jueves, 28 de mayo de 2015

I CARTA A LOS CORINTIOS


INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
Para cuando Pablo llegó a Corinto en el otoño del año 50 d. de J.C., hacía más
de un siglo que la ciudad era colonia romana. Anteriormente había sido una
ciudad griega orgullosa de su historia, pero había sido destruida por Mummio
en el año 146 a. de J.C., luego de un conflicto con Roma, y permaneció en
ruinas durante 100 años. Cuando Julio César decidió transformarla en una
colonia romana en 44 a. de J.C., el nuevo plano de la ciudad se trazó según el
tradicional estilo romano. Así, la ciudad fue el lugar donde se estableció el
gobernador romano de la provincia de Acaya y pronto llegó a tener una
población mayor que la de Atenas. Aunque fue fundada como “base militar”,
complementada con algunos libertos de Italia, rápidamente se consolidó como
un centro cultural y comercial. Algunas de las familias pudientes de Grecia se
sintieron atraídas por Corinto y se establecieron en los bellos suburbios
residenciales en las laderas del enorme crestón rocoso a 545 m., conocido
como Acrocorinto (“el punto alto de Corinto”). Estas familias se contaron entre
los benefactores cívicos más importantes de la ciudad. Las inscripciones dan
evidencias de muchos de ellos que se encontraban entre los más sabios, los de
más noble cuna y los más poderosos. A comienzos de la era cristiana los
juegos ístmicos habían comenzado nuevamente a realizarse bajo sus auspicios.
Los puertos de la colonia eran Lecaión y Cencrea. Las ruinas arqueológicas de
este último indican que era próspero no sólo como puerto sino también como
ciudad satélite, y en el momento en que Pablo escribió su carta a los cristianos
de Roma existía allí una iglesia (<451601>Romanos 16:1).
Era una ciudad de rica cultura y sus ciudadanos, como en Atenas, adoraban a
muchos dioses. Entre ellos la deidad más conocida es Afrodita. Cuando
Corinto era una ciudad griega se relacionaba a esta diosa con el amor, y
especialmente con la prostitución sagrada. En el período romano, la adoración
a Afrodita fue totalmente rehabilitada. Se la consideraba madre de la familia
imperial; de allí su presencia en la Corinto romana como figura de veneración
asociada, como en los demás lugares, con el culto imperial. Sería muy
exagerado decir que la inmoralidad a la que tendían los corintios fuera resultado
de su patronato, y es equivocado llegar a la conclusión de que los pecados
sexuales de los cristianos de Corinto puedan ser explicados con relación a ella.
La inmoralidad, ya fuera fornicación, adulterio o incesto, no se limitaba a
Corinto.
Pablo fundó la iglesia c. de 50 d. de J.C., luego de su visita a Atenas
(<441801>Hechos 18:1-7). Tuvo sus orígenes en los sermones que predicó en la
sinagoga judía cuyo líder estuvo entre los primeros convertidos (<441808>Hechos
18:8). Inevitablemente, se produjo el choque entre la iglesia y la sinagoga. Los
judíos intentaron iniciar juicios penales contra los cristianos. Estos no
prosperaron porque Gayo estableció que el cristianismo estaba incluido bajo la
protección del judaísmo (<441812>Hechos 18:12-17), dándoles así a los cristianos la
misma posición privilegiada que a los judíos. Esta decisión tuvo consecuencias
de largo alcance, especialmente para los cristianos que eran ciudadanos
romanos, con obligaciones para con el culto imperial.
Pablo sufrió un período de gran desaliento en el ministerio, que requirió la
intervención directa del Señor (<441809>Hechos 18:9-11). Después de trabajar allí
durante 18 meses —su segunda estadía más larga en una ciudad—, dejó
Corinto. La obra fue continuada por Apolos (<460306>1 Corintios 3:6), un eficaz
orador judío de Alejandría y más recientemente de Efeso, donde su ministerio
se había intensificado con el apoyo de Aquilas y Priscila (<441824>Hechos 18:24-
28). Ellos habían estado con Pablo en Corinto desde la fundación de la iglesia y
tenían el mismo oficio de hacer tiendas (<441802>Hechos 18:2, 3). Parecería que
también Pedro estuvo en Corinto (<460101>1 Corintios 1:12).
Antes de escribir 1 Corintios aparentemente Pablo escribió una carta sobre la
relación con personas inmorales, que fue malentendida por los corintios (<460509>1
Corintios 5:9). Pablo mismo se había trasladado a Efeso cuando algunos de la
casa de Cloé le llevaron noticias de contiendas en la iglesia (<460101>1 Corintios
1:11). También fueron otros: Estéfanas, Fortunato y Acaico (<461601>1 Corintios
16:17), llevando una carta que los corintios habían escrito, pidiendo la decisión
de Pablo sobre varios temas pastorales complejos que afectaban a la iglesia: el
matrimonio, la comida ofrecida a los ídolos, los dones espirituales, la ofrenda
para los cristianos judíos de Jerusalén y el pedido del regreso de Apolos (<460701>1
Corintios 7:1, 25; 8:1; 12:1; 16:1, 12).
Los informes verbales también revelaron problemas de división, incesto, litigios
civiles, inmoralidad, mujeres que profetizaban en la iglesia sin tener la cabeza
cubierta, abuso de la cena del Señor y la negación de la resurrección del
cuerpo (caps. 1—4; 5; 6; 12; 15).
Para un tratamiento más detallado de la correspondencia intercambiada con los
corintios y una reconstrucción de las diversas visitas de Pablo a ellos, ver la
Introducción a 2 Corintios Ver también: “Leyendo las epístolas.”
1 Corintios es el documento pastoral más extenso del NT y da importantes
claves sobre cómo manejar temas pastorales difíciles. También ofrece
respuestas cruciales a problemas críticos que de una forma u otra siguen
acosando a la iglesia en la actualidad.
BOSQUEJO DEL CONTENIDO
<460101>1 Corintios 1:1-3——Autores y destinatarios
<460104>1 Corintios 1:4—4:21— —El enfoque cristiano del ministerio en la
iglesia
1:4-9— Acción de gracias por la total suficiencia de Cristo
1:10-17a— Idolatrar a los maestros cristianos es causa de divisiones
1:17b—2:5 Gloriarse en el Señor y no en el círculo de la elite educada
2:6-16— Sabiduría revelada por el Espíritu
3:1-23— El problema permanente de los corintios
4:1-5— Ministerio y críticas
4:6-13— Ministerio y posición
4:14-17— Pablo el apóstol, como su padre
4:18-21— Opciones que se les presentaban a los corintios
<460501>1 Corintios 5:1—6:20— —Temas morales
5:1-8— La inmoralidad y la legítima jurisdicción de la iglesia en la disciplina
5:9-13— La jurisdicción del juicio de la iglesia
6:1-8— Los juicios entre creyentes
6:9-20— Contra el libertinaje cristiano
<460701>1 Corintios 7:1-40——Problemas matrimoniales
7:1-6— A los casados
7:6, 7— El don del celibato y el matrimonio
7:8, 9— Los que no tienen cónyuge
7:10, 11— A los casados
7:12-16— Opciones frente a un cónyuge no creyente
7:17-24— El llamado personal de Dios
7:25-38— Casarse ahora o esperar
7:39, 40— La viuda
<460801>1 Corintios 8:1—11:1 —Obligaciones del evangelio en un mundo
pluralista
8:1-13— Carne sacrificada a los ídolos
9:1-14— Derechos y ministerio
9:15-23— El evangelio gratuito de Pablo
9:24—10:13 Correr y no caer
10:14—11:1 Los banquetes de los ídolos y la cena del Señor
<461102>1 Corintios 11:2—14:40—Orden en la vida de la iglesia
11:2-16— Sobre cubrirse la cabeza durante la adoración
11:17-34— Los problemas en la cena del Señor
12:1-13— Hay sólo un Espíritu Santo
12:14-31— Hay un solo cuerpo de creyentes
13:1-13— Dones ejercidos en el contexto de relaciones donde existe un
compromiso
14:1-19— Profecías, lenguas y la iglesia
14:20-25— Profecías, lenguas y los no creyentes
14:26-36— Decentemente y con orden
14:37-40— Advertencias y conclusiones
<461501>1 Corintios 15:1-58——La resurrección del cuerpo del creyente en
Cristo
15:1-11— El evangelio y la certeza de la resurrección de Cristo
15:12-34— La resurrección de Cristo y nuestra resurrección
15:35-44— Analogías de semillas y cuerpos
15:45-49— Analogía de Adán y Cristo
15:50-57— La seguridad de la victoria
15:58— Instrucciones finales
<461601>1 Corintios 16:1-24——Otros asuntos
16:1-4— Indicaciones sobre la ofrenda
16:5-9— Planes de viaje de Pablo
16:10, 11— Posible visita de Timoteo
16:12-14— El regreso de Apolos
16:15-18— La casa de Estéfanas, ejemplo de piedad
16:19-22— Saludos finales
COMENTARIO
1:1-3 AUTORES Y DESTINATARIOS
En la época de Pablo cuando se escribía una carta el autor comenzaba
mencionando su nombre y luego el de aquellos a quienes estaba escribiendo.
Pablo se refiere a sí mismo y a su autoridad para escribir; no es un maestro
autodidacto ni un obrero cristiano por propia designación, sino alguien que ha
sido comisionado para ser misionero y vocero de Cristo para cumplir los
propósitos de Dios. La carta tiene como “coautor” a Sóstenes (1), a quien
Pablo describe como el hermano. La inclusión de Sóstenes demuestra el
concepto de Pablo del “trabajo compartido” en el ministerio apostólico. Pablo
no era ninguna prima donna, y jamás se refiere a quienes comparten su tarea
como “seguidores” o “discípulos”, sino como colegas (“compañeros de milicia”,
<507425>Filipenses 2:25; <570102>Filemón 1:2). Tampoco la iglesia es “suya”, aunque él
haya sido el apóstol fundador; es algo que Dios reunió, le pertenece a él (2).
Su posición está determinada por la obra de Cristo que declaró santificados a
sus integrantes. Por consiguiente, ellos son una clase particular de personas: son
santos. Para describirlos se utiliza la palabra “clase”. Esta misma palabra era
utilizada para describir las clases seculares en la Corinto clasista (el verbo “ser”
no está presente en el texto gr.). Su condición de “santos” no está dada por sus
obras piadosas; en realidad, algunos de ellos han participado de obras impías
(<460501>1 Corintios 5:1; 6:1, 16; 8:10; 10:8, etc.). Se adquiere únicamente por lo
que Cristo ha hecho (cf. <460103>1 Corintios 1:30). Pablo no se limita a enfatizar su
condición —los corintios seculares eran arrogantes y se consideraban
superiores porque vivían en la capital de Acaya— sino el origen espiritual que
compartían con todas aquellas personas del mundo que invocan el nombre de
nuestro Señor Jesucristo para ser salvas (<451013>Romanos 10:13). Cristo es
Señor de ellos y nuestro. 3 Al saludo normal de paz, o “salud”, utilizado
secularmente, Pablo agrega gracia, que es algo dado como regalo y que no
puede ser ganado (<450623>Romanos 6:23). Estas bendiciones son reales, por
cierto, ya que proceden de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (cf.
8:6).
1:4—4:21 EL ENFOQUE CRISTIANO DEL
MINISTERIO EN LA IGLESIA
1:4-9 Acción de gracias por la total suficiencia de Cristo
En las secciones de agradecimiento, Pablo generalmente indica los temas que
tiene que tratar más adelante en su carta. Siempre puede dar gracias porque la
suficiencia de Dios puede resolver todas nuestras necesidades en la persona de
su Hijo.
Aquí alude al problema de discriminación que en esta colonia romana sufrían
los que no pertenecían a la elite. Entre ellos había muchos cristianos. El
menciona específicamente el altamente refinado arte del habla, es decir, la
retórica o palabra (logos) y la posesión del conocimiento. Estas eran las
herramientas que utilizaba el maestro y orador público culto, pero, ¿eran
igualmente importantes para llevar el testimonio cristiano y para enseñar o
predicar en las iglesias cristianas? El amor que los corintios tradicionalmente
sentían por la oratoria (“aun entre mujeres y niños”, Dio Crisóstomo 37)
también explica una de las razones por las que algunos en la iglesia habían
pedido que regresara Apolos en lugar de Pablo. Es claro que el primero
utilizaba su conocimiento de retórica para la predicación (<461601>1 Corintios
16:12; <441824>Hechos 18:24-28). Este es uno de los temas más importantes de la
carta. En cada uno de estos versículos, Pablo menciona a Jesucristo. El pueblo
de Dios es importante porque todo lo que es y lo que será es resultado de lo
que Dios ha hecho por él en la persona de su Hijo (cf. <460103>1 Corintios 1:30), y
no como resultado de su posición social, sus privilegios o sus logros en el
ámbito secular.
4 La razón por la cual agradece a Dios constantemente es para reconocer la
gracia que Dios ha dado en Cristo Jesús a los corintios. 5 Esto ha traído
como resultado un enriquecimiento de sus vidas en todos los aspectos. Pablo
destaca un área crucial para la evangelización, la predicación y la enseñanza
cristiana: en toda palabra y en todo conocimiento. Estos eran dones que
Cristo les había otorgado. 7 Por consiguiente, no les falta ninguno de los dones
necesarios para el ministerio que realizan mientras esperan, no el fin de sus
vidas a causa de algún acontecimiento inevitable, sino la manifestación de
nuestro Señor Jesucristo. Esta expectativa de la segunda venida representa un
cambio radical en su cosmovisión, que anteriormente veía a la historia de la
humanidad como una continuidad eterna en un mundo indestructible. 8 En una
sociedad donde los que no pertenecían a la elite eran considerados social y
políticamente insignificantes, Pablo hace hincapié en la verdad de que Cristo los
confirmará para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor
Jesucristo (una expresión utilizada en el AT para referirse al día del juicio). 9
Es imposible que ellos logren esto por su cuenta, pero el Dios que los ha
llamado a la comunión de su Hijo es totalmente digno de confianza, ya que no
puede dejar de cumplir sus promesas. Por tanto, ningún hijo de Dios debe estar
paralizado en el servicio cristiano por un sentimiento interno de inferioridad o
incapacidad, sino que debe mirar a Cristo quien es totalmente suficiente para
suplir sus necesidades.
1:10-17a Idolatrar a los maestros cristianos es causa de divisiones
Los alumnos o “discípulos” de un maestro secular debían lealtad exclusiva a
éste. Era común que pelearan con los alumnos de maestros rivales sobre los
méritos de sus mentores, quienes también por tradición rivalizaban unos con
otros. Los corintios que se convirtieron y bautizaron a través del ministerio de
Pablo, Apolos y Pedro, también se consideraban, como en el mundo secular,
como sus seguidores exclusivos, y de la misma manera discutían sobre los
méritos de los maestros cristianos. Pablo declara que esa lealtad es idolátrica.
El quiere que los corintios sigan al Mesías, no a sus siervos. Convertir a los
maestros u oradores “carismáticos” en ídolos que buscan la lealtad de “sus”
miembros siempre ha sido causa de divisiones y desastroso para la comunidad
cristiana.
El llamado a la unidad que hace Pablo frente a su percepción del papel del
maestro cristiano —el Apóstol jamás utiliza el término secular “líderes” que
siempre implica una condición superior— se basa en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, a quien habían invocado para ser salvos (<460102>1 Corintios
1:2). No es un llamado a buscar la unidad a partir de un mínimo denominador
común, sino una convocatoria urgente a que os pongáis de acuerdo (10). La
prohibición de la división y la demanda de que los cristianos estén
completamente unidos en la misma mente y el mismo parecer los instan a
comprender qué es lo que Dios piensa sobre este tema. Pablo lo discute
detalladamente en <460101>1 Corintios 1:10—4:21.
12 Pablo pone bien en claro el cambio: Me refiero a que... lit., uno de
vosotros está diciendo: Yo soy de... es decir, “Yo pertenezco a... Después
que algunos declararan su lealtad a prominentes maestros de la iglesia, otros,
aparentemente, formaron el grupo de Cristo. 13 Cristo jamás puede ser la
propiedad exclusiva de un grupo en una iglesia (cf. 1:2), de ahí la pregunta:
¿Está dividido Cristo? Como cuerpo de Cristo, la iglesia no puede estar
dividida. Estas expresiones de lealtad a Pablo y otros son consideradas por el
Apóstol como usurpaciones del lugar de Cristo. Así como los objetos religiosos
que se encontraban en Corinto llevaban la inscripción: “Yo pertenezco a
Afrodita”, “yo pertenezco a Deméter”, así estas erróneas expresiones de lealtad
exclusiva son idolátricas; implican que Pablo fue el mediador de su salvación.
Su entrada al reino de Dios, expresada por medio del bautismo, no fue en el
nombre del evangelista que les predicó. Sus expresiones de lealtad a los
maestros reemplazaban el compromiso y la lealtad que los cristianos deben dar
sólo a Cristo. No podía decirse que el bautismo cristiano estableciera la
membresía en el “grupo de Pablo” ni indicara ninguna relación especial con él,
porque había bautizado a muy pocos de ellos (14-16). 17a Pablo explica que
su llamado apostólico no fue a bautizar sino a predicar, y en la sección
siguiente continúa dando razones por las que renunció al uso de los métodos de
los oradores públicos profesionales.
1:17b —2:5 Gloriarse en el Señor y no en el círculo de la elite educada
En el siglo I se esperaba que un orador o alguien que hablaba en público
produjera discursos cuidadosamente preparados que atrajeran la atención de la
gente hacia su habilidad en el manejo de las convenciones retóricas. La oratoria
era llamada “magia”, porque se decía que hechizaba a quienes escuchaban. El
contenido del discurso era lo menos importante, sólo importaba la actuación.
Los oradores hablaban para ganar la adulación de sus audiencias. 17b Pablo
no utilizó ninguno de los trucos del orador profesional, ya que no predicó con
sabiduría de palabras, lit. “por medio de la sabiduría de la retórica”. Haber
adoptado las convenciones seculares habría promovido al orador cuya
actuación juzgaba el público. Esto hubiera distraído su atención, quitándola de
la cruz para centrarla en la persona de Pablo, robando así a los oyentes la
oportunidad de escuchar sobre el maravilloso acontecimiento por medio del
cual Dios rescata a las personas. Este mensaje de autoridad se llama el
evangelio y tiene como contenido a la cruz de Cristo. Cristo lo envió a
predicar el evangelio, no a procurarse seguidores personales.
18 En lo que quizá sea un juego de palabras, Pablo llama al evangelio el
mensaje, lit. “la oratoria” (logos) de la cruz. Argumenta que las respuestas a
su predicación tienen un doble efecto. Para algunos resulta absurda (cf.
<442624>Hechos 26:24), pero para otros fue el medio poderoso por el cual se
convirtieron en pueblo de Dios. En los vv. 18-31 su discusión comienza y
termina con citas bíblicas (<232914>Isaías 29:14 y <240924>Jeremías 9:24). La primera
(19) promete que Dios destruirá la sabiduría de los sabios y desechará el
entendimiento de los entendidos; la segunda (31) rechaza el gloriarse de la
elite culta, rica y poderosa, y demanda que quienes se glorían, se gloríen
únicamente en el Señor.
Pablo declara que la retórica y la reflexión teológica, tan admiradas en su
época, fallaban porque no podían llevar a las personas a conocer a Dios (20-
25). 20 Tampoco el sabio, o sea, el filósofo, ni el erudito o escriba [judío], ni,
lit. el disputador de esta edad presente, es decir, el orador, todos los cuales
en esa época eran símbolos de la educación, enseñaban la sabiduría de Dios.
