Egan recapitula las tareas de desarrollo
para entrar a y con la adultez:
(1) Llegar a ser competente;
(2) alcanzar autonomía;
(3) desarrollar e implementar valores;
(4) formar una identidad;
(5) integrar la sexualidad a la vida;
(6) hacer amigos y desarrollar intimidad;
(7) amar y entregarse a otra persona;
(8) hacer un trabajo inicial o escoger una
carrera;
(9) llegar a ser un miembro y ciudadano
activo en la comunidad; y
(10) aprender cómo usar el tiempo libre.
Vivian McCoy establece una estructura de
etapas con un delineamiento diferente. Ella llama a la primera etapa de
desarrollo, entre las edades de 18- 22, “Abandonando el Hogar”. Las tareas
entretejidas a esta etapa son:
(1) romper/aceptar ataduras sicológicas,
(2) escoger carreras,
(3) comenzar a trabajar,
(4) manejar las relaciones con los
compañeros, en caso de que ellos sean aliados útiles para entender la detención
en la familia,
(5) administración del tiempo,
(6) ajustarse a la vida por sí mismo,
(7) resolver problemas y
(8) lidiar con la presión como un socio
para el cambio.
La siguiente etapa, “Llegando a Ser un
Adulto”, comprende las edades de 23- 28. Aquí continúan algunas de las tareas
previas y también cambian a:
(1) selección de esposo(a),
(2) establecerse en un trabajo y comenzar
un “escalamiento” en su carrera,
(3) formación paternal y familiar,
(4) iniciar envolvimiento en la comunidad,
(5) consumo sabio,
(6) comprar casa propia,
(7) relaciones sociales,
(8) lograr autonomía y autodirección,
(9) resolver problemas, y
(10) otra vez, lidiar con la presión del
cambio.
La etapa de los “30”, entre la edad de
29-34, deja entrever otras variedades:
(1) asegurar o buscar valores personales y
significativos,
(2) reapreciación de relaciones,
(3) el llamado progreso o éxito emergente
en la carrera,
(4) aceptar a y cambiar con los niños en
crecimiento,
(5) cimentar y experimentar la permanencia
de un hogar,
(6) resolver problemas y
(7) manejar la presión relacionada con el
cambio.
Temas para Vivir Saludablemente
¿Qué Hago Bien? A la mayoría de nosotros
nos gustaría completar nuestras tareas con un nítido sello de “¡bien hecho!” La
competencia no ocurre normalmente como en una producción de cine espectacular.
Esto sucede más de acuerdo con la tierra, sin un ostentoso sonido de trompetas.
El sentido de competencia de los jóvenes adultos es la medida de confianza que
ellos tienen en su habilidad de hacer las cosas en cantidades adecuadas. Su
competencia actual se refiere a su habilidad para llevar a cabo estas tareas.
A este punto, identifiquemos
cuidadosamente algunos puntos “fuertes”, así como también algunos “débiles”.
“¿Realmente me veo como una persona que es capaz de llevar a cabo y completar
cosas?” “¿Tengo los recursos necesarios ¾continuidad, fuerza interna, reserva espiritual¾
para alcanzar las metas que me he propuesto o soñado para mí mismo?”
Especial-mente, ¿en qué áreas de la vida me conduzco bien (o un poco más que
adecuadamente)?” “¿En qué áreas me gustaría ser más efectivo de lo que soy?”
“¿Estoy dispuesto a expresar a otros mi necesidad por asistencia?”
El surgimiento de la computarización ha
complicado nuestra perspectiva. La intrusión de la dependencia química es uno
de los más grandes retos demoníacos para el sentido de confianza del cristiano,
cuando nos enfrentamos al mundo con nuestro sentido de misión y testimonio
creativo por Cristo.
Mientras ministramos a las personas, hay
que mantener en mente que la competencia incluye ingredientes tales como: la
habilidad de soportar grados razonables de frustración, dominar cierto
egocentrismo/narcisismo/impulso de “sólo yo y nadie más”, y aceptar/ejercer
autoridad correctamente. Establezca metas realísticas, que no estén más allá de
su “alcance”. Dejar que otros dictaminen sus metas puede ser una manera poco
realista de establecer metas muy altas. Por el otro lado, establecer metas que
generalmente son bajas o circulares puede no ser beneficioso porque no hay
envuelto nada motivador o aspirante. Un ejemplo de esto es el joven que ha
estudiado educación física en la universidad, no porque le guste el atletismo,
sino porque es una de las carreras más fáciles.
