INTRODUCCIÓN
El capítulo actual intentará dar un resumen del
proceso de dar y recibir ayuda
por medio de consejos personales. Este proceso
involucra la participación del
aconsejado tanto como del consejero. Un factor que determina
lo que pasa en
el proceso es la calidad de la relación entre los
dos. Por esta razón, en la
primera parte del capítulo presentamos los niveles
del cuidado pastoral, para
ayudar al pastor a identificar el nivel de
ministerio en que está involucrado.
Es imposible determinar al principio cuántas
sesiones se necesitan para dar y
recibir ayuda. El proceso de aconsejar pasa por una
serie de etapas que están
bosquejadas en este capítulo. Uno puede invertir
varias sesiones de cincuenta
minutos en la primera o en la segunda o en
cualquiera otra etapa del proceso de
consejo. La meta final es ayudar al aconsejado a ser
capaz de encararse con su
situación de una manera aceptable.
El establecimiento de una relación
El doctor Wayne Oates nos ha dado mucha ayuda al
presentar los varios
niveles del cuidado pastoral.f68 Estos niveles son:
(1) amistad,
(2) consuelo,
(3) confesión,
(4) enseñanza, y
(5) consejos y sicoterapia.
Similar a estos niveles de cuidado pastoral está la
naturaleza de la relación que
el consejero tiene con los que ministra.
El pastor, como consejero, será buscado por las
personas debido a la
dimensión espiritual de su ministerio. Los estudios
muestran que una mayoría de
las personas que deciden buscar ayuda primeramente
acude al pastor. Esto
quiere decir que el pastor tiene muchas
oportunidades para aconsejar a las
personas por causa del papel que desempeña como
líder espiritual en la
comunidad. Oates dice en su obra que el pastor es
apreciado por muchos
como el agente de Dios, de
Jesucristo y del Espíritu Santo.f69 Por esta razón, cuando la gente tiene
problemas de índole espiritual, busca al pastor para
recibir ayuda.
Amigo
El pastor puede participar en muchas reuniones en la
comunidad que le dan
oportunidad para conocer a la gente. En estas ocasiones
muestra su amistad, y
cuando las personas tienen necesidades, se inclinan
a buscarlo. Muchos que no
son miembros de la iglesia piensan en él como una
fuente de ayuda cuando llega
el momento en que necesitan al pastor. Al mismo
tiempo, las personas que son
miembros de su iglesia necesitan saber que el pastor
es su amigo, y que es una
persona en quien pueden confiar.
Como resultado de esta amistad, la gente puede
detener al pastor en un
almacén, mientras están haciendo compras, y hablar
de los asuntos que tienen
importancia para ellos. Cuando esto acontece, es
importante que el pastor
discierna lo que la gente espera de él.f70 Debe ser sensible a las personas y a
sus maneras de comunicar las necesidades para poder
responder a ellas.
Consolador
Toda persona tiene épocas en su vida cuando necesita
consuelo. Cuando
muere un ser querido, cuando vienen los reveses
económicos, cuando las
enfermedades que incapacitan nos agobian, y cuando
nos sentimos
desilusionados con los hijos, son épocas cuando los
feligreses necesitan
consuelo. El pastor es solicitado para caminar con
las personas a través del
valle de la muerte (Salmo 23). El pastor que ha
estado con su gente durante un
período de crisis estará en condiciones de captar lo
que las personas necesitan
de él durante este tiempo de crisis. Su presencia
será muy importante para
ellos, aunque él posiblemente no hará ninguna
explicación teológica de lo que le
pasa a las personas (<470214>470214>2
Corinitos 2:14, 16; <191903>191903>Salmo 19:3 y <181304>181304>Job
13:4,
5). El puede participar en la oración en silencio
por las personas en sus luchas,
y esto será un ministerio de mucho significado para
ellos.
Frecuentemente la gente está cargada de tristeza y
duelo, pero sus emociones
son reprimidas. Cuando el pastor habla con voz benigna
con ellos con relación
a su pérdida, las personas descubren más fácil
expresar sus emociones. Al
conversar con el pastor experimentan el
relajamiento. A medida que las
personas descargan los problemas que han estado
llevando durante mucho
tiempo hasta ese momento, sentirán el alivio.
Escucha
El pastor invierte mucho de su tiernpo escuchando
las confesiones de los otros.
Como resultado de la doctrina del Sacramento de la
Confesión en la Iglesia
Católica Romana, muchos pastores protestantes ponen
un énfasis exagerado en
la necesidad de confesar solamente a Dios sin hablar
al hombre. Aunque esto
es la verdad en el sentido teológico, hay que
reconocer que la Biblia también
habla de la necesidad de confesar el uno al otro (<590516>590516>Santiago 5:16). El pastor
necesita acostumbrarse a escuchar las confesiones. A
veces esto acontece en la
soledad de su oficina donde recibe a las personas.
