viernes, 30 de mayo de 2014

LO QUE EL JOVEN DEBE SABER SOBRE EL AMOR Y EL NOVIAZGO








Monseñor Rómulo Emiliani, c.m.f.  
El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.   1Cor 13.4-7  

CONTENIDO   

INTRODUCCION  
  
El amor es un don de Dios y nace dentro de cada persona como una fuente de agua cristalina, pura y milagrosa, que mientras más corre se vuelve más caudalosa y se extiende sin medida.  
 El ser que ama sabe que es importante y necesario porque dentro de sí contiene la vida de Dios. Su misión consiste en compartir esa vida con personas que esperan sedientas ese torrente vital de amor.  
El que ama se convierte en un puente entre lo divino y lo terreno. Aunque la persona algunas veces no sea consciente de ello, el amor que da transforma el mundo, haciendo que las rosas marchitas recobren vida, las praderas secas adquieran verdor y los cauces secos de los corazones tristes se empapen de Dios.  
 El amor no se da calculadamente. El que ama no espera recompensa por su amor ni reclama derechos, privilegios ni gratificaciones por el amor que da.  
 El amor no se vende, ya que hacerlo es profanar algo que viene del mismo Dios. El amor no es una mercancía que se intercambia por dinero, protección, compañía, sexo o cariño.  
 El que ama se da a los demás y respeta la integridad e individualidad de su prójimo. Sabe que el otro también es persona y lo reconoce siempre como tal; no busca hacerlo a su propia medida ni atropella su dignidad. El que ama sabe que la otra persona no es perfecta y aprende a tener paciencia, comprensión y capacidad de perdonar. La persona que ama sabe que el otro es un fin en sí mismo, no un medio para obtener placer, diversión o enriquecimiento. Reconoce, pues, el valor infinito de la persona, no lo instrumentaliza, lo usa ni lo cosifica.  
 El que ama promueve lo mejor en los demás y busca siempre la felicidad del otro. Es realista y ve tanto las virtudes como los defectos. Si pudiera mirar a la persona amada por dentro, sería capaz de descubrir sus grandes valores; cuando la mira exteriormente capta sus limitaciones y problemas. Se imagina cómo esa persona especial puede llegar a ser en el futuro, cuando esté más realizada y plena, ayudando con perseverancia y amor a que se cristalice sea realidad.  
 El que ama vive en Cristo y en sus manos se ven también las señales de los clavos, porque el que ama sufre, se sacrifica y da hasta la vida por los que ama. El que ama, en definitiva, aguanta y resiste todo por amor, porque Dios es . . . ¡Amor! 

¿QUÉ ES EL AMOR?  
  
El amor es la base de la realización humana plena. Es como el aire que se necesita respirar para poder vivir. El amor cuando es auténtico implica una entrega de todo el ser a Dios, a los demás, a causas nobles e implica una entrega sin esperar recompensa. El amor se convierte en un amor egoísta cuando solamente se hacen las cosas esperando una retribución y no se hace nada si no se tiene la seguridad de obtener algo a cambio. El que no ama "vive medio muerto".  
Ahora te pregunto a ti, joven: ¿Has amado alguna vez sin esperar recompensa o es tu amor egoísta? Si no estás preparado para contestar esta pregunta es que todavía no has descubierto lo que es el amor auténtico. 

El amor es . . . buscar el bien del otro  
La persona que busca el bien del otro procura saber qué es lo que éste necesita y, si está de acuerdo con sus posibilidades, le ayuda a obtenerlo. La persona que ama se preocupa en ayudar al otro a que se sienta bien. En la medida en que busques desinteresadamente el bien del otro, lo harás más feliz. ¡Eso es amor!  
Para procurar el bien de otra persona hay que conocerla. El gran drama a nivel familiar es que, después de tantos años de convivir, no se conoce a la mamá, al papá o al hermano de una forma plena. No se sabe lo que piensan ni lo que quieren; se convive con ellos, pero es como si fueran extraños. ¿Cómo le puedes dar lo que necesitan si no los conoces de verdad? El conocimiento de la otra  
persona es fundamental para que puedas amar de verdad, porque nadie puede amar lo que no conoce. 

El amor es . . . perdonar   
 El que no ha aprendido a perdonar, no puede amar; y el que no ama no es feliz. La persona que mantiene en su alma rencores terribles no ha descubierto el amor auténtico y, por consiguiente, no ha aprendido a perdonar.  
Nadie puede perdonar si no comprende por qué el otro ha actuado como lo ha hecho. Por ejemplo, tu papá puede ser muy agresivo, estar siempre nervioso y regañándote. Antes de apresurarte a juzgarlo, primero intenta averiguar por qué tu papá tiene siempre esa actitud. Puede ser que, en su infancia, tu papá tuvo un padre que también fue muy agresivo y lo trató muy mal. Posiblemente, desde muy joven tuvo que trabajar mucho y nunca aprendió a descansar. Además, puede ser que haya sufrido un fracaso en su trabajo o en su negocio. Si haces el esfuerzo por conocer más a fondo a tu padre, podrás comprender mejor por qué él es tan agresivo contigo, lo podrás perdonar y olvidar las ofensas y agresiones que te haya hecho.  
Cuando uno comprende que la persona puede haber sufrido traumas y hasta estar enfermo mental o emocionalmente, entonces se le puede perdonar más fácilmente. Hay muchachos que odian a su papá y sienten un deseo oculto, pero muy profundo, de venganza. Ellos no han aprendido a perdonar. Siempre habrá alguien que querrá hacerte daño o causarte sufrimiento. Por eso, si en verdad quieres ser feliz, debes aprender a perdonar. Perdonar implica olvidar y es indispensable para lograr la paz y la felicidad.

