James W. Goll, Franklin (Tennessee)
Y
me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete
candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante
al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y
ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran
blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y
sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su
voz como estruendo de muchas aguas.
(Apocalipsis 1:12-15)
Dios
no solo quiere que conozcamos al Jesús histórico que vino en forma
humana y caminó entre los hombres. Él anhela que conozcamos al Cristo
vivo y resucitado a través del poder del Espíritu Santo. El Padre quiere capacitarnos para oír, conocer y obedecer al Señor resucitado.
Pero
muchas veces no nos damos cuenta de que Él nos está hablando. Y no es
sorprendente que pasemos por alto Sus indicaciones, ya que Su voz es
como el sonido de las muchas aguas. Apocalipsis 1:15 declara que era "Su voz como estruendo de muchas aguas". Noten el uso de la palabra 'muchas'.
Cuando nos referimos a las muchas aguas, es como el sonido de un arroyo
que fluye lentamente: el sonido de una tormenta, con la lluvia que cae;
el sonido de las olas que se rompen sobre la costa y el sonido
abrumador de un río desbordado que arrastra todo que hay delante. Hoy la voz de Dios es como el sonido de aquellas muchas aguas.
Una llamada reveladora
Una
vez, vino a mí la voz de Dios en medio de la noche, aunque al principio
no la reconocí. Me despertó el sonar del teléfono. Me levanté de la
cama, fui a la cocina y contesté el teléfono solo para descubrir que no
había nadie en la línea, solo el tono de llamada. Regresé a la cama y me
dormí, pero otra vez sonó el teléfono por segunda vez. Salí de la
cama, tanteé en la oscuridad y contesté el teléfono, pero una vez más,
no había nadie.
Extenuado,
regresé una vez más a mi habitación y me metí en la cama, pero una vez
más me despertó el sonar del teléfono. Decidido a averiguar lo que
estaba pasando, fui a la cocina, levanté el auricular y escuché durante
más tiempo. Seguí sin oír nada. Pero esta vez, una pequeña vocecita en
mi corazón susurró: Jeremías 33:3.
Colgué el auricular, encontré una Biblia y busqué el versículo: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Estaba
atónito por la invitación de Dios y pasé las siguientes dos horas
sentado en la quietud de nuestro salón en la presencia del Todopoderoso,
en comunión con Él y escuchando Su dulcísima voz.
Ahora,
amigos, este fue un encuentro genuino con Dios, un modo personal e
inusual en que Él demostró cómo toma la iniciativa para profundizar
nuestra relación con Él. Él hizo que el sonido de un teléfono me
despertara de mi sueño. Persistió hasta acaparar toda mi atención. Me
condujo a Su Palabra escrita. Su Palabra fue iluminada por el
Espíritu Santo y usada para acercarme a Su pecho. Sí, después de lograr
que le dedicara toda mi atención, clamé al Señor y ¡Él me enseñó
grandes y ocultas cosas que yo no conocía!
El impacto de Su voz
Leamos el Salmo 29:3-9 para recibir mayor entendimiento sobre la variedad de modos en que podemos oír la voz de Dios:
Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
Los hizo saltar como becerros;
Los hizo saltar como becerros;
Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
Voz de Jehová que hará estar de parto a las ciervas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.
Sí,
cuando entra en nuestras vidas la voz poderosa y gloriosa del Señor, se
mueve en nuestro espíritu y "truena" por un tiempo (versículo 3).
Atrae nuestra atención. No podemos apartarnos de ello y tampoco nos
podemos alejar de Él. A veces, Dios se manifiesta como glorioso intruso,
tal y como hizo con Saulo de Tarso en el camino a Damasco. Si esto
ocurre, cambiamos para siempre. ¡Su voz nos cambia la vida!
Majestuosa y penetrante, la voz del Señor "quebranta los cedros" (versículo 5).
Los cedros tienen una madera muy densa y dura. (¿Se han sentido alguna
vez como si alguien fuese "demasiado denso" como para que el Señor lo
alcanzara?) Cuando se quiebra un cedro, suelta una fragancia
irresistible. La voz de Dios es capaz de entrar y derribar toda
situación que nos amenaza como un amedrentador gigante. De ese gigante
que antes nos amedrantaba, puede salir el aroma de Cristo.
