Hay algunas
organizaciones y partidos políticos palestinos que practican o han
practicado la lucha armada o el terrorismo
contra Israel y sus ciudadanos (tanto dentro como fuera de Israel y
de los territorios palestinos), como medio para conseguir sus
objetivos, los cuales han variado a lo largo del tiempo. No todas las
organizaciones apoyan de la misma forma los ataques violentos contra
la población israelí, ni estos se han mantenido iguales a lo largo
del tiempo, pues ha variado su intensidad y su forma, habiéndose
declarado numerosas treguas en función de la situación geopolítica
del momento.
La violencia
política por parte de grupos árabes palestinos es anterior a la
creación del Estado de Israel (1948) y, por tanto, de la ocupación
de los territorios palestinos (1967). Durante el Mandato
Británico
tuvo lugar la matanza
de Hebrón
y la Masacre
de Safed
(1929). También la Gran
Revuelta Árabe
(1936) supuso numerosos actos de sabotaje contra infraestructuras
británicas y ataques terroristas contra la población judía,
alentados por líderes palestinos como Amin
Al-Husseini,
en una época de violencia mutua entre la población árabe y judía.
Hay que decir también, que la contundente represión británica de
esta rebelión desorganizó y debilitó en gran medida a los
palestinos lo que los dejó sin defensa alguna frente a los ataques
de los grupos armados judíos como la Hagana
o el Irgun.
La no aceptación
del acuerdo del plan de partición de la ONU de 1947
fue la justificación que sirvió al incipiente estado judío, ya
avalado por la comunidad internacional, para no respetarlo tampoco e
ir más allá de las fronteras impuestas en la mesa de negociaciones.
Los palestinos renegaban de él porque para ellos significaba
entregar el control de más de la mitad del territorio a menos de un
tercio de la población cuando lo cierto es que ellos eran los dueños
legales de la mayor parte de las tierras palestinas antes de los
acuerdos de partición. Por otra parte los líderes judíos aceptaron
el acuerdo como un buen punto de partida para la creación de un
estado judío. Estado que debía tener una amplia mayoría judía lo
cual no era la realidad demográfica de la región. Estos hechos
llevaron a un recrudecimiento de la violencia. El inevitable
enfrentamiento dado el evidente conflicto de intereses se resolvió a
favor de los judíos, mucho mejor armados y organizados, lo que
conllevó la expulsión de gran cantidad de palestinos de los
territorios que habitaban creándose, desde entonces, la problemática
aun actual y de difícil solución de los refugiados
palestinos
(véase Nakba).
La destrucción completa de numerosas aldeas palestinas y el
arrebatamiento por la fuerza de sus tierras llevados a cabo con una
precisa planificación previa llevan a muchos historiadores actuales
a considerar este episodio como una limpieza
étnica
organizada.
A pesar de los
repetidos acuerdos de armisticio la situación de los palestinos es
vista por ellos mismos como de gran injusticia histórica y de
humillación permanente lo que ha llevado a la proliferación de
numerosos grupos armados que por una parte resisten a la ocupación
atacando las colonias, los puestos de control o cualquier unidad
militar y por otra han tratado de infundir temor en la sociedad
israelí ya sea mediante atentados en el interior de sus fronteras o
mediante el lanzamiento de cohetes en zonas limítrofes. Si bien las
actividades de resistencia a la ocupación tienen pleno consenso
entre la sociedad palestina no ocurre lo mismo con las actividades de
terrorismo contra civiles dentro de las fronteras de Israel que
algunos grupos rechazan o tratan de minimizar para no dar pretextos a
Israel a atacar a su población civil y para no ser vistos por el
exterior como terroristas sino como resistentes a la ocupación.
La ocupación
israelí de Gaza y Cisjordania es, de hecho, el principal foco de
tensión que desde sus inicios motivó numerosos atentados de
fedayines
contra civiles israelíes, tanto dentro como fuera de Israel
(secuestros de aviones y ataques como la Masacre
de Múnich).
En la década de los 1980, con la OLP exiliada en Túnez, se constató
un descenso en los atentados. Pero, tras los acuerdos
de Oslo,
la violencia ha continuado: desde la firma de esos acuerdos (1993) y
hasta julio de 2005, 821 civiles israelíes han sido asesinados en
actos de violencia política, principalmente mediante atentados
suicidas.
La mayoría de ellos (553) lo fueron dentro de las líneas del
armisticio de 1949.
Las organizaciones
que practican la violencia política contra Israel y sus ciudadanos
han sido consideradas organizaciones terroristas por los Estados
Unidos,
la Unión
Europea
y otros países:
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