.
Pablo dice que el equipo básico de la iglesia para la batalla
espiritual es una
vida
justa e íntegra, y que estas cualidades son efectivas porque llevan
la marca
de
Jesús y de la nueva creación que él trae (ver sobre
<490417>490417>Efesios
4:17-24).
15
Lit.,
calzados vuestros pies con la preparación del evangelio de la paz
(obsérvese
la alusión a <235207>235207>Isaías
52:7). Lo que Pablo quiere destacar,
aparentemente,
es que el calzado prepara o deja listo al soldado para la batalla.
Lo
que los soldados necesitan en una batalla cuerpo a cuerpo es
aferrarse bien,
cosa
que logran con los clavos que atraviesan la suela, para que las
líneas de la
vanguardia
no sean rechazadas resbalando y tambaleándose, ante el ataque del
enemigo.
Paradójicamente, es una comprensión profunda y espiritual del
evangelio
de paz (ver
sobre <490214>490214>Efesios
2:14, 17) la que provee a la iglesia
este
pie firme que es la “preparación” o la “disposición” para
la batalla que
Pablo
tiene en mente.
16
Presenta
el gran escudo de madera y cuero con forma de puerta. En la
batalla
este escudo podía trabarse con otros para formar una pared en el
frente
y
un techo sobre las cabezas. El cuero se empapaba en agua antes de la
batalla,
y
eso tendía a apagar las flechas encendidas. Los escudos hechos
puramente
de
madera se incendiaban y ardían, hasta que quienes los portaban los
dejaban
caer,
presas del pánico. Los dardos de fuego del maligno que Pablo tiene
en
mente
incluirían cualquier tipo de ataque, desde el ataque directo de lo
oculto
hasta
la persecución demoníaca, pero por sobre todo la constante lluvia
de
tentaciones
al miedo, la amargura, el enojo y la división que podían quebrar la
unidad
de la iglesia. Estos dardos deben ser contrarrestados con fe. La fe
en
esta
carta es esa total apertura a Dios que permite a Cristo habitar
plenamente
en
nosotros, y que produce una más profunda comprensión de su
insondable
amor
(cf.
<490317>490317>Efesios
3:17). Armarse con
el escudo de la fe sugiere
un
aferrarse
deliberada y firmemente al Dios revelado en el evangelio; una
dependencia
firme y resuelta en el Señor que apaga los terribles intentos del
enemigo
que desea dañarnos y provocar el pánico.
17
Tomar
el
casco de la salvación (cf.
<235917>235917>Isaías
59:17), en el contexto de
esta
carta, es asegurar a nuestros corazones que estamos unidos a Cristo:
que
ya
estamos sentados con él y absolutamente seguros en él (cf.
<490205>490205>Efesios
2:5-
8).
Nosotros dominamos la plaza fuerte; sólo se nos pide que estemos
“firmes”.
La
última pieza de la armadura que se menciona es la
espada del Espíritu, que
es
la palabra de Dios. Esta
también parece ser una alusión a <231104>231104>Isaías
11:4,
donde
la poderosa palabra del Mesías lleva a cabo el juicio (y la
Sabiduría
de
Salomón
5:20
[haciéndose eco de <231604>231604>Isaías
16:4, 5 y 59:17] habla de la
“cólera
inexorable” de la “espada” del Señor). Aquí, entonces, se le
da a la
iglesia
un arma que no es meramente para su defensa, sino para contraatacar a
los
poderes que atacan. Para contraatacar con la verdad cuando somos
tentados
personalmente al mal; para contraatacar con la verdad cuando la
iglesia
es atacada por falsas enseñanzas; para contraatacar con la verdad
cuando
los poderes tratan de penetrar en el mundo que nos rodea con
filosofías
y
enseñanzas éticas extrañas; y, finalmente, para atacar
vigorosamente en pro
de
la libertad con la valerosa proclamación de la verdad cristiana que
Pablo
alienta
en los vv. 19 y 20. Pero por sobre todo, hay algo que debemos
recordar
respecto de esta “arma de ataque”: la palabra de ira de
<231104>231104>Isaías
11:4
se ha convertido en el evangelio de paz y amor unificador en Cristo.
Y
estamos
luchando con los poderes espirituales, no con enemigos humanos (12).
Nuestro
uso de la
espada del Espíritu debe
reflejar esto, o se convertirá en un
arma
de las tinieblas, causando en su lugar enemistad y división.
18-20
Técnicamente
esta no es una oración gramatical separada, sino una serie
de
proposiciones construidas alrededor de los dos gerundios, “orando”
y
“vigilando”,
junto con sus proposiciones subordinadas. Toda la construcción
califica
al permaneced,
pues, firmes del
v. 14. No debería interpretarse que la
oración
sea la séptima pieza de la armadura, ni que es la manera en que nos
vestimos
de las seis piezas, sino que está estrechamente ligada a ellas. La
comprensión
teológica del evangelio (14-17) que no produce oración, como la
de
Pablo por los lectores en <490115>490115>Efesios
1:15-23 y 3:14-21, es un cadáver.
Los
guerreros de oración que no tienen una verdadera comprensión
respecto
de
lo que se trata en realidad el evangelio (el evangelio de paz y
restauración
cósmica
en Cristo), pueden tener mucho ímpetu, pero en el campo de batalla
son
tan útiles como un soldado sin armas. La comprensión espiritual del
evangelio,
combinada con una actitud de oración alerta, es la combinación que
Pablo
está buscando. Tal oración será guiada por el Espíritu que da
acceso a
Dios
(cf.
el
v. 18 recuerda a 2:18), y quien así ora no orará solamente por sí
mismo,
sino por los santos y por el valiente progreso del evangelio (19).
6:21-24
POSDATA
21,
22 Son
virtualmente, palabra por palabra, iguales a <510407>510407>Colosenses
4:7, 8
(ver
sobre aquéllos). Las palabras finales son un deseo expresado en
oración
que
vuelve a centrar la atención en el tema principal de toda la carta:
que la
“paz”
mesiánica, expresada en amor y fe, alcance a toda la comunidad, y
que
se
profundice en la gracia.
Max
Turner
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