INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
Para
cuando Pablo llegó a Corinto en el otoño del año 50 d. de J.C.,
hacía más
de
un siglo que la ciudad era colonia romana. Anteriormente había sido
una
ciudad
griega orgullosa de su historia, pero había sido destruida por
Mummio
en
el año 146 a. de J.C., luego de un conflicto con Roma, y permaneció
en
ruinas
durante 100 años. Cuando Julio César decidió transformarla en una
colonia
romana en 44 a. de J.C., el nuevo plano de la ciudad se trazó según
el
tradicional
estilo romano. Así, la ciudad fue el lugar donde se estableció el
gobernador
romano de la provincia de Acaya y pronto llegó a tener una
población
mayor que la de Atenas. Aunque fue fundada como “base militar”,
complementada
con algunos libertos de Italia, rápidamente se consolidó como
un
centro cultural y comercial. Algunas de las familias pudientes de
Grecia se
sintieron
atraídas por Corinto y se establecieron en los bellos suburbios
residenciales
en las laderas del enorme crestón rocoso a 545 m., conocido
como
Acrocorinto (“el punto alto de Corinto”). Estas familias se
contaron entre
los
benefactores cívicos más importantes de la ciudad. Las
inscripciones dan
evidencias
de muchos de ellos que se encontraban entre los más sabios, los de
más
noble cuna y los más poderosos. A comienzos de la era cristiana los
juegos
ístmicos habían comenzado nuevamente a realizarse bajo sus
auspicios.
Los
puertos de la colonia eran Lecaión y Cencrea. Las ruinas
arqueológicas de
este
último indican que era próspero no sólo como puerto sino también
como
ciudad
satélite, y en el momento en que Pablo escribió su carta a los
cristianos
de
Roma existía allí una iglesia (<451601>451601>Romanos
16:1).
Era
una ciudad de rica cultura y sus ciudadanos, como en Atenas, adoraban
a
muchos
dioses. Entre ellos la deidad más conocida es Afrodita. Cuando
Corinto
era una ciudad griega se relacionaba a esta diosa con el amor, y
especialmente
con la prostitución sagrada. En el período romano, la adoración
a
Afrodita fue totalmente rehabilitada. Se la consideraba madre de la
familia
imperial;
de allí su presencia en la Corinto romana como figura de veneración
asociada,
como en los demás lugares, con el culto imperial. Sería muy
exagerado
decir que la inmoralidad a la que tendían los corintios fuera
resultado
de
su patronato, y es equivocado llegar a la conclusión de que los
pecados
sexuales
de los cristianos de Corinto puedan ser explicados con relación a
ella.
La
inmoralidad, ya fuera fornicación, adulterio o incesto, no se
limitaba a
Corinto.
Pablo
fundó la iglesia c.
de
50 d. de J.C., luego de su visita a Atenas
(<441801>441801>Hechos
18:1-7). Tuvo sus orígenes en los sermones que predicó en la
sinagoga
judía cuyo líder estuvo entre los primeros convertidos
(<441808>441808>Hechos
18:8).
Inevitablemente, se produjo el choque entre la iglesia y la sinagoga.
Los
judíos
intentaron iniciar juicios penales contra los cristianos. Estos no
prosperaron
porque Gayo estableció que el cristianismo estaba incluido bajo la
protección
del judaísmo (<441812>441812>Hechos
18:12-17), dándoles así a los cristianos la
misma
posición privilegiada que a los judíos. Esta decisión tuvo
consecuencias
de
largo alcance, especialmente para los cristianos que eran ciudadanos
romanos,
con obligaciones para con el culto imperial.
Pablo
sufrió un período de gran desaliento en el ministerio, que requirió
la
intervención
directa del Señor (<441809>441809>Hechos
18:9-11). Después de trabajar allí
durante
18 meses —su segunda estadía más larga en una ciudad—, dejó
Corinto.
La obra fue continuada por Apolos (<460306>460306>1
Corintios 3:6), un eficaz
orador
judío de Alejandría y más recientemente de Efeso, donde su
ministerio
se
había intensificado con el apoyo de Aquilas y Priscila
(<441824>441824>Hechos
18:24-
28).
Ellos habían estado con Pablo en Corinto desde la fundación de la
iglesia y
tenían
el mismo oficio de hacer tiendas (<441802>441802>Hechos
18:2, 3). Parecería que
también
Pedro estuvo en Corinto (<460101>460101>1
Corintios 1:12).
Antes
de escribir 1 Corintios aparentemente Pablo escribió una carta sobre
la
relación
con personas inmorales, que fue malentendida por los corintios
(<460509>460509>1
Corintios
5:9). Pablo mismo se había trasladado a Efeso cuando algunos de la
casa
de Cloé le llevaron noticias de contiendas en la iglesia (<460101>460101>1
Corintios
1:11).
También fueron otros: Estéfanas, Fortunato y Acaico (<461601>461601>1
Corintios
16:17),
llevando una carta que los corintios habían escrito, pidiendo la
decisión
de
Pablo sobre varios temas pastorales complejos que afectaban a la
iglesia: el
matrimonio,
la comida ofrecida a los ídolos, los dones espirituales, la ofrenda
para
los cristianos judíos de Jerusalén y el pedido del regreso de
Apolos (<460701>460701>1
Corintios
7:1, 25; 8:1; 12:1; 16:1, 12).
Los
informes verbales también revelaron problemas de división, incesto,
litigios
civiles,
inmoralidad, mujeres que profetizaban en la iglesia sin tener la
cabeza
cubierta,
abuso de la cena del Señor y la negación de la resurrección del
cuerpo
(caps. 1—4; 5; 6; 12; 15).
Para
un tratamiento más detallado de la correspondencia intercambiada con
los
corintios
y una reconstrucción de las diversas visitas de Pablo a ellos, ver
la
Introducción
a 2 Corintios Ver también: “Leyendo las epístolas.”
1
Corintios es el documento pastoral más extenso del NT y da
importantes
claves
sobre cómo manejar temas pastorales difíciles. También ofrece
respuestas
cruciales a problemas críticos que de una forma u otra siguen
acosando
a la iglesia en la actualidad.
BOSQUEJO
DEL CONTENIDO
<460101>460101>1
Corintios 1:1-3——Autores y destinatarios
<460104>460104>1
Corintios 1:4—4:21— —El enfoque cristiano del ministerio en la
iglesia
1:4-9—
Acción de gracias por la total suficiencia de Cristo
1:10-17a—
Idolatrar a los maestros cristianos es causa de divisiones
1:17b—2:5
Gloriarse en el Señor y no en el círculo de la elite educada
2:6-16—
Sabiduría revelada por el Espíritu
3:1-23—
El problema permanente de los corintios
4:1-5—
Ministerio y críticas
4:6-13—
Ministerio y posición
4:14-17—
Pablo el apóstol, como su padre
4:18-21—
Opciones que se les presentaban a los corintios
<460501>460501>1
Corintios 5:1—6:20— —Temas morales
5:1-8—
La inmoralidad y la legítima jurisdicción de la iglesia en la
disciplina
5:9-13—
La jurisdicción del juicio de la iglesia
6:1-8—
Los juicios entre creyentes
6:9-20—
Contra el libertinaje cristiano
<460701>460701>1
Corintios 7:1-40——Problemas matrimoniales
7:1-6—
A los casados
7:6,
7— El don del celibato y el matrimonio
7:8,
9— Los que no tienen cónyuge
7:10,
11— A los casados
7:12-16—
Opciones frente a un cónyuge no creyente
7:17-24—
El llamado personal de Dios
7:25-38—
Casarse ahora o esperar
7:39,
40— La viuda
<460801>460801>1
Corintios 8:1—11:1 —Obligaciones del evangelio en un mundo
pluralista
8:1-13—
Carne sacrificada a los ídolos
9:1-14—
Derechos y ministerio
9:15-23—
El evangelio gratuito de Pablo
9:24—10:13
Correr y no caer
10:14—11:1
Los banquetes de los ídolos y la cena del Señor
<461102>461102>1
Corintios 11:2—14:40—Orden en la vida de la iglesia
11:2-16—
Sobre cubrirse la cabeza durante la adoración
11:17-34—
Los problemas en la cena del Señor
12:1-13—
Hay sólo un Espíritu Santo
12:14-31—
Hay un solo cuerpo de creyentes
13:1-13—
Dones ejercidos en el contexto de relaciones donde existe un
compromiso
14:1-19—
Profecías, lenguas y la iglesia
14:20-25—
Profecías, lenguas y los no creyentes
14:26-36—
Decentemente y con orden
14:37-40—
Advertencias y conclusiones
<461501>461501>1
Corintios 15:1-58——La resurrección del cuerpo del creyente en
Cristo
15:1-11—
El evangelio y la certeza de la resurrección de Cristo
15:12-34—
La resurrección de Cristo y nuestra resurrección
15:35-44—
Analogías de semillas y cuerpos
15:45-49—
Analogía de Adán y Cristo
15:50-57—
La seguridad de la victoria
15:58—
Instrucciones finales
<461601>461601>1
Corintios 16:1-24——Otros asuntos
16:1-4—
Indicaciones sobre la ofrenda
16:5-9—
Planes de viaje de Pablo
16:10,
11— Posible visita de Timoteo
16:12-14—
El regreso de Apolos
16:15-18—
La casa de Estéfanas, ejemplo de piedad
16:19-22—
Saludos finales
COMENTARIO
1:1-3
AUTORES Y DESTINATARIOS
En
la época de Pablo cuando se escribía una carta el autor comenzaba
mencionando
su nombre y luego el de aquellos a quienes estaba escribiendo.
Pablo
se refiere a sí mismo y a su autoridad para escribir; no es un
maestro
autodidacto
ni un obrero cristiano por propia designación, sino alguien que ha
sido
comisionado para ser misionero y vocero de Cristo para cumplir los
propósitos
de Dios. La carta tiene como “coautor” a Sóstenes (1), a quien
Pablo
describe como el
hermano. La
inclusión de Sóstenes demuestra el
concepto
de Pablo del “trabajo compartido” en el ministerio apostólico.
Pablo
no
era ninguna prima
donna, y
jamás se refiere a quienes comparten su tarea
como
“seguidores” o “discípulos”, sino como colegas (“compañeros
de milicia”,
<507425>507425>Filipenses
2:25; <570102>570102>Filemón
1:2). Tampoco la iglesia es “suya”, aunque él
haya
sido el apóstol fundador; es algo que Dios reunió, le pertenece a
él (2).
Su
posición está determinada por la obra de Cristo que declaró
santificados
a
sus
integrantes. Por consiguiente, ellos son una clase particular de
personas: son
santos.
Para
describirlos se utiliza la palabra “clase”. Esta misma palabra
era
utilizada
para describir las clases seculares en la Corinto clasista (el verbo
“ser”
no
está presente en el texto gr.). Su condición de “santos” no
está dada por sus
obras
piadosas; en realidad, algunos de ellos han participado de obras
impías
(<460501>460501>1
Corintios 5:1; 6:1, 16; 8:10; 10:8, etc.). Se adquiere únicamente
por lo
que
Cristo ha hecho (cf.
<460103>460103>1
Corintios 1:30). Pablo no se limita a enfatizar su
condición
—los corintios seculares eran arrogantes y se consideraban
superiores
porque vivían en la capital de Acaya— sino el origen espiritual
que
compartían
con todas aquellas personas del mundo que invocan
el nombre de
nuestro
Señor Jesucristo para
ser salvas (<451013>451013>Romanos
10:13). Cristo es
Señor
de ellos y nuestro. 3
Al
saludo normal de paz,
o
“salud”, utilizado
secularmente,
Pablo agrega gracia,
que
es algo dado como regalo y que no
puede
ser ganado (<450623>450623>Romanos
6:23). Estas bendiciones son reales, por
cierto,
ya que proceden de
Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (cf.
8:6).
1:4—4:21
EL ENFOQUE CRISTIANO DEL
MINISTERIO
EN LA IGLESIA
1:4-9
Acción de gracias por la total suficiencia de Cristo
En
las secciones de agradecimiento, Pablo generalmente indica los temas
que
tiene
que tratar más adelante en su carta. Siempre puede dar gracias
porque la
suficiencia
de Dios puede resolver todas nuestras necesidades en la persona de
su
Hijo.
Aquí
alude al problema de discriminación que en esta colonia romana
sufrían
los
que no pertenecían a la elite. Entre ellos había muchos cristianos.
El
menciona
específicamente el altamente refinado arte del habla, es decir, la
retórica
o palabra
(logos)
y la posesión del conocimiento.
Estas
eran las
herramientas
que utilizaba el maestro y orador público culto, pero, ¿eran
igualmente
importantes para llevar el testimonio cristiano y para enseñar o
predicar
en las iglesias cristianas? El amor que los corintios
tradicionalmente
sentían
por la oratoria (“aun entre mujeres y niños”, Dio
Crisóstomo 37)
también
explica una de las razones por las que algunos en la iglesia habían
pedido
que regresara Apolos en lugar de Pablo. Es claro que el primero
utilizaba
su conocimiento de retórica para la predicación (<461601>461601>1
Corintios
16:12;
<441824>441824>Hechos
18:24-28). Este es uno de los temas más importantes de la
carta.
En cada uno de estos versículos, Pablo menciona a Jesucristo.
El
pueblo
de
Dios es importante porque todo lo que es y lo que será es resultado
de lo
que
Dios ha hecho por él en la persona de su Hijo (cf.
<460103>460103>1
Corintios 1:30), y
no
como resultado de su posición social, sus privilegios o sus logros
en el
ámbito
secular.
4
La
razón por la cual agradece a Dios constantemente es para reconocer
la
gracia
que
Dios ha dado en
Cristo Jesús a
los corintios. 5
Esto
ha traído
como
resultado un enriquecimiento de sus vidas en todos los aspectos.
Pablo
destaca
un área crucial para la evangelización, la predicación y la
enseñanza
cristiana:
en
toda palabra y en todo conocimiento. Estos
eran dones que
Cristo
les había otorgado. 7
Por
consiguiente, no les falta ninguno de los dones
necesarios
para el ministerio que realizan mientras esperan, no el fin de sus
vidas
a causa de algún acontecimiento inevitable, sino la
manifestación de
nuestro
Señor Jesucristo. Esta
expectativa de la segunda venida representa un
cambio
radical en su cosmovisión, que anteriormente veía a la historia de
la
humanidad
como una continuidad eterna en un mundo indestructible. 8
En
una
sociedad
donde los que no pertenecían a la elite eran considerados social y
políticamente
insignificantes, Pablo hace hincapié en la verdad de que Cristo los
confirmará
para
que sean irreprensibles
en el día de nuestro Señor
Jesucristo
(una
expresión utilizada en el AT para referirse al día del juicio). 9
Es
imposible que ellos logren esto por su cuenta, pero el Dios que los
ha
llamado
a
la comunión de su Hijo es
totalmente digno de confianza, ya que no
puede
dejar de cumplir sus promesas. Por tanto, ningún hijo de Dios debe
estar
paralizado
en el servicio cristiano por un sentimiento interno de inferioridad o
incapacidad,
sino que debe mirar a Cristo quien es totalmente suficiente para
suplir
sus necesidades.
1:10-17a
Idolatrar a los maestros cristianos es causa de divisiones
Los
alumnos o “discípulos” de un maestro secular debían lealtad
exclusiva a
éste.
Era común que pelearan con los alumnos de maestros rivales sobre los
méritos
de sus mentores, quienes también por tradición rivalizaban unos con
otros.
Los corintios que se convirtieron y bautizaron a través del
ministerio de
Pablo,
Apolos y Pedro, también se consideraban, como en el mundo secular,
como
sus seguidores exclusivos, y de la misma manera discutían sobre los
méritos
de los maestros cristianos. Pablo declara que esa lealtad es
idolátrica.
El
quiere que los corintios sigan al Mesías, no a sus siervos.
Convertir a los
maestros
u oradores “carismáticos” en ídolos que buscan la lealtad de
“sus”
miembros
siempre ha sido causa de divisiones y desastroso para la comunidad
cristiana.
El
llamado a la unidad que hace Pablo frente a su percepción del papel
del
maestro
cristiano —el Apóstol jamás utiliza el término secular “líderes”
que
siempre
implica una condición superior— se basa en el
nombre de nuestro
Señor
Jesucristo, a
quien habían invocado para ser salvos (<460102>460102>1
Corintios
1:2).
No es un llamado a buscar la unidad a partir de un mínimo
denominador
común,
sino una convocatoria urgente a que os
pongáis de acuerdo (10).
La
prohibición
de la división y la demanda de que los cristianos estén
completamente
unidos en la misma mente y el mismo parecer los
instan a
comprender
qué es lo que Dios piensa sobre este tema. Pablo lo discute
detalladamente
en <460101>460101>1
Corintios 1:10—4:21.
12
Pablo
pone bien en claro el cambio: Me
refiero a que... lit.,
uno
de
vosotros
está diciendo: Yo soy de... es
decir, “Yo pertenezco a... Después
que
algunos declararan su lealtad a prominentes maestros de la iglesia,
otros,
aparentemente,
formaron el grupo de
Cristo. 13
Cristo
jamás puede ser la
propiedad
exclusiva de un grupo en una iglesia (cf.
1:2),
de ahí la pregunta:
¿Está
dividido Cristo? Como
cuerpo de Cristo, la iglesia no puede estar
dividida.
Estas expresiones de lealtad a Pablo y otros son consideradas por el
Apóstol
como usurpaciones del lugar de Cristo. Así como los objetos
religiosos
que
se encontraban en Corinto llevaban la inscripción: “Yo pertenezco
a
Afrodita”,
“yo pertenezco a Deméter”, así estas erróneas expresiones de
lealtad
exclusiva
son idolátricas; implican que Pablo fue el mediador de su salvación.
Su
entrada al reino de Dios, expresada por medio del bautismo, no fue en
el
nombre
del evangelista que les predicó. Sus expresiones de lealtad a los
maestros
reemplazaban el compromiso y la lealtad que los cristianos deben dar
sólo
a Cristo. No podía decirse que el bautismo cristiano estableciera la
membresía
en el “grupo de Pablo” ni indicara ninguna relación especial con
él,
porque
había bautizado a muy pocos de ellos (14-16). 17a
Pablo
explica que
su
llamado apostólico no fue a
bautizar sino a predicar,
y en la sección
siguiente
continúa dando razones por las que renunció al uso de los métodos
de
los
oradores públicos profesionales.
1:17b
—2:5 Gloriarse en el Señor y no en el círculo de la elite educada
En
el siglo I se esperaba que un orador o alguien que hablaba en público
produjera
discursos cuidadosamente preparados que atrajeran la atención de la
gente
hacia su habilidad en el manejo de las convenciones retóricas. La
oratoria
era
llamada “magia”, porque se decía que hechizaba a quienes
escuchaban. El
contenido
del discurso era lo menos importante, sólo importaba la actuación.
Los
oradores hablaban para ganar la adulación de sus audiencias. 17b
Pablo
no
utilizó ninguno de los trucos del orador profesional, ya que no
predicó con
sabiduría
de palabras, lit.
“por medio de la sabiduría de la retórica”. Haber
adoptado
las convenciones seculares habría promovido al orador cuya
actuación
juzgaba el público. Esto hubiera distraído su atención, quitándola
de
la
cruz para centrarla en la persona de Pablo, robando así a los
oyentes la
oportunidad
de escuchar sobre el maravilloso acontecimiento por medio del
cual
Dios rescata a las personas. Este mensaje de autoridad se llama el
evangelio
y
tiene como contenido a la
cruz de Cristo. Cristo
lo envió a
predicar
el evangelio, no a procurarse seguidores personales.
18
En
lo que quizá sea un juego de palabras, Pablo llama al evangelio el
mensaje,
lit.
“la oratoria” (logos)
de
la cruz. Argumenta
que las respuestas a
su
predicación tienen un doble efecto. Para algunos resulta absurda
(cf.
<442624>442624>Hechos
26:24), pero para otros fue el medio poderoso por el cual se
convirtieron
en pueblo de Dios. En los vv. 18-31 su discusión comienza y
termina
con citas bíblicas (<232914>232914>Isaías
29:14 y <240924>240924>Jeremías
9:24). La primera
(19)
promete que Dios destruirá la
sabiduría de los sabios y
desechará el
entendimiento
de los entendidos; la
segunda (31) rechaza el gloriarse de la
elite
culta, rica y poderosa, y demanda que quienes se glorían, se gloríen
únicamente
en
el Señor.
Pablo
declara que la retórica y la reflexión teológica, tan admiradas en
su
época,
fallaban porque no podían llevar a las personas a conocer a Dios
(20-
25).
20
Tampoco
el
sabio,
o sea, el filósofo, ni el erudito o escriba
[judío],
ni,
lit.
el
disputador de esta edad presente, es
decir, el orador, todos los cuales
en
esa época eran símbolos de la educación, enseñaban la sabiduría
de Dios.
