Miércoles, octubre 05, 2016
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ARTÍCULOS
¿Qué va a pasar en Colombia?
Los colombianos no han perdonado las numerosas atrocidades cometidas por la guerrilla
Martes, octubre 4, 2016 | Luis Cino Álvarez
MIAMI, Estados Unidos.- Fui de los muchos sorprendidos de que haya
triunfado en Colombia el “No” en el plebiscito sobre el acuerdo de paz
entre el gobierno y las FARC-EP. Todo parecía indicar que triunfaría el
“Sí”. Evidentemente, a pesar de la supuesta metamorfosis de Timochenko y
sus camaradas, los colombianos no han perdonado, y menos olvidado, las
numerosas atrocidades cometidas por la guerrilla.
Pero ahora mismo, me resisto a la tentación de reaccionar como muchos cubanos que se contentan con cualquier cosa que vaya en detrimento del régimen de Raúl Castro, y no sé si alegrarme de que haya triunfado en Colombia el “No”. Me gusta alejarme del cuadro, para ver mejor. No es para tomar a la ligera la solución de un conflicto que ha durado más de 50 años y que ha costado varias decenas de miles de muertos y mutilados, millones de desplazados y que ha hecho añicos la siquis de una nación.
Primero que todo, la muy estrecha diferencia en los resultados del plebiscito habla de una sociedad sumamente polarizada, y que históricamente ha mostrado ser lo suficientemente volátil y violenta para que todo lo malo imaginable pueda pasar. Pero a la vez, la implementación de los acuerdos, en la forma en que fueron concebidos, con tanto buenismo, con tanto borrón y cuenta nueva, con tanta impunidad, tampoco era garantía de que todo lo malo y aun peor no estaría cocinándose para un futuro no muy lejano.
¿Se imaginan si las FARC-EP, luego de su conversión en partido político, lograra llegar al poder? Probablemente serían las últimas elecciones libres que habría en Colombia. Lo primero que haría ese régimen sería modificar la Constitución a su imagen y semejanza, y luego iría desmantelando las instituciones democráticas hasta implantar la dictadura. ¿Qué puede hacernos pensar que los herederos de ‘Tiro Fijo’ Marulanda son muy diferentes de sus mentores castristas que tanto admiran?
Ese es un peligro a, más o menos, largo plazo. Pero hay otros peligros más inmediatos. Unos días antes de la consulta, el presidente Juan Manuel Santos había dicho que los servicios de inteligencia tenían evidencias de que si triunfaba el “No”, las FARC desencadenarían la guerra urbana. O sea, que era una consulta bajo chantaje de bombas.
¿Qué harán las FARC ahora? ¿Seguir alzados en armas? ¿Llevar el terror a las ciudades?
Afortunadamente, al menos de momento, Timochenko, en vez de amenazar, se ha declarado dispuesto a renegociar los acuerdos. Eso pudiera ser lo mejor. Incluso para los guerrilleros, una vez se desarmen y desmovilicen. No vaya a ser que producto de tantos cabos sueltos que tiene el acuerdo y de tanta impunidad concedida, algunos violentos decidan tomarse la justicia por su mano, reaparezcan los grupos paramilitares y se repita la historia de hace treinta y tantos años, cuando los paracos masacraron a mansalva a cientos de los guerrilleros desmovilizados del M-19.
Por otra parte, el Estado colombiano debe cambiar. No puede seguir inconmovible. Debe descriminalizar la protesta, comprometerse más a fondo en el respeto a los derechos humanos. Hay demasiada desigualdad social, demasiados problemas en el campo, demasiada incomprensión hacia los campesinos y los indígenas por parte de la elite de las ciudades. No es casual que la violencia se haya enseñoreado de Colombia desde 1948. Precisamente las guerrillas, entre ellas la de Marulanda, el embrión de las FARC, surgieron al verse marginados los campesinos alzados luego de los acuerdos de paz entre liberales y conservadores.
Los colombianos quieren la paz, no hay dudas, pero no a la manera en que se pactó en La Habana. Y no fue precisamente por falta de tiempo.
Ojala haya una renegociación de los acuerdos y que funcione. Pero que sea en mejores términos para todos. Que no dicten condiciones los asesinos y narcoterroristas de las FARC. Pero que tampoco sea un juego de suma cero. Que haya justicia, no venganza, que se logre la reconciliación nacional. Que no haya modo de que se queden creadas las condiciones para otra guerra civil. Que venga la paz, pero duradera y de verdad. Los hermanos colombianos se la merecen. Ya han sufrido demasiado.
luicino2012@gmail.com
Pero ahora mismo, me resisto a la tentación de reaccionar como muchos cubanos que se contentan con cualquier cosa que vaya en detrimento del régimen de Raúl Castro, y no sé si alegrarme de que haya triunfado en Colombia el “No”. Me gusta alejarme del cuadro, para ver mejor. No es para tomar a la ligera la solución de un conflicto que ha durado más de 50 años y que ha costado varias decenas de miles de muertos y mutilados, millones de desplazados y que ha hecho añicos la siquis de una nación.
Primero que todo, la muy estrecha diferencia en los resultados del plebiscito habla de una sociedad sumamente polarizada, y que históricamente ha mostrado ser lo suficientemente volátil y violenta para que todo lo malo imaginable pueda pasar. Pero a la vez, la implementación de los acuerdos, en la forma en que fueron concebidos, con tanto buenismo, con tanto borrón y cuenta nueva, con tanta impunidad, tampoco era garantía de que todo lo malo y aun peor no estaría cocinándose para un futuro no muy lejano.
¿Se imaginan si las FARC-EP, luego de su conversión en partido político, lograra llegar al poder? Probablemente serían las últimas elecciones libres que habría en Colombia. Lo primero que haría ese régimen sería modificar la Constitución a su imagen y semejanza, y luego iría desmantelando las instituciones democráticas hasta implantar la dictadura. ¿Qué puede hacernos pensar que los herederos de ‘Tiro Fijo’ Marulanda son muy diferentes de sus mentores castristas que tanto admiran?
Ese es un peligro a, más o menos, largo plazo. Pero hay otros peligros más inmediatos. Unos días antes de la consulta, el presidente Juan Manuel Santos había dicho que los servicios de inteligencia tenían evidencias de que si triunfaba el “No”, las FARC desencadenarían la guerra urbana. O sea, que era una consulta bajo chantaje de bombas.