En otras ocasiones es en la
privacidad de un cuarto en el hospital donde el
feligrés es paciente. O
posiblemente es en la sala de espera del hospital
siquiátrico. En cualquier lugar
donde acontezca, el pastor debe comunicar su
comprensión y el perdón de
Dios a medida que las personas exteriorizan sus
cargas por causa de los
pecados del pasado.
Maestro
A menudo el ministro es invitado a enseñar en una
relación de consejero a
aconsejado. A veces la persona necesita información
en forma cognoscitiva y
esta es la mejor forma de ayuda que el pastor puede
dar. El debe saber bien las
enseñanzas de la Biblia en todos los temas que
tienen que ver con la relación
del hombre con Dios y con su prójimo. El sabrá el
punto de vista oficial de su
iglesia, si la hay, en relación con problemas
morales. El estará capacitado para
comunicar la información a las personas con un
espíritu no condenatorio ni de
juicio. Las personas frecuentemente desearán saber
lo que enseña la Biblia en
cuanto al divorcio, el aborto, la guerra, el pecado
imperdonable, toda variedad
de prácticas sexuales y muchos otros asuntos. Estos
temas presentarán
oportunidades para que el ministro ayude a las
personas que se encaran con
estas dificultades.
El ministerio de la enseñanza desde el púlpito es
importante porque el pastor
proclama los ideales de Dios para la humanidad.
Frecuentemente este
ministerio de predicación abre puertas para que el
ministro ayude a los
individuos que escuchan el mensaje y deciden que
necesitan hablar
personalmente con su pastor.
Consejero
Hay algunas personas que necesitan la terapia
mediante consejo extenso.
Tienen luchas por los muchos conflictos que sienten
con sus impulsos, con su
ambivalencia con relación a las metas diferentes que
tienen en la vida, y con su
dificultad en tomar decisiones básicas que pueden
llevarles a una existencia
pacífica y armoniosa. Otros luchan para hacer lo
mejor posible con sus
decisiones anteriores que les han traído
sufrimiento. Hay muchos que tienen
neurosis. Aunque están capacitados para funcionar
con un mínimo de
efectividad, ellos podrían ser ayudados para vivir
una vida más tranquila si
pudieran tener la oportunidad de hablar con alguien
entrenado para escucharles
con sabiduría.
Muchos ministros no tienen la preparación adecuada
para aconsejar en asuntos
complejos. Otros están tan ocupados con las otras
responsabilidades del
pastorado que no tienen tiempo para dedicarse a esta
faceta del ministerio. Por
esta razón, el ministro necesita llegar a conocer
las agencias y personas en la
comunidad que sirven de recurso para ayudar a
personas cuando hay
necesidades. También necesita conocer a los
profesionales de su iglesia o de la
comunidad para poder remitirles a las personas
cuando surge la necesidad.
La iglesia tiene muchos miembros que tienen
necesidades espirituales y
emocionales profundas. Su participación en
actividades de la iglesia es un
medio de intentar encararse con estas dificultades.
Es imperativo que el ministro
sea capaz de distinguir entre la dedicación
espiritual genuina y los síntomas
patológicos que se expresan en forma de dedicación
religiosa. El doctor Wise
dice: “El ministro preparado aprenderá a distinguir
entre la persona cuyas
actividades son el resultado de conflicto y la
persona cuyas actividades son el
resultado de funcionamiento sano, creciente e
íntegro.f71 A veces las personas
son animadas a continuar prácticas que pueden
intensificar sus tendencias
neuróticas en vez de ayudarles para vivir en forma
más exitosa.
ETAPAS AL ACONSEJAR
Ya hemos hecho hincapié en la importancia de la
relación como la base
principal para dar ayuda. En la relación dinámica
entre el consejero y el
aconsejado los problemas se exploran y se consideran
soluciones diferentes.
Como resultado de este proceso se desarrolla una
relación de confianza y de
franqueza en la cual el aconsejado repentinamente
descubre que ha llegado a
entender mejor su situación y desarrolla una
perspectiva distinta para el trabajo
que está haciendo y para encararse con problemas
para los que anteriormente
no percibía solución. Los dos se dan cuenta de que
hay una comunicación
verbal, pero que también hay comunicación no verbal,
y muchas veces la
comunicación no verbal tiene mayor significado que
la de palabras. El doctor
Ed Thorton afirma esta verdad en la declaración:
“Las personas en el
pereginaje en sicoterapia encuentran sus respuestas
no en el consejo del
terapeuta, más bien en la calidad de la relación que
se desenvuelve entre ellos
mismos y el terapeuta.”