Por
el contrario, su sabiduría
era
locura.
21
A
pesar de la discusión altamente
sofisticada
de la teología natural que llevaban a cabo los estoicos y epicúreos
acerca
de “la naturaleza de los dioses”, ese mundo intelectual no
conocía a
Dios.
El
propósito de Dios se cumplía por medio de lo que era considerado
locura,
es
decir, lo que Pablo predicaba, para salvar
a
aquellos que ponían su
confianza
en ese mensaje. 23
Un
Mesías crucificado
desafiaba
todo lo que los
judíos
esperaban, a la vez que era desechado como absurdo por el mundo
gentil.
24
Tanto
la sabiduría
como
el poder
de
Dios se hallan en Cristo. 25
Aunque
los hombres consideren que es un camino necio
y
débil,
Dios
es
más
sabio
y
más
fuerte que
ellos.
26-31
Pablo
hace un llamado a que los corintios reflexionen sobre la posición o
la
clase secular de aquellos a quienes Dios ha escogido para demostrar
la
naturaleza
de la sabiduría de Dios. La elite del siglo I era descrita como
sabia,
influyente
en lo político y de “buena cuna”. Pero Dios no llamó a muchos
de
entre
éstos (26). Eligió a los locos en vez de a los sabios, a los
débiles antes
que
a los poderosos, a aquellos a quienes la sociedad secular consideraba
“nadie”
en contraste con aquellos a quienes se halagaba por considerarlos
importantes
(27, 28). El propósito de Dios al hacer esto es evitar toda
jactancia
basada
en la condición secular (29, 30). Es todo obra del favor divino (por
él),
lo
único necesario es ser hallado en Cristo Jesús, tal como Pablo ha
subrayado
en
sus palabras de agradecimiento (<460104>460104>1
Corintios 1:4-7). Para Pablo y para
todos
los creyentes en Cristo, la sabiduría,
la
justificación,
la
santificación
y
la
redención
se
hallan en Cristo. Por ello, está correctamente citado el mandato
de
<240924>240924>Jeremías
9:24 que hablaba en contra de la elite de su época, ya que ni el
sabio,
ni el poderoso, ni el de cuna noble pueden gloriarse sino en
el Señor
(31).
1-5
Comienzo del ministerio de Pablo. Ahora
se presenta una ilustración de
la
insuficiencia de la retórica y la sabiduría seculares. En el texto
original la
expresión
traducida así
que... yo [lit.
“y yo”], une esta parte con la última
afirmación
acerca de gloriarse sólo en el Señor (<460103>460103>1
Corintios 1:31). En el
original
los vv. 1, 2 y 3, 4 comienzan de la misma manera y describen las
actividades
de Pablo: en este caso, su primera entrada a Corinto. Cuando los
oradores
entraban en una ciudad seguían ciertas convenciones ya establecidas.
Se
esperaba que dieran floridos discursos alabando a la ciudad y
comentando
sus
logros personales. Hacían esto para hacerse de una reputación y
conseguir
beneficios
económicos como oradores políticos y maestros de los ricos. Pablo
aclara
en los vv. 1 y 2 que él había desechado las formas convencionales
de
entrar
a una ciudad que hacían gala de la clásica excelencia
de palabras o de
sabiduría
ya
que él proclamaba el misterio de Dios que era Jesucristo,
y
él
crucificado.
Antes
de llegar Pablo ya había decidido cuál sería el contenido de
su
mensaje. 3,
4 Es
la descripción, en términos negativos, de lo que los
oradores
llamaban “presencia”. Pablo no era una figura carismática, ya
que
estaba
allí con
debilidad, con temor y con mucho temblor, su
mensaje
(o
mejor,
“oratoria”), y su predicación
no
fueron entregados por medio de las
técnicas
persuasivas
que
usaban los oradores, interpretando un personaje,
jugando
con los sentimientos del público y con las clásicas demostraciones
recomendadas
por los manuales de retórica. En lugar de utilizar una de las
técnicas
de demostración recomendadas por Aristóteles, su mensaje estuvo
acompañado
por el poder
del
Espíritu.
5
Esto
se debía a que él quería que la
fe
de los corintios descansara en
el poder de Dios y
no en la elocuencia del
orador.
Pablo no fue un orador de lujo que persuadió a los corintios a
convertirse
en cristianos. El se diferenciaba de los oradores “de los medios”
en
que
no adaptó el contenido de su mensaje para adecuarse a los métodos
de
persuasión
tan dominantes en Corinto, porque Dios había desechado a los
disputadores
de esta edad presente (<460102>460102>1
Corintios 1:20).
2:6-16
Sabiduría revelada por el Espíritu
Aquí
Pablo hace un contraste entre la sabiduría divina y la admirada
sabiduría
de
la clase gobernante. Dios se ha complacido en revelar su sabiduría
por
medio
de su Espíritu a los apóstoles, a
nosotros (10).
El nosotros
que
se
implica
en los vv. 6, 7, 13 y 16 no se refiere a los cristianos de Corinto
cuyo
comportamiento,
según se describe en esta carta, muestra que no son de los
que
tienen la mente de Cristo (16, cf.
5:1,
6:1, 11:1). Tampoco se refiere a los
cristianos
en general, sino antes bien al ministerio especial de los apóstoles.
6-8
Pablo
declara que él habla no sólo el evangelio, sino la sabiduría de
Dios.
Esta
se habla entre
los que han alcanzado madurez. Los
virtuosos y
aclamados
oradores de la época utilizaban esta expresión relacionándola con
ellos
mismos, y sostenían que hacían que sus alumnos también lo fueran.
Ellos
serían
los futuros regidores de ciudades y estados. Es muy posible que Pablo
tuviera
esto en mente, cuando dice lo que su sabiduría no es: no es la
sabiduría
de
la edad
presente, ni
la de
los príncipes de esta edad, que perecen. Luego
define
lo que sí es (7). Es la sabiduría
oculta de
Dios que estuvo escondida
anteriormente
pero ahora ha sido revelada, y que fue destinada para nuestra
gloria
antes del principio de los tiempos. A pesar de su sofisticada
educación,
los
gobernadores de esta edad nunca la comprendieron; de otra manera
jamás
habrían
participado en la crucifixión de Jesús, llamado aquí el Señor
de la
gloria
(cf.
<441327>441327>Hechos
13:27).
9
Aquí
cita <236404>236404>Isaías
64:4 para atraer la atención hacia la gracia de Dios que
en
forma totalmente inesperada él imparte a quienes lo aman.
10a
El
versículo
de
Isaías no es una referencia a lo que en el futuro descubriremos como
propósitos
individuales de Dios para su pueblo, ni a dones no anticipados,
porque
Pablo usa el tiempo pasado al declarar que a
nosotros (a
los
apóstoles)
Dios
nos las reveló a
través de la actividad del Espíritu Santo (cf.
<600112>600112>1
Pedro 1:12). 10b,
11 Así
como sólo cada persona sabe lo que realmente
piensa,
de la misma manera sólo el Espíritu de Dios conoce las
cosas
profundas
de Dios. 12
Los
apóstoles no razonan en base a los principios de la
sabiduría
secular, porque han recibido este mismo Espíritu, a fin de que
puedan
entender
aquello que tan generosamente Dios nos
ha dado gratuitamente en
su
Hijo. 13
Los
apóstoles no utilizan la sabiduría secular para transmitir su
verdad,
sino palabras enseñadas
por el Espíritu, interpretando lo espiritual
por
medios espirituales. No
recurren a las técnicas de retórica utilizadas por
los
oradores.
14,
15 La
persona que no tiene al Espíritu, lit. el
hombre natural, rechaza
lo
que
el Espíritu enseña, porque esto requiere ser examinado
espiritualmente.
Por
otra parte, el
hombre espiritual investiga
todas las cosas, es decir, lo que
el
Espíritu enseña. Si la referencia aquí es hacia los apóstoles,
entonces está
claro
por qué Pablo dice que la persona espiritual no es juzgada por
nadie. Si
se
refiere al cristiano de mentalidad espiritual, podría significar que
no es el
juicio
del hombre el que determina su condición, sino el examen realizado
por la
Palabra
de Dios. 16
Pablo
cita <234013>234013>Isaías
40:13, que pregunta si alguien puede
comprender
la
mente del Señor, como
para instruirlo. Afirma que los
apóstoles
tienen la
mente de Cristo, que
es el Señor. ¿Significa esto que Pablo
descarta
a aquellos corintios que podrían examinarlo y juzgarlo (cf.
<460403>460403>1
Corintios
4:3)?
El
pasaje ha tratado el tema de que Dios es un Dios que “habla” (cf.
<050433>050433>Deuteronomio
4:33-36) y que ha elegido revelar su corazón y su mente por
medio
de sus siervos, los apóstoles. El atribuir las palabras de los
apóstoles
“hablamos”
y “estamos hablando” (ambas en tiempo presente, vv. 6, 13) a la
sabiduría
de Dios que ha sido revelada, señala al hecho de que ellos hablaban
la
palabra de Dios; y esto explica por qué la iglesia, a través de la
historia, ha
sostenido
el punto de vista de que lo que los apóstoles dijeron es lo que Dios
dice.
3:1-23
El problema permanente de los corintios
Tal
como Pablo ilustró el tema que trata en <460101>460101>1
Corintios 1:10-31 sobre
gloriarse
en el Señor, refiriéndose a su propia llegada a Corinto, actúa de
la
misma
forma en <460301>460301>1
Corintios 3:1-23. Habla del problema de los cristianos
de
Corinto, que es el mismo desde el principio, en relación con su
tendencia a
las
divisiones (1-9), del papel que desempeña como apóstol fundador, y
del
cuidado
que se necesita para construir la iglesia en vista del juicio futuro
(10-
17),
concluyendo con una corrección del malentendido de la relación de
los
maestros
con el pueblo de Dios (18-23).
1
Como
en <460201>460201>1
Corintios 2:1 y 2:3, Pablo comienza con otro y
yo para
seguir
hablando sobre sus experiencias en Corinto. Cuando llegó no podía
referirse
a ellos como espirituales,
sino
apenas como
a carnales y
“creyentes
niños”.
2
La
condición de ellos estaba determinada por lo que era entonces su
dieta,
y todavía lo es. 3
Se
ve claramente que aún son mundanos por la
existencia
de celos
y contiendas en
cuanto a los maestros. ¿No
es cierto que
sois
carnales y andáis como humanos? es,
lit., “andar según los hombres”, es
decir,
guiados por normas seculares. 4
Cuando
ellos se aferran exclusivamente
a
los líderes, sean estos Pablo
o
Apolos,
el
Apóstol pregunta nuevamente: ¿No
es
cierto que sois carnales? La
mundanalidad (carnalidad), en este caso,
proviene
de considerar el ministerio cristiano a partir de un concepto
secular. 5
Los
ciudadanos de Corinto reflejaban su mundo secular al evaluar a las
personas
en términos de sus privilegios, condición y riqueza; Pablo pregunta
si
acaso
los cristianos no estaban haciendo eso mismo. Usa palabras
indicadoras
de
bajo rango para describir a Apolos y a sí mismo como siervos
por medio
de
los cuales habéis creído. Ellos
no podían reclamar ningún mérito personal
ya
que en cada uno todo se hizo según el
Señor le concedió. 6
En
una colonia
romana
elitista, que despreciaba a los trabajadores manuales, Pablo designa
tanto
a Apolos como a sí mismo como jardineros con diversos deberes. 8
El
que
planta y el que riega tienen
ambos un mismo propósito, no están
compitiendo,
y cada uno será recompensado sobre la base de su propio
trabajo.
9
Ellos
son colaboradores
de Dios, así
como los corintios son huerto
de
Dios, edificio de Dios. De
la misma manera en que los magníficos edificios
de
Corinto llevaban inscripto en ellos el nombre de su benefactor, los
corintios
son
edificio
de Dios. No
hay cosa tal como “mis convertidos” y tampoco
“pertenecen”
los creyentes en Cristo a un maestro o evangelista cristiano en
particular.
10
Por
la
gracia de Dios Pablo
es el apóstol fundador, o arquitecto
de
la
iglesia.
Los maestros que le siguen continúan levantando el edificio y deben
hacerlo
con mucho cuidado. 11,
12 Jesucristo
es
el único fundamento.
Los
materiales
de construcción pueden ser temporales o de los que perduran
(aunque
el oro,
la
plata
y
las piedras
preciosas no
se utilizan normalmente,
excepto
para adornar el edificio). 13
En
el siglo primero existían constructores
deshonestos,
pero llegará el día de juicio cuando los hechos serán revelados y
el
fuego
probará
los materiales que fueron utilizados. 15
Los
constructores
deshonestos
verán cómo toda su obra es destruida por las llamas, y ellos
mismos
saldrán chamuscados. Su salvación no está en tela de juicio, pero
la
función
que Dios les ha dado en la iglesia ha sido totalmente desacreditada
por
sus
propias actividades. 16
Además
de la analogía que Pablo ha utilizado en el
v.
9, describe aquí al pueblo de Dios como su santuario en el que mora
el
Espíritu.
18
Los
corintios se han engañado a sí mismos en cuanto a la sabiduría.
Pablo
invita
a quienes son reputados como sabios o elite intelectual entre los
cristianos
a
reconocer su ignorancia para que puedan llegar a ser verdaderamente
sabios.
19,
20 Se
expresa la razón de esto y se refuerza con citas de <180513>180513>Job
5:13 y
<199411>199411>Salmo
94:11. 21
La
expresión así
que rescata
para los corintios las
implicancias
de lo que va de su discusión: uno no debe jactarse de los hombres.
Todas
las cosas les pertenecen, si es que Cristo los ha enriquecido en
todas las
formas
(cf.
<460104>460104>1
Corintios 1:4-7). 22
La
comunidad cristiana no pertenece a
uno
u otro maestro, sino que los maestros pertenecen a la comunidad. Cada
uno
de ellos decía: “Yo soy de...”, pero Pablo dice: Pablo,...
Apolos,...
Pedro...
todo es vuestro. Todo
lo que hay en la vida les pertenece, incluyendo
el
presente y el futuro. 23
Ellos
no pertenecen a los maestros, sino al Mesías
que
a su vez pertenece a Dios. Pablo nunca dice: Esta es “mi iglesia”,
aun
siendo
su apóstol fundador.
4:1-5
Ministerio y críticas
1
Pablo
utiliza dos palabras muy apropiadas para describir la función de los
maestros
en la iglesia: servidores,
lit.
“ayudantes, o colaboradores”, y
mayordomos.
La
primera conlleva el sentido de rendir personalmente cuentas
a
Cristo en cuyo servicio uno se ocupa. La segunda se refiere a la
actividad
clave
de ese siervo especial en la casa cuya tarea era transferir los
recursos del
dueño
a los miembros de su casa según sus necesidades. Lo que se le ha
confiado
a Pablo son los
misterios de Dios, esto
es, la sabiduría de Dios de la
que
habla en el capítulo anterior. Es un transmisor de la verdad. 2
Los
mayordomos
seculares debían poseer ciertas cualidades. En el contexto
cristiano
lo que se exige es confiabilidad; los antecedentes de falta de
confiabilidad
en el mundo secular están profusamente documentados. 3a
Pablo
se
preocupa muy poco por el juicio de los demás, venga éste de la
comunidad
cristiana
o de cualquier tribunal humano (cf.
<460201>460201>1
Corintios 2:1-5 y
<441719>441719>Hechos
17:19-34, donde se juzgaba a oradores públicos). 3b-5
Aunque
no
sabe de conducta incorrecta alguna en su ministerio cristiano, Pablo
subraya
que
el
Señor es
su juez, y concluye con la orden de que no deben juzgar nada
antes
de tiempo, es
decir, del día del Señor. Es Cristo el que expondrá los
intentos
de cubrir las malas obras y no juzgará meramente las acciones, sino
las
motivaciones.
Será en ese momento que cada uno recibirá su alabanza,
es
decir
el elogio, de
parte Dios. Como
lo muestra <471001>471001>2
Corintios 10:10-13, los
corintios
tardaron mucho en aprender esta lección; y aun después de ellos, la
iglesia
no se ha desempeñado mejor.
4:6-13
Ministerio y posición
La
conexión de esta porción con <460401>460401>1
Corintios 4:1-5 es evidente. Las
comparaciones
que la congregación hacía de Pablo y Apolos (un juicio
prematuro)
tienen consecuencias directas en el futuro de los ministerios de
ambos
en Corinto (ver sobre <461601>461601>1
Corintios 16:12 que muestra que la
congregación
había escrito pidiendo específicamente que Apolos volviera a la
ciudad).
6a
Todo
esto lo he aplicado a mí se
refiere al recurso literario
llamado
“alusión indirecta”, que se utilizaba para referirse a una
persona o
situación
en forma indirecta, y constituía una forma de ironía. Pablo emplea
ese
recurso
aquí, utilizando la ironía con gran efecto, aunque como lo indica
el
tratamiento
del tema aquí no hay en realidad nada indirecto en sus intenciones.
Utiliza
esta figura para que la congregación aprenda el significado de no
pasar
más
allá de lo que está escrito. Esto
alude a las escrituras del AT, a las cuales
Pablo
se refiere varias veces en los caps. 1—4. La conducta de la iglesia
cristiana
debía sujetarse a las Escrituras. Es ciertamente éste el caso en la
acusación
que Pablo hace a los corintios, ya que las Escrituras han jugado un
papel
decisivo en la opinión del Apóstol sobre los cristianos que
idolatraban la
sabiduría
y la oratoria seculares. Pablo se propone corregir la conducta de
ellos
motivándolos
a realizar un cambio de pensamiento y conducta. 6b
Ahora
se
expresa
claramente lo que han estado haciendo, ya que cada uno ha estado
enorgulleciéndose
de un maestro a expensas del otro. 7
Al
formular tres
preguntas
intimidatorias, el Apóstol les enseña a evitar las conductas
antibíblicas.
La primera se relaciona con <460103>460103>1
Corintios 1:30 donde la obra de
Dios
en Cristo es la que hace de ellos quienes son. La segunda se
relaciona con
la
sección de acción de gracias en <460104>460104>1
Corintios 1:4-9, en la que se les ha
recordado
que han sido enriquecidos en todas las formas en Cristo, y
especialmente
con respecto a la abundancia de los dones que les han sido
dados.
La tercera explica por qué su jactancia está totalmente fuera de
lugar,
ya
que sus dones no fueron producidos por ellos mismos, ni provienen de
sus
privilegios
o su posición social, aunque su jactancia podría sugerir que así
fuera.
Después
de estas preguntas, que deberían eliminar eficazmente toda jactancia
en
los cristianos, viene el uso de la ironía que Pablo hace en los vv.
8-13. Aquí
presenta
contrastes entre los cristianos corintios y los apóstoles. 8
Los
oradores
y los miembros de los estratos sociales superiores se jactaban de su
autosuficiencia
que estaba asegurada por su riqueza y su poder político, que les
permitía
vivir como personas liberadas (ver Filón, Lo
peor supera a lo mejor,
32-34).
Pablo declara irónicamente que los cristianos también se están
comportando
así, y eso sin
nosotros. Su
anhelo era que fuesen reyes para que
él
también pudiera serlo. 9
Pero
la realidad no es esa porque Dios ha colocado
a
los apóstoles en una posición de ignominia: como los esclavos
capturados que
marchaban
al final de las procesiones en los desfiles victoriosos de los
romanos
antes
de ser cruelmente ejecutados. Los apóstoles no sólo eran un
espectáculo
ante
los hombres, sino ante todo el mundo invisible. 10
Pablo
ahora compara
las
descripciones de la posición “social” de los “no... muchos”
aludidos en
<460102>460102>1
Corintios 1:26, con los cristianos corintios, y la posición social
de los
muchos
a quienes Dios “ha elegido” (<460102>460102>1
Corintios 1:27, 28), con la de los
apóstoles.
11
Aun
en esto les ha tocado el mismo tratamiento que recibían los
prisioneros
de guerra. 12,
13 Mientras
la clase social se jactaba de no haber
realizado
jamás trabajos manuales, Pablo sí lo había hecho (cf.
<460906>460906>1
Corintios
9:6).
La respuesta de los apóstoles a la ignominia que les había sido
impuesta
ha
sido soportarla, y aun responder bendiciendo cuando sufrían abusos.
