viernes, 27 de noviembre de 2015

TRANSICIÓN DE LA ETAPA JUVENIL Y ENTRAR A LA ETAPA DE AUDULTO JOVEN


SALIR DE UNA Y ENTRAR A OTRA ERA
Egan recapitula las tareas de desarrollo para entrar a y con la adultez:
(1) Llegar a ser competente;
(2) alcanzar autonomía;
(3) desarrollar e implementar valores;
(4) formar una identidad;
(5) integrar la sexualidad a la vida;
(6) hacer amigos y desarrollar intimidad;
(7) amar y entregarse a otra persona;
(8) hacer un trabajo inicial o escoger una carrera;
(9) llegar a ser un miembro y ciudadano activo en la comunidad; y
(10) aprender cómo usar el tiempo libre.
Vivian McCoy establece una estructura de etapas con un delineamiento diferente. Ella llama a la primera etapa de desarrollo, entre las edades de 18- 22, “Abandonando el Hogar”. Las tareas entretejidas a esta etapa son:
(1) romper/aceptar ataduras sicológicas,
(2) escoger carreras,
(3) comenzar a trabajar,
(4) manejar las relaciones con los compañeros, en caso de que ellos sean aliados útiles para entender la detención en la familia,
(5) administración del tiempo,
(6) ajustarse a la vida por sí mismo,
(7) resolver problemas y
(8) lidiar con la presión como un socio para el cambio.
La siguiente etapa, “Llegando a Ser un Adulto”, comprende las edades de 23- 28. Aquí continúan algunas de las tareas previas y también cambian a:
(1) selección de esposo(a),
(2) establecerse en un trabajo y comenzar un “escalamiento” en su carrera,
(3) formación paternal y familiar,
(4) iniciar envolvimiento en la comunidad,
(5) consumo sabio,
(6) comprar casa propia,
(7) relaciones sociales,
(8) lograr autonomía y autodirección,
(9) resolver problemas, y
(10) otra vez, lidiar con la presión del cambio.
La etapa de los “30”, entre la edad de 29-34, deja entrever otras variedades:
(1) asegurar o buscar valores personales y significativos,
(2) reapreciación de relaciones,
(3) el llamado progreso o éxito emergente en la carrera,
(4) aceptar a y cambiar con los niños en crecimiento,
(5) cimentar y experimentar la permanencia de un hogar,
(6) resolver problemas y
(7) manejar la presión relacionada con el cambio.
Temas para Vivir Saludablemente
¿Qué Hago Bien? A la mayoría de nosotros nos gustaría completar nuestras tareas con un nítido sello de “¡bien hecho!” La competencia no ocurre normalmente como en una producción de cine espectacular. Esto sucede más de acuerdo con la tierra, sin un ostentoso sonido de trompetas. El sentido de competencia de los jóvenes adultos es la medida de confianza que ellos tienen en su habilidad de hacer las cosas en cantidades adecuadas. Su competencia actual se refiere a su habilidad para llevar a cabo estas tareas.
A este punto, identifiquemos cuidadosamente algunos puntos “fuertes”, así como también algunos “débiles”. “¿Realmente me veo como una persona que es capaz de llevar a cabo y completar cosas?” “¿Tengo los recursos necesarios ¾continuidad, fuerza interna, reserva espiritual¾ para alcanzar las metas que me he propuesto o soñado para mí mismo?” Especial-mente, ¿en qué áreas de la vida me conduzco bien (o un poco más que adecuadamente)?” “¿En qué áreas me gustaría ser más efectivo de lo que soy?” “¿Estoy dispuesto a expresar a otros mi necesidad por asistencia?”
El surgimiento de la computarización ha complicado nuestra perspectiva. La intrusión de la dependencia química es uno de los más grandes retos demoníacos para el sentido de confianza del cristiano, cuando nos enfrentamos al mundo con nuestro sentido de misión y testimonio creativo por Cristo.