El valor propio tiene tres fuentes
importantes: La imagen creativa de Dios en nosotros, que nos transforma en sus
hijos; una fuente interna, el grado de efectividad y nutrimiento de la propia
actividad de uno; y una fuente externa, las opiniones que personas importantes
tienen acerca de uno. Las primeras dos son mucho más estables y seguras que las
fuentes externas. En efecto, el apóstol Pablo escribió: “Y tal confianza
tenemos mediante Cristo para con Dios… nuestra competencia proviene de Dios” (2
Corinitos 3:4, 5).
En resumen, la competencia se refiere a
“cómo hacemos” en estas facetas de la vida:
(1) habilidades físicas/manuales, desde la
coordinación de habilidades del cuerpo hasta cómo vivir con personas
incapacitadas;
(2) habilidades sociales/emocionales en
relaciones/expectaciones/alcanzar decente, considerable y fielmente a otras
personas, cómo esto ayuda a determinar y nutre nuestros sentimientos de valor,
para saber a qué se le llama “inteligencia social” en situaciones sociales
¾cuándo responder apropiadamente;
(3) autoadministración/habilidades para
cuidar;
(4) habilidades interpersonales,
incluyendo autopresentación, el escuchar atenta y activamente a otros,
responder y retar éticamente a otros; y
(5) las habilidades de envolverse en
grupos pequeños, lo cual pareciera “muy fácil” en primera instancia, pero que
en la realidad puede ser más difícil de lo que parece. “¿Cuáles grupos pequeños
están envueltos en su vida?”
“¿Promueve el grupo conversaciones útiles
o negativas?” “¿Promueve el grupo competición o diversidad en medio de la
unidad?” “¿Qué hace usted bien cuando participa?”
El pastor de una iglesia puede ser un
facilitador o catalizador para aparear personas en los grupos ¾clases de la
escuela dominical, grupos con intereses o pasatiempos especiales, nutrimiento
espiritual y grupos de capacitación (por ejemplo: oración y estudio bíblico), y
en la identidad /discipulado del cristiano confrontando su mundo.
Los jóvenes adultos desean creer que ellos
“pertenecen” y son una parte integral de la comunidad de fe. “Esta es nuestra
iglesia.” Jesús nos dio una directiva para la competencia de amarnos unos a
otros (<431513>Juan 15:13-15). 431513>
Escuchemos algunas de las palabras del
apóstol Pablo al enfocar nuestra confianza “en Cristo”: “Doblo mis rodillas
ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, para que os dé, conforme a las
riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por
su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender
con todos los santos… (Efesios 3:14-18) “Para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas
las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada
miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:14-16.
Itálicas del autor.) Estudie también Efesios 4:22-29 y <501104>Filipenses
2:4, 12, 13. Por lo tanto: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y
entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro… No
nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos” (Gálatas 6:4, 9). ¿Puedo Sobresalir por Mí Mismo? La autonomía se
refiere a nuestra capacidad de obtener una autosuficiencia segura y razonable,
pero no a expensas de alguien más. Es un reto de movernos hacia la madurez e interdependencia
fiel. Cuatro dimensiones sobresalen: 501104>
(1) nuestra necesidad por aprobación
frente a identificar o evaluar en demasía la respuesta de otros;
(2) nuestra habilidad de administrar la
vida independientemente, sin buscar continuamente la ayuda de otros, o hacerlo
de mala gana;
(3) la capacidad de autoiniciativa para
planear, organizar y resolver problemas, y
(4) conocer cómo nuestras necesidades se
relacionan con las necesidades de otros, y de esa manera tener la habilidad de
integrar o discernir esas necesidades.
“¿Puedo hacer las cosas por mí mismo?” “En
una escala del 1 al 10, con el número 1 representando dependiente y el 10
representando independiente, ¿dónde me encuentro?” “Me parece que soy razonable
y justamente interdependiente en mi trabajo, vida social y la de la iglesia?”