4:14-17
Pablo el apóstol, como su padre
Así
como las autoridades seculares de la colonia romana de Corinto
colocaban
inscripciones
consignando que Julio César era su padre fundador, y reconocían
la
jurisdicción del emperador actual atribuyéndole ese título también
a él, del
mismo
modo Pablo utiliza la imagen del padre fundador de la comunidad
cristiana,
para instarlos a imitarlo a él. 14
Ser
blanco de críticas en una cultura
como
ésa era profundamente vergonzoso. Pablo asegura a los corintios que
su
intención
no era humillarlos, sino advertirles como
a mis hijos amados. 15
Los
corintios
pudientes tenían sirvientes, tutores,
que
acompañaban a los hijos
pequeños
a la escuela y los cuidaban. Pablo asegura a los cristianos que ellos
también
tienen muchos protectores, pero que no puede decirse que tengan
muchos
padres. Pablo
declara que él sí tiene esa relación de padre con ellos,
porque
en Cristo los había hecho nacer por
medio del evangelio. 16
Basándose
en esto, los alienta a imitarlo. Esta imitación no debe ser como la
que
los discípulos seculares hacían de sus maestros, copiando la forma
de
vestirse,
caminar o enseñar, sino antes bien, la de soportar la ignominia por
amor
al mensaje de la cruz. 17
Timoteo,
fiel
colega e hijo
amado de
Pablo,
vendrá
a recordarles la forma de vivir de Pablo en Cristo Jesús, que él
enseña
por
todas partes en todas las iglesias. Pablo
no se limitaba a enseñar la
naturaleza
del verdadero discipulado, sino que podía unir la vida a la doctrina
y
esperaba
que todos los cristianos hicieran lo mismo.
4:18-21
Opciones que se les presentaban a los corintios
El
reino de Dios no es una filosofía hueca, sino que se trata de poder:
poder
para
cambiar (cf.
<460609>460609>1
Corintios 6:9-11). Ellos deben elegir (21). O se
arrepienten
de su conducta, lo que permitiría que Pablo volviera en un espíritu
de
amor y amabilidad, o él irá como el gobernador iba con sus
líctores, que
llevaban
las varas como símbolos de su autoridad para infligir castigos.
En
esta larga sección, <460104>460104>1
Corintios 1:4—4:21, Pablo ha hablado del tema
de
la actitud correcta del cristiano hacia el ministerio. Este debe ser
entendido
como
un ministerio orientado hacia el evangelio y no como una forma de
liderazgo
cristiano que simplemente copiaba modelos seculares y
aparentemente
gozaba de aprobación entre los cristianos corintios de
mentalidad
“culta”. Pablo no utiliza la palabra “líder”, debido a sus
connotaciones
políticas y elitistas, las cuales estaban totalmente reñidas con el
ministerio
cristiano. El no tenía clientes ni seguidores como los líderes
seculares.
La
iglesia no había percibido ni se había beneficiado del ministerio
que Cristo
había
ordenado para la iglesia y el mundo y, como consecuencia de ello, la
vida
cristiana
como un cuerpo se había deteriorado. Este tema era prioritario para
él
por
muy buenas razones. Muchas cosas dependían de que fueran madurando
progresivamente
en este tema, pero el desarrollo era muy lento. En toda la
historia
de la iglesia estos problemas se han repetido una y otra vez.
5:1—6:20
TEMAS MORALES
5:1-8
La inmoralidad y la legítima jurisdicción de la iglesia en la
disciplina
La
primera noticia que recibió Pablo fue sobre las divisiones
(<460101>460101>1
Corintios
1:11);
la segunda, sobre el incesto (<460501>460501>1
Corintios 5:1). Algunas veces se
piensa
que la inmoralidad cometida por este miembro de la iglesia era
aprobada
por
otros cristianos. Esto es sólo una suposición. El texto no dice que
los
miembros
se jactaran de esa inmoralidad. Parecería que la persona que
cometía
ese pecado era alguien de elevada condición y que eso era lo que le
ganaba
el aplauso de otros cristianos, no su abierta inmoralidad. Bajo la
ley
romana
esta persona estaba expuesta a ser desterrada de esta prestigiosa
colonia
romana por una conducta tal, en caso de ser llevada a los tribunales.
Dado
que no existía un servicio de fiscalía pública, sería necesaria
una
acusación
privada. Estos procedimientos legales podían ser realizados
únicamente
por una persona de igual o mayor condición social. La sociedad y
la
iglesia muchas veces desvían la mirada ante las “indiscreciones”
de sus
miembros
socialmente poderosos, pero para la iglesia esto siempre ha
significado
una gran pérdida espiritual.
1
El
delito es incesto con la
esposa de su padre. La
palabra tiene
es
un
eufemismo
común para referirse a las relaciones sexuales (cf.
<460702>460702>1
Corintios
7:2
y su comentario). Puede o no ser su madre natural; podría ser una
madrastra.
La ley romana no toleraba esta conducta, al igual que otros códigos
legales
(cf.
<052230>052230>Deuteronomio
22:30). 2
En
vez de estar orgullosa de este
hombre
por su condición social, la congregación debería haberlo expulsado
de
la
comunión. 3
Pablo,
como apóstol fundador, juzga tal conducta como si
estuviera
presente allí: estoy
presente en el espíritu. 4
Pablo
invoca el juicio
más
severo, llamando a la iglesia a reunirse en
el nombre de (es
decir, en el
carácter
y en el poder de) nuestro
Señor Jesús, y
estar conscientes de la
presencia
de Pablo como juez. El
poder del
Señor Jesús, aparentemente
invocado
por medio de la oración, estará presente para entregar a este
hombre
a
Satanás (5),
es decir, excluirlo de la comunidad creyente en el mundo, para
la
destrucción de la carne (cf.
<461103>461103>1
Corintios 11:30-32; <480608>480608>Gálatas
6:8). A
este
hombre no se lo considera como no cristiano. El propósito de esta
acción
por
parte de la comunidad es la salvación del alma de este hombre en el
juicio.
6
La
jactancia
de
los corintios con respecto a esta persona es condenada,
como
lo ha sido en otros lugares (cf.
caps.
1—4). 7
La
razón de la excomunión
está
basada, en parte, en la celebración de la fiesta de los panes sin
levadura en
el
AT (cf.
<021215>021215>Éxodo
12:15-20), cuando la levadura, con su capacidad de
impregnar,
no debía ser utilizada en la elaboración del pan de la Pascua. Por
el
contrario,
esta levadura
debía
ser echada fuera y, por implicación, el ofensor
debía
ser excluido de la esfera de la comunidad. La razón es que
Cristo,
nuestro
Cordero pascual, ha sido sacrificado. 8
La
fiesta de regocijo a la luz
de
la muerte de Cristo debe ser celebrada ahora no con la influencia
penetrante
de
la malicia
y
la maldad,
sino
con sinceridad
y
verdad.
5:9-13
La jurisdicción del juicio de la iglesia
9
Pablo
había escrito una carta anterior que había sido malentendida (cf.
<470601>470601>2
Corintios
6:14—7:1, que también había sido mal utilizada para demandar la
separación
de los cristianos de la sociedad secular). Había expuesto allí las
normas
sobre las relaciones con personas inmorales. 10
Pablo
corrige todo
malentendido
en el sentido de que él hubiera condenado cualquier contacto en
una
sociedad secular con personas inmorales, los avaros,
estafadores o
idólatras.
Si
este fuera el caso, los cristianos deberían retirarse del
mundo
como
lo hacían ciertas sectas religiosas del judaísmo, p. ej. los
terapeutas y los
esenios.
11
Pablo
aclara ahora lo que había sido malentendido anteriormente:
que
deben alejarse de cualquier cristiano que cometa inmoralidad sexual,
o sea
avaro
(o
codicioso), idólatra,
borracho (en
la antigüedad, las cenas eran
famosas
por la forma en que se bebía y las inmoralidades que en ellas se
cometían;
cf.
el
comentario sobre 10:7), o de aquel que fuera deshonesto en su
trato
comercial. Se prohibía compartir la mesa con estas personas. 12
Es
interesante
el hecho de que Pablo no se consideraba juez de la conducta de la
sociedad
secular. En una pregunta que sólo podía tener una respuesta
afirmativa,
Pablo declara que la comunidad cristiana es responsable de juzgar a
los
de adentro, es decir, a sus propios miembros. 13
Corresponde
a Dios
juzgar
la conducta incorrecta de los de afuera, mientras que la comunidad
debe
echar
de su seno a la persona inmoral, algo que Pablo enfatiza con la cita
de
<051707>051707>Deuteronomio
17:7. La facilidad con que la iglesia actual a menudo juzga la
conducta
errónea, ética o estructural, de la comunidad exterior, muchas
veces
se
compara solamente con su renuencia a actuar para remediar la conducta
ética
de sus propios miembros. Hemos revertido el orden que Pablo daba a
las
cosas.
6:1-8
Los juicios entre creyentes
Entre
la casta privilegiada de la sociedad del siglo I, era totalmente
aceptable
iniciar
causas civiles ante un magistrado y un jurado por temas triviales,
con el
fin
de establecer la propia superioridad social y política sobre los
demás. Para
llegar
a una decisión en tales casos, el jurado debía tener en cuenta la
posición
y
el poder de las partes en pugna, y el juez debía hacerlo también al
imponer las
multas.
Además, ciertas personas no podían iniciar acciones legales contra
otras;
p. ej. un hijo contra su padre, un esclavo contra su amo, un liberto
contra
su
patrón, un ciudadano contra el magistrado, y cualquier persona
contra
alguien
que fuera socialmente superior. Era frecuente que los jueces y los
jurados
recibieran sobornos de las partes de un juicio. En los tribunales
judíos y
grecorromanos
podía utilizarse la mediación en lugar del litigio. Esta era la
opción
preferida por algunos, ya que los ciudadanos prominentes temían los
efectos
negativos de un litigio sobre sus carreras y su posición social.
También
se
engendraban enemistades, ya que aquellos que habían votado en contra
del
demandado
se convertían automáticamente en sus enemigos. Los litigios civiles
eran
considerados por la elite como una simple extensión de las facciones
y las
discordias
comunes en la vida política.
Pablo,
como es característico de él, comienza el tratamiento de este tema
con
una
serie de preguntas que sirven tanto para lograr una respuesta como
para
enseñar
(cf.
el
cap. 9 donde formula 19 preguntas). 1
A
la luz de la forma en
que
operaban los tribunales locales, no es de extrañarse que Pablo quede
atónito
ante el hecho de que algunos creyentes en Cristo se atrevan a ir
a
juicio
ante
magistrados elegidos anualmente y compatriotas ricos. Estos
actuaban
como jueces o jurados con gran parcialidad, y también podían ser
sobornados.
2
Si
los
santos han de juzgar al mundo (cf.
<270722>270722>Daniel
7:22),
entonces,
seguramente serán competentes para actuar como mediadores en las
acciones
civiles que Pablo llama pleitos
tan pequeños. Las
expresiones que
utiliza
sugieren que sus juicios civiles son un fastidio más que un intento
verdadero
de arreglar las cosas. 3
Pablo
utiliza una vez más una de sus
fórmulas
argumentativas favoritas, ¿O
no sabéis...? (cf.
v.
2), para señalar que,
si
los
ángeles van
a ser juzgados por los santos, seguramente estos últimos
podrán
resolver estas disputas. 4
Cuando
surge un desacuerdo, dice Pablo, a
los
que para la iglesia son de poca estima, ¿a éstos ponéis para
juzgar?
Aunque
los jueces seculares eran personas de alta posición en la comunidad,
en
la
reunión de los cristianos la posición secular no tiene lugar. Pablo
utiliza aquí la
misma
palabra que en 1:28 en relación con aquellos a quienes la sociedad
secular
desprecia.
5
Algunos
de los que eran sabios (cf.
<460301>460301>1
Corintios 3:18) podrían cumplir la
función
de mediadores, que era una forma aceptada de resolver los conflictos
en
los tribunales seculares. La educación terciaria del siglo I ofrecía
capacitación
a los alumnos en temas jurídicos y, por lo tanto, habría en la
iglesia
algunos
que fueran jurídicamente competentes para resolver conflictos en
forma
equitativa.
6
Pablo
indica su rechazo por sus acciones con las palabras
hermano...
contra hermano, que
implica la comunidad de los creyentes, ¡y
esto
ante los incrédulos! 7
El
hecho de que no se pudieran resolver los
conflictos
cuando un hermano tiene una disputa contra otro creyente en Cristo
es
una señal de fracaso
en
la comunidad cristiana. 8
Es
mejor sufrir el agravio
antes
que ir al tribunal. No sólo se lavaban los trapos sucios en público,
sino
que
se imponía una multa a quien perdía el juicio; de allí la
acusación: Vosotros
hacéis
injusticia y defraudáis.
En
<451301>451301>Romanos
13:1-7, Pablo discute el papel que Dios ha asignado al
Estado
en los juicios penales, pero no reconocía lugar alguno para los
jurados y
magistrados
elegidos localmente, y que utilizaban las acciones civiles como su
arena
política. En una sociedad donde prevalecían las convenciones
injustas, los
cristianos
con capacitación en el aspecto jurídico y que actuaban como
mediadores
resolverían los temas de manera justa.
6:9-20
Contra el libertinaje cristiano
En
<450118>450118>Romanos
1:18-32 la lista de transgresiones que formula Pablo, las
cuales
provocan el juicio de Dios, no incluye solamente pecados sexuales
(ver
vv.
29-31). Aquí, también, los pecados que eran causa de exclusión
para los
miembros
de la comunidad de los creyentes del AT, también los excluyen de la
herencia
de Dios (9b, 10). La sociedad secular había desarrollado un
complicado
argumento filosófico para apoyar el estilo de vida libertino de la
elite.
Sus faltas quizá hayan estado más allá del alcance de la ley
secular, pero
no
de la apreciación de Dios. Es claro que había un cierto grado de
autoengaño
en
los cristianos, tal como muchas veces lo hay hoy. Los que cometían
inmoralidades
sexuales (pornoi,
que
incluye a los fornicarios,
es
decir,
cristianos
que cohabitaban sin estar casados), los adoradores de ídolos, los
hombres
que engañan a sus esposas aun cuando éstas lo toleren, los
participantes
en la homosexualidad masculina, los ladrones,
los
avaros
(lit.
“los
codiciosos”)
que no están satisfechos con la bondad de Dios para con ellos, los
borrachos
(normalmente
aquellos que tenían orgías de alcohol en las cenas), y
las
personas que eran deshonestas en los negocios; todos ellos no tienen
herencia
en el
reino de Dios. Ninguno
de estos pecados en manera alguna
fortalece
la relación con Dios o con los demás; como en los Diez
Mandamientos,
se los prohíbe porque son destructivos y no ayudan a las
relaciones,
e infligen pena y angustia. 11
Estas
eran las cosas que hacían los
corintios.
No eran ni más ni menos inmorales que el resto de la sociedad.
Como
entonces, así ahora. Pero la obra de Cristo los ha limpiado de su
pasado,
los ha hecho santos, justificados,
es
decir, los ha librado del justo
juicio,
en
el nombre del Señor Jesucristo, y
esto por medio de la actividad del
Espíritu
de Dios. Esta buena noticia del evangelio significa que las
actividades
pecaminosas
pasadas no necesitan determinar el destino final de hombres y
mujeres.
12
Pablo
cita los refranes populares que solían utilizar los libertinos,
contrastándolos
con dichos similares concisos. La elite argumentaba que su
éxito
les permitía hacer lo que desearan, porque todo era lícito, pero
Pablo
requiere
una ética que haga crecer, no que explote, no
todo me conviene, es
decir,
una ética que lleve bendición a otros. Ellos argumentaban que todo
estaba
permitido, que no había límites. Pablo insiste en que las acciones
jamás
deben
esclavizarnos. 13
Ellos
argumentaban que la comida estaba hecha para
comerla
y que el
estómago estaba
hecho para
la comida. Una
hojeada a los
libros
de cocina del primer siglo nos muestra cuán sofisticado había
llegado a
ser
el pecado de la gula. La inmoralidad y la glotonería iban de la mano
en las
fiestas
paganas. Pablo señala por oposición que ni la comida ni el apetito
son
indestructibles.
El cuerpo no debe involucrarse en actividades sexuales fuera del
matrimonio,
pero en el caso del creyente en Cristo, el cuerpo no le pertenece a
él
para que haga lo que quiera, sino que fue hecho para
el Señor. 14
Pablo
rechaza
el argumento platónico de que podía complacerse a los sentidos
ahora
porque
esto no sería posible luego de la muerte. No obstante, Dios tiene el
propósito
de resucitar cuerpos, no almas, porque él levantó
al Señor. 15
Ningún
cristiano podía decir “mi cuerpo”, porque no es el espíritu
solamente,
sino
la totalidad de la persona, la que se une a Cristo en la conversión.
Los
cristianos
que son llamados miembros de Cristo jamás pueden unirse
sexualmente
con una prostituta.
16
Tal
comportamiento, aunque era aceptado
como
normal en los hombres del mundo romano, siempre fue rechazado en la
iglesia
debido a la unidad que cualquier acto sexual establece entre dos
personas.
Pablo cita la ordenanza relativa a la actividad sexual que se
encuentra
en
<010224>010224>Génesis
2:24: no hay ninguna instancia de defensa especial del adulterio
en
la Biblia. 20
Ningún
cristiano puede decir “mi cuerpo” porque ha sido
comprado
por
precio, es
decir, rescatado por la muerte de Cristo. Esto implica
claramente
que su obligación es lit. glorificar a
Dios en
su cuerpo,
y
esto se
logra
relacionándose con los demás, tanto social como sexualmente, dentro
de
los
parámetros de relación establecidos en la Biblia.
7:1-40
PROBLEMAS MATRIMONIALES
Aquí
Pablo dedica más tiempo a tratar la sexualidad y temas relacionados
con
ella
que en cualquier otra carta suya. Contiene información vital sobre
temas
que
no se tratan en otras cartas. Por no comprender las circunstancias
que
originaron
los problemas sobre los que se escribe en <460701>460701>1
Corintios 7:1 y
7:25,
muchos han ignorado importantísimas enseñanzas sobre el celibato y
el
matrimonio.
En
cuanto a las circunstancias: encontramos una clave en la carta misma,
ya que
Pablo
se refiere a la
presente dificultad en
<460702>460702>1
Corintios 7:26, que hizo que
los
cristianos repensaran la conveniencia de que las parejas
comprometidas
contrajeran
matrimonio (<460702>460702>1
Corintios 7:25). Hay claras evidencias literarias
y
arqueológicas que indican que durante este período había habido
momentos
de
escasez de alimentos en Corinto. Estas situaciones inevitablemente
eran
acompañadas
por el pánico de las personas que se abalanzaban a comprar
todo
lo posible, y por disturbios debidos al malestar social y la
incertidumbre
con
respecto al futuro. Se han descubierto 11 escritos a la misma persona
que,
en
este período, tres veces estuvo a cargo de la provisión de granos a
la ciudad
de
Corinto. Este oficio sólo se cumplía en épocas de hambruna, por lo
cual hay
buenas
razones para relacionar la dificultad con la amenaza del hambre.
Tácito
también
registra terremotos y hambrunas. Muchos creían que se trataba de
eventos
divinos. Sabemos que los cristianos creían que las señales de la
tribulación
serían hambrunas y terremotos, y que se había pronunciado una
bendición
sobre aquellas que no estuvieran encintas (<402407>402407>Mateo
24:7, 19;
<411317>411317>Marcos
13:17). Aquí, Pablo no sólo responde a sus preguntas inmediatas,
sino
que también ofrece un importante marco dentro del cual se debe
considerar
al matrimonio cristiano.
7:1-6
A los casados
1
La
primera frase puede traducirse como “bueno sería que el hombre no
se
casara”,
como en DHH, o “bien le está al hombre abstenerse de mujer”,
como
en
la BJ. Una razón que explica la inseguridad de la traducción es que
en el gr.
se
utiliza generalmente la misma palabra para “mujer” y “esposa”.
También era
común
no utilizar un pronombre al referirse al propio cónyuge, por lo cual
la
frase
podría ser traducida lit. bueno
es para el hombre no tocar [a
su] mujer.
El
verbo tocar
era
un eufemismo, en gr. y en latín, como en algunos idiomas
contemporáneos,
para referirse al acto sexual, de modo que una traducción
adecuada
del pasaje podría ser: “Bueno es para un hombre el no tener
relaciones
sexuales con su esposa.” 2
Debido
al problema de la tentación
sexual,
cada
hombre tenga su esposa (es
un mandato) y cada
mujer [esposa]
tenga
su esposo. El
verbo “tener” es también sinónimo de relaciones sexuales.
3
El
esposo tiene la obligación de tener relaciones sexuales con su
esposa, y su
esposa
tiene el mismo compromiso.