¿Qué harán las FARC ahora? ¿Seguir alzados en armas? ¿Llevar el terror a las ciudades?
Afortunadamente, al menos de momento, Timochenko, en vez de amenazar, se ha declarado dispuesto a renegociar los acuerdos. Eso pudiera ser lo mejor. Incluso para los guerrilleros, una vez se desarmen y desmovilicen. No vaya a ser que producto de tantos cabos sueltos que tiene el acuerdo y de tanta impunidad concedida, algunos violentos decidan tomarse la justicia por su mano, reaparezcan los grupos paramilitares y se repita la historia de hace treinta y tantos años, cuando los paracos masacraron a mansalva a cientos de los guerrilleros desmovilizados del M-19.
Por otra parte, el Estado colombiano debe cambiar. No puede seguir inconmovible. Debe descriminalizar la protesta, comprometerse más a fondo en el respeto a los derechos humanos. Hay demasiada desigualdad social, demasiados problemas en el campo, demasiada incomprensión hacia los campesinos y los indígenas por parte de la elite de las ciudades. No es casual que la violencia se haya enseñoreado de Colombia desde 1948. Precisamente las guerrillas, entre ellas la de Marulanda, el embrión de las FARC, surgieron al verse marginados los campesinos alzados luego de los acuerdos de paz entre liberales y conservadores.
Los colombianos quieren la paz, no hay dudas, pero no a la manera en que se pactó en La Habana. Y no fue precisamente por falta de tiempo.
Ojala haya una renegociación de los acuerdos y que funcione. Pero que sea en mejores términos para todos. Que no dicten condiciones los asesinos y narcoterroristas de las FARC. Pero que tampoco sea un juego de suma cero. Que haya justicia, no venganza, que se logre la reconciliación nacional. Que no haya modo de que se queden creadas las condiciones para otra guerra civil. Que venga la paz, pero duradera y de verdad. Los hermanos colombianos se la merecen. Ya han sufrido demasiado.
luicino2012@gmail.com
(Luis Cino, residente en La Habana, Cuba, se encuentra de visita en Estados Unidos)
México investiga al INM por corrupción en contra de cubanos
Les habrían pedido 4000 dólares por sus pasaportes
Martes, octubre 4, 2016 | Agencias
INM recibiendo a migrantes cubanos
(monitorapcj.com)
MÉXICO.- Funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) están
bajo investigación por presuntos actos de corrupción en contra de
cubanos detenidos en un centro de detención para inmigrantes
indocumentados, informó el lunes esa dependencia en un comunicado.La investigación se centra en tres funcionarios del INM que fueron acusados por cubanos, detenidos en una estación migratoria de Chiapas (fronterizo con Guatemala), de haberles pedido 4.000 dólares para devolverles sus pasaportes “para que llegaran a Estados Unidos”.
En las investigaciones por presunta extorsión participa la fiscalía de Chiapas.
Desde 2013 hasta la fecha, el INM ha realizado diversos operativos internos para detectar posibles actos de corrupción y ha efectuado exámenes de confianza, y ha separado de sus cargos a 2.500 servidores públicos, concluyó el comunicado de esa dependencia.
(AFP)
Matthew frente a un Guantánamo que se tambalea
La mayoría de las viviendas corre el riesgo de sufrir severos daños
Martes, octubre 4, 2016 | Roberto Jesús Quiñones Haces
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Al fondo se observa el teatro Guaso, una construcción con techo de cinc en una zona alta de la ciudad, lo que la hece vulnerable ante Matthew (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Esta vivienda, sita en Pedro A.Pérez y Bernabé Varona, es totalmente de placa, aunque no se aprecie así desde la calle (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Típica casa de puntal alto de madera y techo de tejas, calle Máximo Gómez entre Prado y Jesús del Sol (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Típica casa guantanamera, hoy ocupada por el Bufete Colectivo en Martí y Crombet (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Viviendas como esta de la segunda planta abundan en la ciudad (Foto: Roberto J. Quiñones)
De calles mayoritariamente rectas, hasta hoy se desconoce la fecha exacta de la fundación del poblado y por eso las autoridades toman como referencia el día en que se le otorgó el título de Villa por parte de la corona española para los festejos anuales.
No puede asegurarse que en la ciudad prime sobre otros un estilo arquitectónico, mucho menos después de las últimas décadas, donde el caos constructivo ha convertido en “viviendas” verdaderos adefesios de cemento. Sin embargo, una de las características sobresalientes del caso histórico de la ciudad del Guaso son sus casas de altos puntales de madera o columnas de hormigón, paredes de madera o ladrillos y techos de tejas o planchas de cinc, siendo las menos las que tienen el techo de losa. Se trata de construcciones que rondan los cien años o los sobrepasan, y que en la mayoría de los casos no han recibido ningún tipo de atención.
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Casa y comercio de paredes de mampostería y techo de cinc en la calle Martí y Aguilera (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Construcciones altas y sólidas como esta son de antes de 1959 y no abundan en el centro de la ciudad (Foto: Roberto J. Quiñones)
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El techo de la TRD sita en Paseo y Santa Rita no parece adecuado para soportar huracanes como Matthew (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Vista de la calle Pedro A. Pérez, en el sentido Norte-Sur, en el centro de la ciudad (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Vista de la calle Pedro A.Pérez en sentido Sur-Norte, en el centro de la ciudad (Foto: Roberto J. Quiñones)
No obstante, la mayoría de estos inmuebles situados en el centro de la ciudad y otros de similares características ubicados en otros lugares están en regular o mal estado constructivo y corren el riesgo de sufrir severos daños debido a la magnitud del fenómeno meteorológico que se avecina.
Otras zonas en peligro donde el estado constructivo de las viviendas es mayoritariamente regular o malo son las ubicadas en la periferia de la ciudad, en los barrios conocidos como Sur-Isleta, Santa María, Raposo, San Justo y El Azúcar, formados por viviendas muy humildes sobre las que pende la amenaza de la crecida de algunos de los ríos que atraviesan la ciudad.