“Cuando necesito ayuda ¾la que sea en forma normal¾ ¿encuentro fácil o difícil
pedirla?”
Las personas autónomas no son ermitañas
viviendo aisladas o en islas desiertas. Ellas, en efecto, reconocen su
necesidad por otros. Son respetuosas de las necesidades de otros. Aun así,
ellas mismas no necesitan continuo apoyo o afirmación, y “palmadas en la
espalda”, emocionalmente. Una joven esposa luchaba con esto: “Parece que no
importa lo que yo haga, siempre estoy a la expectativa para ver si a mi esposo
o a otros les gusta realmente. Algunas veces esto me preocupa mucho, tanto que
no puedo concentrarme en lo que debo hacer. Estoy comenzando a darme cuenta de
que esto me ata. Me siento como una pelota de esponja.” Tenga cuidado de no
considerar en demasía la aprobación de otros, “eso menoscaba su integridad”.
Las personas autónomas ciertamente pueden casarse. Si el lema previo de uno
era: “Haz tus propias cosas”, en el matrimonio necesitará encontrar y mantener
un balance entre mis/sus necesidades. A un extremo de lo continuo está aquel
que dice: “Yo no te necesito para nada”; al otro extremo: “Te necesito
desesperadamente ¾ ahora¾ pronto ¾ presente para siempre.”
Las siguientes declaraciones son realmente
algunos ejercicios para examinar la dependencia, contra dependencia, independencia
e interdependencia: Dé un ejemplo de una experiencia reciente en la cual usted
ha estado en una posición dependiente, “sin crecimiento”. Un estudiante
universitario dijo: “Me molesta que aún tengo que llevar mi ropa a casa para
que mi mamá la lave.” Comparta un ejemplo de dependencia que lo haya
enriquecido. Una esposa escribió:
“Cuando tuve que estar en cama a causa de
mi condición anémica, mi familia me apoyó. Fue una experiencia animadora.”
Registre una experiencia de contra
dependencia, “sin crecimiento”. “No puedo soportar a nadie en autoridad.
Ninguno me va a decir qué hacer.”
Ahora, ilustre una experiencia de
crecimiento. “Yo sé que tengo la habilidad de escribir los cheques y mantener
un presupuesto. Rehuso pedir su ayuda para contrarrestar mi dejadez.”
Comparta un ejemplo de la manera en la
cual usted ha manifestado independencia improductiva. “Yo decidí vivir en un
apartamento solo durante este semestre. ¡Me siento solo!” Por otro lado,
registre uno que ha sido beneficioso para usted. Un cristiano recién convertido
en mi clase de la escuela dominical dijo: “Me he dado cuenta de que no necesito
tomar bebidas alcohólicas para tener amigos.” Para interdependencia, dé un
ejemplo improductivo, seguido por uno de éxito. “Ya no seré vacilante nunca más.
De ahora en adelante tomaremos las decisiones juntos.”
El ministerio de la iglesia puede ofrecer
la oportunidad para que los jóvenes adultos revisen y discutan metas
individualmente, o en foros. El ministerio en este sentido viene a presentar la
realidad. Ponga atención a las metas que:
(1) tienen sentido;
(2) son concretas en vez de ser obscuras y
generales;
(3) están acordes con los recursos que
usted tiene a mano;
(4) motivan su deseo para completarlas; y
(5) tienen un tiempo límite para
completarse o renegociarse.
¿En Qué Creo Yo? ¿Qué es lo que provee las
bases para su desarrollo ético y espiritual? ¿Dónde hace usted sus votos? La
arena del desarrollo moral ha atraído la atención de muchos especialistas en
los varios campos de estudio.
Quienes están centrados en sí mismos, de
acuerdo con estos especialistas, preguntan: “¿Los resultados de mi conducta
serán placenteros o dolorosos para mí?” Quienes están centrados en otros
preguntan: “¿Mi conducta mostrará mi lealtad a mis afiliaciones significantes
¾familia, amigos, Cristo?” En la etapa de cuestionamiento se pregunta: “¿En qué
puntos de vista sobre la verdad, lo bueno y cosas similares puedo yo confiar?”