El amor es . . . corregir con amor los defectos del otro  
 La persona que ama sabe corregir con amor. No busca la primera oportunidad para restregarle en el rostro los defectos a su hermano, a su mamá, a otro familiar o a un amigo. La persona que ama no exhibe públicamente a su hermanito, a su novia o su mamá recordándole el fallo que cometió ayer o el problema que tuvo la semana pasada. Quien actúa así no ha aprendido a amar.  
La persona que ama sabe corregir en privado para que la persona cambie y sea mejor, no para humillarla, hundirla o crearle un complejo de culpa. Si la corrección se hace para que el otro sufra lo más que pueda, no se ha hecho con buena intención y mucho menos con amor.  
Tristemente, en el hogar se cultivan malos hábitos y actitudes demasiado agresivas. Entre los hermanos, muchas veces la corrección se convierte en una dura crítica pública, fuerte y sin misericordia, y también implica manipular a la mamá o al papá para que apliquen un castigo. Esto no es amor sino más bien maldad y es una actitud muy triste y fea.  
Cuando no existe amor en la casa, la hermana o el hermano mayor actúa sin amor ni piedad, criticando cualquier cosa de su hermanito o vice versa, para que papá se ponga de parte suya y castigue al otro simplemente para saciar su venganza. Desgraciadamente, muchas veces pareciera que uno proyectara en los demás sus propios defectos, ya que se critica al hermano o hermana por un defecto que también tiene uno.  
Dice Jesús en la Palabra que antes de querer quitarle a tu hermano la pelusa que tiene en el ojo, preocúpate por quitarte la viga que atraviesa el tuyo (Mt 7.3-5). Jesús también dice que el que esté sin pecado, que lance la primera piedra (Jn 8.7). La persona que piense que es tan perfecta que nunca hace nada criticable o malo debe hacerse un examen de conciencia porque ciertamente encontrará que el único perfecto es Dios, nuestro Señor. 

El amor es . . . sacrificarse por los demás  
 La persona que ama de verdad se sacrifica por los que ama. No se puede creer en el amor de alguien que " dice" que ama a su patria, sus ideales, su esposa, su familia, su novio o su novia y no es capaz de sacrificarse y renunciar a sí mismo por ellos y por Dios.  
La prueba del amor consiste en saber sacrificarse por lo que uno ama. Sin sacrificio no puede haber amor auténtico.  
Hace un tiempo, una joven me confió un problema que tuvo con su novio y que, lamentablemente, ocurre muy comúnmente. El muchacho, en un momento de terrible debilidad, le propuso que si ella lo amaba de verdad, debía darle una prueba de amor teniendo relaciones sexuales. Ella, iluminada por Dios, le dijo que no; que si él verdaderamente la amaba la prueba de amor era que él se sacrificara, se aguantara y renunciara a sus instintos por ella, hasta que se casaran. Esa fue una respuesta increíble y de altura de esta muchacha, producto de un sentimiento de profunda dignidad. Comparto con ustedes también el caso de una señora que crió a siete hijos a base de lavar y planchar, porque su marido la abandonó. Esta señora se enfermó y contrajo una artritis espantosa por el tremendo sacrificio que hizo por sus hijos, algunos de los cuales ya son profesionales. Pero, a pesar de sus desvelos y constantes sacrificios, es una mujer sumamente realizada y feliz que, sin proponérselo realmente practicó lo que es el verdadero amor. El que ama aprende a sacrificarse por aquello que dice amar. El amor es . . . servir al prójimo  
 La persona que tiene amor en su corazón lucha por el bien del prójimo. El que ama aprende a servir a todos, sin distinción. Ya no es el hermanito, el papá, la mamá o el novio, sino que puede ser un desconocido que necesita y pide ayuda.  
El buen samaritano (Lc 10.30-35) demostró amor sirviendo a una persona totalmente desconocida. Se bajó de su caballo, limpió las heridas de ese hombre, lo subió a su caballo, lo llevó a la posada más cercana y pagó para que lo atendieran . . . ¡eso es amor! Estarás demostrando amor si ves a una persona tirada en la calle, ya sea porque se cayó o porque es anciana y, aunque no la conozcas, te nace levantarla y llevarla a un lugar donde pueda sentarse y ser atendida.  
Un caso muy bonito ocurrió durante una de las rondas que acostumbraba salir los lunes a dar alimentos a más de 200 personas ancianas e indigentes que duermen, muchos de ellos, en la calle en cartones y a la intemperie. Una de las voluntarias de la ronda notó que una viejita estaba muy mal esa noche e hizo algo sorprendente. Con todas las incomodidades y molestias que puede significar atender a una viejita alcohólica, se la llevó a su casa y ahí la tuvo hasta que se recuperó. Esa acción nació de su corazón que, lleno de amor, tomó esta iniciativa sin que hubiera un precedente similar en nuestro grupo de voluntarios de la ronda. ¡Qué gran demostración de amor!  
Los jóvenes exploradores y las muchachas guías tienen un lema muy bonito: "Siempre listos para servir". Ellos se imponen el requerimiento de hacer cada día por lo menos una buena acción. Esto se inspira en el Evangelio porque el cristiano debe estar siempre listo para servir.  
Amar implica luchar por el bien del prójimo, del desconocido que toca las puertas de tu corazón pidiendo ayuda. Si puedes ayudar, debes hacerlo porque así estarás demostrando amor y agradando a Dios. 