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Bodega y vivienda en la esquina de Paseo y Ahogados con paredes de mampostería y techo de cinc, una característica de los inmuebles guantanameros (Foto: Roberto J. Quiñones)
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El edificio del fondo data de antes de 1959, construcciones así son escasas en Guantánamo (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Esta vivienda en Aguilera y Martí fue reconstruída pero sus dueños no pueden demoler la fachada (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Panadería de la calle Paseo entre Carlos Manuel y Luz Caballero. Al caer la tarde del lunes todavía había colas como esta (Foto: Roberto J. Quiñones)
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Ubicada en la calle 2 Norte entre 2 y 3 Oeste, esta casa está muy amenazada si Matthew entra a Guantánamo (Foto: Roberto J. Quiñones)
Reflexiones contra un “Invierno Negro”
Desde 2003, el panorama no había estado tan tenebroso para la sociedad civil independiente
Martes, octubre 4, 2016 | Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba.- CUBALEX, organización independiente dedicada a ofrecer asesoría legal gratuita a los cubanos ―un servicio imprescindible en una sociedad donde el atropello de los derechos es parte permanente de la cotidianidad―, sufrió en días pasados un repentino y brutal ataque en su sede en La Habana, por parte de las fuerzas represivas del gobierno.
Este imprevisible hecho, en el que se aplicó una violencia desproporcionada y absolutamente injustificada, marca un nuevo capítulo de la escalada de terror que se ha estado produciendo en los últimos meses contra la sociedad civil independiente de la Isla, bajo la forma de acoso y hostigamiento a diversos proyectos cívicos y a personas independientes.
Con este acto, la represión rompe sus propias rutinas y envía un sombrío mensaje: ya no se trata de agredir y golpear a los disidentes y opositores que se manifiestan pacíficamente en las calles, sino que el régimen está dispuesto a violar sus propias leyes y allanar indiscriminadamente los espacios privados en su intento de aplastar todo foco de disidencia. Nadie está a salvo; la Constitución y las Leyes no valen frente al poder del Estado-Partido-Clan Castro.
Por su parte, el proyecto Convivencia, la Asociación Jurídica de Cuba, periodistas independientes, sindicatos y bibliotecas independientes, entre otros, también han estado recibiendo desde semanas atrás la indeseada atención de la policía política, en la que no han faltado las citaciones policiales, las amenazas, las detenciones arbitrarias, los decomisos y las “visitas a domicilio”, tanto encubiertas como abiertas, en una clara señal de que, pese a los casi dos años transcurridos desde el inicio de la reconciliación con “el enemigo imperialista” y cese de la beligerancia, la cúpula de poder no tiene la menor voluntad de tolerar la existencia de espacios de libertad y posiciones alternativas a su poder totalitario.
Puesto en perspectiva, desde la razia de la Primavera Negra en 2003, nunca el panorama había estado tan enrarecido y tenebroso para la sociedad civil independiente. Algo que debería disparar las alertas en las sociedades civilizadas del mundo que defiendan los principios de la democracia.
En un torpe esfuerzo por legitimar la represión, el castrismo también ha echado a andar nuevamente su maquinaria propagandística a través de su monopolio de prensa, con los viejos y manidos argumentos de siempre: la descalificación de sus críticos al interior de Cuba ―como “mercenarios”, “apátridas”, “contrarrevolucionarios”, etc.― y las acusaciones contra el gobierno de EE.UU. de intentar subvertir el orden político de la Isla, al financiar directa o indirectamente a los “enemigos de la revolución” y al mantener aviesamente “la política del palo y la zanahoria”, puesto que las verdaderas intenciones del Tío Sam siguen siendo reimplantar el capitalismo en la Isla. Algo que, es sabido, anhelan millones de cubanos.
Curiosamente, esto no ha impedido que el proceso de reconciliación del Palacio de la Revolución con la Casa Blanca siga su curso. De hecho, ambas partes consideran que éste avanza de manera satisfactoria. Porque sucede que los ancianos de verde olivo (o de cuello y corbata, según la ocasión) están más interesados en los dólares americanos que esos mismos “mercenarios de la contrarrevolución interna” a los que acusan.
La represión, pues, no se basa realmente en supuestos resabios de soberanía ni autodeterminación ―dos palabrejas tan corruptas como todo lo demás en Cuba―, tal como sostienen sus fieles voceros y sus aliados regionales. Tampoco se trata de que los Castro y su claque aspiren a una tajada de los beneficios que traería una normalización de las relaciones con la poderosa potencia del Norte. Se trata de que lo quieren todo para sí ―los dólares y el poder―, sin intrusiones y sin cuestionamientos. Y para eso necesitan culminar su silenciosa transición a la sucesión sin la incómoda interferencia de los inquietos actores de la sociedad civil independiente cubana. Para ello cuentan, además, con la serena aquiescencia de la opinión pública internacional y el beneplácito de los gobiernos democráticos del mundo, que miran distraídos hacia otro lado mientras la represión se incrementa al interior de la modélica Isla.
Eso explica que, no por contradictorio, deja de ser lógico este recrudecimiento de la violencia desde el Poder. La realidad cubana es actualmente tan confusa y controversial que no existen explicaciones llanas para interpretar las señales de una manera única o irrefutable. Una misma pregunta puede recibir un variado número de respuestas, no necesariamente afines entre sí.
Por ejemplo, la más reciente encuesta presentada en la portada de CubaNet presentaba una interrogante sencilla, como es de esperarse de una indagación de esta naturaleza. Se trata de responder si la actual escalada represiva del régimen castrista se debe a la impunidad de que goza éste frente a la comunidad internacional. Y, de hecho, apenas 24 horas después de colocada la encuesta más del 80% de los que respondieron (incluida esta escribidora) lo hicieron afirmativamente.
Solo que la impunidad, aunque efectivamente es un factor de gran importancia en este caso puesto que estimula la actuación violenta de las hordas castristas, es apenas un elemento para explicar la represión, pero no es su causa esencial. De hecho, no existe una sola causa esencial, sino un variado cúmulo de ellas; y todas se encuentran fundamentalmente al interior de la Isla y no solo en el escenario político internacional.
En ese conglomerado de causas de base ―que a su vez son consecuencia del fracaso del modelo castrista y de su incapacidad para sostenerse sobre sus propios principios fundacionales, dizque “socialistas”― se incluyen, entre otras, el aumento del descontento social y el crecimiento de los sectores disidentes (y otros “inconformes”) dentro del país, con el consiguiente aumento del activismo y de grupos sociales potencialmente receptivos a propuestas de soluciones alternativas al Poder; mayor visibilidad de los sectores críticos a partir de utilización de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones para penetrar el monopolio informativo oficial, pese a la todavía precaria e insuficiente capacidad de acceso de los cubanos a la Internet; desesperanza y falta de expectativas de un futuro mejor para las nuevas generaciones, lo que se refleja dramáticamente en el sostenido flujo migratorio y toda la crisis que se deriva de éste; y el desvanecimiento del mito del “enemigo externo”, que ha creado numerosos poros en la estructura monolítica sobre la que se asentaba el poder absoluto.