Etapa primera: Se inicia el proceso de
consejo
Ayude al aconsejado a relajarse. La mayoría de las personas que llegan a
buscar ayuda tienen dificultades para comenzar a
relatar su problema. Es mejor
si el pastor llega directamente al tema después del
saludo. Si el pastor no logra
esto, pueden perderse varios minutos por el silencio
o aumentar la frustración
que siente el aconsejado. Muchas veces el consejero
se pone incómodo
también. El pastor puede explicar en palabras claras
que él entiende que la
persona ha venido para explicar algo de sus
dificultades y para buscar ayuda.
Simplemente puede decir: “Yo entiendo que usted ha
llamado por la siguiente
razón” o, “Entiendo que me ha buscado para que le
ayude a solucionar un
problema.” Cuando el aconsejado tiene dificultad en
principiar, el pastor puede
decir que es mejor explicar sus dificultades desde
su punto de vista en el
momento. Una pregunta que siempre cabe es: “¿Qué
está pasando en su vida
en este momento?” Esta pregunta casi siempre abre
las puertas para una
conversación más extensa.
La mayoría de los aconsejados pasan mucho tiempo
anticipando la oportunidad
de compartir con un consejero y tratando de
organizar lo que van a decir.
Dependiendo de la intensidad de las defensas de la
persona, de la clase de
relación que tiene con el pastor y de la complejidad
del problema, ella puede
pasar mucho tiempo justificando lo que han dicho o
lo que ha pasado. El primer
paso para el consejero es buscar ayudar al
aconsejado a relajarse. Por esta
razón, es mejor no sentarse detrás de un escritorio
que separa al consejero del
aconsejado. El escritorio llega a ser una barrera a
la comunicación. Libros,
papeles y otros materiales en el escritorio del
pastor pueden llegar a ser fuentes
de distracción para el aconsejado. Pensará que el
pastor está muy ocupado y
no tiene tiempo para hablar. El pastor debe sentarse
donde pueda mirar en
forma directa a la persona con quien está
conversando. Su serenidad será
contagiosa, y el aconsejado comenzará a sentirse más
tranquilo y listo para
relatar el problema.
Escuche la narración del problema. En las primeras etapas del proceso de
aconsejar debe dar la oportunidad para que el
aconsejado relate su
experiencia, ventile sus emociones y experimente los
primeros pasos de alivio.
Por regla general el pastor no necesita hacer muchas
preguntas. El simplemente
puede responder en una forma empática según lo que
escucha. Ocasionalmente
él necesitará aclarar un punto de lo que se está
escuchando. Puede mostrar que
está involucrado y que está escuchando en forma
activa, pero no debe
manifestar una curiosidad excesiva ni la idea de que
está aceptando totalmente
el punto de vista del aconsejado. El no debe
comunicar la idea de que está
tomando el lado de cualquier persona. Si hace esto,
su efectividad como
consejero se debilita. El aconsejado puede salir con
el pensamiento de que
tiene a otro aliado que comparte su mismo punto de
vista, pero esto al fin y al
cabo no resultará beneficioso para nadie. El
consejero debe mostrar que está
involucrado, pero sin parcialidad.
Evite hacer preguntas. Mientras el pastor está escuchando el comienzo del
relato, tiene muchas preguntas en su mente. El no
debe hacer esas preguntas en
forma agresiva; más bien debe esperar y escuchar con
paciencia, reconociendo
que muchas de las preguntas serán contestadas en el
proceso de la narración
del problema. El no necesita conseguir un relato
completo del problema y su
historia durante la primera sesión. Debe hacer notas
mentales de preguntas que
tiene, y registrar en su mente las observaciones que
le ayudan a hacer un
diagnóstico más completo posteriormente. Por
ejemplo, el pastor puede estar
captando el grado de emoción que expresa el
aconsejado al relatar el
problema. Esto casi siempre sirve como indicio de la
clase de persona que está
compartiendo con él, el grado de confianza que tiene
con sus emociones, y los
mecanismos con los cuales se encara con sus
problemas. Esto abarca mucho.
El grado de franqueza y el nivel de honestidad que
la persona manifiesta es un
indicio del tipo de persona con que se está
hablando. Y también indica si este
problema es síntoma de varios otros. También ayuda a
predecir cuánto tiempo
puede demorar el proceso de dar y recibir ayuda. Algunas
personas son muy
rígidas y sus vidas han sido vividas en un mundo
organizado y cerrado. Otros
llevan cargas de culpabilidad y constantemente
tienden a castigarse
severamente por sus pecados en el pasado. Ellos
asumen la culpabilidad en
forma completa o pueden indicar a quién colocarla.
Estas personas tienden a
ser sacudidas cuando algo pasa que no esperan.
Cuando una faceta de su
mundo se desintegra estas personas están
completamente desmoralizadas.
Otras personas funcionan con mayor flexibilidad en
su modo de encararse con
la vida y por eso no responden en una forma extrema
frente a un evento
extraordinario.
