viernes, 7 de febrero de 2014

CRISTIANOS CUBANOS 2013


Alejandro Hernández Cepero.

Pastor y evangelista.
¡ES HORA DE CAMBIAR, DE HACER HISTORIA!

Hace cincuenta y cuatro años (54) la nación toda; aquellos que hoy rebasan esa edad, nuestros padres, abuelos y quizás porque no, algún que otro bisabuelo nos convirtieron en copia fiel del original, al igual que el pueblo de Israel rechazaron al Dios incorruptible de los cielos, al Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y de Israel por un hombre, en nuestro caso impío, egoísta, enemigo de Dios y de Israel la nación escogida, hombre por demás al que se le brindó una recepción a su “entrada triunfal en La Habana y no precisamente en un pollino”, --muestra más que elocuente de su autosuficiencia, prepotencia, autoritarismo, totalitarismo, hegemonía, demagogia, escondidas detrás de la fachada compuesta por una barba, una sonrisa quizás afable, unas palabras rebuscadas en medio del analfabetismo educacional e intelectual imperante y un innegable carisma como líder, lástima que el propio peso de todos los adjetivos anteriormente descritos halaron su alma al reino del mal—al que  voluntariamente u obligado so pena de perder las añadiduras que como migajas nos obligan a comer nos hemos humillado de rodillas, aplaudido, glorificado y rendido culto de adoración cual dios.

Hace cincuenta y cuatro años (54) la nación toda está sucumbiendo ante las maldiciones generacionales establecidas en la Palabra Divina de Aquel que, aunque no reconozcamos Rey, Su Palabra es Real, radical, es más cortante que toda espada de dos filos y que penetra hasta partir el alma, las coyunturas y los tuétanos y que discierne entre los pensamientos y las intenciones del corazón, Palabra que nunca regresa atrás vacía sino que es prosperada en todo aquello a lo cual es enviada.

Hace cincuenta y cuatro años (54) que, a las últimas generaciones de nacidos nos ha tocado vivir con la afrenta del pecado de nuestros padres y la maldición generacional que ello provoca, y si hasta ahora no concuerda conmigo analice esto, [un resumen de los ¡Bendito sea Dios!, precisamente cincuenta y cuatro (54) versículos del capítulo veintiocho (28) del Libro de Deuteronomio, libro que fue escrito aproximadamente en el año 1405 a.C., 3418 años después permanece vigente]* y luego, luego si no padece del corazón;  saque usted sus propias conclusiones:
ü  maldito seremos en la ciudad y en el campo,
ü  maldito será el fruto de nuestro vientre (para las mujeres originales),
ü  maldito será el fruto de la tierra,
ü  malditos serán la cría de las vacas,
ü  malditos serán los rebaños de las ovejas,
ü  los cielos serán de bronce,
ü  la tierra será de hierro,
ü  seremos derrotados delante de nuestro enemigos y vejados (ultrajados, avergonzados)  por todos los reinos de la tierra,
ü  seremos heridos con locura, ceguera y turbación de espíritu,
ü  no seremos prosperados en nuestros caminos,
ü  seremos oprimidos y robados todos los días y no habrá quien nos salve,
ü  nos desposaremos con mujer y otro varón dormirá con ella,
ü  nuestros hijos serán entregados a otro pueblo, nuestros ojos los verán y desfalleceremos por ello,
ü  del fruto de nuestra tierra, y del trabajo de nuestras manos comerá pueblo que no conocimos,
ü  el extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto,
ü  nosotros descenderemos muy bajo,
ü  él nos prestará, nosotros no le prestaremos,
ü  él será por cabeza,
ü  nosotros seremos por cola,
ü  serviremos por tanto a nuestros enemigos que Dios enviará contra nosotros con: hambre, con desnudez, y con falta de todas las cosas,
ü  Dios pondrá yugo de hierro sobre nuestro cuello hasta destruirnos,
ü  aumentará maravillosamente nuestras plagas y las plagas de nuestras descendencias plagas grandes y permanentes,
ü  enfermedades malignas y duraderas,
ü  toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en esta ley,………

