George H.
Gaston
El intrigante drama de la vida se mueve a la etapa
de la edad mediana en la
adultez, más o menos entre treinta y cinco y
cuarenta años. Los individuos que
arriban a esta etapa de la existencia se embarcan en
la fase más extensa, y
quizá más dificultosa de la vida. Las personas que
viven para enfrentarse con
los retos de la ancianidad, invertirán
aproximadamente de veinte a veinticinco
años en esta etapa intermedia de la vida. Las
numerosas batallas que deben
librarse pueden ser mejor descritas como
oportunidades dolorosas que llaman
por determinación y esperanza perseverante.
Los años de esta etapa no son un tiempo para
establecerse. Los teóricos que
buscan pintar los lienzos de la edad mediana como
una época simple para
gozar los frutos del trabajo de uno, ignoran el
dinamismo de este tiempo. Aun
los guerreros en su edad mediana que tienen
abundancia de las comodidades y
seguridades de la vida, se confrontan con dilemas
internos que la vida
invariablemente presenta a sus participantes. Los
años de esta etapa de la vida
realmente son años “¡sobre la marcha!” En
preparación para las posteriores
fases de la existencia humana, la persona debe
trabajar a través de las
preocupaciones que se desarrollan a causa de estar
en medio.
Los individuos no arriban a esta nueva oportunidad
para madurar, como barcos
vacíos o páginas limpias. Ellos son el producto de
casi treinta y cinco años de
vivencia. Cualquier cosa que ellos hayan ganado de
la experiencia familiar, la
cultura, educación, amistades, crisis, vocación y
religión, va a influenciar su
capacidad para viajar a través de los años de la
edad mediana. Algunos
confrontarán este tiempo como soldados heridos, mal
equipados para las
dificultades a confrontar. Faltos de un fuerte
sentido de fortaleza personal, ellos
van a tropezar y caer sobre las amenazas de lo
finito. Por el otro lado, aquellos
que se han sumergido en relaciones de amor y
apropiada seguridad,
responderán con un espíritu de fe y esperanza, aun cuando
a veces tropezarán.
Esta realidad, a la par de lo singular de cada
persona, dictamina que todo
individuo se acerque de manera diferente a estos
años.
Mucho se ha publicado sobre la jornada total de la
vida y las fases tempranas y
tardías de nuestra humanidad, pero muy poco se ha
dedicado a la crisis de la
edad mediana. Trabajos pioneros, tales como el de
Daniel J. Levinson: The
Seasons of a Man’s
Life (Las Epocas en la Vida del
Hombre) y Passages:
Predictable Crises of
Adult Life (Pasajes: Crisis Predecibles de
la Vida
Adulta) de Gail Sheehy, han ayudado a obtener una
mejor perspectiva sobre
esta parte de la vida.
Aquellos de nosotros que ministramos a la necesidad
humana a través de la
iglesia, debiéramos ver cuidadosamente tales
investigaciones para obtener
claves y señas direccionales sobre el cuidado de las
personas en su media vida.
El vacío que existe en el entendimiento de la
iglesia y el ministerio a las personas
en la edad mediana es obvio. Nos quedamos perplejos
ante los traumas que les
vienen a los adultos en esta etapa, pero no hemos
desarrollado todavía un
ministerio adecuado para ellos. Centramos nuestra
energía en el joven que se
está preparando para la vida y a veces olvidamos que
la vida es un proceso
continuo de preparación. Esperamos que este capítulo
supla un poco la gran
necesidad de ministrar a estos peregrinos
necesitados, mientras exploramos lo
que significa ser un adulto en la edad mediana.
TEÓRICOS SOBRE EL
DESARROLLO
Los especialistas que han analizado la experiencia
de esta etapa han rotulado
de varias maneras las tareas de crecimiento durante
este marco de tiempo.
Consistentemente, sin embargo, el asunto que se
presenta como el reto clave
del crecimiento durante la edad mediana se asemeja
al llamado bíblico de la fe.
Sus escritos no siempre discuten la persona de Dios,
ni los caminos del
evangelio, pero durante el tiempo intermedio de la
vida ellos han visto en las
personas una búsqueda inevitable por el significado
de la vida y la manera de
hacer de ella una experiencia más rica.
L. J. Sherril
Lewis Joseph Sherrill escribió un pequeño pero
intrigante libro titulado: The
Struggle of the Soul (La Lucha del Alma). Este hombre de fe describió un
esquema de la vida que envuelve cinco fases
principales: niñez, adolescencia,
juventud adulta, adultos de edad mediana y adultos
mayores. Este libro ha sido
básico en el proceso de enseñar a muchos jóvenes
seminaristas el desarrollo
natural de la vida. El libro los reta a trazar la
vida de fe desde la niñez hasta la
vejez.
Sherrill exploró cinco luchas que coinciden con las
etapas de la vida: Llegando
a ser un individuo, apartándose de los padres,
encontrando la identificación
básica de uno en la vida, logrando un punto de vista
maduro de la vida y el
universo y desarrollando un punto de vista
simplificado de la vida a fin de que el
alma pueda proceder en su destino escogido. La
descripción de una batalla
durante la edad mediana, logrando un punto de vista
maduro de la vida y el
universo, se estableció en términos de la necesidad
del ser humano por
encontrarle significado a la vida, y vivir en base a
valores perdurables. Lograr
tal punto de vista sobre la vida y el universo fue
analizado por Sherrill en
términos de desarrollar una filosofía de la vida que
ayude a la persona a
descubrir la esencia de la misma. El escribe:
En este asunto de una filosofía de la vida, es muy
posible que estemos
tratando con una actividad de la mente que es
instintiva tanto como
crece por sí misma. La formación de una filosofía de
la vida es la
búsqueda personal para relacionarse con el todo y no
sólo con las
partes. Es la búsqueda por relacionar, ahora no
meramente a las
personas, ni a cosas, ni a la sociedad y el flujo de
eventos humanos, ni
al mundo de la vida adulta; sino, por el contrario,
a la totalidad de todo
lo que ha sido, o lo que es ahora, o lo que será
mañana.
Sherrill está en lo correcto al hacer notar que no
todas las personas desarrollan
una filosofía de la vida que claramente señala en la
dirección de una
autoentrega. Aún así, la lucha para entender la
naturaleza y propósito de la vida
toma lugar en los adultos durante la edad mediana.
Se espera que los adultos
en esta etapa puedan llegar a ver las cosas que
verdaderamente son
importantes, y que ayudan para abrir la vida a la
grandeza que la existencia
tiene para todo aquel que obedientemente confiará y
viajará progresivamente
en flexibilidad, integridad y relación.
Daniel J. Levinson
Daniel J. Levinson proyectó una teoría sobre el
desarrollo adulto de los
hombres que se basa en una perspectiva sicológica.
En su libro: The Seasons
of a Man’s Life (Las Epocas en la Vida del Hombre), él identifica la
tarea de
desarrollo de la transición en la edad mediana como
la de cuestionar la
estructura de la vida. Para algunos, la transición
es muy severa, causando el
desarrollo de lo que Levinson llama una crisis de la
edad mediana. Mientras
que un hombre se mueve a través de su transición
(crisis), debe ponerse de
acuerdo con sus valores y proceso de la vida. En el
análisis final de las cosas, la
persona debe alterar ya sea su sistema de valores,
el concepto que tiene de su
trabajo, la estructura y concepto de su vida
familiar, o todos éstos. En efecto,
un hombre que está moviéndose a través de esta
etapa, está reconstruyendo su
vida. Se pregunta a sí mismo cuestiones como las
siguientes: “¿Qué he hecho
con mi vida? ¿Qué es lo que realmente doy y recibo
de mi esposa, niños,
trabajo, amigos, comunidad y de mí mismo? ¿Qué es lo
que verdaderamente
deseo de mí mismo y de otros?”
Así como Sherrill, Levinson parece postular que la
lucha en la transición de la
edad mediana se basa en el mero hecho del
envejecimiento cronológico.
Cuando las personas envejecen, automáticamente se
mueven a través de la
inevitable transición de la existencia. Levinson es
similar a Sherrill en su
articulación del desarrollo de esta lucha, en
términos de significado y
acercamiento a la vida. Ambos teóricos han declarado
que el hombre es una
criatura que llega al punto de preguntarse acerca
del propósito de la existencia.
Una vez que esta lucha ha comenzado a resolverse, la
persona puede continuar
y gozar completamente los años de la edad mediana y
aún más allá.
Gail Sheehy
Parecido al trabajo de Levinson es el de Gail
Sheehy, Passages: Predictable
Crises of Adult Life (Pasajes: Crisis Predecibles de la Vida Adulta),
basado
en parte sobre el trabajo de Levinson, Sheehy
identificó el asunto del desarrollo
de la edad mediana como siendo similar al
crecimiento simultáneo en tres
aspectos de fronteras adultas: trabajo, relaciones
con personas significantes y la
relación con uno mismo. Su tesis enfatiza la
importancia de las personas
palpando hacia la autenticidad. Ella declara:
Cada uno de nosotros debe encontrar un curso que sea
válido por su
propia cuenta; y para cada uno existe la oportunidad
de emerger
renovados, auténticamente únicos, con una capacidad
aumentada para
amarnos a nosotros mismos y abrazar a otros
Sheehy mira la mitad de los treinta como siendo
literalmente el punto de la edad
mediana, un tiempo, “si nos permitimos”, para tener
“una crisis completa de
autenticidad”.