El amor es . . . luchar por tus ideales  
 Amar es sembrar un futuro maravilloso para las próximas generaciones. Por eso, muchacho, tú puedes ser un héroe para este tiempo presente y para el futuro si amas y te entregas de verdad por causas nobles y maravillosas. Las futuras generaciones, que tú no conoces y nunca conocerás serán las beneficiadas por lo que tú logres hoy con tu esfuerzo.  
Un ejemplo sencillo pero significativo: los próceres de nuestra patria. La independencia de nuestro país se debió a las acciones de algunas personas que con visión del futuro y buscando el bien común lograron efectuar un cambio en la sociedad. Ellos se sacrificaron en su momento en favor de las generaciones futuras y sus actos trascendieron el tiempo, beneficiando a muchísimas personas.  
Ahora estás educándote y preparándote bien para ser un buen profesional el día de mañana. Si te esfuerzas de verdad, tus actos van a repercutir más allá del tiempo presente y las próximas generaciones serán las beneficiadas. Si eres un buen profesional, buen patriota y, sobre todo, buen cristiano, yo te garantizo que tus actos van a trascender el tiempo para beneficiar a tu patria y repercutir en las próximas generaciones y en mucha gente que jamás llegarás a conocer.  
El amor es . . . dar lo mejor de ti mismo  
 Amor no es dar mediocremente de lo que te sobra, aquello que simplemente no te hace falta. Amor es dar lo mejor de tu voluntad, inteligencia, corazón y sentimientos. Amor es darse con calidad, no con mediocridad.  
¿Sabes por qué fracasan muchos matrimonios? Fracasan porque nunca aprenden a darse con calidad. Creen que amar significa simplemente convivir juntos sin esforzarse cada uno a dar lo mejor de sí mismo. Amar es dar lo mejor de uno mismo con calidad y fineza.  
Jesucristo, nuestro Señor, lo entregó todo por ti. Derramó hasta la última gota de sangre por tu salvación. Cristo Jesús estableció los parámetros de lo que constituye un buen cristiano y es el mejor ejemplo de sacrificio, entrega total y amor sin límites.

El amor es . . . apreciar lo bueno de los demás y expresarlo    
 La persona que ama de verdad sabe expresar, sin reserva ni pena, las cosas buenas que observa en los demás. Esto es clave para mantener una buena amistad, un noviazgo o un buen matrimonio: decir las cosas positivas y lindas de la otra persona. La persona que ama está siempre buscando y descubriendo las cosas bellas y buenas que tienen los demás y siempre que puede se las dice . . . ¡eso es amor!  
El amor es . . . compartir   
 Los seres humanos no fueron creados por Dios para vivir solos en el mundo. Ninguna persona debe creer que es una isla. Cada día se vive más próximo a los demás, en grandes ciudades congestionadas de otros seres humanos. No se puede vivir aislado, sin importar que existen tantos seres en este mundo necesitados de casi todos los elementos básicos para subsistir, como alimento, vivienda, vestido y sobre todo amor.  
La persona que ama no es egoísta, sino consciente de que vive en un mundo donde hay mucha gente y donde todos son necesarios. El que ama comprende que él necesita a los demás y que los demás necesitan de él.  
El amor es . . . superarse  
 La persona que ama de verdad está siempre desarrollando, auténtica e integralmente, todas sus cualidades porque sabe que mientras mejor esté puede servir más a los demás.  
Dios te creó y te dotó de muchas cualidades, dones, virtudes y habilidades. Por eso, joven, desarrolla plenamente y al máximo tu potencial y ponte al servicio de los demás. El Señor necesita tus manos, conocimientos, inteligencia y toda tu persona para que el mundo sea un mejor lugar para vivir. Prepárate y supérate a conciencia para que seas un buen instrumento de Dios y puedas ayudarlo a mejorar el mundo y llenarlo de su amor

El amor es . . . reconocer y apreciar lo importante que eres   
 Nadie puede amar a otra persona si no se ama a sí mismo. La persona que ama reconoce y aprecia que él es un ser muy importante y valioso, que merece ser amado por sí mismo y por los demás porque es criatura de Dios. Cada uno debe ubicarse en su historia personal para descubrir cuál es la misión que Dios le ha encomendado realizar en este mundo. Bien centrada en la realización de quién es y a qué ha venido, la persona puede realizarse plenamente para que cuando se vaya de este mundo deje una hüella tan profunda que haga que el mundo sea mucho mejor de como lo encontró.

El amor es . . . comunicarse y dialogar   
 La persona que ama sabe comunicarse y dialogar. Para comunicarse hay que aprender a escuchar y atender lo que la otra persona está diciendo. Un fallo que observamos en muchas amistades, noviazgos y matrimonios es que no saben comunicarse y no han aprendido a desarrollar el diálogo.  
 El que ama sabe tratar bien a los demás y decir las palabras adecuadas en el momento apropiado. El que ama usa el lenguaje adecuado para cada oportunidad; no es vulgar en sus expresiones ni soez en el uso de las palabras. No concibo una persona que dice que ama y es vulgar, faltando el respeto a los demás. Tampoco concibo a una persona que no le importe quién esté delante en una fila y utilice un lenguaje burdo, soez, barato, poco fino y de poca altura.  
Duele escuchar las quejas de muchos padres que dicen que su hijo no sólo es malcriado, sino que utiliza palabrotas muy feas que ofenden terriblemente. También duele escuchar a niños que se quejan de que su mamá y papá también usan un lenguaje muy sucio. Eso no es amor, sino un tremendo irrespeto a la persona humana.  
Hay que aprender a cultivar el lenguaje más adecuado para tratar a todas las personas con amor y respeto, porque todos son hijos de Dios. Toda persona merece que se le trate como si fuera un rey o un príncipe, porque en toda persona está Dios y El es amor. 