Por el contrario, su sabiduría era locura. 21 A pesar de la discusión altamente
sofisticada de la teología natural que llevaban a cabo los estoicos y epicúreos
acerca de “la naturaleza de los dioses”, ese mundo intelectual no conocía a
Dios. El propósito de Dios se cumplía por medio de lo que era considerado
locura, es decir, lo que Pablo predicaba, para salvar a aquellos que ponían su
confianza en ese mensaje. 23 Un Mesías crucificado desafiaba todo lo que los
judíos esperaban, a la vez que era desechado como absurdo por el mundo
gentil. 24 Tanto la sabiduría como el poder de Dios se hallan en Cristo. 25
Aunque los hombres consideren que es un camino necio y débil, Dios es más
sabio y más fuerte que ellos.
26-31 Pablo hace un llamado a que los corintios reflexionen sobre la posición o
la clase secular de aquellos a quienes Dios ha escogido para demostrar la
naturaleza de la sabiduría de Dios. La elite del siglo I era descrita como sabia,
influyente en lo político y de “buena cuna”. Pero Dios no llamó a muchos de
entre éstos (26). Eligió a los locos en vez de a los sabios, a los débiles antes
que a los poderosos, a aquellos a quienes la sociedad secular consideraba
nadie” en contraste con aquellos a quienes se halagaba por considerarlos
importantes (27, 28). El propósito de Dios al hacer esto es evitar toda jactancia
basada en la condición secular (29, 30). Es todo obra del favor divino (por él),
lo único necesario es ser hallado en Cristo Jesús, tal como Pablo ha subrayado
en sus palabras de agradecimiento (<460104>1 Corintios 1:4-7). Para Pablo y para
todos los creyentes en Cristo, la sabiduría, la justificación, la santificación y
la redención se hallan en Cristo. Por ello, está correctamente citado el mandato
de <240924>Jeremías 9:24 que hablaba en contra de la elite de su época, ya que ni el
sabio, ni el poderoso, ni el de cuna noble pueden gloriarse sino en el Señor
(31).
1-5 Comienzo del ministerio de Pablo. Ahora se presenta una ilustración de
la insuficiencia de la retórica y la sabiduría seculares. En el texto original la
expresión traducida así que... yo [lit. “y yo”], une esta parte con la última
afirmación acerca de gloriarse sólo en el Señor (<460103>1 Corintios 1:31). En el
original los vv. 1, 2 y 3, 4 comienzan de la misma manera y describen las
actividades de Pablo: en este caso, su primera entrada a Corinto. Cuando los
oradores entraban en una ciudad seguían ciertas convenciones ya establecidas.
Se esperaba que dieran floridos discursos alabando a la ciudad y comentando
sus logros personales. Hacían esto para hacerse de una reputación y conseguir
beneficios económicos como oradores políticos y maestros de los ricos. Pablo
aclara en los vv. 1 y 2 que él había desechado las formas convencionales de
entrar a una ciudad que hacían gala de la clásica excelencia de palabras o de
sabiduría ya que él proclamaba el misterio de Dios que era Jesucristo, y él
crucificado. Antes de llegar Pablo ya había decidido cuál sería el contenido de
su mensaje. 3, 4 Es la descripción, en términos negativos, de lo que los
oradores llamaban “presencia”. Pablo no era una figura carismática, ya que
estaba allí con debilidad, con temor y con mucho temblor, su mensaje (o
mejor, “oratoria”), y su predicación no fueron entregados por medio de las
técnicas persuasivas que usaban los oradores, interpretando un personaje,
jugando con los sentimientos del público y con las clásicas demostraciones
recomendadas por los manuales de retórica. En lugar de utilizar una de las
técnicas de demostración recomendadas por Aristóteles, su mensaje estuvo
acompañado por el poder del Espíritu. 5 Esto se debía a que él quería que la
fe de los corintios descansara en el poder de Dios y no en la elocuencia del
orador. Pablo no fue un orador de lujo que persuadió a los corintios a
convertirse en cristianos. El se diferenciaba de los oradores “de los medios” en
que no adaptó el contenido de su mensaje para adecuarse a los métodos de
persuasión tan dominantes en Corinto, porque Dios había desechado a los
disputadores de esta edad presente (<460102>1 Corintios 1:20).
2:6-16 Sabiduría revelada por el Espíritu
Aquí Pablo hace un contraste entre la sabiduría divina y la admirada sabiduría
de la clase gobernante. Dios se ha complacido en revelar su sabiduría por
medio de su Espíritu a los apóstoles, a nosotros (10). El nosotros que se
implica en los vv. 6, 7, 13 y 16 no se refiere a los cristianos de Corinto cuyo
comportamiento, según se describe en esta carta, muestra que no son de los
que tienen la mente de Cristo (16, cf. 5:1, 6:1, 11:1). Tampoco se refiere a los
cristianos en general, sino antes bien al ministerio especial de los apóstoles.
6-8 Pablo declara que él habla no sólo el evangelio, sino la sabiduría de Dios.
Esta se habla entre los que han alcanzado madurez. Los virtuosos y
aclamados oradores de la época utilizaban esta expresión relacionándola con
ellos mismos, y sostenían que hacían que sus alumnos también lo fueran. Ellos
serían los futuros regidores de ciudades y estados. Es muy posible que Pablo
tuviera esto en mente, cuando dice lo que su sabiduría no es: no es la sabiduría
de la edad presente, ni la de los príncipes de esta edad, que perecen. Luego
define lo que sí es (7). Es la sabiduría oculta de Dios que estuvo escondida
anteriormente pero ahora ha sido revelada, y que fue destinada para nuestra
gloria antes del principio de los tiempos. A pesar de su sofisticada educación,
los gobernadores de esta edad nunca la comprendieron; de otra manera jamás
habrían participado en la crucifixión de Jesús, llamado aquí el Señor de la
gloria (cf. <441327>Hechos 13:27).
9 Aquí cita <236404>Isaías 64:4 para atraer la atención hacia la gracia de Dios que
en forma totalmente inesperada él imparte a quienes lo aman. 10a El versículo
de Isaías no es una referencia a lo que en el futuro descubriremos como
propósitos individuales de Dios para su pueblo, ni a dones no anticipados,
porque Pablo usa el tiempo pasado al declarar que a nosotros (a los
apóstoles) Dios nos las reveló a través de la actividad del Espíritu Santo (cf.
<600112>1 Pedro 1:12). 10b, 11 Así como sólo cada persona sabe lo que realmente
piensa, de la misma manera sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas
profundas de Dios. 12 Los apóstoles no razonan en base a los principios de la
sabiduría secular, porque han recibido este mismo Espíritu, a fin de que puedan
entender aquello que tan generosamente Dios nos ha dado gratuitamente en
su Hijo. 13 Los apóstoles no utilizan la sabiduría secular para transmitir su
verdad, sino palabras enseñadas por el Espíritu, interpretando lo espiritual
por medios espirituales. No recurren a las técnicas de retórica utilizadas por
los oradores.
14, 15 La persona que no tiene al Espíritu, lit. el hombre natural, rechaza lo
que el Espíritu enseña, porque esto requiere ser examinado espiritualmente.
Por otra parte, el hombre espiritual investiga todas las cosas, es decir, lo que
el Espíritu enseña. Si la referencia aquí es hacia los apóstoles, entonces está
claro por qué Pablo dice que la persona espiritual no es juzgada por nadie. Si
se refiere al cristiano de mentalidad espiritual, podría significar que no es el
juicio del hombre el que determina su condición, sino el examen realizado por la
Palabra de Dios. 16 Pablo cita <234013>Isaías 40:13, que pregunta si alguien puede
comprender la mente del Señor, como para instruirlo. Afirma que los
apóstoles tienen la mente de Cristo, que es el Señor. ¿Significa esto que Pablo
descarta a aquellos corintios que podrían examinarlo y juzgarlo (cf. <460403>1
Corintios 4:3)?
El pasaje ha tratado el tema de que Dios es un Dios que “habla” (cf.
<050433>Deuteronomio 4:33-36) y que ha elegido revelar su corazón y su mente por
medio de sus siervos, los apóstoles. El atribuir las palabras de los apóstoles
hablamos” y “estamos hablando” (ambas en tiempo presente, vv. 6, 13) a la
sabiduría de Dios que ha sido revelada, señala al hecho de que ellos hablaban
la palabra de Dios; y esto explica por qué la iglesia, a través de la historia, ha
sostenido el punto de vista de que lo que los apóstoles dijeron es lo que Dios
dice.
3:1-23 El problema permanente de los corintios
Tal como Pablo ilustró el tema que trata en <460101>1 Corintios 1:10-31 sobre
gloriarse en el Señor, refiriéndose a su propia llegada a Corinto, actúa de la
misma forma en <460301>1 Corintios 3:1-23. Habla del problema de los cristianos
de Corinto, que es el mismo desde el principio, en relación con su tendencia a
las divisiones (1-9), del papel que desempeña como apóstol fundador, y del
cuidado que se necesita para construir la iglesia en vista del juicio futuro (10-
17), concluyendo con una corrección del malentendido de la relación de los
maestros con el pueblo de Dios (18-23).
1 Como en <460201>1 Corintios 2:1 y 2:3, Pablo comienza con otro y yo para
seguir hablando sobre sus experiencias en Corinto. Cuando llegó no podía
referirse a ellos como espirituales, sino apenas como a carnales y “creyentes
niños”. 2 La condición de ellos estaba determinada por lo que era entonces su
dieta, y todavía lo es. 3 Se ve claramente que aún son mundanos por la
existencia de celos y contiendas en cuanto a los maestros. ¿No es cierto que
sois carnales y andáis como humanos? es, lit., “andar según los hombres”, es
decir, guiados por normas seculares. 4 Cuando ellos se aferran exclusivamente
a los líderes, sean estos Pablo o Apolos, el Apóstol pregunta nuevamente: ¿No
es cierto que sois carnales? La mundanalidad (carnalidad), en este caso,
proviene de considerar el ministerio cristiano a partir de un concepto secular. 5
Los ciudadanos de Corinto reflejaban su mundo secular al evaluar a las
personas en términos de sus privilegios, condición y riqueza; Pablo pregunta si
acaso los cristianos no estaban haciendo eso mismo. Usa palabras indicadoras
de bajo rango para describir a Apolos y a sí mismo como siervos por medio
de los cuales habéis creído. Ellos no podían reclamar ningún mérito personal
ya que en cada uno todo se hizo según el Señor le concedió. 6 En una colonia
romana elitista, que despreciaba a los trabajadores manuales, Pablo designa
tanto a Apolos como a sí mismo como jardineros con diversos deberes. 8 El
que planta y el que riega tienen ambos un mismo propósito, no están
compitiendo, y cada uno será recompensado sobre la base de su propio
trabajo. 9 Ellos son colaboradores de Dios, así como los corintios son huerto
de Dios, edificio de Dios. De la misma manera en que los magníficos edificios
de Corinto llevaban inscripto en ellos el nombre de su benefactor, los corintios
son edificio de Dios. No hay cosa tal como “mis convertidos” y tampoco
pertenecen” los creyentes en Cristo a un maestro o evangelista cristiano en
particular.
10 Por la gracia de Dios Pablo es el apóstol fundador, o arquitecto de la
iglesia. Los maestros que le siguen continúan levantando el edificio y deben
hacerlo con mucho cuidado. 11, 12 Jesucristo es el único fundamento. Los
materiales de construcción pueden ser temporales o de los que perduran
(aunque el oro, la plata y las piedras preciosas no se utilizan normalmente,
excepto para adornar el edificio). 13 En el siglo primero existían constructores
deshonestos, pero llegará el día de juicio cuando los hechos serán revelados y
el fuego probará los materiales que fueron utilizados. 15 Los constructores
deshonestos verán cómo toda su obra es destruida por las llamas, y ellos
mismos saldrán chamuscados. Su salvación no está en tela de juicio, pero la
función que Dios les ha dado en la iglesia ha sido totalmente desacreditada por
sus propias actividades. 16 Además de la analogía que Pablo ha utilizado en el
v. 9, describe aquí al pueblo de Dios como su santuario en el que mora el
Espíritu.
18 Los corintios se han engañado a sí mismos en cuanto a la sabiduría. Pablo
invita a quienes son reputados como sabios o elite intelectual entre los cristianos
a reconocer su ignorancia para que puedan llegar a ser verdaderamente sabios.
19, 20 Se expresa la razón de esto y se refuerza con citas de <180513>Job 5:13 y
<199411>Salmo 94:11. 21 La expresión así que rescata para los corintios las
implicancias de lo que va de su discusión: uno no debe jactarse de los hombres.
Todas las cosas les pertenecen, si es que Cristo los ha enriquecido en todas las
formas (cf. <460104>1 Corintios 1:4-7). 22 La comunidad cristiana no pertenece a
uno u otro maestro, sino que los maestros pertenecen a la comunidad. Cada
uno de ellos decía: “Yo soy de...”, pero Pablo dice: Pablo,... Apolos,...
Pedro... todo es vuestro. Todo lo que hay en la vida les pertenece, incluyendo
el presente y el futuro. 23 Ellos no pertenecen a los maestros, sino al Mesías
que a su vez pertenece a Dios. Pablo nunca dice: Esta es “mi iglesia”, aun
siendo su apóstol fundador.
4:1-5 Ministerio y críticas
1 Pablo utiliza dos palabras muy apropiadas para describir la función de los
maestros en la iglesia: servidores, lit. “ayudantes, o colaboradores”, y
mayordomos. La primera conlleva el sentido de rendir personalmente cuentas
a Cristo en cuyo servicio uno se ocupa. La segunda se refiere a la actividad
clave de ese siervo especial en la casa cuya tarea era transferir los recursos del
dueño a los miembros de su casa según sus necesidades. Lo que se le ha
confiado a Pablo son los misterios de Dios, esto es, la sabiduría de Dios de la
que habla en el capítulo anterior. Es un transmisor de la verdad. 2 Los
mayordomos seculares debían poseer ciertas cualidades. En el contexto
cristiano lo que se exige es confiabilidad; los antecedentes de falta de
confiabilidad en el mundo secular están profusamente documentados. 3a Pablo
se preocupa muy poco por el juicio de los demás, venga éste de la comunidad
cristiana o de cualquier tribunal humano (cf. <460201>1 Corintios 2:1-5 y
<441719>Hechos 17:19-34, donde se juzgaba a oradores públicos). 3b-5 Aunque
no sabe de conducta incorrecta alguna en su ministerio cristiano, Pablo subraya
que el Señor es su juez, y concluye con la orden de que no deben juzgar nada
antes de tiempo, es decir, del día del Señor. Es Cristo el que expondrá los
intentos de cubrir las malas obras y no juzgará meramente las acciones, sino las
motivaciones. Será en ese momento que cada uno recibirá su alabanza, es
decir el elogio, de parte Dios. Como lo muestra <471001>2 Corintios 10:10-13, los
corintios tardaron mucho en aprender esta lección; y aun después de ellos, la
iglesia no se ha desempeñado mejor.
4:6-13 Ministerio y posición
La conexión de esta porción con <460401>1 Corintios 4:1-5 es evidente. Las
comparaciones que la congregación hacía de Pablo y Apolos (un juicio
prematuro) tienen consecuencias directas en el futuro de los ministerios de
ambos en Corinto (ver sobre <461601>1 Corintios 16:12 que muestra que la
congregación había escrito pidiendo específicamente que Apolos volviera a la
ciudad). 6a Todo esto lo he aplicado a mí se refiere al recurso literario
llamado “alusión indirecta”, que se utilizaba para referirse a una persona o
situación en forma indirecta, y constituía una forma de ironía. Pablo emplea ese
recurso aquí, utilizando la ironía con gran efecto, aunque como lo indica el
tratamiento del tema aquí no hay en realidad nada indirecto en sus intenciones.
Utiliza esta figura para que la congregación aprenda el significado de no pasar
más allá de lo que está escrito. Esto alude a las escrituras del AT, a las cuales
Pablo se refiere varias veces en los caps. 1—4. La conducta de la iglesia
cristiana debía sujetarse a las Escrituras. Es ciertamente éste el caso en la
acusación que Pablo hace a los corintios, ya que las Escrituras han jugado un
papel decisivo en la opinión del Apóstol sobre los cristianos que idolatraban la
sabiduría y la oratoria seculares. Pablo se propone corregir la conducta de ellos
motivándolos a realizar un cambio de pensamiento y conducta. 6b Ahora se
expresa claramente lo que han estado haciendo, ya que cada uno ha estado
enorgulleciéndose de un maestro a expensas del otro. 7 Al formular tres
preguntas intimidatorias, el Apóstol les enseña a evitar las conductas
antibíblicas. La primera se relaciona con <460103>1 Corintios 1:30 donde la obra de
Dios en Cristo es la que hace de ellos quienes son. La segunda se relaciona con
la sección de acción de gracias en <460104>1 Corintios 1:4-9, en la que se les ha
recordado que han sido enriquecidos en todas las formas en Cristo, y
especialmente con respecto a la abundancia de los dones que les han sido
dados. La tercera explica por qué su jactancia está totalmente fuera de lugar,
ya que sus dones no fueron producidos por ellos mismos, ni provienen de sus
privilegios o su posición social, aunque su jactancia podría sugerir que así fuera.
Después de estas preguntas, que deberían eliminar eficazmente toda jactancia
en los cristianos, viene el uso de la ironía que Pablo hace en los vv. 8-13. Aquí
presenta contrastes entre los cristianos corintios y los apóstoles. 8 Los
oradores y los miembros de los estratos sociales superiores se jactaban de su
autosuficiencia que estaba asegurada por su riqueza y su poder político, que les
permitía vivir como personas liberadas (ver Filón, Lo peor supera a lo mejor,
32-34). Pablo declara irónicamente que los cristianos también se están
comportando así, y eso sin nosotros. Su anhelo era que fuesen reyes para que
él también pudiera serlo. 9 Pero la realidad no es esa porque Dios ha colocado
a los apóstoles en una posición de ignominia: como los esclavos capturados que
marchaban al final de las procesiones en los desfiles victoriosos de los romanos
antes de ser cruelmente ejecutados. Los apóstoles no sólo eran un espectáculo
ante los hombres, sino ante todo el mundo invisible. 10 Pablo ahora compara
las descripciones de la posición “social” de los “no... muchos” aludidos en
<460102>1 Corintios 1:26, con los cristianos corintios, y la posición social de los
muchos a quienes Dios “ha elegido” (<460102>1 Corintios 1:27, 28), con la de los
apóstoles. 11 Aun en esto les ha tocado el mismo tratamiento que recibían los
prisioneros de guerra. 12, 13 Mientras la clase social se jactaba de no haber
realizado jamás trabajos manuales, Pablo sí lo había hecho (cf. <460906>1 Corintios
9:6). La respuesta de los apóstoles a la ignominia que les había sido impuesta
ha sido soportarla, y aun responder bendiciendo cuando sufrían abusos.