En la etapa del relativismo se pregunta: “¿Cómo resultará mi acción en términos
de esta norma flexible?” En la etapa de compromiso la pregunta es: “¿Por el
criterio que he escogido, ¿estoy moralmente limpio?”.
La estrategia pastoral se interesa en
estas clases de preocupaciones. “¿Cuáles son las cosas que realmente son de
valor para mí?” “¿Practico mis valores?”
Las Escrituras sugieren: “No descuides el
don que hay en ti… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu
aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina…” (1 Timoteo 4:14-16; también 2 Timoteo 2:15). En resumen, esto
significa: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente” (Mateo 22:37).
¿Quién Soy en Este Mundo? El factor
decisivo de identidad o individualidad para el cristiano es su encuentro con
Cristo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios
2:10). La identidad también es el puente entre uno mismo y una sociedad más
grande. De las muchas posibilidades, sueños y esperanzas de la niñez emerge el patrón/estilo
de carácter. La pregunta de la niñez temprana: “¿Quién voy a ser?”, está ahora
tomando forma única y urgente.
Por unos breves minutos reaccione al
estímulo de estos pensamientos: “¿Tengo un buen entendimiento de quién soy y de
la dirección en que parece que voy en mi vida?” “¿Tengo vergüenza de quién soy
y lo que he hecho en mi vida, o soy capaz de sonreír cuando todo se ha dicho y
hecho?” “¿Estoy razonablemente satisfecho?” “¿Me veo a mí mismo como otros me
ven?” “¿Qué/quién es el centro integrante que da significado (el lema) a mi
vida?” “¿En qué contextos sociales me siento mejor acerca de mí mismo?” “¿En
qué contextos sociales siento perder mi particularidad?”
Una combinación de los temas teológicos de
la providencia y la conciencia de lo santo, nos permite procesar pastoralmente
donde los significados trascendentes y fundamentales de la vida son verdad.
“¿Percibe la persona un propósito divino en su vida?” “¿Tiene un sentido básico
de confianza en el mundo?” “¿Qué es sagrado para este individuo?” “¿Sospecha de
las promesas divinas, tal como se le han interpretado por algún ministro
exagerado en promesas o demandas rígidas?” “¿Cree que Dios desea que
experimente bienestar?”
Jesús, en los años paralelos de su vida
como joven adulto, fue confrontado con la pregunta acerca de su verdadera y
auténtica identidad. El abrazó completamente el hecho de: “Este soy yo al
mundo.” En su bautismo Juan trató de desanimarlo, pero Jesús le instruyó: “Deja
ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.” Una voz del cielo
afirmó: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:15, 17).
Más tarde, él mismo formuló la pregunta acerca de su identidad: “¿Quién dicen
los hombres que soy yo?…
Y vosotros, ¿quién decís que soy?” Pedro
contestó: “Tú eres el Cristo” (Marcos 8:27-30).
Si usted utiliza un tiempo para completar
estas declaraciones, obtendrá nuevos discernimientos acerca de sí mismo: “Yo
soy…” (o “yo soy uno que…”); y lo hace unas quince veces con una respuesta
diferente cada vez. Después, diseñe una presentación del mapa de su vida.
“¡Déjeme decirle de dónde he venido para llegar hasta aquí!” Estos ejercicios
pueden ser usados efectivamente en los grupos de la iglesia que se preocupan
por desarrollar la atención (escuchar) activa, aceptación y entendimiento de la
historia de otros. El principio de Santiago es un buen vehículo para la
comunicación: “Todo hombre sea pronto para oir…” (Santiago 1:19).
¿Cuál Lugar Tiene la Ocupación/Trabajo en
Mi Vida? “¡Una simple ama de casa!” “¡Un vendedor!” Escoger una carrera u
ocupación es todo un proceso de tomar decisiones. Ello simboliza mucho más que
un juego de habilidades y funciones diseñadas. Ello significa una manera de
vivir. “¿Qué es lo que hace?”
