Poe: Hank Kunneman
"No
den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los
despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen".
(Mateo 7:6 NVI)
Cuando
Dios te da una palabra profética y pone un sueño en tu corazón acerca
de algo, considera que tal vez no sea para que todos lo sepan. Esto es
así sobre todo en cuanto a las personas que no conocen al Señor ni
tienen entendimiento alguno acerca de la profecía. Veamos la historia de
José. No se sabe con certeza lo que hubiese ocurrido en la vida de José
si él no se hubiese apresurado tanto en contárselo todo a sus hermanos.
Seguro que el sueño de José era absolutamente cierto y se hubiera
cumplido pasara lo que pasara. Por otra parte, tal vez algunos elementos
de su trayectoria hubieran sido menos problemáticos. No lo sabemos con
certeza, pero es posible. Sea como fuese, algunas veces conviene más
guardarnos ciertas profecías que hemos recibido para nosotros mismos y
compartirlas solamente con personas que están activamente asintiendo con
nosotros para aquello que Dios ha dicho.
Aprende
a proteger la palabra que Dios te da frente al fuego innecesario. Jesús
dijo que no debemos tomar las cosas preciosas que tenemos y exponerlas
delante de los destinatarios equivocados (ver Mateo 7:6). No compartas
la palabra de Dios sobre tu vida con las personas equivocadas. También
es importante, incluso con las personas correctas, no agotarlas con esto
tampoco. Simplemente ten un equilibrio y protege la palabra que
recibiste hasta que se cumpla. Entonces las personas a quiénes les
importas y que te aman podrán alegrarse contigo.
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