El trabajo que Sheehy ha hecho cabe muy bien al lado
del de Sherrill y
Levinson. Ella, también, entiende que las personas
están tratando con el
significado de todas las cosas, intentando encontrar
un camino maduro y
aceptable para vivir como un adulto. El individuo en
esta etapa comienza a
tener un sentido del cambio del tiempo, un deseo
creciente por estar
verdaderamente vivo, una reapreciación de sí mismo y
de otros, y un
reajustamiento de las prioridades de la vida.
Erik Erikson
Uno de los teóricos más importantes en el
entendimiento de la edad mediana es
Erik Erikson. Sus ocho etapas del marco sicológico
sobre el desarrollo del
hombre son de renombre. El enfoca la crisis del
desarrollo del adulto en edad
mediana alrededor de dos polaridades: productividad
y estancamiento o
autoabsorción. La persona en esta etapa busca
desarrollar un sentido de
productividad sin abandonarse al proceso debilitante
del estancamiento y
autoabsorción. Para Erikson, este tema es ético en
naturaleza. El sugiere que el
asunto no es un elemento relacionado con el
desarrollo cronológico tanto como
se relaciona con la virtud ética del cuidado. Cuando
un individuo arriba a un
punto de la vida donde ha establecido relaciones,
hijos, vocación y valores, él
debe, por lo tanto, decidir si cuidará de aquello
que ha generado.
Productividad, según la usa Erikson, significa cuidar acerca de y
por el futuro
invirtiendo algo de sí mismo en proveer para
aquellas personas, causas y
valores que continuarán después de uno, y que
ayudarán de alguna manera
pequeña para hacer del planeta tierra un mejor lugar
para los descendientes de
la familia humana. Fundamentalmente, la
productividad tiene que ver con el
establecimiento y el crecimiento de la próxima
generación de la humanidad.
Erikson enfatiza la necesidad de colocarse bajo la
carga de la vida. El adulto de
edad mediana que rehúsa este reto, es la persona que
resbala dentro del
estancamiento de autoabsorción. La verdad es que
toda persona en esta edad
está atrapada en algún lugar, entre la productividad
y el estancamiento. Algunas
arenas de la vida estarán llenas con productividad,
en otras se experimentará el
dolor de las aguas estancadas. El reto consiste en
moverse hacia la
productividad.
EL TEMA DE LA EDAD
MEDIANA: UN RESUMEN
La persona de esta edad confronta el asunto de
decidir vivir la vida de fe. En
particular, la lucha es por determinar quién es uno,
qué necesita estar haciendo
en la vida y dónde desea plantar su vida. Es una
preocupación que se acarrea
con el paso de los años y el arribo de la persona a
un nivel responsable de
existencia. En alguna parte de los treinta a los
cuarenta años, cuando una
persona ha echado algunas raíces, saboreado algunos
logros y comenzado a
reconocer las partes inalcanzables de la vida, la
lucha de la edad mediana
comienza en serio. La persona empieza a moverse
hacia una filosofía más
madura de la vida.
Teológicamente hablando, todo esto nace del Espíritu
Santo. Es él quien se une
a nosotros a través de todo el camino de la vida y
nos llama hacia la próxima
etapa de la existencia. Dios está trabajando con el
adulto de edad mediana,
pidiendo una evaluación de las prioridades de uno y
las metas de la vida. No
importa si una persona no reconoce su presencia. El
llamado a la fe y la vida es
del más allá. La tentación de estancarse y llegar a
ser autoabsorto viene desde
el huerto del Edén y la caída de la humanidad.
Quienes escuchan su voz y se
mueven hacia adelante para vivir con autencidad,
productividad y
responsabilidad, descubren la recompensa total del
gozo más profundo de la
vida.
Como uno que es llamado a ministrar a los viajeros
de edad mediana, usted
debe estar alerta a la exagerada preocupación que se
desarrolla en esta etapa
de la vida. Aprenda a ver a esta gente como aquellos
que están pasando a
través de algo como una crisis de identidad.
Conceptúelos como filósofos que
están cuestionando aquello que va a la médula de la
vida. Su tentación será la
de evadir el asunto principal al ser atrapado en la
red de asuntos pequeños que
componen la existencia diaria del adulto en esta
etapa. Usted deseará equiparse
como la clase de auxiliador que conoce cómo guiarlos
a través del inevitable
laberinto de luchas que ellos confrontan en su
camino hacia una filosofía madura
de la vida.
TENTACIONES AL
ESTANCAMIENTO:
ASUNTOS INVOLUCRADOS
¿Cuáles son los asuntos de la vida que confrontan
los adultos en esta etapa y
que los tientan a estancarse? ¿Qué es lo que les
causa comenzar a cuestionar la
vida y a evaluar la manera en que ellos la viven?
Ahora que todo el cuadro ha
sido delineado, se dará atención a los asuntos
particulares que levantan el
dilema filosófico en la experiencia del adulto de
esta edad. Un entendimiento de
estos obstáculos que aparecen consistentemente en
medio de la carrera es
esencial. Ellos son las oportunidades concretas por
las cuales el individuo
desarrollará ya sea productividad o estancamiento.
Procesos Físicos
En algún punto después de los veinte años, el cuerpo
cesa de crecer y
comienza a decaer. El tiempo se cobra en el
magnífico cuerpo humano. Aquello
que una vez se veía indestructible, ahora, a la edad
mediana, comienza a
manifestar señales de cambios obvios y declinamiento
inevitable. Como
resultado, la persona comienza a desarrollar una
sutil sensibilidad y falta de
confianza en la habilidad de que su cuerpo actúe en
maneras que anteriormente
se asumían como posibles. Arrugas, piel blanda,
canas, caída de pelo,
coyunturas que crujen o que están tiesas, caderas y
estómago que languidecen,
todos comienzan a bombear temor al corazón de un
adulto. Estas son algunas
de las primeras señales de las cambiantes realidades
de la vida.
El hecho de que bíblicamente el hombre es visto como
un ser unificado (no
para ser dividido en partes no relacionadas tales
como: cuerpo, mente y alma)
nos ayuda a entender la razón por qué los cambios
físicos frecuentemente son
traumáticos al individuo. En parte, el cuerpo es una
expresión de quién es la
persona. La identidad está estrechamente relacionada
con la apariencia física.
Por lo mismo, cuando el cuerpo comienza a moverse
hacia un obvio patrón de
envejecimiento, la persona comienza a confrontar lo
finito de la humanidad. Tal
sentido de conciencia puede ser muy amenazador.
Nuevos esfuerzos son
empleados para mantener el cuerpo joven. Muchas
personas tratan con los
cambios corporales mofándose de ellos. Una
caricatura presentó lo siguiente:
“Mientras me acerco a la edad mediana, estoy
desarrollando un problema
grave: Mis camisas y yo adelgazamos en diferentes
direcciones.” A Bob Hope
(un cómico muy famoso en los Estados Unidos) se le
atribuye el haber definido
la edad mediana como el tiempo “cuando la edad
comienza a mostrarse en
medio de uno”. ¡Qué bueno es reírnos de nosotros
mismos! Mas, sin embargo,
aun las bromas que hacemos hablan de la ansiedad por
nuestro envejecimiento.
La risa alivia algo de la tensión.
El proceso del envejecimiento es complicado por
vivir en un mundo que
diviniza la belleza física y escarnece la vejez. Las
culturas orientales son
conocidas por su trato reverencial a los mayores.
Este no es el caso en la
sociedad occidental. La industria publicitaria
enaltece las cualidades de lo joven
y promociona productos que retrasan el proceso del
envejecimiento del
cuerpo. Los atletas y las reinas de belleza parecen
ser los héroes de nuestro
día. Preguntas serias acerca del valor propio son
continuamente levantadas por
muchos adultos de edad mediana que son incapaces de
convencer a sus
cuerpos para que no enseñen la edad. ¿Acaso es
extraño que las personas a
esta edad, muy frecuentemente, traten de encontrar
renovación para sus vidas a
través del trabajo exagerado o de aventurarse a un
mar de vida irresponsable
buscando afirmación? ¿Acaso la iglesia se ha sumado
a este problema al
sublimar las virtudes de la fuerza, la belleza y la
juventud sobre las de madurez,
experiencia y sabiduría?
Metas de la Vida
Un segundo asunto que los adultos de mediana edad
deben confrontar es la
lucha emocional para alcanzar las metas de la vida
que han establecido.
Establecer metas para vivir parece ser un fenómeno
natural entre las personas.
No todas nuestras metas son establecidas
abiertamente, o formuladas con
intención. Aun así, de alguna manera, todas las
personas formulan las imágenes
y sueños de vida exitosa que guían la dirección e
intensidad de su vivir. Las
metas pueden ser trazadas hasta la niñez de una
persona. Los padres pueden,
sutilmente, dar a sus hijos las visiones para la
vida que ellos mismos fueron
incapaces de lograr. Por ejemplo, la nebulosa meta
de ser rico suele brotar de
una familia que lucha a través de muchos años
difíciles “tratando de llenar sus
necesidades”. Muchos de los objetivos que los
adolescentes y jóvenes adultos
establecen por sí mismos, están enraizados en estos
deseos vagos de la niñez.
No todas las visiones de la vida pueden trazarse
desde comienzos incoherentes.
Las personas constantemente están trabajando con las
crisis de desarrollo,
tomando decisiones acerca de lo que llegarán a ser,
y poniendo metas para
señalar a dónde van en la vida. Las prioridades de
la vida también brotan de los
encuentros religiosos de uno, los procesos
educacionales y la conciencia de
necesidades que están presentes en la sociedad.
¿Qué tiene que ver todo esto con la edad mediana?
