por Wanda Alger
Una
palabra que numerosos profetas han hablado en varias ocasiones en los
últimos años está empezando a cumplirse: ¡EL LEÓN ESTÁ COMENZANDO A
RUGIR! Al intentar el enemigo ahogar este rugido, el Cielo está
llamando a los santos a reconocerlo y unirse a su sonido.
Oigo
en él las voces de numerosas personas que están caminando en el temor
del Señor y están llevando un ARDOR ferviente de Dios que no se puede
apagar (Isaías 9:7). Ya no pueden callarse mientras que las fuerzas de
oposición compiten por llamar la atención e intentan falsificar la
verdad. Están respondiendo a un llamamiento del Cielo que les ha dado
favor divino y un espíritu de gran avance. Al hablar desde sus entrañas,
sale un sonido que no es de la tierra y que tiene autoridad PARA
CAMBIAR el ambiente.
ESCUCHEN
ESTAS voces y aprendan a reconocer el sonido del León. No escuchen el
clamor de la carne y de quienes gritan sin esperanza. No presten
atención a los arrebatos de los que reaccionen en amargura y rebeldía.
No tienen voz en el Cielo. El Cielo espera a escuchar el sonido del
León.
Cuando
el LEÓN RUGE, hay vida, poder y un cambio de mentalidades y
realidades. Cuando el LEÓN RUGE, hay autoridad respaldada por la
presencia de Dios. Cuando el LEÓN RUGE, cambia los corazones y aclara
las mentes. Cuando el LEÓN RUGE, los ojos y los oídos se abren al
romperse el espíritu mudo y sordo del enemigo. Cuando el LEÓN RUGE, se
transmiten los cometidos y se facultan los dones. Cuando el LEÓN RUGE,
todo el infierno debe inclinarse y Sus enemigos se dispersan.
Aprendan
a reconocer este rugido y distínganlo del vocerío. Declaren bendición a
quienes emiten este rugido y pidan al León de Judá que los llene con
ESTE sonido y no el suyo propio. Este no es un sonido que simplemente
se elija. Te elige a ti como resultado del fuego de la santidad en tus
huesos. Lo conocerás cuando explote de tus entrañas con autoridad que
no es la tuya. Nace en intimidad y se purifica en el fuego. Viene del
trono y emite decretos de un Dios Santo. Es un sonido que alcanza al
Capitán de las Huestes y que abre camino para que los ejércitos
celestiales guerreen por nosotros.
¡Escucha,
escucha el estruendo de su voz, el ruido estrepitoso que sale de su
boca! Lanza sus rayos bajo el cielo entero; su resplandor, hasta los
confines de la tierra. Sigue luego el rugido majestuoso de su voz;
¡resuena su voz, y no retiene sus rayos! Dios hace tronar su voz y se
producen maravillas: ¡Dios hace grandes cosas que rebasan nuestra
comprensión!... Detiene la actividad humana para que todos reconozcan
sus obras". (Job 37:2-5, 7 NVI)
Wanda Alger
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1 comentario:
Excelente la palabra del señor.
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