A esto se suma el actual auge de nuevos actores críticos, en este caso bajo la misma o similar denominación ideológica utilizada por el castrismo (socialista, marxista, martiana y otros), que se mueven en dos tendencias diferentes: los que abogan por un socialismo participativo y democrático que permita oportunidades para todos los cubanos, más allá de su color político; y los que se declaran fieles seguidores del pensamiento y la obra de la revolución, que reconocen a la generación histórica, ignoran la otredad política, pero se niegan a repetir miméticamente el discurso oficial, a la vez que reclaman su participación en la toma de decisiones políticas, una herejía impensable para el Poder totalitario.
Siguiendo la lógica de un régimen que suma en sí lo peor de la tradición de todas las dictaduras latinoamericanas y de otros totalitarismos del resto del planeta, no cabe más que esperar mayor represión y terror en el futuro inmediato. El castrismo parece estar preparando lo que se anuncia como un Invierno Negro. Paradójicamente, cada nueva acción represiva que pretende ofrecer esa imagen de fuerza y frenar los focos de disidencia interna, solo delata con mayor claridad la vulnerabilidad del régimen y sus propios temores a perder el control absoluto ejercido por casi seis décadas.
La respuesta de la sociedad civil independiente al incremento represivo de la dictadura ha sido la misma en todos los casos: no claudicar, mantener la voluntad de seguir luchando pacíficamente por la democracia en cualquier circunstancia. Una actitud que merece mayor reconocimiento, respeto y apoyo de los gobiernos democráticos y organismos internacionales que tanta solidaridad han desplegado a la hora de premiar con su aplauso, su aprobación o su silencio a la más antigua satrapía del mundo occidental.
El instrumento fallido
Espero que a estas alturas nadie imagine que el embargo sea causante del retraso y la inviabilidad económica del castrismo
Martes, octubre 4, 2016 | Leonardo Calvo Cárdenas
LA HABANA, Cuba.- El embargo comercial y financiero que desde 1962 imponen los Estados Unidos al gobierno cubano resulta un tema de permanente polémica como matiz insoslayable del dilatado diferendo bilateral. Cada otoño ese debate se aviva a causa del análisis del complicado asunto en la sesión ordinaria de la Asamblea General de la ONU, la cual vota una resolución no vinculante presentada por Cuba como denuncia y condena a esta medida unilateral del gobierno norteamericano.
Cada año por esta fecha el gobierno cubano repite hasta el cansancio su interminable cantaleta culpando al embargo, que ellos califican como bloqueo, de todas las carencias y fracasos de la siempre desastrosa economía cubana. De igual forma los aliados políticos del castrismo alrededor del mundo se suman a la campaña contra el embargo norteamericano, incluso muchos gobiernos de todas las latitudes manifiestan su rechazo a este diseño de presión permanente sobre el régimen de La Habana.
Incluso, según su propio discurso, para el gobierno cubano no parecen tener importancia las reiteradas manifestaciones de voluntad del presidente norteamericano Barack Obama contra esta añeja y hasta ahora inoperante política, ni las medidas que ha tomado para flexibilizarla en el marco del difícil proceso de normalización de las relaciones entre los dos países vecinos.
Los gobernantes de la Isla, quienes parecen no querer perder lo que ha sido el argumento principal para justificar su extremismo e intolerancia, no solo menosprecian los pasos y avances de su contraparte si no que se niegan a flexibilizar los férreos controles económicos internos o las expoliadoras presiones financieras contra los exiliados.
Mientras exigen el levantamiento incondicional del embargo, los gobernantes cubanos se niegan a convertir a sus ciudadanos en personas jurídicas y protegidos ciudadanos económicos, así como a instituir garantías jurídicas para el ejercicio de las libre actividad empresarial, a lo que se une la aberrante exclusión que significa esa especie de Apartheid económico que implica la existencia de una Ley de Inversión Extranjera.
Las autoridades da La Habana no tendrían que hacer concesiones ideológicas ni políticas para rebajar los leoninos precios del pasaporte cubano que exigen incluso a los emigrantes que han obtenido ciudadanía extranjera (en Estados Unidos cobra 400 dólares por el pasaporte y 200 por la prórroga del mismo). Lo mismo sucede con los exorbitantes aranceles aduanales que día a día martirizan a los viajeros cubanos
El alto liderazgo de La Habana se aferra a sus acusaciones y exigencias en tanto, aunque parecen generalizarse los criterios contra el embargo, sobretodo en la clase política norteamericana, no debemos olvidar que con la llamada Ley Torricelli en 1992 el embargo se volvió extraterritorial y a partir de 1996 con la llamada Ley Helms-Burton quedó codificado congresionalmente y resulta harto conocido que en Estados Unidos es más difícil derogar una ley que aprobarla.
Para muchos cubanos anticastristas el embargo, más allá de la incapacidad demostrada para lograr sus propósitos, parece una especie de premio moral de consuelo por todo el crimen y la injusticia que hemos sufrido a manos del único totalitarismo del hemisferio occidental. Durante años muchos se han aferrado a esa especie de castigo simbólico que sin embargo no puede influir en el logro del cambio fundamental que necesita la sociedad cubana,
Porque el embargo es un instrumento político que por medio de la presión y el cerco económico pretende generar una serie de condiciones internas que hagan insostenible el sistema vigente. El balance real es que después de tantos años ese instrumento político solo tiene como resultados tangibles alimentar el argumento castrista del agresivo enemigo externo y armar cada año a los jerarcas de La Habana de una resolución casi unánime de la ONU contra los Estados Unidos, sin importar que ese respaldo mayoritario esta generado por el carácter extraterritorial del embargo, porque en realidad los Estados Unidos tienen derecho a comerciar con quien quieran, pero los demás países también.
Los que todavía respaldan el embargo pierden de vista elementos trascendentales que definen su inoperancia. En primer lugar la toma del poder por parte del castrismo fue tan total que no quedan en Cuba intereses particulares ni espacios cívicos independientes capaces de ejercer una adecuada presión sobre el gobierno para poner en peligro su hegemonía.