Mientras ministramos a las personas, hay que mantener en mente que la competencia incluye ingredientes tales como: la habilidad de soportar grados razonables de frustración, dominar cierto egocentrismo/narcisismo/impulso de “sólo yo y nadie más”, y aceptar/ejercer autoridad correctamente. Establezca metas realísticas, que no estén más allá de su “alcance”. Dejar que otros dictaminen sus metas puede ser una manera poco realista de establecer metas muy altas. Por el otro lado, establecer metas que generalmente son bajas o circulares puede no ser beneficioso porque no hay envuelto nada motivador o aspirante. Un ejemplo de esto es el joven que ha estudiado educación física en la universidad, no porque le guste el atletismo, sino porque es una de las carreras más fáciles.
El valor propio tiene tres fuentes importantes: La imagen creativa de Dios en nosotros, que nos transforma en sus hijos; una fuente interna, el grado de efectividad y nutrimiento de la propia actividad de uno; y una fuente externa, las opiniones que personas importantes tienen acerca de uno. Las primeras dos son mucho más estables y seguras que las fuentes externas. En efecto, el apóstol Pablo escribió: “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios… nuestra competencia proviene de Dios” (2 Corinitos 3:4, 5).
En resumen, la competencia se refiere a “cómo hacemos” en estas facetas de la vida:
(1) habilidades físicas/manuales, desde la coordinación de habilidades del cuerpo hasta cómo vivir con personas incapacitadas;
(2) habilidades sociales/emocionales en relaciones/expectaciones/alcanzar decente, considerable y fielmente a otras personas, cómo esto ayuda a determinar y nutre nuestros sentimientos de valor, para saber a qué se le llama “inteligencia social” en situaciones sociales ¾cuándo responder apropiadamente;
(3) autoadministración/habilidades para cuidar;
(4) habilidades interpersonales, incluyendo autopresentación, el escuchar atenta y activamente a otros, responder y retar éticamente a otros; y
(5) las habilidades de envolverse en grupos pequeños, lo cual pareciera “muy fácil” en primera instancia, pero que en la realidad puede ser más difícil de lo que parece. “¿Cuáles grupos pequeños están envueltos en su vida?”
“¿Promueve el grupo conversaciones útiles o negativas?” “¿Promueve el grupo competición o diversidad en medio de la unidad?” “¿Qué hace usted bien cuando participa?”
El pastor de una iglesia puede ser un facilitador o catalizador para aparear personas en los grupos ¾clases de la escuela dominical, grupos con intereses o pasatiempos especiales, nutrimiento espiritual y grupos de capacitación (por ejemplo: oración y estudio bíblico), y en la identidad /discipulado del cristiano confrontando su mundo.
Los jóvenes adultos desean creer que ellos “pertenecen” y son una parte integral de la comunidad de fe. “Esta es nuestra iglesia.” Jesús nos dio una directiva para la competencia de amarnos unos a otros (<431513>Juan 15:13-15).
Escuchemos algunas de las palabras del apóstol Pablo al enfocar nuestra confianza “en Cristo”: “Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos… (Efesios 3:14-18) “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:14-16. Itálicas del autor.) Estudie también Efesios 4:22-29 y <501104>Filipenses 2:4, 12, 13. Por lo tanto: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro… No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:4, 9). ¿Puedo Sobresalir por Mí Mismo? La autonomía se refiere a nuestra capacidad de obtener una autosuficiencia segura y razonable, pero no a expensas de alguien más. Es un reto de movernos hacia la madurez e interdependencia fiel. Cuatro dimensiones sobresalen:
(1) nuestra necesidad por aprobación frente a identificar o evaluar en demasía la respuesta de otros;
(2) nuestra habilidad de administrar la vida independientemente, sin buscar continuamente la ayuda de otros, o hacerlo de mala gana;
(3) la capacidad de autoiniciativa para planear, organizar y resolver problemas, y
(4) conocer cómo nuestras necesidades se relacionan con las necesidades de otros, y de esa manera tener la habilidad de integrar o discernir esas necesidades.