*Dios me es por testigo fiel que, hasta el momento de añadir este comentario entre corchetes no me había percatado aún que los encabezados de cada párrafo eran guiados por Su Espíritu. Un ciego de nacimiento vería claramente que la Cuba del 2013 no es otra cosa que la cosecha impía de un pueblo rebelde y enemigo del Dios Todopoderoso, el Único y Verdadero, ni el mismo Harry Houdini el Rey del Escapismo de principios del siglo XX,  pudo escapar de la muerte física, cuanto más podrá hacerlo de la espiritual si antes no arregló cuentas con el Juez Supremo del Universo y las acompañó con frutos dignos del arrepentimiento porque, le fe sin obras es: muerta; y nosotros que nos creemos los reyes del universo.

Igualmente, si cada uno de los que hoy navegamos en el temporal peregrinaje terrenal, antesala de una eternidad más real que la que conocemos, no arreglamos cuentas con el Juez Supremo, compareceremos ante el Juicio del Gran Trono Blanco con una deuda personal impagable, por el sólo hecho de rechazar a Aquel que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres y, estando en la condición de hombre  se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

Su obediente actitud le concedió el derecho a que Dios mismo le exaltara hasta lo sumo y le diera un Nombre que es sobre todo nombre, para que: en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.

Pueblo cristiano de Cuba, tenemos esta grandísima promesa de parte de Aquel que no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse, Aquel que es fiel a su Palabra, que dijo y fue hecho, Aquel que hoy en el 2013 es el mismo que fue desde la creación y que será el mismo cuando estemos ante Su presencia en la eternidad, Aquel que Su Palabra no pasará aunque pasen los cielos y la tierra, Aquel donde no hay mudanza ni sombra de variación porque que es Inmutable.

Cristiano cubano en Cuba o fuera de ella, deja la pasividad y comienza a actuar, a glorificar a Dios en y con tu vida, complementemos la mayor cadena de oración en toda la historia de esta nación.

Pueblo sobre el cuál es invocado el Nombre del Señor, humillémonos bajo la poderosa mano de Dios, y oremos todos, juntos, codo con codo, rodilla en tierra, busquemos su rostro mientras Él pueda ser hallado, invoquémosle en tanto está cercano.
 Convirtámonos de nuestros malos caminos: dejémonos de pelear por llenar estadísticas denominacionales y comencemos a pelear por llenar el cielo de vidas –allí no existe inflación, crisis financiera, “bloqueo”, enfermedades, adulterios, celos, mentiras, robos, opresión, tiranía y menos aún período especial- y vaciemos el infierno.
 Dejemos el satánico sectarismo denominacional a un lado, Dios no es Dios ni de Metodistas, ni de Bautistas, ni de Pentecostales, ni de Asambleas de Dios, ni de Apóstoles, Dios es Dios de redimidos por la Sangre de Cristo, de herederos y co-herederos con Cristo, para Él somos: linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Él para que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable, somos la familia más grande en toda la tierra y por tanto tenemos un solo apellido: Hijos del Dios Altísimo, comportémonos a ese nivel. ¡Andemos como Él anduvo!
Dejemos el servilismo sumiso y lacayo a los que están en eminencia, si obedeciésemos con esa misma fidelidad, entrega y devoción a Aquel que se entregó a Sí mismo para redimirnos de la maldición del pecado, de seguro que Cuba fuese el paraíso terrenal de las Américas, iglesias reconocidas oficialmente por el gobierno impío y faraónico de turno, dejen de ser meretrices gubernamentales, dejen de besar la mano del amo para garantizar $alida$ al extranjero y la entrada de predicadores con vi$a religio$a, recordemos que somos mayordomos de los bienes de Dios en la tierra, el mismo José Martí sentenció que: “No hay espectáculo, en verdad más odioso, que el de los talentos serviles”, la iglesia es de Dios, Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúa en nosotros, solo confiemos en Él, porque maldito el que confía en el hombre.
La iglesia es de Dios dejen que ellos luchen contra Dios.
Sólo, por una vez en sus vidas: ¡CRÉANLE A DIOS!”

