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con fe, en oración y ayuno el poder del Espíritu Santo.
No
tienes que hacer un ayuno de abstinencia de alimentos total, ver
Isaías 58, pero
si
mantenerte todo el tiempo que puedas en una relación con Dios a
través de la oración.
Ejemplo
bíblico:
Cuando
llegaron a donde estaba la gente, se le acercó un hombre que se
arrodilló delante
de
él, diciendo:
--Señor,
ten misericordia de mi hijo, que es lunático y sufre muchísimo,
porque muchas
veces
cae en el fuego y muchas en el agua. Lo he traído a tus discípulos,
pero no lo han
podido
sanar.
Respondiendo
Jesús, dijo:
--¡Generación
incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros?
¿Hasta
cuándo
os he de soportar? Traédmelo acá.
Entonces
reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este
quedó sano desde
aquella
hora.
Se
acercaron entonces los discípulos a Jesús y le preguntaron aparte:
--¿Por
qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Pero
este género no sale sino con oración
y
ayuno.
Jesús
les dijo:
--Por
vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano
de mostaza, diréis
a
este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará y nada
os será imposible.
(Mateo
17:14-21)
Los
discípulos fueron incapaces de echar fuera a aquel demonio, y por
eso le pidieron a Jesús una explicación. Este se refirió a su
falta de fe. Es el poder de Dios, y no nuestra fe, lo que mueve
montañas, pero la fe debe estar presente. La semilla de mostaza es
más pequeña de lo que uno se puede imaginar. Una fe pequeña o sin
desarrollo hubiera sido suficiente.
Tal
vez ellos procuraron sacar al demonio con su propia capacidad en
lugar de hacerlo con el poder de Dios. Hay un gran poder aún en una
fe pequeña cuando Dios está con nosotros. Si nos sentimos débiles
o incapaces como cristianos, debiéramos examinar nuestra fe,
asegurándonos de que no estamos confiando en nuestra propia
capacidad para obtener resultados sino en la de Dios.
Nazaret
rechaza a Jesús
Y
se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:
--No
hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
Y
no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos.
Jesús
no fue el primer profeta que fue rechazado en su país. Jeremías
experimentó el rechazo de su pueblo natal y aún de su propia
familia (Jeremías 12:5-6).
Jesús
hizo pocos milagros en su propia tierra "a causa de la
incredulidad". La incredulidad
ciega
a las personas a la verdad y hurta sus esperanzas. Este pueblo perdió
al Mesías. ¿Cuál
es
la medida de su fe? Si no puede ver las obras de Dios, tal vez es por
su incredulidad.
Crea
que Dios puede obrar con poder en su vida y esté a la expectativa.
Mire con los ojos
de
la fe. (Mateo
13:57-58 )
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