4
El
cuerpo de la esposa no es “propiedad personal” suya, ni tampoco
lo es el
del
hombre. Una vez que se ha casado, no debe participar de actos
sexuales
con
otra mujer. No se encuentra en la literatura del mundo antiguo otra
referencia
que enseñe que el esposo rinde su cuerpo exclusivamente a su
esposa
al casarse. En realidad, en el mundo secular, era una tradición que
en el
día
del casamiento se declarara a la novia que si su esposo cometía
adulterio
con
una prostituta, o con una mujer de vida fácil, no era señal de que
él no la
amara,
sino una forma de satisfacer sus pasiones. 5
No
participar en el acto
sexual
dentro del matrimonio es negarse a la otra persona. Pablo prohíbe
esta
abstinencia
excepto que sea por mutuo consentimiento y aun entonces, sólo
para
un período de oración,
quizá
relacionado con “la dificultad actual”. Les
advierte
que Satanás es un “gran provocador” que puede tentar sexualmente
a
un
integrante de la pareja, por lo cual deben unirse en
uno (otro
verbo que se
utiliza
para referirse al acto sexual) nuevamente debido a la tentación de
caer en
la
infidelidad.
Esta
única excepción muestra el énfasis bíblico en la importancia de
las
relaciones
sexuales como parte fundamental de la estructura del matrimonio.
No
fueron dadas simplemente para fines de procreación, ni son
deshonrosas
(cf.
<581304>581304>Hebreos
13:4). ¿Es posible que ciertos matrimonios cristianos, al
interpretar
las hambrunas y terremotos como las señales de los tiempos,
hubieran
decidido abstenerse de tener relaciones sexuales? Esta hubiese sido
la
única
forma aceptable de anticoncepción. Había promesas de
bienaventuranzas
para
las mujeres que no estuvieran encintas en el tiempo de la tribulación
(<411317>411317>Marcos
13:17).
7:6,
7 El don del celibato y el matrimonio
En
la frase esto
digo a modo de concesión, no como mandamiento, “esto”
se
refiere a los vv. 6 y 7 y no a los vv. 1-5. En los vv. 2, 3 y 5 Pablo
da seis
mandamientos
(en DHH, el verbo “debe” subraya la calidad de obligatorias de
las
acciones. La BJ las expresa todas en el imperativo). 7
El
desearía que todos
los
hombres estuvieran
como él, es decir, no casados. Pero
(que
en el texto
gr.
está aquí en su forma enfática) él reconoce que cada persona ha
recibido de
Dios
su
don,
o
carisma; es decir, uno es soltero y otro casado. En ciertas
sociedades
el ser soltero es motivo de crueles insinuaciones. Algunas veces en
la
iglesia esta condición ha sido sobrevaluada y en otras, subestimada;
en
ambos
casos, en contradicción con la palabra de Dios. Como los demás
dones,
es
algo personal que el individuo recibe de Dios.
7:8,
9 Los que no tienen cónyuge
Digo,
pues, a los no casados y a las viudas: lo
preferible es que mantengan
su
estado actual. Pero Pablo admite que esto puede no ser posible, y
señala
que
en dichos casos la persona debería, o debe, casarse, porque es mejor
casarse
que estar llenos de deseos sexuales incontrolables. Tal persona debe
aceptar
que el don que Dios tiene para ella es el matrimonio.
7:10,
11 A los casados
Aquí
Pablo distingue entre las conocidas palabras de Jesús, el
Señor (10-12)
y
las
suyas. Debe recordarse, sin embargo, que Pablo da órdenes claras en
esta
sección.
La esposa cristiana no es libre para separarse de su marido. Pablo
acepta
que haya ocasiones en que esto es necesario. Pero en tales
circunstancias
ella tiene sólo dos opciones: quedarse sin casar (lit. separada), o
reconciliarse
con su esposo. El esposo está sujeto a las mismas restricciones
que
Pablo indica prohibiendo la opción del divorcio. Se presume que la
excepción
la constituye la inmoralidad sin arrepentimiento (<401909>401909>Mateo
19:9). El
hecho
de que ambos cónyuges sean creyentes en Cristo no asegura que sean
felices,
pero esto sí se cumple si viven juntos en amor y respeto mutuo.
Todas
las
acciones desconsideradas que no van seguidas de arrepentimiento
tienen
consecuencias
a largo plazo.
7:12-16
Opciones frente a un cónyuge no creyente
Pablo
tiene en mente a los matrimonios contraídos antes de que uno de los
cónyuges
se convirtiera en cristiano. El requisito por implicación de que una
viuda
cristiana sólo puede casarse nuevamente si es con un creyente en
Cristo
sugiere
que los cristianos no eran libres de casarse con quienes no
compartían
la
fe cristiana (<460703>460703>1
Corintios 7:39). Además, los apóstoles tenían esposas que
son
llamadas “hermanas”, es decir, creyentes (<460905>460905>1
Corintios 9:5). 12
Tener
una
cónyuge que no era creyente no era motivo para la separación o el
divorcio
por
parte del esposo creyente. Puede haber habido cierta presión para
hacerlo
debido
a una lectura incorrecta del AT, que demandaba que los judíos que
contraían
relaciones con los no judíos, conociendo bien la prohibición del
AT,
debían
apartarse de esa esposa. Si la esposa no cristiana deseaba continuar
con
él, el esposo no debía divorciarse de ella. La ordenanza del
matrimonio es
dada
por Dios para toda la humanidad (<010221>010221>Génesis
2:21-24), no sólo
destinada
a los cristianos. Lo mismo se aplica a la esposa cristiana (13).
14
No
hay nada impuro en la relación. Por el contrario, hay una influencia
santificadora
por la cual los beneficios de las bendiciones de Cristo fluyen
también
hacia la otra persona. Si la relación fuera impura, los hijos
también
serían
impuros, pero el hecho es que son santos.
Esta
es una instancia en la
Biblia
en la que se declara cuál es el estado de los hijos de uno o de dos
creyentes.
Los cristianos que vienen de sociedades donde el énfasis primordial
está
puesto en la condición de la comunidad, especialmente en la familia,
tenderán
a considerar esto como una declaración de que sus hijos son
cristianos.
Otros, desde un punto de vista occidental, lo verán en forma
diferente,
basados en ocasiones en diferencias denominacionales, y quizá
reflejen
algo de las creencias implícitas de la época en particular en que
fueron
formuladas.
15
Si
un esposo no creyente quisiera dejar a su esposa, entonces ella
deberá
dejarlo
en libertad. Algunas veces el mundo antiguo se preocupaba del juicio
de
los
dioses, cuando alguna persona renunciaba a ellos por otra religión
nueva. En
el
siglo I, en los lugares que estaban bajo el dominio grecorromano, las
mujeres
podían
fácilmente divorciarse de sus esposos. Simplemente demandaban que se
les
devolviera la dote. Si no se les devolvía, la ley romana establecía
un recargo
del
18% de interés sobre el valor de la misma hasta que el esposo
cumpliera
con
su obligación. Si la mujer deseaba separarse porque su esposo era
cristiano,
no debía ponerse ningún obstáculo en su camino, como p. ej.
retener
la
dote. Dios ha llamado
a
su pueblo a
vivir en paz y
no en perpetua
disensión.
Ciertamente, retener la dote aunque fuera con la buena intención de
salvar
el matrimonio, finalmente traería como consecuencia la infelicidad
de
recurrir
a los tribunales. Los cristianos no estaban puestos bajo
servidumbre,
es
decir, no estaban obligados a permanecer en ese matrimonio, y por lo
tanto,
implícitamente,
eran libres para casarse nuevamente, pero sólo “en el Señor”
(cf.
v.
39). El divorcio se permite cuando uno de los cónyuges abandona el
matrimonio
porque el otro se ha convertido al cristianismo. 16
Si
existía la
esperanza
de que el cónyuge no cristiano llegara a creer, debía hacerse todo
el
esfuerzo
posible para permanecer en el matrimonio, aunque no hubiera garantía
absoluta
de que esto resultaría así.
7:17-24
El llamado personal de Dios
Pablo
toma el tema del llamado de Dios del v. 15 y ofrece un resumen de la
enseñanza
que llevaba a todas las iglesias.
17
Que
viva cada uno como el Señor le asignó significa
lit. vivir en el
“llamado”
o la “clase”. Esta última forma era la que aplicaban los
escritores
seculares.
En el siglo I las personas eran clasificadas tanto racial como
socialmente,
y a ciertos grupos se les daban privilegios especiales. Como
principio
general, Pablo dice que ellos debían continuar viviendo en el lugar
que
el
Señor les había asignado y según cada uno había sido llamado. 18
Los
jóvenes
judíos intentaban escapar de su carácter de tales sometiéndose a
una
intervención
quirúrgica que ocultaba su circuncisión. Hacían esto con el fin de
progresar
en su educación, tanto en el gimnasio como en su calidad de
ciudadanos.
Pero a los cristianos judíos les estaba prohibido renunciar a su
carácter
de judíos para poder ascender en la escala social. Este era un
período
de
antisemitismo, como vemos en <441801>441801>Hechos
18:1, 2. Los cristianos gentiles
no
eran libres para circuncidarse; las razones por las cuales podrían
querer
hacerlo
se detallan en la epístola a los Gálatas 19
Con
respecto a agradar a
Dios,
ni la circuncisión ni la incircuncisión eran los temas centrales.
El punto
crucial
era la obediencia a los mandatos de Dios.
20
Pablo
repite su enseñanza sobre aceptar la provisión divina en cuanto a
nuestra
raza y circunstancias. 21
Los
esclavos que servían en las casas, excepto
los
de la casa imperial, podían ser liberados después de siete años.
El esclavo
cristiano
no debía afligirse por su condición. Aquí, Pablo no exige que
permanezca
en su llamado a pesar de tener la posibilidad de ser liberado, lit.,
“siempre
y cuando, tenga el poder o el derecho de hacerlo” (nótese que la
BJ
traduce
con un claro sentido totalmente opuesto). Podía convertirse en
liberto.
Se
anima a liberar a los esclavos, aunque esto iba acompañado de
ciertas
obligaciones
hacia el amo, que era ahora el patrón. 22
Pablo
desarrolla el tema
explicando
que cuando es
llamado por
el Señor a ser salvo, el esclavo
es
liberado
y se convierte en liberto de Dios. Paradójicamente, el ciudadano
libre
que
se convierte en cristiano se convierte en esclavo
de
Cristo. 23
Se
pagaba
un
precio de rescate para liberar a ciertos esclavos, y Pablo alude al
costo que
Cristo
pagó para procurar la salvación de ellos. También ordena a los
hombres
libres
que no se conviertan en esclavos
de los hombres. Aunque
puede
parecer
extraordinario, en el siglo I los griegos que nacían libres algunas
veces
se
vendían ellos mismos para entrar como esclavos en casas de
ciudadanos
romanos,
muchas veces ocupando el lucrativo puesto de mayordomos de la
casa.
Podían invertir los fondos de su dueño y manejar su negocio,
enriqueciéndose
legítimamente. Era posible que obtuvieran el dinero necesario
para
pagar la liberación de su esclavitud voluntaria, y en esa manera
ganar la
ciudadanía
romana como hombres libres, y asegurar la ciudadanía romana para
sus
hijos nacidos libres. No sólo la riqueza importaba en el Imperio
Romano,
especialmente
en una colonia como Corinto, sino el llamado, es decir, la clase o
posición.
24
Nuevamente
Pablo repite que deben continuar en la situación en
que
Dios los ha colocado: lit. “cada uno en lo que fue llamado,
hermanos, en
esto
permanezca para con Dios”. Aunque los jóvenes deseaban ascender
para
ganar
riquezas y posición, los que estaban en la iglesia debían
regocijarse en la
designación
providencial del lugar en la vida de cada cristiano. La búsqueda
codiciosa
y competitiva del progreso estaba prohibida.
7:25-38
Casarse ahora o esperar
En
el siglo I quienes se comprometían para casarse lo estaban de tal
forma que
la
única manera de renunciar a esa promesa era el divorcio (cf.
<401901>401901>Mateo
19:1-9).
El tema que planteaban algunos jóvenes que estaban comprometidos
era
el de si debían o no casarse ahora, dadas las circunstancias
lamentables de
ese
momento en Corinto. 25
Pablo
no tiene mandato alguno del Señor, es
decir,
de Jesús (cf.
v.
10), al menos ninguna palabra del ministerio terrenal de
Jesús,
sobre este asunto que se originaba en circunstancias regionales
inusuales.
Al
dar su respuesta como
quien ha alcanzado misericordia del Señor para
ser
fiel, ofrece
indicaciones pastorales y espirituales muy importantes, y lo hace
dentro
de un amplio marco teológico sobre la naturaleza de la vida
matrimonial.
26
Dada
la crisis actual en Corinto (ver introducción al cap. 7), es bueno
que
las
parejas que están “comprometidas” permanezcan así y no avancen
hacia el
matrimonio
y su consumación, aunque si deciden casarse, no pecan.
29-35
El marco teológico. Pablo
explica que el
tiempo se ha acortado. Esto
se
ha interpretado muchas veces como que el fin es inminente. El tema de
discusión
del siglo I era el punto de vista secular de la indestructibilidad y
el
futuro
inalterable del mundo. Para el cristiano, el concepto del tiempo,
kairos,
había
cambiado radicalmente. La vida tenía ahora una nueva perspectiva,
así
que
el matrimonio, la aflicción y el hacer dinero no debían ser su
único interés.
Todos
estos factores se veían en forma distinta con el nuevo reloj
cristiano, ya
que
el mundo, en su forma presente estaba de paso, no era indestructible.
Dentro
de este marco teológico, Pablo expresa su preocupación porque
aquellos
que planteaban el tema estuvieran libres de las cargas de la vida en
esta
situación de incertidumbre. El deber de todo hombre cristiano no
casado
es
tratar de agradar
al Señor; el
concepto de complacerse a sí mismo no
existe.
33
El
deber del hombre casado era buscar la manera de agradar
a su
esposa;
el
matrimonio cristiano no tiene lugar para el egocentrismo. 34
Claramente
se ve que su tiempo está dividido entre tratar de agradar a su
esposa
y al Señor; el matrimonio le trae nuevas obligaciones. La mujer no
casada
tiene el mismo llamado, aunque es expresado en forma diferente; ella
debe
ser
consagrada tanto en cuerpo como en espíritu al
Señor (cf.
6:19,
20).
La mujer casada tiene una obligación similar de no agradarse a sí
misma,
sino
a
su esposo. 35
El
consejo de Pablo nace de su preocupación por el
bienestar
de ellos, no para limitarlos, sino para que puedan vivir atendiendo
al
Señor
sin impedimentos.
36-38
Factores que influyen en la decisión. 36 La
decisión de seguir hasta
la
consumación del matrimonio se rige por ciertos factores: (i) Si
alguien
considera
que su comportamiento es inadecuado hacia su virgen. Es
probable
que los miembros de la familia de la mujer creyeran que él debería
cumplir
su promesa y casarse con ella; (ii) si la relación de ellos ha
llegado a la
plenitud;
en la actualidad, igual que entonces, las parejas jóvenes se sienten
cada
vez más atraídas físicamente el uno hacia el otro a medida que se
acerca
el
momento del matrimonio. La traducción que hace la BA: “si ella es
de edad
madura”,
es poco probable, ya que la ley romana exigía que la mujer no se
casara
después de los 50 años. La expresión conlleva la idea de “pleno
florecimiento”
de los deseos sexuales, cf.
también
con el siguiente versículo
donde
dice que él tiene
dominio sobre su propia voluntad, es
decir, sus
impulsos
sexuales; y (iii) si cree que debe casarse, que lo haga. No está
actuando
en forma incorrecta.
37
La
decisión de no casarse también está regida por ciertos factores:
(i) Si ha
resuelto
el asunto en
su corazón; (ii)
si no está bajo presión, una “necesidad”
presumiblemente
impuesta por familiares o parientes, (iii) si tiene control de sí
mismo,
o sea de sus deseos sexuales, (iv) y si ha
determinado en su corazón
no
casarse, entonces, esta persona también está haciendo lo correcto.
38
Aunque
existían las dificultades ya mencionadas en Corinto, el hombre que
se
casa
hace lo correcto. Pablo no se opone al matrimonio (cf.
v.
7b). El hombre
que
no se casa ha hecho mejor,
dada
la compleja situación presente. La
decisión
de casarse o no es correctamente dejada en manos de los hombres
jóvenes
comprometidos, quienes deben juzgar por sí mismos y por su
situación.
Pablo
deja establecidos los parámetros para la toma de sus decisiones.
7:39,
40 La viuda
Pablo
vuelve a repetir la característica de compromiso que define al
matrimonio
cristiano.
La mujer está sujeta a su esposo, con las excepciones especiales que
vimos
en los vv. 13 y 15. Es libre para casarse nuevamente si es viuda,
pero
sólo
con un cristiano. La ley romana requería que la viuda de hasta 60
años se
casara
dentro de los 18 meses posteriores a la muerte de su esposo. Para
Pablo,
en vista de la difícil situación presente, ella será más feliz si
se queda
como
está. Su padre o su hijo mayor será el “dueño” de su dote y
proveerá
para
sus necesidades. Al escribir esto Pablo está convencido de que tiene
el
Espíritu
de Dios.
8:1—11:1
OBLIGACIONES DEL EVANGELIO EN UN MUNDO
PLURALISTA
8:1-13
Carne sacrificada a los ídolos
Este
es el siguiente tema que plantean los corintios. Para aquellos
cristianos que
viven
en sociedades en que aún se ofrece comida a los ídolos, ya sea en
los
hogares
no cristianos, en cenas o en templos, hay un mayor sentido de
urgencia
en
el tratamiento del tema. Sin embargo, en estos capítulos se tratan
obligaciones
relativas al evangelio que se aplican a todos los cristianos. El
Apóstol
concluye ordenando que todos lo imiten a él, así como él imita a
Cristo.
Las
palabras introductorias, con
respecto a..., muestran
que, como en 7:1, esta
parte
comienza citando la carta que los corintios le habían enviado a
Pablo. El
v.
1 sugiere que los corintios escribieron: Sabemos
que todos tenemos
conocimiento,
es
decir, conocimiento de los sacrificios y los ídolos. En el v. 4
Pablo
comienza diciendo por
eso, lo
cual explica este conocimiento, y luego
utiliza
una expresión similar a la utilizada al principio, acerca
de. Podemos,
por
consiguiente,
dar por sentado que el conocimiento
al
que se refiere en el v. 1
era
que sabemos
que el ídolo nada es en el mundo y que no hay sino un
solo
Dios (4).
Es posible que la cita abarque la totalidad de los vv. 4-6, y que
refleje
las enseñanzas normales de Pablo sobre los ídolos y los dioses y el
verdadero
Dios viviente a quien los corintios se habían vuelto para ser
cristianos
(<520109>520109>1
Tesalonicenses 1:9, 10). Aparentemente, algunos cristianos iban al
templo
de los ídolos y comían la comida que allí se ofrecía. Con su
ejemplo
estaban
alentando a otros creyentes en Cristo a hacer lo mismo, o al menos
corrían
el riesgo de hacerlo (10). Aquellos que lo hacían podrían haber
discutido
con una base teológica: no hay problema en que un cristiano
participe
en
una fiesta ya que Pablo mismo enseñó que hay un
solo Dios y
un
solo
Señor,
y
los ídolos no son nada. Parecería que algunos estaban defendiendo
su
derecho
a comer en el templo de un ídolo mientras que otros no estaban
seguros,
y la iglesia quería aclarar el asunto. Pablo habla sobre cómo
manejaba
sus
derechos, a fin de ofrecer un modelo de cómo los demás creyentes en
Cristo
deberían ejercer los suyos.
1
Pablo
ataca el problema declarando el peligro de que el
conocimiento haga
envanecer
a la gente, mientras que la fe cristiana significa relacionarse con
los
demás
en amor. El amor edifica a las personas, porque busca dar alguna
bendición
a los de-más. 2
También
advierte a los cristianos que piensan que lo
saben
todo sobre este asunto y que lo han resuelto para su satisfacción
(de allí
su
decisión de comer en los templos de los ídolos). Todavía no saben
nada
como
lo debieran saber. 3
Algunos
mss. gr. omiten las dos referencias a Dios
en
este pasaje. Sin embargo, lo que se aplica a la relación de Dios con
nosotros
también
se aplica a la relación del cristiano con los demás. El hombre que
ama
es
el que realmente sabe, en tanto que el que dice que “sabe” no
necesariamente
actúa en una forma que ayude a los demás. Este es el
verdadero
asunto, ya que algunos corintios no están actuando por amor, sino
meramente
ejerciendo sus derechos.
4-6
Es
una importante declaración de credo realizada en el contexto del
pluralismo
religioso, y era tan crucial afirmarla entonces como lo es ahora. Hay
sólo
un
Dios vivo y
verdadero, y los ídolos no son nada
(cf.
<050604>050604>Deuteronomio
6:4; <234025>234025>Isaías
40:25, 26). 5
Pero
Pablo y otros observaron
el
gran alcance de la idolatría en Corinto, donde se adoraba a muchos
dioses.
Pablo
no les reconoce carácter divino como si fueran expresiones legítimas
de
Dios.
Por el contrario, se refiere a ellos como los que son llamados
dioses.