Así y sólo así conseguiremos que, Dios nos oiga desde los cielos, perdone nuestros pecados y sane nuestra tierra, no olvidemos nunca que inauguraremos el Gran Juicio –el juicio comienza por casa-, tenemos el mandamiento divino de darle sabor –somos la sal- a Cuba y desplazar de ellas sus tinieblas –somos la luz-, menos aún podemos olvidar que Jesús el Señor antes de irse lejos comisionó a su iglesia –hoy, nosotros- a que vayamos y hagamos discípulos a todas las naciones, que sean bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que se les enseñara todas estas cosas como Él nos enseñó, y que las obras que Jesús hizo nosotros las haríamos también y que mayores que esas haríamos por cuanto Él iba al Padre, que nos seguirían señales y milagros porque nos dio potestad aún de hollar serpientes y escorpiones y lo mejor de todo que: Él estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, algo muy importante: Él, dio el ejemplo.
Esta será nuestra recompensa sí y sólo sí: oyéremos atentamente la voz de Jehová nuestro Dios, para guardar y poner por obra todos Sus mandamientos que fueron prescritos -hace más de 3418 años- entonces: Él nos exaltará sobre todos los pueblos de la tierra, y vendrán todas estas bendiciones y nos alcanzarán si escuchásemos la voz de Jehová nuestro Dios y no nos apartemos de todas Sus Palabras ni a diestra ni a siniestra para ir tras dioses ajenos a servirles.

Líderes, pastores, presidentes de obra (que en beneficio propio y en detrimento de la obra de Dios niegan el llamarse apóstol), por favor; dejen de andar con la cabeza mirando al suelo, dejen de volar como vuelan las gallinas, vuelen como lo que son: águilas, águilas de Dios que se remontan en su vuelo sobre cualquier obstáculo pues, de lo contrario no podrán protagonizar jamás el amanecer que Dios en su infinita misericordia ha provisto para Cuba, su tierra, sus gentes de a caballo y sus gentes de a pie, ¿acaso se ha acortado la mano de Jehová? ¡Ciegos no pueden ver que Su Palabra no regresa jamás vacía!, ¿Encontrará a algunos de ustedes cuando Él venga?, ¿Alguno de ustedes responderán al llamado que Él les está haciendo?
 ¿Acaso se ha limitado Su poder para librar?
 ¿Acaso Faraón con todo su poderío y supremacía pudo luchar contra Dios y vencer?
 ¿Resistirá por siempre Faraón sin que su misma necedad no lo autodestruya?
¿Y Nabucodonosor?
 ¿Y Amán el sirio?
¿Y que de todos aquellos que lucharon contra Dios y contra la niña de sus ojos?
 ¿Quiénes han permanecido para hacer el cuento?
 ¿Acaso en este mismo año Dios no nos dio otro ejemplo de Su Soberanía, de Su poder sobre la vida y la muerte, de que Él reina castigando a aquel que osó -y que ose- levantarse y maldecir a su pueblo?
¿Dónde están esos dos (2) hombres que cuando la furia del imperio arremetió contra ellos y que cuando fueron apresados, sus cadenas y sus pies en el cepo no le impidieron a medianoche orar y alabar al Dios que les había encomendado establecer su reino en la tierra?
Dejad entonces que ellos mismos juzguen si es justo delante del Dios de toda la Creación obedecerles primero a ellos que a Dios, porque ¿donde están los Pedro y los Juan que ante el concilio y el sumo sacerdote con firmeza declararon que:
¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!?
No, jamás se ha acortado Su mano para salvar; menos aún se ha agravado su oído para escuchar, son nuestras iniquidades las que han hecho división entre Dios y nosotros su pueblo, son nuestros pecados los que han hecho que Jehová oculte su rostro de nosotros, y a menos que nos volvamos a Dios, pereceremos todos en el desierto físico y espiritual sin poder alcanzar la tierra prometida, sostengámonos entonces, como viendo al Invisible porque, a la verdad: Él es fiel.
Dios respondió las oraciones de aquellos que hacían Su Voluntad agradable y perfecta, Dios el que cuando uno lo busca en lo secreto, Él responde en público; los cimientos de la cárcel se sacudieron de tal manera que las puertas se abrieron, las cadenas se soltaron y los presos fueron libres.
Pero, ¡Hay de aquellos pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! Dice Jehová.

