Celebración
de la Eucaristía.
El Jueves Santo, se celebra
el jueves anterior al Domingo de
Resurrección, en el transcurso de la Semana Santa cristiana. Es el primer
día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía
en la Última Cena y el Lavatorio de los Pies de Jesús.
Contenido
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Liturgia del
Jueves Santo
Leonardo da Vinci, La Última cena.
Lavatorio de pies. Jesús
lava los pies de sus discípulos.
La oración
de Jesús
en el Huerto de Getsemaní.
En este día, por la mañana, tiene
lugar la llamada misa crismal, que es presidida por el obispo y concelebrada por
su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás
óleos, que se emplearán en la administración de los principales sacramentos. Es
una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en
el sacerdocio y ministerio de Cristo. Para esta celebración se invita
encarecidamente a los fieles para que reciban el sacramento de la Eucaristía.
Es recomendable litúrgicamente y es de práctica común celebrarla en la catedral
de cada diócesis.
Los oficios de Semana Santa llegan
el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Ese día se inicia el llamado
Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la resurrección de Jesucristo.
Los Santos Oficios del Jueves Santo
se celebran en un Culto vespertino en la tarde de dicho día en torno a la hora
nona (a partir de las tres de la tarde), que es la hora a la que termina el
tiempo de Cuaresma. En la celebración, participa junto a los sacerdotes
celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo
que se va a ir celebrando a lo largo de éstos oficios. Los sacerdotes entran,
pero de nuevo con cántos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va ha celebrar
uno de los momentos más importantes del año liturgico, la Institución de la
Eucaristía y el mandamiento del amor. Los cantos de esta celebración están
enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristia.
El color de ésta celebración es el blanco sustituyendo al morado
cuaresmal. Dentro de los oficios del día, adquiere un destacado simbolismo el lavatorio de pies que realiza el sacerdote y en
el que recuerda el gesto que realizara Jesús antes de la Última Cena con sus apóstoles,
que se realiza antes del ofertorio. En ésta celebración se canta de nuevo el
"Gloria" a la vez que tocan las campanas, y cuando éste termina, las
campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Noche Santa. La
celebración se realiza en un ambiente festivo y con una gran solemnidad y en
parte también de alegria pero también de tristeza por lo que ocurrirá a partir
de esa misma tarde de Jueves Santo. Una vez se ha repartido la Comunión, el Santísimo Sacramento se traslada del Sagrario en
procesión por el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la
reserva", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta celebración,
debido a que en la celebración del Viernes Santo no se
celebra la Eucaristía, quedando el Sagrario abierto.
Automaticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios finalizan de
un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues la
celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de
que la celebración a terminado y se nos invita a celebrar al día siguiente la
muerte del Señor. Igualmente, el altar es despojado de todo tipo de ornato
quedando lo más sobrio posible.
El lavatorio queda reflejado también
en el Evangelio del día:
Antes de la
fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a
Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre
había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta
de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa
agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos
con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
―Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
―Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
―No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
―Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
―Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
―Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo «No todos estáis limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
Jesús le replicó:
―Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
―No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
―Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
―Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
―Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo «No todos estáis limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
―¿Comprendéis
lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y
"el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el
Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a
otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros
también lo hagáis.
Juan 13, 1-15
Durante la noche se mantiene la
adoración del Santísimo, celebrándose la llamada "Hora Santa",
quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva
recuerda el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de
los oficios piden que velen y oren con él, como Jesús pidió a sus apóstoles en
el huerto de Getsemaní.
Desde hace unos años, la Iglesia
Católica conmemora el Jueves Santo, el llamado Día del Amor Fraterno. Esto no
lo hacen los Pentecostales.
Historia
El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua
con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un
cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía rociar la puerta en
señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría
a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo
relatado en el libro del Éxodo.
La fecha del
Jueves Santo
En un calendario que varía cada año
para buscar la coincidencia de la Semana Santa con la primera luna llena posterior al equinoccio
de primavera.
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