4:14-17 Pablo el apóstol, como su padre
Así como las autoridades seculares de la colonia romana de Corinto colocaban
inscripciones consignando que Julio César era su padre fundador, y reconocían
la jurisdicción del emperador actual atribuyéndole ese título también a él, del
mismo modo Pablo utiliza la imagen del padre fundador de la comunidad
cristiana, para instarlos a imitarlo a él. 14 Ser blanco de críticas en una cultura
como ésa era profundamente vergonzoso. Pablo asegura a los corintios que su
intención no era humillarlos, sino advertirles como a mis hijos amados. 15 Los
corintios pudientes tenían sirvientes, tutores, que acompañaban a los hijos
pequeños a la escuela y los cuidaban. Pablo asegura a los cristianos que ellos
también tienen muchos protectores, pero que no puede decirse que tengan
muchos padres. Pablo declara que él sí tiene esa relación de padre con ellos,
porque en Cristo los había hecho nacer por medio del evangelio. 16
Basándose en esto, los alienta a imitarlo. Esta imitación no debe ser como la
que los discípulos seculares hacían de sus maestros, copiando la forma de
vestirse, caminar o enseñar, sino antes bien, la de soportar la ignominia por
amor al mensaje de la cruz. 17 Timoteo, fiel colega e hijo amado de Pablo,
vendrá a recordarles la forma de vivir de Pablo en Cristo Jesús, que él enseña
por todas partes en todas las iglesias. Pablo no se limitaba a enseñar la
naturaleza del verdadero discipulado, sino que podía unir la vida a la doctrina y
esperaba que todos los cristianos hicieran lo mismo.
4:18-21 Opciones que se les presentaban a los corintios
El reino de Dios no es una filosofía hueca, sino que se trata de poder: poder
para cambiar (cf. <460609>1 Corintios 6:9-11). Ellos deben elegir (21). O se
arrepienten de su conducta, lo que permitiría que Pablo volviera en un espíritu
de amor y amabilidad, o él irá como el gobernador iba con sus líctores, que
llevaban las varas como símbolos de su autoridad para infligir castigos.
En esta larga sección, <460104>1 Corintios 1:4—4:21, Pablo ha hablado del tema
de la actitud correcta del cristiano hacia el ministerio. Este debe ser entendido
como un ministerio orientado hacia el evangelio y no como una forma de
liderazgo cristiano que simplemente copiaba modelos seculares y
aparentemente gozaba de aprobación entre los cristianos corintios de
mentalidad “culta”. Pablo no utiliza la palabra “líder”, debido a sus
connotaciones políticas y elitistas, las cuales estaban totalmente reñidas con el
ministerio cristiano. El no tenía clientes ni seguidores como los líderes seculares.
La iglesia no había percibido ni se había beneficiado del ministerio que Cristo
había ordenado para la iglesia y el mundo y, como consecuencia de ello, la vida
cristiana como un cuerpo se había deteriorado. Este tema era prioritario para él
por muy buenas razones. Muchas cosas dependían de que fueran madurando
progresivamente en este tema, pero el desarrollo era muy lento. En toda la
historia de la iglesia estos problemas se han repetido una y otra vez.
5:1—6:20 TEMAS MORALES
5:1-8 La inmoralidad y la legítima jurisdicción de la iglesia en la disciplina
La primera noticia que recibió Pablo fue sobre las divisiones (<460101>1 Corintios
1:11); la segunda, sobre el incesto (<460501>1 Corintios 5:1). Algunas veces se
piensa que la inmoralidad cometida por este miembro de la iglesia era aprobada
por otros cristianos. Esto es sólo una suposición. El texto no dice que los
miembros se jactaran de esa inmoralidad. Parecería que la persona que
cometía ese pecado era alguien de elevada condición y que eso era lo que le
ganaba el aplauso de otros cristianos, no su abierta inmoralidad. Bajo la ley
romana esta persona estaba expuesta a ser desterrada de esta prestigiosa
colonia romana por una conducta tal, en caso de ser llevada a los tribunales.
Dado que no existía un servicio de fiscalía pública, sería necesaria una
acusación privada. Estos procedimientos legales podían ser realizados
únicamente por una persona de igual o mayor condición social. La sociedad y
la iglesia muchas veces desvían la mirada ante las “indiscreciones” de sus
miembros socialmente poderosos, pero para la iglesia esto siempre ha
significado una gran pérdida espiritual.
1 El delito es incesto con la esposa de su padre. La palabra tiene es un
eufemismo común para referirse a las relaciones sexuales (cf. <460702>1 Corintios
7:2 y su comentario). Puede o no ser su madre natural; podría ser una
madrastra. La ley romana no toleraba esta conducta, al igual que otros códigos
legales (cf. <052230>Deuteronomio 22:30). 2 En vez de estar orgullosa de este
hombre por su condición social, la congregación debería haberlo expulsado de
la comunión. 3 Pablo, como apóstol fundador, juzga tal conducta como si
estuviera presente allí: estoy presente en el espíritu. 4 Pablo invoca el juicio
más severo, llamando a la iglesia a reunirse en el nombre de (es decir, en el
carácter y en el poder de) nuestro Señor Jesús, y estar conscientes de la
presencia de Pablo como juez. El poder del Señor Jesús, aparentemente
invocado por medio de la oración, estará presente para entregar a este hombre
a Satanás (5), es decir, excluirlo de la comunidad creyente en el mundo, para
la destrucción de la carne (cf. <461103>1 Corintios 11:30-32; <480608>Gálatas 6:8). A
este hombre no se lo considera como no cristiano. El propósito de esta acción
por parte de la comunidad es la salvación del alma de este hombre en el juicio.
6 La jactancia de los corintios con respecto a esta persona es condenada,
como lo ha sido en otros lugares (cf. caps. 1—4). 7 La razón de la excomunión
está basada, en parte, en la celebración de la fiesta de los panes sin levadura en
el AT (cf. <021215>Éxodo 12:15-20), cuando la levadura, con su capacidad de
impregnar, no debía ser utilizada en la elaboración del pan de la Pascua. Por el
contrario, esta levadura debía ser echada fuera y, por implicación, el ofensor
debía ser excluido de la esfera de la comunidad. La razón es que Cristo,
nuestro Cordero pascual, ha sido sacrificado. 8 La fiesta de regocijo a la luz
de la muerte de Cristo debe ser celebrada ahora no con la influencia penetrante
de la malicia y la maldad, sino con sinceridad y verdad.
5:9-13 La jurisdicción del juicio de la iglesia
9 Pablo había escrito una carta anterior que había sido malentendida (cf. <470601>2
Corintios 6:14—7:1, que también había sido mal utilizada para demandar la
separación de los cristianos de la sociedad secular). Había expuesto allí las
normas sobre las relaciones con personas inmorales. 10 Pablo corrige todo
malentendido en el sentido de que él hubiera condenado cualquier contacto en
una sociedad secular con personas inmorales, los avaros, estafadores o
idólatras. Si este fuera el caso, los cristianos deberían retirarse del mundo
como lo hacían ciertas sectas religiosas del judaísmo, p. ej. los terapeutas y los
esenios. 11 Pablo aclara ahora lo que había sido malentendido anteriormente:
que deben alejarse de cualquier cristiano que cometa inmoralidad sexual, o sea
avaro (o codicioso), idólatra, borracho (en la antigüedad, las cenas eran
famosas por la forma en que se bebía y las inmoralidades que en ellas se
cometían; cf. el comentario sobre 10:7), o de aquel que fuera deshonesto en su
trato comercial. Se prohibía compartir la mesa con estas personas. 12 Es
interesante el hecho de que Pablo no se consideraba juez de la conducta de la
sociedad secular. En una pregunta que sólo podía tener una respuesta
afirmativa, Pablo declara que la comunidad cristiana es responsable de juzgar a
los de adentro, es decir, a sus propios miembros. 13 Corresponde a Dios
juzgar la conducta incorrecta de los de afuera, mientras que la comunidad debe
echar de su seno a la persona inmoral, algo que Pablo enfatiza con la cita de
<051707>Deuteronomio 17:7. La facilidad con que la iglesia actual a menudo juzga la
conducta errónea, ética o estructural, de la comunidad exterior, muchas veces
se compara solamente con su renuencia a actuar para remediar la conducta
ética de sus propios miembros. Hemos revertido el orden que Pablo daba a las
cosas.
6:1-8 Los juicios entre creyentes
Entre la casta privilegiada de la sociedad del siglo I, era totalmente aceptable
iniciar causas civiles ante un magistrado y un jurado por temas triviales, con el
fin de establecer la propia superioridad social y política sobre los demás. Para
llegar a una decisión en tales casos, el jurado debía tener en cuenta la posición
y el poder de las partes en pugna, y el juez debía hacerlo también al imponer las
multas. Además, ciertas personas no podían iniciar acciones legales contra
otras; p. ej. un hijo contra su padre, un esclavo contra su amo, un liberto contra
su patrón, un ciudadano contra el magistrado, y cualquier persona contra
alguien que fuera socialmente superior. Era frecuente que los jueces y los
jurados recibieran sobornos de las partes de un juicio. En los tribunales judíos y
grecorromanos podía utilizarse la mediación en lugar del litigio. Esta era la
opción preferida por algunos, ya que los ciudadanos prominentes temían los
efectos negativos de un litigio sobre sus carreras y su posición social. También
se engendraban enemistades, ya que aquellos que habían votado en contra del
demandado se convertían automáticamente en sus enemigos. Los litigios civiles
eran considerados por la elite como una simple extensión de las facciones y las
discordias comunes en la vida política.
Pablo, como es característico de él, comienza el tratamiento de este tema con
una serie de preguntas que sirven tanto para lograr una respuesta como para
enseñar (cf. el cap. 9 donde formula 19 preguntas). 1 A la luz de la forma en
que operaban los tribunales locales, no es de extrañarse que Pablo quede
atónito ante el hecho de que algunos creyentes en Cristo se atrevan a ir a
juicio ante magistrados elegidos anualmente y compatriotas ricos. Estos
actuaban como jueces o jurados con gran parcialidad, y también podían ser
sobornados. 2 Si los santos han de juzgar al mundo (cf. <270722>Daniel 7:22),
entonces, seguramente serán competentes para actuar como mediadores en las
acciones civiles que Pablo llama pleitos tan pequeños. Las expresiones que
utiliza sugieren que sus juicios civiles son un fastidio más que un intento
verdadero de arreglar las cosas. 3 Pablo utiliza una vez más una de sus
fórmulas argumentativas favoritas, ¿O no sabéis...? (cf. v. 2), para señalar que,
si los ángeles van a ser juzgados por los santos, seguramente estos últimos
podrán resolver estas disputas. 4 Cuando surge un desacuerdo, dice Pablo, a
los que para la iglesia son de poca estima, ¿a éstos ponéis para juzgar?
Aunque los jueces seculares eran personas de alta posición en la comunidad, en
la reunión de los cristianos la posición secular no tiene lugar. Pablo utiliza aquí la
misma palabra que en 1:28 en relación con aquellos a quienes la sociedad
secular desprecia.
5 Algunos de los que eran sabios (cf. <460301>1 Corintios 3:18) podrían cumplir la
función de mediadores, que era una forma aceptada de resolver los conflictos
en los tribunales seculares. La educación terciaria del siglo I ofrecía
capacitación a los alumnos en temas jurídicos y, por lo tanto, habría en la iglesia
algunos que fueran jurídicamente competentes para resolver conflictos en forma
equitativa. 6 Pablo indica su rechazo por sus acciones con las palabras
hermano... contra hermano, que implica la comunidad de los creyentes, ¡y
esto ante los incrédulos! 7 El hecho de que no se pudieran resolver los
conflictos cuando un hermano tiene una disputa contra otro creyente en Cristo
es una señal de fracaso en la comunidad cristiana. 8 Es mejor sufrir el agravio
antes que ir al tribunal. No sólo se lavaban los trapos sucios en público, sino
que se imponía una multa a quien perdía el juicio; de allí la acusación: Vosotros
hacéis injusticia y defraudáis.
En <451301>Romanos 13:1-7, Pablo discute el papel que Dios ha asignado al
Estado en los juicios penales, pero no reconocía lugar alguno para los jurados y
magistrados elegidos localmente, y que utilizaban las acciones civiles como su
arena política. En una sociedad donde prevalecían las convenciones injustas, los
cristianos con capacitación en el aspecto jurídico y que actuaban como
mediadores resolverían los temas de manera justa.
6:9-20 Contra el libertinaje cristiano
En <450118>Romanos 1:18-32 la lista de transgresiones que formula Pablo, las
cuales provocan el juicio de Dios, no incluye solamente pecados sexuales (ver
vv. 29-31). Aquí, también, los pecados que eran causa de exclusión para los
miembros de la comunidad de los creyentes del AT, también los excluyen de la
herencia de Dios (9b, 10). La sociedad secular había desarrollado un
complicado argumento filosófico para apoyar el estilo de vida libertino de la
elite. Sus faltas quizá hayan estado más allá del alcance de la ley secular, pero
no de la apreciación de Dios. Es claro que había un cierto grado de autoengaño
en los cristianos, tal como muchas veces lo hay hoy. Los que cometían
inmoralidades sexuales (pornoi, que incluye a los fornicarios, es decir,
cristianos que cohabitaban sin estar casados), los adoradores de ídolos, los
hombres que engañan a sus esposas aun cuando éstas lo toleren, los
participantes en la homosexualidad masculina, los ladrones, los avaros (lit. “los
codiciosos”) que no están satisfechos con la bondad de Dios para con ellos, los
borrachos (normalmente aquellos que tenían orgías de alcohol en las cenas), y
las personas que eran deshonestas en los negocios; todos ellos no tienen
herencia en el reino de Dios. Ninguno de estos pecados en manera alguna
fortalece la relación con Dios o con los demás; como en los Diez
Mandamientos, se los prohíbe porque son destructivos y no ayudan a las
relaciones, e infligen pena y angustia. 11 Estas eran las cosas que hacían los
corintios. No eran ni más ni menos inmorales que el resto de la sociedad.
Como entonces, así ahora. Pero la obra de Cristo los ha limpiado de su
pasado, los ha hecho santos, justificados, es decir, los ha librado del justo
juicio, en el nombre del Señor Jesucristo, y esto por medio de la actividad del
Espíritu de Dios. Esta buena noticia del evangelio significa que las actividades
pecaminosas pasadas no necesitan determinar el destino final de hombres y
mujeres.
12 Pablo cita los refranes populares que solían utilizar los libertinos,
contrastándolos con dichos similares concisos. La elite argumentaba que su
éxito les permitía hacer lo que desearan, porque todo era lícito, pero Pablo
requiere una ética que haga crecer, no que explote, no todo me conviene, es
decir, una ética que lleve bendición a otros. Ellos argumentaban que todo
estaba permitido, que no había límites. Pablo insiste en que las acciones jamás
deben esclavizarnos. 13 Ellos argumentaban que la comida estaba hecha para
comerla y que el estómago estaba hecho para la comida. Una hojeada a los
libros de cocina del primer siglo nos muestra cuán sofisticado había llegado a
ser el pecado de la gula. La inmoralidad y la glotonería iban de la mano en las
fiestas paganas. Pablo señala por oposición que ni la comida ni el apetito son
indestructibles. El cuerpo no debe involucrarse en actividades sexuales fuera del
matrimonio, pero en el caso del creyente en Cristo, el cuerpo no le pertenece a
él para que haga lo que quiera, sino que fue hecho para el Señor. 14 Pablo
rechaza el argumento platónico de que podía complacerse a los sentidos ahora
porque esto no sería posible luego de la muerte. No obstante, Dios tiene el
propósito de resucitar cuerpos, no almas, porque él levantó al Señor. 15
Ningún cristiano podía decir “mi cuerpo”, porque no es el espíritu solamente,
sino la totalidad de la persona, la que se une a Cristo en la conversión. Los
cristianos que son llamados miembros de Cristo jamás pueden unirse
sexualmente con una prostituta. 16 Tal comportamiento, aunque era aceptado
como normal en los hombres del mundo romano, siempre fue rechazado en la
iglesia debido a la unidad que cualquier acto sexual establece entre dos
personas. Pablo cita la ordenanza relativa a la actividad sexual que se encuentra
en <010224>Génesis 2:24: no hay ninguna instancia de defensa especial del adulterio
en la Biblia. 20 Ningún cristiano puede decir “mi cuerpo” porque ha sido
comprado por precio, es decir, rescatado por la muerte de Cristo. Esto implica
claramente que su obligación es lit. glorificar a Dios en su cuerpo, y esto se
logra relacionándose con los demás, tanto social como sexualmente, dentro de
los parámetros de relación establecidos en la Biblia.
7:1-40 PROBLEMAS MATRIMONIALES
Aquí Pablo dedica más tiempo a tratar la sexualidad y temas relacionados con
ella que en cualquier otra carta suya. Contiene información vital sobre temas
que no se tratan en otras cartas. Por no comprender las circunstancias que
originaron los problemas sobre los que se escribe en <460701>1 Corintios 7:1 y
7:25, muchos han ignorado importantísimas enseñanzas sobre el celibato y el
matrimonio.
En cuanto a las circunstancias: encontramos una clave en la carta misma, ya que
Pablo se refiere a la presente dificultad en <460702>1 Corintios 7:26, que hizo que
los cristianos repensaran la conveniencia de que las parejas comprometidas
contrajeran matrimonio (<460702>1 Corintios 7:25). Hay claras evidencias literarias
y arqueológicas que indican que durante este período había habido momentos
de escasez de alimentos en Corinto. Estas situaciones inevitablemente eran
acompañadas por el pánico de las personas que se abalanzaban a comprar
todo lo posible, y por disturbios debidos al malestar social y la incertidumbre
con respecto al futuro. Se han descubierto 11 escritos a la misma persona que,
en este período, tres veces estuvo a cargo de la provisión de granos a la ciudad
de Corinto. Este oficio sólo se cumplía en épocas de hambruna, por lo cual hay
buenas razones para relacionar la dificultad con la amenaza del hambre. Tácito
también registra terremotos y hambrunas. Muchos creían que se trataba de
eventos divinos. Sabemos que los cristianos creían que las señales de la
tribulación serían hambrunas y terremotos, y que se había pronunciado una
bendición sobre aquellas que no estuvieran encintas (<402407>Mateo 24:7, 19;
<411317>Marcos 13:17). Aquí, Pablo no sólo responde a sus preguntas inmediatas,
sino que también ofrece un importante marco dentro del cual se debe
considerar al matrimonio cristiano.
7:1-6 A los casados
1 La primera frase puede traducirse como “bueno sería que el hombre no se
casara”, como en DHH, o “bien le está al hombre abstenerse de mujer”, como
en la BJ. Una razón que explica la inseguridad de la traducción es que en el gr.
se utiliza generalmente la misma palabra para “mujer” y “esposa”. También era
común no utilizar un pronombre al referirse al propio cónyuge, por lo cual la
frase podría ser traducida lit. bueno es para el hombre no tocar [a su] mujer.
El verbo tocar era un eufemismo, en gr. y en latín, como en algunos idiomas
contemporáneos, para referirse al acto sexual, de modo que una traducción
adecuada del pasaje podría ser: “Bueno es para un hombre el no tener
relaciones sexuales con su esposa.” 2 Debido al problema de la tentación
sexual, cada hombre tenga su esposa (es un mandato) y cada mujer [esposa]
tenga su esposo. El verbo “tener” es también sinónimo de relaciones sexuales.
3 El esposo tiene la obligación de tener relaciones sexuales con su esposa, y su
esposa tiene el mismo compromiso.
4 El cuerpo de la esposa no es “propiedad personal” suya, ni tampoco lo es el
del hombre. Una vez que se ha casado, no debe participar de actos sexuales
con otra mujer. No se encuentra en la literatura del mundo antiguo otra
referencia que enseñe que el esposo rinde su cuerpo exclusivamente a su
esposa al casarse. En realidad, en el mundo secular, era una tradición que en el
día del casamiento se declarara a la novia que si su esposo cometía adulterio
con una prostituta, o con una mujer de vida fácil, no era señal de que él no la
amara, sino una forma de satisfacer sus pasiones. 5 No participar en el acto
sexual dentro del matrimonio es negarse a la otra persona. Pablo prohíbe esta
abstinencia excepto que sea por mutuo consentimiento y aun entonces, sólo
para un período de oración, quizá relacionado con “la dificultad actual”. Les
advierte que Satanás es un “gran provocador” que puede tentar sexualmente a
un integrante de la pareja, por lo cual deben unirse en uno (otro verbo que se
utiliza para referirse al acto sexual) nuevamente debido a la tentación de caer en
la infidelidad.