Para el tiempo cuando una
persona alcanza esta etapa, muchas de las búsquedas
de la vida se han logrado;
muchas nunca se alcanzarán. Ambas realidades pueden
ser confusas. Un
dentista de treinta y seis años se jacta y se
lamenta: “Yo ya alcancé todo lo que
me propuse hacer, ¿a dónde voy de aquí?” Una dama de
cuarenta años, madre
de cuatro hijos, comienza a darse cuenta de que sus
descendientes no llegarán
a ser las personas “exitosas” que ella ha soñado; y
ella misma siente que es un
fracaso. Los adultos que en la edad mediana deciden
cambiar carreras,
regresar a la escuela o mudarse a otro lugar, casi
siempre lo hacen en un
esfuerzo por aliviar las tensiones internas que
vienen con la lucha sobre las
metas de la vida.
El adulto de mediana edad experimenta un tiempo
cuando siente las angustias
del fracaso y la culpa sobre las metas de la vida.
De la misma manera, es una
ocasión para sentirse perdido en la cima sin que
haya más montañas para
ascender. La esperanza es que esta época de la
existencia pueda ser el tiempo
más creativo de la vida. Mientras confronta y acepta
las limitaciones de la vida,
yendo a través del proceso descrito por Sheehy como
la “desilusión de
nuestros sueños”, uno es capaz de poner metas que
son más realistas. Los
sentimientos de éxito que acompañan los logros de
los sueños perseguidos,
debieran ser el combustible que pone a las personas
en camino hacia diferentes
y nuevos horizontes. Muchos que se estancan a la
mitad de la vida lo hacen por
falta de una guía que les señale el camino más allá
de la culpa, la frustración y
los éxitos alcanzados. Seguramente la iglesia y sus
ministerios de preocupación
desearán servir como agentes que equipen y guíen a
las personas en su camino
a la Ciudad de Fe de Abraham.
Escape a las
Responsabilidades
Otro desarrollo amenazante para el individuo en la
edad mediana que ha
gozado de tomar las riendas de la vida y hacer que
el proceso trabaje, es la
ascención de la próxima generación de la humanidad.
No mucho tiempo
después de que una persona comienza a sentirse
confortable con el poder,
viene a darse cuenta de que otros están cerca de
ella pidiendo el privilegio de
compartir el poder. Si el adulto de edad mediana
mira cuidadosamente, se
podrá ver a sí mismo en los ojos de los jóvenes que
han arribado a la escena.
Tal conciencia puede ser algo desconcertante. Le
recuerda al adulto de
mediana edad que está envejeciendo. “¿Dónde se ha
ido el tiempo?” Apenas
“ayer” él/ella estaba haciendo los movimientos
correctos para asegurarse el
poder. Y ahora, alguien más joven desea que el
adulto de mediana edad suelte
y comparta una porción del poder.
Una lucha inevitable se inicia cuando la persona
percibe que la base del poder
es amenazada. Los seres humanos no rinden su
territorio fácilmente. Creados
para tener dominio y subyugar la tierra, tenazmente
marcamos nuestras áreas
de responsabilidad. La decepción poderosa de nuestra
naturaleza pecaminosa
nos hace desear ser propietarios y tener el control
máximo. Nosotros
perdemos de vista la realidad dada por Dios de que
la vida debe vivirse como
mayordomos (vigilantes) del proceso y no como
déspotas. La vida, sin
embargo, tiene su manera de recordarnos nuestra
mayordomía. Las personas
en esta etapa casi siempre encuentran difícil
bendecir la oportunidad de
compartir el poder con otros.
Los pastores sentirán esta batalla real en las vidas
de sus feligreses al notar el
marcado crecimiento de apatía y retraimiento del
adulto de edad mediana. Con
frecuencia, su semblante grita: “¿Para qué sirve?”
La lucha puede verse
consistentemente en las maneras en que estos individuos
comienzan a competir
en su papel de liderazgo en la iglesia. El enojo
aumentará en algunos. Ellos
pueden determinar “aferrarse a las cosas de la
manera en que siempre lo han
hecho”. Los cambios vienen a ser más difíciles. Esta
gente a veces tiende a
cavar una trinchera como fuerte para detener el
ataque del agresor. A menos
que en la iglesia se diga algo sobre esta
mentalidad, los adultos resbalarán en lo
profundo de la realidad del estancamiento y
autoabsorción. Ellos deben ser
ayudados en la tarea de juntar manos con las varias
generaciones de vida. Ellos
están en medio de la vida, y en tal posición son un
eslabón indispensable entre
las generaciones de la raza humana.
Cambiando las
Estructuras de las Relaciones
Para cuando una persona alcanza la experiencia de la
edad mediana, una red
de relaciones se ha establecido. Estos son contactos
de existencia de vital
importancia. Los individuos se crían en estas
entidades comunales de
significado. Algunas de sus relaciones se extienden
hasta la infancia. Otras son
recientes adiciones a la estructura de apoyo de la
persona. Según la persona se
ha atrevido a relacionarse con estos viajeros, la
identidad y propósito de la vida
se han enfocado. La estabilidad de estas relaciones
es crucial para el bienestar
de la persona y su sentido de esperanza en la vida.
Ya que esto es verdad, una
de las partes más probadas de esta etapa se
encuentra en los cambios múltiples
que suceden en la estructura de apoyo de cada
adulto. Algunos teóricos sobre
la edad mediana creen que la parte más difícil de
vivir a través de este período
se encuentra en la inestibilidad de las relaciones.
Toda relación que ha ayudado
en la formación de la persona será probada, alterada
o permanentemente
perdida durante los años de la adultez mediana.
1. Padres Ancianos.¾Una de las relaciones cambiantes que es más
demandante en esta etapa del adulto, es la que
algunos de ellos comparten con
sus padres ancianos. Los padres que viven hasta la
ancianidad presentan a sus
hijos de edad mediana la urgencia de ayudarles en
las necesidades de la vida.
Los adultos de esta edad, no sólo deben cuidar sus
familias inmediatas, sino
que ahora también deben comenzar a tener un papel
más extenso en el cuidado
y atención de los padres que los criaron en la vida.
La extensión del cuidado
que se requiere varía. Provisiones monetarias,
compartir la vivienda, visitas
diarias, contactos ocasionales, defensa constante en
su favor, son unos pocos
ejemplos de las maneras en que un individuo puede
invertir su tiempo en el
cuidado de sus padres ancianos.
Para muchas personas en la edad mediana, el cuidado
de los padres es una
labor de amor. Sin embargo, algunos son algo
resistentes a esta necesidad.
Para ellos la vida ha llegado a ser complicada y
están muy cansados para
proveer la necesaria nutrición. En vez de esto,
ellos se alejan de sus padres.
Aquellos que están dispuestos a tomar a su cargo el
trabajo de ayudar a un ser
amado anciano, deben pagar un precio significante.
La presión emocional que
potencialmente se suma a la vida del adulto de edad
mediana y a su familia, no
es imaginaria. La tarea de mudar a un anciano a la
casa de un adulto de esta
edad puede ser complicada, especialmente si están
envueltos miembros de la
familia que son adolescentes.
A través del proceso de cuidar de los padres, una
tentación hacia el
estancamiento puede tomar lugar en medio de la vida
del adulto de edad
mediana. La inversión de cuidado en esta nueva y tal
vez inesperada
responsabilidad puede forzar al individuo a un
sentimiento desesperante de:
“Yo nunca saldré de esta responsabilidad.” Si la
persona todavía está
maniobrando por el éxito y reconocimiento, la
adición de más familia será
pesada.
2. Adolescencia.¾Otra de las relaciones que comienza a cambiar
durante la
edad mediana es con los hijos que crecen a través de
la adolescencia y
abandonan el hogar. Los problemas relacionados con
este asunto son muchos.
Los adolescentes son personas con quienes siempre es
un reto vivir. Los
cambios dinámicos a través de los cuales ellos se
mueven son difíciles de
catalogar. Estos años juveniles son un tiempo de
búsqueda de identidad y
dirección en la vida. Interesantemente, el asunto
del desarrollo de la
adolescencia es una copia exacta del asunto que el
individuo en esta etapa está
trabajando para resolver. La crisis a través de la
cual el adolescente se mueve,
frecuentemente agrava el proceso de la búsqueda de
los padres en la edad
mediana con quienes ellos están viviendo. Los padres
pueden llegar a resentirse
con sus arriesgados y buscadores adolescentes. La
fuerza juvenil y la actitud
general de retar la autoridad pueden ser una
constante frustración para los
padres, quienes están experimentando su propia
transición de importancia.
A su tiempo, el adolescente saldrá de su hogar y una
lucha totalmente nueva
comenzará para el padre. Aun cuando el desarrollo
del adolescente puede
causar malestar, frecuentemente no se compara con el
choque del “nido vacío”.
Los adolescentes pueden abandonar el hogar bajo las
mejores o peores
circunstancias. Los padres pueden asombrarse o
afligirse sobre la manera en
que sus hijos salen y el estilo de vida que sus
descendientes escojan adoptar.
Cualquiera que sean sus sentimientos, siempre es
inevitable el tener que
reordenar la vida sin el adolescente. Aun cuando un
nido vacío significa
incremento en libertad para el adulto en la edad
mediana, con la partida de
cada joven aumenta el sentimiento de silencio y
vacío. Un adulto de edad
mediana con un “nido vacío” describió la salida de
su último “polluelo” como un
evento que tornó su hogar en “una caverna vacía”.