El amor es . . . trabajar en equipo y respetar las individualidades   
 El que ama no puede vivir pretendiendo ser autosuficiente y creyendo que lo sabe todo. Para poder trabajar en equipo hay que saber respetar a los demás y apreciar las cualidades propias, así como las que tienen las demás personas. El que ama no pretende hacer todo solo creyendo que los demás son unos ignorantes. La autosuficiencia es señal de ignorancia y cae mal en cualquier parte.  
Nadie debe creer jamás que es Dios y que no necesita a los demás. Joven, aprende a trabajar en equipo y comprende que todas las personas también tienen dones y cualidades valiosas, lo mismo que tú. Con la ayuda de los demás podrás lograr muchas cosas más, para la mayor gloria de Dios. 

El amor es . . . aceptar que cada persona es diferente  
 El que ama respeta la forma de pensar de los demás y comprende que cada persona es un ser individual, irrepetible y único; que no tiene que moldear a nadie a su medida. Si tienes amigos y amigas,  novio o novia, respétalas porque no son iguales a ti. Como seres humanos, creados por Dios, merecen consideración, respeto y amor. Los sentimientos de amistad y amor no implican manipular ni poseer a otras personas como si fueras su dueño, sino respetar su individualidad y libertad. Cada persona tiene su propia forma de pensar y puede ser diferente a la tuya.  
El que ama no absorbe a su amigo ni le impide que tenga otros amigos. Por qué vas tú a presionar a tu amigo o amiga para que piense o actúe como tú en todo. ¡Eso es egoísmo, no amor!

El amor es . . . dominar tus impulsos y agresividad   
Hay muchos hogares que son un infierno porque todo se resuelve a base de discusiones, peleas y gritos. La actitud que prevalece es la agresividad y el dominio del más fuerte. Esto es muy triste e implica que no existe ni se cultiva mucho amor en el hogar.  
Estas actitudes negativas que se viven en el hogar se reflejan posteriormente en las relaciones fuera de la casa. Entonces, dejamos de ser buenos, amables, corteses y considerados con los demás porque en nuestro vivir diario estamos expuestos a vivencias de odios y rencores. Tienes que superar esto y aprender a sembrar amor en cualquier lugar en que te encuentres. 

El amor es . . . vivir en Dios  
Dios es la fuente del amor y de la felicidad. No se puede pretender sentir y cultivar amor de verdad si no se conoce esa  fuente maravillosa de amor y entrega que es Jesucristo, nuestro Señor.  
Para aprender a amar de verdad, ama primero al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Ama también al prójimo como a ti mismo. (Mc 12.30-31) El que ama vive en Dios, porque . . . ¡Dios es amor!  
Dios es amor. El que permanece en el Amor, en Dios permanece, y Dios en él.  1 Jn 16 

 
EL NOVIAZGO  
  
El noviazgo es una relación formal de un muchacho y una muchacha que, después de un período en el cual fueron amigos, comprenden que hay algo más que una amistad. El noviazgo es fruto y expresión de amor.  
Noviazgo es también el período de preparación para el matrimonio. En el noviazgo ambos empiezan a comprometerse formalmente para casarse más adelante. El proceso del noviazgo siempre debe comenzar con una amistad que después puede fructificar en una relación más formal como novios.  
En muchos jóvenes de quince o dieciséis años existe una confusión muy curiosa. Ellos creen que porque encuentran un buen amigo que le llena, le cae muy bien y es una persona comprensiva a quien le encanta dialogar, ya tienen que ser novios. Muchos adolescentes queman etapas sin saborear bien lo que es una auténtica amistad y no dan tiempo para que la amistad dé frutos. Piensan que porque se entienden bien con su nueva amistad inmediatamente tienen que ser novios.  
Jóvenes, entiendan bien que una cosa es tener un buen amigo o una buena amiga y otra cosa muy diferente es tener relación de novios. Para que exista un noviazgo, se necesita que ambos se hayan conocido primero como amigos porque el noviazgo es el período de preparación para el matrimonio, que es la unión plena de una pareja que se ama y quiere realizarse en el amor. Además, el matrimonio es el medio creado por Dios para procrear los hijos que son el fruto del amor de la pareja.  
Es un terrible error convertir lo que podría ser una amistad preciosísima en un mal noviazgo, cuando todavía ambos son demasiado jóvenes y no han madurado suficiente para entrar en una relación de esa naturaleza. Muchos jóvenes cambian de novio o novia a cada rato. En el fondo, lo que realmente están buscando es un buen amigo o una buena amiga, pero confunden los sentimientos de amistad con los de amor. Después andan frustrados y aburridos, porque han perdido la frescura e inocencia de la juventud en relaciones amorosas vacías e inútiles.  
Es muy triste ver muchachos y muchachas que se encuentran desilusionados y amargados porque se pelearon con el novio o la novia y ya no se van a hablar más, ni siquiera como amigos. En el fondo, no existía en ellos amor de pareja, tal y como se entiende en el noviazgo, sino simplemente una amistad muy linda que pudo haber florecido, pero que se frustró porque comenzaron esa relación prematuramente o porque la moda es tener novio o novia. 

CARACTERÍSTICAS DEL NOVIAZGO   
 El noviazgo es un tiempo ideal y lindísimo para dialogar, conocerse mejor y comprenderse más. Durante el noviazgo, es maravilloso descubrir quién es la otra persona y para eso se necesita tiempo. ¿Por qué perder un tiempo tan bonito como el de la juventud casándose tan jovencitos?  
En la generación de nuestros padres o abuelos, los jóvenes generalmente terminaban el bachillerato y empezaban a trabajar inmediatamente en la finca, la tienda, el almacén o la fábrica. Ellos maduraban más rápido por los trabajos y necesidades que pasaban. Ustedes, los jóvenes de ahora, maduran más lentamente que sus padres y abuelos, porque estudian más tiempo el bachillerato y la universidad y como resultado dependen más tiempo de ellos. Hoy día es normal ver muchachos de 24 ó 25 años que dependen de sus padres, cuando antes no era así.  
Vamos a analizar las características y condiciones fundamentales para que se dé un buen noviazgo, que será la mejor base para un matrimonio bueno, sólido y duradero. 