Es mejor limitar el tiempo que se invierte con el
aconsejado a un total de
cincuenta minutos por sesión. Excepciones a esta
norma pueden ser cuando no
habrá más oportunidad para ver a esta persona por
circunstancias de residencia
u otros factores. El doctor Wayne Oates dice:
“Cuando el pastor pasa tres o
cuatro horas de una vez con una persona raramente
está logrando algo
constructivo que no se logró durante la primera
hora. Cuando el pastor
organiza la entrevista en dos o tres conferencias,
cada sesión adquiere un valor
triplicado o cuadruplicado en comparación con la
ayuda que resultaría de una
sola sesión. El dar tiempo a la persona entre las sesiones,
para meditación y
reflexión, enriquece su comprensión de sí misma. Con
frecuencia llegará a las
mismas conclusiones por su propia cuenta. Esto es
mucho mejor que si el
pastor hubiera dicho qué hacer en la primera
entrevista.
Identifique los mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa que la
persona tiene varían. Ya hemos tocado estos
mecanismos en forma más
extensa en otras partes de esta obra, pero queremos
repasar algunas ideas,
para ilustrar lo que el pastor puede escuchar
mientras aconseja.
(1) Algunas personas tienden a encararse con las experiencias de la
vida con
una actitud de negación. Cierran los ojos para no
ver los problemas serios con
la esperanza de que se desvanezcan.
(2) Otras personas proyectan, buscando chivos expiatorios. Nunca están
en
condiciones para tratar directamente con el problema
porque quieren echar la
culpa de lo que les ha pasado a otras personas.
Cuando una enfermedad es
diagnosticada, la primera pregunta para el médico
es: “¿cuál fue la causa de
esta enfermedad?” Ellos son como el hombre, que al
ver al paralítico, le
preguntó a Jesús:
“¿Quién pecó, éste o sus padres?” (<430902>430902>Juan 9:2) Muchas personas sentirán
menos culpabilidad y tendrán más capacidad para
encararse con su problema si
pueden librarse de la culpa temprano en el proceso
de consejo. Por ejemplo,
un paciente dijo que podía vivir con el cáncer de
los pulmones si el médico le
aseguraba que la causa de su problema no había sido
el uso del tabaco. O, si a
una señora se le dice que tiene cáncer en el útero,
ella inmediatamente echa la
culpa a las pastillas anticonceptivas o al artefacto
intrauterino o a alguna otra
causa.
(3) Otra manera muy frecuente de encararse con las dificultades, es la
tendencia masoquista de aceptar toda la culpa.
Aceptan la culpa por todo lo
malo que viene. Algunas personas necesitan sufrir
mucho por los fracasos del
pasado y por eso amontonan sobre sí mismas la culpa
de todo lo que anda mal
en sus vidas. Algunos inmediatamente aceptan la
suposición de que Dios les
está castigando, mandándoles la enfermedad o el
problema que ellos tienen.
Otros tienden a mostrar sus sentimientos de
inferioridad por medio de aceptar
la culpa de todo lo que no se ha hecho en una forma
correcta.
Brinde aceptación incondicional. Es importante en la etapa inicial que el
pastor no manifieste temor, el estar escandalizado,
desagrado, o ninguna otra
emoción negativa al aconsejado mientras comparte su
problema. Cualquiera de
estas emociones puede resultar en el aborto del
proceso de aconsejar. Si
demuestra temor, el aconsejado puede decidir que no
tiene experiencia para
tratar con el problema. Si el consejero demuestra
que está escandalizado,
entonces el aconsejado sentirá juicio y condenación.
Si comunica desagrado, el
aconsejado sentirá que el consejero es demasiado
“santurrón” y no se atreve a
tratar con estos problemas. Por consiguiente, debe
comunicar calor emocional,
interés activo, y una competencia reservada para
poder ayudar a la persona
que está delante de él.
Resuma el resultado de la sesión. Al final de la primera consulta el consejero
debe hacer un sumario de todo lo que ha escuchado,
sintetizando el problema
en breves palabras. Por regla general, el aconsejado
se sorprenderá al escuchar
este sumario y saldrá con la esperanza de que el
pastor realmente tiene bases
para ayudar en la solución de su problema.
El pastor también debe comunicar el hecho de que
está listo para acompañar al
aconsejado durante estas dificultades. Puede guiarle
con sus sugerencias
cuando es lo indicado y puede estar a su lado hasta
ver un panorama más
brillante en el futuro. El comunicar esperanza al
aconsejado en la primera
entrevista es muy importante. Si éste capta que el
pastor no ve ninguna
esperanza para solucionar su problema entonces
saldrá descorazonado. Aun en
medio de una situación en la que el pastor no ve
claramente una solución,
puede comunicar su disposición para acompañar a las
personas en las horas de
su tempestad. Esto especialmente es pertinente
cuando las personas están
luchando con una enfermedad que no tiene cura. La
sanidad y la restauración
de la salud tal vez no son una posibilidad, pero él
sí puede asegurarles que va a
estar acompañándoles como su pastor en los meses
venideros.