Esta única excepción muestra el énfasis bíblico en la importancia de las
relaciones sexuales como parte fundamental de la estructura del matrimonio.
No fueron dadas simplemente para fines de procreación, ni son deshonrosas
(cf. <581304>Hebreos 13:4). ¿Es posible que ciertos matrimonios cristianos, al
interpretar las hambrunas y terremotos como las señales de los tiempos,
hubieran decidido abstenerse de tener relaciones sexuales? Esta hubiese sido la
única forma aceptable de anticoncepción. Había promesas de bienaventuranzas
para las mujeres que no estuvieran encintas en el tiempo de la tribulación
(<411317>Marcos 13:17).
7:6, 7 El don del celibato y el matrimonio
En la frase esto digo a modo de concesión, no como mandamiento, “esto”
se refiere a los vv. 6 y 7 y no a los vv. 1-5. En los vv. 2, 3 y 5 Pablo da seis
mandamientos (en DHH, el verbo “debe” subraya la calidad de obligatorias de
las acciones. La BJ las expresa todas en el imperativo). 7 El desearía que todos
los hombres estuvieran como él, es decir, no casados. Pero (que en el texto
gr. está aquí en su forma enfática) él reconoce que cada persona ha recibido de
Dios su don, o carisma; es decir, uno es soltero y otro casado. En ciertas
sociedades el ser soltero es motivo de crueles insinuaciones. Algunas veces en
la iglesia esta condición ha sido sobrevaluada y en otras, subestimada; en
ambos casos, en contradicción con la palabra de Dios. Como los demás dones,
es algo personal que el individuo recibe de Dios.
7:8, 9 Los que no tienen cónyuge
Digo, pues, a los no casados y a las viudas: lo preferible es que mantengan
su estado actual. Pero Pablo admite que esto puede no ser posible, y señala
que en dichos casos la persona debería, o debe, casarse, porque es mejor
casarse que estar llenos de deseos sexuales incontrolables. Tal persona debe
aceptar que el don que Dios tiene para ella es el matrimonio.
7:10, 11 A los casados
Aquí Pablo distingue entre las conocidas palabras de Jesús, el Señor (10-12) y
las suyas. Debe recordarse, sin embargo, que Pablo da órdenes claras en esta
sección. La esposa cristiana no es libre para separarse de su marido. Pablo
acepta que haya ocasiones en que esto es necesario. Pero en tales
circunstancias ella tiene sólo dos opciones: quedarse sin casar (lit. separada), o
reconciliarse con su esposo. El esposo está sujeto a las mismas restricciones
que Pablo indica prohibiendo la opción del divorcio. Se presume que la
excepción la constituye la inmoralidad sin arrepentimiento (<401909>Mateo 19:9). El
hecho de que ambos cónyuges sean creyentes en Cristo no asegura que sean
felices, pero esto sí se cumple si viven juntos en amor y respeto mutuo. Todas
las acciones desconsideradas que no van seguidas de arrepentimiento tienen
consecuencias a largo plazo.
7:12-16 Opciones frente a un cónyuge no creyente
Pablo tiene en mente a los matrimonios contraídos antes de que uno de los
cónyuges se convirtiera en cristiano. El requisito por implicación de que una
viuda cristiana sólo puede casarse nuevamente si es con un creyente en Cristo
sugiere que los cristianos no eran libres de casarse con quienes no compartían
la fe cristiana (<460703>1 Corintios 7:39). Además, los apóstoles tenían esposas que
son llamadas “hermanas”, es decir, creyentes (<460905>1 Corintios 9:5). 12 Tener
una cónyuge que no era creyente no era motivo para la separación o el divorcio
por parte del esposo creyente. Puede haber habido cierta presión para hacerlo
debido a una lectura incorrecta del AT, que demandaba que los judíos que
contraían relaciones con los no judíos, conociendo bien la prohibición del AT,
debían apartarse de esa esposa. Si la esposa no cristiana deseaba continuar
con él, el esposo no debía divorciarse de ella. La ordenanza del matrimonio es
dada por Dios para toda la humanidad (<010221>Génesis 2:21-24), no sólo
destinada a los cristianos. Lo mismo se aplica a la esposa cristiana (13).
14 No hay nada impuro en la relación. Por el contrario, hay una influencia
santificadora por la cual los beneficios de las bendiciones de Cristo fluyen
también hacia la otra persona. Si la relación fuera impura, los hijos también
serían impuros, pero el hecho es que son santos. Esta es una instancia en la
Biblia en la que se declara cuál es el estado de los hijos de uno o de dos
creyentes. Los cristianos que vienen de sociedades donde el énfasis primordial
está puesto en la condición de la comunidad, especialmente en la familia,
tenderán a considerar esto como una declaración de que sus hijos son
cristianos. Otros, desde un punto de vista occidental, lo verán en forma
diferente, basados en ocasiones en diferencias denominacionales, y quizá
reflejen algo de las creencias implícitas de la época en particular en que fueron
formuladas.
15 Si un esposo no creyente quisiera dejar a su esposa, entonces ella deberá
dejarlo en libertad. Algunas veces el mundo antiguo se preocupaba del juicio de
los dioses, cuando alguna persona renunciaba a ellos por otra religión nueva. En
el siglo I, en los lugares que estaban bajo el dominio grecorromano, las mujeres
podían fácilmente divorciarse de sus esposos. Simplemente demandaban que se
les devolviera la dote. Si no se les devolvía, la ley romana establecía un recargo
del 18% de interés sobre el valor de la misma hasta que el esposo cumpliera
con su obligación. Si la mujer deseaba separarse porque su esposo era
cristiano, no debía ponerse ningún obstáculo en su camino, como p. ej. retener
la dote. Dios ha llamado a su pueblo a vivir en paz y no en perpetua
disensión. Ciertamente, retener la dote aunque fuera con la buena intención de
salvar el matrimonio, finalmente traería como consecuencia la infelicidad de
recurrir a los tribunales. Los cristianos no estaban puestos bajo servidumbre,
es decir, no estaban obligados a permanecer en ese matrimonio, y por lo tanto,
implícitamente, eran libres para casarse nuevamente, pero sólo “en el Señor”
(cf. v. 39). El divorcio se permite cuando uno de los cónyuges abandona el
matrimonio porque el otro se ha convertido al cristianismo. 16 Si existía la
esperanza de que el cónyuge no cristiano llegara a creer, debía hacerse todo el
esfuerzo posible para permanecer en el matrimonio, aunque no hubiera garantía
absoluta de que esto resultaría así.
7:17-24 El llamado personal de Dios
Pablo toma el tema del llamado de Dios del v. 15 y ofrece un resumen de la
enseñanza que llevaba a todas las iglesias.
17 Que viva cada uno como el Señor le asignó significa lit. vivir en el
llamado” o la “clase”. Esta última forma era la que aplicaban los escritores
seculares. En el siglo I las personas eran clasificadas tanto racial como
socialmente, y a ciertos grupos se les daban privilegios especiales. Como
principio general, Pablo dice que ellos debían continuar viviendo en el lugar que
el Señor les había asignado y según cada uno había sido llamado. 18 Los
jóvenes judíos intentaban escapar de su carácter de tales sometiéndose a una
intervención quirúrgica que ocultaba su circuncisión. Hacían esto con el fin de
progresar en su educación, tanto en el gimnasio como en su calidad de
ciudadanos. Pero a los cristianos judíos les estaba prohibido renunciar a su
carácter de judíos para poder ascender en la escala social. Este era un período
de antisemitismo, como vemos en <441801>Hechos 18:1, 2. Los cristianos gentiles
no eran libres para circuncidarse; las razones por las cuales podrían querer
hacerlo se detallan en la epístola a los Gálatas 19 Con respecto a agradar a
Dios, ni la circuncisión ni la incircuncisión eran los temas centrales. El punto
crucial era la obediencia a los mandatos de Dios.
20 Pablo repite su enseñanza sobre aceptar la provisión divina en cuanto a
nuestra raza y circunstancias. 21 Los esclavos que servían en las casas, excepto
los de la casa imperial, podían ser liberados después de siete años. El esclavo
cristiano no debía afligirse por su condición. Aquí, Pablo no exige que
permanezca en su llamado a pesar de tener la posibilidad de ser liberado, lit.,
siempre y cuando, tenga el poder o el derecho de hacerlo” (nótese que la BJ
traduce con un claro sentido totalmente opuesto). Podía convertirse en liberto.
Se anima a liberar a los esclavos, aunque esto iba acompañado de ciertas
obligaciones hacia el amo, que era ahora el patrón. 22 Pablo desarrolla el tema
explicando que cuando es llamado por el Señor a ser salvo, el esclavo es
liberado y se convierte en liberto de Dios. Paradójicamente, el ciudadano libre
que se convierte en cristiano se convierte en esclavo de Cristo. 23 Se pagaba
un precio de rescate para liberar a ciertos esclavos, y Pablo alude al costo que
Cristo pagó para procurar la salvación de ellos. También ordena a los hombres
libres que no se conviertan en esclavos de los hombres. Aunque puede
parecer extraordinario, en el siglo I los griegos que nacían libres algunas veces
se vendían ellos mismos para entrar como esclavos en casas de ciudadanos
romanos, muchas veces ocupando el lucrativo puesto de mayordomos de la
casa. Podían invertir los fondos de su dueño y manejar su negocio,
enriqueciéndose legítimamente. Era posible que obtuvieran el dinero necesario
para pagar la liberación de su esclavitud voluntaria, y en esa manera ganar la
ciudadanía romana como hombres libres, y asegurar la ciudadanía romana para
sus hijos nacidos libres. No sólo la riqueza importaba en el Imperio Romano,
especialmente en una colonia como Corinto, sino el llamado, es decir, la clase o
posición. 24 Nuevamente Pablo repite que deben continuar en la situación en
que Dios los ha colocado: lit. “cada uno en lo que fue llamado, hermanos, en
esto permanezca para con Dios”. Aunque los jóvenes deseaban ascender para
ganar riquezas y posición, los que estaban en la iglesia debían regocijarse en la
designación providencial del lugar en la vida de cada cristiano. La búsqueda
codiciosa y competitiva del progreso estaba prohibida.
7:25-38 Casarse ahora o esperar
En el siglo I quienes se comprometían para casarse lo estaban de tal forma que
la única manera de renunciar a esa promesa era el divorcio (cf. <401901>Mateo
19:1-9). El tema que planteaban algunos jóvenes que estaban comprometidos
era el de si debían o no casarse ahora, dadas las circunstancias lamentables de
ese momento en Corinto. 25 Pablo no tiene mandato alguno del Señor, es
decir, de Jesús (cf. v. 10), al menos ninguna palabra del ministerio terrenal de
Jesús, sobre este asunto que se originaba en circunstancias regionales inusuales.
Al dar su respuesta como quien ha alcanzado misericordia del Señor para
ser fiel, ofrece indicaciones pastorales y espirituales muy importantes, y lo hace
dentro de un amplio marco teológico sobre la naturaleza de la vida matrimonial.
26 Dada la crisis actual en Corinto (ver introducción al cap. 7), es bueno que
las parejas que están “comprometidas” permanezcan así y no avancen hacia el
matrimonio y su consumación, aunque si deciden casarse, no pecan.
29-35 El marco teológico. Pablo explica que el tiempo se ha acortado. Esto
se ha interpretado muchas veces como que el fin es inminente. El tema de
discusión del siglo I era el punto de vista secular de la indestructibilidad y el
futuro inalterable del mundo. Para el cristiano, el concepto del tiempo, kairos,
había cambiado radicalmente. La vida tenía ahora una nueva perspectiva, así
que el matrimonio, la aflicción y el hacer dinero no debían ser su único interés.
Todos estos factores se veían en forma distinta con el nuevo reloj cristiano, ya
que el mundo, en su forma presente estaba de paso, no era indestructible.
Dentro de este marco teológico, Pablo expresa su preocupación porque
aquellos que planteaban el tema estuvieran libres de las cargas de la vida en
esta situación de incertidumbre. El deber de todo hombre cristiano no casado
es tratar de agradar al Señor; el concepto de complacerse a sí mismo no
existe. 33 El deber del hombre casado era buscar la manera de agradar a su
esposa; el matrimonio cristiano no tiene lugar para el egocentrismo. 34
Claramente se ve que su tiempo está dividido entre tratar de agradar a su
esposa y al Señor; el matrimonio le trae nuevas obligaciones. La mujer no
casada tiene el mismo llamado, aunque es expresado en forma diferente; ella
debe ser consagrada tanto en cuerpo como en espíritu al Señor (cf. 6:19,
20). La mujer casada tiene una obligación similar de no agradarse a sí misma,
sino a su esposo. 35 El consejo de Pablo nace de su preocupación por el
bienestar de ellos, no para limitarlos, sino para que puedan vivir atendiendo al
Señor sin impedimentos.
36-38 Factores que influyen en la decisión. 36 La decisión de seguir hasta
la consumación del matrimonio se rige por ciertos factores: (i) Si alguien
considera que su comportamiento es inadecuado hacia su virgen. Es
probable que los miembros de la familia de la mujer creyeran que él debería
cumplir su promesa y casarse con ella; (ii) si la relación de ellos ha llegado a la
plenitud; en la actualidad, igual que entonces, las parejas jóvenes se sienten
cada vez más atraídas físicamente el uno hacia el otro a medida que se acerca
el momento del matrimonio. La traducción que hace la BA: “si ella es de edad
madura”, es poco probable, ya que la ley romana exigía que la mujer no se
casara después de los 50 años. La expresión conlleva la idea de “pleno
florecimiento” de los deseos sexuales, cf. también con el siguiente versículo
donde dice que él tiene dominio sobre su propia voluntad, es decir, sus
impulsos sexuales; y (iii) si cree que debe casarse, que lo haga. No está
actuando en forma incorrecta.
37 La decisión de no casarse también está regida por ciertos factores: (i) Si ha
resuelto el asunto en su corazón; (ii) si no está bajo presión, una “necesidad”
presumiblemente impuesta por familiares o parientes, (iii) si tiene control de sí
mismo, o sea de sus deseos sexuales, (iv) y si ha determinado en su corazón
no casarse, entonces, esta persona también está haciendo lo correcto. 38
Aunque existían las dificultades ya mencionadas en Corinto, el hombre que se
casa hace lo correcto. Pablo no se opone al matrimonio (cf. v. 7b). El hombre
que no se casa ha hecho mejor, dada la compleja situación presente. La
decisión de casarse o no es correctamente dejada en manos de los hombres
jóvenes comprometidos, quienes deben juzgar por sí mismos y por su situación.
Pablo deja establecidos los parámetros para la toma de sus decisiones.
7:39, 40 La viuda
Pablo vuelve a repetir la característica de compromiso que define al matrimonio
cristiano. La mujer está sujeta a su esposo, con las excepciones especiales que
vimos en los vv. 13 y 15. Es libre para casarse nuevamente si es viuda, pero
sólo con un cristiano. La ley romana requería que la viuda de hasta 60 años se
casara dentro de los 18 meses posteriores a la muerte de su esposo. Para
Pablo, en vista de la difícil situación presente, ella será más feliz si se queda
como está. Su padre o su hijo mayor será el “dueño” de su dote y proveerá
para sus necesidades. Al escribir esto Pablo está convencido de que tiene el
Espíritu de Dios.
8:1—11:1 OBLIGACIONES DEL EVANGELIO EN UN MUNDO
PLURALISTA
8:1-13 Carne sacrificada a los ídolos
Este es el siguiente tema que plantean los corintios. Para aquellos cristianos que
viven en sociedades en que aún se ofrece comida a los ídolos, ya sea en los
hogares no cristianos, en cenas o en templos, hay un mayor sentido de urgencia
en el tratamiento del tema. Sin embargo, en estos capítulos se tratan
obligaciones relativas al evangelio que se aplican a todos los cristianos. El
Apóstol concluye ordenando que todos lo imiten a él, así como él imita a
Cristo.
Las palabras introductorias, con respecto a..., muestran que, como en 7:1, esta
parte comienza citando la carta que los corintios le habían enviado a Pablo. El
v. 1 sugiere que los corintios escribieron: Sabemos que todos tenemos
conocimiento, es decir, conocimiento de los sacrificios y los ídolos. En el v. 4
Pablo comienza diciendo por eso, lo cual explica este conocimiento, y luego
utiliza una expresión similar a la utilizada al principio, acerca de. Podemos, por
consiguiente, dar por sentado que el conocimiento al que se refiere en el v. 1
era que sabemos que el ídolo nada es en el mundo y que no hay sino un
solo Dios (4). Es posible que la cita abarque la totalidad de los vv. 4-6, y que
refleje las enseñanzas normales de Pablo sobre los ídolos y los dioses y el
verdadero Dios viviente a quien los corintios se habían vuelto para ser cristianos
(<520109>1 Tesalonicenses 1:9, 10). Aparentemente, algunos cristianos iban al
templo de los ídolos y comían la comida que allí se ofrecía. Con su ejemplo
estaban alentando a otros creyentes en Cristo a hacer lo mismo, o al menos
corrían el riesgo de hacerlo (10). Aquellos que lo hacían podrían haber
discutido con una base teológica: no hay problema en que un cristiano participe
en una fiesta ya que Pablo mismo enseñó que hay un solo Dios y un solo
Señor, y los ídolos no son nada. Parecería que algunos estaban defendiendo su
derecho a comer en el templo de un ídolo mientras que otros no estaban
seguros, y la iglesia quería aclarar el asunto. Pablo habla sobre cómo manejaba
sus derechos, a fin de ofrecer un modelo de cómo los demás creyentes en
Cristo deberían ejercer los suyos.
1 Pablo ataca el problema declarando el peligro de que el conocimiento haga
envanecer a la gente, mientras que la fe cristiana significa relacionarse con los
demás en amor. El amor edifica a las personas, porque busca dar alguna
bendición a los de-más. 2 También advierte a los cristianos que piensan que lo
saben todo sobre este asunto y que lo han resuelto para su satisfacción (de allí
su decisión de comer en los templos de los ídolos). Todavía no saben nada
como lo debieran saber. 3 Algunos mss. gr. omiten las dos referencias a Dios
en este pasaje. Sin embargo, lo que se aplica a la relación de Dios con nosotros
también se aplica a la relación del cristiano con los demás. El hombre que ama
es el que realmente sabe, en tanto que el que dice que “sabe” no
necesariamente actúa en una forma que ayude a los demás. Este es el
verdadero asunto, ya que algunos corintios no están actuando por amor, sino
meramente ejerciendo sus derechos.
4-6 Es una importante declaración de credo realizada en el contexto del
pluralismo religioso, y era tan crucial afirmarla entonces como lo es ahora. Hay
sólo un Dios vivo y verdadero, y los ídolos no son nada (cf.
<050604>Deuteronomio 6:4; <234025>Isaías 40:25, 26). 5 Pero Pablo y otros observaron
el gran alcance de la idolatría en Corinto, donde se adoraba a muchos dioses.
Pablo no les reconoce carácter divino como si fueran expresiones legítimas de
Dios. Por el contrario, se refiere a ellos como los que son llamados dioses.