Esperar el momento oportuno   
 En el período de noviazgo, ambos jóvenes van a intentar conocerse más, vivir más de cerca y dialogar más para estar bien preparados para el matrimonio. Según opinión de muchos psicólogos que tratan el tema del matrimonio, el noviazgo debe durar un período aproximado de año y medio, dos años o dos años y medio. Ese es el tiempo ideal para que el noviazgo sea verdaderamente una preparación para el matrimonio.   
Yo creo que la edad ideal para que una joven tenga un novio es de los 22 a los 24 años, para permitir que pase más tiempo con su familia y sus amigos, se dedique a los estudios y también para socializar, hacer nuevas amistades y conocer otros muchachos.   
Los varones maduran más lentamente que las muchachas porque a nivel mental y físico son más lentos en el desarrollo. Entonces, para los jóvenes la edad ideal para un noviazgo es como a los 27 años, más o menos. A esa edad ya ha hecho su carrera o está trabajando, su vida está encaminada y tiene los medios necesarios para poder casarse y mantener a su familia.  
Hay jóvenes de 24 ó 25 años que apenas empiezan a despegar y algunos no logran nunca despegarse del vientre materno y ésto es muy peligroso.  
Cuidado con los noviazgos de dos o cuatro meses, así como los de seis o siete años porque son peligrosos. Cuando la pareja es muy joven, el matrimonio no es aconsejable porque pueden confundir sentimientos y emociones. Si tú con los pocos años que tienes todavía no te conoces bien, ¿cómo quieres conocer bien a tu novio o tu novia en un mes y medio? No hay que desesperarse, ten calma. Después tendrás toda una vida de casados... ¡hasta de cuarenta o cincuenta años!  
¡No hay prisa; vive y goza tu juventud! Aprende un poco de la vida para que, cuando te cases, hayas vivido lo suficiente para experimentar un poco lo que es la vida y vayas más seguro de lo que quieres. ¡Aprovecha este tiempo precioso! 

Compartir con la pareja   
 El noviazgo es un tiempo ideal para compartir juntos, salir a paseos, participar en grupos juveniles, conocer bien a la familia del otro y tener muchísimas actividades en común. Esta es la mejor forma para conocer bien a tu pareja, o sea, en actividades y paseos recreativos juveniles y en reuniones familiares.  
El novio y la novia tienen derecho a estar a solas para hablar y dialogar. Pero yo no concibo un noviazgo donde están siempre los dos solitos. Hay que aprender a estar en grupo, porque las actividades de grupo son fundamentales.  
Yo creo firmemente que la causa de que muchos matrimonios fracasan es que hicieron un mal noviazgo. En el período del noviazgo, es indispensable conocer bien a la pareja para saber bien con quién te vas a casar, porque es una decisión para toda la vida. Escoge bien con quién te vas a casar, no sea que después te lleves una tremenda sorpresa. Mira que tu novio será el padre de tus hijos; tu novia será la madre de tus hijos. 

Respetar la libertad de la otra persona  
 Ser novio de una persona no te concede derecho alguno para que intervengas demasiado en su vida, porque esa otra persona todavía no te pertenece, no es tuya.   
En el período del noviazgo nadie tiene derecho a meterse en la vida de la otra persona y presionarla a que decida una u otra cosa que tenga que ver con su vida familiar, sus estudios, sus metas o sus gustos. Debe haber un gran respeto a la privacidad de la otra persona.  
Un noviazgo auténtico no debe jamás perjudicar tu vida ni apartarte de Dios, de tus estudios, tu vida cristiana o tu vida familiar. En tu vida cristiana, si tu novio te lleva al pecado o tu novia te aparta de Dios, ese noviazgo no es del Señor. El novio o novia que haga que el otro se pelee con su familia y destruya su vida familiar, no es bueno. Si no te permite estudiar, es un egoísta. Son cosas fundamentales que un buen noviazgo nunca debe afectar ni perjudicar.  
Los novios no son una sola carne, cosa que la Palabra de Dios dice claramente con respecto al matrimonio. Acerca del matrimonio, Jesús dice en la Palabra que "El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo" (Mt 19.5). En el noviazgo ustedes no son una sola carne, porque la unión no ha sido bendecida por Dios. Es muy importante que los novios, al entrar en ese período formal de relaciones humanas, comprendan que el noviazgo no implica pertenencia. En el noviazgo nadie posee al otro; cada uno es dueño solamente de sí mismo. Por lo tanto, cada uno debe aceptar que hay fronteras que no deben traspasar.  
En nuestra sociedad machista existe la idea errónea de que el hombre es el que debe decidir en todo. Tristemente, en algunos noviazgos el hombre adopta la actitud de amo y la muchacha depende de él en todo. En realidad, lo que existe es un atropello a la dignidad humana. Entonces no hay una relación de igualdad, sino siempre él dominándola a ella. Eso no está correcto y es lamentable que las muchachas sigan ese juego. Si de novio el muchacho es así, de casados la situación será insoportable.  
En el noviazgo cada uno tiene que dar libertad al otro para que desarrolle su propia personalidad y sea como quiera. Ambos jóvenes están en un proceso de crecimiento y tienen derecho a decidir por sí mismos. Hay noviazgos donde uno de los dos se convierte en un dictador del otro, como si fuera su amo. ¿Qué derecho tienen para decidir por el otro? El ser novio no te da derecho a decidir por tu novia y decirle lo que tiene que hacer en su casa, qué carrera debe estudiar o si debe tener ese amigo o amiga. Los jóvenes creen que el noviazgo, de hecho, les da el derecho para hacer lo que les da la gana con la otra persona. ¡No hay tal derecho, ni religiosa ni legalmente! 