Esta
expresión se utilizaba para mencionar algo que se afirmaba a nivel
popular,
pero
erróneamente. Las palabras dioses
y
señores
eran
sinónimas en el habla
religiosa
pagana. Pablo las utiliza para equilibrar lo que dice en el v. 6: Sin
embargo
(una
enfática negación), para
nosotros hay un solo Dios, el Padre,
quien
es el creador de todas
las cosas y
para quien el cristiano existe. Nuestro
propósito
en la vida es servirle a él, no simplemente que él satisfaga
nuestras
necesidades
para que nosotros podamos buscar nuestros propios intereses (cf.
<442723>442723>Hechos
27:23). Los cristianos no son simples teístas. Para ellos hay un
solo
Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas creadas
(cf.
<430103>430103>Juan
1:3), y aquel por medio de quien vivimos.
7
Pero
no todos los
cristianos
creen firmemente que los ídolos no tienen poder. Los adoradores del
siglo
I decían de un ídolo: “Esa es Atenea”, creyendo que la diosa
realmente
estaba
allí. Los cristianos eran llamados ateos, porque no tenían
estatuas. El
sacrificio
de comida a un ídolo no era algo inocuo para un cristiano débil
quien,
si
comía, se sentía sucio, un punto de vista que algunos cristianos
del Oriente
siguen
sosteniendo hoy en día.
8
En
Corinto los cristianos confiados podían estar de acuerdo con el
principio
establecido
con respecto a la comida. 9
Pero
se les advierte que el ejercicio de
esta
vuestra libertad, o
mejor dicho “derecho” (la palabra que se usa aquí es
la
misma que se usa en 9:4, 5, 12 y 15 [este último en DHH y BJ]),
puede ser
perjudicial
para quienes son más débiles que ellos. Este quizá haya sido el
derecho
de participar en las fiestas de los juegos, o en ocasiones cívicas
importantes,
uno de los privilegios de los que disfrutaba la elite. La primera
opción
es la más posible, ya que los juegos ístmicos, que se realizaban en
las
cercanías,
no se realizaron mientras Pablo estuvo en Corinto y, por ello, el
problema
no se le presentó mientras él estaba allí. Sabemos que todas las
personas
importantes de Corinto eran invitadas a tres fiestas por el
presidente
de
los juegos. 10
El
temor de Pablo es que un creyente en Cristo, al ver a otros
comiendo
en el templo de un ídolo, ceda a la presión de conformarse al
mundo,
y
tropiece. 11
Se
perderá, en
el sentido de que volverá al paganismo como
resultado
de la acción de esos cristianos que quieren comer en el templo de un
ídolo
para reafirmar que un ídolo no significa nada. 12
No
se trata de un
ejercicio
de sus derechos, sino de un pecado contra su hermano y, por lo tanto,
contra
Cristo. Dada la estrecha relación entre el Señor y sus hijos, dañar
a un
cristiano
es dañar a Cristo (<440901>440901>Hechos
9:1-4). 13
Pablo
establece el primer
requisito
relativo a la imitación tanto de él como de Cristo (<461101>461101>1
Corintios
11:1).
Si ejercer un derecho hace que un hermano caiga en pecado, debe ser
evitado
a cualquier precio.
9:1-14
Derechos y ministerio
Pablo
pasa a demostrar nuevamente una verdad que surge de su propio
ministerio
(cf.
<460201>460201>1
Corintios 2:1, 3). También le da la oportunidad de
defender
su ministerio ante aquellos que lo juzgan, explicando las razones por
las
cuales no reclamaba sus derechos como apóstol (ver <460903>460903>1
Corintios 9:3).
Conduce
esta parte de su argumentación principalmente por medio de una serie
de
preguntas, de las cuales todas exigían un “sí” como respuesta.
La
efectividad de su ministerio apostólico en Corinto está a la vista,
aunque
algunos
ahora cuestionan si debería volver para un nuevo período de
ministerio
(cf.
<461601>461601>1
Corintios 16:12). El es un apóstol, es decir, uno que ha visto al
Señor
(cf.
<440917>440917>Hechos
9:17). De por sí la existencia de la iglesia de Corinto es
prueba
del reconocimiento divino de su ministerio, es decir, su apostolado
en
el
Señor (2).
3
Ya
que su ministerio está puesto en tela de juicio por algunos de
sus
críticos, la defensa
de
la validez del apostolado de Pablo, que él ha
definido
en términos generales en los vv. 1 y 2, se hace más detallada ahora
por
medio
de una serie de preguntas.
4
Pablo
presenta los derechos del apóstol: el derecho al sostén; 5
el
derecho a
casarse
(con una cristiana); y el derecho de la esposa de acompañar a su
esposo
(un principio que varios héroes misioneros del siglo XIX
quebrantaron,
cf.
<460703>460703>1
Corintios 7:3-5) como las esposas de los otros apóstoles
y
de los
hermanos
del Señor (quienes
en una época fueron escépticos, ver <410331>410331>Marcos
3:31;
<430702>430702>Juan
7:2, 3, pero ahora creían, <440114>440114>Hechos
1:14, y que ahora eran
importantes
testigos de Jesús); 6
el
derecho de tener un sostén completo o,
como
Pablo pregunta: ¿O
sólo Bernabé y yo no tenemos derecho a dejar de
trabajar?
7
Estos
derechos son tan obvios como el derecho de un soldado a
recibir
su paga, el derecho del dueño de una viña a cosechar su fruto y el
derecho
de los pastores a la leche de sus rebaños.
8,
9 Los
derechos mencionados en el v. 7 no son solamente convenciones
seculares,
sino que tienen la aprobación del AT, citando <052504>052504>Deuteronomio
25:4,
donde hasta se prohíbe poner bozal
al buey que trilla. Los
intérpretes
judíos
consideraban al buey como representante de todos los trabajadores,
tanto
humanos como animales, y pensaban que la ley estaba hecha para que el
hombre
la obedeciera. Por eso para nosotros fue escrito
esto,
por los
derechos
del que planta y del que levanta la cosecha. Ambos trabajaban
esperando
beneficiarse con la cosecha. 11
El
sembrador espiritual (cf.
<460306>460306>1
Corintios
3:6), en este caso Pablo en Corinto, también tiene derecho sobre la
cosecha.
12
Pero
él no ha ejercido esta prerrogativa con ellos. Por el contrario,
se
ha puesto en desventaja y lo ha soportado todo,
es
decir, cualquier trastorno
causado
por su trabajo día y noche (cf.
<442035>442035>Hechos
20:35). Lo hacía para no
ser
piedra de tropiezo en el camino de quienes escuchaban el evangelio
que él
predicaba.
Este es el segundo principio de Pablo, que explica con mayor
extensión
lo expresado en <460801>460801>1
Corintios 8:13, ampliando su alcance, para
beneficiar
a los no cristianos.
Aunque
los oradores llegaban a las ciudades prometiendo darles beneficios
cívicos
y educativos (cf.
comentario
sobre <460201>460201>1
Corintios 2:1-5), quienes los
escuchaban
sabían que al final de todo estaba la posibilidad de grandes
ganancias
materiales para el que hablaba. El público sólo estaba interesado
en
su
habilidad para demostrar su oratoria privilegiada, y no en el tema
del
discurso,
que muchas veces ellos mismos elegían. Por el contrario, el supremo
interés
de Pablo era el contenido de su mensaje, con sus buenas nuevas. Por
lo
tanto,
buscaba distanciarse lo más posible de cualquier identificación con
los
oradores
seculares para lograr que su mensaje, que era único, fuera realmente
escuchado.
13
Luego
de haber hablado sobre las convenciones seculares a las que Pablo
había
renunciado ante el riesgo de que fueran malentendidas, también cita
los
derechos
que tenían los sacerdotes que realizaban sacrificios en el AT, y 14
el
decreto
del Señor Jesús de que aquellos que predicaban el evangelio tenían
derecho
a vivir del
evangelio (cf.
<401010>401010>Mateo
10:10). Aun ese mismo derecho
ordenado
por el Señor, Pablo lo dejó de lado, dado que en ese contexto no
judío,
Pablo consideraba que reclamar sus derechos levantaría una barrera
que
lo
separaría precisamente de esa gente a quien estaba dirigido el
evangelio.
9:15-23
El evangelio gratuito de Pablo
15
Hablar
de dinero en el mundo secular significaba que lo estaba pidiendo,
por
lo que Pablo aclara que él no está pidiendo ningún pago
retroactivo.
Preferiría
morir antes que le privaran de su orgullo por ofrecer un evangelio
gratuito.
16
Se
apresura a aclararlo, revelando la presión divina bajo la cual él
funciona
(<470501>470501>2
Corintios 5:14), y hasta pronuncia condenación contra sí
mismo,
en caso de que dejara de cumplir con su comisión. 17
Si
predica el
evangelio
porque desea hacerlo, tiene recompensa.
Si
lo hace porque es su
deber,
simplemente está cumpliendo con su papel como administrador del
evangelio
(cf.
<460401>460401>1
Corintios 4:1). 18
¿Cuál
es la recompensa de Pablo por
querer
predicar el evangelio? La satisfacción de poder ofrecerlo
gratuitamente.
En
una sociedad donde el beneficio personal, aun cuando se hacían obras
de
caridad,
era siempre aceptado como factor motivador, el “beneficio” de
Pablo
era
ver que el evangelio único de la gracia gratuita de Dios se ofrecía
sin costo
para
quienes lo escuchaban. Sus acciones demostraban el carácter propio
del
mensaje.
No podía reclamar sus derechos.
19
Quienes
empleaban maestros seculares creían que eran “dueños” de ellos,
especialmente
si aquellos actuaban como tutores privados en las casas. Aunque
parte
de la obra de Pablo fue hecha en el contexto de grandes hogares y las
iglesias
que se reunían en ellos, él da testimonio del hecho de que lo hacía
libremente.
Pero aun cuando tiene esta libertad (cf.
9:1,
la pregunta con que
abre
el capítulo) no la utiliza. Como su Señor (<502007>502007>Filipenses
2:7, 8), prefirió
ser
esclavo para todos a fin de ganar a algunos para Cristo. Pablo es el
misionero
transcultural por excelencia y no es esclavo de ninguna conveniencia
evangelística.
Su capacidad de adaptación se ve en su sensibilidad al
predicarles
a
los judíos, aunque
él no está bajo
la ley (20);
a los no judíos, al
hacer
las adaptaciones culturales necesarias en su tarea misionera, tanto
en la
predicación
(cf.
<441722>441722>Hechos
17:22-31) como en sus contactos evangelísticos
(21;
ver <461003>461003>1
Corintios 10:30); y a los supersticiosos, al igual que su Señor,
sin
apagar el pábilo que humea (22).
Pablo
ahora expone su tercer principio: sensibilidad al contexto cultural.
Me
hice
indica
que en un momento determinado el tomó esa decisión como
estratega
misionero. Sería transcultural en su presentación del evangelio y
en su
estilo
de vida, y de todos modos sería innovador en la manera de llevar a
cabo
la
misión. 23
Todo
su accionar giraba exclusivamente en torno a la predicación
del
evangelio, y
su motivación era participar de sus bendiciones. Pablo era, sin
duda,
un apóstol libre. Quienes habitualmente orientan su vida para
compartir el
evangelio
son quienes más experimentan su refrescante libertad al verlo
liberar a
los
demás.
9:24—10:13
Correr y no caer
Pablo
comienza ahora a tratar el tema de los peligros de las malas
conductas
sexuales
que eran tan características de estas fiestas en el templo. Lo hace
primero
citando el ejemplo de su propia autodisciplina, y luego
contrastándola
con
lo que sucede al pueblo de Dios cuando se dedica a las cosas malas.
Su
intención
es evitar que los corintios hagan lo mismo (<461006>461006>1
Corintios 10:6). 24
Pablo
toma imágenes de los acontecimientos atléticos de los famosos
juegos
ístmicos
que se realizaban cerca de Corinto. Los alienta a ser corredores que
se
afanen por llegar a la línea final. 25
Les
recuerda la disciplina estricta que los
atletas
deben seguir en su dieta y en sus ejercicios para ganar una corona
que
en
esa época estaba hecha de laurel. Por el contrario, la carrera
cristiana tiene
como
premio una recompensa imperecedera. 26
Compara
su propio ministerio
con
el de un corredor que sabe hacia dónde está corriendo. También es
como
un
boxeador, no alguien que golpea
el aire (los
oradores que demostraban su
pericia
oratoria ante las multitudes, pero no en debates reales, eran
considerados
con desdén como boxeadores que golpeaban el aire). 27
El
contrincante
era su propio cuerpo y sus apetitos. Esto es lo que Pablo somete,
no
como los oradores que se jactaban de que sus ingresos les permitían
halagar
a
sus sentidos con vidas desordenadas en fiestas, y que eran criticados
por
enseñar
la virtud pero vivir exactamente lo contrario. Pablo es muy
consciente
de
la necesidad de someter sus apetitos, no sea que, habiendo cumplido
su
ministerio
de predicación, ceda a las tentaciones sexuales. Estas tentaciones
eran
un problema constante entonces, y son un peligro para los
evangelistas y
líderes
cristianos de la iglesia de nuestros días. Pablo ha estado señalando
aquí
el
peligro de tropezar por no dejar a un lado las conductas pecaminosas
(cf.
<581201>581201>Hebreos
12:1).
10:1-13
Advertencia
tomada de la historia de Israel. La
tradicional
división
del capítulo fijada aquí por los cristianos en épocas posteriores
no es
de
gran ayuda. El pasaje de <461001>461001>1
Corintios 10:1-13 ilustra la verdad de que el
Dios
del Señor Jesús juzgó a Israel por su conducta idólatra. Dios
hará lo
mismo
con los corintios que insistan en ejercer su derecho a comer en
templos
de
ídolos, a menos que huyan de la idolatría (<461001>461001>1
Corintios 10:14-22).
1-4
Presentan
los impecables antecedentes de los hijos de Dios en el desierto.
Ellos
habían experimentado con toda claridad la guía de la mano de Dios y
fueron
testigos de la milagrosa liberación al cruzar el mar (<021321>021321>Éxodo
13:21;
14:22).
Los hijos de Israel experimentaron el tener a Moisés como el agente
de
la
liberación de Israel, y de la misma manera los creyentes en Cristo
experimentan
el tener a Cristo como su libertador (2). Fueron alimentados con
la
misma comida espiritual (<021615>021615>Éxodo
16:15, 35) y sustentados con agua
espiritual
de la roca (<197815>197815>Salmo
78:15), que era
Cristo, supliendo
sus
necesidades
en la misma forma que satisface totalmente las necesidades de los
corintios
(<460104>460104>1
Corintios 1:4-7, 30). Aquel que estuvo allí al comienzo y que
fue
el agente de la creación (<430102>430102>Juan
1:2-4), y que sustenta todas las cosas
(<510117>510117>Colosenses
1:17), estuvo participando activamente en la vida del pueblo
de
Dios en el AT, de la misma forma que está actuando en las vidas de
los
creyentes
en Cristo en la actualidad. La segunda persona de la Trinidad no
apareció
repentinamente por primera vez en la encarnación. 5
Pero
la exclusión
de
los israelitas del pueblo de Dios tuvo como resultado su muerte en
el
desierto.
Ellos
son un tipo o un ejemplo dado como advertencia a los corintios
para
evitar que repitan el mismo trágico error.
Pablo
establece cuatro prohibiciones para los corintios, derivadas del
severo
juicio
de Dios sobre sus hijos que estuvieron en el desierto. (i) Se prohíbe
la
idolatría,
y Pablo cita <023206>023206>Éxodo
32:6, que podría describir adecuadamente el
desordenado
comportamiento en una cena realizada en el templo de algún ídolo
de
Corinto (7). (ii) Se prohíbe la
inmoralidad sexual (8),
que era una
conducta
aceptable en esas cenas del siglo I. La consecuencia de tal conducta
para
Israel fue la exclusión inmediata de la comunidad de los creyentes
(<042501>042501>Números
25:1-9). (iii) Juzgar o tentar a Dios para que actúe (9) también
trajo
una terrible condenación (<042105>042105>Números
21:5, 6). Quizá hubiera algunos
en
Corinto que racionalizaran el ejercicio de su derecho de comer en el
templo,
basándose
en que aún no les había sucedido nada mientras comían y, por lo
tanto,
nunca les sucedería. (iv) Se les ordenaba no murmurar (10;
<041402>041402>Números
14:2).
Algunos quizá se habrían quejado al Señor por las dificultades que
experimentaban
al vivir en una sociedad que fomentaba el pluralismo religioso;
esto
los llevaba a negar la bondad de Dios y su providencial determinación
de
las
circunstancias que a ellos les tocaba vivir, en la misma forma en que
Israel lo
había
hecho contra Dios y Moisés.
11
El
juicio que vino sobre ellos y que estaba registrado en el AT,
significa que
sus
advertencias deben ser atendidas por aquellos sobre
quienes ha llegado el
fin
de las edades, es
decir, el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham
de
bendecir a todas las naciones y no solamente a Israel
(<011202>011202>Génesis
12:2, 3).
12
Pablo
escribe al que
piensa estar firme, apoyado
en su argumentación de
que
porque los ídolos no significan nada (<460804>460804>1
Corintios 8:4), el comer en el
templo
de un ídolo era perfectamente aceptable (<460801>460801>1
Corintios 8:10). La
advertencia
a prestar atención es clara, dado que están dadas todas las
posibilidades
de que caigan, dada la coherencia de Dios como juez de Israel y
de
la iglesia. 13
Estos
cristianos tan seguros de sí mismos, reciben la
advertencia
de que toda la humanidad enfrenta tentaciones para ceder y
cometer
inmoralidades; y ellos no están exentos.
10:14—11:1
Los banquetes de los ídolos y la cena del Señor
14
Los
amados hijos espirituales de Pablo deben evitar comer en el templo
ante
el peligro de la idolatría.
15
Se
les pide que piensen más profundamente
en
el tema, y Pablo utiliza dos analogías. La primera se relaciona con
la cena
del
Señor, y la segunda con comer de los sacrificios del AT. 16
La
copa de
bendición
era
la tercera copa de la Pascua. Jesús, en la noche anterior a su
muerte,
reinterpretó el significado de esta copa de forma que ahora señalaba
al
derramamiento
de su sangre en la cruz y era el medio para establecer una
participación
en los beneficios de su muerte. Hizo lo mismo con el
pan, que
fue
roto
para expresar la misma participación. 17
En
la misma forma, el hecho de
que
los creyentes en Cristo participan de un pan en la cena del Señor,
significa
que
todos pertenecen a Cristo, que son un solo cuerpo en Cristo. 18
Se
cita la
comunión
de los sacerdotes con el altar en el AT como base para establecer la
relación
en los vv. 19 y 20 (Lev 3:3; 7:15). 19-21 Pablo explica que los
sacrificios
paganos son ofrecidos a demonios
(<053217>053217>Deuteronomio
32:17), y
que
no se puede beber de la
copa del Señor y
de la
copa de los demonios.
Es
interesante observar en este contexto que algunos recipientes y tazas
encontradas
por los arqueólogos en Corinto tienen grabados los nombres de
ciertos
dioses. 22
El
punto principal del argumento es que los corintios
provocarán
a
celos al Señor. ¿Son
acaso más
fuertes que él, como
para
sobrevivir
a tal confrontación?
Habiendo
expuesto lo que realmente sucede en las comidas paganas de los
sacrificios
en las que algunos corintios justificaban su participación, Pablo
utiliza
el
mismo argumento que ellos para demostrar el carácter anticristiano
de esa
práctica
(23, 24). Como en <460601>460601>1
Corintios 6:12, 13 la ética que dice que todo
está
permitido ha sido utilizada como justificación para la acción por
parte de
aquellos
que creen estar firmes. 23
Ellos
argumentaban que todo
me es lícito,
pero
las acciones cristianas están basadas en lo que es beneficioso para
la
persona
involucrada. Basándose en esto, las conclusiones de <461001>461001>1
Corintios
10:19-22
muestran que lo que ellos han hecho ha provocado a celos al Señor y
no
ha traído ninguna bendición sobre ellos. Si todo lo que se hace
debiera
edificar
a los demás, entonces han fallado, ya que han estado en peligro de
destruir
a su hermano más débil (cf.
<460801>460801>1
Corintios 8:10-12). Las acciones de
un
creyente en Cristo deben ser constructivas para los demás; esta
analogía de
la
“edificación” es única para el cristianismo y refleja la
exigencia de que las
necesidades
de los demás determinen la conducta. Del mismo modo, las
acciones
de Dios hacia nosotros, en Cristo, tienen el propósito de satisfacer
nuestras
necesidades. 24
Los
actos de beneficencia personales y cívicos, tan
admirados,
y el sistema de patronato de la Corinto secular, no tenían como fin
principal
satisfacer las necesidades de los demás; el beneficio propio era lo
principal,
y los beneficios que los demás pudieran obtener, apenas si eran
secundarios.