“¿Puedo hacer las cosas por mí mismo?” “En una escala del 1 al 10, con el número 1 representando dependiente y el 10 representando independiente, ¿dónde me encuentro?” “Me parece que soy razonable y justamente interdependiente en mi trabajo, vida social y la de la iglesia?” “Cuando necesito ayuda ¾la que sea en forma normal¾ ¿encuentro fácil o difícil pedirla?”
Las personas autónomas no son ermitañas viviendo aisladas o en islas desiertas. Ellas, en efecto, reconocen su necesidad por otros. Son respetuosas de las necesidades de otros. Aun así, ellas mismas no necesitan continuo apoyo o afirmación, y “palmadas en la espalda”, emocionalmente. Una joven esposa luchaba con esto: “Parece que no importa lo que yo haga, siempre estoy a la expectativa para ver si a mi esposo o a otros les gusta realmente. Algunas veces esto me preocupa mucho, tanto que no puedo concentrarme en lo que debo hacer. Estoy comenzando a darme cuenta de que esto me ata. Me siento como una pelota de esponja.” Tenga cuidado de no considerar en demasía la aprobación de otros, “eso menoscaba su integridad”. Las personas autónomas ciertamente pueden casarse. Si el lema previo de uno era: “Haz tus propias cosas”, en el matrimonio necesitará encontrar y mantener un balance entre mis/sus necesidades. A un extremo de lo continuo está aquel que dice: “Yo no te necesito para nada”; al otro extremo: “Te necesito desesperadamente ¾ ahora¾ pronto ¾ presente para siempre.”
Las siguientes declaraciones son realmente algunos ejercicios para examinar la dependencia, contra dependencia, independencia e interdependencia: Dé un ejemplo de una experiencia reciente en la cual usted ha estado en una posición dependiente, “sin crecimiento”. Un estudiante universitario dijo: “Me molesta que aún tengo que llevar mi ropa a casa para que mi mamá la lave.” Comparta un ejemplo de dependencia que lo haya enriquecido. Una esposa escribió:
“Cuando tuve que estar en cama a causa de mi condición anémica, mi familia me apoyó. Fue una experiencia animadora.”
Registre una experiencia de contra dependencia, “sin crecimiento”. “No puedo soportar a nadie en autoridad. Ninguno me va a decir qué hacer.”
Ahora, ilustre una experiencia de crecimiento. “Yo sé que tengo la habilidad de escribir los cheques y mantener un presupuesto. Rehuso pedir su ayuda para contrarrestar mi dejadez.”
Comparta un ejemplo de la manera en la cual usted ha manifestado independencia improductiva. “Yo decidí vivir en un apartamento solo durante este semestre. ¡Me siento solo!” Por otro lado, registre uno que ha sido beneficioso para usted. Un cristiano recién convertido en mi clase de la escuela dominical dijo: “Me he dado cuenta de que no necesito tomar bebidas alcohólicas para tener amigos.” Para interdependencia, dé un ejemplo improductivo, seguido por uno de éxito. “Ya no seré vacilante nunca más. De ahora en adelante tomaremos las decisiones juntos.”
El ministerio de la iglesia puede ofrecer la oportunidad para que los jóvenes adultos revisen y discutan metas individualmente, o en foros. El ministerio en este sentido viene a presentar la realidad. Ponga atención a las metas que:
(1) tienen sentido;
(2) son concretas en vez de ser obscuras y generales;
(3) están acordes con los recursos que usted tiene a mano;
(4) motivan su deseo para completarlas; y
(5) tienen un tiempo límite para completarse o renegociarse.
¿En Qué Creo Yo? ¿Qué es lo que provee las bases para su desarrollo ético y espiritual? ¿Dónde hace usted sus votos? La arena del desarrollo moral ha atraído la atención de muchos especialistas en los varios campos de estudio.
Quienes están centrados en sí mismos, de acuerdo con estos especialistas, preguntan: “¿Los resultados de mi conducta serán placenteros o dolorosos para mí?” Quienes están centrados en otros preguntan: “¿Mi conducta mostrará mi lealtad a mis afiliaciones significantes ¾familia, amigos, Cristo?” En la etapa de cuestionamiento se pregunta: “¿En qué puntos de vista sobre la verdad, lo bueno y cosas similares puedo yo confiar?” En la etapa del relativismo se pregunta: “¿Cómo resultará mi acción en términos de esta norma flexible?” En la etapa de compromiso la pregunta es: “¿Por el criterio que he escogido, ¿estoy moralmente limpio?”.
La estrategia pastoral se interesa en estas clases de preocupaciones. “¿Cuáles son las cosas que realmente son de valor para mí?” “¿Practico mis valores?”
Las Escrituras sugieren: “No descuides el don que hay en ti… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina…” (1 Timoteo 4:14-16; también 2 Timoteo 2:15). En resumen, esto significa: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
¿Quién Soy en Este Mundo? El factor decisivo de identidad o individualidad para el cristiano es su encuentro con Cristo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). La identidad también es el puente entre uno mismo y una sociedad más grande. De las muchas posibilidades, sueños y esperanzas de la niñez emerge el patrón/estilo de carácter. La pregunta de la niñez temprana: “¿Quién voy a ser?”, está ahora tomando forma única y urgente.
Por unos breves minutos reaccione al estímulo de estos pensamientos: “¿Tengo un buen entendimiento de quién soy y de la dirección en que parece que voy en mi vida?” “¿Tengo vergüenza de quién soy y lo que he hecho en mi vida, o soy capaz de sonreír cuando todo se ha dicho y hecho?” “¿Estoy razonablemente satisfecho?” “¿Me veo a mí mismo como otros me ven?” “¿Qué/quién es el centro integrante que da significado (el lema) a mi vida?” “¿En qué contextos sociales me siento mejor acerca de mí mismo?” “¿En qué contextos sociales siento perder mi particularidad?”
Una combinación de los temas teológicos de la providencia y la conciencia de lo santo, nos permite procesar pastoralmente donde los significados trascendentes y fundamentales de la vida son verdad. “¿Percibe la persona un propósito divino en su vida?” “¿Tiene un sentido básico de confianza en el mundo?” “¿Qué es sagrado para este individuo?” “¿Sospecha de las promesas divinas, tal como se le han interpretado por algún ministro exagerado en promesas o demandas rígidas?” “¿Cree que Dios desea que experimente bienestar?”
Jesús, en los años paralelos de su vida como joven adulto, fue confrontado con la pregunta acerca de su verdadera y auténtica identidad. El abrazó completamente el hecho de: “Este soy yo al mundo.” En su bautismo Juan trató de desanimarlo, pero Jesús le instruyó: “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Una voz del cielo afirmó: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:15, 17). Más tarde, él mismo formuló la pregunta acerca de su identidad: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?…
Y vosotros, ¿quién decís que soy?” Pedro contestó: “Tú eres el Cristo” (Marcos 8:27-30).
Si usted utiliza un tiempo para completar estas declaraciones, obtendrá nuevos discernimientos acerca de sí mismo: “Yo soy…” (o “yo soy uno que…”); y lo hace unas quince veces con una respuesta diferente cada vez. Después, diseñe una presentación del mapa de su vida. “¡Déjeme decirle de dónde he venido para llegar hasta aquí!” Estos ejercicios pueden ser usados efectivamente en los grupos de la iglesia que se preocupan por desarrollar la atención (escuchar) activa, aceptación y entendimiento de la historia de otros. El principio de Santiago es un buen vehículo para la comunicación: “Todo hombre sea pronto para oir…” (Santiago 1:19).
¿Cuál Lugar Tiene la Ocupación/Trabajo en Mi Vida? “¡Una simple ama de casa!” “¡Un vendedor!” Escoger una carrera u ocupación es todo un proceso de tomar decisiones. Ello simboliza mucho más que un juego de habilidades y funciones diseñadas. Ello significa una manera de vivir. “¿Qué es lo que hace?”
