jueves, 21 de mayo de 2015

EL MINISTERIO CON LOS QUE AMENAZAN SUICIDARSE





¿Quiénes intentan suicidarse?
Los estudios muestran que hay ciertas condiciones que viven las personas, que
hacen que los intentos de suicidio sean más frecuentes. Mencionamos algunas
de estas condiciones con el fin de que el ministro esté alerta a las cosas que
representan señales de alarma.
Aquellos que han experimentado el duelo recientemente. Las estadísticas
muestran que hay un número mayor de intentos de suicidio entre aquellos que
han perdido un padre o un cónyuge dentro de los dos años anteriores, que
entre la población en general. Los estudios también indican que hay cinco veces
más intentos de suicidio entre aquellos que experimentan el dolor que entre la
población en general.
Una de las razones para esta situación parece ser la falta de sistemas de apoyo
para ayudar a aquellos que han experimentado una muerte. Esto señala la
necesidad de que el pastor y las personas de la iglesia sean más agresivos en
ofrecer ayuda para aquellos que están en dolor.
Aquellos cuyos padres se han divorciado. El suicidio entre los adolescentes
es la segunda causa más frecuente de muerte violenta en los Estados Unidos,
después de accidentes automovilísticos y de motocicletas. Los estudios
muestran que una de las causas más frecuentes de intentos de suicidio entre los
jóvenes es el divorcio de los padres. El doctor Perry Gross, un cirujano en una
gran ciudad, declara que los jóvenes pueden ser lo suficiente inteligentes para
lograr entrar en universidades privadas, pero no pueden entender todo lo que
está en juego cuando sus padres les informan que están considerando el
divorcio. Esto crea tanta turbación en algunos de ellos, que creen que no hay
razón para continuar viviendo.
Los que tienen ciertas tendencias de la personalidad. Hay ciertas
características de la personalidad que parecen indicar una gran tendencia al
intento de suicidio:
(1) La personalidad obsesiva es una cuyo mundo tiene que funcionar en una
manera muy rígida y organizada. Si no lo hace, tiende a ser incapaz de
adaptarse. No tolera incertidumbre y flexibilidad.
(2) La persona con un historial de depresión emocional frecuentemente intenta
el suicidio. Esta persona vive bajo una nube oscura donde quiera que vaya.
Algún día puede actuar por sus emociones, e intentar ponerle fin a su vida.
(3) Otros intentan el suicidio debido a un sentimiento extremo de amor u odio
hacia otro. Leemos frecuentemente en los periódicos la cantidad de damas
jóvenes que se suicidan porque su enamorado las rechaza por otra. Se ha dicho
que el suicidio es el último acto de la cólera y la venganza.

Verdades y falsedades acerca del suicidio
E. S. Shneidman y N. L. Farberow han realizado investigaciones extensas con
personas que amenazan con el suicidio, y escribieron un libro definitivo sobre el
tema, titulado The Cry for Help (El Grito de Ayuda). Ellos registraron un
número de verdades y de falsedades de las personas que consideran intentar
quitarse la vida. Primero, hay un dicho común que dice que quienes hablan de
matarse nunca lo harán. Los hechos muestran que ocho de diez personas que
se suicidan previamente han dado pistas y advertencias acerca de sus planes.
Por lo tanto, debemos tomar una amenaza como algo serio. Segundo, la
persona que amenaza con el suicidio está jugando con la muerte, con la
esperanza de que alguien escuchará su grito de ayuda. Realmente, ellos no
quieren matarse. Tercero, las personas pasan por la etapa de pensar en
suicidarse. Cuando la crisis ha pasado, tienden a adaptarse de nuevo y
encaminarse en la vida con un propósito. Por lo tanto, nuestra tarea es
ayudarles a pasar la crisis inmediata que están enfrentando. Cuarto, el suicidio
no es más frecuente entre los ricos que entre los pobres. Los estudios muestran
que personas de todos los niveles socioeconómicos intentan quitarse la vida.
No es la enfermedad del hombre rico ni la maldición del hombre pobre.
Quinto, la tendencia a contemplar el suicidio no es heredada, como algunos
pretenden creer. Hay casos en los cuales varios miembros de una familia han
intentado el suicidio, pero no significa que sea una enfermedad o algo heredado
dentro de la familia. Sexto, la persona que intenta suicidarse no es un enfermo
mental necesariamente. Los estudios de casos de suicidio indican que la
mayoría de las personas que intentan suicidarse son miserablemente infelices,
pero no necesariamente están enfermas mentalmente.