Por otra parte aunque fuera posible caotizar la sociedad cubana a fuerza de presiones externas, lamentablemente las referencias de bienestar y niveles socioeconómicos en Cuba han sido tan distorsionados que realmente no se aprecian límites de ruptura y estallido que pongan en riesgo el status quo. De igual manera la ausencia de espacios, garantías y los mecanismos de coerción y represión provocan que ante la decepción y la desesperanza los cubanos demuestren más vocación simuladora y migratoria que contestataria o demandante.
El otro gran problema del embargo es que el gobierno norteamericano se plantea el reto de embargar o presionar económicamente a un país al cual deben prácticamente mantener materialmente. No es secreto el enorme monto de recursos financieros y mercancías de todo tipo que vía remesas llegan a Cuba anualmente y, aunque el gobierno cubano no lo reconoce en sus poco confiables estadísticas económicas, constituyen un alto por ciento de las divisas frescas y seguras que recibe. Lo mismo sucede con las cifras millonarias que generan los trámites migratorios y de viaje hacia Estados Unidos.
Espero que a estas alturas nadie imagine que el embargo sea causante del retraso y la inviabilidad económica del castrismo, de todos es conocido que estos regímenes no necesitan ayuda de nadie para generar el caos económico. Ni tres décadas de multimillonarios subsidios soviéticos salvaron a Cuba del desastre. Ni que decir del chavismo, sumido en la más grave crisis después de dilapidar una multimillonaria renta petrolera y mantener a su adversario político como su principal mercado.
Considero también inaceptable el manido argumento de que el alto liderazgo de La Habana encontraría otro pretexto para mantener su intolerancia excluyente y represiva al ser levantado el embargo, simplemente porque los políticos no regalan argumentos y más de una vez las autoridades cubanas no han encontrado razones convincentes para impedir la concreción de realidades que mucho les incomodan. La circulación de divisas, el turismo internacional, la expansión de internet, el trabajo por cuenta propia, la inversión extranjera constituyen pruebas inequívocas.
Más allá de persistir en tan inoperante e contraproducente mecanismo de presión los demócratas norteamericanos podrían aprovechar los espacios y canales que se abren para conectar con proyectos viables de la sociedad civil independiente y así brindar a sectores emergentes y autónomos del pueblo cubano los respaldos materiales y cognitivos que les permitan hacer una contribución capital a la reconstrucción económica, social y espiritual de nuestra nación, libres de tutelajes, injusticias ni exclusiones.
montesinos3788@gmail.com
Oposición venezolana culpa a Castro y al chavismo por el ‘No’ en Colombia
De haber ganado el “sí”, “hoy habría cadenas y champaña en Caracas y en La Habana”
Martes, octubre 4, 2016 | Agencias
Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro
(runrun.es)
CARACAS.- Varios líderes opositores venezolanos culparon este lunes a
los Gobiernos de Cuba y de Venezuela de la derrota del “sí” en el
plebiscito que se realizó el domingo para buscar refrendar el acuerdo de
paz firmado entre el Gobierno de Colombia y las FARC.Con el resultado de las urnas “no pierde la paz en Colombia, pierde una manera de imponer un determinado concepto de paz”, aseguró en su programa en la emisora local RCR el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba.
De acuerdo a la opinión del portavoz de la principal alianza de antichavista fue “derrotado el proyecto castro-chavista”, como se refieren algunos opositores a la ideología de los gobiernos del exgobernante cubano Fidel Castro, y el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez (1999-2013).
Torrealba consideró “indudable” la implicación que tuvieron estos países en los cuatro años de negociaciones entre el Gobierno colombiano y la guerrilla, en las que Cuba y Venezuela actuaron como garantes y acompañantes.
De haber ganado el “sí”, “hoy habría cadenas y champaña en Caracas y en La Habana”, aseguró el opositor venezolano.
“Está derrota se suma a lo que les pasó en Brasil, a la defenestración de Dilma (Rousseff), a los que les pasó en Argentina, a lo que le pasó a Evo Morales en el referendo boliviano, a la decisión de (Rafael) Correa de no presentarse a una nueva elección, van de retirada”, dijo.
Por su parte, el presidente del Parlamento venezolano, el también opositor Henry Ramos Allup, aseguró que “los colombianos no han rechazado la paz, sino el texto del acuerdo propuesto por el Gobierno de (Juan Manuel) Santos y los voceros de la FARC”.
En una serie de mensajes en la red social Twitter, el líder antichavista recomendó que si van a reanudarse las conversaciones entre el Gobierno colombiano y “la guerrilla narcoterrorista” deben “excluir a los cubanos del proceso”.
“Definitivamente: lo que el régimen narcocubano toca lo pudre. Raúl Castro, Santos y la guerrilla narcoterrorista los grandes derrotados”, afirmó.
Asimismo, el excandidato presidencial del país caribeño Henrique Capriles consideró en la misma red social que “ayer no perdió la PAZ en Colombia. El Pueblo decidió que debe revisarse el acuerdo.
(EFE)
Juani, el doble cubano de Juan Gabriel
Juan Vergel modula su vozarrón con muy similares inflexiones a las del icono, y a veces bromea diciendo que aquél lo imitaría si pudiera escucharlo
Martes, octubre 4, 2016 | Pedro Manuel González Reinoso
VILLA CLARA.- Su nombre verdadero es Juan Vergel (y Martínez), y el
próximo 17 de octubre cumplirá 55 años. Vive en Caibarién, expuerto al
centro-norte insular que, como casi todo rincón cubano, siente
admiración por el fenómeno musical azteca recientemente fallecido y
mantiene con el liderazgo un movimiento LGBTIQ (lesbianas, gais,
bisexuales, transexuales, intersexuales y queers) que asciende a la par del reconocimiento pleno, compuesto por transformistas, travestis y seguidores estoicos.
Juan desarrolló su adolescencia en un barrio inaugurado por Fidel Castro en 1965 llamado “Ciudad Pesquera”. Lugar junto al mar donde habitan pescadores encantados con los textos exultantes de los corridos mejicanos. De hecho, en Caibarién y en sus distritos, la música campesina nacional no pega, en cambio atesora diario programa radial con música regional de aquel país, y convoca en concurso anual a empíricos entonadores de rancheras con mariachis que arrastran al teatro a multitudes heterogéneas que jamás salen de casa.