Esta expresión se utilizaba para mencionar algo que se afirmaba a nivel popular,
pero erróneamente. Las palabras dioses y señores eran sinónimas en el habla
religiosa pagana. Pablo las utiliza para equilibrar lo que dice en el v. 6: Sin
embargo (una enfática negación), para nosotros hay un solo Dios, el Padre,
quien es el creador de todas las cosas y para quien el cristiano existe. Nuestro
propósito en la vida es servirle a él, no simplemente que él satisfaga nuestras
necesidades para que nosotros podamos buscar nuestros propios intereses (cf.
<442723>Hechos 27:23). Los cristianos no son simples teístas. Para ellos hay un
solo Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas creadas
(cf. <430103>Juan 1:3), y aquel por medio de quien vivimos. 7 Pero no todos los
cristianos creen firmemente que los ídolos no tienen poder. Los adoradores del
siglo I decían de un ídolo: “Esa es Atenea”, creyendo que la diosa realmente
estaba allí. Los cristianos eran llamados ateos, porque no tenían estatuas. El
sacrificio de comida a un ídolo no era algo inocuo para un cristiano débil quien,
si comía, se sentía sucio, un punto de vista que algunos cristianos del Oriente
siguen sosteniendo hoy en día.
8 En Corinto los cristianos confiados podían estar de acuerdo con el principio
establecido con respecto a la comida. 9 Pero se les advierte que el ejercicio de
esta vuestra libertad, o mejor dicho “derecho” (la palabra que se usa aquí es
la misma que se usa en 9:4, 5, 12 y 15 [este último en DHH y BJ]), puede ser
perjudicial para quienes son más débiles que ellos. Este quizá haya sido el
derecho de participar en las fiestas de los juegos, o en ocasiones cívicas
importantes, uno de los privilegios de los que disfrutaba la elite. La primera
opción es la más posible, ya que los juegos ístmicos, que se realizaban en las
cercanías, no se realizaron mientras Pablo estuvo en Corinto y, por ello, el
problema no se le presentó mientras él estaba allí. Sabemos que todas las
personas importantes de Corinto eran invitadas a tres fiestas por el presidente
de los juegos. 10 El temor de Pablo es que un creyente en Cristo, al ver a otros
comiendo en el templo de un ídolo, ceda a la presión de conformarse al mundo,
y tropiece. 11 Se perderá, en el sentido de que volverá al paganismo como
resultado de la acción de esos cristianos que quieren comer en el templo de un
ídolo para reafirmar que un ídolo no significa nada. 12 No se trata de un
ejercicio de sus derechos, sino de un pecado contra su hermano y, por lo tanto,
contra Cristo. Dada la estrecha relación entre el Señor y sus hijos, dañar a un
cristiano es dañar a Cristo (<440901>Hechos 9:1-4). 13 Pablo establece el primer
requisito relativo a la imitación tanto de él como de Cristo (<461101>1 Corintios
11:1). Si ejercer un derecho hace que un hermano caiga en pecado, debe ser
evitado a cualquier precio.
9:1-14 Derechos y ministerio
Pablo pasa a demostrar nuevamente una verdad que surge de su propio
ministerio (cf. <460201>1 Corintios 2:1, 3). También le da la oportunidad de
defender su ministerio ante aquellos que lo juzgan, explicando las razones por
las cuales no reclamaba sus derechos como apóstol (ver <460903>1 Corintios 9:3).
Conduce esta parte de su argumentación principalmente por medio de una serie
de preguntas, de las cuales todas exigían un “sí” como respuesta.
La efectividad de su ministerio apostólico en Corinto está a la vista, aunque
algunos ahora cuestionan si debería volver para un nuevo período de ministerio
(cf. <461601>1 Corintios 16:12). El es un apóstol, es decir, uno que ha visto al
Señor (cf. <440917>Hechos 9:17). De por sí la existencia de la iglesia de Corinto es
prueba del reconocimiento divino de su ministerio, es decir, su apostolado en
el Señor (2). 3 Ya que su ministerio está puesto en tela de juicio por algunos de
sus críticos, la defensa de la validez del apostolado de Pablo, que él ha
definido en términos generales en los vv. 1 y 2, se hace más detallada ahora por
medio de una serie de preguntas.
4 Pablo presenta los derechos del apóstol: el derecho al sostén; 5 el derecho a
casarse (con una cristiana); y el derecho de la esposa de acompañar a su
esposo (un principio que varios héroes misioneros del siglo XIX quebrantaron,
cf. <460703>1 Corintios 7:3-5) como las esposas de los otros apóstoles y de los
hermanos del Señor (quienes en una época fueron escépticos, ver <410331>Marcos
3:31; <430702>Juan 7:2, 3, pero ahora creían, <440114>Hechos 1:14, y que ahora eran
importantes testigos de Jesús); 6 el derecho de tener un sostén completo o,
como Pablo pregunta: ¿O sólo Bernabé y yo no tenemos derecho a dejar de
trabajar? 7 Estos derechos son tan obvios como el derecho de un soldado a
recibir su paga, el derecho del dueño de una viña a cosechar su fruto y el
derecho de los pastores a la leche de sus rebaños.
8, 9 Los derechos mencionados en el v. 7 no son solamente convenciones
seculares, sino que tienen la aprobación del AT, citando <052504>Deuteronomio
25:4, donde hasta se prohíbe poner bozal al buey que trilla. Los intérpretes
judíos consideraban al buey como representante de todos los trabajadores,
tanto humanos como animales, y pensaban que la ley estaba hecha para que el
hombre la obedeciera. Por eso para nosotros fue escrito esto, por los
derechos del que planta y del que levanta la cosecha. Ambos trabajaban
esperando beneficiarse con la cosecha. 11 El sembrador espiritual (cf. <460306>1
Corintios 3:6), en este caso Pablo en Corinto, también tiene derecho sobre la
cosecha. 12 Pero él no ha ejercido esta prerrogativa con ellos. Por el contrario,
se ha puesto en desventaja y lo ha soportado todo, es decir, cualquier trastorno
causado por su trabajo día y noche (cf. <442035>Hechos 20:35). Lo hacía para no
ser piedra de tropiezo en el camino de quienes escuchaban el evangelio que él
predicaba. Este es el segundo principio de Pablo, que explica con mayor
extensión lo expresado en <460801>1 Corintios 8:13, ampliando su alcance, para
beneficiar a los no cristianos.
Aunque los oradores llegaban a las ciudades prometiendo darles beneficios
cívicos y educativos (cf. comentario sobre <460201>1 Corintios 2:1-5), quienes los
escuchaban sabían que al final de todo estaba la posibilidad de grandes
ganancias materiales para el que hablaba. El público sólo estaba interesado en
su habilidad para demostrar su oratoria privilegiada, y no en el tema del
discurso, que muchas veces ellos mismos elegían. Por el contrario, el supremo
interés de Pablo era el contenido de su mensaje, con sus buenas nuevas. Por lo
tanto, buscaba distanciarse lo más posible de cualquier identificación con los
oradores seculares para lograr que su mensaje, que era único, fuera realmente
escuchado.
13 Luego de haber hablado sobre las convenciones seculares a las que Pablo
había renunciado ante el riesgo de que fueran malentendidas, también cita los
derechos que tenían los sacerdotes que realizaban sacrificios en el AT, y 14 el
decreto del Señor Jesús de que aquellos que predicaban el evangelio tenían
derecho a vivir del evangelio (cf. <401010>Mateo 10:10). Aun ese mismo derecho
ordenado por el Señor, Pablo lo dejó de lado, dado que en ese contexto no
judío, Pablo consideraba que reclamar sus derechos levantaría una barrera que
lo separaría precisamente de esa gente a quien estaba dirigido el evangelio.
9:15-23 El evangelio gratuito de Pablo
15 Hablar de dinero en el mundo secular significaba que lo estaba pidiendo,
por lo que Pablo aclara que él no está pidiendo ningún pago retroactivo.
Preferiría morir antes que le privaran de su orgullo por ofrecer un evangelio
gratuito. 16 Se apresura a aclararlo, revelando la presión divina bajo la cual él
funciona (<470501>2 Corintios 5:14), y hasta pronuncia condenación contra sí
mismo, en caso de que dejara de cumplir con su comisión. 17 Si predica el
evangelio porque desea hacerlo, tiene recompensa. Si lo hace porque es su
deber, simplemente está cumpliendo con su papel como administrador del
evangelio (cf. <460401>1 Corintios 4:1). 18 ¿Cuál es la recompensa de Pablo por
querer predicar el evangelio? La satisfacción de poder ofrecerlo gratuitamente.
En una sociedad donde el beneficio personal, aun cuando se hacían obras de
caridad, era siempre aceptado como factor motivador, el “beneficio” de Pablo
era ver que el evangelio único de la gracia gratuita de Dios se ofrecía sin costo
para quienes lo escuchaban. Sus acciones demostraban el carácter propio del
mensaje. No podía reclamar sus derechos.
19 Quienes empleaban maestros seculares creían que eran “dueños” de ellos,
especialmente si aquellos actuaban como tutores privados en las casas. Aunque
parte de la obra de Pablo fue hecha en el contexto de grandes hogares y las
iglesias que se reunían en ellos, él da testimonio del hecho de que lo hacía
libremente. Pero aun cuando tiene esta libertad (cf. 9:1, la pregunta con que
abre el capítulo) no la utiliza. Como su Señor (<502007>Filipenses 2:7, 8), prefirió
ser esclavo para todos a fin de ganar a algunos para Cristo. Pablo es el
misionero transcultural por excelencia y no es esclavo de ninguna conveniencia
evangelística. Su capacidad de adaptación se ve en su sensibilidad al
predicarles a los judíos, aunque él no está bajo la ley (20); a los no judíos, al
hacer las adaptaciones culturales necesarias en su tarea misionera, tanto en la
predicación (cf. <441722>Hechos 17:22-31) como en sus contactos evangelísticos
(21; ver <461003>1 Corintios 10:30); y a los supersticiosos, al igual que su Señor,
sin apagar el pábilo que humea (22).
Pablo ahora expone su tercer principio: sensibilidad al contexto cultural. Me
hice indica que en un momento determinado el tomó esa decisión como
estratega misionero. Sería transcultural en su presentación del evangelio y en su
estilo de vida, y de todos modos sería innovador en la manera de llevar a cabo
la misión. 23 Todo su accionar giraba exclusivamente en torno a la predicación
del evangelio, y su motivación era participar de sus bendiciones. Pablo era, sin
duda, un apóstol libre. Quienes habitualmente orientan su vida para compartir el
evangelio son quienes más experimentan su refrescante libertad al verlo liberar a
los demás.
9:24—10:13 Correr y no caer
Pablo comienza ahora a tratar el tema de los peligros de las malas conductas
sexuales que eran tan características de estas fiestas en el templo. Lo hace
primero citando el ejemplo de su propia autodisciplina, y luego contrastándola
con lo que sucede al pueblo de Dios cuando se dedica a las cosas malas. Su
intención es evitar que los corintios hagan lo mismo (<461006>1 Corintios 10:6). 24
Pablo toma imágenes de los acontecimientos atléticos de los famosos juegos
ístmicos que se realizaban cerca de Corinto. Los alienta a ser corredores que
se afanen por llegar a la línea final. 25 Les recuerda la disciplina estricta que los
atletas deben seguir en su dieta y en sus ejercicios para ganar una corona que
en esa época estaba hecha de laurel. Por el contrario, la carrera cristiana tiene
como premio una recompensa imperecedera. 26 Compara su propio ministerio
con el de un corredor que sabe hacia dónde está corriendo. También es como
un boxeador, no alguien que golpea el aire (los oradores que demostraban su
pericia oratoria ante las multitudes, pero no en debates reales, eran
considerados con desdén como boxeadores que golpeaban el aire). 27 El
contrincante era su propio cuerpo y sus apetitos. Esto es lo que Pablo somete,
no como los oradores que se jactaban de que sus ingresos les permitían halagar
a sus sentidos con vidas desordenadas en fiestas, y que eran criticados por
enseñar la virtud pero vivir exactamente lo contrario. Pablo es muy consciente
de la necesidad de someter sus apetitos, no sea que, habiendo cumplido su
ministerio de predicación, ceda a las tentaciones sexuales. Estas tentaciones
eran un problema constante entonces, y son un peligro para los evangelistas y
líderes cristianos de la iglesia de nuestros días. Pablo ha estado señalando aquí
el peligro de tropezar por no dejar a un lado las conductas pecaminosas (cf.
<581201>Hebreos 12:1).
10:1-13 Advertencia tomada de la historia de Israel. La tradicional
división del capítulo fijada aquí por los cristianos en épocas posteriores no es
de gran ayuda. El pasaje de <461001>1 Corintios 10:1-13 ilustra la verdad de que el
Dios del Señor Jesús juzgó a Israel por su conducta idólatra. Dios hará lo
mismo con los corintios que insistan en ejercer su derecho a comer en templos
de ídolos, a menos que huyan de la idolatría (<461001>1 Corintios 10:14-22).
1-4 Presentan los impecables antecedentes de los hijos de Dios en el desierto.
Ellos habían experimentado con toda claridad la guía de la mano de Dios y
fueron testigos de la milagrosa liberación al cruzar el mar (<021321>Éxodo 13:21;
14:22). Los hijos de Israel experimentaron el tener a Moisés como el agente de
la liberación de Israel, y de la misma manera los creyentes en Cristo
experimentan el tener a Cristo como su libertador (2). Fueron alimentados con
la misma comida espiritual (<021615>Éxodo 16:15, 35) y sustentados con agua
espiritual de la roca (<197815>Salmo 78:15), que era Cristo, supliendo sus
necesidades en la misma forma que satisface totalmente las necesidades de los
corintios (<460104>1 Corintios 1:4-7, 30). Aquel que estuvo allí al comienzo y que
fue el agente de la creación (<430102>Juan 1:2-4), y que sustenta todas las cosas
(<510117>Colosenses 1:17), estuvo participando activamente en la vida del pueblo
de Dios en el AT, de la misma forma que está actuando en las vidas de los
creyentes en Cristo en la actualidad. La segunda persona de la Trinidad no
apareció repentinamente por primera vez en la encarnación. 5 Pero la exclusión
de los israelitas del pueblo de Dios tuvo como resultado su muerte en el
desierto. Ellos son un tipo o un ejemplo dado como advertencia a los corintios
para evitar que repitan el mismo trágico error.
Pablo establece cuatro prohibiciones para los corintios, derivadas del severo
juicio de Dios sobre sus hijos que estuvieron en el desierto. (i) Se prohíbe la
idolatría, y Pablo cita <023206>Éxodo 32:6, que podría describir adecuadamente el
desordenado comportamiento en una cena realizada en el templo de algún ídolo
de Corinto (7). (ii) Se prohíbe la inmoralidad sexual (8), que era una
conducta aceptable en esas cenas del siglo I. La consecuencia de tal conducta
para Israel fue la exclusión inmediata de la comunidad de los creyentes
(<042501>Números 25:1-9). (iii) Juzgar o tentar a Dios para que actúe (9) también
trajo una terrible condenación (<042105>Números 21:5, 6). Quizá hubiera algunos
en Corinto que racionalizaran el ejercicio de su derecho de comer en el templo,
basándose en que aún no les había sucedido nada mientras comían y, por lo
tanto, nunca les sucedería. (iv) Se les ordenaba no murmurar (10; <041402>Números
14:2). Algunos quizá se habrían quejado al Señor por las dificultades que
experimentaban al vivir en una sociedad que fomentaba el pluralismo religioso;
esto los llevaba a negar la bondad de Dios y su providencial determinación de
las circunstancias que a ellos les tocaba vivir, en la misma forma en que Israel lo
había hecho contra Dios y Moisés.
11 El juicio que vino sobre ellos y que estaba registrado en el AT, significa que
sus advertencias deben ser atendidas por aquellos sobre quienes ha llegado el
fin de las edades, es decir, el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham
de bendecir a todas las naciones y no solamente a Israel (<011202>Génesis 12:2, 3).
12 Pablo escribe al que piensa estar firme, apoyado en su argumentación de
que porque los ídolos no significan nada (<460804>1 Corintios 8:4), el comer en el
templo de un ídolo era perfectamente aceptable (<460801>1 Corintios 8:10). La
advertencia a prestar atención es clara, dado que están dadas todas las
posibilidades de que caigan, dada la coherencia de Dios como juez de Israel y
de la iglesia. 13 Estos cristianos tan seguros de sí mismos, reciben la
advertencia de que toda la humanidad enfrenta tentaciones para ceder y
cometer inmoralidades; y ellos no están exentos.
10:14—11:1 Los banquetes de los ídolos y la cena del Señor
14 Los amados hijos espirituales de Pablo deben evitar comer en el templo
ante el peligro de la idolatría. 15 Se les pide que piensen más profundamente
en el tema, y Pablo utiliza dos analogías. La primera se relaciona con la cena
del Señor, y la segunda con comer de los sacrificios del AT. 16 La copa de
bendición era la tercera copa de la Pascua. Jesús, en la noche anterior a su
muerte, reinterpretó el significado de esta copa de forma que ahora señalaba al
derramamiento de su sangre en la cruz y era el medio para establecer una
participación en los beneficios de su muerte. Hizo lo mismo con el pan, que fue
roto para expresar la misma participación. 17 En la misma forma, el hecho de
que los creyentes en Cristo participan de un pan en la cena del Señor, significa
que todos pertenecen a Cristo, que son un solo cuerpo en Cristo. 18 Se cita la
comunión de los sacerdotes con el altar en el AT como base para establecer la
relación en los vv. 19 y 20 (Lev 3:3; 7:15). 19-21 Pablo explica que los
sacrificios paganos son ofrecidos a demonios (<053217>Deuteronomio 32:17), y
que no se puede beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios.
Es interesante observar en este contexto que algunos recipientes y tazas
encontradas por los arqueólogos en Corinto tienen grabados los nombres de
ciertos dioses. 22 El punto principal del argumento es que los corintios
provocarán a celos al Señor. ¿Son acaso más fuertes que él, como para
sobrevivir a tal confrontación?
Habiendo expuesto lo que realmente sucede en las comidas paganas de los
sacrificios en las que algunos corintios justificaban su participación, Pablo utiliza
el mismo argumento que ellos para demostrar el carácter anticristiano de esa
práctica (23, 24). Como en <460601>1 Corintios 6:12, 13 la ética que dice que todo
está permitido ha sido utilizada como justificación para la acción por parte de
aquellos que creen estar firmes. 23 Ellos argumentaban que todo me es lícito,
pero las acciones cristianas están basadas en lo que es beneficioso para la
persona involucrada. Basándose en esto, las conclusiones de <461001>1 Corintios
10:19-22 muestran que lo que ellos han hecho ha provocado a celos al Señor y
no ha traído ninguna bendición sobre ellos. Si todo lo que se hace debiera
edificar a los demás, entonces han fallado, ya que han estado en peligro de
destruir a su hermano más débil (cf. <460801>1 Corintios 8:10-12). Las acciones de
un creyente en Cristo deben ser constructivas para los demás; esta analogía de
la “edificación” es única para el cristianismo y refleja la exigencia de que las
necesidades de los demás determinen la conducta. Del mismo modo, las
acciones de Dios hacia nosotros, en Cristo, tienen el propósito de satisfacer
nuestras necesidades. 24 Los actos de beneficencia personales y cívicos, tan
admirados, y el sistema de patronato de la Corinto secular, no tenían como fin
principal satisfacer las necesidades de los demás; el beneficio propio era lo
principal, y los beneficios que los demás pudieran obtener, apenas si eran
secundarios. La ética cristiana radical se describe en términos de lo que es el
bien de los demás y nunca el beneficio propio. Los corintios que insistían en su
derecho a comer en los templos de los ídolos sin considerar las necesidades de
otros cristianos no expresaban su amor a su prójimo poniendo en primer lugar
las necesidades de éste.