Después de varios años de guiar a los hijos hacia la
meta de autodisciplina e
independencia, los padres deben saber que, para lo
mejor o peor, su tarea se
ha completado. Ellos ahora se mueven a un nuevo
tiempo y a una nueva
relación con sus hijos. Se espera que venga el
tiempo cuando estén lado a lado
con sus hijos, amigablemente como iguales, en el
mundo de la adultez
responsable. Para algunos padres, el gozo de ver a
sus hijos arribar a tal estado
de completa responsabilidad, será pospuesto. Sus
hijos vivirán una
adolescencia prolongada y, como padres, deben
experimentar la tortura de
ayudarles en lo que parece un proceso interminable
de resolver una crisis tras
otra. Su dolor del nido vacío se frustra con el
sentimiento de culpa: “nosotros
somos un fracaso”. Fallar en arreglarse con este
cambio de relaciones con los
hijos de uno, puede causar un estado de ánimo
agotador.
3. Ajustes Maritales. ¾Una de las tambaleantes realidades frecuentemente
enfrentadas en la edad mediana, es la conciencia de
que las relaciones maritales
alrededor de las cuales la familia de uno se ha
edificado, ahora están en
confusión. La presión de ganarse la vida, lidiar con
los padres e hijos, y trabajar
a través de las propias transiciones emocionales,
puede dañar las fibras de un
matrimonio. Por lo tanto, otra relación cambiante
durante esta etapa se
encuentra en el matrimonio de uno. No todos los
individuos en esta edad
experimentarán una declinación severa en la
efectividad de sus relaciones
matrimoniales. Muchos matrimonios maduros son
fuertes. Datos estadísticos
conseguidos de estudios sobre los matrimonios de
personas en esta etapa de su
vida, indican la decadencia que puede consumir las
relaciones desatendidas.
Howard Clinebell escribió:
El cuento: ‘Y después vivieron muy felices’, se
revela como una mentira
patente en muchos matrimonios en los años de la edad
mediana.
Aproximadamente, una cuarta parte de más de un
millón de parejas
que se divorcian cada año en los Estados Unidos han
estado casados
por quince o más años. En los últimos cinco años, el
divorcio entre
parejas casadas por veinte o más años ha aumentado
cincuenta por
ciento. La mayoría de estudios sobre los matrimonios
enseñan un
desencanto gradual y un grado de declinación de satisfacciones
maritales, especialmente para las mujeres, durante
los años de crianza
de los hijos. El distanciamiento emocional que
ocurre durante estos
años frecuentemente viene a ser permanente, a menos
que se busque
ayuda de afuera.
Los matrimonios no pueden sobrevivir aparte del
ambiente saludable creado
por el milagro del diálogo, la flexibilidad,
dedicación y la inversión de tiempo.
Muchas personas en esta etapa, de pronto despiertan
como esposos extraños.
Tal es una de las realidades temidas durante el
desarrollo de la etapa de la edad
mediana. El sabio consejo de un anciano laico parece
apropiado para cada
matrimonio: “No olvides formar una vida mientras
estás ganándote la vida”; y
aún así, ¡muchos se olvidan de hacerlo!
Sobrellevar los cambios que vienen y la tensión
inevitable en el matrimonio es
una tarea primariamente de esta edad. Inhabilidad en
lograrlo, coloca a la
persona en una posición de estancamiento y encierro
en sí misma. Son muy
comunes en los años de la edad mediana, las
historias de las relaciones
extramaritales, sobre-envolvimiento en la vida
social, los comienzos de
dependencia en el alcohol o las drogas y el vicio
del trabajo. Todos estos
pueden ser indicadores del estancamiento que ha
infectado a los individuos en
esta etapa y a sus matrimonios.
Por supuesto, no toda persona en esta edad está
casada. Algunas han escogido
la soltería como una manera de vida. Otras son
solteras como resultado de
circunstancias que la vida ha impuesto sobre ellas.
El hecho de su soltería no las
libra de la necesidad de intimidad y relaciones de
apoyo en la vida. Así como el
individuo casado debe invertir considerable energía
en hacer productivas las
relaciones matrimoniales, el adulto soltero también
debe cultivar relaciones
saludables. ¡Qué tragedia es arribar a esta edad
siendo un solitario! El adulto
soltero que se estanca durante la edad mediana
necesitará moverse para
desarrollar relaciones amistosas. Ellos, también,
confrontarán la batalla de
perder relaciones de intimidad.
4. Alteraciones
Vocacionales. ¾La relación que uno tiene con
una vocación,
también está en transición durante este período. Al
igual que las otras crisis que
han entrado en la experiencia del individuo, esta
relación cambiante causa
ansiedad. Pocos individuos se mueven a través de la
edad mediana sin
imaginar, planear, o tratar de actualizar un cambio
en la vida de trabajo.
Cansadas de la misma rutina, muchas personas
determinan a la mitad de la
vida, tratar una nueva forma de trabajo que les
permita un sentido de frescura y
reto. El sueño que en años anteriores fue subyugado,
ahora puede encontrar la
manera para llegar a ser una realidad. Algo de esto
es ocasionado por las
presiones del trabajo actual de uno. Confusión en
otras áreas de la vida
también puede alimentar el deseo de hacer cambios en
la expresión vocacional.
Incapaz de engendrar un espíritu vital en la
familia, amistades, o la vida personal
de uno, el trabajo puede ser alterado como una
manera de descubrir una vida
excitante.
Las personas en esta etapa frecuentemente hacen
cambios radicales en su
profesión y vocación. El riesgo de “ir a solas”
parece de valor para aquellos
que están cansados de ser responsables a alguien
más. La reevaluación de los
dones y las habilidades de uno durante la edad
mediana, puede enviar a algunos
de regreso a la escuela para prepararse,
retardadamente, para la tarea que ellos
“debieron haber estado haciendo todo este tiempo.”
Gail Sheehy llama
“exploradores” a aquellos que inician una nueva
aventura vocacional durante
esta época. Hay algo intrigante acerca de quienes
hacen una transición exitosa.
Sin embargo, no todas las transiciones de la edad
mediana son placenteras.
Algunas alteraciones en vocación son hechas
forzadamente y no por elección.
El divorcio o la muerte de uno de los cónyuges puede
causar un cambio en el
trabajo de uno. Los patrones que encuentran que
cierto personal en esta etapa
es muy caro, pueden reemplazarlo con otros
individuos más jóvenes y más
agresivos. El aumento y caída de las economías local
y nacional puede forzar
transiciones vocacionales. La salud del individuo y
problemas económicos
provocan cambios en el trabajo. Circunstancias como
éstas pueden resultar en
desánimo debilitante. Aun los exploradores ensucian
sus caras con las muchas
caídas que experimentan en un camino disparejo. No
es fácil cambiar el trabajo
de uno, voluntariamente o de otra manera. El dolor y
la ansiedad pueden ser
emociones prominentes para quienes pasan a través de
relaciones cambiantes
de trabajo. La depresión puede llegar a ser un
aspecto diariamente aceptado.
Se espera que el gozo de la renovación en el
llamamiento de la vida llegue a ser
realidad.
5. Cambiando Amistades. ¾Un cambio de relación final debe notarse. En
estos años el cambio de la estructura de las
amistades íntimas de uno es
inevitable. Los amigos que han caminado con el
individuo de edad mediana a
través de las celebraciones y los valles, comienzan
a cambiar. Personas de
apoyo confiable se mudan; otros se divorcian; aun
otros alteran radicalmente su
filosofía de la vida y se alejan ideológicamente. La
muerte comienza a reclamar
a algunos. La soledad y la distancia pueden marcar
la vida de muchos adultos
en esta etapa.
De todas maneras, ¿quién necesita amigos? La
respuesta, por supuesto, es que
todos los necesitamos. Ellos son una parte vital del
apoyo humano y del sistema
de crecimiento. Los individuos en su edad mediana
deben estar en un estado
permanente de desarrollo de amistades; tanto nuevas
como antiguas.
Necesitamos la nutrición que viene al tener a
aquellos fuera de la familia que
nos aceptan tal como somos y que nos animan en el
negocio de llegar a ser
todo lo que podamos. El riesgo de acercarnos a otros
debe llegar a ser un
proceso aprendido por el adulto en la edad mediana.
Aun si han vivido
aceptablemente sus vidas hasta este punto de su
existencia, necesitan la
seguridad de otros compañeros en la cambiante arena
de su transición actual.
Esta no es una tarea fácil, especialmente si uno es
casado. La situación se hace
más difícil si los hijos aún están en casa de los adultos.
Las amistades son
producidas en la tierra de intereses comunes,
similaridad en el estilo de vida, y
la inversión del tiempo. El pastor y la congregación
compasivos buscarán ser
amigos. También, ayudarán a la comunidad de fe para
completar una de sus
funciones más importantes, aquella de edificar
relaciones entre la familia de
Dios: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo.
Porque si cayeran, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que
cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (<210409>210409>Eclesiastés 4:9, 10).
UN RESUMEN: TENTADO Y
PROBADO
¡Cambios, cambios, cambios! Esto es, en parte, lo
que es la edad mediana. En
cualquier forma, el adulto de esta edad es
confrontado con la realidad del
cambio. Cada cambio es una tentación a tropezar en
un estado de vivencia
improductiva. Cambios físicos, cambios en las metas
y objetivos de la vida de
uno, alteraciones en relaciones y una
reestructuración del sistema del poder,
todos son una amenaza a la productividad y a la fe.
Vivir por fe no resultará
fácil para quien se atreve a ser auténtico y que
genera los valores importantes
de la vida para la siguiente generación. Se debe
lidiar apropiadamente con el
dolor, el enojo, la depresión, la frustración, el
miedo y la culpa que pueden
marcar a la persona que viaja a través de la lucha
por desarrollar y vivir una
filosofía madura de la vida. Esperanza, amor, fe,
salud, autodisciplina,
flexibilidad, perdón y entusiasmo deben llenar el
corazón de esta persona.
