«A la verdad, ninguno fue como Acab, que
se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque
Jezabel, su mujer, lo incitaba». 1 de Reyes 21:25.
Léase: 1.A Reyes 21. A los ojos de
Jesús, Sidón y Tiro fueron calibradas como equivalentes a Sodoma y
Gomorra. Eran ciudades dedicadas al comercio, ricas y prósperas,
centros de vicio y de impiedad. Jezabel procedía de Sidón. Era una
princesa, la hija del rey de Sidón. Ya se puede comprender su
reacción, acostumbrada a una vida licenciosa y refinada, cuando se
trasladó a un ambiente rural, Jezreel, ciudad en que la vida era
simple y austera en comparación, donde se hacían esfuerzos para
vivir al servicio de Jehová.
La religión judía no era pura. Jeroboam
había vuelto a organizar el servicio al becerro de oro pero también
había el culto a Jehová. Samaria era intolerable para Jezabel, tal
como era. Por ello, al ver que Acab, su marido, era un hombre sin
carácter, ni voluntad, decidió tomar las cosas bajo mano. Sustituyó
poco a poco el culto de Jehová por el culto a Baal. Suprimió el
primero, simplemente, eliminando a los profetas. Y con ello empezó
la lucha a muerte entre Elías y Jezabel. Jezabel era la que
instigaba el mal que Acab permitía.
Aparecieron templos a Baal por todas
partes, con sacerdotes vestidos en preciosos atuendos. Banquetes,
festividades, y el pueblo seguía ávidamente todos estos festejos.
Entretanto, el culto de Jehová quedó prácticamente suprimido. Los
profetas fueron asesinados. Elías tuvo que huir, y no creía que
hubiera en Israel ningún hombre que no hubiera doblado su rodilla
ante Baal, excepto él mismo.
La lucha inexorable contra Jezabel
llevada a cabo por Elías, que culminó con el milagro del Carmelo,
es bien conocida y ahora no nos afecta. Pero si podemos decir unas
palabras más sobre Jezabel. Era una mujer sin conciencia y sin
corazón. Su arrogancia y su sensualidad no conocían límites;
habían acallado la voz de su conciencia. Persiguió a muerte
sistemáticamente los profetas de Jehová. Puso a muerte a Nabot para
apoderarse de su viña, con acusaciones falsas. Y cuando Acab fue
herido mortalmente por una flecha y Jehú se dirigió a Jezreel se
posó indiferente a la ventana (2.a Reyes 9:30) con aires seductores.
Jehú ordenó que la echaran ventana abajo.
Jezabel se nos aparece como una mujer
repulsiva. Todo su refinamiento sólo le sirvió para comportarse de
modo más brutal. Para hundirse más en el pecado. Incluso el malvado
Acab queda pálido ante la perversidad de Jezabel. El eterno juicio
será sobre ella peor que el que recibió en la tierra: defenestrada,
pisoteada por los caballos y comida por los perros. Cuando intentaron
sepultarla no hallaron de ella más que los huesos de la calavera,
los pies y las palmas de las manos.
Preguntas Sugeridas Para Estudio Y
Discusión:
1. ¿En qué ambiente se crió Jezabel?
2. ¿Qué planes hizo y llevó a cabo?
3. ¿Afectó su vida el curso de la
historia de Israel?
No hay comentarios:
Publicar un comentario