El cuidado pastoral para la persona que intenta el suicidio
Esté alerta a las señales. Cuando el pastor está involucrado en sus visitas
rutinarias entre aquellos que están pasando por el dolor, entre los que están
deprimidos y los que tienen otras dificultades, debe estar alerta para captar
cualquier señal que indique que quizá la persona está contemplando la idea de
quitarse la vida. Contrariamente a la opinión popular, la persona no está
usualmente temerosa de hablar acerca de sus pensamientos. Recibe
gustosamente la oportunidad de compartir su agitación interior y está esperando
que esta persona intervenga de alguna manera para impedir su intento.
Usualmente, las personas desean que alguien las detenga. English y Pearson
hicieron esta observación acerca de los pensamientos suicidas:
Aunque (el paciente) puede ocasionalmente tenerlos y ocultarlos,
generalmente es muy franco acerca de ellos y recibe con agrado la
oportunidad de hablar acerca de ellos y busca protección de ellos. No
es dañino hablar acerca del suicidio porque la discusión no consiente en
la idea, ni tampoco ofende o hiere el orgullo de la persona. Si la
pregunta es formulada calmadamente y hecha en forma franca y abierta
junto con otras, no tiene significado especial más allá de una búsqueda
racional de información.f118
Ofrezca el cuidado pastoral con empatía. En visitas que el pastor hace entre
los miembros y miembros en perspectiva de la iglesia puede escuchar las
señales que le dan las personas. El siguiente relato muestra cómo una persona
joven habló abiertamente con un estudiante acerca de sus planes para
suicidarse. La madre del joven había estado enferma por algún tiempo. El era el
único medio de sostenimiento para ella y estaba sin trabajo en el momento
actual.
El siguiente relato recoge palabra por palabra el ministerio del estudiante:
Estudiante: Dices que estás sin trabajo.
Joven: Sí. He estado buscando trabajo por varios días ahora, pero
nadie desea contratarme.
Estudiante: Te encuentras muy desanimado debido a la enfermedad de
tu madre y la dificultad en conseguir trabajo.
Joven: Sí. Parece ser que todo y todos están en contra mía en este
momento. No sé qué hacer.
Estudiante: A veces sientes como si no hubiera solución a tus
problemas.
Joven: Sí. En realidad yo he decidido darme por vencido.
Estudiante: ¿Qué quieres decir?
Joven: Bueno, yo he estado conservando estas píldoras por varias
semanas, de las que el doctor le da a mi madre. Ahora tengo suficientes
para terminarlo todo. (Muestra un sobre que contiene píldoras.)
Estudiante: ¿Sientes que tu situación es desesperante?
Joven: Los médicos dicen que mamá no puede vivir mucho más, sólo
unos pocos días. Cuando ella se haya ido, si yo no puedo conseguir
trabajo, voy a tomar un puñado de estas píldoras y decir adiós a este...
mundo.
Estudiante: Bueno, yo sé que has tenido una época difícil con la
enfermedad de tu madre y no has tenido éxito en conseguir trabajo,
pero debes darte cuenta de que nosotros cuidamos de ti aquí.
Trataremos de ayudarte.
Joven: He estado durmiendo en un cuarto de la iglesia. Pero el pastor
me dijo que tenía que desocupar. Trasladé a mi madre la semana
pasada porque los olores de su enfermedad eran feísimos. Ella está
ahora en un hospital de caridad. El pastor dijo que yo era perezoso o
ya habría conseguido trabajo. Pero lo he intentado, realmente lo he
hecho. Ojalá alguien me creyera (empieza a sollozar).
Estudiante: Bueno, Tomás, yo te creo. Permíteme asegurarte que haré
todo lo que esté a mi alcance para ayudarte. ¿Por qué no me das esas
píldoras que tienes y me dejas guardarlas? Hablaré a mis amigos y veré
si pueden ayudarte.
El joven entregó las píldoras al estudiante pastor. Este estudiante y otros
contribuyeron para comprar comida para el joven. Dentro de una semana su
madre murió. Los estudiantes y los profesores le dieron dinero suficiente para
pagar los gastos del entierro de su madre. A los pocos días después del funeral
se fue a otra ciudad con la esperanza de encontrar empleo y estar cerca de
otros parientes.
El relato anterior muestra cómo las personas usualmente hablan abiertamente
acerca de las frustraciones que los fuerzan a contemplar el suicidio. Si el
consejero responde en una manera franca y abierta, sin parecer escandalizado,
la persona se sentirá en libertad y aprovechará la oportunidad de ventilar sus
sentimientos. Si el consejero reacciona con la idea de que este pensamiento es
escandaloso o un pecado grave, entonces la persona probablemente se
abstendrá de dar cualquier detalle adicional acerca de sus sentimientos o