Haga planes para las sesiones futuras. Al fin de la primera entrevista el
pastor habrá desarrollado en su propia mente un
diagnóstico del problema
básico, de las necesidades de las personas que están
involucradas, y del
procedimiento que ha de seguir para buscar
soluciones. Si otras personas han
de estar involucradas en el proceso de consejo, él
debe indicarles este hecho.
El pastor debe decidir si él tiene tiempo suficiente
para invertirlo con estas
personas que necesitan ayuda. Ciertamente, puede
cambiar el curso de su vida.
Es un ministerio legítimo que vale la pena. Aunque
esto posiblemente no sea el
factor determinante, su ayuda puede ser el medio por
el cual se logra un
involucramiento mayor en la iglesia de parte de la
familia. El pastor tiene que
considerar toda la situación y decidir si está en
capacidad para ayudar.
Decida si es necesario referir el aconsejado a otra persona. En algunas
situaciones es necesario recomendar que las personas
vayan a un especialista.
Si tal es el caso, el pastor debe decidir a quién
remitir al aconsejado. También,
si él siente que no tiene tiempo suficiente para
aconsejar en forma adecuada, o
si él siente que el problema está más allá de sus
capacidades, o si él tiene
sentimientos negativos hacia estas personas,
entonces debe recomendarles que
busquen ayuda de otra fuente en la comunidad. Sin
embargo, la mayoría de los
pastores verán el ministerio a las familias en sus
problemas como una
oportunidad, y aceptarán este desafío. f72
Etapa segunda: Un resumen de los factores
que contribuyen a los
problemas
Cómo se desarrollan y se vuelven
habituales los patrones de relaciones
con otros. Los patrones que desarrollamos en el proceso de
relacionarnos con
otros se forman desde muy temprano en nuestras
experiencias interpersonales.
Pueden determinar la manera en que nos relacionamos
con otros el resto de la
vida. La manera en que uno se relaciona con los de
su propio sexo y con los
del sexo opuesto se desarrolla paulatinamente
durante la niñez. Estos patrones,
tanto como los valores que una persona se forma con
relación al interés o
desinterés en otros, se establecen y nos acompañan
durante el resto de la vida.
Los temores que uno tiene son el resultado de
experiencias traumáticas durante
la niñez. Los niños maltratados tienen dificultades
para establecer relaciones
positivas con otros. De la misma manera uno puede
desarrollar un sentido de
confianza en otros como consecuencia de una serie de
experiencias en las
cuales esta confianza se estimula y se nutre.
Uno de los casos más frecuentes es el modo en que los
recién casados tienden
a desarrollar una actitud de indiferencia el uno en
relación con el otro, o
dejando a un lado los actos que comunican amor e
interés especiales que
seguían durante el tiempo de su romance y cortejo.
De pronto descubren que
las emociones que sentían y que se expresaban
durante su noviazgo y durante la
época del compromiso se han desvanecido. Una vez que
estos patrones de
relacionarse se han desarrollado, son muy difíciles
de alterar. Ocasionalmente
un matrimonio puede descubrir que su matrimonio se
ha desintegrado en una
serie de conflictos constantes. Por medio de los
consejos ellos descubren que
las raíces de las dificultades aparecieron cuando
comenzaron a visitar
frecuentemente a una pareja que estaba teniendo
conflictos, y cayeron en el
patrón de repetir lo que escuchaban de sus amigos.
Cómo las experiencias de la niñez temprana
influyen en la actualidad. Al
escuchar el relato de un aconsejado; el pastor puede
estar asignando sentido a
lo que se le comunica. Puede formar teorías del
origen del problema y cómo se
desarrolló en la vida de la persona. Poco a poco,
adquiere un cuadro más claro
de cada miembro de la familia y cómo los patrones de
relaciones han afectado
a cada uno de ellos. Puede ver cómo las experiencias
de los primeros años de
la vida han dejado sus efectos sobre el aconsejado.
A medida que él escucha
los temores y las frustraciones que las personas
tienen en el presente, él estará
en condiciones para discernir las causas del origen
del trauma durante la niñez.
Cuando él habla con las personas que están bien
adaptadas, descubrirá casi
siempre que su niñez también fue una época de
experiencias de felicidad y
seguridad. El pastor trabajará desde el presente,
retrocediendo hacia el
pasado, para poder ayudar a las personas a ganar la
comprensión que ellas
necesitan de la manera en que sus experiencias han
contribuido a hacerles las
personas que son hoy. Aunque algunos tienen dudas
del valor de un examen de
estas experiencias negativas en la niñez, otros han
descubierto allí las claves
para una comprensión más adecuada de ellos mismos en
este proceso. El
consejero debe discernir si esto tendrá beneficio
para el aconsejado y proceder
de acuerdo con su apreciación de la situación
específica.