Comprender que amor no es sinónimo de sexo   
 Jóvenes, es importante que entiendan que el sexo es una expresión de amor en la cual uno demuestra el amor que le tiene a la otra persona con gestos corporales. Como el sexo es parte del amor, no puede en ningún momento estar por encima o suplantar el sentimiento de amor. Muchos novios creen que se aman porque se entienden sexualmente. Entenderse sexualmente no significa amor. Hay que puntualizar que existe una profunda diferencia entre una cosa y otra. ¡Los animales se entienden sexualmente, pero no se aman!  
El noviazgo no concede ningún derecho a tomar posesión del cuerpo de la otra persona, porque él o ella no te pertenece. Cada persona es dueña solamente de sí misma. En el período del noviazgo no existe ningún derecho para traspasar ciertas fronteras. Lo triste es que en muchos noviazgos se están quemando etapas porque los novios están viviendo casi como marido y mujer. Ésto definitivamente no produce los mejores resultados porque muchos noviazgos fracasan y resulta que no se casan. No se puede tomar posesión de la otra persona sencillamente porque son novios y creen que se aman. Dios no ha bendecido esa unión todavía y por lo tanto esa persona no te pertenece.  
En cambio, dentro de la unión matrimonial, en cierto sentido los cónyuges sí se pertenecen. En el matrimonio, los dos son uno solo; carne de su carne. Entonces, ya casados, el sexo es una de las tantas expresiones de amor pero no la única. El amor está por encima del sexo y es, en definitiva, lo que debe unir a la pareja. Hay muchas parejas de edad avanzada en las que no hay nada de intimidad sexual, pero en cambio se aman muchísimo y viven muy felices.  
El amor tiene otras muchas expresiones además del sexo. Lo que pasa es que mucha gente ha convertido el sexo en un dios y creen que la felicidad matrimonial consiste únicamente en entenderse bien en ese aspecto.  
El matrimonio está destinado al fracaso cuando el sexo es la única motivación que existe para casarse, porque puede aparecer después otra persona más atractiva y apetecible. Muchos hombres casados creen que solamente aman cuando están con su mujer en un acto sexual.  
El problema con los jóvenes es que muchas veces queman etapas y confunden el sexo con el amor. Repito, jóvenes, el sexo es solamente una expresión de amor. Cuando en la pareja hay intimidad sexual es porque existe permanencia matrimonial, fidelidad, convivencia plena, garantía de perseverancia, madurez y la bendición de Dios en esa unión. Yo conozco muchas muchachas y también muchachos que se sienten frustrados, desilusionados y engañados porque creyeron que en el noviazgo lo importante era la parte carnal y después descubrieron que no había amor. ¡Imagínense, que no había amor! Entonces, rompen el noviazgo para empezar de nuevo con otra persona y al final terminan muy desilusionados.  
 Un buen noviazgo permite, claro que sí, besos y abrazos hechos con mucho respeto y delicadeza. ¡Suficiente! No es necesario avanzar más. Yo creo que eso, en definitiva, ayuda muchísimo a que cada uno comprenda que la otra persona no le pertenece todavía. Entonces, si todavía no es tuyo, por qué vas a tomar posesión de él o ella. Esto es sabiduría de muchos siglos de la Iglesia Católica, no un simple puritanismo. 

Conocer a tu pareja   
En el noviazgo hay que aprender a escuchar, dialogar mucho, comprender que la otra persona es diferente a ti y que para conocerla tiene que pasar algún tiempo. Nadie puede amar lo que no conoce. Mucha gente se casa sin conocer bien con quién se está uniendo. Resulta que después vienen las tremendas sorpresas porque ese ser es un extraño, un desconocido. Algunas personas dicen que si hubieran sabido con quién se casaban, no se habrían casado. Por eso se insiste tanto en la importancia del período de noviazgo.  
También es importantísimo conocer a la familia de la otra persona porque cada persona está condicionada por su ambiente familiar. No se trata de si tu novio o tu novia es de una familia muy pobre, si es de la misma raza o color. Es más, tampoco importa tanto si es de otra religión. Lo verdaderamente importante es que la familia del novio o la novia no tengan antecedentes de enfermedad mental, psicológica o de dependencia ni que tengan otros tipos de problemas morales. No te cases con una persona que provenga de una familia así, porque eso influye mucho.  
Claro que hay excepciones, pero eso no elimina la validez de la regla universal. Si en la familia todos sufren algún grado de locura, es muy probable que tu novio o novia ya esté medio loquito. Si en la familia son maleantes, es muy probable que él ya esté en la onda. Si en la familia resulta que hay problemas de inmoralidad, donde el papá anda con otras mujeres o la mamá anda con otros hombres, sería muy difícil que tu novio o novia no haya absorbido algo de este tipo de comportamiento y lo considere muy normal porque lo ha vivido.  
No te relaciones con un degenerado que no tenga valores morales. Te puedes encontrar en el caso de una señora cuyo marido tenía valores morales muy débiles y, con el tiempo, se metió en negocios de burdeles o casas de cita. Ella sufrió horrores con su marido y decía que le daba vergüenza comer de su mesa porque sabía que esa comida era, en parte, fruto de lo que ese hombre ganaba en los prostíbulos. Le daba asco meterse en el carro que su esposo le había regalado, ponerse los collares y la ropa.  
El no quiso cambiar, a pesar de que ella insistió repetidamente hasta que no aguantó más y le dijo que no podía convivir más con un inmoral. A ella se le aconsejó que se separara, ya que la Iglesia lo permite cuando no coinciden los valores y principios fundamentales de moralidad, sobre todo cuando la otra persona no desea cambiar.  
Hay que tener mucho cuidado con la familia de tu novio o novia. Tú tienes todo el derecho a investigar para conocerla, porque aunque es verdad que no te casas con la familia de la otra persona, también es cierto que te casas con alguien que trae mucho de esa familia. 