Luego de décadas de presentarse en solitario y de luchar contra incomprensiones gubernamentales y prohibiciones absurdas, este animador de las noches del “Butacón de Juanito” en la playita local —también de fiestas privadas promovidas por admiradores adinerados de paso—, ha conseguido que su espacio se mantenga abierto a pesar de los “aferrados” de turno (como describe lo “imposible” en lírica el cantautor).
Pues aquella primera aproximación al personaje de Juan Gabriel, que a la postre devino catarsis de pueblo hambriento de diversión con muy escasas propuestas culturales, nació en 1989, en el Instituto Nacional de La Pesca donde laboraba, y cada viernes empleaba al imitador de baladas y canciones de moda en sus noches de ausente cabaret. “Querida” fue carta de presentación. Y triunfo rotundo.
El parecido físico más la voz entrenada en similares matices, lo mismo empleando playbacks que backgrounds como soporte, fueron determinantes. Hoy “Juan Vergel” —como prefiere lo llamen en pos de imagen propia—, modula su vozarrón con muy similares inflexiones a las del icono, y a veces bromea diciendo que aquél lo imitaría si pudiera escucharlo.
Llueve, truene, o relampaguee, conduce cada noche de viernes al aire libre desde el 2008, el famoso y siempre concurrido “Butacón”, en la playita artificial del municipio. Y una co-anfitriona —simpatiquísima— cuasi descalza, negra retinta y muy cubana, para quien no hay talla femenina en el universo peletero nacional: Ana Patricia Blondeé (Yobán Ramos Calderón, 31) tiene adjunta el show desde 2010, trofeo del casting anual conocido por “Miss Tacón”. Ella sirvió de modelo —hermanastra fiel de Cenicienta— quedándose a su lado para animar eventos por venir y carcajear al auditorio con desplantes y dicharachos.
Juani, como mejor le conocen, se burla con sorna de la ridiculez rampante en derredor, con el desparpajo que le ha ganado a parte considerable de los oriundos —sean quedados, emigrados o retornados con permiso oficial— y a los que, con fruición nacionalista o guiño colaborativo por los “aportes a la causa” (léanse regalías y remesas), regodea al anunciar: “Caibarién tiene dos cosas fabulosas que no tiene La Habana: Una es el Cangrejo a la Entrada… y otra es Adela, La Delegada”.
Lo primero remite al horrendo monumento de cemento regalado al pueblo por escultor insigne: Florencio Gelabert, en 1984, con la doble afrenta de ser homenaje con venganza; híbrido de varios crustáceos de poco lustre, que en conjunto simbolizan la marcha atrás de este mundo animal.
En cuanto a Adela, se trata de la primera transexual elegida en Cuba para representar a gente de barrio pobre por dos períodos consecutivos ante la asamblea gubernativa, en una isla que trata de reacomodar de algún burdo modo su ex monolítico poder.
Adela no puede hacer lo bastante por sus electores, porque no se lo facilitan los regentes de la comarca. A lo sumo, algún bache de calle donde naufragan vecinos. Un bombillo roto del alumbrado público, reclamo a la inerme empresa eléctrica. Una puntilla, un bloque urgente para pared que se cae, etc. Pero de delegada de circunscripción desarbolada —y enfermera de cuerpo de guardia de radiología— no pasará. Trabaja como una mula, pero no tiene horizonte ni dinero. Se auto cataloga como “comunista” en un medio ideal de prevalencia bajo tales declaraciones, pero en el fondo —confundida— no es más que humana, solidaria con el dolor ajeno y, sobretodo, popular. Ah, mujer enamorada de su “marido” ilegal. El que acaba de cumplir prisión por ultimar un caballo.
Lleva dos años aguardando por la promesa que le hicieran en el CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) de transexualizarla antes que a otras “menos importantes” en fila, luego de exhibirla por el país montada en guagua, durante la Jornada contra la Homofobia del 17 de mayo del 2014, como si nuestra predilecta fuera —consecuencia de su triunfo— un animal de feria: yegua y revolucionaria. Para que la respeten, dice (especialmente el marido, con ese legajo ecuestre).
Ha defendido con lengua dura el polémico espacio del Butacón ante Mariela Castro —su madrina, aduce, a quien le debe además el vivir sin carné de identidad tras un telefonazo que la cambió de género, engendro que, con argumentos, policías y notarios deniegan— cuando las jerarquías alebrestadas aquí lo clausuraron.
Argumentaron que habría peligro. Sin embargo, en un pueblo donde el crimen –hasta ayer desorganizado— se palpa a menudo investido de odios sexistas, jamás ha habido reyerta trascendente en ese espacio, salvo lidias entre transformistas y travestis, chillones con pataleta por la loca preeminencia.
En tales ocasiones Juan Vergel funge de árbitro. Calmo, apagado el guirigay, todas bajan las hirsutas pelucas sin chistar. Porque el pueblo en general es condescendiente y aquí aterrizan las más homogéneas familias, incluso con menores que no deben asustarse, para disfrutar de un show que en otras partes es privativo de parcos sectores poblacionales.
Por ejemplo, la capital provincial, madre del Mejunje inclusivo vive escindida entre los que van al sitio y los que no. No es el caso, porque la “ex” ciudad caibarienense destaca por ser uno de los sitios más tolerantes y respetados por los sin ralea, desde mucho antes que el gobierno aflojara las clavijas al gremio homo, disimulara viejas parametraciones o desapareciera los abultados expedientes policiales del pasado.
En los años difíciles del siglo XX cuando se institucionalizó el rechazo infundado por lo diverso, la población mantuvo una postura inesperada hacia la homosexualidad, que fue razón suficiente para rodar aquí “Villa Rosa”, un documental de Lázaro González (2015) que ahonda en esas cuestiones de la aprobación sin remilgos entre la gente sencilla que desafió, con sus actitudes, a los políticos pusilánimes.
A veces al espectáculo se agrega Adela —o “Haila”, su alter ego— (José Agustín Hernández, 52) en su papel de guarachera y promotora en la prevención de enfermedades de trasmisión sexual haciendo campañas sugeridas por el MINSAP (Ministerio de Salud Pública). Espoleando los hombres presentes que tiene relaciones con otros hombres a que se cuiden. Pensando en ellos, les espeta. “No en mí”, porque las “mujeres” ya saben cuidarse solas.