Cómo las dificultades presentes reflejan
la capacidad de encararse con la
vida. Durante el proceso de escuchar el pastor
estará formulándose los
siguientes interrogantes, que deben servir para
guiarle para planear su programa
de ayuda en el futuro. ¿Cuánta emoción se expresa y
cuánta está siendo
reprimida? ¿Cuánto comprende el aconsejado de lo que
le ha pasado y de la
relación que todo esto tiene con el problema en la
actualidad? ¿Cuánto puede
ayudar a esta persona en esta circunstancia o debe
él buscar involucrar a otros
en el proceso de recibir ayuda? ¿Puede esta persona
poner en práctica lo que
comprende de los beneficios de estos consejos? ¿Qué
clase de ayuda es la más
indicada para esta persona en esta circunstancia?
¿Pueden otras personas
ayudar en una forma más adecuada y/o es aconsejable
involucrar a otras
personas en este proceso de ayuda?
Las contestaciones a estas preguntas varían en cada
caso, de modo que es
difícil establecer normas exactas para el proceso de
ayuda, pero el pastor hará
bien si busca la contestación de estas preguntas
para sí. A veces hará un
pronóstico tentativo del grado en que el aconsejado
puede recibir y apropiar la
ayuda que se le ofrece. Esto le ayudará para
formular su programa de ayuda.
Algunas clases de ayuda incluyen solamente aliviar
los síntomas que tiene la
persona en el presente, sin intentar una ayuda más
profunda. Muchas personas
buscan una ayuda superficial para hacer desaparecer
los síntomas inmediatos,
sin querer luchar por solucionar su problema en su
base. Ellos no tienen la
motivación para buscar una ayuda de largo alcance;
más bien buscan la manera
de poder vivir con mayor felicidad y menos tensión
en la actualidad. El pastor
sabio puede discernir hasta qué punto la persona
busca ayuda y responde de
acuerdo con su propia conciencia.
El pastor tendrá que contestar para sí algunas
preguntas básicas antes de
involucrarse en una serie de sesiones que van a
requerir mucho tiempo y
trabajo de parte de él. Entre estas preguntas están
las siguientes: ¿Estoy yo en
condiciones de ayudar a esta persona? ¿Me desafía la
situación de esta
persona para querer ayudarle? ¿Qué espera esta
persona de mí, y tengo las
capacidades de cumplir con sus expectativas? ¿Cuánto
tiempo me va a costar y
tengo yo este tiempo disponible? ¿Hay otras
relaciones y otros compromisos
más urgentes que impiden que acepte el compromiso de
trabajar por épocas
largas con esta persona? ¿Cuál es la relación de
ésta con las personas en la
estructura de poder en la consagración? ¿Cómo puede
el proceso de dar
ayuda afectarme a mi en esta estructura en la
iglesia?
Etapa tercera: Lograr el cambio de
comportamiento.
Vamos a suponer que el pastor ha considerado todos
los aspectos que hemos
mencionado hasta este punto y que está listo para
continuar en la relación con
el aconsejado con la esperanza de poder ayudarle. El
ya habrá desarrollado un
panorama general de la situación, y probablemente
algunos de los si síntomas
ya han sido aliviados como consecuencia de haber
escuchado en sesiones
anteriores. Vamos a mirar algunos de los medios por
los cuales él puede ayudar
a personas a cambiar sus circunstancias en la vida.
Por medio de establecer metas apropiadas. La integración de la vida, la
búsqueda del sentido, y el lograr una introspección
de sí y de otros son metas
que tendrán que establecerse en el proceso de
aconsejar. El ministro debe
buscar en las sesiones subsecuentes ocasiones para
poder hacer preguntas que
tendrán el fin de hacer que las personas reconozcan
que su actitud y acciones
en el pasado han contribuido a los problemas
actuales. Tal vez es necesario
pensar en cambiar algunos de los patrones básicos de
comportamiento y
establecer metas diferentes en el futuro.
Por medio del uso de métodos apropiados. Además de utilizar los recursos
espirituales que están a la disposición del pastor,
él puede animar el uso de
algunos principios básicos que pueden ayudar a otros
a vivir más pacíficamente
consigo mismo y con los demás. El puede asignar
tareas específicas a las
personas para que las cumplan para poder anular
ciertos patrones de
comportamiento en el pasado. Por ejemplo, la persona
que ha sido muy
inclinada a abusar de su propio cuerpo con trabajo
excesivo o con bebidas
alcohólicas o con la nicotina, será invitada a pasar
unos momentos en
meditación cada día, para buscar la ayuda para resistir
la tentación. El pastor
puede recomendar algunos libros y procedimientos
para que la persona
aprenda a meditar. Estamos descubriendo que hay
recursos internos no
utilizados que están a la disposición de la persona
que quiere invertir unos
momentos cada día en el proceso de buscar la
renovación interior por medio
de la meditación. Otra tarea para el aconsejado que
tiene dificultades con su
hijo o con su hija sería la de asignar ciertos
períodos cada día para pasarlos
con el niño en algo que sea de interés para ese
niño. Esto ayuda al padre a
comunicarse con el niño y entender su mundo. También
le ayuda a descubrir las
cosas de importancia que este mundo tiene para el
niño.