Encontrar estos tesoros de gracia es la llave para
convertir el punto medio de la
vida en algunos de los años más creativos de la
vida. El cuidado pastoral para
la gente que camina en este viaje de llegar a ser
algo, debe enfocarse para
señalar el camino a estas indispensables piedras de
la vida.
MINISTRANDO EN EL
CENTRO
Entonces, ¿cómo debiéramos cuidar de las personas
que van viajando a través
del atardecer en su peregrinaje? Ellas son algunas
de las personas más difíciles
de alcanzar con el mensaje y el ministerio del evangelio.
Aquellos individuos y
familias que ya han encontrado gran seguridad en la
iglesia, tenderán a
responder más al esfuerzo de la iglesia y del
pastor. Otros, a veces, sopecharán
de la iniciativa de cuidado que invade su a veces
doloroso territorio. La iglesia y
cristiandad pueden ser vistos como responsabilidades
consumidoras que
colocarán demandas aún más grandes sobre su tiempo.
El pastor puede ser
percibido como una dudosa figura de autoridad
paternal que sólo desea limitar
la búsqueda de felicidad y realización de ellos.
La distancia que los adultos de edad mediana colocan
entre ellos y otros puede
ser un factor intimidador en iniciar un cuidado
pastoral. Las personas en esta
etapa pueden parecer poderosas, seguras de sí
mismas, enojadas,
desinteresadas, ocupadas o retraídas. Todo es un
esfuerzo por resistir la ayuda.
El bombardeo del cambio que ellos están sufriendo
puede causarles temer
cualquier riesgo futuro. La cosa que ellos realmente
necesitan, una fe creciente,
puede ser la realidad que ellos más resisten. Sus
luchas conocidas les pueden
parecer mejor que el evangelio desconocido.
Mientras Usted
Comienza
Varios asuntos teológicos concernientes al
ministerio a la persona de edad
mediana necesitan ser encarados mientras se formula
una estrategia para el
cuidado de este grupo. Los procesos de cuidar/sanar
en la vida no están libres
para hacer su trabajo más poderoso si la teología
que ciñe el ministerio es
inadecuada. Los siguientes asuntos son centrales
para el ministerio a los adultos
en esta etapa.
1. La Vida Es una Lucha.¾¡Créalo! La vida es una lucha. En una ocasión, un
predicador resumió la vida como un proceso que se
pone mejor y mejor
mientras se pone más y más difícil. Aquellos que van
a cuidar de los adultos de
edad mediana, deben desligarse a sí mismos de todas
las nociones de que la
vida de fe será de experiencias de victoria; una
detrás de otra. Las tentaciones
de Jesús (vea <400401>400401>Mateo 4:1-11) son ilustrativas del viaje llamado vida. El
Tentador nos confronta durante todo el camino con la
falsa creencia de que la
vida puede vivirse por vía de atajos.
Hay una lucha envuelta en ser un adulto en la edad
mediana. No le prometa un
camino fácil al adulto. Cada uno lidiará bastante
diferente a través del proceso
de maduración. Su ministerio no puede realizarse
sobre la suposición de ser un
libertador que puede sacar a la persona de la lucha.
Lo mejor que usted puede
hacer es ayudar a la persona en la edad mediana a
tomar decisiones para vivir
por fe, dirigirlos hacia Dios y animarlos cuando
tropiezan.
El pastor debe ver el dolor y la lucha como
oportunidades para crecer. Permita
que las palabras de Pablo lo guíen en este punto: “Y
no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo
que la tribulación produce
paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza; y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos fue dado” (<450503>450503>Romanos 5:3-5). La victoria y el
gozo son los resultados de la fe. Mientras viaja
hacia la realización de la vida,
uno encuentra que ¡la plenitud del cielo está a la
mano!
2. El Fracaso No Siempre
Es el Producto del Error y el Pecado.¾Es muy
fácil rotular todo fracaso como estando enraizado en
algún pecado pasado o
acción mal dirigida. No hay duda, las personas de
edad mediana con quienes
usted trabaja sentirán un profundo sentido de que
sus dilemas presentes son
resultado de fracasos pasados. Algunas de sus luchas
están directamente
enraizadas en la pobre administración de la vida y
algunas malas decisiones.
Nosotros somos el producto de nuestro pasado en
muchas maneras. Sin
embargo, es un error el asumir que todas las luchas
son el resultado de un
pasado miserable. Job, en el Antiguo Testamento, es
un buen ejemplo de un
hombre que aparentemente había fracasado, y por lo
tanto, estaba cosechando
el resultado de su supuesta vida pecaminosa. Los
esfuerzos de sus “ministros”
por atar al pasado su presente y pobre situación,
fueron malos consejos.
Tenga cuidado de no hacer esta conjetura común. La
productividad necesaria
para la vida entre los individuos de edad mediana se
encontrará, en parte,
mientras usted les ayude a entender que todos sus
problemas no provienen del
pasado. Ayude a sus feligreses a aceptar y confesar
su culpa real, guiándolos a
vivir en verdadero arrepentimiento. Después, guíelos
a darse cuenta de que
algo de su culpa no es apropiada ni tampoco real.
3. El Pecado Puede Ser
Perdonado.¾Recuerde, no importa qué tan
negra
pueda llegar a ser la noche de aquellos que están
buscando una fe productiva y
madura, siempre hay gracia y esperanza. El enredo
que nosotros los humanos
hacemos de la vida parece ser más patente durante
esta etapa. Esto es verdad,
en parte, porque han llegado a envolverse en mucho
de la vida. Han acumulado
relaciones, poder y compromisos. Sus fracasos
parecen afectar y dañar a
muchas personas. Como resultado, la iglesia casi
nunca sabe cómo responder.
El dolor envuelto en ministrar en tanto trauma puede
ser intimidador y producir
dentro de nosotros resistencia a ministrarlos. Tal
vez tenemos miedo que su
pesar nos va a contaminar. En realidad, en vez de
ser contaminados,
descubriremos que nuestros esfuerzos por alcanzar al
adulto de edad mediana
en su necesidad arrojará resultados positivos.
Después de una difícil experiencia extramarital, un
hombre en su etapa de los
cuarenta consideró la posibilidad de alejarse de la
iglesia. El asunto de su
envolvimiento con alguien más se había regado por
toda la comunidad. La
gente estaba conmovida, herida y desilusionada. El
renunció de su posición en
la iglesia. Una separación de dos semanas ocurrió
entre este hombre y su
esposa de casi treinta años. A través de la
determinación, animación de sus
amigos y consejo, ellos pudieron reunirse nuevamente
y trabajar para reedificar
sus vidas. Comenzaron nuevamente a asistir a la
iglesia. No mucho después,
nuevos rayos de productividad comenzaron a brotar.
Después de un largo
período de haber reentrado a la familia de fe, el
hombre comenzó a encontrar
maneras de servir otra vez en la iglesia. En
respuesta a esta pregunta: “¿Cómo
lo lograste?”, él repuso: “La gracia de Dios y la
gente de la iglesia no me
dejaron a solas”. ¡El perdón siempre es una
posibilidad! El pecado puede ser
perdonado ¾en realidad, ¡ya ha sido perdonado en la persona de
Jesucristo!
¿Puede la iglesia hacer menos? El ministerio a las
personas en la edad mediana
envuelve una teología de perdón. “Señor, ¿cuántas
veces perdonaré?” “Hasta
setenta veces siete” (vea <401821>401821>Mateo 18:21, 22).
Esto no quiere decir que nosotros debemos tomar muy
suavemente el proceso
del pecado. El Dios de la vida no puede soportar la
discordia que destruye la
vida. Los pastores y las iglesias necesitarán
confrontar apropiadamente y retar
la confusión que amenaza con mutilar el trabajo del
Reino. Ejercer iniciativa
pastoral hacia quienes son culpables nunca es fácil,
pero debe lograrse. Sin
embargo, aun en medio de la disciplina, deben
escucharse las notas de la gracia
maravillosa.
4. Usted Tiene un
Ministerio para Realizar. ¾¡Qué fácil es perder de vista
el llamamiento y la autoridad con ciertos grupos de
personas, y en algunas
situaciones de la vida! Inseguros de sí mismos, los
pastores pueden encontrarse
en retirada. Uno de los grupos con los cuales esto
pasa más seguido es con los
adultos de mediana edad. Somos alejados por sus
luchas. Comenzamos a
cuestionar nuestro “derecho” de estar a su lado en
su necesidad. Temores
necios acerca de nuestra habilidad de lidiar con las
enormes complejidades del
ministerio pueden llegar a ser un rotundo estado de
pánico en la presencia de
los problemas de la edad mediana.
Llegar a comprender el llamamiento de uno y la
fuente de poder personal, es un
tema que nunca acaba para el pastor. Los pastores
deben entender sus propias
luchas de desarrollo, estar en contacto con una
comunidad de apoyo que nutra
sus sentidos de ser, y vivir en el poder de la
gracia sostenedora de Dios.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y
de dominio propio” (<550107>550107>2 Timoteo 1:7). Usted tiene derecho de expresar su
ministerio; usted ha sido fortalecido para el
ministerio, y los adultos en la edad
mediana lo necesitan.
Fomentar una
Atmósfera de Esperanza
El lugar para comenzar a ministrar a los adultos en
su edad mediana es a través
del desarrollo de una atmósfera de esperanza en su
congregación. Como un
ministro del evangelio, usted opera con el respaldo
de una congregación local.
