Por:
Bernardo de Quesada Salomón.*
Durante
cuatro Celebraciones Apostólica Dominicales en la Congregación de Camagüey
sentimos muy fuertemente dar una serie relacionada con “Los Conflictos en el
Matrimonio”. Considero que todo intento de crecimiento personal y colectivo
será nulo, sin un trato de Dios con el núcleo de la sociedad: ¡el matrimonio,
la familia!
Estas
clases han sacudido muchos tabúes y conceptos tergiversados sobre la formación,
edificación y mantenimiento del matrimonio, como elemento vital de toda
sociedad humana.
Como
hemos dicho vulgarmente, el tema trata de las razones por las cuáles los
conyugues discuten y no pueden congeniar…
Las
evidencias e historias de fe se oyen en los pasillos de la congregación, Casas
de Paz, en el transporte público, etc. La gente con espíritu enseñable ha
recibido muy ávidamente estos temas. No tenemos pelos en la lengua para decir
“la verdad que hace libre” (Juan 8:32).
Si
se sanan las relaciones se sana la sociedad. ¡De hogares fuertes saldrán hijos
fuertes, que formarán a su vez matrimonios fuertes!
Estos
son algunos de los principales enemigos o asesinos el matrimonio, hemos sido
alimentados del material discipulado Apostólico Integral pp. 125-135, Apóstol
GM. Modestamente hemos retocado cada aspecto y añadido otros elementos que
creemos son punzantes para el matrimonio. Puede que esté o no de acuerdo, pero
ahí vamos:
1-
Sistemas de creencias (religión)
Parece
sencillo, pero ocurren choques entre las partes por la manera en que uno cree o
no. De tal manera que lleva a una pelea en el seno del matrimonio, y se deben
confrontar de manera racional.
Es
casi normal que una de las partes crea en Dios 1ro que la otra, pero la que
recibe a Cristo tendrá la sabiduría y paciencia como para entender que su
pareja no va a creer de un día para el otro. La mayor evidencia será predicarle
con su ejemplo vivo y a la vez intercediendo por ella (Hch.10:31; 2Co.10:4-5).
2-
Sexo (insatisfacción sexual)
Es
de lo que más “pretende saber” la gente; sin embargo, es uno de los aspectos
que más están dañando la relación normal. Los problemas del sexo son muy
amplios, pero que no deben dejarse de lado por la cantidad de matrimonios que
no andan bien o están “separándose” (He.13:4). “¡Si la cama anda mal: desastre
a la vista!”.
La
insatisfacción sexual lleva casi siempre a una vía de escape anti bíblica: ¡la
infidelidad!
Muchas
cosas matan la relación eros: los maltratos físicos y verbales; traumas del
pasado; higiene reincidente de una de las partes; vicios; negación de un
conyugue; disfunciones sexuales (en el hombre la impotencia y eyaculación
precoz; en la mujer frigidez y anorgasmia).De manera general acudan a genuinos
consejeros cristianos, y sean sometidos a sanidad interior y liberación.
3-
Parientes (suegros)
Aunque
parezca jocoso, pero no dejar de ser verdad la mala injerencia de los padres en
la vida de sus descendientes. No por gusto la Biblia dice que los hijos se irán
de la casa y formarán la suya (Gén.2:24). El varón se sentirá respetado y la
mujer segura.
Por
eso en la cultura hebrea el novio 1ro se iba a preparar morada; preparada esta,
su padre le decía vamos a buscar a la novia.
Los
hijos que se quedan a vivir en la casa de sus padres se harán dependientes de
estos.
4-
Celos sin razones
Este
es un germen de índole demoniaco que ha destruido muchos matrimonios (Pr.6:24;
Snt.4:5). ¿En qué se basa el celo morboso?: está basado en la inseguridad y el
temor de la persona, siendo aprovechado para minar el hogar.
El
celo genuino ama y cuida, pero nunca de manera enferma. El celo que viene de
Dios está basado en el amor, protege algo como suyo y lo defiende a capa y
espada.
5–
Los Hijos
Ellos
son una bendición, pero en ocasiones este aspecto se interpone entre los
conyugues llevando a conflictos en la casa. Los hijos llegaron después del
matrimonio y no podrán robar la ternura y buena armonía en el hogar. Hay
cristianos que no vienen casi a las celebraciones por los hijos, esta actitud
es muy sutil y peligrosa.
Es
importante saber el orden de prioridad en la vida de un Hijo de Dios: 1ro Dios;
2do el Matrimonio; 3ro los hijos; 4to La Iglesia; 5to el
trabajo/carrera/negocios/profesión/ministerio.
6-
Dinero
Según
estudios: 3 de cada 10 matrimonios se divorcian relacionados con los problemas
financieros, así como por la mala administración del dinero.
Una
de las fuertes razones del fracaso en esta área es porque las personas no hacen
un presupuesto, y no saben distribuir el dinero según el orden de prioridades.