Por medio de consideración de cambio de
empleo y de residencia. Otras
personas que buscan consejo pueden necesitar
considerar la posibilidad de un
cambio de empleo. Por ejemplo, una persona que está
trabajando en un
empleo que demanda que suba las escaleras varias
veces durante el día
desarrolla una condición del corazón que el médico diagnostica
como un factor
peligroso para su salud y su vida. Esta persona
puede tener que cambiar su
clase de trabajo o cambiar de empresa donde está
trabajando. Puede tener que
buscar trabajo en otro lugar. Algunas familias hasta
tendrán que cambiar de una
ciudad a otra para evitar influencias que pueden
estar afectando su felicidad. A
veces enfermedades, tales como el asma, pueden
dictar que la familia busque
un clima más favorable para el enfermo en la
familia.
Por medio de la corrección de su autoimagen.
Durante las sesiones el pastor
está ayudando a la persona a sentirse mejor en
relación consigo rnisma, con sus
circunstancias, y con la ayuda que está recibiendo.
Por medio de la creación de
una atmósfera de aceptación positiva incondicional,
término popularizado por el
doctor Carl Rogers, la persona sentirá mayor
libertad para abrir su corazón y
expresar sus sentimientos y las luchas internas que
tiene.
Esta etapa del consejo puede continuar durante
varias semanas. Conforme las
sesiones progresan la persona siente que progresa a
pasos agigantados. Por
regla general llega a las sesiones con optimismo y
hasta con entusiasmo porque
ha descubierto un oído listo para escuchar. Ella
está experimentando la catarsis.
Tal vez está sintiendo el alivio del dolor que ha
tenido encerrado durante años.
Dependiendo de la intensidad de su sufrimiento
cuando decidió buscar ayuda,
probablemente ahora siente mucho alivio de su
sufrimiento y es feliz por su
progreso.
Etapa cuarta: El descubrimiento de
factores contribuyentes al
problema
El pastor y el aconsejado principian a explorar
ahora con mayor profundidad
los factores que han contribuido al problema. El
proceso puede volverse un
poco más doloroso para el aconsejado. El pastor debe
tomar un papel más
activo haciendo preguntas que penetran debajo de la
superficie para discernir
las raíces o las causas del problema. Debe buscar la
aclaración de los asuntos
que no entiende y cuando piense que el aconsejado
podría beneficiarse al
penetrar por debajo de la capa de los asuntos que
tienen significado para ver
las dimensiones de su comportamiento que previamente
no ha podido entender
o reconocer. Vamos a mirar algunos de los
acontecimientos que por regla
general toman lugar durante este proceso.
Resistencia inconsciente a la ayuda. El aconsejado puede desarrollar
resistencia a la situación de consejo y al
consejero. Puede interrumpir la terapia
o comenzar a llegar tarde para las sesiones.
Posiblemente vendrá con una
agenda larga que es elaborada con el fin de evitar
hablar de los temas que
tienen importancia crítica en su vida. El pastor
tendrá que ayudar al aconsejado
a ver los beneficios que está recibiendo del proceso
de consejo personal y que
los beneficios son mayores que el dolor que siente. El
pastor debe poder
reconocer cuándo el aconsejado ha tocado un área de
su vida que es
demasiado dolorosa para discutir. El pastor debe
cambiar el tema y conversar
sobre otro asunto que no causa tanto dolor, hasta
que en otra ocasión en el
futuro él pueda tocar de nuevo este tema. Puede en
esta manera observar el
tiempo y las emociones de la persona para ver cuando
está lista para tocar los
temas difíciles en su vida.
La transferencia. Hemos hablado de la transferencia en el capítulo 5.
Algunos
terapeutas de la escuela sicoanalítica fomentan el
desarrollo de la transferencia
porque, según ellos, ayuda para entender las
contribuciones de personas
significativas en el pasado del paciente. A la vez,
el terapeuta puede utilizar la
transferencia en la etapa final de la terapia para
ayudar al paciente a
comprender sus actitudes hacia ciertas personas en
el presente. Otros, como
los conductistas, niegan el valor de la
transferencia, porque quieren enfocar
todo en el presente del paciente y en un nivel más
racional que inconsciente.
El pastor que aconseja debe estar consciente de la
dinámica entre él y el
aconsejado. La mayoría de los pastores no tienen la
preparación para utilizar la
transferencia en forma terapéutica. Por eso, es
aconsejable estar alerta a lo que
está pasando, y mantener la relación entre
aconsejado y consejero en un nivel
racional, minimizando así el factor inconsciente en
el proceso.
