¿Quiénes
intentan suicidarse?
Los
estudios muestran que hay ciertas condiciones que viven las personas,
que
hacen
que los intentos de suicidio sean más frecuentes. Mencionamos
algunas
de
estas condiciones con el fin de que el ministro esté alerta a las
cosas que
representan
señales de alarma.
Aquellos
que han experimentado el duelo recientemente. Las
estadísticas
muestran
que hay un número mayor de intentos de suicidio entre aquellos que
han
perdido un padre o un cónyuge dentro de los dos años anteriores,
que
entre
la población en general. Los estudios también indican que hay cinco
veces
más
intentos de suicidio entre aquellos que experimentan el dolor que
entre la
población
en general.
Una
de las razones para esta situación parece ser la falta de sistemas
de apoyo
para
ayudar a aquellos que han experimentado una muerte. Esto señala la
necesidad
de que el pastor y las personas de la iglesia sean más agresivos en
ofrecer
ayuda para aquellos que están en dolor.
Aquellos
cuyos padres se han divorciado. El
suicidio entre los adolescentes
es
la segunda causa más frecuente de muerte violenta en los Estados
Unidos,
después
de accidentes automovilísticos y de motocicletas. Los estudios
muestran
que una de las causas más frecuentes de intentos de suicidio entre
los
jóvenes
es el divorcio de los padres. El doctor Perry Gross, un cirujano en
una
gran
ciudad, declara que los jóvenes pueden ser lo suficiente
inteligentes para
lograr
entrar en universidades privadas, pero no pueden entender todo lo que
está
en juego cuando sus padres les informan que están considerando el
divorcio.
Esto crea tanta turbación en algunos de ellos, que creen que no hay
razón
para continuar viviendo.
Los
que tienen ciertas tendencias de la personalidad. Hay
ciertas
características
de la personalidad que parecen indicar una gran tendencia al
intento
de suicidio:
(1)
La
personalidad obsesiva es una cuyo mundo tiene que funcionar en una
manera
muy rígida y organizada. Si no lo hace, tiende a ser incapaz de
adaptarse.
No tolera incertidumbre y flexibilidad.
(2)
La
persona con un historial de depresión emocional frecuentemente
intenta
el
suicidio. Esta persona vive bajo una nube oscura donde quiera que
vaya.
Algún
día puede actuar por sus emociones, e intentar ponerle fin a su
vida.
(3)
Otros
intentan el suicidio debido a un sentimiento extremo de amor u odio
hacia
otro. Leemos frecuentemente en los periódicos la cantidad de damas
jóvenes
que se suicidan porque su enamorado las rechaza por otra. Se ha dicho
que
el suicidio es el último acto de la cólera y la venganza.
Verdades
y falsedades acerca del suicidio
E.
S. Shneidman y N. L. Farberow han realizado investigaciones extensas
con
personas
que amenazan con el suicidio, y escribieron un libro definitivo sobre
el
tema,
titulado The
Cry for Help (El
Grito de Ayuda). Ellos registraron un
número
de verdades y de falsedades de las personas que consideran intentar
quitarse
la vida. Primero,
hay
un dicho común que dice que quienes hablan de
matarse
nunca lo harán. Los hechos muestran que ocho de diez personas que
se
suicidan previamente han dado pistas y advertencias acerca de sus
planes.
Por
lo tanto, debemos tomar una amenaza como algo serio. Segundo,
la
persona
que amenaza con el suicidio está jugando con la muerte, con la
esperanza
de que alguien escuchará su grito de ayuda. Realmente, ellos no
quieren
matarse. Tercero,
las
personas pasan por la etapa de pensar en
suicidarse.
Cuando la crisis ha pasado, tienden a adaptarse de nuevo y
encaminarse
en la vida con un propósito. Por lo tanto, nuestra tarea es
ayudarles
a pasar la crisis inmediata que están enfrentando. Cuarto,
el
suicidio
no
es más frecuente entre los ricos que entre los pobres. Los estudios
muestran
que
personas de todos los niveles socioeconómicos intentan quitarse la
vida.
No
es la enfermedad del hombre rico ni la maldición del hombre pobre.
Quinto,
la
tendencia a contemplar el suicidio no es heredada, como algunos
pretenden
creer. Hay casos en los cuales varios miembros de una familia han
intentado
el suicidio, pero no significa que sea una enfermedad o algo heredado
dentro
de la familia. Sexto,
la
persona que intenta suicidarse no es un enfermo
mental
necesariamente. Los estudios de casos de suicidio indican que la
mayoría
de las personas que intentan suicidarse son miserablemente infelices,
pero
no necesariamente están enfermas mentalmente.
