CVCLAVOZ Arthur Ashe, fue un gran tenista afroamericano
nacido en 1943, en Virginia, Estados Unidos.
Ashe se convirtió
en una leyenda del tenis profesional. En 1963 fue el primer jugador
afroamericano en formar parte de un equipo estadounidense de Copa Davis; en
1968 ganó el Abierto de los Estados Unidos (su primer Grand Slam) y llevó al
equipo norteamericano a consagrarse campeón de Copa Davis; en 1970 obtuvo su
segundo Grand Slam, al ganar el Abierto de Australia; y en 1975 ganó el título
en Wimbledon.
Además de estos y
otros éxitos en el tenis, Arthur Ashe fue un gran luchador contra las políticas
de segregación racial en Sudáfrica, debido a que en 1969 le fue negada una visa
de parte del gobierno sudafricano por ser negro.
Pero su prueba
más difícil la enfrentó en 1988 cuando un examen reveló que había contraído el
VIH (sida) por unas transfusiones de sangre que recibió a raíz de una operación
a corazón abierto.
Al ser una
importante figura pública en el ámbito deportivo norteamericano, recibió
grandes cantidades de cartas de todo su país. En uno de los mensajes un fan le
dijo: ¿Por qué Dios tuvo que seleccionarte a ti para tan fea enfermedad?
Arthur Ashe
respondió:- En el mundo hay 50 millones de niños que comienzan a jugar al
tenis, 5 millones aprenden a jugarlo, 500.000 alcanzas un nivel profesional,
50.000 entran al circuito profesional, 5.000 logran jugar en torneos
importantes, 50 llegan a Wimbledon, 4 a las semifinales y 2 a la final. Cuando
yo estaba levantando la copa nunca pregunté: ¿Dios, por qué a
mí? Y hoy con mi enfermedad y mi dolor tampoco preguntaré ¿Dios, por qué a
mí?
Generalmente los
seres humanos nos dedicamos a culpar e interrogar a Dios por nuestras
desventuras, por las cosas que salieron mal, por una enfermedad, la pérdida de
un empleo, la partida de un ser querido, la traición de un ser amado, por los
problemas económicos y muchas cosas más. Pero cuando estamos siendo bendecidos,
cuando recibimos un reconocimiento, estamos rodeados de gente que nos ama,
cuando podemos despertar y gozamos de salud o cuando hemos alcanzado un gran
éxito no le preguntamos a Dios ¿Por qué a mí? Es más, pensamos que es algo
merecido, que tenemos mucho mérito y que Dios tenía la obligación de
bendecirnos
Este gran tenista
nos deja una gran lección porque no sólo se trata de interrogar a Dios cuando
algo malo nos sucede, ni que nos acordemos de Él sólo en las tribulaciones,
sino que debemos ser agradecidos en todo tiempo, reconocer que si hemos
recibido cosas buenas son por su gracia.
“Dando siempre
gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”
Efesios 5:20
Da gracias a Dios
siempre y confía en sus planes perfectos, que si Él permite una prueba es
porque tienen un gran plan para tu vida.
Ana María Frege Issa
Coordinadora Call Center
No hay comentarios:
Publicar un comentario