jueves, 17 de julio de 2014

GRUPOS ARMADOS PALESTINOS

Hay algunas organizaciones y partidos políticos palestinos que practican o han practicado la lucha armada o el terrorismo contra Israel y sus ciudadanos (tanto dentro como fuera de Israel y de los territorios palestinos), como medio para conseguir sus objetivos, los cuales han variado a lo largo del tiempo. No todas las organizaciones apoyan de la misma forma los ataques violentos contra la población israelí, ni estos se han mantenido iguales a lo largo del tiempo, pues ha variado su intensidad y su forma, habiéndose declarado numerosas treguas en función de la situación geopolítica del momento.
La violencia política por parte de grupos árabes palestinos es anterior a la creación del Estado de Israel (1948) y, por tanto, de la ocupación de los territorios palestinos (1967). Durante el Mandato Británico tuvo lugar la matanza de Hebrón y la Masacre de Safed (1929). También la Gran Revuelta Árabe (1936) supuso numerosos actos de sabotaje contra infraestructuras británicas y ataques terroristas contra la población judía, alentados por líderes palestinos como Amin Al-Husseini, en una época de violencia mutua entre la población árabe y judía. Hay que decir también, que la contundente represión británica de esta rebelión desorganizó y debilitó en gran medida a los palestinos lo que los dejó sin defensa alguna frente a los ataques de los grupos armados judíos como la Hagana o el Irgun.
La no aceptación del acuerdo del plan de partición de la ONU de 1947 fue la justificación que sirvió al incipiente estado judío, ya avalado por la comunidad internacional, para no respetarlo tampoco e ir más allá de las fronteras impuestas en la mesa de negociaciones. Los palestinos renegaban de él porque para ellos significaba entregar el control de más de la mitad del territorio a menos de un tercio de la población cuando lo cierto es que ellos eran los dueños legales de la mayor parte de las tierras palestinas antes de los acuerdos de partición. Por otra parte los líderes judíos aceptaron el acuerdo como un buen punto de partida para la creación de un estado judío. Estado que debía tener una amplia mayoría judía lo cual no era la realidad demográfica de la región. Estos hechos llevaron a un recrudecimiento de la violencia. El inevitable enfrentamiento dado el evidente conflicto de intereses se resolvió a favor de los judíos, mucho mejor armados y organizados, lo que conllevó la expulsión de gran cantidad de palestinos de los territorios que habitaban creándose, desde entonces, la problemática aun actual y de difícil solución de los refugiados palestinos (véase Nakba). La destrucción completa de numerosas aldeas palestinas y el arrebatamiento por la fuerza de sus tierras llevados a cabo con una precisa planificación previa llevan a muchos historiadores actuales a considerar este episodio como una limpieza étnica organizada.
A pesar de los repetidos acuerdos de armisticio la situación de los palestinos es vista por ellos mismos como de gran injusticia histórica y de humillación permanente lo que ha llevado a la proliferación de numerosos grupos armados que por una parte resisten a la ocupación atacando las colonias, los puestos de control o cualquier unidad militar y por otra han tratado de infundir temor en la sociedad israelí ya sea mediante atentados en el interior de sus fronteras o mediante el lanzamiento de cohetes en zonas limítrofes. Si bien las actividades de resistencia a la ocupación tienen pleno consenso entre la sociedad palestina no ocurre lo mismo con las actividades de terrorismo contra civiles dentro de las fronteras de Israel que algunos grupos rechazan o tratan de minimizar para no dar pretextos a Israel a atacar a su población civil y para no ser vistos por el exterior como terroristas sino como resistentes a la ocupación.
La ocupación israelí de Gaza y Cisjordania es, de hecho, el principal foco de tensión que desde sus inicios motivó numerosos atentados de fedayines contra civiles israelíes, tanto dentro como fuera de Israel (secuestros de aviones y ataques como la Masacre de Múnich). En la década de los 1980, con la OLP exiliada en Túnez, se constató un descenso en los atentados. Pero, tras los acuerdos de Oslo, la violencia ha continuado: desde la firma de esos acuerdos (1993) y hasta julio de 2005, 821 civiles israelíes han sido asesinados en actos de violencia política, principalmente mediante atentados suicidas. La mayoría de ellos (553) lo fueron dentro de las líneas del armisticio de 1949.
Las organizaciones que practican la violencia política contra Israel y sus ciudadanos han sido consideradas organizaciones terroristas por los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países:

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