La ética cristiana radical se describe en términos de lo que es el
bien
de los demás y nunca el beneficio propio. Los corintios que
insistían en su
derecho
a comer en los templos de los ídolos sin considerar las necesidades
de
otros
cristianos no expresaban su amor a su prójimo poniendo en primer
lugar
las
necesidades de éste.
En
los vv. 25-30 Pablo explica cómo funcionar en medio del pluralismo
religioso.
La comida que se vendía en el mercado de carnes de Corinto podía
ser
comida por los cristianos (25). El hecho de que hubiera sido ofrecida
en el
templo
antes de ser vendida quedaba anulado por el <192401>192401>Salmo
24:1, que
todos
los judíos piadosos repetían antes de comer algo (26). Si una
persona no
cristiana
recibía una invitación a cenar y aceptaba, el principio a seguir
era
comer
todo lo que fuera servido por el anfitrión. No hay problemas de
conciencia,
por la misma razón dada en el versículo anterior (27). La excepción
a
esta regla es el caso en que alguna persona llame la atención sobre
el hecho
de
que la carne ha sido comprada en el mercado de carnes. Si la persona
cree
que
el creyente en Cristo no debería comerla, entonces éste debe
desistir de
hacerlo,
tanto por él como por su conciencia (28). Pablo aclara que está
hablando
de la conciencia del otro (24), y por lo tanto hace hincapié en el
concepto
de que los escrúpulos y las necesidades del prójimo determinan las
acciones
del cristiano.
El
tratamiento de este tema tiene su conclusión en <461003>461003>1
Corintios 10:31—
11:1,
presentando los amplios parámetros dentro de los cuales los
cristianos
deberían
actuar en la sociedad. 31
Primero,
todo aquello que haga un cristiano,
sea
comer, beber, o cualquier otra acción, debe ser hecho para
la gloria de
Dios.
32
Segundo,
el cristiano no debe, con sus acciones, ser piedra de
tropiezo
ni
a judíos, ni a griegos, es
decir, ni a los que están dentro ni a los
que
están fuera de la iglesia. 33
Una
vez más Pablo puede señalar a su propia
conducta
como apoyo a lo que dice, ya que él desea complacer a
todos, sin
buscar
jamás su propio beneficio, sino
el de muchos, para que sean salvos.
11:1
Pablo
concluye con el mandamiento de que los corintios sigan su ejemplo
que
ha bosquejado al tratar el tema, el cual es un ejemplo tomado de
Cristo. La
prioridad
de los demás en cuanto a su necesidad del evangelio y lo que
preocupa
al hermano más débil deben determinar las acciones del cristiano.
11:2—14:40
ORDEN EN LA VIDA DE LA IGLESIA
11:2-16
Sobre cubrirse la cabeza durante la adoración
2
Pablo
elogia a la congregación por observar las tradiciones que les había
transmitido
en días pasados. Es interesante que los temas que surgen son
aquellos
que Pablo no había tratado mientras estaba allí. No es una
reflexión
sobre
que él haya sido competente o no, sino más bien sobre los cambios
que
se
habían producido luego de que él partiera de Corinto. Lo que Pablo
decreta
es
parte de la tradición apostólica que es obligatoria para la
congregación (v.
16).
3
El
desea que los corintios comprendan que Cristo
es la cabeza de todo
hombre
(más
probable “esposo”) y que el “esposo” es
la cabeza de la mujer
(más
probable “esposa”, dada la ambigüedad de estas palabras en gr.).
Era la
costumbre
pagana de los sacerdotes de un culto, que habían salido de la elite
de
la sociedad, distinguirse de los demás adoradores orando y
presentando
sacrificios
con sus cabezas cubiertas. ¿Sería que algunos de entre la minoría
de
los
cristianos que pertenecían a la casta social privilegiada deseaban
atraer la
atención
hacia su posición orando y profetizando con la cabeza cubierta? El
que
lo hace afrenta
su cabeza, es
decir, a Cristo, que es su cabeza (cf.
v.
3).
Esta
afrenta consistiría en el atraer la atención hacia su posición
secular, cuando
Cristo
es aquel a quien tiene que dirigirse toda la atención cuando uno
ora.
5
Toda
mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta afrenta
su
cabeza,
es
decir, a su esposo. Es como si
se hubiera rapado. La
ley romana
que
se aplicaba en la colonia de Corinto establecía que la mujer que
afrenta a
su
esposo, cometiendo adulterio, debe raparse la cabeza. 6
Si
una esposa no
se
cubre la cabeza es considerada, por implicación, como alguien que se
niega
a
reconocer su relación con su esposo, es decir, su estado civil. Que
la esposa
no
se cubriera la cabeza en público era una ofensa. 7
El
hombre está exento de
cubrirse
la cabeza, dado que él
es la imagen y la gloria de Dios (<010127>010127>Génesis
1:27a).
La esposa es gloria de su esposo (<201204>201204>Proverbios
12:4). 8
Este
fue el
orden
en que el hombre y la mujer fueron creados, según Génesis 9
En
<010220>010220>Génesis
2:20b-23, la esposa fue creada para el esposo, y no el esposo
para
la esposa. 10
Por
esta razón, y también por
causa de los ángeles (cf.
<401810>401810>Mateo
18:10), la esposa debe tener esta señal
de autoridad sobre su
cabeza.
11
En
el Señor, Pablo
enseña el carácter mutuo de la pertenencia,
como
en 7:4. 12
Explica
esto en términos de que la mujer viene del hombre, y
el
hombre de la mujer. Pero Pablo afirma que todo
proviene de Dios. 13
Como
en <461001>461001>1
Corintios 10:15, convoca a la congregación para que juzguen
por
sí mismos. ¿Es
apropiado [en
este caso] que
la mujer ore a Dios con la
cabeza
descubierta? 14
En
el siglo I se creía que la naturaleza determinaba los
temas
culturales. Sin duda, Pablo también argumenta esto sobre la
enseñanza
del
AT, en la que se insistía sobre la polaridad de los sexos. Un hombre
con el
cabello
largo era una ofensa. Algunas veces se ha argumentado que hay
estatuas
de hombres de la antigüedad con el cabello largo, pero así se
representaba
a los dioses, no a los hombres. 15
El
cabello largo en la mujer era
considerado
como su gloria, y los autores antiguos mencionan la atención que
se
prestaba al cabello de la mujer como su preciada gloria. 16
Pablo
concluye
diciendo
que si alguno desea contender con esta tradición apostólica debe
tener
en
cuenta que ni Pablo ni las
iglesias de Dios siguen
otra práctica.
Nota.
Debe
recordarse que un problema en particular era que la reunión
cristiana,
la eklesia,
tenía
su contrapartida secular en el organismo que
gobernaba
la ciudad. Esa reunión se realizaba normalmente en un teatro. ¿Qué
sucedería
cuando una reunión cristiana, eklesia,
se
realizaba en una casa
particular,
donde la autoridad era una mujer, y en la que ella no se cubría la
cabeza?
Aunque este es un punto de controversia entre los comentadores, el
tema
parece no ser respecto de hombres y mujeres en sí, sino respecto de
esposo
y esposa; esta es una traducción legítima de ambos términos.
También
ayuda
a entender la declaración sobre quién es cabeza (cf.
<490522>490522>Efesios
5:22-
33,
donde se utilizan las mismas palabras). Debe destacarse, además, que
no
sólo
los hombres oraban y profetizaban en la iglesia apostólica; las
mujeres
tenían
una función legítima en la adoración. Si se desea más información
sobre
la
profecía en la iglesia, ver el comentario sobre <461401>461401>1
Corintios 14:1-25.
11:17-34
Los problemas en la cena del Señor
17
Aun
cuando Pablo ha elogiado a los corintios por observar las tradiciones
apostólicas
(v. 2), no puede hacerlo ahora, al ordenarles que remedien los
abusos
cometidos en la cena del Señor (34). Cuando se reunían
aparentemente
no
era para
lo mejor, sino para lo peor. Las
divisiones entre los miembros
(cf.
<460101>460101>1
Corintios 1:10-12) también se reflejan en estas reuniones. En la
eklesia
secular,
es decir la reunión de los ciudadanos por motivos políticos, los
participantes
no ocultaban sus divisiones, y cuando los cristianos corintios se
reunían
en su eklesia
cristiana,
se comportaban de manera secular en muchos
aspectos.
Los traductores de la RVA y de otras versiones traducen la
enigmática
expresión que sigue como y
en parte lo creo. Es
sorprendente que
Pablo,
que está tan bien informado gracias a la familia de Cloé, esté
informado
sólo
parcialmente sobre un tema por el cual él ve que hay un juicio
inminente
sobre
algunos dentro de la congregación. La expresión puede traducirse
también
como “creo los informes que he recibido de algunos”, que quizá
tenga
más
sentido. La palabra que se traduce en algunas versiones como en
parte,
que
es un adverbio, también es un sustantivo en gr. que significa “un
informe”.
19
Sólo
cuando surgen las divisiones se conoce a aquellos que tienen la
aprobación
de Dios, es decir, quienes son genuinos, lit., “los que pasan la
prueba”.
(Cf.
<470209>470209>2
Corintios 2:9, donde los genuinos son aquellos que han
seguido
las instrucciones de los apóstoles.) Las divisiones separaban del
resto a
los
que eran fieles a la palabra de Dios.
20
La
segunda razón por la que Pablo no puede aprobar la conducta de ellos
es
que cuando se reúnen, no es la
cena del Señor la
que están comiendo. Eso,
indudablemente,
fue una sorpresa para ellos, pero Pablo da razones por las
cuales
esto es así. 21
Cada
uno actúa sin consideración hacia los demás. Si el
comportamiento
en cuestión era el no esperar a los demás, o simplemente
devorar
la propia comida durante la cena, no es seguro. La palabra que se
traduce
se
adelanta puede
significar hacer algo antes que otros, o devorar la
propia
comida durante la Cena. 22
Tales
acciones tienen como consecuencia la
lamentable
situación de que algunos se quedan con hambre y otros se
embriagan.
Pablo formula tres preguntas que tienen como propósito hacer que
reconozcan
su culpa por esta vergonzosa conducta. La primera es si aquellos
que
comen y beben tanto no tienen sus propias casas en las que festejar.
La
segunda
es si menosprecian la
iglesia, lit.,
la “reunión”, nada menos que de
Dios,
ya que es la iglesia de él (cf.
<460102>460102>1
Corintios 1:2). La tercera pregunta es
si
su intención es humillar a aquellos que
no tienen, lit.,
los “desvalidos”,
refiriéndose
a aquellos que no tienen la protección de casas ricas en tiempos de
crisis
como la actual hambruna (cf.
comentario
sobre <460702>460702>1
Corintios 7:26).
Pablo
ciertamente no puede aprobar o elogiar esta inexcusable conducta. La
razón
por la que son culpables está claramente expuesta.
23-25
Pablo
comienza con un recordatorio de que él repite la tradición que
recibió
del
Señor y
que les había transmitido a los corintios cuando estuvo con
ellos.
Recuerda las acciones y palabras del Señor Jesús la
noche en que fue
entregado.
Ellos
debían partir el pan en memoria de la muerte de Jesús.
También
debían beber la copa en
memoria del
nuevo pacto que Jesús ratificó
en
su sangre (cf.
la
ratificación del antiguo pacto con sangre en Éxodo y la
promesa
de un nuevo pacto en <243131>243131>Jeremías
31:31, un pacto que era para la
bendición
de todas las naciones, <011203>011203>Génesis
12:3). 26
La
cena del Señor
proclama
la
muerte del Señor, hasta que él venga por
segunda vez. Pablo
repite
y altera el orden de las palabras de Jesús para dar énfasis a sus
acciones.
Lo
hace para marcar un contraste entre la acción desinteresada de Jesús
al dar
su
vida por ellos y las acciones egoístas de los que crean divisiones
en su
cuerpo,
la iglesia (cf.
<461001>461001>1
Corintios 10:17). Centra la atención en que no
comparten
la comida en la Cena para mostrar cuán extremadamente generosa
había
sido hacia cada uno de ellos, personalmente, la acción de Jesús en
la
cruz.
Se están comportando en esta forma tan egoísta, precisamente en la
celebración
recordatoria que Jesús instituyó la noche en que fue entregado,
para
que pudieran recordar su muerte. ¿No es una traición a aquel cuya
Cena
están
celebrando, el comportarse de esta manera?
27
En
este contexto particular, el comer del pan y beber de la copa
indignamente
tienen que ver con sus actitudes y acciones unos hacia otros,
especialmente
con los necesitados que han sufrido una grave humillación. En
esta
comida se llama la atención hacia la posición y las circunstancias
sociales,
en
una comunidad donde estas divisiones debían ser abolidas en Cristo
(cf.
<460103>460103>1
Corintios 1:30). Por lo tanto, ellos son culpables de pecar en contra
del,
o
posiblemente basándose en el, cuerpo
y
la
sangre del Señor. 28
Todos
deben
examinarse a sí mismos antes de participar. En este contexto, el
examen
tiene
que ver con las actitudes propias de una fiesta y la falta de
compasión
hacia
“los desposeídos”. 29
El
fracaso en reconocer el cuerpo del Señor, es
decir
el cuerpo de creyentes (cf.
<461001>461001>1
Corintios 10:16), no hace más que traer
juicio
sobre la persona. 30
El
juicio ya se ha producido. Algunos son débiles
espiritualmente
debido a sus acciones, otros sufren enfermedades y otros han
sido
separados por la muerte. Esto señala la enorme importancia que Dios
le da
a
su iglesia, y refleja su actividad en el AT de juzgar y apartar a
aquellos que no
respetan
su compromiso para con la unidad y las necesidades de la comunidad
creyente.
31
Juzgar
sus propias acciones evitaría el juicio divino. 32
Para
que
los
corintios no crean que el juicio de Dios es tan inmisericorde como el
de los
dioses
paganos, les recuerda que la disciplina del Señor siempre en esta
vida es
para
bien, para que su pueblo no sea condenado junto con
el mundo.
33
La
expresión así
que marca
la esencia de lo que los corintios son llamados a
hacer.
Cuando se reúnen, deben esperarse unos a otros, o compartir su
comida,
porque el verbo aquí puede significar una cosa o la otra. 34
A
aquellos
que
tienen tanta hambre que no pueden esperar, se les indica que coman en
su
casa.
Esto
significará que no se reunirán para lo peor, sino para lo mejor
(cf.
v
17).
Esto parece ser una medida interina, ya que Pablo promete tratar el
asunto
con
más profundidad cuando llegue a Corinto.
Algunas
veces se interpreta esta afirmación en el sentido de que Pablo había
suspendido
la comida en forma permanente e instituido un culto como el que
celebramos
en la actualidad. Es más probable que su intención fuera la de
erradicar
los problemas, y las actitudes subyacentes a ellos, que los
originaban.
Debe
recordarse que los ciudadanos estaban viviendo una época de hambre
(<460702>460702>1
Corintios 7:26) en la que “los desposeídos” llevaban la peor
parte.
También
es importante reflexionar sobre el hecho de que la cena del Señor
sólo
puede
ser tal verdaderamente cuando aquellos que participan de ella lo
hacen
con
actitud y acciones hacia los demás coherentes con la actitud y las
acciones
desinteresadas
de Jesús (cf.
<461102>461102>1
Corintios 11:20).
12:1-13
Hay sólo un Espíritu Santo
Así
como la conducta en la cena del Señor estaba fuera de control,
también lo
estaba
la forma en que se realizaba el ministerio en la iglesia. Aunque los
corintios
habían escrito a Pablo para pedir su mandato apostólico sobre el
tema
específico
de los
dones espirituales, no
hay motivos para separar los temas
tratados
en el cap. 11 de los que se tratan en los caps. 12—14. Tomados en
conjunto,
encontramos las reuniones de los cristianos en total desorden. En
cualquier
forma que el lector reconstruya los problemas que originaron el
pedido
de aclaración de Pablo (y esto es como unir los trozos de una
conversación
mientras se escucha solamente a un interlocutor), debe
relacionárselos
con el resumen que hace Pablo de sus instrucciones finales en
<461403>461403>1
Corintios 14:39, 40. El también utiliza este método en otros
lugares (cf.
<461103>461103>1
Corintios 11:33; 15:58). En esas instrucciones les dice, anhelad
profetizar;
y no impidáis el hablar en lenguas, haciendo todo en la iglesia
decentemente
y con orden. Aparentemente, los problemas se relacionan, más
que
nada, con la prioridad de la profecía y el ejercicio del don de
lenguas en las
reuniones
cristianas. Estas debían ser conducidas en tal forma que reflejaran
el
carácter
de Dios, a quien pertenecía la reunión.
1
Los
corintios escribieron preguntando por los
dones espirituales. La
expresión
gr. es ambigua y puede traducirse también como “personas
espirituales”.
El tema tratado al comienzo sugeriría que la pregunta de los
corintios
en el v. 1 se refería a la forma en que aquellos que poseían el
Espíritu
Santo
ejercían su ministerio en las reuniones de la iglesia. La primera
preocupación
de Pablo es solucionar su ignorancia. 2
Les
recuerda: Cuando
erais
gentiles, ibais como erais arrastrados, tras los ídolos mudos, o
como
traduce
más lit. la VHA “os extraviaban... según y como erais llevados”.
El
rechazo
de ellos de la revelación general de Dios en sus vidas los llevó a
la
idolatría
y a la espiral descendente de las prácticas idolátricas
(<450121>450121>Romanos
1:21-23).
La palabra mudos
se
utiliza en la misma forma que la usaban los
escritores
del AT cuando señalaban a Israel la necedad y futilidad de
inclinarse
ante
los ídolos fabricados por hombres (<350218>350218>Habacuc
2:18, 19). 3
Los
paganos
creían que los dioses podían influir favoreciendo sus objetivos en
contra
de los de otros en áreas de la vida como la competición deportiva,
cuestiones
sentimentales, los negocios y la política. Esto se hacía en cultos
paganos
por medio de las maldiciones que se echaban contra los oponentes.
Algunas
veces las escribían en plomo, las depositaban en templos y cisternas
y
juramentaban
en el nombre de un dios. Una tabla de maldición encontrada en el
templo
de Démeter en Corinto decía: “Hermes del mundo subterráneo, [haz
caer]
terribles maldiciones.” Anatema
sea Jesús puede
traducirse como “Jesús
[es]
una maldición” o “Jesús, [haz caer] una maldición”, porque
las dos
palabras
son, lit., “anatema Jesús”. Cf.
<461602>461602>1
Corintios 16:22, “sea anatema”,
donde
el verbo está en tiempo presente. ¿Estaban los corintios utilizando
el
nombre
de Jesús como una maldición en contra de sus oponentes en la misma
forma
en que los paganos hacían con sus dioses? ¿Está Pablo diciendo que
ninguna
persona que habla por
el Espíritu de Dios maldice
a otros con un
“anatema
Jesús” para ponerlos en desventaja? Sólo aquellos que son guiados
por
el Espíritu afirmarán que Jesús
es el Señor. Los
cristianos debían estar
utilizando
sus dones para bendición y bienestar de los demás (cf.
v.
7).
Pablo
continúa hablando sobre el hecho de que los muchos y diversos dones
provienen
de una sola fuente, Dios, que los ha puesto a su disposición para el
bien
común (4-11). 4-6
Del
mismo Espíritu, Señor y Dios, proviene una
variedad
de dones,
ministerios y
actividades;
la
iglesia haría bien en seguir el
ejemplo
de Pablo utilizando los tres términos. 7
A
cada persona le
es dada la
manifestación
del Espíritu, no
para sí misma, sino para
provecho mutuo. En
la
vida secular el “bienestar” de los demás era objeto de la
beneficencia, y
Pablo
aquí usa la misma palabra para enfatizar que lo que se le ha dado a
cada
uno
es para el bien de los demás. En la Corinto secular la elite
mostraba sus
dones
y habilidades, creyendo que le daban posición e importancia. Esta
falsa
noción,
aparentemente, aún existía para algunos, luego de su conversión y
en su
ministerio.
8-10
Pablo
bosqueja los diferentes dones, ministerios y actividades
del
Espíritu: sabiduría,
conocimiento, fe, sanidades, el hacer milagros,
discernimiento
de espíritus, y
lenguas
o
idiomas (ambas traducciones son
posibles,
cf.
<461301>461301>1
Corintios 13:1), y su interpretación.
11
Todo
esto se
atribuye
al Espíritu,
y
su distribución a cada persona se declara aquí ser
decisión
soberana del Espíritu (cf.
<460407>460407>1
Corintios 4:7b).
12
De
la misma manera que los dones son diversos pero derivan del único y
el
mismo
Espíritu (4-11), así también es Cristo, es decir, el cuerpo de
Cristo (ver
v.