Ser fieles el uno con el otro  
 El noviazgo es un período muy bonito, durante el cual se aprende mucho de la otra persona, pero mientras son novios deben ser completamente fieles. Cuando ya se establece el noviazgo formal, tiene que existir un compromiso serio, formal y de respeto. Los novios deben comprometerse en este período a ser fieles uno con el otro y conocerse bien antes de decidir si les conviene casarse. Durante el noviazgo se puede descubrir que no hay verdadero amor ni enamoramiento. En ese período hay un compromiso muy serio, pero todavía se puede romper si no conviene.  
En el período de novios, ambos deben comprender bien el compromiso que adquieren y no estar jugando con otras personas, porque el noviazgo no se puede tomar como un juego. Es cierto que en el noviazgo hay que respetar la libertad de la novia o el novio para que tenga amigos y amigas y permitirle que haga lo que crea conveniente con su vida. Pero no se trata tampoco de que la novia o el novio mantenga relaciones con otras personas o juegue con ellas. Eso es indigno y no puede ser.  
En el noviazgo tiene que existir fidelidad, porque el noviazgo es la escuela para el matrimonio. Yo no creo en los novios que no son fieles el uno al otro. Si no se es fiel de novio, qué pasará después en el matrimonio. Si tu novio es muy mujeriego o tu novia es muy aficionada a los hombres, y no ha cambiado en el noviazgo, en el matrimonio será peor. Esas son cosas que el noviazgo tiene que descubrir y supuestamente curar. 

Ser sinceros  
 La sinceridad total es muy importante en el noviazgo. A mí me duele el caso de muchos matrimonios que confrontan problemas porque simplemente no se conocieron bien de novios. Si llevas cinco meses o un año de novios y te das cuenta que no te conviene la persona que es tu novio o novia, que no te llena, que no es para ti, que no son el uno para el otro, debes ser totalmente sincero y decírselo antes que sea demasiado tarde. Si no eres sincero y te casas así, será mil veces peor después porque ya estás unido con lazos indisolubles. No tengas pena ni pienses que no puedes ser sincero porque vas a hacer sufrir a esa persona. El sufrimiento será mucho peor en el matrimonio. Mejor cortar de una vez ahora, para no crear ilusiones inútiles.  
Tampoco te cases porque crees que él o ella es el único ser que existe en el mundo y no encontrarás a otro u otra que se interese por ti. Ten fe en Dios y confianza en ti mismo. Comprenderás que en el mundo hay muchísimas personas buenas y que en el momento que Dios quiera encontrarás a esa persona especial que te amará y respetará, con la que podrás establecer una relación satisfactoria y ser feliz. 

Ser realistas   
 Jóvenes, sean muy realistas en su relación de noviazgo. Hay muchachos y muchachas que están tan enamorados e ilusionados que solamente ven las virtudes del otro y además las ven con una especie de lente de aumento, haciendo que esas virtudes aparezcan enormes. ¡No ven un sólo defecto! Están tan enamorados, que se casan creyendo que la otra persona es un semi-dios. Desafortunadamente, después de los primeros meses de matrimonio, vienen los terribles problemas. ¡Ay si hubiera sabido ésto o aquello! Lo sabías, pero no querías ver la realidad.  
En el noviazgo, hay que ser realistas y poner los pies sobre la tierra. Tu novio o novia tiene grandes virtudes, pero también tiene defectos. Y te vas a casar con sus virtudes y defectos porque ambas cosas son parte integral de su personalidad. No seas ingenuo, que eso se paga muy caro en la vida. Hay cosas que después no se pueden solucionar sin destruir la unión que ha sido bendecida por Dios. 

 Evitar relaciones con personas enfermas o adictas   
El equilibrio emocional y mental es importantísimo en cualquier relación. En el matrimonio lo es más, pues la convivencia diaria es tan íntima y profunda que casarse con una persona que tenga un desequilibrio emocional o mental es convertir tu vida en un infierno.  
No debes comprometerte ni casarte con una persona que tenga enfermedad mental grave, tal como psicosis o esquizofrenia. Si es una persona muy enferma, que lo atienda un psiquiatra, pero no seas tú psiquiatra de nadie ni hagas de tu casa un manicomio. Si te casas con una persona así, la vas a pasar muy mal porque, desgraciadamente, con el tiempo las enfermedades mentales se agravan.  
Tampoco te debes comprometer ni casar con una persona que tenga una adicción muy pronunciada, como el consumo habitual de drogas, porque ese hábito también empeora. Una cosa es haber probado la droga alguna vez y otra muy distinta es tener problemas graves de drogadicción. ¡Ten mucho cuidado en casarte con una persona así!  
La adicción al alcohol también es terrible. Esta es una enfermedad que se oculta dentro de las fibras más íntimas de nuestra sociedad bajo la careta de socialización y hasta de sofisticación. No te cases con un alcohólico o un drogadicto, a menos que esté dando pruebas clarísimas de rehabilitación y tú veas una disposición firme y sincera a dejar el vicio del licor o la droga. 