“¡De verdad!” Desafortunadamente, hay
tendencias para formar juicios rápidos acerca de las personas de acuerdo con lo
que “hacen”. Escriba unas respuestas breves a estas declaraciones incompletas:
(1) “Para mí, escoger una carrera
significa _____________________;
(2) Yo he considerado/soñado seriamente en
la siguiente vocación _____________________;
(3) Si yo tuviera una carrera ideal donde
todo se uniera “justamente” para mí, esa sería _____________________.”
Expandir ¾ estrechar¾ expandir otra vez¾
estrechar” es el patrón. La fase de expansión amplía el punto de vista de
opciones o posibilidades. El movimiento de estrechez contrae o aprieta más
fuertemente el foco, y elimina algunas opciones en favor de otras más
prometedoras o satisfactorias. “¿En qué parte de mi vida cabe la educación
universitaria o de posgraduado?”
“¿Debo ir ahora o esperar?” “Si decidimos
casarnos en diciembre, ¿distraerá eso a él/ella de sus exámenes orales?”
Un autoinventario pudiera incluir:
“¿Cuáles son mis sentimientos acerca de la manera en que me estoy preparando
para una carrera?” “¿Cuáles son mis pensamientos y sentimientos predominantes
en cuanto a mi presente posición/trabajo?” “¿Qué provecho tengo de mi trabajo?”
“¿Cómo es el ambiente de trabajo?” “¿Qué es lo que típicamente sucede aquí?”
“¿En dónde estoy yo en relación con la selección ‘inicial’ de una carrera?”
La estrategia pastoral puede servir como
un habilitador para planes de acción que envuelven metas, recursos hacia el
logro de metas y programas concretos, tanto como ser “un animador”. Dirección
vocacional, utilizando una variedad de personas experimentadas en áreas
particulares, abre la participación dialogal, exploración y entendimiento. La
vocación cristiana es más que el trabajo que uno hace, o la carrera en la cual
está involucrado. Es ayudar al prójimo y ser embajador de Cristo. ¿Le ha
llamado Dios? Si usted es un cristiano la respuesta es un rotundo sí. Aprender
la mayordomía de nuestros dones donde quiera que trabajamos puede ser un canal
para elevar el trabajo a un sentido de vocación ¾“llamado”: “Cada uno según el
don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10. Mire 1 Corinitos 4:2). En un sentido
más amplio, la palabra significado puede colocarse en lugar de “llamado”. Así,
pudiera leerse: “El ‘significado’ que como cristiano le doy a mi trabajo es…”
“¿Soy un participante alegre en el esquema de la creación de Dios?”
Para Mí, ¿Qué Significa el Don de la
Sexualidad? “¿Quién soy yo como un recipiente de Dios del don de la
sexualidad?” Muchos éticos cristianos sugieren que la manera en la cual uno se
ve a sí mismo como un ser sexual es una dimensión importante para toda su
identidad.
Esto también influye en cómo una persona
se relaciona con otros como un ser sexual. Por ejemplo, si usted se ve sólo
como un objeto de placer, entonces podrá ser explotado como tal. La cultura, a
través de los medios de comunicación, revistas y comerciales, acarrean muchos
mensajes con doble significado y papeles de sexo esterotipados. “¿Qué tiene que
ver una muchacha hermosa en traje de baño con el valor y eficiencia de una
crema para rasurarse, un automóvil nuevo o una pasta de dientes?” Lo que ha
pasado es que el comercio y sus millares de mercados han quitado el entendimiento
integral del derecho de nacer que Dios intentó. La sexualidad ha sido reducida
a sexo, y el sexo reducido a un estado de comodidad para gastarse como
recompensa por una actuación. Esta redución y acercamiento puramente recreativo
deshumaniza también la responsabilidad de recibir, reclamar y decidir acerca
del don. La mentalidad del “sexo-alegre” es un reflejo de una clase de valores
incompletos y distorsionados. La pregunta que se necesita hacer una y otra vez
en la estrategia pastoral es: “Esta clase de sexo, ¿es realmente honesta?”