El
cuidado pastoral para la persona que intenta el suicidio
Esté
alerta a las señales. Cuando
el pastor está involucrado en sus visitas
rutinarias
entre aquellos que están pasando por el dolor, entre los que están
deprimidos
y los que tienen otras dificultades, debe estar alerta para captar
cualquier
señal que indique que quizá la persona está contemplando la idea
de
quitarse
la vida. Contrariamente a la opinión popular, la persona no está
usualmente
temerosa de hablar acerca de sus pensamientos. Recibe
gustosamente
la oportunidad de compartir su agitación interior y está esperando
que
esta persona intervenga de alguna manera para impedir su intento.
Usualmente,
las personas desean que alguien las detenga. English y Pearson
hicieron
esta observación acerca de los pensamientos suicidas:
Aunque
(el paciente) puede ocasionalmente tenerlos y ocultarlos,
generalmente
es muy franco acerca de ellos y recibe con agrado la
oportunidad
de hablar acerca de ellos y busca protección de ellos. No
es
dañino hablar acerca del suicidio porque la discusión no consiente
en
la
idea, ni tampoco ofende o hiere el orgullo de la persona. Si la
pregunta
es formulada calmadamente y hecha en forma franca y abierta
junto
con otras, no tiene significado especial más allá de una búsqueda
racional
de información.f118
Ofrezca
el cuidado pastoral con empatía. En
visitas que el pastor hace entre
los
miembros y miembros en perspectiva de la iglesia puede escuchar las
señales
que le dan las personas. El siguiente relato muestra cómo una
persona
joven
habló abiertamente con un estudiante acerca de sus planes para
suicidarse.
La madre del joven había estado enferma por algún tiempo. El era el
único
medio de sostenimiento para ella y estaba sin trabajo en el momento
actual.
El
siguiente relato recoge palabra por palabra el ministerio del
estudiante:
Estudiante:
Dices que estás sin trabajo.
Joven:
Sí. He estado buscando trabajo por varios días ahora, pero
nadie
desea contratarme.
Estudiante:
Te encuentras muy desanimado debido a la enfermedad de
tu
madre y la dificultad en conseguir trabajo.
Joven:
Sí. Parece ser que todo y todos están en contra mía en este
momento.
No sé qué hacer.
Estudiante:
A veces sientes como si no hubiera solución a tus
problemas.
Joven:
Sí. En realidad yo he decidido darme por vencido.
Estudiante:
¿Qué quieres decir?
Joven:
Bueno, yo he estado conservando estas píldoras por varias
semanas,
de las que el doctor le da a mi madre. Ahora tengo suficientes
para
terminarlo todo. (Muestra un sobre que contiene píldoras.)
Estudiante:
¿Sientes que tu situación es desesperante?
Joven:
Los médicos dicen que mamá no puede vivir mucho más, sólo
unos
pocos días. Cuando ella se haya ido, si yo no puedo conseguir
trabajo,
voy a tomar un puñado de estas píldoras y decir adiós a este...
mundo.
Estudiante:
Bueno, yo sé que has tenido una época difícil con la
enfermedad
de tu madre y no has tenido éxito en conseguir trabajo,
pero
debes darte cuenta de que nosotros cuidamos de ti aquí.
Trataremos
de ayudarte.
Joven:
He estado durmiendo en un cuarto de la iglesia. Pero el pastor
me
dijo que tenía que desocupar. Trasladé a mi madre la semana
pasada
porque los olores de su enfermedad eran feísimos. Ella está
ahora
en un hospital de caridad. El pastor dijo que yo era perezoso o
ya
habría conseguido trabajo. Pero lo he intentado, realmente lo he
hecho.
Ojalá alguien me creyera (empieza a sollozar).
Estudiante:
Bueno, Tomás, yo te creo. Permíteme asegurarte que haré
todo
lo que esté a mi alcance para ayudarte. ¿Por qué no me das esas
píldoras
que tienes y me dejas guardarlas? Hablaré a mis amigos y veré
si
pueden ayudarte.
El
joven entregó las píldoras al estudiante pastor. Este estudiante y
otros
contribuyeron
para comprar comida para el joven. Dentro de una semana su
madre
murió. Los estudiantes y los profesores le dieron dinero suficiente
para
pagar
los gastos del entierro de su madre. A los pocos días después del
funeral
se
fue a otra ciudad con la esperanza de encontrar empleo y estar cerca
de
otros
parientes.
El
relato anterior muestra cómo las personas usualmente hablan
abiertamente
acerca
de las frustraciones que los fuerzan a contemplar el suicidio. Si el
consejero
responde en una manera franca y abierta, sin parecer escandalizado,
la
persona se sentirá en libertad y aprovechará la oportunidad de
ventilar sus
sentimientos.
Si el consejero reacciona con la idea de que este pensamiento es
escandaloso
o un pecado grave, entonces la persona probablemente se
abstendrá
de dar cualquier detalle adicional acerca de sus sentimientos o
planes.