Evitar problemas de desviación sexual   
Procura conocer bien a tu novio o a tu novia y no te cases con una persona que tenga problemas de homosexualidad o lesbianismo. Esto parece como una broma, pero es un problema muy serio. Yo he visto casos de matrimonios donde se sufre muchísimo porque después de casada ella descubre que él es homosexual o él que ella es lesbiana.  
El problema de desviación sexual es muy grave. Un matrimonio que se efectúa sin saber de la homosexualidad de la pareja, anula el matrimonio. Pero si te casas sabiéndolo, el matrimonio es válido y tendrás que manejar esa situación. Por eso, conoce bien con quién te vas a casar para evitar grandes sufrimientos. 

Tener ideas y metas comunes   
 El joven y su novia deben tener ideas y metas comunes. Puede ser que no coincidan en ideas políticas y hasta que no sean de la misma religión. No importa si uno es rico y el otro pobre o uno es negro y el otro blanco. La Iglesia permite que se casen aunque sean de diferentes partidos políticos o religiones.  
Lo que en verdad importa es qu ambos coincidan en principios fundamentales como son el respeto a la vida, el valor de la justicia, el amor, la fidelidad, el respeto a la dignidad humana y los valores morales. Si ambos respetan la vida, aceptarán todos los hijos que el Señor les mande. Si respetan los valores, formarán a sus hijos con el más alto sentido de la justicia, fraternidad, igualdad, fidelidad, paternidad y dignidad humanas.  
Sobre todo, se respetarán mutuamente en su dignidad y condición de seres humanos. Por eso es importante que desde el noviazgo coincidan en sus ideas y metas. 

Respetar las ideas y opiniones del otro  
Cada persona es diferente y tiene sus propias ideas, opiniones, gustos y convicciones. En el período del noviazgo, cada uno debe respetar al otro en estos y otros aspectos. Se trata de respetar todo aquello que sea bueno, aunque no coincida con tus ideas o gustos. Nadie tiene derecho a cambiar la forma de pensar del otro.  
En una pareja se juntan dos historias personales distintas. Hay que ser respetuoso de la personalidad e idiosincrasia de todas las personas, sobre todo de las personas más importantes en tu vida. Tengan paciencia el uno con el otro y no se exijan demasiado. Perseverar es triunfar. 

Creer y tener fe en Dios   
Donde está Dios las cosas funcionan mejor. Si creen en Dios, ¡búsquenlo! Recen, oren y asistan a misa juntos. Qué lindo ver una pareja de novios en misa y comulgando. Es más, conozco una pareja que pidió confesarse los dos juntos. Eso en verdad no se aconseja porque cada uno tiene derecho a estar a solas con el sacerdote para hablar de sus problemas. Pero ellos son tan sinceros que quieren confesarse juntos. Es bonito, emocionante y causa gran alegría poder levantar la mano, absolver a los dos juntos y después verlos comulgar. ¡Ese matrimonio sí va a resultar!  
Cuando tengan problemas o dificultades en el noviazgo, busquen la orientación y el consejo adecuado. Pueden confiar en un sacerdote, en una religiosa, quizás su mamá o alguien de confianza. Nadie es Dios para saber y resolver todo. Sólo con la ayuda del poder de Dios se pueden aliviar las cargas y resolver los problemas. 

Tener vocación matrimonial   
Antes de considerar el noviazgo, ambos deben definir claramente qué es lo que quieren en la vida. Dios no da vocación matrimonial a todos.  
Hay personas que se casan, pero que en el fondo realmente tenían vocación religiosa o sacerdotal y no la pudieron realizar por su situación. A veces no realizan su vocación por vergüenza, miedo o cobardía de hacer algo que no hace la mayoría de la gente.  
En nuestro país hay muchas personas que no debieron casarse, porque en realidad tenían vocación sacerdotal o religiosa.  
Las personas que se encuentran en esta circunstancia sufren mucho porque desean en realidad ser sacerdotes o religiosas, pero no pueden serlo salvo que queden viudos, ya que los viudos sí pueden ser sacerdotes. Por ejemplo, en Brasil hay un sacerdote Jesuita que se ordenó a los cincuenta y tantos años. A su ordenación fueron tres de sus hijos que también son sacerdotes Jesuitas.  
Hay gente que tiene la mala y absurda costumbre de poner una imagen de San Antonio al revés para conseguir novia o novio. Eso no funciona. No necesitas poner de cabeza a San Antonio. Lo que sí necesitas es ser muy exigente al escoger a la persona que será el padre o la madre de tus hijos, tu futuro marido o tu futura esposa.  
Joven, pide a Dios que te ayude a descubrir si tienes vocación matrimonial o sacerdotal. Si Dios te dio vocación matrimonial, debes pedirle mucho que te conceda la gracia de descubrir al que será el hombre o la mujer de tu vida. Debes ser muy exigente, aprender a estudiar y seleccionar bien a esa persona y no irte con el primero que llegue. Dios te dirá si es esa, aquella o la otra persona. 

CONCLUSIÓN  
Comprender y profundizar en el verdadero significado del amor permite entender mejor todo estado de relación que tengamos con los demás seres humanos. La Palabra de Dios contiene todos los elementos necesarios para producir ánimo, alegría y entusiasmo. Lo que encontramos en las Escrituras es inspiración divina, contiene la sabiduría de Dios y el poder de Su Espíritu.  
Dios creó a cada uno para amar y sin amor no se puede ser feliz. Existe una relación muy íntima entre el amor y la paz mental que es, en definitiva, la felicidad real. Busquen el amor de Dios, que es el único amor perfecto.  
El Señor quiere que ames de verdad para que seas realmente feliz. Sonríe a la vida y ámala profundamente. Ama y serás feliz, porque CON DIOS, QUE ES AMOR, . . . ¡TU ERES INVENCIBLE! 

No hay comentarios: