Por Jaime Leygonier.
¿Hasta cuándo se van a autoengañar con que la
Dictadura de Cuba “cambia”? ¿Cuántas décadas más de haitianización y mentiras
necesitan para no hacerle el juego?
La Habana,
de octubre, 2018/.Alguien apela a los cristianos enviándoles por correo
electrónico una propuesta de usar las asambleas de análisis del proyecto de
nueva Constitución de la Dictadura, para proponer la modificación del artículo
referente al matrimonio homosexual, dejarlo como antes y , de paso, aclarar que
los cristianos no son homofóbicos.
Quiero creer que quien promueve la propuesta
obra de corazón y no que intenta confundir para que los cristianos acudan a
votar a favor del Comunismo.
Proporcionándoles la coartada de la
modificación para que cometan esa inmoralidad en nombre del amor al término
medio de “una vela a Dios y otra al Diablo”.
Mi duda la autoriza su entusiástico afirmar que en Cuba hay cambios positivos y otras falsedades
en las que es bochornoso y peligroso creer a estas alturas.
Ingenuo cantarle a los castrosaurios aquel
bolero que dice: “Miénteme más que me hace tu maldad feliz”. Y amnesia con los
mentidos cambios anunciados desde 1990 y 2007(por no arrancar desde los
cíclicos ofrecimientos de mejoras y cambios desde 1959).Muy bueno apelar a los cristianos para que se opongan a leyes contrarias a la Ley de Dios.
¿Pero acaso “el matrimonio entre dos personas”
es lo único contrario a la Ley de Dios en esa “Constitución” que valida
“legalmente” el “partido único, fuerza rectora de la sociedad” (que nadie
eligió ni elige y que queda “constitucionalmente” por encima de “la
Constitución”)?
¿Y “la propiedad del pueblo” y “la
planificación estatal de la economía”(es decir, propiedad del Estado y
planificación por el Estado, que ya demostró de sobra ser pésimo administrador
y al que “el pueblo” no controla en nada, propiedad y planificación que
destruyeron la economía)?¿La educación monopolizada por el Estado que inculca el Comunismo y el culto a Fidel Castro y “educación sexual” pro-homosexualidad y hace repetir a los niñitos: “Seremos como el Che”?.
¿Y los cristianos pueden moralmente votar a favor de todo eso y de “el deber de defender a la Revolución con las armas si fuera necesario”: Base legal para la eventual movilización militar de sus hijos para mandarlos a morir y matar a tiros por la Dictadura.
Base de los fascistas “mítines de repudio”,
donde para “defensa de la Revolución”, una pandilla movilizada por la Policía insulta
y pega a las Damas de Blanco y a opositores?
¿Con solamente modificar el artículo del
matrimonio los cristianos no pecarán al votar a favor de las otras
monstruosidades de la “Constitución”?
¿Y estamos en Suecia o en Estados Unidos?
¿Cumplió alguna vez la Dictadura su Constitución de 1976, que Fidel Castro
inventó, como sus herederos inventan esta, para propaganda de que se
democratizaba y cambiaba el Régimen?
¿Cumple la Policía, o algún funcionario, su
deber o las leyes, tan siquiera la Ley de Procedimiento y el Código del
tránsito y las normas de prevención de incendios, ordenar a alguien que baje el
volumen de su equipo de música?
¿Por qué creer que estos arbitrarios empezarán
a cumplir sus leyes?
¿Alguien cree que en Cuba y hoy son algo más
que un paripé el referéndum y “las consultas populares” y el voto “del pueblo”?
Quien quiera proponer desde el punto de vista
cristiano las modificaciones que quiera, que lo haga, lo aplaudo, aunque se
trague la lengua por miedo respecto a las inmoralidades que no tocan a la
homosexualidad pero nos esclavizan a todos y destruyen igualmente a la niñez y
a la familia.
Pero
ningún cristiano necesita una voz del cielo que le profetice que:
1) Si
les va de capricho a los opresores imponer su “matrimonio” homosexual, no les
importará que millones de cubanos les pidan que no.
2) Para
votar a favor de la modificación de ese artículo, lo modifiquen o no, tendrán
que votar los cristianos a favor de la “Constitución” anticristiana,
dictatorial.
La
trampa está en que tenemos que votar por un todo y que votarlo es inmoral.
Seria
provechoso si reflexionáramos cuánto han degradado a los cubanos casi sesenta
años de dictadura y de la mentalidad de supervivencia.
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