“¡De verdad!” Desafortunadamente, hay tendencias para formar juicios rápidos acerca de las personas de acuerdo con lo que “hacen”. Escriba unas respuestas breves a estas declaraciones incompletas:
(1) “Para mí, escoger una carrera significa _____________________;
(2) Yo he considerado/soñado seriamente en la siguiente vocación _____________________;
(3) Si yo tuviera una carrera ideal donde todo se uniera “justamente” para mí, esa sería _____________________.”
Expandir ¾ estrechar¾ expandir otra vez¾ estrechar” es el patrón. La fase de expansión amplía el punto de vista de opciones o posibilidades. El movimiento de estrechez contrae o aprieta más fuertemente el foco, y elimina algunas opciones en favor de otras más prometedoras o satisfactorias. “¿En qué parte de mi vida cabe la educación universitaria o de posgraduado?”
“¿Debo ir ahora o esperar?” “Si decidimos casarnos en diciembre, ¿distraerá eso a él/ella de sus exámenes orales?”
Un autoinventario pudiera incluir: “¿Cuáles son mis sentimientos acerca de la manera en que me estoy preparando para una carrera?” “¿Cuáles son mis pensamientos y sentimientos predominantes en cuanto a mi presente posición/trabajo?” “¿Qué provecho tengo de mi trabajo?” “¿Cómo es el ambiente de trabajo?” “¿Qué es lo que típicamente sucede aquí?” “¿En dónde estoy yo en relación con la selección ‘inicial’ de una carrera?”
La estrategia pastoral puede servir como un habilitador para planes de acción que envuelven metas, recursos hacia el logro de metas y programas concretos, tanto como ser “un animador”. Dirección vocacional, utilizando una variedad de personas experimentadas en áreas particulares, abre la participación dialogal, exploración y entendimiento. La vocación cristiana es más que el trabajo que uno hace, o la carrera en la cual está involucrado. Es ayudar al prójimo y ser embajador de Cristo. ¿Le ha llamado Dios? Si usted es un cristiano la respuesta es un rotundo sí. Aprender la mayordomía de nuestros dones donde quiera que trabajamos puede ser un canal para elevar el trabajo a un sentido de vocación ¾“llamado”: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10. Mire 1 Corinitos 4:2). En un sentido más amplio, la palabra significado puede colocarse en lugar de “llamado”. Así, pudiera leerse: “El ‘significado’ que como cristiano le doy a mi trabajo es…” “¿Soy un participante alegre en el esquema de la creación de Dios?”
Para Mí, ¿Qué Significa el Don de la Sexualidad? “¿Quién soy yo como un recipiente de Dios del don de la sexualidad?” Muchos éticos cristianos sugieren que la manera en la cual uno se ve a sí mismo como un ser sexual es una dimensión importante para toda su identidad.
Esto también influye en cómo una persona se relaciona con otros como un ser sexual. Por ejemplo, si usted se ve sólo como un objeto de placer, entonces podrá ser explotado como tal. La cultura, a través de los medios de comunicación, revistas y comerciales, acarrean muchos mensajes con doble significado y papeles de sexo esterotipados. “¿Qué tiene que ver una muchacha hermosa en traje de baño con el valor y eficiencia de una crema para rasurarse, un automóvil nuevo o una pasta de dientes?” Lo que ha pasado es que el comercio y sus millares de mercados han quitado el entendimiento integral del derecho de nacer que Dios intentó. La sexualidad ha sido reducida a sexo, y el sexo reducido a un estado de comodidad para gastarse como recompensa por una actuación. Esta redución y acercamiento puramente recreativo deshumaniza también la responsabilidad de recibir, reclamar y decidir acerca del don. La mentalidad del “sexo-alegre” es un reflejo de una clase de valores incompletos y distorsionados. La pregunta que se necesita hacer una y otra vez en la estrategia pastoral es: “Esta clase de sexo, ¿es realmente honesta?”