planes.
Dé estimulo positivo realista. El estudiante fue sincero al ofrecer ayuda y lo
hizo. El pastor o auxiliador no debe ofrecer esperanza falsa con promesas no
realistas. Cada pastor necesita un fondo de emergencia de la iglesia que él
pueda administrar y de ese modo ayudar a las personas que están
desamparadas. El estudiante también alistó la colaboración de otros para el
joven y para los gastos del entierro de su madre. Usualmente el pastor puede
encontrar una fuente de esperanza que pueda ofrecer a la persona en crisis.
Cuando es apropiado el uso de recursos espirituales, no deberá vacilar en
ofrecer la lectura de alguna parte de la Biblia y orar con la persona en crisis.
Deberá también ofrecerse para comunicarse con amigos y parientes y animarlos
a darle un poco de atención especial por un tiempo, hasta que sea capaz de
enfrentar sus problemas. A veces hay grupos especiales en la iglesia a los que
les gusta visitar y ministrar a las personas que tienen necesidades especiales.
Recomiende buscar especialistas cuando sea indicado. A veces es necesario
remitir a la persona a un siquiatra o a una agencia de salud mental con el fin de
prevenir su intento de quitarse la vida. El pastor debe ser capaz de evaluar la
situación y decidir acerca del problema. Si no hay parientes o amigos que estén
disponibles para ayudar a la persona, el pastor puede tomar la iniciativa para
recomendarles que vayan a donde un especialista o a una agencia de caridad en
la comunidad. Cada país tendrá recursos diferentes y programas médicos de
caridad que varían dependiendo de su necesidad. Cobran una cantidad que es
proporcional a los ingresos de la persona o a los ingresos de la familia. Aunque
esta ayuda no es tan amplia como la que recibiría la persona si tuviera los
recursos para un hospital privado o un terapeuta personal, estas agencias
prestan un servicio valioso. Ayudan a la mayoría de las personas a superar la
crisis y enfrentarse con su situación en el futuro.
Qué hacer en caso de un suicidio verdadero
A pesar de todo lo que el pastor y los otros hacen para ministrar a alguien que
amenaza con suicidarse, probablemente el pastor tiene ocasión durante su
carrera para ministrar a los miembros de la familia de uno que se ha quitado la
vida. Pueden haber aparecido como las personas menos indicadas para hacer
semejante cosa y puede que no haya dado indicaciones de su angustia. Lo más
importante para hacer bajo estas condiciones es estar presente con los
sobrevivientes con el fin de que ellos puedan ventilar sus propias emociones.
Sorpresa, pena, ofensa, culpa, cólera, pueden mezclarse todos juntos y
demorar meses para disolverse. Estos parientes necesitarán varias horas del
tiempo del pastor u otras personas con el fin de que ellos se adapten a los
efectos de experiencia tan trágica. El pastor debe alistar laicos para ayudar que
deben ser entrenados para escuchar y participar en este ministerio. Debe
entrenarlos por unas semanas. Esto se puede hacer mientras los laicos
acompañan al pastor en las visitas que hace entre los miembros de su
comunidad.
El pastor debe ayudar a la familia que ha experimentado el suicidio animándola
a enfrentar su dolor abiertamente y sin tratar de esconder la verdad. El ocultar
información de esta naturaleza causa un efecto negativo sobre los miembros de
la familia. Ellos siempre se preguntan si la gente sabe la verdad cuando hablan
acerca de la muerte de su ser querido. Es mejor promover la salud mental y
espiritual admitiendo y enfrentando abiertamente lo que ha sucedido. En una
conferencia que dio una siquiatra en un hospital general, ella compartió
abiertamente la información que su primer esposo se había quitado la vida.
Luego, mencionó en privado que se sentía mucho mejor y dijo que en el futuro
ella tenía menos que ocultar. Esto provocó franqueza entre todos los miembros
del grupo.
A veces los miembros sobrevivientes de la familia tienen sentimientos intensos
de culpa acerca de sus fallas hacia aquel que se ha quitado la vida. Pueden
tener ira intensa, la que limita su eficacia en su trabajo. En este sentido
podemos decir que el suicidio logra su meta, porque trae sufrimiento a los que
sobreviven. Un buen ministerio pastoral ayuda a estas personas a lograr la paz
con ellas mismas y con el difunto y les anima a comenzar nuevas experiencias
estimulantes en el futuro. La mejor ayuda que puede dar el pastor es estar
dispuesto a escuchar y responder con empatía a los que comparten su culpa y
su enojo.

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