El
nivel de los gastos de una familia se clasifica en tres categorías:
Necesidades
básicas: son aquellas que deben ser suplidas antes que todo, tales como diezmos
(este 10% porciento garantiza el otro 90%), semillas, alimentación, ropa, casa,
agua, electricidad, etc.
Lujos:
son las cosas que nos gustaría tener y
disfrutar —son necesarias pero no para vivir—: teléfono, televisión, equipos de
música o videos, autos, ropas caras de marcas.
Satisfacción
de deseos: aquellos que para nada necesitamos para vivir, pero que nos gustaría
disfrutar almaticamente: viajes turísticos, carros de carrera, avión, botes,
casa en la playa.
Principios
para evitar la crisis financiera
· Evite la especulación: viva con el estándar
que ahora vive y no aparente más de lo que puede por competencia.
·
No rompa el equilibrio en sus finanzas: no adquiera deudas con gastos que le
desequilibren sus entradas, ni dependa de eventos o compromisos futuros
inciertos para pagar lo que ahora se endeudó. Antes de comprar algo hágase la
pregunta ¿me servirá de verdad para agradar a Dios y su obra? ¿Esto es
necesario? ¿Puedo vivir sin eso? ¿Perderá el valor en corto tiempo? ¿Su
mantenimiento es demasiado costoso para mí?
·
No preste, mejor dé si lo siente y punto: decía mi abuelo Benjamín, que el que
presta siempre pierde, alguien no le pagará o lo hará a medias y hasta perderá
algunos amigos (…).
·
Evite ser fiador o garantía de pago por otros: no meta su mano en prometer
pagar lo que otro agarró. “Hay que ser muy tonto para salir de fiador de otros;
¿por qué pagar deudas ajenas? (Pr.17:18, Traducción Bíblica Lenguaje Actual).
· Cada vez que intente comprar evalúelas en la
categorización triple ya leída.
· No tome nunca decisiones financieras apurado
o bajo presión: los que venden siempre piden agitar al comprador, presionan con
todo tipo de mentiras y estratagemas.
·
Si no siente paz en lo que hace no compre: Dios nos habla de esta manera. Es
una realidad que los escritores dejan reposar sus escritos y luego lo retoman,
surgiendo nuevas ideas.
7-
Falta de comunicación
Es
uno de los elementos que hace que los problemas se agiganten entre las parejas.
Están “juntos” pero no conversan. Estos son algunos de los factores
desencadenantes:
· Falta de respeto: cuando uno o ambos
conyugues no se dan el lugar que tienen (Ef.5:3).
· Discusiones frecuentes en alta voz.
·
No ser buenos oidores: es cuando uno de
los dos habla y el otro le hace el caso del perro, lo interrumpe, habla, lo
contradice, le da la espalda, se tapa los oídos. Aprendí del libro “Los 7
hábitos de la gente altamente productiva”, p. 271: “cuando otra persona habla
por lo general “lo escuchamos” en uno de estos cuatro niveles. Podemos estar
ignorándolo. Podemos fingir escuchar, diciendo “si, ya, correcto”. Escuchar
selectivamente, oyendo solo ciertas partes de la conversación; o brindar una
escucha atenta prestando atención en las palabras que se dicen. Pero hay una
superior y es, la escucha empática, es decir escuchar con la intención de
comprender, tratar primero de comprender. Ver el mundo desde la perspectiva o
paradigma de quien habla y como que se pone en su lugar.
· Diga las cosas en el tiempo y momento
correcto: si las posterga se agrandan (Pr.15:23).
· No hable palabras que sean de más: pueden
complicar la cosa. Si lo que va a decir no tiene sentido, peso, o hiere más,
trague en seco, cuente hasta 15 y calle.
8-
Trabajo/Negocios
El
tipo de trabajo y cómo este se maneja pueden ser aspectos originantes de crisis
matrimoniales. Es sabido que tanto el éxito como el fracaso en los negocios
juegan el mismo papel en los conflictos.
Estos
elementos producen frustración, irritabilidad que se descargan como mecanismo
de defensa del inconsciente llamado proyección. Por ejemplo: el dueño del
negocio le descarga al obrero; este se desquita en la casa con la esposa; ella
lo hace con el niño; y, el hijo con el perrito, que lo mete de gol como Mesi en
el techo.
No
podemos poner el trabajo/negocio/profesión y oficio fuera de su justo lugar de
prioridades. Ya le dijimos que lo primero es Dios, lo segundo el conyugue, lo
tercero los hijos, luego la iglesia, y lo cuarto es el negocio (Ecl.5:13,
5:19). Si pone el trabajo antes que Dios, esto le afectará toda su vida social
incluyendo el matrimonio.
9-
Recreación
La
Biblia es clara, ya que el propio Dios nos enseñó que el descanso no es una
opción, es una necesidad biológico-social. Es más, lo fisiológicamente correcto
es que los humanos trabajen seis días y descansen por lo menos uno.