Más frecuentemente, la gente de edad mediana que
necesita su ministerio
particular son miembros de su congregación. Una de
las más grandes fortalezas
que usted puede ofrecerles (así como a los de afuera
de la congregación), es el
apoyo y el ambiente de una comunidad en pacto. Usted
ministra como un
representante de una congregación local. A fin de que
su trabajo con estos
individuos sea efectivo, tanto como sea posible,
usted debe nutrir a su
congregación para que llegue a ser una comunidad que
irradie el espíritu de
esperanza. En ese contexto, su ministerio personal
será lleno de esperanza.
¿Cómo comunica esperanza una congregación? Lo hace
viviendo en un espíritu
de productividad. Una iglesia productiva se preocupa
de lo que está pasando
en el mundo, y busca maneras para compartir las
buenas nuevas de la salvación
de Dios. Las congregaciones irradiarán un espíritu
positivo de esperanza
mientras generan la verdad. Esos cuerpos de
creyentes que han perdido su
sentido de misión, no tendrán una atmósfera de
esperanza y estímulo. Por lo
mismo, ellas probablemente no tengan un ministerio
que ayude a los adultos en
su edad mediana. Las personas de este grupo que
están desanimadas y
estancadas, serán inspiradas para producir al estar
cerca de otros que están
viviendo con un espíritu de esperanza productiva.
El pastor juega un papel clave en la generación de
esperanza de una iglesia.
Usted deseará guiar a su congregación a practicar la
verdad de manera
temeraria. Ayúdelos a entender el llamamiento
penetrante del evangelio para ir
al mundo con el amor de Cristo. Rételos a invertir
en las misiones en la
comunidad que está necesitada. Guíelos a causas
misioneras que son más
grandes que su congregación, aquellas que son de
alcance mundial. Para
alcanzar esta clase de membresía, las congregaciones
deben comenzar a
reevaluar su estilo de vida que parece convertir la
iglesia en una sociedad
cerrada. La iglesia de Jesucristo siempre ha sido de
más valor cuando se
desenvuelve en el mundo. Las congregaciones que
desean ser productivas
deben preguntarse si están sirviendo sólo a su
propia clase de gente, o si
verdaderamente se están arriesgando con todo el
mundo. La tentación de
siempre para muchas congregaciones es sser
autoservidas, en vez de servir a un
mundo hambriento y solitario. Nosotros debemos
recordar las palabras de
Cristo: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí
lo hicisteis” (<402540>402540>Mateo 25:40). El beneficio que se suma al guiar a
una
congregación a ser de mentalidad misionera, es la
inspiración que tal postura de
amor edifica en los adultos de edad mediana, que
experimentan el ministerio de
la iglesia a través de su trabajo pastoral.
Enseñe una Filosofía
Cristiana de Productividad
Otra faceta del ministerio a las personas en esta
etapa, se encuentra en
enseñarles la verdad acerca de la misma. Las
personas en esta etapa de la vida
necesitan alguna información. Necesitan saber cómo
navegar a través de estas
aguas cambiantes. Para este tiempo, la mayoría de
las personas están
familiarizadas con el término “crisis de edad
mediana”, pero muy pocos
conocen el contenido de la idea. Todos hemos oído
los mitos que emergen de
nuestras aventuras humanas acerca de las
turbulencias en la edad mediana,
pero, ¿quién puede decir lo que realmente es?
El pastor puede ayudar a través de su ministerio de
enseñanza. El no es el único
que enseña en su congregación, pero su papel central
como pastor/maestro lo
pone en la posición única para influenciar el
programa total de enseñanza de la
iglesia. Por otro lado, los sermones del pastor
necesitan reflejar sensibilidad a la
vida del adulto en esta etapa. Las realidades de la
experiencia de estos adultos
deben ser enfocadas específicamente a través de un
formato de sermones. La
posibilidad de predicar una serie sobre el ciclo de
la vida tiene gran mérito.
También, las varias enseñanzas de la mayoría de los
sermones pueden ser
aplicadas específicamente a los retos de la edad
mediana, tanto como a las
otras fases de la vida.
Además de los sermones, el pastor puede guiar para
establecer clases que
identifiquen la tarea y el desarrollo de habilidades
prácticas que se necesitan
para vivir como adultos. No cabe duda de que muchos
pastores no tienen el
entrenamiento y estudio específicos sobre asuntos de
la edad mediana para
enseñar con confianza tal curso. Conseguir los
servicios docentes de un
especialista en este campo podrá inspirar la
participación de sus adultos. Temas
de interés para discusión con los adultos son:
desarrollando una filosofía para
vivir como un adulto maduro; viviendo con padres
ancianos; creciendo con sus
adolescentes; cuando la muerte viene durante la edad
mediana; sacando
provecho de su vocación; la vida familiar para los
adultos de edad mediana; y
el adulto de edad mediana en la iglesia. Dos
excelentes libros para los adultos
pueden ser Los Hombres en Su Crisis de Media Vida de Jim Conway y La
Mujer en Su Etapa de
Media Vida de Jim y Sally Conway,
publicados por la
CBP.
Otra oportunidad de enseñanza para el pastor se
encuentra en planear retiros
(o campamentos) para personas de esta edad. Por lo
menos, una vez al año las
congregaciones necesitan proveer una salida para
estos adultos. Estos son uno
de los grupos en la iglesia que rara vez van a un
retiro. Los retiros para los
adultos les dan la oportunidad de escapar de las
presiones de la vida, pensar
acerca de su filosofía de la vida, descubrir la
inspiración de otros que están
pasando por las mismas luchas, y desarrollar un
refrescante espíritu cristiano de
renovación. Ese puede ser un tiempo de juego formal
e informal. Estos adultos
pueden usar el retiro como una oportunidad para
descubrir otra vez la libertad
de gozar la vida y correr el riesgo del fracaso. Así
como las clases en el templo,
los retiros deben enfocarse sobre un amplio juego de
temas para discusión. El
enriquecimiento matrimonial es un tema que necesita
ser tratado frecuentemente
en la atmósfera informal de un retiro.
El papel de la enseñanza pastoral no consiste sólo
en la enseñanza personal del
pastor, sino también en equipar a otros que enseñan
a los adultos de edad
mediana. A la par de prepararse para su experiencia
de enseñanza a través de
la investigación bíblica, los maestros de la escuela
dominical deben ser
preparados a través del entendimiento de la gente
con quien ellos trabajan.
Semana tras semana, aquellos que enseñan a los
grupos de adultos, tienen la
oportunidad de discutir con sus alumnos, temas
pertinentes de la vida. A través
de toda su enseñanza bíblica, ellos pueden
manifestar la verdad acerca de
cómo el evangelio llena las necesidades particulares
de la gente. Mientras usted
enseñe a los maestros, ellos descubrirán maneras de
hacer su enseñanza más
relevante.
El papel de maestro del pastor puede ser
recompensado especialmente con los
adultos de edad mediana. Quienes se someten a la
disciplina de aprendizaje
durante sus años de adultos, son algunos de los
mejores aprendices en la vida.
Los adultos traen una buena porción de motivación,
discernimiento,
conocimientos acumulados, sabiduría, autodisciplina
y habilidades de
aprendizaje, a las experiencias de la clase. Muchos
pastores ponen en duda la
posibilidad de que los adultos sean capaces de
aprender. El esfuerzo mayor se
dirige hacia los niños y los jóvenes de la
congregación, mientras que los adultos
frecuentemente son ignorados. Pueden hallarse buenas
razones para concentrar
una gran cantidad de energía pastoral en la
dirección de enseñar a los adultos.
Mientras que los adultos maduran y crecen en su
conocimiento de la vida, son
capaces de influir en las generaciones jóvenes de
una manera positiva.
Recuerde, mientras enseña, usted no es el único que
está buscando enseñar una
filosofía productiva a los de edad mediana. En
efecto, todo el mundo está
intentando influir en las vidas de los adultos. Una
multitud de opciones de estilos
de vida se presentan diariamente a los adultos. Las
filosofías ofrecidas como
una manera de vida tienen que ver con riquezas,
poder, éxito y placer. Usted
deseará formar un estilo de vida productivo que esté
enraizado en la buena
tierra de una relación de amor con Dios y el hombre.
Ayude a los adultos a
saber cómo relacionar el evangelio de la gracia ¾para amar a sus hijos
errantes, sus matrimonios con problemas, sus
envolvimientos sociales en la
vida, sus responsabilidades como ciudadanos¾, a la trama de toda la vida y
el
cuidado y nutrición de sus propios seres.
Inspire Fe en Medio
de las Crisis
El frente de batalla para los adultos de edad
mediana llega a estar claramente
definido en las experiencias concretas de crisis a
través de las cuales ellos
pasan como personas que están moviéndose hacia la
realización de la vida. La
mayoría de estos adultos no tienen un sentido claro
de las crisis de desarrollo
que están experimentando, pero sí tienen una
conciencia viva de sus luchas
diarias. A menos que las personas de edad mediana
escojan la ruta del
estoicismo, uno puede escucharles hablar
frecuentemente acerca de los
problemas del desarrollo de sus hijos, sus dilemas y
goces maritales, trabajo y
su relacionada agenda, y las manifestaciones físicas
de esta época de su vida.
Estas son algunas de las crisis particulares que son
expresiones concretas de la
edad mediana. El pastor debe ver los eventos de
crisis durante esta etapa y
buscar ministrar a su gente en sus crisis.