Dé
estimulo positivo realista. El
estudiante fue sincero al ofrecer ayuda y lo
hizo.
El pastor o auxiliador no debe ofrecer esperanza falsa con promesas
no
realistas.
Cada pastor necesita un fondo de emergencia de la iglesia que él
pueda
administrar y de ese modo ayudar a las personas que están
desamparadas.
El estudiante también alistó la colaboración de otros para el
joven
y para los gastos del entierro de su madre. Usualmente el pastor
puede
encontrar
una fuente de esperanza que pueda ofrecer a la persona en crisis.
Cuando
es apropiado el uso de recursos espirituales, no deberá vacilar en
ofrecer
la lectura de alguna parte de la Biblia y orar con la persona en
crisis.
Deberá
también ofrecerse para comunicarse con amigos y parientes y
animarlos
a
darle un poco de atención especial por un tiempo, hasta que sea
capaz de
enfrentar
sus problemas. A veces hay grupos especiales en la iglesia a los que
les
gusta visitar y ministrar a las personas que tienen necesidades
especiales.
Recomiende
buscar especialistas cuando sea indicado. A
veces es necesario
remitir
a la persona a un siquiatra o a una agencia de salud mental con el
fin de
prevenir
su intento de quitarse la vida. El pastor debe ser capaz de evaluar
la
situación
y decidir acerca del problema. Si no hay parientes o amigos que estén
disponibles
para ayudar a la persona, el pastor puede tomar la iniciativa para
recomendarles
que vayan a donde un especialista o a una agencia de caridad en
la
comunidad. Cada país tendrá recursos diferentes y programas médicos
de
caridad
que varían dependiendo de su necesidad. Cobran una cantidad que es
proporcional
a los ingresos de la persona o a los ingresos de la familia. Aunque
esta
ayuda no es tan amplia como la que recibiría la persona si tuviera
los
recursos
para un hospital privado o un terapeuta personal, estas agencias
prestan
un servicio valioso. Ayudan a la mayoría de las personas a superar
la
crisis
y enfrentarse con su situación en el futuro.
Qué
hacer en caso de un suicidio verdadero
A
pesar de todo lo que el pastor y los otros hacen para ministrar a
alguien que
amenaza
con suicidarse, probablemente el pastor tiene ocasión durante su
carrera
para ministrar a los miembros de la familia de uno que se ha quitado
la
vida.
Pueden haber aparecido como las personas menos indicadas para hacer
semejante
cosa y puede que no haya dado indicaciones de su angustia. Lo más
importante
para hacer bajo estas condiciones es estar presente con los
sobrevivientes
con el fin de que ellos puedan ventilar sus propias emociones.
Sorpresa,
pena, ofensa, culpa, cólera, pueden mezclarse todos juntos y
demorar
meses para disolverse. Estos parientes necesitarán varias horas del
tiempo
del pastor u otras personas con el fin de que ellos se adapten a los
efectos
de experiencia tan trágica. El pastor debe alistar laicos para
ayudar que
deben
ser entrenados para escuchar y participar en este ministerio. Debe
entrenarlos
por unas semanas. Esto se puede hacer mientras los laicos
acompañan
al pastor en las visitas que hace entre los miembros de su
comunidad.
El
pastor debe ayudar a la familia que ha experimentado el suicidio
animándola
a
enfrentar su dolor abiertamente y sin tratar de esconder la verdad.
El ocultar
información
de esta naturaleza causa un efecto negativo sobre los miembros de
la
familia. Ellos siempre se preguntan si la gente sabe la verdad cuando
hablan
acerca
de la muerte de su ser querido. Es mejor promover la salud mental y
espiritual
admitiendo y enfrentando abiertamente lo que ha sucedido. En una
conferencia
que dio una siquiatra en un hospital general, ella compartió
abiertamente
la información que su primer esposo se había quitado la vida.
Luego,
mencionó en privado que se sentía mucho mejor y dijo que en el
futuro
ella
tenía menos que ocultar. Esto provocó franqueza entre todos los
miembros
del
grupo.
A
veces los miembros sobrevivientes de la familia tienen sentimientos
intensos
de
culpa acerca de sus fallas hacia aquel que se ha quitado la vida.
Pueden
tener
ira intensa, la que limita su eficacia en su trabajo. En este sentido
podemos
decir que el suicidio logra su meta, porque trae sufrimiento a los
que
sobreviven.
Un buen ministerio pastoral ayuda a estas personas a lograr la paz
con
ellas mismas y con el difunto y les anima a comenzar nuevas
experiencias
estimulantes
en el futuro. La mejor ayuda que puede dar el pastor es estar
dispuesto
a escuchar y responder con empatía a los que comparten su culpa y
su
enojo.
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