viernes, 7 de octubre de 2016

ESPÍAS Y PROVOCADORES DENTRO DE LA IGLESIA



Pr. Manuel Alberto Morejón Soler
El Espíritu Santo tiene una cuota de advertencias para todos en la Biblia, pero especialmente
 para los que ejercen el poder indebidamente.

Ahora es el tiempo de reconocer pecados y de encomendarse a Dios, porque el Espíritu Santo no perdona.

Las advertencias
Dice Jesús: “A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría ser arrojado al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello. —y prosigue— ¡Ay del mundo a causa de las incitaciones al pecado! Cierto es que siempre las habrá, pero ¡ay del hombre que haga pecar a los demás!” (Mateo 18:6-7)

Espías y provocadores
Enviaron unos espías que, aparentando ser hombres de bien, hicieran decir a Jesús algo que les
diera pretexto para entregarle al gobernador. Estos espías pretendieron ser hombres sinceros al adular a Jesús antes de plantearle su pregunta engañosa, esperando tomarlo por sorpresa. Pero Jesús sabía lo que tramaban y se mantuvo al margen de su trampa. Cuídese de la adulación. Con la ayuda de Dios, la puede detectar y mantenerse alejado de la trampa que a menudo le sigue.
Jesús aprovechó el intento de sus enemigos al querer atraparlo y les dio una lección poderosa: Los seguidores de Dios tienen obligaciones legítimas hacia El y los gobernantes. Pero lo más importante es mantener invariables nuestras prioridades. Cuando ambas autoridades están en conflicto, nuestra obligación hacia Dios siempre estará antes que nuestra obligación hacia las autoridades. (Lucas 20:20)

Dice el apóstol Pablo: “Algunos falsos hermanos se habían metido a escondidas entre nosotros,
 para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y hacernos otra vez esclavos de la ley; sin
embargo, ni por un momento nos dejamos llevar por ellos, porque queríamos que la verdad del
evangelio permaneciera en vosotros.

Los que eran reconocidos como de mayor autoridad –aunque a mí no me importa lo que por un tiempo hayan sido, pues Dios no juzga por las apariencias– no me dieron nuevas instrucciones”.
 (Gálatas 2:4-6) 

Estos falsos hermanos se parecían al partido de los fariseos (Hechos 15:5). Estos fueron los estrictos líderes religiosos del judaísmo, alguno de los cuales se habían convertido. No se sabe a ciencia cierta si eran representativos de los convertidos bien intencionados o si trataban de pervertir el cristianismo. La mayoría de los comentaristas bíblicos están de acuerdo en que ni Pedro ni Santiago formaban parte de esta conspiración.

Normalmente pensamos tomar una posición contra aquellos que podrían guiarnos a una conducta inmoral, pero Pablo había tomado una línea dura contra los más "morales". No debemos ceder ante aquellos que hacen guardar las normas hechas por el hombre como una condición para la salvación, incluso cuando tales personas son de moralidad brillante o de posición respetable.

Es fácil clasificar a la gente sobre la base de demandas jerárquicas y ser intimidados por gente poderosa. Pero Pablo no fue intimidado por "los que tenían reputación de ser algo" porque todos los creyentes son iguales en Cristo. Debiéramos respetar a nuestros líderes espirituales pero nuestra lealtad final es a Cristo al cual debemos debemos servirle con todo nuestro ser.
Dios no nos clasifica de acuerdo a nuestro nivel social, El mira la actitud de nuestros corazones (1Samuel 16:7).

Donde Dios pone su iglesia el diablo instala una capilla
Concluyendo por donde comenzamos, como hemos podido ver la iglesia no está exenta de la penetración del diablo, ni de los que ostentan el poder.
¿Entonces, quien podrá proteger de los poderosos a los que no tienen a Dios?



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