27). 13
El
Espíritu nos bautiza en un cuerpo en el que el origen racial o la
posición
social no marcan ninguna diferencia. La fuente o el origen de la vida
espiritual
de ellos es el Espíritu (cf.
la
fuente del pueblo de Dios en el AT, <461004>461004>1
Corintios
10:4).
12:14-31
Hay un solo cuerpo de creyentes
No
es posible que un individuo declare su independencia del cuerpo de
creyentes
solamente porque no esté satisfecho con determinados dones
otorgados
por el Espíritu soberano (15-20), o con los dones de otros, y por
tanto
declare que no se necesita un ministerio en particular (21-26). Todos
los
cristianos
son parte de un cuerpo y Dios ha preparado esta diversidad.
15-21
El
descontento con la función que le corresponde a alguien no puede ser
causa
de que ese alguien deje de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo
consistiese
de un solo don, ¿cómo sobreviviría? Dios ordenó todas las partes
del
cuerpo como él consideró adecuado. Si todos fuésemos una y la
misma
parte,
no existiría el cuerpo. La verdad es que hay muchos miembros, pero
sólo
un
cuerpo. Los que tienen dones de percepción y pensamiento no pueden
menospreciar
a aquellos que tienen dones más prácticos. 22-24
Las
partes más
débiles
y menos decorosas son tratadas con especial honor y decoro, en
comparación
con otras partes del cuerpo que no necesitan atención especial.
Dios
ha integrado los miembros del cuerpo y les ha dado mayor honor a
aquellas
partes que no lo tienen. 25
El
punto crucial es que Dios quiso que no
hubiera
divisiones, sino que todos sean valorados (cf.
<460101>460101>1
Corintios 1:10;
3:3;
11:18).
27
Los
corintios son el
cuerpo de Cristo y
cada uno de ellos es miembro del
mismo.
Algunos se creían superiores y, por consiguiente, hacían sentir- se
inferiores
en sus ministerios a otros. Estos se sentían tentados a retirarse, o
se
retiraron
efectivamente, de cualquier función activa en la asamblea cristiana.
Así
como
algunos corintios no reconocían el cuerpo en <461102>461102>1
Corintios 11:29, aquí
ejercían
su ministerio en una forma que tenía efectos negativos sobre otros
miembros.
Mostraban parcialidad en su respuesta a los demás, algo que
claramente
sucedía en la sociedad secular. 28-30
Tanto
la asignación de dones
a
los cristianos, y las prioridades que ellos tienen son prerrogativa
de Dios. Se
detallan
las funciones apostólicas, el ministerio de los profetas,
las
tareas de
enseñanza,
milagros, sanidades,
la
ayuda a los necesitados, los dones
administrativos
y el don de lenguas
(28),
junto con la interpretación de lenguas
(30).
Es claro que no todos tienen cada uno de estos dones. 31
Los
corintios
deben
anhelar los dones mayores. ¿Cuáles son? Presumiblemente serían la
profecía
y la enseñanza, dado que se las presenta en ese orden en el v. 27.
Esto
se
confirma en <461401>461401>1
Corintios 14:1, 39.
Para
que los corintios no buscaran los dones con el espíritu arrogante
que sus
actitudes
reflejaban en <461201>461201>1
Corintios 12:1, Pablo presenta un
camino
todavía
más excelente para
su ministerio conjunto.
13:1-13
Dones ejercidos en el contexto de
relaciones
donde existe un compromiso
1
La
ausencia de amor en el ejercicio de los dones arruina a la persona
que
habla
lenguas
(o
idiomas) de
hombres y de ángeles. Vengo a ser, lit.
“me he
convertido
en” algo tan hueco como el sonido de un bronce
o
un címbalo
(platillo).
2
El
don de profecía
por
medio del cual se comprende toda la
verdad,
y el conocimiento, y la fe
que
mueve problemas grandes como
montañas
hacen que el ministro de ese don sea nada si no tiene amor.
3
Si
la
generosidad
fluye en abundancia hasta el punto de entregarse a sí mismo y
hasta
se rinde la vida a las llamas, no se gana nada si no hay amor. La
falta de
amor
en el ministerio significa que he sido cambiado para peor: “Me he
vuelto
hueco”,
“no soy nada”, y de
nada me sirve, determina
claramente cuál debe
ser
la motivación para el ministerio. El amor de ninguna manera debe
estar
ausente.
4-7
La
presencia del amor afirma a otros y supera los aspectos destructivos
de
nuestro
carácter. La paciencia, la bondad y la verdad importan. Así como el
evitar
aquellos pecados mencionados en los Diez Mandamientos que tratan de
las
relaciones con otros seres humanos nutre las relaciones, también lo
hace el
amor.
Se evitan la envidia, la ostentación, la arrogancia, la ira y el
mal. El amor
provee
tanto la estabilidad como la consistencia en la que palpita la vida.
8-13
El
futuro del amor está garantizado. 9
En
esta existencia transitoria,
nuestro
conocimiento imperfecto se refleja en lo que profetizamos. 10
Cuando
llegue
la perfección en el cielo, lo imperfecto desaparecerá. 12
Los
reflejos
imperfectos
serán reemplazados por la verdadera percepción: los espejos
imperfectos
distorsionaban la correcta reflexión del rostro que en ellos se
miraba.
El conocimiento parcial dará lugar al conocimiento pleno, así como
somos
plenamente conocidos por Dios. 13
Sólo
se reconoce permanencia a la
fe,
la esperanza (el
futuro nos viene de manos de un Dios que no nos fallará) y
al
amor. El
amor tiene el lugar principal, por las razones que se señalan
claramente
en los vv. 1-7.
14:1-19
Profecías, lenguas y la iglesia
Procurar
el amor debe ser la prioridad en la asamblea cristiana. Repitiendo su
afirmación
de <461203>461203>1
Corintios 12:31 y retomando la instrucción de anhelar los
dones
mejores, Pablo revela que tiene en mente el don de la profecía. 2
El
Apóstol
indica por qué esto es así. Las lenguas no se dirigen a los
hombres,
sino
a Dios. 3
La
profecía, por otra parte, se dirige al pueblo de Dios y
satisface
tres necesidades del corazón humano: edificación, exhortación y
consolación.
La fe cristiana es única porque ha utilizado palabras que hablan de
edificación
al querer fortalecer, exhortar y consolar a sus miembros. 5
El
deseo
de
Pablo es que todos hablen en lenguas, pero, agrega, dada la
posibilidad de
elegir,
él preferiría que profetizaran. El profeta es mayor que el que
habla en
lenguas,
a menos que éste interprete para que la iglesia pueda ser edificada.
Nuevamente
se repite la intención edificadora de la reunión de los cristianos.
6
Pablo
discute con aquellos que aparentemente ponían tanto énfasis en las
lenguas,
poniéndose a sí mismo como ejemplo. A menos que él traiga alguna
revelación...
conocimiento... profecía... o enseñanza, ¿de qué servirá su
ministerio?
Presenta dos ejemplos. 7
En
la música, es vital que pueda ser
entendido
el sonido de la flauta o del arpa (esta última gozaba de gran
aprecio
en
el siglo I, y sus ejecutantes deleitaban a multitudes que llenaban
los teatros
para
escuchar sus extensos repertorios). 8
La
trompeta debe dar las señales
correctas
para que las tropas se alisten para la batalla. 9
Pablo
aplica las
ilustraciones:
Así también vosotros. Nadie puede discernir cuál es la melodía,
ni
reconocer
la señal, si el lenguaje es incomprensible. 10-12
Desde
la torre de
Babel
es incontable el número de idiomas existentes, y los idiomas no
reconocidos
convierten en extranjeros tanto a quienes los pronuncian como a
los
que los escuchan. Así también vosotros, repite Pablo (12).
Elogia el
profundo
deseo que hay en ellos de poseer dones espirituales y los anima a
buscar
aquellos que edifican.
En
los vv. 1-19 Pablo ha argumentado sobre por qué debe anhelarse más
profetizar
que hablar en lenguas. Edificar o fortalecer, exhortar y consolar a
la
iglesia,
son aspectos cruciales del reunirse como pueblo de Dios, y esto se
produce
por medio del don de profecía.
14:20-25
Profecías, lenguas y los no creyentes
20-22
Aquí
Pablo ordena a los corintios que dejen de pensar como niños (cf.
<461301>461301>1
Corintios 13:11). Aunque es correcto que sean inocentes en cuanto al
mal,
deben pensar como adultos, como hombres maduros. Esto implica la
comprensión
de lo que está escrito en la ley (<232811>232811>Isaías
28:11, 12;
<052849>052849>Deuteronomio
28:49), de donde Pablo deduce que las lenguas son una
señal
para el incrédulo (¡pero una señal negativa, pues confirmará su
incredulidad!)
y la profecía es para los cristianos. 23
Si
el no creyente, o alguien
que
está interesado en saber, viene a la iglesia, y todos están
hablando en
lenguas,
esa persona saldrá convencida de que están todos locos. 24
Pero
si
todos
profetizan, el no creyente o el interesado sí se verá tocado. En
todos
habrá
convicción y juicio, 25
y
su corazón será expuesto, caerán de rodillas
para
adorar, y reconocerán la presencia de Dios.
14:26-36
Decentemente y con orden
26
Toda
persona tiene un himno, un mensaje de instrucción, una revelación,
una
lengua
o una interpretación. Todo esto debe hacerse para edificar a la
iglesia.
33a
Debe ser hecho bajo control, ya que Dios es un Dios de paz.
Los
vv. 33b-36 hablan de un aspecto de la función de las esposas en la
iglesia.
Algunos
comentadores esquivan el problema declarando que esta sección fue
agregada
luego y no fue escrita por Pablo. Pero todos los mss. incluyen este
pasaje.
Para tratar de comprenderlo, debemos tener en cuenta tres aspectos:
(i)
Las
esposas oraban y profetizaban en las reuniones cristianas (ver 11:5).
Esta
era
una práctica común en todas las iglesias apostólicas (33b). El
contexto es
crucial:
la evaluación de la profecía (v. 35). (ii) La ley requiere que se
reconozcan
las funciones propias de hombres y de mujeres (34), lo que es una
referencia
a <010220>010220>Génesis
2:20-24 ó 3:16. Pablo ya citó el primero de estos
textos
en <461108>461108>1
Corintios 11:8, 9. (iii) La esposa debe buscar la aclaración de
los
puntos oscuros en el hogar, lo cual podría bien significar que es su
esposo el
que
dio la profecía (35). Aunque no hay certeza absoluta al respecto,
este autor
opina
que las esposas, en esta reunión pública, no deben participar de la
evaluación
pública de las profecías, que incluía el cuestionamiento de su
contenido.
14:37-40
Advertencias y conclusiones
37
La
norma apostólica que los corintios habían pedido, en relación con
“dones
o
personas espirituales” concluye con una clara afirmación de que
todo lo que
Pablo
escribe es del Señor. El profeta y la persona espiritual sabrán que
“lo que
dice
Pablo, lo dice Dios” (San Agustín). No hay fundamento para
encasillar a
estos
capítulos en una situación particular de tiempo o lugar. 38
Quienes
la
ignoren,
incluyendo a los profetas y quienes ejerzan dones espirituales, deben
ser,
o serán, ignorados. 39
La
profecía debe ser anhelada por sus beneficios
para
la iglesia. No se prohíbe el ejercicio del don de lenguas, pero sí
se lo
regula
según lo expresado en este capítulo. 40
Las
normas que Pablo establece
tienen
como fin el lograr una reunión ordenada. Un aspecto del carácter de
Dios
es que es un Dios de orden (cf. v 33) y, para reflejarlo, todas las
cosas en
su
iglesia deben ser hechas en forma decente y con orden. Este mandato
incluye
no sólo los temas tratados en estos capítulos, sino también los
tratados
en
el cap. 11.
Nota.
Los caps. 11—14 reflejan la convicción teológica de que no es
“mi” o
“nuestra”
iglesia, sino la asamblea o reunión de Dios, que la acción
desinteresada
de Cristo debe reflejarse en las relaciones y en la satisfacción de
necesidades;
que debe haber participación de hombres y mujeres; y que la
edificación,
en forma ordenada, de aquellos que se reúnen, es una prioridad.
Estos
capítulos no deben ser leídos con el fin de señalar los errores o
deficiencias
de otras tradiciones eclesiásticas. Es fácil leerlos y no ver el
desafío
personal
que contienen. Pablo reclama un mayor compromiso para con las
necesidades
físicas y espirituales en las reuniones semanales de los cristianos,
de
lo que la mayoría de las reuniones de iglesias modernas permiten.
Deben ser
de
inspiración para quienes asisten. En la iglesia apostólica no
existía tal cosa
como
una congregación cerrada a los no creyentes. Continúa en pie el
desafío
de
que los cultos cristianos sean tales que el que viene de afuera pueda
entrar y
adorar
y saber que Dios está realmente entre su pueblo.
15:1-58
LA RESURRECCION DEL CUERPO DEL CREYENTE
EN
CRISTO
Este
no es un tema sobre el cual los corintios le hayan consultado. Pablo
se
enteró
de que algunos estaban diciendo que no había resurrección de los
muertos
(12). El sabe que algunos plantearán preguntas en relación con los
medios
por los cuales los muertos resucitan y la naturaleza del cuerpo
resucitado
del creyente en Cristo (35). Claramente se ve que el tema está
relacionado
con la conducta de ellos, por lo cual les ordena que no se dejen
engañar
y dejen de pecar (34). Como en <461103>461103>1
Corintios 11:33, 34 y 14:39,
40,
este capítulo concluye con órdenes, v. 58: estad firmes y
constantes,
abundando
siempre en la obra del Señor, y se les da el motivo: sabiendo que
vuestro
arduo trabajo en el Señor no es en vano.
¿Qué
tiene que ver la resurrección del cuerpo del creyente en Cristo
después
de
la muerte con las obras realizadas en el Señor en esta vida? ¿Por
qué deben
tener
la certeza de que no son en vano? No es la resurrección de Cristo lo
que
se
estaba negando, sino la resurrección corporal del cristiano, frente
a la
doctrina
pagana de la inmortalidad del alma.
Para
la mentalidad del siglo I la inmortalidad del alma era algo
incuestionablemente
cierto para la mayoría de los paganos. La resurrección del
cuerpo
les parecía absurda (cf. <441732>441732>Hechos
17:32). Algunos cristianos,
aparentemente,
pensaban en la vida eterna en términos de la inmortalidad del
alma.
También es posible que hayan apoyado las implicaciones que los
paganos
inferían
de allí. El paganismo popular argumentaba que los sentidos que
rodeaban
al alma inmortal eran dados por la naturaleza, pero no podrían
disfrutarse
después de la tumba. Por eso, si tenían dinero comamos y bebamos,
que
mañana moriremos (32). Se creía que la forma en que el cristiano
vivía en
esta
vida no importaba demasiado, y que la seguridad de la inmortalidad
era la
esencia
del evangelio y lo único que verdaderamente contaba. Esta concepción
de
la vida cristiana sigue en pie y no pocos la proponen desde el
púlpito y los
bancos.
Pablo refuta firmemente esta aberrante visión de la continuidad
cristiana
aparte del cuerpo, demostrando que la resurrección de Cristo era el
centro
del evangelio y que la resurrección del cuerpo del cristiano era una
consecuencia
lógica de ella, y concluye con las implicaciones éticas
correspondientes.
Luego prosigue explicando la naturaleza del cuerpo
resucitado
del cristiano (35-57).
15:1-11
El evangelio y la certeza de la resurrección de Cristo
1
Pablo
les recuerda el evangelio que les predicó y que ellos creyeron (cf.
v.
11).
2
Ese
evangelio los rescató, y a menos que se aferren a lo que Pablo les
había
predicado, su fe es en vano, es decir, vacía. 3
Pablo
no lo había
inventado,
sino que les había transferido a ellos lo que él mismo había
recibido
(cf.
<460401>460401>1
Corintios 4:1). De primera importancia era la muerte de Cristo por
nuestros
pecados, hecho que era cierto porque el AT hablaba de la obra del
Mesías
(Isaías 53). 4
La
sepultura y la resurrección del Mesías al tercer día
también
eran el tema del AT (<191608>191608>Salmo
16:8-11, citado por Pedro en
Pentecostés;
<440224>440224>Hechos
2:24-28). 5-8
Este
pasaje del AT naturalmente se
confirmaba
con la resurrección de Cristo, que muchas personas que aún vivían
podían
corroborar. Pedro, luego los 12 apóstoles, 500 cristianos a quienes
se
apareció
al mismo tiempo, Jacobo el hermano del Señor, luego todos los
apóstoles
y finalmente Pablo, como a un último en llegar, en el camino a
Damasco,
todos lo vieron (<440903>440903>Hechos
9:3-5). 10
La
intervención de la gracia
de
Dios había hecho de Pablo un apóstol, y él dice haber trabajado
más que
cualquier
otro apóstol, o mejor dicho, la gracia de Dios había logrado esto.
11
Eso,
sin embargo, era intrascendente, ya que este evangelio que Pablo
acaba
de
bosquejar era lo que [nosotros, los apóstoles] predicamos, y lo que
los
corintios
habían creído.
15:12-34
La resurrección de Cristo y nuestra resurrección
15:12-19
Si
Cristo no resucitó. Con el uso de siete “si”, Pablo explora las
consecuencias
de la creencia de algunos de los cristianos de Corinto que
sostenían
que el cuerpo no resucita. 12
Comienza
refiriéndose nuevamente al
hecho
de la resurrección de Cristo. ¿Cómo podía alguien afirmar que no
existe
tal
cosa como la resurrección? 13
Si,
como creían los fundadores del
Areópago
de Atenas, la resurrección del cuerpo era una imposibilidad en sí
misma,
entonces, la resurrección de Cristo era imposible. 14
Si
Cristo no ha
resucitado,
el
evangelio es inútil y los corintios pusieron su confianza en el
lugar
equivocado.
15
Más
aun, el testimonio de los apóstoles de que Dios resucitó a
Cristo
es fraudulento. Pero Dios no podría hacer algo que en realidad no
sucede,
eso es, la resurrección de los muertos. 16
Que
no haya resurrección
significa
que no tenemos tal cosa como un Cristo resucitado. 17
No
tener un
Cristo
resucitado significa que la fe de los corintios está en el lugar
equivocado
y
que sus pecados no están perdonados (cf.
v.
3). 18
Además,
los creyentes
en
Cristo que ahora están muertos y a quienes se había convencido de
que
abandonaran
sus convicciones religiosas anteriores están perdidos; sin
embargo,
Pablo sí creía que aquellos que habían muerto sin Cristo estaban
perdidos.
19
Si
la fe cristiana es solamente una mera panacea para esta vida,
entonces,
dado el costo de ser cristiano en el mundo pluralista de Corinto, los
cristianos
eran la gente más digna de conmiseración en todo el mundo. Pablo ha
traído
este punto de vista falso a su conclusión lógica. Si no hay
resurrección
del
cuerpo, deberían abandonar la fe.
15:20-28
Si
Cristo ha resucitado. Pablo
detalla ahora las consecuencias de
la
resurrección de Cristo. 20
Afirma
que es cierta y también que la resurrección
de
Cristo es la garantía de resurrección de aquellos que han muerto
(cf.
también
11:30, donde se refiere a la muerte como sueño y no el mal
monstruoso
que representaba para el mundo pagano). Las primicias
de
una
cosecha
muestran que hay más para levantar. 21
Al
hombre le cupo la
responsabilidad
de la muerte (<010217>010217>Génesis
2:17), y la resurrección de los
muertos
también vino a través de un hombre. 23
El
proceso tiene su orden.
Cristo
es primero; luego, cuando él aparezca, los cristianos le seguirán.
24
Luego
viene el final, el último acontecimiento de la historia cósmica,
cuando
Cristo
entregue
el reino en
manos del Padre, después de haber dominado a
todos.
25
El
reinará como el Señor soberano de tierra y cielo hasta que todo
esté
sujeto a él. 27
Pablo
explica citando un salmo mesiánico, el <460806>460806>1
Corintios
8:6 que habla de que todas las cosas son sojuzgadas por él. Amplía
el
pasaje,
deteniéndose en la importancia de todas. Eso, naturalmente, no
incluye
a
Dios mismo, quien es el que pone todas las cosas bajo los pies de
Cristo. 28
Cuando
esto finalmente suceda, Cristo doblará la rodilla ante el Padre para
que
Dios sea el todo en todos. En
un pasaje tan breve Pablo ha trazado la
historia
del paraíso perdido y recuperado, y la recuperación del
sometimiento
de
todas las cosas a Dios, como en el principio de la creación. Y es la
resurrección
de Cristo la que garantiza esto.