Básicamente, un tiempo de crisis es una ocasión de
angustia en la vida de un
individuo. Siendo que las personas perciben
circunstancias potenciales que
producen presión en diferentes maneras, la formación
de una crisis depende de
la percepción de las personas que están en medio de
los dilemas que prueban
la vida. Una de las claves del pastor para descubrir
los eventos que son de
proporción crítica en la vida de una persona, es
entendiendo la percepción que
la persona tiene de la presión que un evento está
produciendo en su vida. Los
pastores frecuentemente son confundidos por los
eventos. Eventos que parecen
ser crisis para el pastor, pueden ser sólo un asunto
trivial al feligrés. De la
misma manera, el sentido del pastor de que un evento
sólo es una preocupación
menor para el individuo, puede ser un error grande.
Pasar tiempo con la gente,
escuchar sus evaluaciones de los eventos, y notar
sus respuestas
físicas/emocionales, ayudará al pastor a interpretar
la naturaleza crítica de los
eventos.
1. Muévase hacia la
Persona en Crisis.¾El pastor que desea compartir
el
desarrollo de una filosofía madura de la vida con el
adulto de edad mediana
debe encontrarse con ellos en medio de sus
experiencias críticas. En estos
tiempos de crisis las personas están haciendo la
clase de preguntas que pueden
guiar finalmente a una fe más profunda. Armado con
la verdad de la vida, la
cual está siendo impregnada en su propia vida, el
pastor puede sentir algo de
confianza para entrar en el tiempo de crisis de sus
miembros adultos de la
iglesia. En su libro clásico: The Christian Pastor (El Pastor Cristiano), Wayne
Oates presenta al ministerio del pastor como uno que
se expresa primariamente
en tiempos de crisis. Seguramente que hay otros
tiempos en que el pastor
ministra, pero las crisis son un tiempo primario
para crecer en la vida de un
individuo. El pastor que busca compartir el todo de
la vida con su gente, se
mueve al tiempo de crisis como una persona respetada
que goza de confianza.
Cuando el ambiente de confianza prevalece, el
ministerio en las crisis es
poderoso en su habilidad de asistir a las personas
en su crecimiento.
Ciertos eventos parecen ser crisis predecibles y
deben notarse como tales por
aquellos que ministran. La muerte, enfermedad,
hospitalización, divorcio,
contiendas familiares, perder o cambiar un trabajo,
la salida del hogar de un
hijo, mudarse a una nueva comunidad, y los eventos
traumáticos que ocurren en
las vidas de los hijos de uno o en los padres
ancianos, todos levantarán algún
nivel de crisis para las personas que están pasando
por estos eventos. Los
pastores pueden prepararse para ministrar en estos
tiempos inevitables de la
vida, estudiando las respuestas humanas
características a los eventos como
éstos. La preparación para cuidar puede hacerse
también a través de estudiar
la teoría y práctica de ministerio en cada uno de
estos tiempos mayores de
crisis en la vida.
2. Establezca un Sentido
de Comunidad y Preocupación.¾El pastor no
sólo debe movilizarse para encontrar a la persona en
crisis, sino también debe
buscar establecer algo de sentido de comunidad con
el individuo. Si el individuo
va a crecer a través de la experiencia traumática,
quien ayuda debe ser capaz
de establecer un sentido de cuidado. El
establecimiento de preocupación con
las personas no depende solamente sobre qué tanto
tiempo un pastor ha
conocido a alguien. Una relación anterior de cuidado
es de ayuda, pero no
siempre indica un sentido de comunidad en tiempo de
crisis. Las crisis parecen
demandar la necesidad por un restablecimiento de
cuidado. La gente que se
duele, frecuentemente se retrae de cualquier ayuda.
Por lo tanto, la tarea de
construir una relación se hace más difícil. La
puerta para establecer el cuidado
es a través de la paciencia y el escuchar reflexivo.
Mientras el feligrés llega a
sentir la profundidad de la preocupación de otros,
llegará a ser más perceptivo
para ser ministrado. A las personas simplemente se
les debe permitir decir la
historia de su preocupación, y usted debe escuchar.
Escuchar no es el final del
proceso curativo, simplemente es el comienzo. Por
medio de esta avenida usted
estará sirviendo para inspirar a los individuos a
trabajar para la solución de sus
problemas. Ellos sentirán que no están solos en su
dolor. Cuando la confianza
comienza a levantarse, usted será capaz de retarlos
a nuevas expectaciones y
niveles de vida. Probablemente sea mejor no dar mucho
consejo en las etapas
tempranas del ministerio en crisis. Tratar de
resolver los problemas por ellos
pudiera enfriar su deseo de envolverse en descubrir
el camino para vivir y
hacerlo.
3. El Reto para Decidir.¾Una vez que el nivel de confianza se ha establecido
y la historia de una persona ha sido expresada, la
persona necesitará tomar
decisiones acerca del presente y el futuro. En esta
parte del proceso, usted será
capaz de retar al feligrés para que tome las
decisiones que son esenciales para
su bienestar.
Frecuentemente, usted servirá para confrontar y
retar a la persona a tomar
decisiones. Sea que usted use o no una manera
abierta de confrontación
depende de la crisis que trae entre manos. A veces,
su confrontación y reto se
logra a través de la integridad de su propia vida y
la fuerza de su carácter. Casi
siempre, todo lo que usted necesitará es expresar la
simple pregunta: “¿Qué va
a hacer acerca de todo esto?”
4. Apoyo Constante. ¾Según la persona comienza a crecer en alguna
dirección de la vida, como un resultado de su
encuentro con alguna crisis, el
pastor puede ser tentado a creer que el ministerio
de crisis ha concluido.
Realmente, sólo la fase inicial se ha evaporado.
Mientras la persona trabaja en
su crisis, usted necesitará estar a su disposición
para consulta e inspiración.
Toda crisis se resuelve a través de un proceso. El
crecimiento viene cuando los
seres humanos trabajan hasta el final de sus heridas
y dilemas. Al experimentar
los resultados de las decisiones de uno, nuevos
problemas vienen y la crisis
puede intensificarse y crecer en complejidad. El
pastor debe servir como
alguien que ayuda al feligrés a interpretar los
eventos que se están sucediendo,
y a encontrar la inspiración de Dios. Llamadas
telefónicas, notas breves escritas
a mano, una palmadita de ánimo en la espalda y
visitas ocasionales, son
vehículos poderosos de apoyo continuo. Las visitas
pueden ser sesiones
informales de consejo en la oficina del pastor o
breves reuniones para tomar
café o comer juntos, cuando sea apropiado. De este
ambiente de preocupación
constante, la persona encuentra fuerza para proceder
a resolver la crisis y
formular una filosofía de la vida.
5. Un Ministerio
Indispensable.¾Los adultos de edad mediana
necesitan el
ministerio de inspiración en sus crisis. El
desarrollo de su filosofía madura de la
vida es algo que no puede lograrse a través de
escuchar los sermones del
pastor, asistir a retiros y trabajar en la iglesia.
Todos estos vehículos de
aprendizaje son de valor, pero por sí mismos son incompletos.
El pastor debe ir
a donde está la persona que se está doliendo ¾él debe encontrar al individuo
en medio de su crisis particular de la edad mediana.
Es en el dolor de la vida
donde los adultos son más vulnerables para aprender.
Toda la teoría que ellos
han recibido de su iglesia es finalmente digerida o
rechazada en las crisis de sus
vidas. Cuando ellos están enfermos, es un tiempo
apropiado para hablar acerca
del proceso de vivir, luchar y morir. A menos que
alguien los encuentre en el
punto de su aflicción y culpa, ellos frecuentemente
se rendirán ante la tentación
de estancarse. Cuando están en el medio de un
conflicto de familia, necesitan
que el pastor practique su mejor ministerio de
crisis. Sea lo que fuere que usted
haga, practique un ministerio de inspiración para
los adultos de edad mediana.
Aconsejando sobre
Metas para las Preocupaciones en la Edad
Mediana
El pastor que rechaza aconsejar al adulto de esta
edad que busca su ayuda,
está perdiendo una oportunidad de oro para
fortificar la fe de la gente que lo
busca. Como todas las personas que buscan la ayuda
del pastor, las personas
en esta etapa deben entrar al consejo con un deseo
de crecer o el proceso de
consejería será estorbado. Los que vienen con tal
actitud son los que más
responden al consejo, y a quienes el pastor tendrá
la mejor oportunidad de
ayudar. ¿Por qué? La persona de edad mediana ha
experimentado más de la
vida, conoce más de los desencantos y dolores, se
espera que entienda la
necesidad de cambio y adaptación, y sienta la
importancia del tiempo. Esta
etapa es uno de los mejores tiempos para consejo
efectivo.
Por supuesto, la manera de aconsejar variará de
acuerdo con las necesidades
en cada situación. Escuchar, hacer preguntas
apropiadas, pasar las alternativas
al alcance de una persona en cierta situación,
reflejar sentimientos, ofrecer
consejo y dirección, confrontación, y el uso de la
Escritura y oración, son todos
apropiados cuando se usan en el tiempo correcto en
la conversación de
consejería. El consejero descubrirá en la mayoría de
los adultos de edad
mediana la necesidad de usar técnicas que den la
mayor libertad para el
aconsejado. Quienes buscan consejo durante la edad
mediana, están luchando
con los asuntos de su vida y frecuentemente
resienten a quien trata de
ofrecerles todas las respuestas para los dilemas de
la misma. Un tratamiento
muy autoritario de parte del consejero probablemente
sólo retardará la lucha de
una persona con quien ella es y lo que la vida
significa. No tenga temor de
ofrecer su opinión al adulto en esta etapa, pero no
trate de hacer de su propia
interpretación el dogma para la vida del aconsejado.
