© Iglesia ortodoxa ucraniana
19 de Mayo 2015
Versión en español publicada el: 26 de Mayo 2015
* Peter Kenny
Las iniciativas ecuménicas lideradas por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) continúan promoviendo la paz en Ucrania, donde cada día la violencia pone a prueba el frágil alto el fuego en la parte oriental del país.
Desde que estallara la revolución ucraniana de febrero de 2014, la Federación de Rusia ha anexionado la península de Crimea y se ha desatado una guerra contra los combatientes separatistas prorusos en el este de Ucrania.
El conflicto comenzó después de que el gobierno posrevolucionario mostrara interés en fomentar vínculos más estrechos con Europa Occidental y además ha enfrentado a los países occidentales y a Rusia, generando un conflicto nacional, regional y mundial.
Los líderes políticos alcanzaron en febrero el acuerdo de Minsk II, que tiene por objeto detener los combates. Los líderes religiosos y de las iglesias, por su parte, trabajan entre bambalinas para promover su aplicación mientras las dos partes en el conflicto no dejan de acusarse mutuamente de romperlo.
El proceso iniciado por la reciente visita ecuménica
Una delegación encabezada por el Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, visitó Ucrania del 17 al 20 marzo de 2015. Posteriormente, en abril, Tveit se reunió con el Patriarca Kirill, primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa de Moscú, para hablar de Ucrania y otros asuntos.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) dijo en su último informe, del 15 de febrero: "Las consecuencias del conflicto sobre los derechos humanos de las personas que viven en las zonas de las regiones orientales afectadas por los combates son muy graves y, en muchos casos, implican un riesgo para la vida allí donde hay combates y bombardeos indiscriminados".
Sobre la base de sus observaciones, el arzobispo emérito de la Iglesia de Suecia, Anders Wejryd, Presidente del CMI de Europa, confirmó la gravedad de la situación humanitaria en el este del país.
"El nivel de destrucción en lugares como Lisichansk es casi absoluto y la mayoría de la población ha abandonado la zona", dijo Wejryd. Varias personas contaron a Wejryd que muchos habían muerto de hambre en sus refugios debido a la imposibilidad de salir a buscar alimentos ante la intensidad y la duración de los combates.
"Quienes están aún en la zona dependen en gran medida de la ayuda exterior –buena parte de la cual se distribuye a través de las iglesias y sus organizaciones afines– pero esta no es suficiente para colmar las necesidades", dijo.
La delegación viajó a Ucrania para escuchar la opinión de las iglesias y de otros asociados locales. Además de entrevistarse con los líderes de las iglesias, la delegación también se reunió con políticos y representantes gubernamentales, miembros de la comunidad, líderes religiosos y miembros de la comunidad de fe.
La delegación trató de encontrar formas en que el CMI y la comunidad ecuménica podrían contribuir a los esfuerzos de las iglesias y comunidades de fe ucranianas para promover la finalización del conflicto, una paz justa y la reconciliación en el país.
La mayoría de los ucranianos pertenece a una comunidad de fe, principalmente a las iglesias; la fe tiene un papel importante en sus vidas, afirmaron los miembros de la delegación.
La Iglesia Ortodoxa de Ucrania dependiente del Patriarcado de Moscú es la iglesia más grande de Ucrania y cuenta con congregaciones en todo el país y a ambos lados de la línea de conflicto. A lo largo de toda su historia ha buscado abarcar tanto la identidad ucraniana como la rusa, por lo que tiene un enorme potencial para promover la paz y la reconciliación nacional.
"Como iglesia mayoritaria en Ucrania (...) y habiendo declarado y reiterado oficialmente su compromiso con la integridad territorial y la unidad de Ucrania, esta institución tiene especial capacidad y responsabilidad de liderazgo al respecto", declaró la delegación del CMI tras la visita.
"También nos sorprendió positivamente la buena actitud ecuménica del Consejo Panucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas (AUCCRO)", dijo Wejryd. AUCCRO está compuesto esencialmente por representantes de todas las tradiciones religiosas presentes en Ucrania, incluyendo a las comunidades judía y musulmana.
"Descubrimos cómo en AUCCRO conviven diferentes visiones que participan en el diálogo", dijo la Rev. Karin van den Broeke, Moderadora del Sínodo General de la Iglesia Protestante en los Países Bajos y miembro de la delegación ecuménica que visitó Ucrania.
"Consideramos que esto podría suponer una importante contribución al proceso de paz. Los miembros de AUCCRO manifestaron su deseo de mantener un contacto directo con el movimiento ecuménico internacional".
Además de la destrucción provocada por la guerra en la zona oriental del país, el conflicto ha tenido consecuencias en las economías de Ucrania y Rusia que han afectado negativamente a la gente común en ambos países.
El Banco Mundial ha dicho que la economía de Ucrania se contrajo un 8% durante 2014 como resultado de esta crisis.
Sanciones económicas
Paralelamente las sanciones económicas impuestas a Rusia por las naciones occidentales han contribuido a la caída del valor del rublo ruso.
Los medios de comunicación han informado de que el conflicto de Ucrania ha provocado una crisis financiera en Rusia, mientras que en la escena internacional las relaciones entre Oriente y Occidente se han deteriorado.
Van den Broeke dijo que el CMI había formulado muy cuidadosamente su opinión respecto a las oportunidades que tendrían las comunidades de fe ucranianas en un eventual proceso de reconciliación.
"Algunos esperaban que el CMI hiciera declaraciones contundentes sobre la situación política en Ucrania", dijo Van den Broeke, señalando que, en su opinión, lo apropiado es que una comunidad de iglesias adopte una actitud cautelosa.
Explicó que el organismo ecuménico mundial debe mantenerse en contacto con las diferentes partes y "animar a todos los creyentes que comparten la esperanza de lograr la paz en Ucrania".
Los miembros de la delegación destacaron que AUCCRO constituye una voz unificada en favor de la paz y la reconciliación en el marco del conflicto actual.
"Este no es mas que el primer paso de un proceso que podría tener éxito", dijo Wejryd en su entrevista.
La zona oriental asolada por la guerra
El arzobispo Wejryd viajó a la parte oriental de Ucrania afectada por la guerra para presenciar la labor de socorro que lleva a cabo una organización religiosa estrechamente vinculada a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.
"Me quedé impresionado con la iniciativa empresarial y el pragmatismo que mostraba el grupo, que había enviado cerca de 100 camiones cargados de artículos de primera necesidad, donados principalmente por la gente de Ucrania occidental para la gente de Ucrania oriental", dijo Wejryd. "Las comunidades locales de la zona agradecen profundamente esta ayuda".
Antes de las conversaciones en Berlín, en el mes de abril, el Ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, pidió a Rusia y Ucrania que pusieran en marcha la siguiente fase de los inestables acuerdos de paz de Minsk dirigidos a detener los combates en Ucrania oriental.
La prensa informó de que los ministros de Exteriores de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania habían expresado tras las conversaciones su "profunda preocupación" ante las violaciones del alto el fuego en la zona oriental de Ucrania controlada por los separatistas, pero que, desde entonces, se habían comprometido a continuar el diálogo.
En la parte occidental de Ucrania, el jefe de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania del Patriarcado de Kiev –que se separó de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania dependiente del Patriarcado de Moscú en 1992– , el Patriarca Filaret, se ha pronunciado a favor del presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y ha hecho duras declaraciones sobre el presidente ruso, Vladimir Putin.
La Iglesia Ortodoxa de Ucrania del Patriarcado de Moscú y la del Patriarcado de Kiev comparten una compleja historia y una difícil relación. No obstante los representantes de ambas iglesias cooperan en el marco de la institución ecuménica multirreligiosa del país, AUCCRO.
El Patriarcado de Kiev tiene un número considerable de seguidores en la parte occidental del país, pero no ha sido reconocida por ninguna otra iglesia ortodoxa desde su secesión de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania del Patriarcado de Moscú.
El líder protestante holandés señaló que la posición que tiene en el país la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú es quizás la más difícil.
"En esta Iglesia hay varias opiniones diferentes respecto a la situación en Ucrania, pero al mismo tiempo tiene un enorme potencial para conducir al país por el camino de la justicia y la paz; y esto es lo que el CMI quiere destacar", dijo Van den Broeke.
El arzobispo Wejryd expresó su esperanza de que el Patriarca Kirill, de la Iglesia Ortodoxa Rusa, siga intensificando sus esfuerzos para lograr la paz y la estabilidad en la región.
Wejryd añadió: "Creo que la Iglesia Ortodoxa de Ucrania vinculada al Patriarcado de Moscú es quien más posibilidades tiene de influir en la situación".
El comunicado emitido por la delegación al final de su visita decía: "El CMI procurará encontrar los medios y los métodos idóneos para acompañar a las iglesias y al pueblo de Ucrania en un peregrinaje de justicia y paz”.
"La delegación hace un llamamiento a las iglesias miembros del CMI de todo el mundo a orar y actuar en favor de la paz con justicia en Ucrania".
Comunicado de la delegación del CMI a Ucrania (Comunicado de prensa del CMI del 20 de marzo de 2015)
*Peter Kenny es periodista y consultor en comunicación. Colabora con Ecumenical News, The Wall Street Journal, The Star, de Johannesburgo, y otros medios de comunicación.
El Consejo Mundial de Iglesias promueve la unidad cristiana en la fe, el testimonio y el servicio en pro de un mundo justo y pacífico. El CMI, una comunidad de iglesias fundada en 1948, contaba al final del año 2013 con 345 iglesias miembros que representan a más de 500 millones de cristianos de tradiciones protestantes, ortodoxas y anglicanas entre otras en más de 140 países. El CMI trabaja también en cooperación con la Iglesia Católica Romana. Su secretario general es el pastor Dr. Olav Fykse Tveit, de la Iglesia (Luterana) de Noruega.
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