Ana Patricia, que se ha vestido con una bandera cubana a lo Celia Cruz poniendo en entredicho los estamentos patrióticos de Eusebio Leal sobre los símbolos ultra-ajados, le secunda, repartiendo condones e instrucciones sobre las ITS (infecciones de transmisión sexual), mientras doblan ambas temas de estrellas cubanas aún prohibidas: Olga Guillot y doña ¡Azúca! Los asistentes toman bebidas y cantan a coro. Muchos madrugan arrastrando consigo fotos y recuerdos del espectáculo que luego subirán/compartirán en Facebook.
Durante todo el mes de setiembre, tras el fatídico 14 en que expiró el ídolo, se organizaron en la provincia eventos conmemorativos para alabar la música del divo de Juárez. En todos ha estado presente nuestro Juan Vergel como invitado: Camajuaní, Remedios, Santa Clara, ciudades que se suman al dolor transnacional por esa pérdida. Y aprovechan para hacer fiestas escandalosas, como si traslaparan sin permiso aduanal el vecino día de los muertos.
Antes que finalice este año y se reedite el evento competitivo “Miss Gaviota”, donde se elige a la “chica” más linda, convincente y mejor ataviada de la zona, se prevé convocar a los re-machos aparentes, cantantes mejicanos de la pesquera, los campos, la radio y la TV, para que se sumen en un gran sarao por la vigilia del ido.
Rogando porque permanezca entre nosotros su legado musical y su talento. Lo mismo la inclusión de los muy diversos géneros y preferencias que existan en un coro común de humanos libres, deseosos de cantar.
Y para que Juan Vergel nos recuerde que él no es solo un chiste, un doblaje más, sino El Doble vivo y único en Cuba de don Juan Gabriel. Es decir: de la alegría.
Juan desarrolló su adolescencia en un barrio inaugurado por Fidel Castro en 1965 llamado “Ciudad Pesquera”. Lugar junto al mar donde habitan pescadores encantados con los textos exultantes de los corridos mejicanos. De hecho, en Caibarién y en sus distritos, la música campesina nacional no pega, en cambio atesora diario programa radial con música regional de aquel país, y convoca en concurso anual a empíricos entonadores de rancheras con mariachis que arrastran al teatro a multitudes heterogéneas que jamás salen de casa.
Luego de décadas de presentarse en solitario y de luchar contra incomprensiones gubernamentales y prohibiciones absurdas, este animador de las noches del “Butacón de Juanito” en la playita local —también de fiestas privadas promovidas por admiradores adinerados de paso—, ha conseguido que su espacio se mantenga abierto a pesar de los “aferrados” de turno (como describe lo “imposible” en lírica el cantautor).
Pues aquella primera aproximación al personaje de Juan Gabriel, que a la postre devino catarsis de pueblo hambriento de diversión con muy escasas propuestas culturales, nació en 1989, en el Instituto Nacional de La Pesca donde laboraba, y cada viernes empleaba al imitador de baladas y canciones de moda en sus noches de ausente cabaret. “Querida” fue carta de presentación. Y triunfo rotundo.
El parecido físico más la voz entrenada en similares matices, lo mismo empleando playbacks que backgrounds como soporte, fueron determinantes. Hoy “Juan Vergel” —como prefiere lo llamen en pos de imagen propia—, modula su vozarrón con muy similares inflexiones a las del icono, y a veces bromea diciendo que aquél lo imitaría si pudiera escucharlo.
Llueve, truene, o relampaguee, conduce cada noche de viernes al aire libre desde el 2008, el famoso y siempre concurrido “Butacón”, en la playita artificial del municipio. Y una co-anfitriona —simpatiquísima— cuasi descalza, negra retinta y muy cubana, para quien no hay talla femenina en el universo peletero nacional: Ana Patricia Blondeé (Yobán Ramos Calderón, 31) tiene adjunta el show desde 2010, trofeo del casting anual conocido por “Miss Tacón”. Ella sirvió de modelo —hermanastra fiel de Cenicienta— quedándose a su lado para animar eventos por venir y carcajear al auditorio con desplantes y dicharachos.
Juani, como mejor le conocen, se burla con sorna de la ridiculez rampante en derredor, con el desparpajo que le ha ganado a parte considerable de los oriundos —sean quedados, emigrados o retornados con permiso oficial— y a los que, con fruición nacionalista o guiño colaborativo por los “aportes a la causa” (léanse regalías y remesas), regodea al anunciar: “Caibarién tiene dos cosas fabulosas que no tiene La Habana: Una es el Cangrejo a la Entrada… y otra es Adela, La Delegada”.
Lo primero remite al horrendo monumento de cemento regalado al pueblo por escultor insigne: Florencio Gelabert, en 1984, con la doble afrenta de ser homenaje con venganza; híbrido de varios crustáceos de poco lustre, que en conjunto simbolizan la marcha atrás de este mundo animal.
En cuanto a Adela, se trata de la primera transexual elegida en Cuba para representar a gente de barrio pobre por dos períodos consecutivos ante la asamblea gubernativa, en una isla que trata de reacomodar de algún burdo modo su ex monolítico poder.
Adela no puede hacer lo bastante por sus electores, porque no se lo facilitan los regentes de la comarca. A lo sumo, algún bache de calle donde naufragan vecinos. Un bombillo roto del alumbrado público, reclamo a la inerme empresa eléctrica. Una puntilla, un bloque urgente para pared que se cae, etc. Pero de delegada de circunscripción desarbolada —y enfermera de cuerpo de guardia de radiología— no pasará. Trabaja como una mula, pero no tiene horizonte ni dinero. Se auto cataloga como “comunista” en un medio ideal de prevalencia bajo tales declaraciones, pero en el fondo —confundida— no es más que humana, solidaria con el dolor ajeno y, sobretodo, popular. Ah, mujer enamorada de su “marido” ilegal. El que acaba de cumplir prisión por ultimar un caballo.
Lleva dos años aguardando por la promesa que le hicieran en el CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) de transexualizarla antes que a otras “menos importantes” en fila, luego de exhibirla por el país montada en guagua, durante la Jornada contra la Homofobia del 17 de mayo del 2014, como si nuestra predilecta fuera —consecuencia de su triunfo— un animal de feria: yegua y revolucionaria. Para que la respeten, dice (especialmente el marido, con ese legajo ecuestre).