Enojo, ansiedad, sufrimiento y culpa son cuatro
temas mayores que
continuamente aparecen al aconsejar al adulto de
edad mediana. La aparición
de los temas varía entre las personas, pero si el
consejero escucha
cuidadosamente a quienes él pastorea, escuchará la
expresión de estos cuatro
temas. Estas no son preocupaciones únicas a la
experiencia de esta etapa, sino
que lo son a través de toda la vida. Aún así, hay un
sentido en el cual estos
temas encuentran una poderosa expresión única en la
vida de los adultos de
edad mediana. Un consejo exitoso debe tratar estos
temas dolorosos.
1. Enojo.¾El enojo debe ser confrontado. Las personas
aparecerán a la
puerta del pastor buscando descanso de esta píldora
amarga. Desde la niñez
ellos han cargado el pensamiento de que el enojo es
inaceptable a Dios y a las
figuras paternales de su mundo. Otros han recibido
la libertad de expresar su
enojo, pero no la sabiduría para entender sus
orígenes. Con rabia censuran al
mundo. Sin importar cómo la persona trata con el
enojo, el resultado es el
mismo si no descubre su fuente y aprende a
expresarla apropiadamente. El
enojo que no se resuelve es lo que mata la intimidad
en las relaciones. Hace
que una persona se retraiga de la vida o viva
destructivamente. El pastor debe
procurar asistir a la persona de edad mediana que
está enojada.
El consultorio puede llegar a ser un lugar de ayuda
para aprender a expresar y
lidiar con el enojo. El pastor consejero es uno que
ayuda para dar a luz a la
expresión de tales sentimientos. Una vez expresados,
un individuo está libre
para investigar los orígenes de tan fuertes
sentimientos. Hará muy poco bien el
decirle a una persona que no esté enojada. El mejor
camino es investigar a qué
se debe el enojo. El peligro en aconsejar a miembros
de la iglesia que están en
esta época de su vida y experimentando enojo, es que
ellos puedan colocar mal
una buena cantidad de su enojo sobre el pastor si él
es incapaz de ayudarlos a
resolver su problema, o si no está de acuerdo con su
filosofía de la vida. El
pastor necesitará encontrar fuerza para este
ministerio tratando con su propio
enojo, en una actitud de oración. Tal fortaleza
personal equipará al pastor para
confrontar el enojo de alguien más y no correr de
él. Esto permitirá a una
persona interesada cuidar, guiar firmemente a la
persona enojada hacia la
liberación.
El enojo es uno de los temas presentes en los
conflictos matrimoniales de las
personas en la edad mediana. Los pastores que no
están equipados práctica o
emocionalmente para lidiar con conflictos pesados
entre sus feligreses, debieran
buscar referir apropiadamente a la persona en los
primeros contactos de
consejería. Las familias de los adultos de esta edad
que buscan la asistencia y
consejo del pastor, casi siempre han estado en
conflicto por mucho tiempo. El
nivel de desintegración en la familia pudo haber
progresado hasta el punto de
separación y divorcio. Si es así, la mayoría de los
pastores desearán encontrar
la mejor ayuda para las familias de su iglesia tan
pronto como sea posible. Los
pastores que están entrenados extensivamente en
consejería, y tienen el tiempo
para invertir, trabajarán a través de los temas con
sus familias que vienen con
enojo y conflicto.
1. Ansiedad.¾Ansiedad es otro tema común al aconsejar a las
personas
durante su edad mediana. Estos adultos sienten que
son “empujados” hasta el
límite de su existencia y se vuelven al pastor
interesado como un recurso de
ayuda. Los síntomas de su ansiedad pueden ser varios
y generalmente están
enraizados en la historia de la vida, marcada con un
sentido general de un valor
personal pobre. La vida amenaza al ansioso por todos
lados. Mientras las
personas tratan de pelear la buena batalla para dar
sentido a la vida, se sienten
abrumadas.
Ayudar a las personas que sientan ansiedad comienza
con aceptarlas como
personas de valor. Ellas deben sentir que son
aceptables ante Dios, ante sí
mismos, ante el pastor y ante el resto de la vida.
El pastor consejero necesitará
dejarlos hablar de su ansiedad, ayudarles a
descubrir las fuentes de ella,
asegurarles el amor y aceptación de Dios y ayudarles
a estructurar un estilo de
vida que les ayude a calmar su ansiedad.
Generalmente, el adulto de edad
mediana puede ser ayudado en su ansiedad al hablar
del concepto total de la
vida y de lo rápido que vuela la existencia natural
sobre la tierra. El temor de
hacerse viejo y morir puede ser la raíz de la
ansiedad durante esta etapa. Según
la persona aprende a desarrollar una vida de
oración, adoración, recreación y
compañerismo íntimo, su ansiedad debe llegar a ser
un evento menos
amenazante.
3. Sufrimiento.¾El sufrimiento aparece en abundancia durante la edad
mediana. Mucho de ello es de naturaleza
anticipadora. Las personas confrontan
la pérdida de muchas cosas. Tómelos de sorpresa, en
un momento sin guardia,
y ellos podrán abrir las puertas a los pensamientos
más profundos de sus vidas
y expresar el temor de morir. Escuche atentamente y
será claro que ellos ya
están sufriendo el rendimiento a la vida. Una buena
cantidad de su sufrimiento
es reaccionario. Amigos y miembros de la familia han
comenzado a morir para
este tiempo de la vida. Se han perdido trabajos, se
han llevado a cabo
mudanzas, han sucedido divorcios, los hijos han
dejado el hogar el cual se ha
tornado en un nido vacío; y el sufrimiento es real
para el adulto de edad
mediana.
El sufrimiento ha sido llamado la herida que se cura
sola. No cabe duda, el
proceso del sufrimiento está bien comprobado. Los
adultos en esta etapa,
como todo ser humano, tienen una excelente
oportunidad para trabajar a través
de cada experiencia de sufrimiento y reinvertir sus
energías en la vida. El
problema mayor durante la experiencia de esta etapa
se encuentra en la
composición del sufrimiento que viene durante esta
etapa de la existencia.
Mucho sufrimiento es devastador. Como resultado, las
personas pueden
moverse a un estado de sufrimiento crónico y
estancamiento. La vida para estas
personas heridas llega a ser una experiencia
interminable como para soportarse.
La esperanza del gozo parece perdida en un mar de
lágrimas y dolor. También,
debiera notarse que muchos de los que necesitan
experimentar el consuelo de
Dios son personas que están caminando por veredas de
sufrimiento que pueden
ser trazadas hasta la niñez. Los pastores que
aconsejan a las personas en su
sufrimiento, buscarán ayudarlas a ver la
multiplicidad de sufrimiento que se está
llevando a cabo a este punto intermedio de sus
vidas. Tal conocimiento es de
ayuda para los sufrientes. Permitirles verbalizar
los muchos sentimientos
presentes, tales como enojo, miedo y depresión,
permitirá progresar hacia la
sanidad del sufrimiento. El pastor consejero busca
ayudar a expresar el dolor,
no a suprimirlo. El consejo durante el sufrimiento
es un proceso que los
pastores deben conocer completamente.
4. Culpa.¾La culpa casi siempre es profunda durante la edad
mediana. El
poder para generar una vida productiva está siendo
calmado en muchos adultos
medianos por la punzante realidad de la culpa.
Mientras el pastor traza la culpa
a su origen, descubre que tanto es culpa apropiada
como inapropiada. Es muy
importante distinguir entre las dos fuentes y ayudar
al sufriente a descubrir el
grado de propiedad de su culpa. Algunos están
cargando una abundante
condenación nacida de una herencia que comunica el
poco valor de las
personas. Otros están peleando para suprimir los
sentimientos de culpa que
brotan de las ocasiones cuando ellos transgredieron
el camino recto de la vida.
Mientras el pastor escucha los sucesos de la edad
mediana, ayudará a las
personas a ponerse en perspectiva con su culpa. A
través de la confesión, la
oración, la recepción del perdón, la determinación
de vivir una vida de
arrepentimiento y en algunos casos, restitución, el
individuo en esta etapa puede
comenzar a cantar el canto del gozo de la salvación.
Tenga cuidado de no
asignar toda culpa a alguna fuente real de pecado.
Ayude a la persona a
aprender cómo diagnosticar la fuente de culpa y cómo
recibir la gracia de Dios
en Jesucristo. Una vez que la culpa es aliviada, hay
libertad para invertir más
energía en el camino de la fe y la productividad.
CONCLUSIÓN
De su propio viaje durante la edad mediana, Howard
Clinebell escribió: “Desde
una perspectiva a la mitad del camino, a través de
los cuarenta a cuarenta y
cinco años, yo puedo decir que los años de la edad
mediana hasta ahora han
sido los más significativos y el período más
productivo de mi vida. Ellos
también han sido un tiempo de problemas dolorosos y
pérdidas aceleradas.”
Tal es la realidad de la vida a la mitad del camino.
Dolorosa, sí. Pero, se espera
que sea el tiempo más significativo y productivo de
la vida que la gente viva.
Así puede ser si las personas son capaces de
desarrollar una filosofía madura
de la vida que haga sentido de todos los problemas,
dolores y pérdidas. La
iglesia de Jesucristo tiene mucho que decir acerca
de la posibilidad de
desarrollar tan buena vida. A través de la
enseñanza, la inspiración y el consejo,
los pastores que se interesan pueden ayudar para que
la experiencia del adulto
mediano sea un tiempo para crecer y una oportunidad
para profundizar la fe de
uno… ¡sobre la marcha!
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