En los vv. 25-30 Pablo explica cómo funcionar en medio del pluralismo
religioso. La comida que se vendía en el mercado de carnes de Corinto podía
ser comida por los cristianos (25). El hecho de que hubiera sido ofrecida en el
templo antes de ser vendida quedaba anulado por el <192401>Salmo 24:1, que
todos los judíos piadosos repetían antes de comer algo (26). Si una persona no
cristiana recibía una invitación a cenar y aceptaba, el principio a seguir era
comer todo lo que fuera servido por el anfitrión. No hay problemas de
conciencia, por la misma razón dada en el versículo anterior (27). La excepción
a esta regla es el caso en que alguna persona llame la atención sobre el hecho
de que la carne ha sido comprada en el mercado de carnes. Si la persona cree
que el creyente en Cristo no debería comerla, entonces éste debe desistir de
hacerlo, tanto por él como por su conciencia (28). Pablo aclara que está
hablando de la conciencia del otro (24), y por lo tanto hace hincapié en el
concepto de que los escrúpulos y las necesidades del prójimo determinan las
acciones del cristiano.
El tratamiento de este tema tiene su conclusión en <461003>1 Corintios 10:31—
11:1, presentando los amplios parámetros dentro de los cuales los cristianos
deberían actuar en la sociedad. 31 Primero, todo aquello que haga un cristiano,
sea comer, beber, o cualquier otra acción, debe ser hecho para la gloria de
Dios. 32 Segundo, el cristiano no debe, con sus acciones, ser piedra de
tropiezo ni a judíos, ni a griegos, es decir, ni a los que están dentro ni a los
que están fuera de la iglesia. 33 Una vez más Pablo puede señalar a su propia
conducta como apoyo a lo que dice, ya que él desea complacer a todos, sin
buscar jamás su propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
11:1 Pablo concluye con el mandamiento de que los corintios sigan su ejemplo
que ha bosquejado al tratar el tema, el cual es un ejemplo tomado de Cristo. La
prioridad de los demás en cuanto a su necesidad del evangelio y lo que
preocupa al hermano más débil deben determinar las acciones del cristiano.
11:2—14:40 ORDEN EN LA VIDA DE LA IGLESIA
11:2-16 Sobre cubrirse la cabeza durante la adoración
2 Pablo elogia a la congregación por observar las tradiciones que les había
transmitido en días pasados. Es interesante que los temas que surgen son
aquellos que Pablo no había tratado mientras estaba allí. No es una reflexión
sobre que él haya sido competente o no, sino más bien sobre los cambios que
se habían producido luego de que él partiera de Corinto. Lo que Pablo decreta
es parte de la tradición apostólica que es obligatoria para la congregación (v.
16). 3 El desea que los corintios comprendan que Cristo es la cabeza de todo
hombre (más probable “esposo”) y que el “esposo” es la cabeza de la mujer
(más probable “esposa”, dada la ambigüedad de estas palabras en gr.). Era la
costumbre pagana de los sacerdotes de un culto, que habían salido de la elite
de la sociedad, distinguirse de los demás adoradores orando y presentando
sacrificios con sus cabezas cubiertas. ¿Sería que algunos de entre la minoría de
los cristianos que pertenecían a la casta social privilegiada deseaban atraer la
atención hacia su posición orando y profetizando con la cabeza cubierta? El
que lo hace afrenta su cabeza, es decir, a Cristo, que es su cabeza (cf. v. 3).
Esta afrenta consistiría en el atraer la atención hacia su posición secular, cuando
Cristo es aquel a quien tiene que dirigirse toda la atención cuando uno ora.
5 Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta afrenta su
cabeza, es decir, a su esposo. Es como si se hubiera rapado. La ley romana
que se aplicaba en la colonia de Corinto establecía que la mujer que afrenta a
su esposo, cometiendo adulterio, debe raparse la cabeza. 6 Si una esposa no
se cubre la cabeza es considerada, por implicación, como alguien que se niega
a reconocer su relación con su esposo, es decir, su estado civil. Que la esposa
no se cubriera la cabeza en público era una ofensa. 7 El hombre está exento de
cubrirse la cabeza, dado que él es la imagen y la gloria de Dios (<010127>Génesis
1:27a). La esposa es gloria de su esposo (<201204>Proverbios 12:4). 8 Este fue el
orden en que el hombre y la mujer fueron creados, según Génesis 9 En
<010220>Génesis 2:20b-23, la esposa fue creada para el esposo, y no el esposo
para la esposa. 10 Por esta razón, y también por causa de los ángeles (cf.
<401810>Mateo 18:10), la esposa debe tener esta señal de autoridad sobre su
cabeza. 11 En el Señor, Pablo enseña el carácter mutuo de la pertenencia,
como en 7:4. 12 Explica esto en términos de que la mujer viene del hombre, y
el hombre de la mujer. Pero Pablo afirma que todo proviene de Dios. 13
Como en <461001>1 Corintios 10:15, convoca a la congregación para que juzguen
por sí mismos. ¿Es apropiado [en este caso] que la mujer ore a Dios con la
cabeza descubierta? 14 En el siglo I se creía que la naturaleza determinaba los
temas culturales. Sin duda, Pablo también argumenta esto sobre la enseñanza
del AT, en la que se insistía sobre la polaridad de los sexos. Un hombre con el
cabello largo era una ofensa. Algunas veces se ha argumentado que hay
estatuas de hombres de la antigüedad con el cabello largo, pero así se
representaba a los dioses, no a los hombres. 15 El cabello largo en la mujer era
considerado como su gloria, y los autores antiguos mencionan la atención que
se prestaba al cabello de la mujer como su preciada gloria. 16 Pablo concluye
diciendo que si alguno desea contender con esta tradición apostólica debe tener
en cuenta que ni Pablo ni las iglesias de Dios siguen otra práctica.
Nota. Debe recordarse que un problema en particular era que la reunión
cristiana, la eklesia, tenía su contrapartida secular en el organismo que
gobernaba la ciudad. Esa reunión se realizaba normalmente en un teatro. ¿Qué
sucedería cuando una reunión cristiana, eklesia, se realizaba en una casa
particular, donde la autoridad era una mujer, y en la que ella no se cubría la
cabeza? Aunque este es un punto de controversia entre los comentadores, el
tema parece no ser respecto de hombres y mujeres en sí, sino respecto de
esposo y esposa; esta es una traducción legítima de ambos términos. También
ayuda a entender la declaración sobre quién es cabeza (cf. <490522>Efesios 5:22-
33, donde se utilizan las mismas palabras). Debe destacarse, además, que no
sólo los hombres oraban y profetizaban en la iglesia apostólica; las mujeres
tenían una función legítima en la adoración. Si se desea más información sobre
la profecía en la iglesia, ver el comentario sobre <461401>1 Corintios 14:1-25.
11:17-34 Los problemas en la cena del Señor
17 Aun cuando Pablo ha elogiado a los corintios por observar las tradiciones
apostólicas (v. 2), no puede hacerlo ahora, al ordenarles que remedien los
abusos cometidos en la cena del Señor (34). Cuando se reunían aparentemente
no era para lo mejor, sino para lo peor. Las divisiones entre los miembros
(cf. <460101>1 Corintios 1:10-12) también se reflejan en estas reuniones. En la
eklesia secular, es decir la reunión de los ciudadanos por motivos políticos, los
participantes no ocultaban sus divisiones, y cuando los cristianos corintios se
reunían en su eklesia cristiana, se comportaban de manera secular en muchos
aspectos. Los traductores de la RVA y de otras versiones traducen la
enigmática expresión que sigue como y en parte lo creo. Es sorprendente que
Pablo, que está tan bien informado gracias a la familia de Cloé, esté informado
sólo parcialmente sobre un tema por el cual él ve que hay un juicio inminente
sobre algunos dentro de la congregación. La expresión puede traducirse
también como “creo los informes que he recibido de algunos”, que quizá tenga
más sentido. La palabra que se traduce en algunas versiones como en parte,
que es un adverbio, también es un sustantivo en gr. que significa “un informe”.
19 Sólo cuando surgen las divisiones se conoce a aquellos que tienen la
aprobación de Dios, es decir, quienes son genuinos, lit., “los que pasan la
prueba”. (Cf. <470209>2 Corintios 2:9, donde los genuinos son aquellos que han
seguido las instrucciones de los apóstoles.) Las divisiones separaban del resto a
los que eran fieles a la palabra de Dios.
20 La segunda razón por la que Pablo no puede aprobar la conducta de ellos
es que cuando se reúnen, no es la cena del Señor la que están comiendo. Eso,
indudablemente, fue una sorpresa para ellos, pero Pablo da razones por las
cuales esto es así. 21 Cada uno actúa sin consideración hacia los demás. Si el
comportamiento en cuestión era el no esperar a los demás, o simplemente
devorar la propia comida durante la cena, no es seguro. La palabra que se
traduce se adelanta puede significar hacer algo antes que otros, o devorar la
propia comida durante la Cena. 22 Tales acciones tienen como consecuencia la
lamentable situación de que algunos se quedan con hambre y otros se
embriagan. Pablo formula tres preguntas que tienen como propósito hacer que
reconozcan su culpa por esta vergonzosa conducta. La primera es si aquellos
que comen y beben tanto no tienen sus propias casas en las que festejar. La
segunda es si menosprecian la iglesia, lit., la “reunión”, nada menos que de
Dios, ya que es la iglesia de él (cf. <460102>1 Corintios 1:2). La tercera pregunta es
si su intención es humillar a aquellos que no tienen, lit., los “desvalidos”,
refiriéndose a aquellos que no tienen la protección de casas ricas en tiempos de
crisis como la actual hambruna (cf. comentario sobre <460702>1 Corintios 7:26).
Pablo ciertamente no puede aprobar o elogiar esta inexcusable conducta. La
razón por la que son culpables está claramente expuesta.
23-25 Pablo comienza con un recordatorio de que él repite la tradición que
recibió del Señor y que les había transmitido a los corintios cuando estuvo con
ellos. Recuerda las acciones y palabras del Señor Jesús la noche en que fue
entregado. Ellos debían partir el pan en memoria de la muerte de Jesús.
También debían beber la copa en memoria del nuevo pacto que Jesús ratificó
en su sangre (cf. la ratificación del antiguo pacto con sangre en Éxodo y la
promesa de un nuevo pacto en <243131>Jeremías 31:31, un pacto que era para la
bendición de todas las naciones, <011203>Génesis 12:3). 26 La cena del Señor
proclama la muerte del Señor, hasta que él venga por segunda vez. Pablo
repite y altera el orden de las palabras de Jesús para dar énfasis a sus acciones.
Lo hace para marcar un contraste entre la acción desinteresada de Jesús al dar
su vida por ellos y las acciones egoístas de los que crean divisiones en su
cuerpo, la iglesia (cf. <461001>1 Corintios 10:17). Centra la atención en que no
comparten la comida en la Cena para mostrar cuán extremadamente generosa
había sido hacia cada uno de ellos, personalmente, la acción de Jesús en la
cruz. Se están comportando en esta forma tan egoísta, precisamente en la
celebración recordatoria que Jesús instituyó la noche en que fue entregado,
para que pudieran recordar su muerte. ¿No es una traición a aquel cuya Cena
están celebrando, el comportarse de esta manera?
27 En este contexto particular, el comer del pan y beber de la copa
indignamente tienen que ver con sus actitudes y acciones unos hacia otros,
especialmente con los necesitados que han sufrido una grave humillación. En
esta comida se llama la atención hacia la posición y las circunstancias sociales,
en una comunidad donde estas divisiones debían ser abolidas en Cristo (cf.
<460103>1 Corintios 1:30). Por lo tanto, ellos son culpables de pecar en contra del,
o posiblemente basándose en el, cuerpo y la sangre del Señor. 28 Todos
deben examinarse a sí mismos antes de participar. En este contexto, el examen
tiene que ver con las actitudes propias de una fiesta y la falta de compasión
hacia “los desposeídos”. 29 El fracaso en reconocer el cuerpo del Señor, es
decir el cuerpo de creyentes (cf. <461001>1 Corintios 10:16), no hace más que traer
juicio sobre la persona. 30 El juicio ya se ha producido. Algunos son débiles
espiritualmente debido a sus acciones, otros sufren enfermedades y otros han
sido separados por la muerte. Esto señala la enorme importancia que Dios le da
a su iglesia, y refleja su actividad en el AT de juzgar y apartar a aquellos que no
respetan su compromiso para con la unidad y las necesidades de la comunidad
creyente. 31 Juzgar sus propias acciones evitaría el juicio divino. 32 Para que
los corintios no crean que el juicio de Dios es tan inmisericorde como el de los
dioses paganos, les recuerda que la disciplina del Señor siempre en esta vida es
para bien, para que su pueblo no sea condenado junto con el mundo.
33 La expresión así que marca la esencia de lo que los corintios son llamados a
hacer. Cuando se reúnen, deben esperarse unos a otros, o compartir su
comida, porque el verbo aquí puede significar una cosa o la otra. 34 A aquellos
que tienen tanta hambre que no pueden esperar, se les indica que coman en su
casa. Esto significará que no se reunirán para lo peor, sino para lo mejor (cf. v
17). Esto parece ser una medida interina, ya que Pablo promete tratar el asunto
con más profundidad cuando llegue a Corinto.
Algunas veces se interpreta esta afirmación en el sentido de que Pablo había
suspendido la comida en forma permanente e instituido un culto como el que
celebramos en la actualidad. Es más probable que su intención fuera la de
erradicar los problemas, y las actitudes subyacentes a ellos, que los originaban.
Debe recordarse que los ciudadanos estaban viviendo una época de hambre
(<460702>1 Corintios 7:26) en la que “los desposeídos” llevaban la peor parte.
También es importante reflexionar sobre el hecho de que la cena del Señor sólo
puede ser tal verdaderamente cuando aquellos que participan de ella lo hacen
con actitud y acciones hacia los demás coherentes con la actitud y las acciones
desinteresadas de Jesús (cf. <461102>1 Corintios 11:20).
12:1-13 Hay sólo un Espíritu Santo
Así como la conducta en la cena del Señor estaba fuera de control, también lo
estaba la forma en que se realizaba el ministerio en la iglesia. Aunque los
corintios habían escrito a Pablo para pedir su mandato apostólico sobre el tema
específico de los dones espirituales, no hay motivos para separar los temas
tratados en el cap. 11 de los que se tratan en los caps. 12—14. Tomados en
conjunto, encontramos las reuniones de los cristianos en total desorden. En
cualquier forma que el lector reconstruya los problemas que originaron el
pedido de aclaración de Pablo (y esto es como unir los trozos de una
conversación mientras se escucha solamente a un interlocutor), debe
relacionárselos con el resumen que hace Pablo de sus instrucciones finales en
<461403>1 Corintios 14:39, 40. El también utiliza este método en otros lugares (cf.
<461103>1 Corintios 11:33; 15:58). En esas instrucciones les dice, anhelad
profetizar; y no impidáis el hablar en lenguas, haciendo todo en la iglesia
decentemente y con orden. Aparentemente, los problemas se relacionan, más
que nada, con la prioridad de la profecía y el ejercicio del don de lenguas en las
reuniones cristianas. Estas debían ser conducidas en tal forma que reflejaran el
carácter de Dios, a quien pertenecía la reunión.
1 Los corintios escribieron preguntando por los dones espirituales. La
expresión gr. es ambigua y puede traducirse también como “personas
espirituales”. El tema tratado al comienzo sugeriría que la pregunta de los
corintios en el v. 1 se refería a la forma en que aquellos que poseían el Espíritu
Santo ejercían su ministerio en las reuniones de la iglesia. La primera
preocupación de Pablo es solucionar su ignorancia. 2 Les recuerda: Cuando
erais gentiles, ibais como erais arrastrados, tras los ídolos mudos, o como
traduce más lit. la VHA “os extraviaban... según y como erais llevados”. El
rechazo de ellos de la revelación general de Dios en sus vidas los llevó a la
idolatría y a la espiral descendente de las prácticas idolátricas (<450121>Romanos
1:21-23). La palabra mudos se utiliza en la misma forma que la usaban los
escritores del AT cuando señalaban a Israel la necedad y futilidad de inclinarse
ante los ídolos fabricados por hombres (<350218>Habacuc 2:18, 19). 3 Los
paganos creían que los dioses podían influir favoreciendo sus objetivos en
contra de los de otros en áreas de la vida como la competición deportiva,
cuestiones sentimentales, los negocios y la política. Esto se hacía en cultos
paganos por medio de las maldiciones que se echaban contra los oponentes.
Algunas veces las escribían en plomo, las depositaban en templos y cisternas y
juramentaban en el nombre de un dios. Una tabla de maldición encontrada en el
templo de Démeter en Corinto decía: “Hermes del mundo subterráneo, [haz
caer] terribles maldiciones.” Anatema sea Jesús puede traducirse como “Jesús
[es] una maldición” o “Jesús, [haz caer] una maldición”, porque las dos
palabras son, lit., “anatema Jesús”. Cf. <461602>1 Corintios 16:22, “sea anatema”,
donde el verbo está en tiempo presente. ¿Estaban los corintios utilizando el
nombre de Jesús como una maldición en contra de sus oponentes en la misma
forma en que los paganos hacían con sus dioses? ¿Está Pablo diciendo que
ninguna persona que habla por el Espíritu de Dios maldice a otros con un
anatema Jesús” para ponerlos en desventaja? Sólo aquellos que son guiados
por el Espíritu afirmarán que Jesús es el Señor. Los cristianos debían estar
utilizando sus dones para bendición y bienestar de los demás (cf. v. 7).
Pablo continúa hablando sobre el hecho de que los muchos y diversos dones
provienen de una sola fuente, Dios, que los ha puesto a su disposición para el
bien común (4-11). 4-6 Del mismo Espíritu, Señor y Dios, proviene una
variedad de dones, ministerios y actividades; la iglesia haría bien en seguir el
ejemplo de Pablo utilizando los tres términos. 7 A cada persona le es dada la
manifestación del Espíritu, no para sí misma, sino para provecho mutuo. En
la vida secular el “bienestar” de los demás era objeto de la beneficencia, y
Pablo aquí usa la misma palabra para enfatizar que lo que se le ha dado a cada
uno es para el bien de los demás. En la Corinto secular la elite mostraba sus
dones y habilidades, creyendo que le daban posición e importancia. Esta falsa
noción, aparentemente, aún existía para algunos, luego de su conversión y en su
ministerio. 8-10 Pablo bosqueja los diferentes dones, ministerios y actividades
del Espíritu: sabiduría, conocimiento, fe, sanidades, el hacer milagros,
discernimiento de espíritus, y lenguas o idiomas (ambas traducciones son
posibles, cf. <461301>1 Corintios 13:1), y su interpretación. 11 Todo esto se
atribuye al Espíritu, y su distribución a cada persona se declara aquí ser
decisión soberana del Espíritu (cf. <460407>1 Corintios 4:7b).
12 De la misma manera que los dones son diversos pero derivan del único y el
mismo Espíritu (4-11), así también es Cristo, es decir, el cuerpo de Cristo (ver
v. 27). 13 El Espíritu nos bautiza en un cuerpo en el que el origen racial o la
posición social no marcan ninguna diferencia. La fuente o el origen de la vida
espiritual de ellos es el Espíritu (cf. la fuente del pueblo de Dios en el AT, <461004>1
Corintios 10:4).