Ha defendido con lengua dura el polémico espacio del Butacón ante Mariela Castro —su madrina, aduce, a quien le debe además el vivir sin carné de identidad tras un telefonazo que la cambió de género, engendro que, con argumentos, policías y notarios deniegan— cuando las jerarquías alebrestadas aquí lo clausuraron.
Argumentaron que habría peligro. Sin embargo, en un pueblo donde el crimen –hasta ayer desorganizado— se palpa a menudo investido de odios sexistas, jamás ha habido reyerta trascendente en ese espacio, salvo lidias entre transformistas y travestis, chillones con pataleta por la loca preeminencia.
En tales ocasiones Juan Vergel funge de árbitro. Calmo, apagado el guirigay, todas bajan las hirsutas pelucas sin chistar. Porque el pueblo en general es condescendiente y aquí aterrizan las más homogéneas familias, incluso con menores que no deben asustarse, para disfrutar de un show que en otras partes es privativo de parcos sectores poblacionales.
Por ejemplo, la capital provincial, madre del Mejunje inclusivo vive escindida entre los que van al sitio y los que no. No es el caso, porque la “ex” ciudad caibarienense destaca por ser uno de los sitios más tolerantes y respetados por los sin ralea, desde mucho antes que el gobierno aflojara las clavijas al gremio homo, disimulara viejas parametraciones o desapareciera los abultados expedientes policiales del pasado.
En los años difíciles del siglo XX cuando se institucionalizó el rechazo infundado por lo diverso, la población mantuvo una postura inesperada hacia la homosexualidad, que fue razón suficiente para rodar aquí “Villa Rosa”, un documental de Lázaro González (2015) que ahonda en esas cuestiones de la aprobación sin remilgos entre la gente sencilla que desafió, con sus actitudes, a los políticos pusilánimes.
A veces al espectáculo se agrega Adela —o “Haila”, su alter ego— (José Agustín Hernández, 52) en su papel de guarachera y promotora en la prevención de enfermedades de trasmisión sexual haciendo campañas sugeridas por el MINSAP (Ministerio de Salud Pública). Espoleando los hombres presentes que tiene relaciones con otros hombres a que se cuiden. Pensando en ellos, les espeta. “No en mí”, porque las “mujeres” ya saben cuidarse solas.
Ana Patricia, que se ha vestido con una bandera cubana a lo Celia Cruz poniendo en entredicho los estamentos patrióticos de Eusebio Leal sobre los símbolos ultra-ajados, le secunda, repartiendo condones e instrucciones sobre las ITS (infecciones de transmisión sexual), mientras doblan ambas temas de estrellas cubanas aún prohibidas: Olga Guillot y doña ¡Azúca! Los asistentes toman bebidas y cantan a coro. Muchos madrugan arrastrando consigo fotos y recuerdos del espectáculo que luego subirán/compartirán en Facebook.
Durante todo el mes de setiembre, tras el fatídico 14 en que expiró el ídolo, se organizaron en la provincia eventos conmemorativos para alabar la música del divo de Juárez. En todos ha estado presente nuestro Juan Vergel como invitado: Camajuaní, Remedios, Santa Clara, ciudades que se suman al dolor transnacional por esa pérdida. Y aprovechan para hacer fiestas escandalosas, como si traslaparan sin permiso aduanal el vecino día de los muertos.
Antes que finalice este año y se reedite el evento competitivo “Miss Gaviota”, donde se elige a la “chica” más linda, convincente y mejor ataviada de la zona, se prevé convocar a los re-machos aparentes, cantantes mejicanos de la pesquera, los campos, la radio y la TV, para que se sumen en un gran sarao por la vigilia del ido.
Rogando porque permanezca entre nosotros su legado musical y su talento. Lo mismo la inclusión de los muy diversos géneros y preferencias que existan en un coro común de humanos libres, deseosos de cantar.
Y para que Juan Vergel nos recuerde que él no es solo un chiste, un doblaje más, sino El Doble vivo y único en Cuba de don Juan Gabriel. Es decir: de la alegría.
Vecinos de Centro Habana improvisan señales de tránsito para evitar accidentes
Muchas intersecciones carecen del más elemental “pare”
Martes, octubre 4, 2016 | Vicente Morín Aguado
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Más señales improvisadas van apareciendo en las calles habaneras. No cumplen con normas de diseño ni los materiales son óptimos, pero algo es mejor que nada (Foto: Vicente Morín)
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Señal improvisada en la esquina de Pocito y Soledad, detrás del Ministerio de Energía y Minas (Foto: Vicente Morín)
La referencia es el accidente ocurrido el pasado septiembre, cuando una ambulancia violó el derecho de vía impactando a una moto.
Al indagar el asunto, fue posible comprobar que las señales de PARE, hechas por los vecinos, abundan en los barrios del populoso municipio Centro Habana. La gente echa mano al material a su alcance con tal de evitar el fatídico choque, generalmente vinculado al obviar los conductores el derecho de vía.
Hay “pares” de cartón tabla, otros a partir de la tapa metálica de un latón. En cuanto a los diseños, algunos son simples en tanto otros, creados por personas curiosas, reproducen exactamente la referida señal internacional del tránsito.
Preguntando en la peligrosa esquina de Salud y Lealtad, el dependiente de la carnicería se quejó mientras numeroso público curioseaba alrededor de dos vehículos que allí se impactaron: “Aquí había señal, pero se la llevan; se la roban mejor dicho. La gente busca el metal para materia prima que se vende o para resolver cualquier cosa en su vivienda.”
Evitando semejante proceder, ciertos PARE fueron recolocados por vecinos previsores a una altura superior a la indicada según las reglas del tránsito, pero lejos de la fácil acción destructiva de cualquier vándalo.
Israel, chofer de taxis estatales, aclara: “En los barrios las calles son iguales”, algo que complica determinar el derecho de vía si no hay señalización, “no como en las intersecciones con avenidas o grandes calzadas, donde es obvio cuál debe ser la preferencial”.
Por ahora la situación con estas imprescindibles señales sigue igual. La única respuesta visible está en la iniciativa del vecindario, tal y como acaban de hacerlo en Figuras y Escobar.
Opositor en paradero desconocido tras su arresto
La Policía no ha informado sobre el paradero del coordinador nacional de PUNCLI
Martes, octubre 4, 2016 | Vladimir Turró Páez
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