¿Hemos pensado por un momento que cuando Jesús enseño la parábola de los talentos se refería a Él mismo y su misión? Cuba es nuestro talento, para unos cinco (¿se referiría a los 5 ministerios?), para otros dos (¿se referiría a los dones de revelación y los de milagros?), para otros uno (¿se referiría a la predicación del evangelio como un todo?), pero ¡válgame Dios! qué tremenda Su justicia: a cada uno según su capacidad; la cantidad de talentos no importa lo que realmente importa es si los fructificamos y los multiplicamos.

 ¡Tremendo nuestro Dios verdad! En pleno cubaneo del siglo XXI: ¡está escapa’o! el que tenía dos talentos recibió el mismo galardón que aquel que tenía cinco, ¿por qué?, porque Él no hace acepción de personas:
Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: ¡entra en el gozo de tu Señor!
Pueblo cubano que vive a espaldas del Redentor, somos los únicos culpables de la Cuba que hoy mal disfrutamos y que está muy lejos de ser la que Dios diseño en su maravilloso plan.
 Es hora de cambiar la historia, de reconocer que Dios Reina en el Cielo, en la Tierra y aún debajo de la Tierra, y eso incluye a Cuba, su pueblo y aún sus gobernantes, de entregarle nuestros corazones a Dios el cuál es amplio en perdonar, es tiempo de acercarnos confiadamente al Trono de Su Gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

¡Detente! por favor, porque acontecerá que si te apartares de todas las palabras escritas en la ley de Dios, a diestra o a siniestra para ir tras dioses ajenos y servirles, no oyendo la voz de Jehová Dios para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos escritos hace más de 3418 años y vigentes hasta el día del fin, vendrán sobre ti todas estas maldiciones –las enunciadas en negritas en las hojas uno y dos- y te alcanzarán, donde quiera que te escondas.

En el cielo no existe amnistía espiritual, no existen indultos presidenciales y menos aún papales, no existe inmunidad diplomática y mucho menos parlamentaria ni partidista, no vale fingir de loco, tampoco allí existen clases ni divisiones sociales, allí todos somos criaturas de Dios hasta tanto se demuestre que estamos inscritos en el Libro de la Vida, que reconocimos a Jesús, únicamente a Jesús como Señor y Salvador y vivimos conforme a Su Palabra, allí todos seremos juzgados por las obras de nuestras manos y por ellas seremos ó condenados al lago que arde con azufre y fuego que Dios tiene reservado para el diablo, sus ángeles y sus fieles súbditos ó como buenos siervos y fieles que por haber sido fieles en lo poco se nos recompensa en lo mucho y entraremos en el gozo del Señor: a disfrutar con Él en la ciudad celestial.

Él es el Único camino, la Única Verdad, la Única Vida que lleva al Padre y nadie, absolutamente nadie llega al Padre si no es a través de Jesús.

La decisión es tuya, Tú y sólo Tú decides el lugar que ocuparas en la eternidad, esa misma que hoy consideras mito, mañana te sorprenderá con su poderosa y -valga la redundancia- eterna eternidad y mañana, mañana se te agotó el tiempo.

Considero haberlo dicho todo, aunque en mi naturaleza humana puede habérseme escapado algo; no obstante una cosa es cierta, Dios dice que:
 ¡Está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el juicio! Seas alto o bajo, blanco o negro, universitario o analfabeto, rico o pobre, gobernante o gobernado, justo o injusto; Dios es justo no hace acepción de personas.
¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios y tuviere por inmunda la sangre del pacto, en la cual fue santificado e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

Aún hay tiempo de buscar al Señor, aún es tiempo de hallarlo, aún es tiempo de entrar en Su presencia con regocijo, porque
¡Donde abundó el pecado, sobreabundará la gracia de Dios!
Cuba, regocíjate y entrégate a Jesús el Salvador porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanezca por medio de Jesús y la gloria de esta casa –nación- será mayor que la primera y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
¡Bienaventurado el pueblo que tiene esto, Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová!


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