Responda cuidadosamente a estas oraciones: “Cuando pienso de mí como un ser sexual, yo… (escriba uno o dos párrafos).” “Lo que aprendí en mi hogar (de mis padres) acerca de la sexualidad fue…” “Las personas o lugares sociales que me introdujeron a la sexualidad fueron: mis compañeros, clases en la escuela, grupos en la iglesia, padres, o…” “¿Qué me enseñaron ellos y qué aprendí yo acerca del tema?” Además, cambiándonos a áreas semejantes:
“¿Cuáles son algunos valores significantes para mí que se relacionan con mi vida sexual?” (¡Enlístelos!)
“Cuando visualizo un acercamiento a una persona del sexo opuesto, yo tiendo a
” “En términos de mi sexualidad, el matrimonio para mí significa…”
“¿Cuáles son mis expectaciones sobre: ‘las mujeres deben ser’ y ‘los hombres
deben ser’?”
 “¿Cómo afectan mi conducta estas expectaciones del papel de uno en cuanto al sexo?”
“Una buena vida familiar es…”
 “Un buen matrimonio es…”
La iglesia puede proveer conversaciones dialogales y foros para tratar con las voces y distorsiones de la sociedad. Retiros, conferencias de enriquecimiento matrimonial, conferencias/talleres de familia/padres, reuniones informales de adultos solteros y grupos de estudio son unas cuantas oportunidades para llenar estas necesidades de información, ordenamiento bíblico y retroalimentación.
Hay muchas personas bien preparadas, consejeros pastorales entrenados, pastores, personal en una iglesia, maestros de seminarios, maestros en las escuelas cristianas y capellanes que están capacitados para guiar en el enriquecimiento y crecimiento en fortalecer aspectos de quiénes somos. El púlpito es un lugar apto para proclamar, a través de las predicaciones situacionales, las buenas nuevas para vivir. Así es como podemos ser ayudados y guiados para conocer apuntalamientos de la Palabra de Dios: “Que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo” (Filipenses 1:27).
“Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21). “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios” (Efesios5:15).
¿Cómo Son Mis Relaciones Cercanas?
Si los jóvenes adultos tienen un sentido sano de quienes son, comenzarán a crear relaciones personales estables y liberadoras. La intimidad puede incluir estos elementos: lealtad firme hacia otro, apoyo mutuo y accesibilidad, un mismo punto de vista del mundo, autorevelación mutua y vulnerabilidad compartida y honesta. Intimidad sí envuelve amistad. Aquí no se está sugiriendo como relación sexual.
Para este tiempo, los jóvenes adultos han tenido experiencias con: extraños, conocidos, amistades, intimidades. Por un lado, ellos conocen a extraños ¾ personas que realmente no están a favor ni en contra de ellos. Tienen muchos conocidos con quienes se relacionan casual e informalmente. Algunas veces estas personas llegan a ser amigos. Las personas íntimas son las que los conocen hondamente; tal vez en algunos de sus secretos más íntimos. No todas las relaciones deben tener intimidad como meta. En las relaciones íntimas se debe observar cierta reserva a fin de no ser como un libro abierto para que cualquiera lo lea.
La soledad es el otro lado de la amistad e intimidad. Es una experiencia muy común en nuestra cultura, y aun en algunas iglesias con mucha membresía.
James Lynch, en su libro: The Broken Heart: The Medical Consequences of Loneliness (El Corazón Quebrantado: Las Consecuencias Médicas de la Soledad), insiste en que las personas que viven solas son más susceptibles que otras a las enfermedades.
Vamos a observar qué tan complicadas y enriquecedoras pueden ser nuestras relaciones. “¿Cuánto tiempo de mi día se absorbe en relaciones con otras personas?” “¿Tengo varios amigos, y qué clase de acercamiento tengo con otras personas?” “¿Dónde se generan estas relaciones iglesia, trabajo, etc.?”
“¿Está mi vida atestada con gente?”
“¿Hay muy pocas personas en mi vida?”
“¿Planeo juntarme con otros que me interesan, o lo dejo a la casualidad?”
“¿Qué me gusta y llama la atención en otros?”
 “¿Tiendo a necesitar a mis amigos más de lo que ellos expresan necesidad por mí?” “¿Cómo saben otros que me preocupo por ellos?”
 “¿Tomo a las personas como una concesión?”