¿Ha
necesitado alguna vez un refrigerio del Señor? ¿Ha perdido parte del
fervor a lo largo del camino? ¿Tiene que regresar a su primer amor? Pues
el remedio es la voz de Dios. La intimidad con Su voz hará que una vez
más salte y brinque (ver el versículo 6). Se sentirá como un niño que
juega, listo para correr, saltar y jugar. Incluso volverá a sentirse
libre y una vez más aprenderá a disfrutar de la aventura.
El Salmo 29 continúa, "Voz de Jehová que derrama llamas de fuego" (versículo 7).
¿Se ha sentido alguna vez abrasado por las calientes palabras de Dios? A
veces truena, otras veces es suave y dulce, la voz de Dios puede traer a
nuestras vidas un intenso convencimiento. Cuando llega Su fuego
auténtico, tal vez sintamos que hemos de huir del fuego en lugar de
entrar en él. Pero esta palabra ardiente y la experiencia que produce
viene para purificarnos para un destino útil. Deje que caiga el fuego y
que Su palabra purifique, limpie y queme todos los residuos y las
impurezas de su corazón.
Pasando al versículo 8, vemos que la "Voz de Jehová que hace temblar el desierto".
En verdad, esto puede ser bastante incómodo. Dios sacude todo lo que
puede ser sacudido para que quede tan solo lo que no puede sacudirse.
Yo no quiero que mi vida esté construida sobre un fundamento que no
pueda soportar tal presión. La voz del Señor pondrá a prueba el
fundamento de nuestras vidas. Dios se asegura de que nuestras vidas
estén edificadas sobre la roca sólida de Jesucristo y Su justicia.
Durante las épocas de pruebas, presiones y sacudidas, debemos permitir
que esas dificultades nos impulsen a ser insacudibles.
¿Quiere
que abunde en su vida la creatividad? ¿Está cansado de sus propias
ideas y fórmulas? Entonces, escuche la voz del Señor, pues "hará estar de parto a las ciervas" (versículo 9). La voz del Señor crea fe en el que la oye. Cambia nuestras circunstancias de la esterilidad a ser fructíferos.
Nunca
es demasiado tarde para que emerja la vida nueva. Los sueños que han
estado dormidos se activarán en un momento a causa de la voz de Dios.
Que Su palabra venga sobre usted y le haga verse a sí mismo como una vid
fructífera.
"Y [la voz de Jehová] desnuda los bosques" (versículo 9).
¿Qué le parece esto? La voz de Dios viene y quita toda la falsa
armadura de la que dependemos. Se eliminan todas nuestras vanidades,
autosuficiencia, imágenes falsas y pretensiones, y quedamos desnudos
delante del Creador del universo. La voz de Dios trae humildad a
nuestras vidas. Según Juan 15, Él poda la rama que ha dado fruto. Por
eso, estemos animados, viendo el resultado final y recordando cuán bueno
Él es. Si Él nos lo quita todo o nos pide a rendir algo, lo hace
siempre con buen motivo.
La voz de Dios hoy
Dios
quiere que oigamos Su voz no tan solo ayer, sino hoy, y en una relación
vibrante, con todas sus manifestaciones, para que podamos dar mucho
fruto, y fruto que permanezca.
Por
lo tanto, oigamos tronar Su voz. Dejen que caiga el fuego. Dejen que
sea Su palabra magnificada. Dejen que la cascada de Su refrescante
sonido vuelva a llenarlo todo. Que toda la creación sea un eco de Su
sonido. Que Su voz suave y queda y Su voz tumultuosa continúen saliendo
del trono de Dios a nuestras vidas.
La
voz del Señor es realmente variada y majestuosa. Y todo en Su templo
declara "¡Gloria!" Ahora mismo. Háganlo conmigo. Denle alabanza, ¡y
vean lo que hace el Señor!
Dr. James W. Goll
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