15:29-34
Resurrección,
bautismo cristiano y ministerio. Pablo
acumula
nuevos
argumentos contra quienes niegan la resurrección del cuerpo y sus
consecuencias
actuales para el accionar cristiano. Concluye con una firme
reprensión
para aquellos que viven según su errónea creencia. Si no hay
resurrección
del cuerpo, entonces Pablo entiende que tanto el bautismo de ellos
como
el ministerio de él son inútiles. 29
Este
es un versículo difícil. Algunos han
considerado
que apoya la idea de que los cristianos corintios se bautizaban en
nombre
de los que ya habían muerto, presumiblemente, miembros de sus
familias
que habían fallecido. Además, han argumentado que aunque Pablo no
lo
aprueba, simplemente cita lo que ellos han hecho, como argumento en
contra
de
su creencia. Pablo no era un pragmático. Eso no tiene mucha relación
con él
como
pastor, ni con su comentario crítico e incisivo, a través de toda
esta carta,
respecto
de la conducta de los corintios. Sería una práctica que estaría en
conflicto
con su evangelio.
Pablo
enseña en <450603>450603>Romanos
6:3-5, que los cristianos son sepultados con
Cristo
en el bautismo y levantados para vivir una vida nueva, y que están
unidos
a
él en su muerte y resurrección. Esa experiencia espiritual a la que
apunta el
bautismo
en agua no es simplemente una referencia al “alma”, sino a la
persona
total,
incluyendo su cuerpo. Los Padres griegos primitivos llegaron a la
conclusión
de que en este versículo Pablo preguntaba qué sentido tiene al fin
y
al
cabo realizar el bautismo, haciéndolo por los cuerpos —la
expresión por los
muertos
significa lit. “a favor de los [cuerpos] muertos” y se repite dos
veces—,
si
éstos simplemente desaparecerán. (Nota del Editor: Hay otras
interpretaciones
de este pasaje que están de acuerdo con la enseñanza bíblica
total,
así como la presentada aquí.)
30
La
segunda discusión de Pablo se relaciona con su propio ministerio.
Sus
actividades
lo ponían en peligro constante (cf.
<471102>471102>2
Corintios 11:23-28). 31
El
se
ve a sí mismo como muriendo cada día. ¿A qué muere? Los paganos
decían
que
se debía complacer a los sentidos en esta vida. También acusaban a
quienes
no estaban de acuerdo con ellos de estar negándose la realización
personal
y los placeres de esta vida. Pablo parece argumentar, a la luz de ese
punto
de vista, que cada día conscientemente él se niega a sí mismo. 32
Habla
de
haberse involucrado en el ministerio aun al punto de luchar contra
las fieras
en
Efeso (posible alusión al culto imperial provincial de la veneración
de los
emperadores,
en el que Pablo, como ciudadano romano, aparentemente se vio
envuelto).
El culto siempre iba acompañado de demostraciones de fieras
salvajes.
En <470108>470108>2
Corintios 1:8-11 se refiere a las dificultades que vivió en
Efeso.
En cuanto al razonamiento de los corintios, Pablo sugiere que estaba
perdiendo
el tiempo. Debería vivir como los paganos que argumentaban que
todos
debían comer, beber y disfrutar el cuerpo porque esos placeres
terminarían
con la muerte. Entonces cita <232213>232213>Isaías
22:13.
33
Pablo
ordena a los corintios no dejarse engañar y cita un dicho popular
tomado
del Thais, de Menandro: Las
malas compañías corrompen las
buenas
costumbres. ¿Qué
tiene esto que ver con la negación de la
resurrección
del cuerpo? Quienes enseñaban la inmortalidad del alma con el
corolario
de complacer a los sentidos decían que su estilo de vida hedonista
era
la
prueba de su éxito. Era la ética de los ricos. Se jactaban de su
vida
licenciosa.
Pablo, aparentemente, está preocupado por el efecto que tales
malas
compañías podrían tener sobre el carácter del cristiano. 34
Cuando
Pablo
ordena a algunos corintios que vuelvan en sí y dejen de pecar, es
posible
que
tenga este estilo de vida licenciosa en mente. El mismo era apoyado
por los
cristianos
y justificado con el fundamento de que no había resurrección del
cuerpo.
Tal vida, concentrada únicamente en los placeres, significaba que no
tenían
lugar para compartir el conocimiento de Dios con otros, lo cual Pablo
considera
obligación de todos los cristianos (cf.
<461003>461003>1
Corintios 10:32—11:1).
Pablo
creía que todos estarían frente al trono del juicio de Cristo y
recibirían las
recompensas
por lo hecho estando en el cuerpo, fuera bueno o malo (<470501>470501>2
Corintios
5:10, cf.
<661413>661413>Apocalipsis
14:13). Por lo tanto, condenaba la mala
conducta
de algunos corintios que negaban la resurrección de sus cuerpos para
justificar
su forma de actuar. Un desliz en la conducta ética del creyente en
Cristo
equivale a una negación de la resurrección de su cuerpo y de la
responsabilidad
de rendir cuentas por lo que ha hecho.
15:35-44
Analogías de semillas y cuerpos
35
Pablo
responde llamando “necios” a los que hacen estas preguntas (p.
ej.
¿cómo
resucitan los muertos?).
Si se reflexiona sobre el tema, las respuestas
son
obvias, como muestran las analogías que él presenta. El trigo tiene
dos
formas
de existencia; la segunda se realiza únicamente si el trigo muere en
la
tierra.
Es Dios quien ha determinado la forma futura de cada semilla, es
decir, le
ha
dado un “cuerpo” distintivo. Dios también ha creado el reino
animal con
carne
diferente. Lo mismo se aplica a los cuerpos humanos y celestiales.
Las
glorias
de estos cuerpos son diferentes. Los cuerpos terrenales lo
demuestran.
La
resurrección de los muertos no es diferente. Es como una semilla que
se
siembra
en muerte y surge inmortal. Sufre una transformación gloriosa.
Sembrada
en deshonra y debilidad, resucitará en gloria y poder. 44
Pablo
llega
a
la conclusión de que si hay un cuerpo
natural, también
hay un cuerpo
espiritual.
15:45-49
Analogía de Adán y Cristo
45
El
primer hombre... llegó a ser un alma viviente, según
<010207>010207>Génesis
2:7,
y
el postrer Adán, Cristo,
un espíritu
vivificante (cf.
vv.
22, 23). 48
Los
descendientes
de Adán comparten su naturaleza, mientras que aquellos que son
del
cielo comparten la de Cristo. 49
Así
como los cristianos comparten la
semejanza
de Adán, también tendrán la semejanza de Cristo. Porque el
cristiano
tiene asegurada la continuidad de su existencia con la resurrección
de
su
cuerpo y su transformación a la semejanza misma de Cristo (cf.
<500321>500321>Filipenses
3:21).
15:50-57
La seguridad de la victoria
50
La
transformación es necesaria porque la
carne y la sangre, es
decir, el
cuerpo
terrenal, no
pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción
heredar
la incorrupción. 51
Pablo
les cuenta un secreto, un misterio,
es
decir,
algo que no había sido conocido anteriormente en la historia humana,
pero
que ha sido revelado al siervo de Dios (cf.
<460401>460401>1
Corintios 4:1). No todo
el
pueblo de Dios dormirá el sueño de la muerte, es decir, morirá,
pero es
absolutamente
seguro que todos serán transformados.
52
La
venida de Cristo
ocurrirá
en
un instante y
el final será anunciado con el sonido de la
trompeta
(cf.
<380914>380914>Zacarías
9:14). Entonces los muertos se levantarán y el pueblo de Dios
será
transformado. 54
Cuando
esto suceda, acontecerá lo que predijo el
profeta:
la
muerte será
sorbida en
victoria (<232508>232508>Isaías
25:8). 55
Nuevamente
Pablo
puede citar la profecía de <281314>281314>Oseas
13:14 que es precedida por la
promesa
de que el Señor librará a su pueblo de la tumba. De las dos
preguntas
formuladas
en el v. 55, a la segunda se responde en el v. 56 y a la primera en
el
v.
57. 56
El
pecado fue la causa de la muerte (<010217>010217>Génesis
2:17). Por medio
de
la ley llega el reconocimiento del terrible poder del pecado (cf.
<450707>450707>Romanos
7:7-14, donde Pablo explica en detalle la afirmación que aquí
formula
brevemente). 57
Cristo
invadió el dominio de la muerte y le robó su
aguijón.
Esta es la gran victoria por la que debemos agradecer a Dios.
15:58
Instrucciones finales
La
consecuencia de todo lo hablado es el mandato de permanecer firmes y
no
apartarse
de la roca de la resurrección corporal del pueblo de Dios. Lo que no
deben
hacer ahora en ese cuerpo, que será resucitado, es ser arrastrados
al
pecado
(33, 34a). En cambio, deben siempre abundar en la obra del Señor, lo
cual,
en parte, significa ayudar a aquellos que “tienen ignorancia de
Dios”
(34b).
Este es el llamado a todo creyente en Cristo para toda su vida. Ese
trabajo
no será en
vano, y
significará que recibirán la recompensa del Señor
por
el bien hecho mientras estaban en el cuerpo cuando estén frente al
trono del
juicio
de Cristo (<470501>470501>2
Corintios 5:10). Aquellos que mueren en el Señor son
considerados
realmente bienaventurados, ya que cesan en su labor en el Señor
y
sus buenas obras los siguen (<661413>661413>Apocalipsis
14:13). En el cristianismo actual
existe
el peligro de investir a la expresión “vida eterna” con la
connotación
pagana
y griega de la inmortalidad del alma, y de considerar los momentos
presentes
de la vida cristiana como oportunidades para el beneficio y
engrandecimiento
personales.
16:1-24
OTROS ASUNTOS
16:1-4
Indicaciones sobre la ofrenda
Este
es el quinto tema sobre el cual consultaron los corintios (<460701>460701>1
Corintios
7:1,
25; 8:1; 12:1). Pablo adjudicó gran importancia al dinero que se
estaba
reuniendo
para los cristianos necesitados en Jerusalén. Esta colecta no sólo
tenía
una motivación filantrópica, sino que representaba un gesto único
de
solidaridad
de los gentiles hacia los judíos. Normalmente, los judíos de la
Diáspora
enviaban ofrendas a sus hermanos judíos de Jerusalén, pero el hecho
de
que las iglesias gentiles reunieran dinero para los cristianos
judíos, mostraba
la
naturaleza del evangelio que podía romper las duras barreras
raciales. 2
La
ofrenda
debía ser sistemática, apartando el
primer día de la semana una
suma
adecuada
a sus ingresos, lit. “como hayan sido prosperados” por el Señor.
Pablo
prefería la ofrenda sistemática, pues no quería que se tuviera que
reunir
una
colecta cuando él llegara. 3
Enviaría
luego la ofrenda a Jerusalén por mano
de
personas elegidas por los corintios, con cartas de presentación para
ellas.
Se
exigía que estas personas fueran responsables. El abuso de los
fondos
“comunitarios”
había sido tan común entre los judíos que las autoridades
romanas
enviaban personas que escoltaran los fondos que eran enviados a
Jerusalén,
para su protección. 4
Si
lo cree necesario, Pablo viajará con quienes
lleven
las cartas y el dinero. No habla de acompañarlos a ellos, sino de
que
ellos
lo acompañen a él. Como apóstol de los gentiles claramente se ve a
sí
mismo
yendo a la iglesia de Jerusalén con las ofrendas de los cristianos
gentiles.
Finalmente,
la ofrenda fue reunida (<451526>451526>Romanos
15:26), aunque, como
muestra
2 Corintios 8—9, aparentemente los corintios no siguieron la
enseñanza
del dar en la forma sistemática indicada en los vv. 1-4. Cuánto
tiempo
y energía podría ahorrarse en la obra cristiana si el pueblo de
Dios
simplemente
ejercitara la disciplina de reconocer a intervalos regulares la
bondad
de Dios y apartar recursos para compartir cristianamente. Nótese
también
el cuidado con que Pablo manejaba el dinero con el fin de evitar
cualquier
insinuación de mal manejo, y la forma en que anima a los cristianos
a
hacer
lo mismo.
16:5-9
Planes de viaje de Pablo
5
Aquí
Pablo explica lo que tenía en mente cuando dijo que esperaba ir a
verlos
pronto (<460401>460401>1
Corintios 4:19). 6
Desea
pasar el
invierno con
ellos
esperando
que lo encaminen a
donde deba ir,
es decir, que les da la
oportunidad
de ser parte de su futuro ministerio. En otras partes Pablo habla
del
sostén que una iglesia le da libremente como una forma de compartir
con él
la
obra del evangelio (<500105>500105>Filipenses
1:5; 4:15). Desea visitar Roma y también
llevar
la ofrenda a Jerusalén, de allí la incertidumbre. 7
El
hecho de que no
volviera
inmediatamente a Corinto hizo que algunos corintios se volvieran
arrogantes
(<460401>460401>1
Corintios 4:18). Esto refleja la actitud secular de ellos,
mientras
él, por su parte, al considerar las opciones, lo hace con la clara
limitación
de si
el Señor lo permite. 8,
9 En
ese momento Pablo se encuentra
en
Efeso y se quedará allí hasta
Pentecostés, la
fiesta judía que se celebraba
aprox.
50 días después de la Pascua. La razón para quedarse allí son las
grandes
oportunidades evangelísticas que van acompañadas de gran oposición
(cf.
15:32
y <470108>470108>2
Corintios 1:8-11). Pablo no era un evangelista que se
desanimara
fácilmente.
16:10,
11 Posible visita de Timoteo
10
Pablo
también se preocupa por Timoteo, su sincero y confiable colaborador
(<505619>505619>Filipenses
2:19-23). Quiere que si éste va a Corinto, sea adecuadamente
recibido.
Dada la hostilidad que algunos miembros de la congregación sentían
por
Pablo, lo que preocupaba a éste era que algunos aplicaran los
criterios
seculares
para expresar animosidad, y trataran mal a su amigo como una
venganza
contra Pablo. 11
Por
eso les pide que lo traten correctamente. La
expresión
encaminadlo
en paz podría
ser una referencia a la costumbre judía
del
shalom,
que
involucraba tanto una bendición espiritual como la provisión de
sus
necesidades como viajero.
16:12-14
El regreso de Apolos
Este
es el último tema sobre el cual consultaron los corintios. Ellos
habían
pedido
que Apolos regresara. Se deduce claramente de <460101>460101>1
Corintios 1:12;
3:4;
4:6, que los motivos de algunos para presionar por su regreso eran
claramente
sospechosos; era la alternativa a que Pablo volviera por un período
prolongado.
A pesar de todo esto, Pablo ha instado a Apolos para que vuelva
a
Corinto a ministrar. La respuesta de Apolos fue, lit., “y de ningún
modo
quiero
ir ahora”. El irá
cuando tenga oportunidad, lit.
“cuando sea el
momento
apropiado”. Esto sugiere que Apolos ha considerado que aceptar la
invitación
en este momento no sería lo mejor para la congregación, dada la
tensión
entre Pablo y la iglesia. Es interesante que Apolos estuvo de acuerdo
en
que
Pablo respondiera por él. Se ve claramente que no existía espíritu
de
competencia
entre Pablo y Apolos y que éste no se sentía halagado por los
corintios
al ir allí, dados sus motivos. Pablo hablaría luego sobre la
actitud de
los
obreros cristianos de Corinto que habían sucumbido al espíritu
competitivo
secular
(<471001>471001>2
Corintios 10:12).
13,
14 Aunque
estos versículos parezcan no estar relacionados con el tema de
Apolos,
es coherente ver los mandatos aquí expresados, a la luz de las
actitudes
erróneas de los corintios para con el ministerio del evangelio. Son
llamados
a vigilar. Es claro que han sucumbido ante las formas seculares de
pensar,
respecto de Apolos y Pablo (cf.
<460303>460303>1
Corintios 3:3, 4). Estar firmes
en
la fe de Cristo crucificado era tanto la necesidad de los corintios
como de
los
mensajeros del evangelio (cf.
<460101>460101>1
Corintios 1:17b—2:5). El llamado a ser
valientes
y
esforzarse incluye resistir la presión de moldear el ministerio
según
las
categorías seculares de la oratoria pulida y elegante (cf.
el
propio ejemplo
de
Pablo, <460408>460408>1
Corintios 4:8-16). El llamado a hacer todo en amor
puede
muy
bien ser una reprensión por sus divisiones y celos por los
anteriores
maestros,
y los motivos que provocaron la invitación a Apolos para que éste
volviera
(cf.
<460101>460101>1
Corintios 1:10; 3:3; 4:6).
16:15-18
La casa de Estéfanas, ejemplo de piedad
La
familia extendida era una institución social en la época de Pablo.
Esta tenía
una
enorme capacidad para desarrollar el ministerio cristiano. 15
Ya
mencionada
en <460101>460101>1
Corintios 1:16, la
casa de Estéfanas, que
era de los
primeros
frutos del ministerio de Pablo, obviamente utilizaba sus recursos
para
el
pueblo de Dios: los
santos (cf.
<460102>460102>1
Corintios 1:2). Si, tal como se ha
sugerido,
los corintios estaban enfrentando una escasez de granos (ver el
tratamiento
del cap. 7 y el significado de <460702>460702>1
Corintios 7:26), entonces había
una
casa que ministraba diariamente a aquellos que no tenían nada (cf.
<461102>461102>1
Corintios
11:22). Su ministerio incluiría también la hospitalidad hacia los
viajeros
cristianos.
16
Pablo
hace un llamado a sujetarse a ellos y a todos los que trabajan en la
obra
de Cristo. Es incierto el significado de esta orden de “sujetarse”,
a menos
que
estos fueran ancianos que gobernaban su propia casa y por lo tanto
tuvieran
antecedentes comprobables de utilizar sus recursos en beneficio de
los
demás.
17
Ciertamente,
la clave es ministrar a las necesidades, ya que Pablo lo
ha
experimentado en Efeso con Estéfanas,
así
como con Fortunato
y Acaico.
La
llegada de ellos alegró el corazón de Pablo, y pudieron llenar el
vacío que él
sentía
en su vida, separado como lo estaba de la iglesia corintia. 18
El
Apóstol
explica
que estos amigos refrescaron su espíritu y que también lo habían
hecho
por
los corintios. Un ministerio de este calibre debe ser tenido en
cuenta:
Reconoced,
pues, a los tales.
Los
siervos de Dios no deben actuar en forma distinta de lo que hace
Dios, que
envía
tiempos de refrigerio a los corazones y las mentes de su pueblo. La
iglesia
contemporánea
necesita de tales personas que sirvan a las necesidades de los
demás
con los dones que se les han dado para ello. No se está pidiendo a
la
congregación
que autorice tal ministerio, sino simplemente que reconozca su
existencia.
16:19-22
Saludos finales
19
Pablo
termina con saludos de las
iglesias de la
provincia de Asia,
de
la cual
Efeso
es capital: esto implica que su ministerio se ha extendido más allá
de esa
ciudad.
Aquilas
y Priscila, ex
miembros de la congregación en Corinto
(<441802>441802>Hechos
18:2, 3), les saludan
mucho: les
envían sus más cálidos saludos.
Estos
van acompañados de los saludos de quienes se reúnen en
su casa. 20
Todos
los hermanos, puede
referirse a un grupo en particular, posiblemente
los
colaboradores de Pablo, a quienes él ha sostenido económicamente
con su
trabajo
(<442034>442034>Hechos
20:34). Como la iglesia de Asia ha enviado sus saludos,
Pablo
anima a los corintios a saludarse los
unos a los otros como
miembros de
una
hermandad santa. 21
Hasta
este punto, la carta fue escrita por un secretario
(en
la época de Pablo se utilizaba mucho la taquigrafía, así como los
secretarios).
Ahora, Pablo
toma
la pluma y envía su propio saludo personal. 22
Naturalmente,
tales saludos no fueron enviados a las personas que no aman al
Señor;
no puede haber excusa para no responder en amor al increíble amor de
Cristo.
Lo opuesto a un saludo o bendición era una maldición o anatema.
En
otra
ocasión Pablo invoca una maldición sobre aquellos que predican otro
evangelio
(<480108>480108>Gálatas
1:8, 9), y no puede hacer menos para con aquellos que
no
aman al Señor de quien da testimonio el evangelio. El clamor arameo
“¡Ven,
Señor!”
(maranatha)
es una oración por el regreso de Cristo (cf.
<461505>461505>1
Corintios
15:51-54). 23
La
carta comenzó con un saludo de gracia (<460103>460103>1
Corintios
1:3), y muy apropiadamente concluye con el mismo, como
ciertamente
sucede en todos los encuentros entre el Señor Jesús y su pueblo.
Pablo
expresa también su amor en Cristo Jesús a la congregación; una vez
más,
un
notable testimonio de la gracia de Dios, de que a pesar de las
actitudes
hostiles
para con él, el amor de Pablo, como el de Cristo, no ha cambiado,
porque
él los ve en
Cristo Jesús.
Bruce
Winter
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