Por Pr Manuel A Morejón Soler El
Vedado, La Habana.
El
corazón es a menudo mencionado en las Escrituras como el asiento de los afectos
y de las pasiones y también de la sabiduría y del entendimiento. El Señor Jesús
añade que del corazón del hombre proceden los malos pensamientos y toda forma
de maldad (Marcos 7:21). La ley exigía al hombre que amara a Dios de todo
corazón. La aceptación del evangelio tiene que ser en el corazón (Romanos10:9),
y Yhwh da la capacidad al oyente de recibir las buenas nuevas con un “corazón
bueno y recto”, lo cual da fruto (Lucas 8:15). En la nueva creación hay un
“puro corazón” (Mateo 5:8), siendo conducido el cristiano por el Espíritu Santo
(1 Tit_1:5; 2 Tit_2:22; 1Pe_1:22).
¿Cómo está mi
corazón?
Es
una tendencia natural del hombre estar examinando el corazón de los demás, sin
saber que para reconocer el corazón ajeno hace falta primero estar preparado por
el Espíritu Santo para examinarse primero uno mismo.
El
profeta Natán hizo que el rey David pronunciara una sentencia condenatoria,
presentándole un caso ficticio como si fuera real. De este modo, el culpable
dictó su propia condena, (2Samuel12:1-15) cuando el profeta le mostró los
pecados que escondía en su corazón. Dando lugar así a que el rey examinara su
corazón y expresara en un clamor al Señor: “¡Crea en mí, Dios,
un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí!” (Salmo
51:10).
¿Dónde está tu
corazón?
Donde
esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Mateo 6:21)
El
Señor no hace juicio sobre las riquezas, sino a la actitud que debe tomarse
respecto al uso de estas.
"Ninguno
puede servir a dos señores, porque
odiará al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)
La
palabra riquezas (mamón gr), aquí representa un poder personificado que domina
al Mundo. Jesús lo que quiere es que uno sea un buen administrador de los
bienes que te da para que lo glorifiques.
La fuerza del
corazón
Bienaventurados
los de limpio corazón, porque verán a
Dios. (Mateo 5:8)
Son
los que han limpiado su corazón de toda codicia, especialmente la de las
riquezas, a través de la lectura de su Palabra (Mateo 15:3), los que son sinceros, sin malicia ni doblez
en su actitud para con Yhwh y con el prójimo.
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