viernes, 12 de mayo de 2017

LA BIBLIA VIVA


CÓMO PREPARABA  MOODY SUS SERMONES 

Una vez que había resuelto cuál sería el tema de su predicación, tomaba un sobre grande, y escribía sobre él el título o la referencia: El Cielo, El Salmo 3, etc.

En sobres de este tipo iba  guardando extractos de sermones, recortes de diarios, pensamientos originales, todo lo que se relacionara con el tema. 

En su escritorio tenía centenares de estos sobres, algunos de ellos muy abultados. Cuando quería predicar sobre un tema determinado, primero revisaba el sobre y elegía aquellas cosas que le parecían de utilidad.

Luego hacía un bosquejo en el cual introducía estas cosas. Decía que este método de hacer sermones presenta grandes ventajas:  El bosquejo permite que haya inspiración del momento, ya que el predicador no está atado a un manuscrito completo. 

Siempre decía que la iglesia precisa “hombres que puedan pensar mientras están de pie.” “La gente dice que repito los mismos sermones.  Naturalmente que lo hago.  Si tienes un sermón que ha sido bendecido por Dios, no temas usarlo muchas veces”. D.L. Moody


   HAY DEMASIADOS ORADORES 

Mis amigos, tenemos demasiados oradores.  Estoy cansado de los “picos de oro”.  Antes me lamentaba porque no podía llegar a ser orador. 

Pensaba que sería tan hermoso si yo pudiese hablar con un lenguaje bello que cautivara a mi auditorio.  He escuchado a muchos grandes oradores.  Venían, se iban, y su voz era como el aire: carecía de poder. 

Confiaban, no en el Señor, sino en sus bellos discursos.  Era a esto que se refería San Pablo cuando dijo: “Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, más con demostración del Espiritu y de poder”.

A un testigo que frente a  un juez trata de hacer oratoria,  pronto lo harán callar.  El hombre que dice la verdad en forma clara y sencilla es el que tiene mayor poder. D.L. Moody


   LA BIBLIA COMO UN ALBÚM DE FOTOGRAFÍAS 

La Biblia es como un álbum de fotografías.  Voy a la casa de un amigo, y mientras lo espero comienzo a hojear su álbum. 

Voy dando vuelta a las hojas y encuentro gente que conozco, y gente que se parece mucho a mis vecinos y amigos.

Si leemos la Biblia, encontraremos en ella nuestros retratos.  Mi amigo, quizás seas un fariseo. 

Si es así, mira lo que dice el evangelio de Juan, capítulo 3. 

Pero tal vez no seas un fariseo.  Quizás pienses que eres un pecador demasiado malo para llegar a Cristo. 

Lee lo que dice la Biblia acerca de la mujer de Samaria, y cree en las palabras que el Señor le dijo a ella. D.L. Moody 


 MÉTELA EN TU CORAZÓN 

“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” 

Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. 

Muchos tienen la Bilbia en la cabeza, o en el bolsillo.  Lo que necestian es tenerla en el corazón. D.L. Moody





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