Cada cinco minutos un cristiano es asesinado en el mundo por el mero hecho de serlo. En casi 90 países están en la diana y en algunos de ellos son literalmente masacrados. Dos nombres vienen ahora a la cabeza: Siria e Irak. Esta situación es latente y no se ha hecho nada por cambiarla. Ahora Occidente tampoco hace nada para cambiar la situación pero al menos ya no puede aducir que no conocía la situación.
Precisamente, para dar voz a los sin voz y concienciar a los mandatarios de que o actúan ya o aparecerán en los libros de historia como los que permitieron el primer genocidio del siglo XXI, este fin de semana se ha desarrollado en Madrid un importante congreso internacional sobre libertad religiosa Todos somos Nazarenos, organizado por Más Libres. Ha reunido a cristianos perseguidos de todo el mundo que han puesto cara al verdadero drama de nuestro tiempo. Unas víctimas no ya de segunda división, sino de tercera.
Víctimas del Estado Islámico, de Boko Haram o del islamismo que rige en países como Pakistán. Todas ellas comparten dos elementos: profesan la fe cristiana y son víctimas del islamismo. Ofrecen un testimonio aterrador del mal que es capaz de hacer el hombre pero también muestran una fe inquebrantable que debe servir de ejemplo para todos los cristianos del orbe. Entre grandes medidas de seguridad por la posible amenaza de un atentado los testimonios se fueron sucediendo: obispos, misioneros, jóvenes, familias...
"Los niños tiemblan por miedo a ser atacados"
Es el caso del misionero Luis Montes, un sacerdote que desarrolla su labor en Irak y que conoce de primera mano el sufrimiento de los cristianos. En un estremecedor relato cuenta que el 80% de los fieles de su parroquiahan iniciado el papeleo para salir del país. Dice que es comprensible y pone un ejemplo de lo más horrible: "Hay niños que estando en la escuela empiezan a temblar ante el temor de ser atacados".
Por ello, alertó de que el cristianismo puede desaparecer en la zona. "Es algo real", asegura. "San Pablo fundó iglesias que desaparecieron. Podría ser que el cristianismo desaparezca de Oriente Próximo". Y recordó algo que se ha podido escuchar en varias ocasiones durante este congreso: "Tenemos que defender que los cristianos sigan en Irak, en su tierra, están antes que los musulmanes".
El padre Montes insiste en una línea que cada vez gana más fuerza y que es defendida por la Iglesia, una intervención militar. "La legítima defensa es un derecho y para muchos un deber", indica este sacerdote que también desempeñó su ministerio en Egipto.
Sin embargo, quiso destacar la profunda fe de los cristianos perseguidos. "Van a misa todos los días, leen la Biblia más que nosotros y las dificultades les ayudan a purificarse para poder rezar mejor. Piden oraciones por todos, el pueblo árabe nos da enseñanzas a nosotros". En este contexto, cuenta otro relato relacionado con los niños que pone la piel de gallina y que muestra la fe pero también la cercanía con la que viven con la muerte: "Los niños hablan de qué van a decir cuando sea su turno de ser degollados".
No hay comentarios:
Publicar un comentario