“¿Permito a otros cuidar de mí?”
 “¿Respeto a otras personas?”
 “¿Estoy dispuesto a hablar apropiadamente acerca de mí mismo con las personas más
cercanas?”
 “¿Escucho atentamente y no soy sólo oidor y repetidor de palabras?” “¿Qué significa para mí la amistad estrecha con alguien más?”
“¿Cómo me comunico con ellos?”
 “¿Con quién tengo una amistad estrecha actualmente?” “¿La cercanía a alguien más me causa ansiedad y torpeza?”
“¿Cómo animo a ciertas personas a acercarse a mí?”
 “¿Las personas me ven como una persona distante, controlada, o con sentimientos balanceados?”
“¿Experimentan ellos mi enojo o frustración más que mi consideración y afecto?”
“¿Cómo controlo mis sentimientos cuando estoy con otros?”
“Especialmente, ¿cómo respondo cuando siento que estoy siendo rechazado?”
“¿Me he sentido/he sido rechazado alguna vez?”
 “¿Me desanimo fácilmente?”
“¿Deseo balancear justamente lo que doy y tomo en estas relaciones?”
 “Por ejemplo, ¿que puedo pedir/preguntar a mis amigos y aún sentirme confortable con ellos?” “¿Me comprometo sanamente en vez de controlar todo?”
 “¿Espero ser tratado como ‘igual’ y también trato a mis amigos como ‘iguales’?”
 “¿Cómo me llevo con los demás en la escuela, trabajo, iglesia, familia?”
 “¿Permito que otros sean ellos mismos?”
Si toma un momento, escriba su propia definición de intimidad. La intimidad y amistad de Jesús con el Padre viene a ser el fundamento de nuestra amistad e intimidades como cristianos. “Yo y el Padre uno somos” (“juntos”; ver Juan 10:30; 1:14-16). Esto nos permite a nosotros compartir con otros el poder y la naturaleza de la bendición con libertad.
¿Cuáles Son Mis Compromisos Interpersonales Más Profundos? Decisiones vocacionales y maritales son, sin duda alguna, dos de las más significativas en la vida. Ellas vienen a ser determinantes en el desarrollo de la personalidad y tal vez en el estilo de vida que uno lleva. Algunas veces son decisiones sutiles; otras veces se toman con mucha inquietud. Aun así, son asuntos complejos. En este punto, si la persona está casada, éstas pueden ser algunas preguntas que le ayuden:
 “¿Cómo es nuestro matrimonio?”
 “¿Quéesperaba yo que sucediera?”
 “¿Qué clase de relación tengo ahora con mis padres?”
 Un sinnúmero de significados entran en el cuadro: amor, matrimonio, familia. ¿Cuándo? La ceremonia matrimonial da permiso para ser responsablemente adulto. Las ansiedades y ajustes del matrimonio necesitan tiempo para sanar. La iglesia puede ser una buena facilitadora de enriquecimiento, provocar esperanza y ayudar a resolver los problemas constructivamente.
Algunas reflexiones generales ejercitadas sobre la naturaleza y significado de un compromiso debieran incluir:
(1) “Cuando yo digo que estoy comprometido con otra persona, quiero decir…”
(2) Céntrese en una persona cercana y comprometida con usted y escriba las cualidades que acentúan su significado especial.
(3) Continúe con esto: “¿Qué piensa usted que pasa con algunas relaciones que nos permiten comprometernos mientras que otras no?”
Comprometerse es hacer un voto para hacer algo, una entrega a seguir un curso de acción, y una decisión para colocarse a la par de y con alguien más (Romanos 12:1). Comprometerse es darse uno mismo en confianza. Ello da un sabor especial a la vida. El significado cristiano del amor envuelve responder y comprometerse. El matrimonio es un compromiso visible, público, especial a la responsabilidad frente al creativo Señor quien lo “ordena”. Un joven adulto comprometido ya sea en amistad o en matrimonio, no vive su vida con un estilo de “sí… pero…”. La persona no-comprometida descansa sobre un método de evasión que dice sí y no al mismo tiempo. La persona comprometida deja que el sí sea sí, y el no sea no. Comprometerse es la antítesis del alejamiento.
