¿Cómo podrá el joven llevar una vida
limpia?
¡Viviendo
de acuerdo con tu Palabra! (Salmo
119:9)
I.
Una ambición noble
La
juventud es tiempo de ambiciones. Poco hará jamás en la vida el que
no las
tiene
en esa época.
Son
diversas las que se despiertan: sabiduría, influencia, fama,
riqueza. A veces
varias
cosas; pero al fin sus esfuerzos se fijan en una dirección.
La
ambición que fomenta es la que da dirección a toda su vida.
La
mejor será, pues, tener un camino limpio: llegar al fin sin
mancharse. Dentro de esta ambición, cuanta quepa. Ninguna otra cosa
satisface.
II.
Una cuestión seria
¿Con
qué limpiará el joven su camino?
1.
La
palabra “camino” aplicada a la vida. Camino es lugar de paso, que
tiene dirección, que tiene un fin, que es continuo (los actos de la
vida están todos encadenados).
2.
La
necesidad de limpiarlo. Hay en él mucho lodo, pantanos en que se
puede manchar la vida para siempre. También
puede
el camino torcerse insensiblemente y es más difícil de enderezar,
desmanchar.
¿Qué
joven no tiene ya algo manchado en su vida?
3.
Importa
limpiarlo temprano. Desechar todo lo indigno desde la partida.
Tomar
una buena dirección, y rectificarla con frecuencia, formar buenos
hábitos. Es la juventud tiempo de pasiones fuertes y grandes
tentaciones.
III.
Una respuesta sabia
1.
La
respuesta de muchos es: la conciencia, o el honor, o la opinión.
Medios defectuosos. Otros: la
educación.
Sí, si ésta abarca todo lo que debe. No sólo desarrollo físico e
intelectual, sino espiritual.
2.
“Con
guardar tu palabra.” Esta es una norma segura, carta fiel,
enseñanza y ejemplo.
3.
Su
oficio con respecto al pecado: revelarlo; hacerlo odioso; mostrar su
remedio; enseñar a evitarlo.
4.
Pero
de nada nos servirá si no la guardamos. En la mente y el corazón.
Debemos
estudiarla, aplicarla y obedecerla.
Ningún
libro mejor para el estudio del joven que la Biblia.
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