Hace
algunos años los petulantes comunistas rusos quisieron inventar el jugo de
tomate, y fue tratar de convertir la semana de 10 días, trabajaban 8 y
descansaban 2. Resultó que la gente terminó estresada y los accidentas se
dispararon; teniendo que volver al diseño bíblico.
Las
parejas según el caso, solos o con sus hijos, tienen que sacar el tiempo para
recrearse. Al salirse de lo cotidiano, regresan al hogar con nuevos aires e
ideas. No es tanto el asunto de falta de dinero, sino de no iniciativas para
programarlo.
10-
Casarse demasiado joven.
Según
estadísticas: los que se casan entre los 17 y 20 años tienen mayor probabilidad
del divorcio que los que lo hacen entre los 21 y los 25. Vivimos en un mundo
que piensa que el matrimonio es la unión entre dos aparatos sexuales, y han
puesto a un lado el pacto matrimonial que es indisoluble por mandato sagrado
(Mt.19:3-6).
En los últimos tiempos siempre es cada vez más
precoz el matrimonio, lo cual ha traído muchas situaciones desagradables.
Cuando una mujer y un hombre tienen la misma edad en la etapa de adolescencia,
casi siempre ella es mucho más madura psicológicamente que él. Por lo que para
equilibrar, él debe de llevarle unos pocos años a ella. En Cuba se ha
encontrado que alrededor del 60% de los adolescentes varones refieren haber
iniciado relaciones sexuales entre los 14 y 15 años de edad, y las hembras
entre 15 y 16. Por cada 4 abortos practicados, 1 corresponde a una menor de 20
años.
Las
edades entre los 19-25 años constituyen la fase de fertilidad óptima y riesgos
mínimos de complicación en los partos. Edades en la cual ya se ha pasado la
adolescencia. Ya hay mayor madurez biológica para la concepción (los órganos
reproductores están más maduros), pero también hay mayor madurez psicológica, y
sobre todo espiritual. Generalmente durante la adolescencia ninguno de los
cónyuges está preparado para la maternidad o paternidad. Casarse muy joven
puede llevar a tener una incidencia mayor a las afecciones que acompañan o
complican la gestación, entre las que se destacan la anemia, la malnutrición,
la hipertensión arterial (pre eclampsia-eclampsia), el parto pre término,
recién nacidos de bajo peso, las infecciones
vaginales y otras.
Jamás
se casen por presión de quedar embarazada (obligándola con el hombre sin amor,
es hacer dos problema en vez del 1ro.). No se case por tratar de escapar del
hogar (ese paso no va a ser la solución). Por soledad (buscar compañía así
multiplicará su desdicha). Por satisfacción de sus hormonas sexuales (lo llevan
a cometer locuras peores que la abstinencia).
11-
Diferencias muy marcadas de nivel cultural
Sé
que a muchos le chocará, pero no es la oreja colorada el asunto, sino que es
sabido que las grandes diferencias en todos los sentidos de la vida son malas,
no siendo la excepción el nivel cultural.
Cuando
uno de los conyugues le lleva mucha diferencia de grados al otro, desencadena
conflictos pues puede ser que la comunicación y de temas a dialogar sean muy
diametrales (…).
12–
Diferencias muy marcadas de edad
Es
muy determinante evitar las grandes diferencias. ¡La cama no perdona la
diferencia brusca de años! Aunque exista mucho amor, si la biología no
responde, lo otro es una utopía. La mujer debe ser más joven que el hombre, y
si ella le lleva algunos años a él, no debe de ser más de cinco o seis
(Gn.17:17).
La
razón biológica de la menor edad que debe de tener la mujer es que las mujeres
tienden a envejecer más rápido que los hombres. Las etapas del embarazo, parto
y otros procesos fisiológicos hacen que exista un mayor consumo energético que
determinan el desgaste y envejecimiento femenino.
En
cuanto a los hombres, cuando le llevan más de 10 años a su esposa no es muy
alentador, no solo se siente en la vida sexual, sino también en el aspecto
emocional. Las edades deben de ser más o menos equitativas, pues las personas
piensan según su edad. Y siempre el más joven tiene las de perder. Este desea
ir, ver, y hasta hablar, de temas que no le interesan en lo más mínimo al otro.
¡Los
años pasados no perdonan! ¡Ah!, y si ya están casados, entonces trate de
comprender que mi deseo no es ni ha sido herirle. Pero estos consejos se los
puede transmitir a otros, y como dice el refrán: Ya está montado sobre el burro (o la burra) y tendrá
que seguir dándole los fuetazos.
*Apóstol,
Licenciado en Biología. Ministerio Internacional Fuego y Dinámica, Ciudad
Camagüey, Cuba.
Bibliografías
·
“Discipulado Apostólico Integral 1” Ap.
GM pp. 125-135.
· “Sexualidad Biología y Biblia” Ap. Lic. BDQ,
2da Edición.
·
“Mensajes de Audio” Mp3, BDQ
“Conflictos Matrimoniales”, Años 1997 y 2008.
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