Hay algunos puntos enredados que obstaculizan el comprometerse de corazón:
(1) un penetrante bajo sentido de valor personal,
(2) separación de la gente,
(3) desencanto con causas especiales o centros de interés.
Oates sugiere que las personas encuentran muy difícil comprometerse con aquello a lo cual no dan ningún valor. El ministerio de la iglesia puede ilustrar y recordar la grandeza de su herencia para cuidar, y la sabiduría adquirida a través de la experiencia. Nosotros somos creados a la imagen de Dios. Somos personas por quienes Cristo murió. Pertenecemos al Señor viviente y a la comunidad de fe que se preocupa. Nuestro deseo es que de este contexto resulte un sentido de valor personal al reconocer que somos de valor ante los ojos de Dios (ver 2 Corinitos 1:17-22).
¿Merezco Tiempo Libre? En un mundo adicto al trabajo, al éxito, a la alta producción y rapidez, necesitamos reclamar el descanso en base a la doctrina de la creación. El ritmo de trabajo-descanso aparece básicamente en el hecho de que Dios mismo trabajó seis días y descansó el séptimo (Génesis 2:1- 3). El asunto central en el tema del tiempo libre es la libertad. El tiempo de uno puede ser usado creativa o confusamente. El uso del tiempo también es un factor para el ocio.
En su libro: When You Can’t Find Time for Each Other (Cuando No Pueden Encontrar Tiempo el Uno para el Otro), Wayne Oates confronta la común aserción de las parejas, los miembros de la familia y de los solteros, diciendo que son incapaces de encontrar tiempo para ellos mismos y para otros. El expone algunos de los obstáculos que secretamente impiden que descubramos
el tiempo oportuno.
La estrategia pastoral puede determinar dónde la iglesia se está agregando al problema del sobre-uso de tiempo relacionado con actividades, sin tener suficiente balance para estar quietos, ser selectivos y ser personas que gozan de  la vida. Puede ser que la iglesia necesite ayudar a las personas a darse cuenta de cómo a veces se abusa de la gracia y el amor en el matrimonio y/o familias.
¡Guárdese de los ladrones de su tiempo!
Una de las mayores tareas de la iglesia es proveer directrices, métodos y maneras para el mejor uso del tiempo libre por sus miembros, en términos de ministrar a la persona completa. El tiempo libre es un regalo de Dios para un propósito, ya sea para usarse en vacaciones, deportes, entretenimientos, o lo que sea para la gloria de Dios. Así, estas actividades pueden llegar a ser oportunidades para comprometernos más hondamente con Cristo y envolvernos en servirle.
¿Es Mi Mundo Suficientemente Grande? Explique lo que viene a su mente cuando escucha la palabra ciudadano. “¿Cuáles son las organizaciones e instituciones sociales que usted siente que tendrán una influencia importante y necesaria sobre usted y/o su matrimonio/familia en los años venideros?” “¿Hay alguna inversión personal en la comunidad más allá de los amigos, trabajo, matrimonio o familia?” “¿Es a un nivel alto, medio o bajo?” “¿Tengo verdaderos intereses comunitarios, cívicos y/o políticos?” “¿Soy un detractor, impido las metas/trabajo del grupo, un mero miembro, que presto atención nominal o pequeña a lo que está pasando, un observador, un participante, contribuidor o líder?”
Una respuesta puede ser el resultado de falta de atención o ingenuidad ¾“todo estará bien”; y otra puede ser por cinismo “todo está corrupto o sin esperanza, ¿para qué molestarme?” Los jóvenes adultos, en particular, enfrentan la trampa de “esto o aquello”.

El Señor espera que seamos cristianos efectivos y fieles, que sepamos cómo ser ciudadanos efectivos con los ojos abiertos, y vivir acordes a su llamado en términos de una responsable ciudadanía (ver Romanos 12:21;13:1; 14:17-19; Mateo 22:21).

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