12:14-31 Hay un solo cuerpo de creyentes
No es posible que un individuo declare su independencia del cuerpo de
creyentes solamente porque no esté satisfecho con determinados dones
otorgados por el Espíritu soberano (15-20), o con los dones de otros, y por
tanto declare que no se necesita un ministerio en particular (21-26). Todos los
cristianos son parte de un cuerpo y Dios ha preparado esta diversidad.
15-21 El descontento con la función que le corresponde a alguien no puede ser
causa de que ese alguien deje de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo
consistiese de un solo don, ¿cómo sobreviviría? Dios ordenó todas las partes
del cuerpo como él consideró adecuado. Si todos fuésemos una y la misma
parte, no existiría el cuerpo. La verdad es que hay muchos miembros, pero sólo
un cuerpo. Los que tienen dones de percepción y pensamiento no pueden
menospreciar a aquellos que tienen dones más prácticos. 22-24 Las partes más
débiles y menos decorosas son tratadas con especial honor y decoro, en
comparación con otras partes del cuerpo que no necesitan atención especial.
Dios ha integrado los miembros del cuerpo y les ha dado mayor honor a
aquellas partes que no lo tienen. 25 El punto crucial es que Dios quiso que no
hubiera divisiones, sino que todos sean valorados (cf. <460101>1 Corintios 1:10;
3:3; 11:18).
27 Los corintios son el cuerpo de Cristo y cada uno de ellos es miembro del
mismo. Algunos se creían superiores y, por consiguiente, hacían sentir- se
inferiores en sus ministerios a otros. Estos se sentían tentados a retirarse, o se
retiraron efectivamente, de cualquier función activa en la asamblea cristiana. Así
como algunos corintios no reconocían el cuerpo en <461102>1 Corintios 11:29, aquí
ejercían su ministerio en una forma que tenía efectos negativos sobre otros
miembros. Mostraban parcialidad en su respuesta a los demás, algo que
claramente sucedía en la sociedad secular. 28-30 Tanto la asignación de dones
a los cristianos, y las prioridades que ellos tienen son prerrogativa de Dios. Se
detallan las funciones apostólicas, el ministerio de los profetas, las tareas de
enseñanza, milagros, sanidades, la ayuda a los necesitados, los dones
administrativos y el don de lenguas (28), junto con la interpretación de lenguas
(30). Es claro que no todos tienen cada uno de estos dones. 31 Los corintios
deben anhelar los dones mayores. ¿Cuáles son? Presumiblemente serían la
profecía y la enseñanza, dado que se las presenta en ese orden en el v. 27. Esto
se confirma en <461401>1 Corintios 14:1, 39.
Para que los corintios no buscaran los dones con el espíritu arrogante que sus
actitudes reflejaban en <461201>1 Corintios 12:1, Pablo presenta un camino
todavía más excelente para su ministerio conjunto.
13:1-13 Dones ejercidos en el contexto de
relaciones donde existe un compromiso
1 La ausencia de amor en el ejercicio de los dones arruina a la persona que
habla lenguas (o idiomas) de hombres y de ángeles. Vengo a ser, lit. “me he
convertido en” algo tan hueco como el sonido de un bronce o un címbalo
(platillo). 2 El don de profecía por medio del cual se comprende toda la
verdad, y el conocimiento, y la fe que mueve problemas grandes como
montañas hacen que el ministro de ese don sea nada si no tiene amor. 3 Si la
generosidad fluye en abundancia hasta el punto de entregarse a sí mismo y
hasta se rinde la vida a las llamas, no se gana nada si no hay amor. La falta de
amor en el ministerio significa que he sido cambiado para peor: “Me he vuelto
hueco”, “no soy nada”, y de nada me sirve, determina claramente cuál debe
ser la motivación para el ministerio. El amor de ninguna manera debe estar
ausente.
4-7 La presencia del amor afirma a otros y supera los aspectos destructivos de
nuestro carácter. La paciencia, la bondad y la verdad importan. Así como el
evitar aquellos pecados mencionados en los Diez Mandamientos que tratan de
las relaciones con otros seres humanos nutre las relaciones, también lo hace el
amor. Se evitan la envidia, la ostentación, la arrogancia, la ira y el mal. El amor
provee tanto la estabilidad como la consistencia en la que palpita la vida.
8-13 El futuro del amor está garantizado. 9 En esta existencia transitoria,
nuestro conocimiento imperfecto se refleja en lo que profetizamos. 10 Cuando
llegue la perfección en el cielo, lo imperfecto desaparecerá. 12 Los reflejos
imperfectos serán reemplazados por la verdadera percepción: los espejos
imperfectos distorsionaban la correcta reflexión del rostro que en ellos se
miraba. El conocimiento parcial dará lugar al conocimiento pleno, así como
somos plenamente conocidos por Dios. 13 Sólo se reconoce permanencia a la
fe, la esperanza (el futuro nos viene de manos de un Dios que no nos fallará) y
al amor. El amor tiene el lugar principal, por las razones que se señalan
claramente en los vv. 1-7.
14:1-19 Profecías, lenguas y la iglesia
Procurar el amor debe ser la prioridad en la asamblea cristiana. Repitiendo su
afirmación de <461203>1 Corintios 12:31 y retomando la instrucción de anhelar los
dones mejores, Pablo revela que tiene en mente el don de la profecía. 2 El
Apóstol indica por qué esto es así. Las lenguas no se dirigen a los hombres,
sino a Dios. 3 La profecía, por otra parte, se dirige al pueblo de Dios y
satisface tres necesidades del corazón humano: edificación, exhortación y
consolación. La fe cristiana es única porque ha utilizado palabras que hablan de
edificación al querer fortalecer, exhortar y consolar a sus miembros. 5 El deseo
de Pablo es que todos hablen en lenguas, pero, agrega, dada la posibilidad de
elegir, él preferiría que profetizaran. El profeta es mayor que el que habla en
lenguas, a menos que éste interprete para que la iglesia pueda ser edificada.
Nuevamente se repite la intención edificadora de la reunión de los cristianos.
6 Pablo discute con aquellos que aparentemente ponían tanto énfasis en las
lenguas, poniéndose a sí mismo como ejemplo. A menos que él traiga alguna
revelación... conocimiento... profecía... o enseñanza, ¿de qué servirá su
ministerio? Presenta dos ejemplos. 7 En la música, es vital que pueda ser
entendido el sonido de la flauta o del arpa (esta última gozaba de gran aprecio
en el siglo I, y sus ejecutantes deleitaban a multitudes que llenaban los teatros
para escuchar sus extensos repertorios). 8 La trompeta debe dar las señales
correctas para que las tropas se alisten para la batalla. 9 Pablo aplica las
ilustraciones: Así también vosotros. Nadie puede discernir cuál es la melodía, ni
reconocer la señal, si el lenguaje es incomprensible. 10-12 Desde la torre de
Babel es incontable el número de idiomas existentes, y los idiomas no
reconocidos convierten en extranjeros tanto a quienes los pronuncian como a
los que los escuchan. Así también vosotros, repite Pablo (12). Elogia el
profundo deseo que hay en ellos de poseer dones espirituales y los anima a
buscar aquellos que edifican.
En los vv. 1-19 Pablo ha argumentado sobre por qué debe anhelarse más
profetizar que hablar en lenguas. Edificar o fortalecer, exhortar y consolar a la
iglesia, son aspectos cruciales del reunirse como pueblo de Dios, y esto se
produce por medio del don de profecía.
14:20-25 Profecías, lenguas y los no creyentes
20-22 Aquí Pablo ordena a los corintios que dejen de pensar como niños (cf.
<461301>1 Corintios 13:11). Aunque es correcto que sean inocentes en cuanto al
mal, deben pensar como adultos, como hombres maduros. Esto implica la
comprensión de lo que está escrito en la ley (<232811>Isaías 28:11, 12;
<052849>Deuteronomio 28:49), de donde Pablo deduce que las lenguas son una
señal para el incrédulo (¡pero una señal negativa, pues confirmará su
incredulidad!) y la profecía es para los cristianos. 23 Si el no creyente, o alguien
que está interesado en saber, viene a la iglesia, y todos están hablando en
lenguas, esa persona saldrá convencida de que están todos locos. 24 Pero si
todos profetizan, el no creyente o el interesado sí se verá tocado. En todos
habrá convicción y juicio, 25 y su corazón será expuesto, caerán de rodillas
para adorar, y reconocerán la presencia de Dios.
14:26-36 Decentemente y con orden
26 Toda persona tiene un himno, un mensaje de instrucción, una revelación, una
lengua o una interpretación. Todo esto debe hacerse para edificar a la iglesia.
33a Debe ser hecho bajo control, ya que Dios es un Dios de paz.
Los vv. 33b-36 hablan de un aspecto de la función de las esposas en la iglesia.
Algunos comentadores esquivan el problema declarando que esta sección fue
agregada luego y no fue escrita por Pablo. Pero todos los mss. incluyen este
pasaje. Para tratar de comprenderlo, debemos tener en cuenta tres aspectos: (i)
Las esposas oraban y profetizaban en las reuniones cristianas (ver 11:5). Esta
era una práctica común en todas las iglesias apostólicas (33b). El contexto es
crucial: la evaluación de la profecía (v. 35). (ii) La ley requiere que se
reconozcan las funciones propias de hombres y de mujeres (34), lo que es una
referencia a <010220>Génesis 2:20-24 ó 3:16. Pablo ya citó el primero de estos
textos en <461108>1 Corintios 11:8, 9. (iii) La esposa debe buscar la aclaración de
los puntos oscuros en el hogar, lo cual podría bien significar que es su esposo el
que dio la profecía (35). Aunque no hay certeza absoluta al respecto, este autor
opina que las esposas, en esta reunión pública, no deben participar de la
evaluación pública de las profecías, que incluía el cuestionamiento de su
contenido.
14:37-40 Advertencias y conclusiones
37 La norma apostólica que los corintios habían pedido, en relación con “dones
o personas espirituales” concluye con una clara afirmación de que todo lo que
Pablo escribe es del Señor. El profeta y la persona espiritual sabrán que “lo que
dice Pablo, lo dice Dios” (San Agustín). No hay fundamento para encasillar a
estos capítulos en una situación particular de tiempo o lugar. 38 Quienes la
ignoren, incluyendo a los profetas y quienes ejerzan dones espirituales, deben
ser, o serán, ignorados. 39 La profecía debe ser anhelada por sus beneficios
para la iglesia. No se prohíbe el ejercicio del don de lenguas, pero sí se lo
regula según lo expresado en este capítulo. 40 Las normas que Pablo establece
tienen como fin el lograr una reunión ordenada. Un aspecto del carácter de
Dios es que es un Dios de orden (cf. v 33) y, para reflejarlo, todas las cosas en
su iglesia deben ser hechas en forma decente y con orden. Este mandato
incluye no sólo los temas tratados en estos capítulos, sino también los tratados
en el cap. 11.
Nota. Los caps. 11—14 reflejan la convicción teológica de que no es “mi” o
nuestra” iglesia, sino la asamblea o reunión de Dios, que la acción
desinteresada de Cristo debe reflejarse en las relaciones y en la satisfacción de
necesidades; que debe haber participación de hombres y mujeres; y que la
edificación, en forma ordenada, de aquellos que se reúnen, es una prioridad.
Estos capítulos no deben ser leídos con el fin de señalar los errores o
deficiencias de otras tradiciones eclesiásticas. Es fácil leerlos y no ver el desafío
personal que contienen. Pablo reclama un mayor compromiso para con las
necesidades físicas y espirituales en las reuniones semanales de los cristianos,
de lo que la mayoría de las reuniones de iglesias modernas permiten. Deben ser
de inspiración para quienes asisten. En la iglesia apostólica no existía tal cosa
como una congregación cerrada a los no creyentes. Continúa en pie el desafío
de que los cultos cristianos sean tales que el que viene de afuera pueda entrar y
adorar y saber que Dios está realmente entre su pueblo.
15:1-58 LA RESURRECCION DEL CUERPO DEL CREYENTE
EN CRISTO
Este no es un tema sobre el cual los corintios le hayan consultado. Pablo se
enteró de que algunos estaban diciendo que no había resurrección de los
muertos (12). El sabe que algunos plantearán preguntas en relación con los
medios por los cuales los muertos resucitan y la naturaleza del cuerpo
resucitado del creyente en Cristo (35). Claramente se ve que el tema está
relacionado con la conducta de ellos, por lo cual les ordena que no se dejen
engañar y dejen de pecar (34). Como en <461103>1 Corintios 11:33, 34 y 14:39,
40, este capítulo concluye con órdenes, v. 58: estad firmes y constantes,
abundando siempre en la obra del Señor, y se les da el motivo: sabiendo que
vuestro arduo trabajo en el Señor no es en vano.
¿Qué tiene que ver la resurrección del cuerpo del creyente en Cristo después
de la muerte con las obras realizadas en el Señor en esta vida? ¿Por qué deben
tener la certeza de que no son en vano? No es la resurrección de Cristo lo que
se estaba negando, sino la resurrección corporal del cristiano, frente a la
doctrina pagana de la inmortalidad del alma.
Para la mentalidad del siglo I la inmortalidad del alma era algo
incuestionablemente cierto para la mayoría de los paganos. La resurrección del
cuerpo les parecía absurda (cf. <441732>Hechos 17:32). Algunos cristianos,
aparentemente, pensaban en la vida eterna en términos de la inmortalidad del
alma. También es posible que hayan apoyado las implicaciones que los paganos
inferían de allí. El paganismo popular argumentaba que los sentidos que
rodeaban al alma inmortal eran dados por la naturaleza, pero no podrían
disfrutarse después de la tumba. Por eso, si tenían dinero comamos y bebamos,
que mañana moriremos (32). Se creía que la forma en que el cristiano vivía en
esta vida no importaba demasiado, y que la seguridad de la inmortalidad era la
esencia del evangelio y lo único que verdaderamente contaba. Esta concepción
de la vida cristiana sigue en pie y no pocos la proponen desde el púlpito y los
bancos. Pablo refuta firmemente esta aberrante visión de la continuidad
cristiana aparte del cuerpo, demostrando que la resurrección de Cristo era el
centro del evangelio y que la resurrección del cuerpo del cristiano era una
consecuencia lógica de ella, y concluye con las implicaciones éticas
correspondientes. Luego prosigue explicando la naturaleza del cuerpo
resucitado del cristiano (35-57).
15:1-11 El evangelio y la certeza de la resurrección de Cristo
1 Pablo les recuerda el evangelio que les predicó y que ellos creyeron (cf. v.
11). 2 Ese evangelio los rescató, y a menos que se aferren a lo que Pablo les
había predicado, su fe es en vano, es decir, vacía. 3 Pablo no lo había
inventado, sino que les había transferido a ellos lo que él mismo había recibido
(cf. <460401>1 Corintios 4:1). De primera importancia era la muerte de Cristo por
nuestros pecados, hecho que era cierto porque el AT hablaba de la obra del
Mesías (Isaías 53). 4 La sepultura y la resurrección del Mesías al tercer día
también eran el tema del AT (<191608>Salmo 16:8-11, citado por Pedro en
Pentecostés; <440224>Hechos 2:24-28). 5-8 Este pasaje del AT naturalmente se
confirmaba con la resurrección de Cristo, que muchas personas que aún vivían
podían corroborar. Pedro, luego los 12 apóstoles, 500 cristianos a quienes se
apareció al mismo tiempo, Jacobo el hermano del Señor, luego todos los
apóstoles y finalmente Pablo, como a un último en llegar, en el camino a
Damasco, todos lo vieron (<440903>Hechos 9:3-5). 10 La intervención de la gracia
de Dios había hecho de Pablo un apóstol, y él dice haber trabajado más que
cualquier otro apóstol, o mejor dicho, la gracia de Dios había logrado esto. 11
Eso, sin embargo, era intrascendente, ya que este evangelio que Pablo acaba
de bosquejar era lo que [nosotros, los apóstoles] predicamos, y lo que los
corintios habían creído.
15:12-34 La resurrección de Cristo y nuestra resurrección
15:12-19 Si Cristo no resucitó. Con el uso de siete “si”, Pablo explora las
consecuencias de la creencia de algunos de los cristianos de Corinto que
sostenían que el cuerpo no resucita. 12 Comienza refiriéndose nuevamente al
hecho de la resurrección de Cristo. ¿Cómo podía alguien afirmar que no existe
tal cosa como la resurrección? 13 Si, como creían los fundadores del
Areópago de Atenas, la resurrección del cuerpo era una imposibilidad en sí
misma, entonces, la resurrección de Cristo era imposible. 14 Si Cristo no ha
resucitado, el evangelio es inútil y los corintios pusieron su confianza en el lugar
equivocado. 15 Más aun, el testimonio de los apóstoles de que Dios resucitó a
Cristo es fraudulento. Pero Dios no podría hacer algo que en realidad no
sucede, eso es, la resurrección de los muertos. 16 Que no haya resurrección
significa que no tenemos tal cosa como un Cristo resucitado. 17 No tener un
Cristo resucitado significa que la fe de los corintios está en el lugar equivocado
y que sus pecados no están perdonados (cf. v. 3). 18 Además, los creyentes
en Cristo que ahora están muertos y a quienes se había convencido de que
abandonaran sus convicciones religiosas anteriores están perdidos; sin
embargo, Pablo sí creía que aquellos que habían muerto sin Cristo estaban
perdidos. 19 Si la fe cristiana es solamente una mera panacea para esta vida,
entonces, dado el costo de ser cristiano en el mundo pluralista de Corinto, los
cristianos eran la gente más digna de conmiseración en todo el mundo. Pablo ha
traído este punto de vista falso a su conclusión lógica. Si no hay resurrección
del cuerpo, deberían abandonar la fe.
15:20-28 Si Cristo ha resucitado. Pablo detalla ahora las consecuencias de
la resurrección de Cristo. 20 Afirma que es cierta y también que la resurrección
de Cristo es la garantía de resurrección de aquellos que han muerto (cf.
también 11:30, donde se refiere a la muerte como sueño y no el mal
monstruoso que representaba para el mundo pagano). Las primicias de una
cosecha muestran que hay más para levantar. 21 Al hombre le cupo la
responsabilidad de la muerte (<010217>Génesis 2:17), y la resurrección de los
muertos también vino a través de un hombre. 23 El proceso tiene su orden.
Cristo es primero; luego, cuando él aparezca, los cristianos le seguirán. 24
Luego viene el final, el último acontecimiento de la historia cósmica, cuando
Cristo entregue el reino en manos del Padre, después de haber dominado a
todos. 25 El reinará como el Señor soberano de tierra y cielo hasta que todo
esté sujeto a él. 27 Pablo explica citando un salmo mesiánico, el <460806>1
Corintios 8:6 que habla de que todas las cosas son sojuzgadas por él. Amplía el
pasaje, deteniéndose en la importancia de todas. Eso, naturalmente, no incluye
a Dios mismo, quien es el que pone todas las cosas bajo los pies de Cristo. 28
Cuando esto finalmente suceda, Cristo doblará la rodilla ante el Padre para
que Dios sea el todo en todos. En un pasaje tan breve Pablo ha trazado la
historia del paraíso perdido y recuperado, y la recuperación del sometimiento
de todas las cosas a Dios, como en el principio de la creación. Y es la
resurrección de Cristo la que garantiza esto.
