lunes, 12 de marzo de 2018

LA ORACION Y EL AYUNO



Buscar con fe, en oración y ayuno el poder del Espíritu Santo.
No tienes que hacer un ayuno de abstinencia de alimentos total, ver Isaías 58, pero
si mantenerte todo el tiempo que puedas en una relación con Dios a través de la oración.

Ejemplo bíblico:

Cuando llegaron a donde estaba la gente, se le acercó un hombre que se arrodilló delante
de él, diciendo:
--Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y sufre muchísimo, porque muchas
veces cae en el fuego y muchas en el agua. Lo he traído a tus discípulos, pero no lo han
podido sanar.
Respondiendo Jesús, dijo:
--¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta
cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
Entonces reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde
aquella hora.

Se acercaron entonces los discípulos a Jesús y le preguntaron aparte:
--¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Pero este género no sale sino con oración
y ayuno.

Jesús les dijo:
--Por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis
a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará y nada os será imposible.
(Mateo 17:14-21)
Los discípulos fueron incapaces de echar fuera a aquel demonio, y por eso le pidieron a Jesús una explicación. Este se refirió a su falta de fe. Es el poder de Dios, y no nuestra fe, lo que mueve montañas, pero la fe debe estar presente. La semilla de mostaza es más pequeña de lo que uno se puede imaginar. Una fe pequeña o sin desarrollo hubiera sido suficiente.
Tal vez ellos procuraron sacar al demonio con su propia capacidad en lugar de hacerlo con el poder de Dios. Hay un gran poder aún en una fe pequeña cuando Dios está con nosotros. Si nos sentimos débiles o incapaces como cristianos, debiéramos examinar nuestra fe, asegurándonos de que no estamos confiando en nuestra propia capacidad para obtener resultados sino en la de Dios.
Nazaret rechaza a Jesús
Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:
--No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
Y no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos.

Jesús no fue el primer profeta que fue rechazado en su país. Jeremías experimentó el rechazo de su pueblo natal y aún de su propia familia (Jeremías 12:5-6).

Jesús hizo pocos milagros en su propia tierra "a causa de la incredulidad". La incredulidad
ciega a las personas a la verdad y hurta sus esperanzas. Este pueblo perdió al Mesías. ¿Cuál
es la medida de su fe? Si no puede ver las obras de Dios, tal vez es por su incredulidad.

Crea que Dios puede obrar con poder en su vida y esté a la expectativa. Mire con los ojos
de la fe. (Mateo 13:57-58 )



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