Responda cuidadosamente a estas oraciones:
“Cuando pienso de mí como un ser sexual, yo… (escriba uno o dos párrafos).” “Lo
que aprendí en mi hogar (de mis padres) acerca de la sexualidad fue…” “Las
personas o lugares sociales que me introdujeron a la sexualidad fueron: mis
compañeros, clases en la escuela, grupos en la iglesia, padres, o…” “¿Qué me
enseñaron ellos y qué aprendí yo acerca del tema?” Además, cambiándonos a áreas
semejantes:
“¿Cuáles son algunos valores significantes
para mí que se relacionan con mi vida sexual?” (¡Enlístelos!)
“Cuando visualizo un acercamiento a una
persona del sexo opuesto, yo tiendo a
” “En términos de mi sexualidad, el
matrimonio para mí significa…”
“¿Cuáles son mis expectaciones sobre: ‘las
mujeres deben ser’ y ‘los hombres
deben ser’?”
“¿Cómo afectan mi conducta estas expectaciones
del papel de uno en cuanto al sexo?”
“Una buena vida familiar es…”
“Un
buen matrimonio es…”
La iglesia puede proveer conversaciones
dialogales y foros para tratar con las voces y distorsiones de la sociedad.
Retiros, conferencias de enriquecimiento matrimonial, conferencias/talleres de
familia/padres, reuniones informales de adultos solteros y grupos de estudio
son unas cuantas oportunidades para llenar estas necesidades de información,
ordenamiento bíblico y retroalimentación.
Hay muchas personas bien preparadas,
consejeros pastorales entrenados, pastores, personal en una iglesia, maestros
de seminarios, maestros en las escuelas cristianas y capellanes que están
capacitados para guiar en el enriquecimiento y crecimiento en fortalecer
aspectos de quiénes somos. El púlpito es un lugar apto para proclamar, a través
de las predicaciones situacionales, las buenas nuevas para vivir. Así es como
podemos ser ayudados y guiados para conocer apuntalamientos de la Palabra de
Dios: “Que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo” (Filipenses
1:27).
“Someteos unos a otros en el temor de
Dios” (Efesios 5:21). “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios
sino como sabios” (Efesios5:15).
¿Cómo Son Mis Relaciones Cercanas?
Si los jóvenes adultos tienen un sentido
sano de quienes son, comenzarán a crear relaciones personales estables y
liberadoras. La intimidad puede incluir estos elementos: lealtad firme hacia otro,
apoyo mutuo y accesibilidad, un mismo punto de vista del mundo, autorevelación
mutua y vulnerabilidad compartida y honesta. Intimidad sí envuelve amistad.
Aquí no se está sugiriendo como relación sexual.
Para este tiempo, los jóvenes adultos han
tenido experiencias con: extraños, conocidos, amistades, intimidades. Por un
lado, ellos conocen a extraños ¾ personas que realmente no están a favor ni en
contra de ellos. Tienen muchos conocidos con quienes se relacionan casual e
informalmente. Algunas veces estas personas llegan a ser amigos. Las personas
íntimas son las que los conocen hondamente; tal vez en algunos de sus secretos
más íntimos. No todas las relaciones deben tener intimidad como meta. En las
relaciones íntimas se debe observar cierta reserva a fin de no ser como un
libro abierto para que cualquiera lo lea.
La soledad es el otro lado de la amistad e
intimidad. Es una experiencia muy común en nuestra cultura, y aun en algunas
iglesias con mucha membresía.
James Lynch, en su libro: The Broken
Heart: The Medical Consequences of Loneliness (El Corazón Quebrantado: Las
Consecuencias Médicas de la Soledad), insiste en que las personas que viven
solas son más susceptibles que otras a las enfermedades.
Vamos a observar qué tan complicadas y
enriquecedoras pueden ser nuestras relaciones. “¿Cuánto tiempo de mi día se
absorbe en relaciones con otras personas?” “¿Tengo varios amigos, y qué clase
de acercamiento tengo con otras personas?” “¿Dónde se generan estas relaciones iglesia,
trabajo, etc.?”
“¿Está mi vida atestada con gente?”
“¿Hay muy pocas personas en mi vida?”
“¿Planeo juntarme con otros que me
interesan, o lo dejo a la casualidad?”
“¿Qué me gusta y llama la atención en
otros?”
“¿Tiendo a necesitar a mis amigos más de lo
que ellos expresan necesidad por mí?” “¿Cómo saben otros que me preocupo por
ellos?”
