Juan manejaba tarde en le noche cuando
recogió a un muchacho que le pidió un aventón. Mientras iban en el
camino, empezó a sospechar del pasajero.
Juan revisó si su cartera estaba segura
en el bolsillo de su abrigo que estaba, ¡pero no estaba ahí! Así
que frenó rápidamente, y le ordenó al pasajero que saliera del
carro, y dijo, "¡Dame la cartera inmediatamente!" El
pasajero lleno de miedo le dio la cartera, y Juan se fue.
Cuando llego a casa, le empezó a contar
a su esposa de su experiencia, pero ella le interrumpió, diciendo,
"Antes de que se me olvide, Juan, ¿sabías que dejaste tu
cartera en casa ésta mañana?
Nuestro Pan de Cada Día, 2 de Octubre de
1992.
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