15:29-34 Resurrección, bautismo cristiano y ministerio. Pablo acumula
nuevos argumentos contra quienes niegan la resurrección del cuerpo y sus
consecuencias actuales para el accionar cristiano. Concluye con una firme
reprensión para aquellos que viven según su errónea creencia. Si no hay
resurrección del cuerpo, entonces Pablo entiende que tanto el bautismo de ellos
como el ministerio de él son inútiles. 29 Este es un versículo difícil. Algunos han
considerado que apoya la idea de que los cristianos corintios se bautizaban en
nombre de los que ya habían muerto, presumiblemente, miembros de sus
familias que habían fallecido. Además, han argumentado que aunque Pablo no
lo aprueba, simplemente cita lo que ellos han hecho, como argumento en contra
de su creencia. Pablo no era un pragmático. Eso no tiene mucha relación con él
como pastor, ni con su comentario crítico e incisivo, a través de toda esta carta,
respecto de la conducta de los corintios. Sería una práctica que estaría en
conflicto con su evangelio.
Pablo enseña en <450603>Romanos 6:3-5, que los cristianos son sepultados con
Cristo en el bautismo y levantados para vivir una vida nueva, y que están unidos
a él en su muerte y resurrección. Esa experiencia espiritual a la que apunta el
bautismo en agua no es simplemente una referencia al “alma”, sino a la persona
total, incluyendo su cuerpo. Los Padres griegos primitivos llegaron a la
conclusión de que en este versículo Pablo preguntaba qué sentido tiene al fin y
al cabo realizar el bautismo, haciéndolo por los cuerpos —la expresión por los
muertos significa lit. “a favor de los [cuerpos] muertos” y se repite dos veces—,
si éstos simplemente desaparecerán. (Nota del Editor: Hay otras
interpretaciones de este pasaje que están de acuerdo con la enseñanza bíblica
total, así como la presentada aquí.)
30 La segunda discusión de Pablo se relaciona con su propio ministerio. Sus
actividades lo ponían en peligro constante (cf. <471102>2 Corintios 11:23-28). 31 El
se ve a sí mismo como muriendo cada día. ¿A qué muere? Los paganos decían
que se debía complacer a los sentidos en esta vida. También acusaban a
quienes no estaban de acuerdo con ellos de estar negándose la realización
personal y los placeres de esta vida. Pablo parece argumentar, a la luz de ese
punto de vista, que cada día conscientemente él se niega a sí mismo. 32 Habla
de haberse involucrado en el ministerio aun al punto de luchar contra las fieras
en Efeso (posible alusión al culto imperial provincial de la veneración de los
emperadores, en el que Pablo, como ciudadano romano, aparentemente se vio
envuelto). El culto siempre iba acompañado de demostraciones de fieras
salvajes. En <470108>2 Corintios 1:8-11 se refiere a las dificultades que vivió en
Efeso. En cuanto al razonamiento de los corintios, Pablo sugiere que estaba
perdiendo el tiempo. Debería vivir como los paganos que argumentaban que
todos debían comer, beber y disfrutar el cuerpo porque esos placeres
terminarían con la muerte. Entonces cita <232213>Isaías 22:13.
33 Pablo ordena a los corintios no dejarse engañar y cita un dicho popular
tomado del Thais, de Menandro: Las malas compañías corrompen las
buenas costumbres. ¿Qué tiene esto que ver con la negación de la
resurrección del cuerpo? Quienes enseñaban la inmortalidad del alma con el
corolario de complacer a los sentidos decían que su estilo de vida hedonista era
la prueba de su éxito. Era la ética de los ricos. Se jactaban de su vida
licenciosa. Pablo, aparentemente, está preocupado por el efecto que tales
malas compañías podrían tener sobre el carácter del cristiano. 34 Cuando
Pablo ordena a algunos corintios que vuelvan en sí y dejen de pecar, es posible
que tenga este estilo de vida licenciosa en mente. El mismo era apoyado por los
cristianos y justificado con el fundamento de que no había resurrección del
cuerpo. Tal vida, concentrada únicamente en los placeres, significaba que no
tenían lugar para compartir el conocimiento de Dios con otros, lo cual Pablo
considera obligación de todos los cristianos (cf. <461003>1 Corintios 10:32—11:1).
Pablo creía que todos estarían frente al trono del juicio de Cristo y recibirían las
recompensas por lo hecho estando en el cuerpo, fuera bueno o malo (<470501>2
Corintios 5:10, cf. <661413>Apocalipsis 14:13). Por lo tanto, condenaba la mala
conducta de algunos corintios que negaban la resurrección de sus cuerpos para
justificar su forma de actuar. Un desliz en la conducta ética del creyente en
Cristo equivale a una negación de la resurrección de su cuerpo y de la
responsabilidad de rendir cuentas por lo que ha hecho.
15:35-44 Analogías de semillas y cuerpos
35 Pablo responde llamando “necios” a los que hacen estas preguntas (p. ej.
¿cómo resucitan los muertos?). Si se reflexiona sobre el tema, las respuestas
son obvias, como muestran las analogías que él presenta. El trigo tiene dos
formas de existencia; la segunda se realiza únicamente si el trigo muere en la
tierra. Es Dios quien ha determinado la forma futura de cada semilla, es decir, le
ha dado un “cuerpo” distintivo. Dios también ha creado el reino animal con
carne diferente. Lo mismo se aplica a los cuerpos humanos y celestiales. Las
glorias de estos cuerpos son diferentes. Los cuerpos terrenales lo demuestran.
La resurrección de los muertos no es diferente. Es como una semilla que se
siembra en muerte y surge inmortal. Sufre una transformación gloriosa.
Sembrada en deshonra y debilidad, resucitará en gloria y poder. 44 Pablo llega
a la conclusión de que si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo
espiritual.
15:45-49 Analogía de Adán y Cristo
45 El primer hombre... llegó a ser un alma viviente, según <010207>Génesis 2:7,
y el postrer Adán, Cristo, un espíritu vivificante (cf. vv. 22, 23). 48 Los
descendientes de Adán comparten su naturaleza, mientras que aquellos que son
del cielo comparten la de Cristo. 49 Así como los cristianos comparten la
semejanza de Adán, también tendrán la semejanza de Cristo. Porque el
cristiano tiene asegurada la continuidad de su existencia con la resurrección de
su cuerpo y su transformación a la semejanza misma de Cristo (cf.
<500321>Filipenses 3:21).
15:50-57 La seguridad de la victoria
50 La transformación es necesaria porque la carne y la sangre, es decir, el
cuerpo terrenal, no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción
heredar la incorrupción. 51 Pablo les cuenta un secreto, un misterio, es
decir, algo que no había sido conocido anteriormente en la historia humana,
pero que ha sido revelado al siervo de Dios (cf. <460401>1 Corintios 4:1). No todo
el pueblo de Dios dormirá el sueño de la muerte, es decir, morirá, pero es
absolutamente seguro que todos serán transformados. 52 La venida de Cristo
ocurrirá en un instante y el final será anunciado con el sonido de la trompeta
(cf. <380914>Zacarías 9:14). Entonces los muertos se levantarán y el pueblo de Dios
será transformado. 54 Cuando esto suceda, acontecerá lo que predijo el
profeta: la muerte será sorbida en victoria (<232508>Isaías 25:8). 55 Nuevamente
Pablo puede citar la profecía de <281314>Oseas 13:14 que es precedida por la
promesa de que el Señor librará a su pueblo de la tumba. De las dos preguntas
formuladas en el v. 55, a la segunda se responde en el v. 56 y a la primera en el
v. 57. 56 El pecado fue la causa de la muerte (<010217>Génesis 2:17). Por medio
de la ley llega el reconocimiento del terrible poder del pecado (cf.
<450707>Romanos 7:7-14, donde Pablo explica en detalle la afirmación que aquí
formula brevemente). 57 Cristo invadió el dominio de la muerte y le robó su
aguijón. Esta es la gran victoria por la que debemos agradecer a Dios.
15:58 Instrucciones finales
La consecuencia de todo lo hablado es el mandato de permanecer firmes y no
apartarse de la roca de la resurrección corporal del pueblo de Dios. Lo que no
deben hacer ahora en ese cuerpo, que será resucitado, es ser arrastrados al
pecado (33, 34a). En cambio, deben siempre abundar en la obra del Señor, lo
cual, en parte, significa ayudar a aquellos que “tienen ignorancia de Dios”
(34b). Este es el llamado a todo creyente en Cristo para toda su vida. Ese
trabajo no será en vano, y significará que recibirán la recompensa del Señor
por el bien hecho mientras estaban en el cuerpo cuando estén frente al trono del
juicio de Cristo (<470501>2 Corintios 5:10). Aquellos que mueren en el Señor son
considerados realmente bienaventurados, ya que cesan en su labor en el Señor
y sus buenas obras los siguen (<661413>Apocalipsis 14:13). En el cristianismo actual
existe el peligro de investir a la expresión “vida eterna” con la connotación
pagana y griega de la inmortalidad del alma, y de considerar los momentos
presentes de la vida cristiana como oportunidades para el beneficio y
engrandecimiento personales.
16:1-24 OTROS ASUNTOS
16:1-4 Indicaciones sobre la ofrenda
Este es el quinto tema sobre el cual consultaron los corintios (<460701>1 Corintios
7:1, 25; 8:1; 12:1). Pablo adjudicó gran importancia al dinero que se estaba
reuniendo para los cristianos necesitados en Jerusalén. Esta colecta no sólo
tenía una motivación filantrópica, sino que representaba un gesto único de
solidaridad de los gentiles hacia los judíos. Normalmente, los judíos de la
Diáspora enviaban ofrendas a sus hermanos judíos de Jerusalén, pero el hecho
de que las iglesias gentiles reunieran dinero para los cristianos judíos, mostraba
la naturaleza del evangelio que podía romper las duras barreras raciales. 2 La
ofrenda debía ser sistemática, apartando el primer día de la semana una suma
adecuada a sus ingresos, lit. “como hayan sido prosperados” por el Señor.
Pablo prefería la ofrenda sistemática, pues no quería que se tuviera que reunir
una colecta cuando él llegara. 3 Enviaría luego la ofrenda a Jerusalén por mano
de personas elegidas por los corintios, con cartas de presentación para ellas.
Se exigía que estas personas fueran responsables. El abuso de los fondos
comunitarios” había sido tan común entre los judíos que las autoridades
romanas enviaban personas que escoltaran los fondos que eran enviados a
Jerusalén, para su protección. 4 Si lo cree necesario, Pablo viajará con quienes
lleven las cartas y el dinero. No habla de acompañarlos a ellos, sino de que
ellos lo acompañen a él. Como apóstol de los gentiles claramente se ve a sí
mismo yendo a la iglesia de Jerusalén con las ofrendas de los cristianos gentiles.
Finalmente, la ofrenda fue reunida (<451526>Romanos 15:26), aunque, como
muestra 2 Corintios 8—9, aparentemente los corintios no siguieron la
enseñanza del dar en la forma sistemática indicada en los vv. 1-4. Cuánto
tiempo y energía podría ahorrarse en la obra cristiana si el pueblo de Dios
simplemente ejercitara la disciplina de reconocer a intervalos regulares la
bondad de Dios y apartar recursos para compartir cristianamente. Nótese
también el cuidado con que Pablo manejaba el dinero con el fin de evitar
cualquier insinuación de mal manejo, y la forma en que anima a los cristianos a
hacer lo mismo.
16:5-9 Planes de viaje de Pablo
5 Aquí Pablo explica lo que tenía en mente cuando dijo que esperaba ir a
verlos pronto (<460401>1 Corintios 4:19). 6 Desea pasar el invierno con ellos
esperando que lo encaminen a donde deba ir, es decir, que les da la
oportunidad de ser parte de su futuro ministerio. En otras partes Pablo habla
del sostén que una iglesia le da libremente como una forma de compartir con él
la obra del evangelio (<500105>Filipenses 1:5; 4:15). Desea visitar Roma y también
llevar la ofrenda a Jerusalén, de allí la incertidumbre. 7 El hecho de que no
volviera inmediatamente a Corinto hizo que algunos corintios se volvieran
arrogantes (<460401>1 Corintios 4:18). Esto refleja la actitud secular de ellos,
mientras él, por su parte, al considerar las opciones, lo hace con la clara
limitación de si el Señor lo permite. 8, 9 En ese momento Pablo se encuentra
en Efeso y se quedará allí hasta Pentecostés, la fiesta judía que se celebraba
aprox. 50 días después de la Pascua. La razón para quedarse allí son las
grandes oportunidades evangelísticas que van acompañadas de gran oposición
(cf. 15:32 y <470108>2 Corintios 1:8-11). Pablo no era un evangelista que se
desanimara fácilmente.
16:10, 11 Posible visita de Timoteo
10 Pablo también se preocupa por Timoteo, su sincero y confiable colaborador
(<505619>Filipenses 2:19-23). Quiere que si éste va a Corinto, sea adecuadamente
recibido. Dada la hostilidad que algunos miembros de la congregación sentían
por Pablo, lo que preocupaba a éste era que algunos aplicaran los criterios
seculares para expresar animosidad, y trataran mal a su amigo como una
venganza contra Pablo. 11 Por eso les pide que lo traten correctamente. La
expresión encaminadlo en paz podría ser una referencia a la costumbre judía
del shalom, que involucraba tanto una bendición espiritual como la provisión de
sus necesidades como viajero.
16:12-14 El regreso de Apolos
Este es el último tema sobre el cual consultaron los corintios. Ellos habían
pedido que Apolos regresara. Se deduce claramente de <460101>1 Corintios 1:12;
3:4; 4:6, que los motivos de algunos para presionar por su regreso eran
claramente sospechosos; era la alternativa a que Pablo volviera por un período
prolongado. A pesar de todo esto, Pablo ha instado a Apolos para que vuelva
a Corinto a ministrar. La respuesta de Apolos fue, lit., “y de ningún modo
quiero ir ahora”. El irá cuando tenga oportunidad, lit. “cuando sea el
momento apropiado”. Esto sugiere que Apolos ha considerado que aceptar la
invitación en este momento no sería lo mejor para la congregación, dada la
tensión entre Pablo y la iglesia. Es interesante que Apolos estuvo de acuerdo en
que Pablo respondiera por él. Se ve claramente que no existía espíritu de
competencia entre Pablo y Apolos y que éste no se sentía halagado por los
corintios al ir allí, dados sus motivos. Pablo hablaría luego sobre la actitud de
los obreros cristianos de Corinto que habían sucumbido al espíritu competitivo
secular (<471001>2 Corintios 10:12).
13, 14 Aunque estos versículos parezcan no estar relacionados con el tema de
Apolos, es coherente ver los mandatos aquí expresados, a la luz de las
actitudes erróneas de los corintios para con el ministerio del evangelio. Son
llamados a vigilar. Es claro que han sucumbido ante las formas seculares de
pensar, respecto de Apolos y Pablo (cf. <460303>1 Corintios 3:3, 4). Estar firmes
en la fe de Cristo crucificado era tanto la necesidad de los corintios como de
los mensajeros del evangelio (cf. <460101>1 Corintios 1:17b—2:5). El llamado a ser
valientes y esforzarse incluye resistir la presión de moldear el ministerio según
las categorías seculares de la oratoria pulida y elegante (cf. el propio ejemplo
de Pablo, <460408>1 Corintios 4:8-16). El llamado a hacer todo en amor puede
muy bien ser una reprensión por sus divisiones y celos por los anteriores
maestros, y los motivos que provocaron la invitación a Apolos para que éste
volviera (cf. <460101>1 Corintios 1:10; 3:3; 4:6).
16:15-18 La casa de Estéfanas, ejemplo de piedad
La familia extendida era una institución social en la época de Pablo. Esta tenía
una enorme capacidad para desarrollar el ministerio cristiano. 15 Ya
mencionada en <460101>1 Corintios 1:16, la casa de Estéfanas, que era de los
primeros frutos del ministerio de Pablo, obviamente utilizaba sus recursos para
el pueblo de Dios: los santos (cf. <460102>1 Corintios 1:2). Si, tal como se ha
sugerido, los corintios estaban enfrentando una escasez de granos (ver el
tratamiento del cap. 7 y el significado de <460702>1 Corintios 7:26), entonces había
una casa que ministraba diariamente a aquellos que no tenían nada (cf. <461102>1
Corintios 11:22). Su ministerio incluiría también la hospitalidad hacia los
viajeros cristianos.
16 Pablo hace un llamado a sujetarse a ellos y a todos los que trabajan en la
obra de Cristo. Es incierto el significado de esta orden de “sujetarse”, a menos
que estos fueran ancianos que gobernaban su propia casa y por lo tanto
tuvieran antecedentes comprobables de utilizar sus recursos en beneficio de los
demás. 17 Ciertamente, la clave es ministrar a las necesidades, ya que Pablo lo
ha experimentado en Efeso con Estéfanas, así como con Fortunato y Acaico.
La llegada de ellos alegró el corazón de Pablo, y pudieron llenar el vacío que él
sentía en su vida, separado como lo estaba de la iglesia corintia. 18 El Apóstol
explica que estos amigos refrescaron su espíritu y que también lo habían hecho
por los corintios. Un ministerio de este calibre debe ser tenido en cuenta:
Reconoced, pues, a los tales.
Los siervos de Dios no deben actuar en forma distinta de lo que hace Dios, que
envía tiempos de refrigerio a los corazones y las mentes de su pueblo. La iglesia
contemporánea necesita de tales personas que sirvan a las necesidades de los
demás con los dones que se les han dado para ello. No se está pidiendo a la
congregación que autorice tal ministerio, sino simplemente que reconozca su
existencia.
16:19-22 Saludos finales
19 Pablo termina con saludos de las iglesias de la provincia de Asia, de la cual
Efeso es capital: esto implica que su ministerio se ha extendido más allá de esa
ciudad. Aquilas y Priscila, ex miembros de la congregación en Corinto
(<441802>Hechos 18:2, 3), les saludan mucho: les envían sus más cálidos saludos.
Estos van acompañados de los saludos de quienes se reúnen en su casa. 20
Todos los hermanos, puede referirse a un grupo en particular, posiblemente
los colaboradores de Pablo, a quienes él ha sostenido económicamente con su
trabajo (<442034>Hechos 20:34). Como la iglesia de Asia ha enviado sus saludos,
Pablo anima a los corintios a saludarse los unos a los otros como miembros de
una hermandad santa. 21 Hasta este punto, la carta fue escrita por un secretario
(en la época de Pablo se utilizaba mucho la taquigrafía, así como los
secretarios). Ahora, Pablo toma la pluma y envía su propio saludo personal. 22
Naturalmente, tales saludos no fueron enviados a las personas que no aman al
Señor; no puede haber excusa para no responder en amor al increíble amor de
Cristo. Lo opuesto a un saludo o bendición era una maldición o anatema. En
otra ocasión Pablo invoca una maldición sobre aquellos que predican otro
evangelio (<480108>Gálatas 1:8, 9), y no puede hacer menos para con aquellos que
no aman al Señor de quien da testimonio el evangelio. El clamor arameo “¡Ven,
Señor!” (maranatha) es una oración por el regreso de Cristo (cf. <461505>1
Corintios 15:51-54). 23 La carta comenzó con un saludo de gracia (<460103>1
Corintios 1:3), y muy apropiadamente concluye con el mismo, como
ciertamente sucede en todos los encuentros entre el Señor Jesús y su pueblo.
Pablo expresa también su amor en Cristo Jesús a la congregación; una vez más,
un notable testimonio de la gracia de Dios, de que a pesar de las actitudes
hostiles para con él, el amor de Pablo, como el de Cristo, no ha cambiado,
porque él los ve en Cristo Jesús.
Bruce Winter

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