“¿Tomo a las personas como una concesión?”
“¿Permito a otros cuidar de mí?”
“¿Respeto a otras personas?”
“¿Estoy dispuesto a hablar apropiadamente
acerca de mí mismo con las personas más
cercanas?”
“¿Escucho atentamente y no soy sólo oidor y
repetidor de palabras?” “¿Qué significa para mí la amistad estrecha con alguien
más?”
“¿Cómo me comunico con ellos?”
“¿Con quién tengo una amistad estrecha actualmente?”
“¿La cercanía a alguien más me causa ansiedad y torpeza?”
“¿Cómo animo a ciertas personas a
acercarse a mí?”
“¿Las personas me ven como una persona
distante, controlada, o con sentimientos balanceados?”
“¿Experimentan ellos mi enojo o
frustración más que mi consideración y afecto?”
“¿Cómo controlo mis sentimientos cuando
estoy con otros?”
“Especialmente, ¿cómo respondo cuando
siento que estoy siendo rechazado?”
“¿Me he sentido/he sido rechazado alguna
vez?”
“¿Me desanimo fácilmente?”
“¿Deseo balancear justamente lo que doy y
tomo en estas relaciones?”
“Por ejemplo, ¿que puedo pedir/preguntar a mis
amigos y aún sentirme confortable con ellos?” “¿Me comprometo sanamente en vez
de controlar todo?”
“¿Espero ser tratado como ‘igual’ y también
trato a mis amigos como ‘iguales’?”
“¿Cómo me llevo con los demás en la escuela,
trabajo, iglesia, familia?”
“¿Permito que otros sean ellos mismos?”
Si toma un momento, escriba su propia
definición de intimidad. La intimidad y amistad de Jesús con el Padre viene a
ser el fundamento de nuestra amistad e intimidades como cristianos. “Yo y el
Padre uno somos” (“juntos”; ver Juan 10:30; 1:14-16). Esto nos permite a
nosotros compartir con otros el poder y la naturaleza de la bendición con
libertad.
¿Cuáles Son Mis Compromisos
Interpersonales Más Profundos? Decisiones vocacionales y maritales son, sin
duda alguna, dos de las más significativas en la vida. Ellas vienen a ser
determinantes en el desarrollo de la personalidad y tal vez en el estilo de
vida que uno lleva. Algunas veces son decisiones sutiles; otras veces se toman
con mucha inquietud. Aun así, son asuntos complejos. En este punto, si la
persona está casada, éstas pueden ser algunas preguntas que le ayuden:
“¿Cómo es nuestro matrimonio?”
“¿Quéesperaba yo que sucediera?”
“¿Qué clase de relación tengo ahora con mis padres?”
Un
sinnúmero de significados entran en el cuadro: amor, matrimonio, familia.
¿Cuándo? La ceremonia matrimonial da permiso para ser responsablemente adulto.
Las ansiedades y ajustes del matrimonio necesitan tiempo para sanar. La iglesia
puede ser una buena facilitadora de enriquecimiento, provocar esperanza y
ayudar a resolver los problemas constructivamente.
Algunas reflexiones generales ejercitadas
sobre la naturaleza y significado de un compromiso debieran incluir:
(1) “Cuando yo digo que estoy comprometido
con otra persona, quiero decir…”
(2) Céntrese en una persona cercana y
comprometida con usted y escriba las cualidades que acentúan su significado
especial.
(3) Continúe con esto: “¿Qué piensa usted
que pasa con algunas relaciones que nos permiten comprometernos mientras que
otras no?”
Comprometerse es hacer un voto para hacer
algo, una entrega a seguir un curso de acción, y una decisión para colocarse a
la par de y con alguien más (Romanos 12:1). Comprometerse es darse uno mismo en
confianza. Ello da un sabor especial a la vida. El significado cristiano del
amor envuelve responder y comprometerse. El matrimonio es un compromiso
visible, público, especial a la responsabilidad frente al creativo Señor quien
lo “ordena”. Un joven adulto comprometido ya sea en amistad o en matrimonio, no
vive su vida con un estilo de “sí… pero…”. La persona no-comprometida descansa
sobre un método de evasión que dice sí y no al mismo tiempo. La persona comprometida
deja que el sí sea sí, y el no sea no. Comprometerse es la antítesis del
alejamiento.