La contratransferencia. El pastor debe estar alerta a sus propios
sentimientos
que se desarrollan con relación al aconsejado. Si
descubre que está gastando
una cantidad excesiva de tiempo pensando en el
aconsejado entre las sesiones
o si pasa mucho tiempo pensando en la cita, debe
preguntarse: ¿Qué está
pasando dentro de mí? ¿Qué necesidades se están
supliendo por medio de mi
intento de ayudar? El pastor necesita buscar la
objetividad en su relación y su
programa de ayuda para no caer en situaciones que
tendrá que lamentar
posteriormente. En caso de no poder hacerlo, el
pastor debe suspender su
intento de ayudar, y remitir al aconsejado a otro
profesional.
Etapa quinta: El desarrollo de planes
futuros sin consejo
A medida que el aconsejado progresa en forma exitosa
en la terapia, llega al
punto donde uno puede sugerir que pronto será el
momento cuando ya no será
necesario reunirse semanalmente. El crecimiento
experimentado ha equipado a
la persona para progresar sin consejos personales.
Tal vez es sabio hacer
planes de reunirse cada semana por medio y en esta
manera ayudar a la
persona para independizarse paulatinamente. También,
es posible llamar al
aconsejado de vez en cuando para ver cómo está; así
el pastor puede ver el
progreso de la persona y las maneras en que está
progresando en su vida. No
será necesario pasar cincuenta minutos con la
persona cada semana a menos
que haya alguna experiencia crítica en una ocasión
especial porque algo hubiera
acontecido que merece una consulta más extensa.
Cuando el pastor y el
aconsejado deciden que todo está progresando en
forma positiva, entonces
estarán listos para acordar el fin de las sesiones
formales de consejo.
A veces la persona retrocederá cuando se menciona la
terminación. Esto indica
que ha desarrollado demasiada dependencia del
consejero, y necesita tomar
pasos progresivos para independizarse de esta
relación. Cuando llega el
momento propicio, el pastor debe insistir en que la
persona ya está capacitada
para encararse con su situación y explicar que
utilizará su tiempo para ayudar a
otros. A la vez, queda a la orden para ayudar en el
futuro, cuando sea
necesario.
Etapa sexta: La terminación del consejo.
Cuando la persona ha progresado satisfactoriamente,
entonces él o ella y el
pastor acordarán que ya pueden terminar las
sesiones. Esto debe acontecer
cuando la persona siente la capacidad de seguir
adelante y tomar decisiones en
forma independiente o dentro de la estructura de su
familia. En el caso que el
pastor es el consejero, entonces él continuará
viendo al miembro en las
actividades semanales de la iglesia. De esta manera
el pastor estará consciente
del progreso continuo del individuo y también se
dará cuenta de si surgen
tensiones que amenazan la estabilidad de la persona
a través de las experiencias
diarias.
Ocasionalmente la terminación puede surgir porque el
ministro siente que debe
recomendar o remitir al aconsejado para buscar un
especialista o alguien que
pueda tener mayor objetividad en el proceso de
ofrecerle ayuda. Cuando este
es el caso, el pastor continuará viendo a la persona
en los cultos de adoración y
en las otras actividades y estará listo para animarle
a proceder en la terapia con
otro terapeuta. El pastor no debe continuar
aconsejando si él recomienda que
la persona busque a otro. Tampoco debe emitir
juicios sobre si el consejero
que ha recomendado es competente o no para
aconsejar, una vez que haya
entrado en contacto con el aconsejado. El se
retirará de la escena y animará al
aconsejado para que coopere en forma completa con el
nuevo terapeuta.
Ocasionalmente, si conoce al terapeuta, puede
consultar con él para averiguar
del progreso del miembro de su iglesia.
A veces el proceso de aconsejar puede malograrse
porque el aconsejado
decide suspender las sesiones unilateralmente. Esto
puede acontecer porque el
aconsejado descubre que el proceso de recibir
terapia envuelve trabajo duro y
a veces sufrimiento intenso. Puede ser porque el
sistema de defensas es tan alto
que la persona no puede soportar la amenaza que
resulta de una introspección
leve en ella. Puede ser por factor de tiempo o el
costo económico. Puede ser
por la transferencia positiva o negativa, y la
persona no entiende las emociones
que se están despertando por el proceso de terapia.
Cuando el miembro
suspende las sesiones, crea una situación de tensión
o pena entre el pastor y el
feligrés. A veces deja de asistir a la iglesia. ¿Qué
se debe hacer? Es mejor si el
pastor puede hacer contacto con el aconsejado y
conversar en forma honesta
sobre el asunto, y explicar que está bien suspender
las sesiones. Puede animar
al feligrés para continuar en las actividades de la
iglesia sin sentirse apenado.
También el pastor debe continuar su ministerio con
otros, sin sentirse culpable o
ineficiente en su esfuerzo por dar ayuda.
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