Hay algunos puntos enredados que
obstaculizan el comprometerse de corazón:
(1) un penetrante bajo sentido de valor
personal,
(2) separación de la gente,
(3) desencanto con causas especiales o
centros de interés.
Oates sugiere que las personas encuentran
muy difícil comprometerse con aquello a lo cual no dan ningún valor. El
ministerio de la iglesia puede ilustrar y recordar la grandeza de su herencia
para cuidar, y la sabiduría adquirida a través de la experiencia. Nosotros
somos creados a la imagen de Dios. Somos personas por quienes Cristo murió.
Pertenecemos al Señor viviente y a la comunidad de fe que se preocupa. Nuestro
deseo es que de este contexto resulte un sentido de valor personal al reconocer
que somos de valor ante los ojos de Dios (ver 2 Corinitos 1:17-22).
¿Merezco Tiempo Libre? En un mundo adicto
al trabajo, al éxito, a la alta producción y rapidez, necesitamos reclamar el
descanso en base a la doctrina de la creación. El ritmo de trabajo-descanso
aparece básicamente en el hecho de que Dios mismo trabajó seis días y descansó
el séptimo (Génesis 2:1- 3). El asunto central en el tema del tiempo libre es
la libertad. El tiempo de uno puede ser usado creativa o confusamente. El uso
del tiempo también es un factor para el ocio.
En su libro: When You Can’t Find Time for
Each Other (Cuando No Pueden Encontrar Tiempo el Uno para el Otro), Wayne Oates
confronta la común aserción de las parejas, los miembros de la familia y de los
solteros, diciendo que son incapaces de encontrar tiempo para ellos mismos y
para otros. El expone algunos de los obstáculos que secretamente impiden que
descubramos
el tiempo oportuno.
La estrategia pastoral puede determinar
dónde la iglesia se está agregando al problema del sobre-uso de tiempo
relacionado con actividades, sin tener suficiente balance para estar quietos,
ser selectivos y ser personas que gozan de
la vida. Puede ser que la iglesia necesite ayudar a las personas a darse
cuenta de cómo a veces se abusa de la gracia y el amor en el matrimonio y/o
familias.
¡Guárdese de los ladrones de su tiempo!
Una de las mayores tareas de la iglesia es
proveer directrices, métodos y maneras para el mejor uso del tiempo libre por
sus miembros, en términos de ministrar a la persona completa. El tiempo libre
es un regalo de Dios para un propósito, ya sea para usarse en vacaciones,
deportes, entretenimientos, o lo que sea para la gloria de Dios. Así, estas
actividades pueden llegar a ser oportunidades para comprometernos más hondamente
con Cristo y envolvernos en servirle.
¿Es Mi Mundo Suficientemente Grande?
Explique lo que viene a su mente cuando escucha la palabra ciudadano. “¿Cuáles
son las organizaciones e instituciones sociales que usted siente que tendrán
una influencia importante y necesaria sobre usted y/o su matrimonio/familia en
los años venideros?” “¿Hay alguna inversión personal en la comunidad más allá
de los amigos, trabajo, matrimonio o familia?” “¿Es a un nivel alto, medio o
bajo?” “¿Tengo verdaderos intereses comunitarios, cívicos y/o políticos?” “¿Soy
un detractor, impido las metas/trabajo del grupo, un mero miembro, que presto
atención nominal o pequeña a lo que está pasando, un observador, un
participante, contribuidor o líder?”
Una respuesta puede ser el resultado de
falta de atención o ingenuidad ¾“todo estará bien”; y otra puede ser por
cinismo “todo está corrupto o sin esperanza, ¿para qué molestarme?” Los jóvenes
adultos, en particular, enfrentan la trampa de “esto o aquello”.
El Señor espera que seamos cristianos
efectivos y fieles, que sepamos cómo ser ciudadanos efectivos con los ojos
abiertos, y vivir acordes a su llamado en términos de una responsable
ciudadanía (ver Romanos 12:21;13:1; 14:17-19; Mateo 22:21).
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